Ahh 7
Recapitulemos, primero les hizo besarse, luego los separo para molestar ¿y ahora le estaba llamando enano? Oh no, eso sí que no. Nadie le llamaba así, y menos el contrario. Creyendo tener ese derecho sólo por ser un poco más alto que la media. Ya verá, ¡pequeño pero matón! Que no se olvide eso, suficiente tenia siendo uno de los más bajos de su grupo de amigos, compartiendo ese puesto con su hermana. ¿Y que más? Solo se relacionaba con alumnos de cursos mayores, normal que tuviera esa altura. Que según él se veía bien, puede que no en la media, pero tampoco era una chincheta. Según Mocca era más parecido a un conejo, por su tierna apariencia y carácter un tanto salvaje. Pero él no lo veía tan así, prefería que fuera comparado con una serpiente, eso sí era una gran comparación, y la aceptaría gustosamente. No por algo tenían como mascota cuatro ejemplares de esos reptiles. Aww~, como adoraba a sus queridas amigas de escamas blancas. Con unos ojos rojos que enamoraba a cualquiera, tan magestuosas y misteriosas. Dignas de admiración y alabanzas. Hacia realmente poco que habían salido de los huevos, quizá dos o menos semanas. Estaba tan orgulloso de las pequeñas, que consiguieron nacer sin ningún problema. Bueno, problema relacionado a eso, porque que su padre aceptará algo así si que causo uno muy grande, y aún más cuando las descubrió. Sora y él recibieron el peor de los castigos, ¡así es! Les prohibió ver a anime hasta que estas nacieran, ¿fue poco tiempo? ¡No! Desde esa fecha fueron 5 horribles semanas sin poder disfrutar libremente, todo un horror. Si llegaban a estar un poco más, seguro que no aguantarían, pero la suerte les sonrió en el momento que más la necesitaban. Llevándose una alegría doble, no sólo por admirar algo tan bello como el nacimiento de sus mascotas, si no por saber que su condena terminaría de una vez por todas. Ahh~, que poco o nada tiene que ver esto con la situación. Pero pensar en otras cosas era lo que necesitaba, se había quedado con ganas de más y no lograba sacarse al mayor de la cabeza. Necesitaba distraerse, no quería ir forzar a Nuit otra vez, era poco ético. Pese a que eso no le importaba demasiado, aún así no podía, sería extraño que lo vaya a buscar estando enamorado de otro chico. Uno que con mucha suerte se acordaría de su nombre, puede que Iris tenga razón con aquello, y no valga la pena ir tras alguien que ni siquiera te conoce. ¡Ahhh! ¡Mierda! El beso lo dejo confundido, y con esos pensamientos no iba a mejor, debía actuar con naturalidad, por favor, unos simples besos no conseguirían formar tal desastre en su cabeza.
Dispuesto estaba de eso, olvidar el tema y pasar al siguiente. Pero otra cosa que no esperaba, ¡la jodida pregunta de Blas! Primero ¿¡como que llorón!? No era uno de esos, él tenía mucha más clase como para llorar desconsoladamente en frente de unos extraños o conocidos. Ahg, sigamos, ¿esa seria otra forma de molestar? Porque lo estaba consiguiendo, no podía creer que le soltara tal bomba de la nada. Ni espero un poco o algo, simplemente le pregunto y ya. ¿Es que no estaba clara la respuesta o que? Jaja, era tan simple de responder que no podía hacerlo. Debía elegir a Rafer obviamente, pero ¿y si elegía a Nuit? No negaría que sentía curiosidad por lo que el contrario haría si lo elegía a él. Aunque la oportunidad era demasiado buena cono para dejarla pasar. Tan solo con imaginarselo, lo deseaba, Rafer y él en una cita, ahhh~. ¿No sería ideal? Por fin podría confesar sus verdaderos sentimientos, y quien sabe, ¡igual estos eran correspondidos! Comenzando así una linda historia de un amor que se creía imposible. Que lindo era soñar, tan hermoso e inútil, debía bajarse de esa nube en su cabeza. Las cosas no serían tan simples, para empezar, dudaba mucho que el mayor aceptará ir a una cita con alguien del que ni siquiera sepa su existencia. Era normal, ¿quién se acuerda de una buena acción hecha? Bueno, de ayudar a alguien a recoger sus libros, que patético sonaba. Enamorarse por un gesto caballeroso, del que no paso a más interacción que esa. Oh vamos, seguro que ni se acordaba de su nombre, lo único que le pudo decir antes de que se marchara a su salón. Él lo sabía todo de aquel esqueleto, y este no sabía ni de su existencia. Que golpe tan bajo es darse cuenta de que la a persona que amas, jamás se fijará en ti.
—Ah, claro.. —Nuit ya los estaba llamando, sin siquiera dejarle tiempo a responder. Otra vez sonriendo, pareciendo confiado nuevamente, que poco le duro el sonrojo. Blas se adelanto dejándole atrás, era el vicepresidente, que menos que acompañar al contrario con la labor de informar sobre el club.
—Y-yo los esperaré en el siguiente salón ¡suerte! —se dio la vuelta y se marchó, necesitaba ir al baño a despejarse un poco. En verdad le había sentado mal pensar todo aquello, y después de la pregunta del contrario no se sentía con fuerzas suficientes como para acompañarlos. No volvería a clase por que aún le faltaban carteles que colgar, además que tampoco le apetecía. Y era un feo muy grande dejarlos ahí después de lo sucedido. Por eso todavía les acompañaría, se unirá a ellos una vez terminada la charla del mayor.
