Ahh 5

No recibió respuesta alguna ante su petición, tampoco era de extrañar. Sólo eran compañeros de clase y no hablaban mucho que digamos, esta era más bien la primera conversación "decente" que tenían. Ya que unas pocas palabras generales, no podían actuar como una. Siguieron caminando hacia su salón, percatandose recién de aquel grupito que se paseaba por los pasillos. No eran muchos y tampoco parecían como si estuvieran haciendo algo malo. Ya que uno de ellos tenía una de esas cosas de firmas. No sé acordaba bien el nombre de aquello, por lo que más concreto no podía ser. Solo era una sólida base de quizá madera con un gancho de metal que sujetaba los papeles. También llevaban una especie de volantes y otro de ellos como unos pósters algo grandes a comparación de su cuerpo. Se acordaba que otro día, un grupo parecido se presentó en su clase, invitándoles a unirse al nuevo club que habían formado. No le interesaba por lo que se quedó mirando la ventana durante toda presentación. Debió haber prestado más atención, quizá le hubiera gustado. Aunque así fuera el caso, no creía que se apuntará. Ya corría mucho peligro en las clases, con el humo de sus tentáculos presentes. ¿Te imaginas en un club? Solían tener un espacio más reducidos para estos, que obligaba a los integrantes a socializar. Por lo menos un poco y no sólo un vago intercambio de palabras. Pero, había uno que cumplía esos requisitos, el de atletismo. Que obviamente utilizaba la cancha que tenían afuera y también un pequeño almacén para guardar el equipo. Una buena opción para apuntarse, lástima que ya este lleno y que a él no le apasione precisamente correr.
—Bueno, si necesitas ayuda con eso. Me avisas ¿si? A no ser que no quieras, obviamente. Sería agradable pasar más tiempo contigo. —aquello último lo dijo en un tono un poco más bajo. ¿Vergüenza? Quizá, no estaba acostumbrado a socializar mucho, y menos a mandar una invitación indirecta de amistad. Pero bueno, lo hecho, hecho esta y ya no podía recular, solo esperar a que esta sea captada y aceptada.

Caminaban por interminables pasillos, era un tanto aburrido. Pero era lo que obtenía por ofrecerse a ayudar al mayor con tal de perder un poco de clase. Ambos salieron juntos de la clase, el contrario para invitar a los de otros cursos a unirse a un club, y él, bueno. A colgar los carteles promocionales para el concurso que estaba planeando. Uno exclusivamente para divas, como un servidor. Ya hacía tiempo que lo estaba planeando, desde que se percató de las potenciales divas que habían en la escuela, algunas con uniforme masculino y otras tantas con uno femenino. Cada uno con sus gustos, él por ejemplo utilizaba el femenino. Más que por elección propia fue porque su hermana le comió la cabeza para que escogiera ese. Pero al final debía de agradecerle, aquellas prendas en verdad le quedaban bien, resaltando su figura con elegancia. La falda ayudaba bastante en eso, aunque se le hacía bastante corta, pese a no serlo del todo. Quedaba un tanto por encima de sus rodillas, mostrando más de lo que gustará. Pero bueno, aún así le quedaba todo genial. Se acerco un poco más al su compañero, le parecía curioso como aceptaron sus idea de un club así. Pues por lo general ese tipo de ideas serían rechazadas con rapidez, suponía que había tenido mucha suerte con ello. Y aún más al ya tener algunos miembros formando parte. A la gente le cuesta admitir que tienen un problema, y la rapidez con la que se unieron aquellos esqueletos le sorprendía en gran medida.
—Has tenido bastante suerte Nuit. ¿Cuál es tu secreto~? —le picaba curioso el brazo al mayor, con cuidado de no arrugar sus carteles. Todavía le quedaban algunos que colgar en las plantas superiores. Ya tendría tiempo de hacerlo cuando suban, pues por lo que tenía entendido debían avisar a todas las clases. Por lo he sería un gran paseo, la escuela no era precisamente pequeña. Así que seguramente perderían la primera hora por completo.

