Ajio 3

Sintió algo suave rodearlos, Blush se había unido al abrazo, no había notado hasta ese momento lo suaves que eran sus alas, y calidad, era como cubrirse con una manta suave en invierno, igual de acogedor y linda sensación se sentía. Tenían una amistad potencial ahí, algo con que lograr muchas cosas, ¿Y que si se besaron? Eso no signicaba que dejarán de ser amigos, quizá... Podrían hacerlo de nuevo, como ¡Cómo algo que solo entre ellos harían! Ya que su amistad es especial, suponía, o quizás solo sería cosa suya y si necesidad de atención, afecto y contacto de otros, vivir aislado de todos por temor a herirlos no era algo muy genial, menos para un adolescente.
—O-oh, no, tranquilo, ¡Be-besas muy bien! Y ¿Sabes? Me alegra que hayas sido tu mi primer beso! Eres muy dulce —aseguro con una sonrisa para Ashy, Apretándolo con cariño entre sus brazos, y restregando levemente su mejilla contra el hombro ajeno, como felino demostrando su afecto, porque le quería mucho, pese a no conocerse de mucho, era el primero en decirle cosas lindas sin tener vergüenza o ser de su familia, ¿Cómo no querer apretar las manillas de Ashy y decirle un "te quiero, amigo"?
—Y-y si querías besarnos... Solo tenías que decirlo, somos amigos, no creo que sea malo hacer ese tipo de cosas. —¿Se notaba un poco su falta de comprensión de ciertas relaciones afectivas? Un poco.
Esperaba eso haya confirmado a su menor, su intención era hacerle sentir bien y que ese malentendido pasase a un recuerdo que les hiciera reír después, debería de ir olvidando un poco la idea de emparejar a sus amigos para ello, lamentablemente pero necesario.

¿Confiar o no confíar? Era una cuestión complicada. Ansiaba como todo su ser pasar de página y ver el mundo lleno de más colores, si, lo deseaba tanto, pero ¿Recibrir ayuda a de quién le lastimo en primer lugar? Parecía una tontería, algo estúpido, ¿Que pasaba si volvía a caer enamorado? No negaría que Cery aún mantenía un atractivo físico, y que conocerle nuevamente le hará mal, como un dulce veneno adictivo, una vez que se prueba no se puede dejar de beber hasta morir. Ugh, lo lamentara después, pero no estaba listo para tal responsabilidad de retener sus propias emociones. Al menos, lograba entender los motivos de su contrario para dejarle, antes también quería aprobación, no lo consiguió. Luego se enamoro. Y ahora, estaba jodido.
—¿N-no me dejaras, otra vez? —pregunto con la voz temblorosa, posando sus manos sobre las ajenas, aferrado se a él como en el pasado, no siendo suficiente un simple toque de sus cuerpo, quería el paquete completo de su amor, olvidar es tan difícil. Más aún cuando el alma se aferra a una esperanza muerta.

Un momento, ¿de que se había perdido? ¿Como pasaron de estar tristes a aceptar el beso como si nada hubiera pasado? Es más, ¿cuando habían dicho que estaba bien?.. ¡A quien le importa! Ahora podía aclarar sus dudas con el menor, si este estaba de acuerdo con él. Alejo la ala que lo tenía marginado de la bonita escena que ocurría a su lado, esas eran sus razones para creer que podrían ser una linda pareja. Sólo hacía falta verlos y darse cuenta de lo adorables que eran. Ashy se encontraba tan sonrojado que podría pasar por un limón con la luz adecuada, si se veía tierno. Y eso si no hablamos de Ty, daba ese toque de ternura extra a la situación. Con su leve sonrojo y sonrisa traviesa, lo estaba matando de amor. Como le gustaba ver a los demás expresar su amor, o bueno, amistad en este caso. Que confusión tenía encima, le daba pena interrumpir aquella linda escena. De una pareja que apenas comenzaba su romance.. ¡Amistad! Amistad. Que bonitos eran los inicios, con tantos sueños y esperanzas planeados con esa persona especial... Se estaba dispersando, tenía que centrarse y hacerle la pregunta al menor. Antes de que divagara sobre cualquier cosa. Se acerco a estos un poco más, apegandolos a él también gracias a su amiga alada.
—Ty tiene razón. E-en ambas cosas, no hay problema con eso Ahsy. —quería soltar la pregunta, pero no tenía las palabras suficientes. Respiro profundamente y dejó salir lo que guardaba dentro.
—Y-y bueno, me preguntaba si..ya sabes s-si ¿podría b-besarte? —¡lo había dicho! Y se había quedado paralizado con una gran vergüenza, ambos se quedaron viéndolo. Sentía como lo juzgaban internamente ¡que horror! Hubiera sido mejor no decir nada, cubrió nuevamente su rostro, pero esta vez con bufanda. O el mejor, con el lazo que el menor había hecho, ya estaba avergonzado de antes y esto no lo ayudaba.