Entró al baño, no había nadie, que raro, varios alumnos pasarán para ir a este. Bueno, ese no era su problema, lo que si podría serlo un poco más, serían las gotas de sangre que veía en piso. Uff, ahí hubo una pelea hace poco, quien sabe por los motivos que fue esta. Dejó aquellas gotas de lado para centrarse, abriendo el grifo para poder lavarse la cara. Tenía la cabeza hecha un lío y el corazón un tanto adolorido, que mierda, con lo bien que estaba antes. No le gustaba ser consciente de la realidad, se había acostumbrado a vivir en su mundo de ilusiones y un golpe como ese le dolió más de lo que esperaba. Debería ser más que consciente de la situación, pero no, simplemente no quería. Se negaba rotundamente a aceptar que era un enamoramiento tonto y sin una base sólida. Tuvo muchas charlas sobre aquello, con Mocca, Iris y hasta con Blush. El esqueleto fanático del amor que pensaba que lo apoyaría, que inesperado fue cuando recibió una respuesta negativa. Todas ellas llegando a la misma conclusión, que debía dejarlo y punto. Solo así llegaría a enamorase de verdad y lograr tener una oportunidad con alguien que sienta lo mismo. Que cabezota de su parte hacer caso omiso de los consejos de sus amigos y seguir insistiendo en lo mismo. Una pérdida de tiempo que veía cada vez más clara, ¿y que haría? Nada, seguir encaprichado ya por costumbre. Negarse al amor si se presenta este, era ese su plan. Lo estaba siguiendo bien y no se lo habría saltado de no ser por el pequeño accidente. Que el primero si, pero ¿y el segundo? Si tan enamorado estaba no debería haber pensado en sí quiera hacerlo. Que lío, mejor paraba con esos pensamientos y se dirigía a la siguiente aula. Terminarían con la presentación y volverían a clase, ya sin coqueteos tontos. Sería inapropiado, además que con muchas ganas de aquello no se sentía, el golpe con la realidad fue realmente fuerte, dolió bastante, pero ya sanaria, como siempre hacia. Seco su rostro antes de salir del baño e irse al salón que tocaba.
—¡Está bien Issei! Te estaremos esperando para la siguiente presentación. —Mantenia una sonrisa tranquila, parecia que nada de lo anterior había logrado atravesarle hasta dejarle confuso, lamentablemente era todo lo contrario, fue un golpe fuerte en su alma, como al compás de una fuerte canción su alma latía velozmente, haciendo remplazo de el órgano que humanos como otro tipos de monstruos poseian, bombeando la magia por todo su cuerpo, casi podria hacer presente su ecto-cuerpo en un descuido al no controlarse, era un gran problema aquella. De había quedado con el curiosos deseo de más, no estaba satisfechos con dos besos, un par más quizás le dejen satisfacer las dudas que crecían él, una docena de besos recién le dejarían descansar tranquilo, ¿Y si recibiera mucho más? Sería un gran problema, creía no poder apartarse en ese punto de Issei, no solo eran sus besos, algo había ahora que no lograba entender, ¿Serán acaso las hormonas? Porque estaba viendo a Issei de otra forma que no comprendía, oh dios, ¿Por qué su completo ser llamaba si atención? Quizás sea por el impulso hormonal que ese beso desató, siempre se reservo bastante en ese ámbito y jamás se dejó ver demasiado, ni siquiera durante su celo se atrevía a tocarse con esos intentensos valores abundandole, prefería esconderse en el baño dándose largos baños con agua fría para bajarse el calor y hacer más ameno el efecto del instinto en su cuerpo, esas temporadas de celo resultaban muy intensas aveces, una vez llegó a romper una de sus almohadas pro accidente al morderla demasiado fuerte y usarla como un desquite para su frustración y molestia, cualquiera diría que cedería al deseo esa vez aunque sea pero no, se mantuvo firme al controlar su líbido y deseo sexual. Hey, un punto a su favor, le habían dejado de tarea enumerar sus cualidades buenas; una de ellas sería ser realmente entregado a su objetivos y tener una gran fuerza de voluntad, bonita forma de decir que cumple hasta la más simples de sus promesas por el temor a defraudar con su incompetencia.
—¡Vamos Blaaas! Te estás tardando demasiado, no puedo esperar, vamos, vamos, tenemos que hacer una gran presentación. —alzo sus brazos haciendo un pequeño ademan con ellos, mostrándose positivo y tranquilo una vez más, por fuera. Escucho a su ajeno responder con esa forma vaga y casi cansada un "Ya vooy ", ¡Y ni siquiera habían hecho la mitad de presentaciones que aún les quedaban pendientes! Aún debían hacer bastantes, como presidente y su amigo, vicepresidente, debían hacer reuniones semanales para los nuevos miembros y posibles actividades, tenía todo planeado desde ya, todo listo para al menos un mes de actividades de inauguración de su club, hasta planeo llevar comida, pero al parecer no a todos les gusta la cocina "caníbal", por ello compro algunas galletas para regalar a los miembros mejor portados, hasta los más problemáticos de merecen ese incentivo. Y para premiar buenas actitudes, o en general solo ansiaba compartir sus galletas con los miembros del club como un agradecimiento a los miembros de su club. Una vez Blas estuvo a su lado, dió una última mirada ir donde se fue su amigo menor, ah, ¿Por qué sus besos debían de sentirse tan bien? Hicieron su alma derretir con gestos tan simples u pequeños, no solo robando los dos primeros que dió en su vida, si no también adueñándose con parte de su cabeza, no dejaba de darle vueltas al asunto por más estúpido que podía parecer intentar sacarle algo de interesante a una simple broma de mal gusto, no podía evitarlo, en verdad deseaba que aquello fuera algo más que una simple broma, no es el juguete de nadie para ser usado de esa forma algo cruel. Pero aceptable y fácil de perdonar.