—Descuida. Sería agradable pasar el rato juntos, tengo el receso libre su gustas, no tengo muchos amigos con quiénes pasar el rato. —Seria lindo tener un nuevo amigo. Había logrado entender esa sutil invitación y le daba cierta ternura que alguien tan temible como Kumo de lo pidiera con ese temor y nervios, ¿Adorable? Si y bastante, daban ganas de cuidar de ese chico, con todo y lo extraño que había de él. Ya les quedaba menos para llegar a su salón y hasta el momento habían teniendo una charla agradable, su ajeno era ese tipo de persona que parecían cambiar rápido de animos, o al menos así fue en ese momento. De la euforia y ganas de pelear a estar tranquilo y relajado, curioso pero no podía críticar eso, siendo él alguien tan aislado de su propio sentir y sin poder identificar lo que pasaba por su alma en lo que emociones respetaba.
Un pequeño error al caminar le hizo casi caer una vez más, por suerte eso no llegó a ocurrir, logro recuperar el equilibrio y caminar al lado de su contrario con tranquilidad.
—¿Te gustan las estrellas? —podria ser un gran inicio para esa charla, sabía algo sobre el tema, tener de amigo a un obsesivo con eso ayudaba un poco a tener de que hablar cuando la charla parecía perder un poco el hilo. Le encantaba cuando podía pasar horas escuchando a su amigo Laseth hablar sobre las estrellas y sus compuestos, las distintas estrellas que existen y sus patrones que formaban esas hermosas constelaciones en el cielo nocturno, simplemente hermoso, aunque guardaba silencio gran parte de la charla, eso de oír a alguien hablar de algo que adora tiene su encantó, verlos tan emocionados hacia que se contagiará de ese sentir, era como si esas emociones fuesen suyas también en una pequeña parte. Tenía en su rostro una diminuta sonrisa dibujada, estaba emocionado y quizá algo nervioso, no estaba seguro, pero la idea de tener un nuevo amigo era como un "¡pop!" En su alma, un pequeño latido rápido, algo que quizás no entendiera por el momento pero si de mayor, sería grato poder sentir sin confundir o no comprender, ¿Lo imaginan? Poder enamorarse y ser feliz. Do le decía que iba por buen camino para lograrlos.

Habían ya pasado por bastantes salones dando a conocer el nuevo club que daría atención y charlas sobre la salud mental a sus integrantes, al igual que ayuda y contacto con especialistas en el tema, su propio psicólogo y psiquiatra estaban bastante felices y le apoyaban en su idea, decían que era un gran paso para poder calmar su TAG, además de los ataques de pánico, mantener su mente ocupada y pensando en positivo era de ayuda, y poder ayudar a otros con sus problemas era aún mejor, ya tenía a un par de integrantes, quizás por la timidez de inscribirse en público muchos no lo hicieron pero ¡Daba igual! Cualquiera sería bienvenido durante los receso a participar de actividades que incentivaban el trabajo en equipo y la creatividad, actividades divertidas y que podrían hacer cualquiera quien se lo propusiera sin importar sus habilidades en ciertos ambitos, estaba emocionado, ya había perdido la cuenta de cuántos salones habían visitado ya pero el simple hecho de ya tener el primer grupo de sus nuevos integrantes le emocionaba de sobremanera, hasta obtener la ayuda de Blas a la hora de hacer las presentaciones era emocionante, estaba tan feliz que sentía que podría correr y chillar de la euforia.
—¡Solo soy muy positivo! No tengo ningún secreto, quizás ya hacia falta un club que ayudará a la salud mental y diera charlas al respecto. —no tenía más, quizás sea su carima, según Ty es bastante fácil ceder a lo que dice por su agradable forma de ser y no tanto por su aspecto, ya que en su lugar a bastante común, es un esqueleto de huesos palidos como la nieve, y orbes de color de cerezas, oh y unas bellas marcas en sus mejillas, adoraba esas cosas, eran como arañazos de un tenía color azul casi llegando al morado, diría que eran heredadas de su segundo padre pero realmente jamás llegó a conocer a ese sujeto, suponía que estaba mejor así, aunque dos hubiera respondido bastantes preguntas que tenía en ese momento, ¡Serían preguntas para otro momento!
—Ah~ —solto un suspiro relajado— ya nos quedan menos salones que visitar, ¿Creen que alguien nuevo se vaya a inscribir?—posiblemente, hasta los problemas más "sencillos", como otros gustaban de decir, eran bienvenidos, no había una separación entre quienes estaban peor o mejor en respecto a su salud mental, era un tema importante a tratar y en esto todo es importante, hasta el simple hecho de temerle a la oscuridad también podía desencadenar algo más fuerte, como la fobia a la oscuridad o al mismo color negro, algo curioso que descubrió charlando con su psicólogo, agradable sujeto, siempre podía hablar y confiar en él cuando lo necesite, hasta le presento a Ty y a Isabella cuanto tuvo la oportunidad.

—Nah, seguro se acobardan otra vez al estar frente a sus amigos o algo así. —Se encogió de hombros desinteresado, traía consigo mas de los panfletos informativos, un montón inferior en número al que cargaba el líder y el que plantel toda esa idea de un club ligado a la salud mental. Por su parte solo estaba ahí para apoyar, no es como si lo necesitará, digo, en parte también si pero no es algo que pueda controlar, ser solo uno más en un sistema de personalidades era sencillo, diría que es el más calmado y normal, habían muchas cosas que le daban igual o simplemente no podía tomarlas en serio, mentalmente tiene 25 años, físicamente, aún era un puberto, con un hermoso novio años menor que él, y al cual amaba con cierta culpa por la diferencia de edad que tenía al ser ya un alter algo mayor, joder, que suerte tendrían los otros, pudiendo mimar y pasar el rato con Blush sin tener sentirse unos pederastas por la edad que sentía que tenía. Incluso Jack al ser otro de los mayores podía disfrutar, él idiota no tenía sentido de lo que era moralmente correcto o no, simplemente lo hacía y ya estaba, luego temeroso por las consecuencias como solía decir.