¿Lo hacia? Oh, dios, ¡que tenia que hacer! Sentía como su rostro comenzaba a estar muy caliente, y no solo eso. Lo último dicho por el mayor no ayudaba, en especial si lo abrazaba de esa forma. Estaba tan cerca de él que seguro podía escuchar los fuertes latidos de su alma. Era una extraña sensación, algo abrumadora pero le gustaba. Su cuerpo todavía estaba inmóvil, intentando moverse sin mucho éxito. Cuanto más se movía el mayor, más quería de eso, que lo abrace con fuerza mientras sus rostros se encontraban cerca uno del otro... Ahhh quizás estaba imaginando de más, cuando el mayor se separó de él no le dio ni tiempo a reaccionar a la preguntar del mayor. ¿O-otro beso? Puede que tenga razón y si sepa como hacerlos

Entendía que el menor estuviera alterado, era normal, él también lo estaba y eso que visitaba regularmente el lugar. Podría estar más tranquilo si se encontrará solo, era agradable hacer su revisión matutina volando, por no decir que también completamente segura. Pero ese no era el caso, ahora debía de cuidar a sus amigos, lo sentía como una responsabilidad. Por su culpa y obsesión por el lugar acabaron ahí, lo único bueno es que al menos se encontraban juntos y en alejados del pueblo. En ese sitio ya no tendrían oportunidad de escapar, o si, pero dejando algo importante atrás.
—¿¡Q-que!? —olvida todo lo que dijo. Ni estaban juntos, ni alejados del pueblo, ¡ni tendrían una oportunidad de escapar! ¿¡En que momento pasó!? Esto era horrible, seguro que el pequeño se había dirigido al pueblo. Mierda. Debían darse prisa en ir y buscarlo, quien sabe lo que le pueden estar haciendo al inocente niño ¡y si ya era demasiado tarde! ¡No, no, no! ¡El pobre Ashy no!
—¿No te dan miedo la alturas verdad Ty? —la forma más fácil encontrar el menor era volando. Agarró al menor de la cintura y lo acerco a él levantandolo en el proceso. Una pequeña comprobación de peso para estar seguros. Después de unos minutos lo bajo, podría con él hasta encontrar al menor. El problema era saber cómo volverían al encontrarlo, cargarlos por separado era un cosa, pero juntos no estaba tan seguro de como hacerlos. El como se colocarían y el peso de los tres le dificultaría volver.