Avanzo seguro hacia el salón, golpeando duave la puerta una vez estuvo frente a este, escuchó unos suaves paso al otro lado, soltó un suspiro, debía de controlarse, aún de hayaba nervioso, temía fallar al hablar y hacer el ridículo frente a desconocidos, no quería... Estaba asustado. Sintió que tomaban su mano, agradecía que Blas fuera alguien tan confiable en ocasiones, dándole el apoyo que necesitaba y las brulas que más de una vez le hicieron reír por lo tontas que son aveces.
Un maestro bastante joven abrió la puerta.
—¿Necesitan algo muchachos? —pregunto el joven hombre, viendo con un gesto amable a ambos menores, podía notar que llevaban unos panfletos consigo, quizás eran los alumnos que presentaban algún club nuevo, sería de esperarse, aquello estaba siendo muy popular entre los estudiantes. Crear y tener su grupito de juegos amigos con los que compartían algo en común, gustos o adiciones. Le daba curiosidad saber que se traían esos niños está vez.
—Si no es mucha molestia maestro. Nos gustaría tomar unos momentos de sus clases para presentar nuestro club. Es sobre salud mental y la consienticacion sobre el tema. —Con seguridad hablo, como vicepresidente estabs ahí para apoyar y ser de ayuda a Nuit, aveces podría tontear pero su mayor aporte sería ese apoyo incondicional que le daría como su amigo y al ser su superior en ese club. Ya se imaginaba que el pobre chico ciervo estaría nervioso, podría sentir su cuerpo temblar gracias al agarre en su mano. Entrelazó sus dedos con cariño y afectó fraternal, lo consideraba casi como un hermano menor por los años que llevaban conociéndose. Quizá si de paso un poco con su broma anterior, con el tema del beso, sabía que le debía una disculpa, pero su pequeño orgullo de lo impedía momentáneamente.
—Me parece una iniciativa interesante, está bien, pasen a presentar su club niños, creo que estoy interesado en unirme para ayudar. Nunca está demás aprender sobre el tema. —abrio la puerta y se hizo a un costado dejando pasar a duo de alumnos.
El par entro, poniéndose delante de todo el salón, siendo ese uncio momento en el que Blas soltó la mano de Nuit para adelantarse a presentar su protector, sabe cuándo ser un sol de amigo y después ser la nube negra que fastidia. Los alumnos presentes se quedaron en silencio al ver a extraños en el aula. Bueno, todos menos un adolecente que se podía ver tenía problemas para controlar sus tics.
—Perdonen las molestias. Buenos días chicos, espero que estén bastante bien y eh, mi compañero y yo venimos a darle la invitación de entrar a nuestro club, está dirigido a las personas y monstruos que desees recibir ayuda psicológica o hacerse entendedores del tema para ayudar a un amigo o familiar... —llego hasta ahí, olvidando lo que seguía de ese inspirador discurso dado anteriormente tantas veces por su amigo, y que ahora al sentirse observado olvidó por completo. Mierda, en maldito pánico escénico.
—¡S-si! Todos están invitados a ir si lo desean durante el receso, las puertas de nuestro club están a-abs abiertas para todo aquel que desee entrar. ¿Alguien se apunta a ello? —si, tampoco fue la excepción al olvidar gran parte de lo que tenía planeado remplanzamdolo por una versión más simple y resumida de lo que era su club, estaba haciendo el ridículo. Podía sentirlo el miedo, el pavor de fallar. Al menos esperaba no ser tan obvios con ello. Se aparto de su acompañante y paso por cada puesto del salón dejando algunos panfletos y esperando recibir alguna firma, de inscripción a su club, muy pocos se iban animando. Entendible, no cualquiera tiene el valor para demostrar delante de todos que necesitas o quieres ayudar a alguien distinto a lo normal, posiblemente por las burlas que se podría recibir al respecto. Llegó hasta el final de la primera fila, encontrándose con un alumno de aspecto poco amigable pero se veía agradable en cierto punto. —¿T-te gustaría unirte al club?
—¡C-claro! Ugh joder, ac-ack, ¿De-debo ins... Inscribirme aquí, no? —señalo aquel trozo de papel en el que había visto recolectaban firmas. Sería lindo participar, ¡Quizás y pueda tener nuevos amigos! Ya de había cansado un poco de beatríz, maldita zorra, ¿Acaso no podía dejar de revolotear a su alrededor? ¡No podía prestar atención en clases así! Y más de una vez le castigaban por insultarla y al resto de los idiotas de sus amigos, que extrañamente no eran vistos por el resto, consideraba que era especial por ello. Según su padre, es solo que es un maldito enfermo sin remedio. ¡Remedio tenia! Solo necesita demostrar que es lo suficientemente fuerte como aora soportar eso por su propia cuenta sin ayuda de nadie. Es fuerte, ¡Es Aulak! Hijo del principe de las pesadillas, tiene el poder suficiente para controlar su "maldición", oh bueno, mejor llamado transtorno mental.