Sentía como un rayo de luz atravesaba su oscura alma, aquellos eran los llamados sentimientos positivos, que volvían a él después de un pequeño descanso. Logrando que una gran sonrisa se formará en su rostro, ¡había conseguido algo que pensaba imposible! Estaba dando los pasos correctos para tener un amigo. Eran tan emocionante, su vida social estaba muerta y estaba teniendo la oportunidad de revivirla. ¡A cualquiera le alegra el día!
—¡Claro! No tengo amigos así que estoy libre siempre. —le mostró una cálida sonrisa después aquella declaración. Podía haber sonado muy triste o patético sin darse cuenta, ¿pero que le iba hacer? No podía hacer que aparecieran amigos de la nada sabes, y tampoco iba a mentir con eso. Era un marginado social y lo aceptaba con orgullo y gloria.
¿Estrellas? ¡Sí! Le encantaban, eran tan bellas como misteriosas. Puntos de luz pintados en la noche que acompañaban a la solitaria luna ¡ahhh! Es tan hermoso, quedarse despierto hasta tarde era su pasión oculta, pues las podía admirar mejor y con mayor claridad. Incluso a veces se iba a escondidas a Outertale, cuando su padre dormía. Claro que esto no le causaba mucha gracia, se llevó un par de castigos por sus fugas nocturnas. Pero no le importaba demasiado, pues había admirado otra noche más, acompañado de la reluciente belleza de sus estrellas favoritas.
—Me encantan ahh~. Son simplemente una belleza encantadora que adornan nuestra noche. ¡Y de las constelaciones ni hablemos! Conjuntos de estrellas que forman una hermosa figura, cada una única y con su propia historia detrás. —se podía notar la emoción cuando hablaba de eso, y no era de menos. El menor había dado en su punto débil, alejando de golpe los malos sentimientos para ser reemplazarlos por su contraparte.
—¿A ti te gustan? ¿Cuál sería tu constelación favorita? ¡La mía es Orión! La del cazador. —soltó un par de risitas traviesas antes de seguir. —La verdad no pude evitarlo. Es tan brillante que me enamoró enseguida. Además que este acompañado de Eridanus, Can Mayor y Can Menor la hace más impresionante. Todas esas constelaciones colocadas en perfecta armonía. —podría pasarse horas hablando de aquello. En verdad le fascinaba el tema de las estrellas, algo bastante notorio por su repentino cambio de actitud. Pero era mejor que callara, aunque sea un poco, si no solo sería él hablando. Y para monólogos no necesitaba ayuda de nadie.