Si se fijaba en la nieve e ignoraba todo lo demás hasta podía ser un lindo sito para estar. Quería ver el lado bueno de eso y no entrar en pánico, que en una situación como esta era fácil. Como le de uno de sus ataques lo tenía claro. Camino un poco más por el sitio fijándose en el suelo. Escuchaba risas, gemidos y algún que otro piropo obsceno, estos últimos le ponían más nervioso de lo que ya estaba, quería irse de ahí. ¿Dónde estaban los mayores? Que idiota fue al alejarse, ahora estaba perdido y seguramente muchas cosas malas le iban a pasar. Tampoco tenía como defenderse de esos extraños, podrían hacerle lo que quisieran si deseaban. No le gustaba sentirse así, tan impotente e inútil. Se quedó quieto delante de un local con la palabra "Grillby's", estaba temblando por el miedo. Sabía que ya no volvería a ver a sus amigos, ni a su familia. Estaba perdiendo toda esperanza, su destino sería vagar sin rumbo en ese lugar tan extraño hasta que la muerte venga a él. Se aferro fuertemente a sus brazos mientras unas lágrimas salían de sus cuencas, ni siquiera podía llorar tranquilamente, temía que la gente que pasaba por ahí comenzará a reírse de él. Y al parecer ya lo estaban haciendo, escuchaba algunos susurro y risas detrás de él. Se aferro aún con más fuerza que antes a sus pobres brazos, las lágrimas salían más abundantes y su magia se activaba y desactivada como si de una luz intermitente se tratase. Cada vez que iba a entrar a un ataque de pánico pasaba lo mismo, su magia se activaba y llegaba a autolesionarse. Su ecto-cuerpo se estaba formando a la vez que un orbe amarillo aparecía en su cuenca izquierda.

—Claro. —esperaría al mayor en ese cuarto hasta que volviera. Tenía curiosidad de adonde iría, todavía se encontraba emocionado y dejaba pequeños rastros de caramelo por el piso que caían de su cuerpo. Intentaría calmarse, ya había ensuciado la ropa del mayor y seguir ensuciando más cosas no entraba en su plan. Respiro profundo, podía controlar su respiración para estar más calmado. Buenos métodos que aprendió al ver videos de yoga. ¿Qué? No hacia la gran cosa cuando no ayudaba a Error y aunque no lo parezca, estar todo el día sin hacer nada cansaba. Además que la yoga le ayudaba a relajarse y ser más elástico, lo último no le servía de último, pero era algo productivo que no le hacía moverse mucho.
Por fin consiguió que el caramelo cediera, ahora podía moverse sin ensuciar todo a su paso. Se dirigió al cuarto donde se metió Brush, mientras este hacia lo que debía hacer él podía limpiar lo que ensucio. Solo preguntaría donde estaban los productos de limpieza.

Viendolo bien, habían unas pisadas en la nieve que podrían seguir, ¡Si! Era un buen plan, quizás encuentren a Ashy más rápido de esa forma, antes de que algo muy malo le ocurra, no se fiaba mucho de que tipo de lugar es Underlust, le suena a peligro en todos los sentidos.
—P-pues, un poquito si. —respondio, un tanto confundido por lo que planeaba su contrario, se aferró un poco a él cuando le levantó en brazos, se sentía algo perdido, no entendía su plan, ¿Irían volando? Fue lo primero en lo que pensó, por las alas de su contrario pero, cargarle ¿No sería llevar mucho peso? ¡Podrían caer! Y sería terrador, tan horrible.
—E-espera, ¿Vamos a ir volando? —bueno, en si, Blush volaria, y él, sería cargado en sus brazos suponía.

En la privacidad de su cuarto empezó a quitarse e overol y la camiseta que tenía manchadas de caramelo, al igual que sus medias y calzado. Dejo la ropa sucia en la sesta que estaba en un rincón, bien, tenía mucho de dónde elegir de su closet, tenía bastante ropa que podría usar, desde las más simples y delicadas hasta las mas extravagantes que tenía, con estampados de colores y esas cosas, faldas, vestidos, realmente aún no perdía ese gusto por esas prendas mayormente vistas como "femeninas", le encantaban, le hacían sentía lindo cuando estaba con un bajon de emociones, se sentía de la mierda, quería matarse de una jodida y puta vez, lo bueno es que eso nunca pasó ni pasará, porque tiene más de una razón para estar vivo.
Optó por un crop top y un short de jeans de tiro alto, ciertamente uno de sus mejores amigos influenció bastante en su forma de vestir con el pasar del tiempo, Tears tenía buen gusto pese a ser daltónico. Y seguramente su amigo le de un buen golpe por la estupidez que cometio. Se había prometido no perdonar a Cery, no darle una oportunidad para volver a confiar si llegaba a verlo pero ¡Oh, sorpresa! Al parecer no puede negarle nada al esqueleto de caramelo, su sonrisa de entusiasmo le derretía el alma y dejaba tan débil, y verle llorar, le destrozaba, era horrible ese dolor emocional que le causaba.