—Si, firmas aquí con ti nombre... Aquí tu apellido y salón, en el panfleto podrás ver los horarios del club y algunas actividades que se realizarán, estoy feliz de que te unirás y bienvenido. —respondio con una sonrisa hacia el chico, las apariencias engañan a parecer. Podía percibir esas ansias de superación en el esqueleto de huesos grises, sería lindo poder ayudarle y que se aceptado en su salon. Esas malas miradas que recibía no eran normales, eran de odio y asco por el pobre chico de corona de papel, le daba algo de gracia, y ternura aquello. Al parecer no le dejaron usar joyería en la institución, había una regla al respecto que no muchos respetaban al cien por cien. El chico firmo con su nombre y sigo llenando todos los espacios hasta acabar, agradeció y se dispuesto a leer el panfleto, mientas él, continúo recolectando las firmas y entregando panfletos a cada estudiante que estuviera dispuesto a leerlo.
Avanzo con paso lento por aquel pasillo, el agua fría le hizo mejor de lo que esperaba. No consiguió despejar su cabeza, pero al menos le tranquilizo un poco. No quería pensar más en ese tema tan delicado, le dolía saber que nunca sería correspondido y que no podía evitarlo de ninguna forma. Y así era la vida, atado a un enamoramiento imposible. Era su realidad y debía aceptarla pese a los múltiples esfuerzos que ponía en lo contrario. Quizá no ahora, pero ya llegará el momento en que tome medidas. Siguió caminando algo desganado, pasando por delante del salón en que debería estar, la puerta se encontraba medio abierta, por lo que se pudo observar el interior limitado del lugar. Escucho la animada voz del voz del mayor, parecía que le estaba yendo bien, o eso creía. Luego de decir un par de cosas que quedó en silencio, oh no. Con lo bien que le estaba saliendo, ya había dicho un par de veces la presentación, se la sabía de memoria y le salía a la perfección. Quizá estuviera nervioso por lo que pasó con anterioridad, no lo parecía la verdad. Pero tampoco lo descartaba, su cabeza quedó hecha un lío y seguro que la del contrario igual. Y puede que más, pues por lo que sabía, no tenía mucha relación con eso del amor, era como si no se viera capaz o si no le interesara. Y mira que tuvo oportunidades, más de una vez pillo al mayor con alguien intentando coquetearle. Oh, pobres desgraciados, ni siquiera veía la necesidad de interferir en ello, pues el mismo Nuit se encargaba de denegar los avances que estos querían. Por lo general no iba a más allá, y se quedaba viendo la escena. Le hacía gracia como eran rechazados de un afirma tan amable que les era difícil volver a intentarlo. Pero eso no quitaba que no fuera posible, pues sí hubo uno en el que interferio. Por la demandante atención de aquella desconocida y por la incomodidad del mayor, fue su papel maestro. No estaba seguro si hacerlo, pero por lo menos sabía que Nuit le seguiría el juego sin darse cuenta y que no se molestaría tanto. Fue todo placer ver la cara de tal pretendiente, desconcertada y confusa. Tan solo dijo las cosas a las que estaba acostumbrado, los motes tontos que decía con gracia. Y para hacerlo mejor, se llevó al mayor fuera del salón, alejandole de la desconocida. Ahhh~ simplemente reclamaba lo suyo, alejandole de buitres carroñeros, aunque por eso recibió un leve regaño. Seguramente por las indirectas que le mandaba a la ajena, que precisamente bonitas y educadas no eran. Que gran día ese, donde pudo presumir de sus habilidades de diva frente a otros. Recordar aquello le hizo bien, algo alegre era lo necesitaba para despejarse del mal de amores. Dejó de mirar por la puerta y siguió su camino, el aula que les tocaba era la última de aquella planta, luego seguirían con las siguientes hasta terminar y volver a clase. Una vez llegó se quedó ahí parado esperando, no había profesores por los pasillos, por lo que no corría el problema de ser castigado por estar fuera en horario de clase. Los otros dos no tardarían en unirsele, esperaba que alguien decida unirse. Por el momento había pocos que lo habían hecho, de todas formas aún tenían tiempo en el patio, por si les avergonzaba inscribirse en algo así. Pasaron los minutos, los que parecían interminables por lo solo que estaba. Si comenzaba a divagar en sus pensamientos no terminaría bien, sabía eso, por lo que apenas los tocaba superficialmente. Cosas simples, anime, mangas, serpientes, Sora. Era inevitable que al pensar en aquello su hermana se le fuera presente, disfrutaba de sus pasatiempos en compañía de la menor. Pues eran los mismos para que mentir, pero pese a ser los mismos cada uno tenía sus preferencias. Y eta bastante notorio, la menor por ejemplo compartía más interés el los manhwas, los que eran bastante subido de tono. ¿Y él? Fácil, el gore era su pasión. Mismos gustos en un ámbito, pero diferentes caminos fueron los que tomaron. A veces saltaban de uno a otro, era interesante ver las recomendaciones que se hacían mutuamente. Hasta algunas las disfrutaban juntos, pero las más "fuertes" eran para ver en privado, o ni siquiera verlo. Pues cada uno con sus mundo, acostumbrado y tal, pero el otro no estaba en aquellos, por lo que les era un tanto incómodo. Y para evitar posibles "traumas" lo dejaban a medias. Sora ni siquiera puedo terminar el primer tomo de pumpkin night, dijo que le revolvía el "estómago". ¿Cuál? Buena pregunta, pero mejor que lo haya dejado, hay escenas muy gráficas que no todos podrían soportar. Por su parte, le echaba ganas en poder terminar las recomendaciones que le hacía. No consiguió tan buenos resultados, después de saber que son las bolas chinas lo dejo ahí. Le avergonzaba seguir leyendo eso, puede que algún día lo retome, puede.