No era la respuesta que esperaba, pero le servía. En especial si se decía con tanto entusiasmo. Bueno, cambiando de tema, no sabía por cuántos salones habían pasado, cuando llegaban a un de ellos solo se quedaba en un rincón, esperando a que terminen la presentación. Tampoco es como si necesitarán ayuda, pues Nuit se las arreglaba bastante bien solo. Ni siquiera el otro esqueleto intervenía mucho, estaba ahí para repartir los volantes con la información necesaria. Ya sabes, horarios, lugar, actividades, etc. Ese tipo de cosas que interesa saber de un club. Si no de equivocaba, aquel personaje era Ty ¿o quizá otro? No entendía bien el trastorno que sufría este, Blush intentó aclararselo varias veces, pero nada, que no había forma. De lo poco que llegaba a entender era que tenía más de una persona dentro de él, o algo así. Incluso a Iris le costaba, y fíjate que ese chico era muy inquieto como para quedase así. Que va, si puede, recolecta información sobre un tema en concreto hasta entenderlo, tal y como hizo con su búsqueda de los sentimientos. En la cual se había tomado una pausa, pues desde que Blush les confirmó de su relación, volcó toda su atención y tiempo a ellos. Preguntándole todo tipo de cosas, algunas un tanto incómodas, pero con cierta inocencia en su ser. Sabía que el intento de pintor no controlaba del todo las emociones externas, lo que podía hacer sentir a alguien incómodo. Solo era cuestión de tiempo que aprendiera lo suficiente para distinguirlas y evitar así situaciones extrañas. Era entretenido pensar en sus cosas y amigos, podría pasarse así hasta que terminarán con todas las clases. El camino sería más ameno y tranquilo, pero había algo que le llamaba más la atención, y aquello era molestar. Recordaba que a veces Nuit podía ponerse tan nervioso que su sonrojo se convertía en uno intenso. Era observador, y pese a no poder considerarlo un amigo, si platicaban durante las clases o hasta que los profesores llegarán. Se podía decir que tenían la suficiente confianza para molestarlo sin que se enfadara. Así que ni corto ni perezoso ¡eso haría! Agarró con una mano los póster que tenía, para que no estorbasen. Antes de dejarlo donde estaban, paso su brazo rodeando el del mayor. Como pudo se apego más, tirando levemente del brazo ajeno para recibir algo de atención.
—Es una buena cualidad. Te hace bastante atractivo~. —la bomba ya había sido lanzada, con un pequeño piropo por parte suya. No se le daba tan mal aquello, tener que ver tantos doramas con su hermana ayudaba bastante. Por no mencionar la cantidad de animes románticos que tuvieron que tragarse sólo por cometer el error de ver el primer capítulo. Por lo general si le decían algo de romance, lo rechazaba de inmediato, pero si tenía que ver con su país favorito, la respuesta era toda la contraria. Tenía una gran debilidad por Japón, no podía evitarlo, simplemente, fue amor a primera vista.
—Seguramente, pero ya verás que se unen unos cuantos más en la hora del descanso. —ya que estaba, podía participar también en la conversación. No pensaba que les llegara a importar, además que los ánimos nunca venían mal. Siempre eran bienvenidos, pues te llenaba de más confianza en las cosas que hacías.
—Tienes buena labia Nuit. Ya verás como llegas a convencer a más de uno~. —lo suyo no era la discreción, por lo que se llegaba a notar las aparentes intenciones que tenía con el mayor. Siendo estas únicamente para entretenerse, pero dando paso a otras que se podrían malinterpretar. Consciente de ello no estaba, pues sí se le podían pasar varias cosas, y las acciones que realizaba según su criterio no iba con segundas intenciones. Como apoyar su cabeza en el hombro contrario, solo quería divertirse lo que durará aquello.



Aquella emoción ajena le hizo emocionar, fue casi ya explosivo como una bomba de azúcar, que recorria cada parte de su cuerpo, ¿Aquello sería la alegría e ilusión de tener un nuevo amigo o solo es que tenía hambre de comer algo dulce? Quien sabe, opta por la segunda opción como la más creíble. Estaba emocionado, costaba verlo atraves de lo neutral que suele ser pero la opor de tener un amigo no se veía todos los días, más bien, es raro que eso de presente en su cotidianidad, pero Kumo es alguien interesante y parecía ser agradable. Ser su amigo sería todo un placer para alguien como él.
Le sonrió, con confianza pese a su triste declaración, que decir, estaban casi en las mismas si no fuera por los amigos de su hermano y ese chico fanático de las estrellas que una que otra vez se le acercaba.
—Bien, pues seré quien ocupe tu tiempo libre, podremos hacer muchas cosas. —era una invitación, a hacer travesuras, charlar, ver películas o algo que a ambos les guste, era una invitación para hacer todo lo que se supone que hacen los amigos, serian amigos así que suponía que estaba bien que hicieran todo aquello. No estaba tan informado sobre el tema, más por desinterés que por inexperiencia. Simplemente no había mucho que llamara su atención y Kumo, era una gran excepción, quizá pueda pedirle ayuda con su gran problema, necesitaba un compañero de tiros, si es que se sabe a lo que se refiere, alguien hábil y con buena puntería, sin mucho miedo y que quizá también tenga ese mismo rencor que corroe su interior, necesitaba de alguien apto para algo grande y emocionante, harían correr a todos de la "emoción", llorarian de " felicidad" y pintarian todo de tono carmín, es un bueno plan ¿No?
Oírle hablar tan emocionado fue un pequeño punto más a la idea de ser amigos. Simplemente le encantaba. Oír hablar a alguien de algo que le gusta tenía su algo especial. Acertó con el tema de conversación al parecer, aún con el dolor físico, su cabeza se distraía para tomar atencion a algo más importante, a ese tono de hablar eufórico, sus gestos y pequeños movimientos con las manos, al hablar una persona o mosntrio deja ver mucho de si, al decir algo que les fascina suelen hacer movimientos para dar a entender mejor lo que quieren explicar, era el increíble lenguaje corporal, solo sabía un poco al respecto, pero lo suficiente como para gozar de la vista de alguien feliz por su tema preferido.
—Si, es un tema lindo del cual oír. No tengo una constelación favorita, pero podría destacar la constelación de Andrómeda, es bonita. —Se habían limitado a hablar, quería oír la voz ajena, no la suya, ansiaba oír su emoción al hablar de esas tan hermosas estrellas que le tenían, dicho por su mayor, enamorado, simplemente le encantaría entenderlo. Las estrellas eran hermosas, si pero, ¿Podrías enamorarte de una, o una constelación? Son bolas de gas flotando en el espacio, sin rumbo, y aún así son tan especiales para algunos, si las estrellas pudieran danzar en el cielo quizás las vea con mejor cara pero no, eran casi enternas en su lugar, habría cierta belleza en eso pero él no la hayaba, por eso oír hablar sobre estrellas era su actividad favorita, se informaba, aprendía, y podía conocer mejor los puntos de vistas de otros al respecto.