Claro que irían volando, era más seguro para ellos. Así no escucharian más ruidos lascivos y evitarían llamar la atención. Bueno, si es que el menor estaba dispuesto. Que al parecer no era así. Se le veía nervioso por lo dicho, y estar así en el aire era peligroso. Mejor solo iban por el suelo, pero sea como sea debían darse prisa. Ya estaban perdiendo mucho tiempo decidiendo como iban a ir y en ese lugar, cada minuto cuenta.
—S-si, es más seguro, pero no quieres ¡vamos caminando! Más bien corriendo, hay que darse prisa. —de todas formas solo irían volando hasta llegar al pueblo, en ese lugar tendría que esconder sus alas. Eran demasiado "llamativas" como para pasar desapercibidos. Y ellos ya llamaban demasiado la atención con sus ropas normal, si fueran como los habitantes del lugar tendrían menos riesgo que "algo" les pasará. Porque barrio, no roba a barrio. Pero claro, eso nunca pasará, no iban a rebajarse tanto como para andar por ahí con escasa ropa.

No podía con todo aquello, tenía demasiado miedo como para moverse, se había quedado paralizado llorando en silencio. Podía sentir su orbe izquierdo arder de dolor, las saladas lágrimas estaban provocando eso. Agradecía tener las mangas de su mono tan largas, su padre le decía que así se veía más tierno, pero sabía que no era por eso. Su vestimenta se asemejaba tanto a una camiseta de fuerza, porque en esencia es lo que era. Las mangas ya no estaban siendo de ayuda, podía sentir sus falanges queriendo desgarrar la tela de estas. No podía subirlas, por mucho tiempo se había controlado cuando esto sucedía y echarlo todo a perder sería desastroso. ¿¡Qué diría su padre si lo hacía!? Que más da, ya nunca lo vería de nuevo.
Por suerte del menor, la puerta de aquel local se abrió antes de perder todo su progreso. Era el barman y dueño del lugar, se acercó lentamente a él con cierto enfadado en su tono.
—Así que eres el remplazo de Sans. No pareces muy...sexy. Ahg, da igual. Llegas tarde y los clientes se están enfadando, ya veré lo que hago para arreglar ese "peculiar" atuendo. —agarró del brazo al menor y se lo llevó dentro del local. Este por su parte aún estaba histérico, ¿quien era ese? ¿Porque se lo llevaba dentro? Tampoco hizo mucho esfuerzo en zafarse, por no decir nulo. Siempre era mejor estar dentro de ese llamativo lugar que afuera con esos monstruos tan desvergonzados.

No tocó la puerta antes de entrar, vivía solo desde hace tiempo por lo que muy acostumbrado no estaba. Para él era normal entrar y salir de habitaciones sin hacer eso. ¿A quien iba a molestar? ¿A las pelusas mal limpiada de las habitaciones? Quizá, que más da.
—Brush ¿donde guardas los productos de limpiiieza.. —debería haber tocado la puerta, no es que el mayor estuviera desnudo o algo. No eran tan clichés por favor, pero si le sorprendió la ropa que este llevaba. Ya era alto y eso atraía quieras o no, además que su físico era para admirar, una combinación perfecta. Aunque si le sumamos las prendas que vestía, pues el resultado era mejor que el anterior. Si que se veía bien, lo suficiente como para hacer babear a cualquiera que lo aprecie, y seguramente a algunas féminas también.