No tardaron mucho en llegar sus compañeros, Nuit se veía francamente feliz, quizá si consiguió que alguien se apuntase. Que bueno por el mayor, mientras tanto Blas, bueno, él estaba normal. Retomaron su camino en entrar al aula y presentar el club. Así se pasaron gran parte de la mañana, de presentación en presentación. No estuvo tan mal, fue agradable no tener que estar molestando al mayor y por ende recibir pequeñas burlas del ajeno. Que está era otra, no le había dado tiempo a contestar antes y no tenia planeado hacerlo. No por el momento, quería despejarse de esas dudas que le atormentaban, por lo que evitar ese tema era lo mejor. Pasaron por varias clases, en algunas recibiendo una inscripción y en otras lo normal, nada. Estuvo tranquilo hasta que llegaron a la de Mocca e Iris, se quedó igual que en las otras clases, sin hacer nada y en un rincón. Pero esta vez era un tanto diferente, pues se encontraba haciendo gestos y alguna que otra mueca hacia sus mayores, quienes las recibían con gusto y se las devolvían. Era bastante divertido, de no ser por algunos gestos que hacía Iris, invitándole a acercarse a Nuit. Con pequeñas insinuaciones de hacer algo para conquistarlo. Al principio estas eran tranquilas,pero a medida que se negaba iban aumentado su fuerza y emoción. Por lo que recibió un pequeño golpe de Mocca para que parase, jaja, el guardian fue descubierto en su fechoría. Se burló de aquello sacándole la lengua, pues él no tenía a nadie que le detenga. Excepto el tiempo, el culpable de que tuviera que despedirse de sus amigos y seguir a sus compañeros. Mientras este pasaba, las clases que tenían que avisar iban disminuyendo. Ya habían perdido la primera hora, y estaban en tiempo de la segunda, que poco le faltaba para terminar. A ese paso llegarían a los últimos minutos de la tercera, no estaba mal. Tenían excusa para perder tantas clases aburridas, y luego el descanso, ahh~ que buen día. Pues las que les quedaban eran horas de las que disfrutaba, o de las que no se aburría tanto. Las presentaciones siguieron su curso normal, con los tres dentro de las aulas, a excepción de una, la de Rafer. No quería verlo después del lío que sucedió en su cabeza, por lo que dio una vaga excusa para quedarse fuera. No dio más detalles de lo sucedido y simple que quedó ahí, esperando a que salieran para terminar su labor.
—Ahh~ por fin terminamos. —se estiró un poco, ya habían terminado y se dirigían a su clase, eran pocos los minutos para que el timbre sonará. Pero no los suficientes como para no volver. Por lo que entraron con cierta normalidad, al menos de su parte. Cada uno se sentó en su respectivo sitio a la espera de que el timbre sonará. Un fuerte sonido hizo que los alumnos de levantarán y comenzarán a salir de la clase, por fin había sonado. Ya podrían librarse de las tediosas clases por un rato. Veía a sus compañeros salir con cierta prisa y otros con pereza por tener que levantarse, pronto se uniría a ellos, antes le debía una disculpa a Nuit. No tuvo la oportunidad de hacerlo por que Blas estaba presente y ahora que tenía una oportunidad lo haría.
—¡Hey Nuit! —se acerco rápidamente a él, la clase se estaba despejando y cada vez habían menos compañeros. Espero un poco a que solo quedarán ellos dos en la clase, no era como si fuera hacer algo ilegal, pero tampoco era plan que sus compañeros se enteraran de los besos que tuvieron.
—Quería disculparme por lo que pasó. —hizo el mismo gesto que se hacía en su país favorito, el que se usaba en tantas cosas como también para disculparse de algo, el anime le dejo esa curiosa costumbre.
—Ya sabes, eso del beso. Más por el segundo que por el primero, que ese fue por culpa de Blas. —rodó sus ojos de lado con algo de vergüenza. Todo eso había empezado por culpa de él. —Te pido perdón por el segundo, y lamento si fui yo tu primer beso. —ya está, esperaba que el mayor lo perdonará y siguieran las cosas como antes. No le gustaría perder al mayor por algo así, en verdad le agradaba ese chico.