Estaban a nada del siguiente salón, no había nada que estropeara su gran seguridad y confianza, estaba seguro que todo saldría bien, tenía ya discurso preparado y se lo entendió de memoria, lo repetía un par de veces en su cabeza para no olvidar y luego hacer el ridículo. La humillación de eso podría perseguirle toda la semana, ¡Era una tortura! Una que no estaba dispuesto a sufrir, tenia todo listo y preparado para superar lo que sea. Menos... Menos eso, eso le tomo por sorpresa. Había tragado en seco, se sintió nervioso al instante y solo pudo ruborizarse de un suave color rojizo. Fue algo fugaz pero suficiente para volver de su ser un pequeño lío de nervios, eran conocidos amistosos pero aveces su menor era alguien fastidioso, le molestaba hasta el punto de que su cara estaba toda roja por la vergüenza, no eran bromas penosas ni chistes malos los que venían de su lado, no, era algo aún peor que eso, eran coqueteos juguetones, pequeños piropos que le costaba saber cómo responder, aveces podía idear la forma de responder cortes y de alguna forma devolver el halago pero costaba, no estaba acostumbrado a esas muestras de atención tan extrañas. ¿Y si Jack le estaba viendo en ese instante? Seguro se ganaría un castigo por desobedecerle, es, después de todo, como un amigo para esa personalidad tan cínica, corrigiendo lo anterior; para Jack, es como un perro, o un ciervo de experimentos.
—U-uh, gracias Issei, T-tu también tienes cualidades muy atractivas ¡eres muy encantador! —le regalo una de sus mejores sonrisas, correspondiendo ese suave agarre en su brazo, caminando juntos de esa forma, sabía cómo mantener el control en ese tipo d situaciones, ¡No era la primera vez! Perdió la cuentas de cuántas veces su contrario hizo algo como eso para molestarle y causarle unos nervios que le superaban por mucho. Sus mejillas ya ardían levemente, pudo ver cómo Blas se aguantaba la risa, seguramente con algún comentario fuera de lugar al respecto de lo que pasaba. Algo como “¡Vivan los novios!” quizás no conosca de mucho a ese sujeto pero sabía el tipo de cosas que le daban gracia, una de ellas, su sufrimiento y estado de nervios. Al igual que a Issei al parecer.
—Espero lo mismo, busco que mi club sea popular y un lugar de confianza para cualquiera que desee entrar. —desvisva el tema de los coqueteos tan curiosos que recibía, era más fácil que aceptarlo, al menos así su rubor no seguía creciendo y opacando más parte de su rostro, que lamentable debia de verse, y a la vez tan nervioso.

—¿Les preparó la boda?—no se aguanto las ganas de ese comentarios y las pequeñas y poco disimuladas carcajadas que dió ante la respuesta de su amigó, un sonrojo más fuerte, uno más notable, junto a un leve ceño fruncido como reproché por su comentario.




Se podía notar su emoción a la distancia, un tanto inexplicable si tomábamos en cuenta lo que había sucedido. Hablar de tu tema favorito en la compañía de un nuevo amigo no llegaba a dar la emoción que este expresaba. Pero claro, si también contamos con que es su primer amigo la cosa cambia. La emoción y felicidad que sentía no se podía expresar al solo hablar de estrellas, además que para ese tema necesitaba darse su tiempo. Y lamentablemente ya estaban muy cerca de su clase, arruinando la charla tan agradable que tenían, pero ¡no era problema! Podían seguir hablando en el descanso, ya tenía este reservado para cortejar a su alma gemela y aunque podría darle cierta ventaja a Yugen, por una vez prefería dejarlo pasar. No iba a descuidar al menor recién en los inicios de su amistad, ya si eso recuperaría el tiempo perdido a la hora del almuerzo. Porque si, ellos almorzanban ahí, o al menos una gran mayoría de estudiantes, otros decidían volver a casa por lo cerca que quedaba la escuela de sus hogares. Le parecía un tanto extraño, pues no estaba acostumbrado a llevar un bento. Pero suponía que querían dar mejor esa ambientación japonesa, y no sólo quedarse en la apariencia.
—¡Encantado que seas tú el que lo ocupe! Y si, no se bien que se hace con los amigos pero estoy abierto a cualquier opción. —era normal que no supiera, al no ver la posibilidad de tener amigos no se informaba sobre aquello. Estaba pisando un terreno completamente nuevo para él.
—Así que la de Andrómeda, tienes buen gusto, es bastante linda. Lo que le llevo justo a su perdición, aunque fue más por los alardeos de su madre. —esto último no tenía que ver tanto con la constelación, era más con su historia. La de una mujer con tal belleza que se comparaba con la de las Nereidas; hijas del dios del mar Nereo. Su historia era bastante interesante y muy atractiva a su parecer. Contra ella no tenía nada que hacer el pobre de Orión. Pese a ser su constelación favorito, en cuestión de historias no era una de las primeras, fue un personaje bastante pícaro. Que por culpa de sus acciones acabó muerto, o más bien dependía de la historia. Había unas cuantas que contaban historias diferentes sobre el gigante. Oh, ¿ya habían llegado? Era una pena aquello, le hubiera gustado seguir hablando con Chroma. Y tampoco tenía gran interés en entrar, solo para seguir con esa materia aburrida. Soltó un suspiro pesado antes de girarse y agarrar las manos del menor. El contacto físico no suponía ningún problema para él, sentía que era una linda forma de mostrar interés o aprecio por alguien.
—¿Podríamos seguir hablando de esto en el descanso? Es que me gusta bastante el tema, pero si quieres también podemos hablar de otras cosas. —espero paciente la respuesta del menor, sin darse cuenta de la situación en la que se encontraban. No era muy cuidadoso de parte suya hacer tal agarre, pues la oscuridad que consumía sus brazos y manos podía pasar fácilmente al menor. Manchando estás con una masa viscosa y fría, no para todos era agradable esa sensación.