Asintió, rápido y ansioso, sé apresuo a tomar de la mano a su mayor para jalarlo, irían tras esas huellas en la nieve, eran su única pista de dónde podría estar Ashy, se arrepentía de haber tomado la mano del adorable chico, seguramente estaría tan asustado y nervioso, incluso peor de lo que ellos se hallaban, ¿Y si tenía un ataque de pánico por no encontrarles? ¡No sé lo perdonaría! Debio de estar más atento a el pequeño y adorable esqueleto.
—¡No perdamos el tiempo! Este lugar me pone de los nervios. —espero a qué su mayor le siguiera el paso para apresurarse, no sabía qué tan lejos o cerca estarían del poblado, pero esperaba que ahí no hubieran tantos monstruos en plena fornicación, y peor aún, en público, no estaba seguro que tipo de cosas extrañas podrían hallar ahí, o si les lastimarian por no ser de ese Au, ¿Y si mataban a Ashy?
Ugh... Su mente no podía parar de imaginar los peores escenarios posibles, era una tortura.

El menor parecía seguro de por dónde ir, eso le transmitía cierta tranquilidad. Como siempre sobrevuela el Au, no se guiaba muy bien en tierra. Se estaban apresurado por llegar lo antes posible al pueblo ¿quien sabe por lo que el menor puede estar pasando? Sería horrible que algo malo le suceda, ¡no! ¡Más que horrible! Eran su responsabilidad por traerlos a ese lugar, como Ashy no este bien cuando lo encuentren jamás se lo perdonaría. Iban a buen ritmo aunque algo lentos, sus alas los estaba frenando, rápidamente desmaterializo estas para coger más velocidad. Si, así iban mucho mejor. No parecía que se encontraran tan lejos como creyó, la prueba de eso, varios monstruos expresando su lujuria libremente. Por suerte los que pasaban a tercera base de encontraban un poco más ocultos. Los lascivos  gemidos y peculiar olor eran más fuertes en la entrada del lugar. Ya estaban ahí y el ambiente no era el mejor para "niños" de sus edad, mejor ni describirlo, ya se podían hacer una idea de lo ahí encontraban.
—No creo que Ashy aguante mucho en este lugar. —dijo aquello con miedo y cierta fascinación. Nunca había estado tan cerca de esos locales, a excepción de su primera vez ahí. Tan nefasta que la olvidó casi por completo. Bueno, ese no era el momento para quedarse fascinado. Observó por todo el lugar y nada, no pudo ver al menor. Ni siquiera alguien vestido de forma no tan provocativa. Tampoco podía escuchar su dulce voz, era difícil escuchar algo sin desconcentrase por los sonidos del lugar. Se fijo en el piso y los resultados era los mismos, las huellas se acaban a la puerta de un local. ¿Es pera que?

Música alta, olor a alcohol, monstruos gritando obscenidades ¿¡a dónde se había ido a meter!? Quería irse de ahí, preferiría estar fuera junto a resto de habitantes que ahí adentro. Vamos, es que mil veces más. El hombre extraño lo llevó a un pequeño cuarto, solo había un espejo y un banco que no parecía muy cómodo.
—Iré a buscarte algo más apropiado. Ve desnudandote. —¿¡que!? ¿Como que apropiado? No, no, no. ¡No haría eso! Era un lugar extraño, lleno de gente desvergonzada, es que ni de broma lo haría. Por otro lado, se había quedado solo, podía escuchar a esos "clientes" hablar y silbando a lo que parecían bailarines. Quizás pueda salir antes de que el extraño tipo vuelva. Se asomo a través de la cortinas, no había nadie, geni- oh no. Ahí estaba, hablando con alguien y con algo en la mano. Así no podría irse del lugar. La conversación al parecer no duro mucho y en cuanto termino se dirigió de vuelta donde el menor.
—Algo infantil pero servirá. No olvides ponerte también la ropa interior, esas cosas les vuelven locos. —le dio la ropa y dejó un pequeño vaso encima del asiento.
—Para los nervios. Date prisa. —el monstruo de fuego se fue dejando solo a un asustado esqueleto. Vio la ropa dada por el mayor con curiosidad, la parte de arriba le gustaba, no era muy reveladora y hasta podía ser adorable. Lo que le gustó menos fue el resto del conjunto, una falda corta con una botas altas, por no hablar de aquella ropa interior. No quería ponérsela, pero le daba miedo que aquel tipo le haga daño por no obedecerlo, por lo menos le trajo agua, aunque fuera en un vaso muy pequeño. Agarro ese intento de vaso y se bebio de golpe su contenido, sintió arder su garganta en lo que tardaba en bajar ese líquido, definitivamente no era agua. Prosiguió a vestirse con las prendas otorgadas, al principio se negaba a ponerse esa ropa interior pero al ver que esas tiras negras que subían por sus muslos no engachaban con su ropa original no tuvo más remedio. Al terminar se vio en el espejo, las orejas de oso de la capucha eran adorables, eso sí le gustaría quedárselo, pero la falda. Ciertamente no le ayudaba tan mal, solo se moría de la vergüenza y que su ecto-cuerpo esté formado no ayudaba.