El recorrido iba acabando dejaba planfleto tras panfleto para quienes estuvieran dispuestos a ello, informarse, después de todo las inscripciones aún estarían abiertas durante un par de días más en los recesos del almuerzo y las actividades serían dadas los días viernes por la tarde. Aún estaba organizando todo eso con ayuda de Blas, y Issie... Debia de hablar con el después. La cosa entre ellos podría ir realmente mal si no hablaban, las amistades podrían acabar por cosas tan simples en ocasiones, aunque está vez era algo complejo, que no lograba comprender, ¿Por que? Se sonrió tan bien que se quedó congelado en su lugar esperando más, pero el susto de oír la "voz" de Jack le hizo reaccionar. Su caminata acabó cuando ya la mayor parte de los alumnos habían recibido un panfleto, y una menor cantidad se había inscrito en el club, llegó a su punto inicial delante de todos los alumnos de ese salón y inflo a pecho con aire buscando valor, mirando a aquel alumno tan curioso, si se concentraba en algo más, podría recuperar su seguridad. Aquel chico le saludo como si le conociera ya, ¿Amigos? Podrían ser en el futuro si tenía suerte de agradarle. Estaba satisfecho con lo que logro ese día, casi logrando un récord al recorrer la mayor cantidad de aulas en solo una hora de clases. Y todo gracias a sus amigos, son compañeros fieles que convirtieron su estrés y problema en algo divertido y ameno, viéndole solo lo positivo a la situación, fue agradable ese rato, entre algunas bromas internas y tonterías de Blas, pese a ser el mayor, es un tanto idiota e infantil. E Issei, ¿Porque seguía llegando a su cabeza sin permiso? ¡No, no le gustaba! No gustaba de él, solo eran amigos y la confusión venía por el beso, es mejor que eso, sentimientos tan fuertes como el amor no vienen solos por un beso, y más aún siendo algo forzado, lo disfruto, la presión cálida sobre sus dientes, el suave pero tranquilizador gusto que le dió, hasta su magia parecía devolverse en su estómago siendo un remolino de emociones, se preguntaba si su propuesta sería bien aceptada por su menor, quería, pero no debía de pedir algo así solo por experimentar, ¿Y si llegaba a disfrutar? Más que antes, no creía que eso fuera posible pero la unica forma de saberlo era probar para comprobar. Su alma se pintaba de rojo y rosado al imaginarselo, una vez más, besar a ese esqueletos que empezaba a traerle a rastras, sus bromas rompían con su paciencia, y lograban sacar a flote la parte más débil de su ser, pero sus besos, sus besos le hicieron pintar su vida de otros tonos, fue como si todo lo que alguna vez retuvo explotará, quizás su padre sepa más al respecto, siempre podía confiar en él cuando tenía dudas sobre lo que sentía, gracias al hermoso trauma que se llevó de menor lamentablemente no muchas cosas le fueron bienvenidas a su vida de forma natural, el amor lo alejo, las amistades las repudio, y la ayuda la rechazó, no necesito ayuda hasta que casi perdía su escencia y motivo de vida, en ese punto dónde todo no era más que frío gris pidió ayuda. Y una vez más todo de pintaba de colores. Con Issei esos tonos pasaban a ser más cálidos del habitual frío que le condena ser un esqueleto con magia de hielo, literalmente. Debía dejar de esos pensamientos lejos de su cabeza, estaba siendo peor aún, el problema no eran los besos, el problema es que quería más, y pensar más en ello aumentaba su deseo inocente, quizás entre amigos si podrían existir esas muestras de afecto tan curiosas, ¡Quien sabe! Aún es primerizo en ese ámbito, su primer amigo fue un maníaco, su segundo amigo se enamoro de él, digamos que no tiene la mejor suerte en tener amistades normales y cariñosas, Blas y las demás personalidades pasivas y tranquilas son su actual grupo más cercano de amigos, bonito, en verdad era bonito tener tantos amigos aunque no muchos eran cariñosos, Isabella era inocente y las muestras de afecto para ella eran dibujos pequeños y abrazos, Ty no era mucho de tacto y es torpe con las palabras, Izel es bastante aislado de las muestras de afecto y Blas, se muestra cariñosos con brulas y bromas algo tontas.
—Fue un gusto poder hacer esa pequeña charla para ustedes, espero más se unan al club durante el receso, ¡Todos son bienvenidos! Hasta pronto. —se despidió, de aquel agradable grupo de alumnos. Junto a Blas salió del aula y busco con la visita a su otro amigo, este ya estaba cerca de el aula que compartían, ya les tocaba ir, habían terminado por ese receso, ya podrían luego continuar. Entraron al salón y se sentaron en sus respectivos puesto, quedando se algo aburridos del resto de la clase. No era nada muy importante en si, era un repaso sencillo lo que podía sentir, pues era materia que ya vieron, no parecía ser el único aburrido en ese momento. A los minutos sonó el timbre de salida, al fin receso, durante este no iría a su club, pues solo estaba abierto durante los recesos del almuerzo por el momento, por la poca cantidad de miembros que ahí y los asistentes, que hacían falta, solo eran Blas y él por el momento, y claro, cualquiera de las demás personalidades que quisieran participar en ello. Se quedó en su asiento unos momentos. Esperando a que el salón se fuera vaciando, necesitaba un momento a solas con Issei, y era el momento ideal, el salón siempre quedaba vacío por unos momentos luego de que toquen el timbre, parecía ser casi instintivo en los alumnos salir huyendo del salón ni bien se tenía la oportunidad, hasta Blas desapareció, seriamente para ir a ver a su novio, les envidiaba un poco, se veía que tenían una relación realmente buena, o quizás su amigo fue a cambiarse la ropa. No veía su mochila. Quizás se aburrió de usar falda, o planeaba arreglarse mejor para su novio. Quien sabe lo que ese esqueleto tan curiosos estaría planeando. En fin. Suspiro, y con cuidado se levantó de su asiento. Escucho su nombre y no se evito sentir una gran emoción recorrerle, avanzo unos pasos hasta llegar a Issei, parecía que hablarían de aquel tema tan delicado. Solo esperaba no molestarle con lo que pediria. El salón ya estaba vacío, solo ocasionales alumnos entraban y salían rápidamente buscando sus colaciones o demás objetos perdidos. Escucho sus disculpas, uf, ¿sería penoso pedir otro beso? Demasiado, de empezaba a arrepentir de lo que haría, quizás Issei no lo disfruto tanto como él lo hizo.
—¡No te preocupes Issei! Se que Blas puede ser un poco pesado aveces, y sobre el segundo beso... No hay problema. —Se sintió tensar, el pequeño temor de cometer un error le recorrió por completo. ¿Y si se veía como algo extraño? No quería perder a gan buen amigo solo por una tontería suya, sería tan lamentable, se sentiría tan mal. Respiro profundo. Sus mejillas empezaban a arder, bajo la vista al suelo buscando valor para decir lo que tengo tiempo durante la clase se tomó para pensar, quizás no fue buena idea planearlo en primer lugar.