Pudo sentir como su alma dio un pequeño vuelco, más que por lo dicho fue por la sonrisa del mayor. No iba a negarlo, tenía una linda y bastante atrayente. Que junto a las marcas de su cara y color de ojos lo convertían en una combinación perfecta. Podía apreciar con facilidad la belleza que tenía aquel chico, si, tenía el ego inflado y no admitiría que nadie es mejor que él, pero ese hecho no le impedía ver la belleza de otros o del mundo que lo rodea. Incluso se permitía piropear de vez en cuando a su mejor amigo, que decir, Mocca tenía un buen potencial. Con un lindo rostro y una cuerpo en buen estado, algo que podía recordarle al mayor. Las marcas que ambos compartían eran similares de cierta forma, solo que en su amigo disimulaban ser la huella que dejaban sus amados felinos, mientras que el contrario parecía ser los arañazos que estos dejaban. Una curiosa forma de relacionarlos, pero también era original ¡Claro que si! Prestando más atención al mayor, ya estaba consiguiendo su objetivo. El rostro ajeno comenzaba a teñirse de un tono rojizo parecido al de sus ojos, otra cosa curiosa. Las veces que pudo admirar algo así, el sonrojo era del mismo color que los orbes del sujeto. A veces se preguntaba porque era así, o porque en algunos no tenía nada que ver. También la explicación a esto se debía al color de la magia, pero igual tenía sus excepciones. Por ejemplo Blush, tenía un sonrojo que bailaba entre el rosado y rojizo, pero su magia tomaba más tonos amarillento. Siempre había ese tipo de excepciones que le daban curiosidad, y aunque a ratos le gustaría ser una, estaba feliz con su color. El morado no era tan malo, lindo y práctico, que combinaba con su único orbe de ese color. El otro era bastante más simple, de un color blanco con un fondo negro. Otra cosa que le fascinaba era esa, por lo general las cuencas de los esqueletos son negras y sin más color, pero la suya no. Al menos la izquierda, pues estaba pintada de un intenso color rojo, muy parecido a la pupila de su único orbe de color. Era curioso como compartía esa característica con su hermana, solo que ella en vez de tener la cuenca y orbe juntos, lo tenía en diferente lugar. Siendo uno blanco y otro rojo con pequeños toques morados. Un momento, ¿que estaba haciendo? ¡Ah si! Pensar en aquello le estaba distrayendo de sus obligaciones, molestar al mayor. Se percataba como quería desviar el tema, en un intento de seguir hablando del club. Pero mucho éxito no tenía, ya que se notaba un tanto nervioso y aún más con aquel comentario del ajeno. Así que boda ¿eh? Que buena oportunidad le había dado.
—Cuanto antes, no quiero dejar escapar a este gran partido~. —que divertido era, que bien que se decidió por molestar al mayor y no por otra cosa. Si es que verlo avergonzado era su pasión, podía llegar a parecer un verdadero tomate, y sin exagerar. Varias veces consiguió llegar a tal punto, era todo un goce para su ser, pues verlo de esa forma indefensa y nerviosa ahh~  que gran rato pasaban. Ni hablar bien podía, un tanto cruel de su parte disfrutar así, pero que esperabas. El camino del mal es atrayente, y puedes caer fácilmente en él. Así que mejor disfrutar y dejarse llevar. Que vaga excusa para justificarse, si tan solo le importará lo más mínimo. Agarró con su mano libre el rostro del ajeno, acortado distancias peligrosamente. Podía parecer que en cualquier momento sus bocas se unirían en un beso, jaja, esa era la gracia. Sabía perfectamente lo nervioso que aquello le ponía al mayor, lo que le daba más ganas de hacerlo.
—Con solo mirarlo uno se da cuenta de lo lindo y tierno que es~. —un guiño nada disimulado y una sonrisa burlona apareció en su rostro, acompañado de un leve sonrojo, casi imperceptible por gris color de sus huesos. Si que disfrutaba aquello, que bien se sentía causar tal nerviosismo en el mayor, quizá debería hacerlo más a menudo.