¿Porque había tocado? No se acordaba, el perfecto cuerpo de Brush lo había distraído por completo.
—Y-yo, eh.. —que grandes palabras, dignas de pasar a historia y ser recordadas hasta el final de la vida tal y como la conocemos. Tendría que dejar de comerse al mayor casi con la mirada, podía mirar otras cosas y que no fueran malinterpretadas sus acciones. El mayor tenía un lindo cuarto, con varios cuadros colgados en las paredes, aunque lo que más le llamó la atención fue la gran cama que está tenía. Debía ser todo un placer dormir ahí cada noche, como le gustaría que su hogar igual tuviera una. Se pasaría tardes enteras desaciendola por moverse tanto en ella.
—Oh, la verdad es que me siento algo pegajoso por lo que estaría bien. —paso dentro del cuarto cerrando la puerta tras de si, ¿de que serviría si estaban en la misma habitación? Buena y gran necesaria pregunta. Se dirigió a la cama matrimonial, le estaba llamando mucho la atención y no aguantaba si asegurarse si era tan cómoda como parecía. Pero mejor la probaría después de cambiarse, no sería bueno ensuciar una brillante cama así.
—¿Seguro que tienes algo? Si no, no pasa nada. Además no creo que quede bien tu ropa. No por la obvia diferencia de altura, pero digamos que te has convertido en ese tipo de persona que todo le queda bien. —

Estaba delante del gran espejo que tenía en su cuarto, le gustaba lucir bien, de alguna forma eso le subía bastante los ánimos, además de que es divertido combinar sus ropas en distintos estilos, aún era joven como para disfrutar de ese tipo de cosas y de su pequeño ego inflado. Se puso su calcetines y calzado, ya estaba listo para ir a buscar a sus hijos, ay ya esperaba verles, y esperaba que no hubieran hecho algún desastre.
—Ah, ¿Si, Cery? ¿Que necesitas? —pregunto saliendo de su pequeña distracción, debía de admitir que era lindo, su contrario se veía un tanto despistado al verle, suponía que era por su ropa, o quizás porque hace años que no visitaba su hogar y estaba admirando su cuarto... Quien sabe, no se estaba complicando mucho la vida al cuestionarse las cosas, tenían algo que hacer y eso era ir a buscar a sus bebés, que seguro ya aburrieron al abuelo PaperJam con sus tonterias y Gradient no podría controlarlos a todos al mismo tiempo.
—¿Quieres cambiarte de ropa? Lo digo por el caramelo, creo que podría tener algo de tu talla. —quiza tenga ropa de su talla, no estaba seguro, renovó su closet hace poco y no tenía ropa de tallas inferiores a la que normalmente usa, por accidentes con agua se reducía unos centímetros su su estaturas, al igual que su talla de ropa. Abrió nuevamente su mueble, sin esperarse a recibir alguna respuesta, quizás tenga algo pequeño, y no muy incómodo, tenía algunas prendas que no eran totalmente de su agrado, ni siquiera sabía porque las había creador en primer lugar, los colores no eran los que le gustaban.

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