—M-me gusto mucho, fuiste mi primer beso pero le gustó mucho, se sintió... Uh, muy bien, fue tierno y cálido, lamento que tú hayas tenido que desperdiciar tu primer beso conmigo, se cuanto querías darlo con ese alguien especial. Lo siento mucho. —Como cachorro regañado veía a su ajeno, sentía ganas de abrazarle y pedirle perdón de rodillas, no de merecía disfrutar de algo así, son amigos, y por lo que sabía, los amigos no se besan de esa forma. Quizás podrían tener una amistad especial como para experimentar eso, pero lamentablemente ese no era el caso, Issei gustaba de alguien más, no estaba tan al tanto de esa situación pero si sabía lo suficiente para saber que no llegaba ni a lo talones de esa persona especial para su conocido amistoso. Jugueteo nervioso con sus dedos, ¿Debía o no? Se estaba impacientando, quería pedir ya lo que en primer lugar le motivaba a hablar, un beso, uno más haría falta para poder calmar su curiosidad y dudas,.
—Mgh, y qui-quizas no sea lo más apropiado ahora...—Se estaba tropezando con sus palabras, no hayaba la forma de pedirlo sin sonar tan ridículo— Pero, en verdad quiero sentirlo otra vez, quiero que me beses Issei, por favor, una vez más. —le tomo ambas manos con delicadeza y cierto cariño, le veía suplicante y con las mejillas ruborizadas con ese color carmin característico suyo, ¿De dónde había venido ese valor? No estaba ni seguro pero fue lo que necesito para decirlo, ¡Quería morir! ¡Que Alguien le mate ahí mismo! No quería oír la respuesta, ¿O si? ¡Ahhh! No estaba seguro de que quería en ese momento. Aquel chico le estaba haciendo romper con todo lo que se prometió, haciendo que haga tonterías y que cada lógica empezará a perder lógica, ¡Y si querer! Issei no sabía lo que le estaba haciendo, era esa tentación inocente que le hacía querer abandonar sus planes y pensar sobre el amor, hasta lo normal entre amigos se daba vuelta para hacerle tener dudas. Las dudas de esos instantes le estaban matando por dentro, no se sentía seguro en esos momentos, con cuidado soltó las manos ajenas a no recibir respuesta y solo pudo torcer sus "labios" en un gesto nervioso.
—¡Se que no fue lo más apropiado! Perdóname, a-ahm, s-se que no es lo más común pedir eso entre amigos. —Buscaba excusas. Inútiles excusas que ocultan en parte la vergüenza que le recorria por completo, mientras miraba todo el salón esperando lo ahebr sigo oído por nadie más haya de las cautrl paredes de esa habitación vacía, solo estaban ellos dos y una horrible tensión.
Necesitaba unos minutos para procesar todo lo ocurrido. Aún no daba crédito a lo escuchado pues el mayor tenía razón, pedir eso no era algo muy común y hasta podría ser extraño y un tanto siniestro. Pero, no se lo parecía. No lo entendía, se supone que solo fue una simple broma la cual no debería llegar más lejos de eso. ¿Y ahora sucedía eso? En su cabeza volvieron a salir las dudas de antes, oh no, por favor. Era lo que menos necesitaba en ese momento. Sentirse nuevamente de la mierda podría malinterpretarse, ¿y si el contrario pensaba que era por lo pedido? No, no, ¿que debía hacer? ¿Negarse verdad? Pero, no, también quería. Poder sentir otra vez tal muestra de cariño. Un pequeño gesto que le dejó con ganas de más. Tan nuevo como curioso y que se lo pidieran de esa forma de lo ponía más difícil todavía. Fuertes tonos púrpuras tomaron el control sobre su rostro, delatandole por la vergüenza y deseo de más, quizá no estaba tan mal como pensaba. Solo sería una nueva forma de mostrar afecto, lo hacia con piropos y coqueteos descarados ¿por qué no también con besos? Sentía su alma agitada de tan solo pensarlo, pero no era tan diferente, solo se cambiaba la fórmula con la que se hacía ¡eso! Solo era otra forma de mostrar el aprecio que le tiene, y no había nada de malo con aquello ¿verdad? Ese sentimiento se puede expresar de múltiples formas, por experimentar unas nuevas no pasa nada malo. Aprovechando que sus manos se encontraban libres, tomó de ambas mejillas al mayor acercando sus rostros una vez más. Tal muestra de afecto haría daño, y con ese pensamiento en mente lo hizo. Le dio lo pedido al mayor, la razón por la que se encontraban ahí. Un simple beso que no duro mucho, pues la vergüenza de hacerlo le estaba cortando a seguir por más tiempo.