Simplemente encantador. Es como si pesada y sucia alma se sintiera liviana, tan agraciada y a la vez cosquillente, una sensación agradables. Oír a si ajeno hablar podria ser fácilmente un nuevo pasatiempo, con su emoción al expresarse, si alegría, esa rastro de negatividad que tenía en su ser parecía desvanecerse, era magia como las emociones fácilmente se podían reflejar en el actuar de cada ser, dependiendo de cómo vivan sus propias emociones. Le encantaría vivir esas experiencias tan individuales y hermosas, ¿Ser feliz sería tan cálido y brillante como se decía, o podría ser más como una nube negra que te fuerza a sonreír por el dolor? Quien sabe, no todos experimentan la felicidad como algo bueno, Aurora de por sí no la disfruta, eso le hace pensar aveces que está mejor al mantenerse cerrado a las emociones que al tenerlas, esperaba aveces jamás tenerlas, otras ocasiones buscaba con desespero algo que le hiciera sentir. Dizzy era su fuente de relajación. Y ahora, su nuevo amigo era su pequeña alegría, suponía que así se sentía la alegría más pasiva. Mantenia una sonrisa suave al oírle, escuchar sería su pasión, porque no es bueno en otras cosas además de eso, oír puede ser una simple acción pero si se escucha con atención se pueden descubrir cosas más que fascinantes.
Oh, ¿Tan poco les quedaba para llegar a su salón? Que decepción, juego cuando necesitaba que ese día trayecto durará horas para oír a su ajeno hablar, el camino parecía acortarse para tan solo durar unos pocos minutos cortos. Estaban tan cerca que lamentaba no haber aprovechando el tiempo.
—Digo lo mismo, tu propone lo que más te guste, yo aceptaré con gusto. —las nuevas amistades son algo complicado, más para alguien que poco o nada puede en tender del tema, se hayaba algo nervioso, emocionado y feliz, tener a alguien nuevo que conocer, un nuevo mundo que descubrir, sería curiosos ver qué tenían en común o que cosas no, dicen que las mejores amistades son las que poco o nada comparten de opiniones o demás, sería divertido ver que tenía su nuevo amigo para demostrar, siendo tan admirable ya desde el principio, se esperaba cualquier cosa.
Asintió suave, si, estaba al tanto de las historias de las constelaciones, pero no tanto como su amigo más cercano, seguramente Kumo y él podrían llevarse bien, sería lindo que sus dos únicos amigos que tenía en ese salón de llevarán bien, sería casi una fantasía de lograr.
—Es bastante interesante, no estaba tan al tanto de la historia de esa constelación pero gracias spot comentarlo. —habia sido algo que le tomo casi por sorpresa descubrir, pero al mismo tiempo no, al recordar un poco lo que escucho de Laseth podía sentirse en una especie de deja vu, pues este le dijo algo parecido respecto a la congelación de Andrómeda, curioso.
Ya habían llegado a su salón, deteniéndose en la entrada, parecía que ninguno de los dos aceptaba que llegara hasta ahí su amena charla, pero está bien, luego podrían continuar, en el receso, y en el almuerzo, quizá podría comentar el gusto que tenía por los animales, en especial los osos, se le hacían criaturas fascinantes con sus curiosidades y datos.
Sería un buen día. En definitiva, lo podía sentir, que el sol ese día brillaría más que antes bajo su nueva amistad, estaba pensando en positivos, gracioso, ¿No? Normalmente sería pesimista sobre todo, pero algo en su ajeno le daba confianza y una extraña alegría.
—Me encantaría, podemos hablar de estrellas todo lo que gustes, es agradable. —ni siquiera el tacto curioso y algo viscoso en sus manos pudo evitar que sus ánimos escalarán hasta puntos que ni imagino, joder, que extraño de sentía ser tan positivo en una poco tiempo, era como si una bomba de colores hubiera opacado el blanco y negro de su alma y cabeza, no quería que esa sensación se vaya aún. Soltó una de las manos ajenas, para quedar tomados de las manos, abrió la puerta y paso sin problema, la maestra no se molestó en hacer preguntas, solo continuo con su clase sin interrupciones. Cerro la puerta tras ellos, y casi obligado se tuvo que soltar del agarre, su puesto estaba algo atrás, en medio de casi todo el salón, era más fácil ver todo desde ahí y era casi el punto intermedios entre pasar desapercibido y ser visto fácilmente por la maestra, que decir, le encantaba ser el primero en hablar y dar la respuesta correcta, sabía que era la correcta, no por nada, se pasaba los recesos estudiando algo aburrido, no tenía muchos amigos como para jugar o pasar el rato, tampoco era tan malo como parecía, al menos podía mantener sus notas y hacer lo que se le plascara aveces, al ser un buen alumno, no le recriminaban muchas cosas pensando que solo sería un error pasajero. Tampoco se preocupaban de las heridas que tenía, ni de los golpes que cubrian su cuerpo, aveces ser el bueno del salón tenía sus pequeñas desventajas pero daba igual, pronto eso acabaría con un poco de pólvora y plomo, dispararía su dolor en forma de daño a sus conocidos, satisfactorio, sería tan feliz al hacerlo. Sonreía como nunca ese hermoso y glorioso día. Si. Pronto ese día llegaría.

O-oh dios, ¿En verdad estaba haciendo eso en ese justo momento? Cuando estaba tan cerca de llegar a un proximo salón y debía de dar un importante discurso. Su rostro parecía expresar justo ese pequeño panico que le causaba estremecer y temer, ¡El futuro de su club estaba en riesgo! Y todo por un par de esqueletos que gozan de causarle tantas cosas con sus bromas fuera de lugar. Uno con coqueteos, el otro insinuando que se casaría con quién le coqueteaba, eran un duo peligroso, no volvería a pedirles ayuda si se comportaban así, se sentía tan debil y fácil de avergonzar, era como si todo lo confíado que pudo estar le haya dejado, y es que, Issei le tenía en la palma de su mano, controlando su pánico a su voluntad, y él le dejaba porque le tenía cierto aprecio a su conocido amistoso. Ser amigo de ese par era una especie de tortura a su paciencia y vergüenza.
—Uh, tu, t-tu realmente quieres fastidiarme. Pero gracias, soy increíble —bufo a lo bajo con el rostro enrojeciendo, demasiado rápido paso de un tono suave a uno más intenso. Intentaba desviar los coqueteos con falso tono narcisista y egocéntrico, podía seguirles el juego por un rato antes de acabar siendo un tomate completamente. Sabía que Issei no se rendiría hasta cumplir con su cometido.
¿B-boda? ¿Eso no sería llegar un poco lejos? Osea, se llevaban bien pero tampoco era para ese extremo, le agradaba si contrario pese a sus bromas de mal gusto pero no sé veía capaz de coquetearle o ser más haya de una buena amistad, que decir, Jack le quitó las esperanzas de tener pareja o tener muchos amigos. De conformaba con lo poco que tenía.
—A-ah, Isse-ei, estás muy cerca. —fue un pequeño y tímido aviso, en tono tembloroso. La cercanía le estaba matando, era tan peligroso aquello que sentía que iba a chillar del pequeño panico que le estaba corollendo por dentro. No quería llegar a extremos tan inapropiados, aún de sentía inexperto e inocente en ese aspecto, quizá por el momento no sea el mejor partido o siquiera alguien con quién salir, es más como un amigo en el cual confiar, el romance no es lo suyo, e Issei se lo confirmaba, con sus constantes bromas y coqueteos se intimidaba, el amor lo es para él, perdía las esperanzas en lograr avanzar en ese ámbito cada vez un poco más por el temor, temor a no lograr ser suficiente o ser tan caremte de aspectos importantes para una relación, ¿Y si no es suficiente? ¿Que se supone que haga? ¿Pedir disculpas de rodillas, o lamerle las botas a su pareja? Es lo único que sabe hacer, humillarse para complacer, pero ya no más, estaba superando todo eso, se suponía que progresaba, que iría a mejor, que la sombra de ese sujeto ya no le atormentaria como antes. Ah... Pudo oír un pequeño "Clank" resonar por el lugar, algo cliché, ¿No? Pero Blas es fanático de eso y se había artado de la tensión que había en esa escena.

—Uy. Perdón. —se disculpó entre pequeñas risillas maliciosas, si, era lo que piensas, como malévolo plan empujó a Issei para que al fin algo interesante ocurriera entre ellos, verlos siempre jugar de esa forma le hacían querer emparejarlos, ¿Lo imaginan? Al tímido y caníbal de Nuit en una relación con una diva bien egocéntrica y hermoso físico como lo es Issie, sería más que curioso ver una relación así entre dos seres tan distintos. Haría de cupido y pediría consejos su hacia falta, con tal de tener algo de bien entrenamiento, quizás y hasta Blush pueda ir y ayudar con eso, olía como un romance recién empezando, si que si.

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