—¿Te confieso algo Nuit?.. Me alegra que tú hayas sido mi primer beso. —las palabras dichas por el mayor le dejaron indefenso. Lo podía admitir, pues fueron tan sinceras y dulces que sólo le hacía querer escuchar más. Quizá era de enamoramiento fácil, o puede que otra cosa. Pero sentía cierta debilidad con las cosas del amor, por eso prefería burlarse de el que ser preso de este. Aún habiendo caído en sus garras con anterioridad, no se sentía tan bien como el momento que compartía con el mayor. Todavía tenía sus manos en las mejillas ajenas, mirando el bello rostro de su compañero, volvía a parecer un tomate en todo su esplendor. No quería soltarlas, ni alejarse si quiera un poco de él, lo que necesitaba era más de eso, más de esos dulces gestos que le hacían olvidar cualquier mal. Nuite había pedido un más, pero podría darle cuantos quisiera, estaba otra vez en una nube de felicidad, no se negaría a nada que no quiera su amigo. Solo era una forma de mostrar el afecto mutuo que se tenían. Volvió a besarlo una vez más, lo tenía tan cerca que desperdiciar la oportunidad no era opción, sentir nuevamente su alma derretirse y esa calidez que le era transmitida. Como si fuera un idílico sueño en el que sólo importaban ellos dos. Y por lo vacía que estaba es aula eso parecía. Sus manos soltaron el rostro del mayor, dejando a este libre por poco tiempo, pues ahora lo que lo aprisionaba eran sus brazos. Que pasaban por detrás de su cuello, juntando más sus "labios", ya ni le importaba su supuesta "persona especial" solo quería al mayor. Con una simple petición mira lo que había logrado, si está hubiera sido de otra forma quien sabe lo que habría conseguido.
Se perdió en sus gestos. En su calidez, en el cariño que aquel simple gesto reflejo, invitaba a una tranquilidad demasiado grande, como una hermosa nube, tan suave, su contrario es como una nube bañada por los cálidos brillos del sol durante el anochecer, el momento idílico para que tiempo después aparezca la fría luna. Le hacía desear que ese momento nunca se acabará, pero como todo, tenía su fin, pidió solo un beso, pero quizás las de uno le dejé tranquilo, oh ¿Acaso eso sería normal? Quizás no, no está tan acostumbrado al amor y al afecto que se comprende como amistad, y ahí estaba, jugando con fuego, besando a su contrario con cariño y diría que amistad si su alma no confundiera es con algo más, lástia tan rápido u fuerte contra su pecho, que aunque le hiciera mal, quería que Issei este así con él aún más, si de casualidad acababa llorando, no era porque aquello le hiciera mal, era por lo hermoso que resultaba, nunca recibió ese tipo de cariño tan especial. Era tan distinto a lo habitual, a las historias que leyó y escucho, tan distinto pero mágico. Su alma quería estallar en mil, derretirse por la calidez.
—Tambien me alegra, que seas mi primer beso Issei, haces que sea tan hermoso y único. —las palabras salían por si solas. Nunca sería suficiente sinceridad para él, era su mejor cualidad según su menor, ando atractivo, eso le hacía sentir como burbujas en su estómago inexistente, tan feliz y cosquillente, ¿Por qué sentía que su alma estallaria por eso? ¿Acaso sera normal? Nunca ha estado as antes, Issei estaba siendo su mayor debilidad. Unieron sus "labios" una vez más en un pequeño choque, “Clank”, un sonido interrumpió en su cabeza, un sonido dulce que resonaba hasta sus recuerdos, atesorado por muchos años quizás, los primeros besos siempre son un recuerdo hermoso, hasta entre amigos eran especiales, si su contrario estaba de acuerdo, quizás sea normal entre amistades, su ajeno estaba tan acostumbrado a la atención y a tener amistades, seguro sabía más del tema que él, un aislado esqueleto que vive de comer la carne de otros.
Cerro sus cuencas dejandose perder en ese mimo, demonios, se sentía desvanecer, como si su alma se entregará por completo al otro, una vez más callendo en las garras de una emoción incomprensible para él. Sus brazos se rodearon a la cintura de su menor, instintivamente, juntando sus cuerpos más, no con intenciones malas, era una acción inocente para mantener ese sueño hermoso el mayor tiempo posible, era una fantasía en verdad, podría olvidar por completo el lugar donde estaban, la poca privacidad que había, todo empezaba a perder su valor. ¿Así se sentía el cariño correspondido y mutuo, la amistad sincera? Si era así, por favor, necesitaba más de eso, por más que fueran pequeños besos, estaba necesitado de recibir amor, el cariño que se le negó en su primera amistad, y que sé negaba a si mismo al aislarse como un indefenso ciervo, su menor le dejaba débil pero no sé sentía mal junto a él, se sentía seguro, se sentía como un dulce suave, como ¡Chocolate! Se derrite por el calor. Un dulce adictivo y del que nunca podría tenerse suficiente. Oh, que lamentable, ¿Por qué debía de ser él quien besara así a Issei? Él se merecía a alguien que en verdad estuvieran abierto a compartir sus emociones, que la confianza sea parte de su relación amistosa, es un amigo roto en comparación a los que el chico menor tenía en otros salones. O quizás sea suficiente, ¿Y si solo le hacía falta más confianza? Eso era seguro. Le habían dicho que necesitaba de una persona especial en quien depositar su confianza y cariño, quizá... Quizá ya la encontró y solo le hacía falta un pequeño empujón para que las cosas se fueran solas. Rompió con el beso, dejando choquesitos sobre la boca de su menor, pequeños mimos, en su comisura, y sobre sus "labios", mantenía sus ojos cerrados, no se atrevía a ver ese rubor púrpura brillante, acabaría más perdido clmnzus emociones aún, de solo imaginarlo, el calor subía a su cara y las mariposas nocturnas hacían lo suyo en su "estómago. Estaba tan feliz, quería demostrarle ese cariño de la forma más nuevo que había aprendido, aunque creia estarse emocionado un poco con ello, ¡Necesitaba hacerlo! Besar cada parte del rostro de su menor y demostrarle que le querria mucho por mucho tiempo, porque las amistades mas bellas son las que más duran, y la suya, ¡Sería la mejor!
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