Ahh 3

La conversación con sus amigo fluyo bastante bien, ambos hablaban de temas triviales y las típicas cosas de adolescentes. Pero de lo que más, los chismes. Al contrario le encantaba aquello, siempre se enteraba de los más recientes y jugosos. Con razón su sueño era ser periodista y no otra cosa. Bueno, le gustaría ser pintor, pero las nulas cualidades que tenía para el arte era lo que se lo impedía en su mayoría. Debería intentar tomar algunas clases de dibujo, puede que le ayuden bastante a mejorar. O puede que descarte ese sueño por completo. Siguiendo con el tema, de que estaban hablando. ¿Quien era el mejor partido de la clase? Si, cosas muy normales para unos adolescentes hormonales. Bueno, así era Iris, solo esperaba que no le volviera sacar aquel tema.

-Kingu esta bien. Tiene un toque misterioso que atrae ¿no te parece? Quizá puedas salir con él ¿y Yugen? Podría podría protegerte de tus acosadores, tiene un aire a guardián. ¿Pero sabes quien es el mejor de todos? -intentaría liar otra vez a Mocca con esa pregunta. Quería que el pequeño tuviera de una vez una pareja, que ya le tocaba. Además que tenía unos buenos pretendientes para él. No tenía que preocuparse por eso, jamás le engancharia a alguien al que no le de el visto bueno.

-Venga, ¿quien? -otra vez de lo mismo, siempre intentando buscarle pareja. Si tan solo le pudiera decir que tenía una, con eso pararía, pero claro no era tan fácil. Sólo Issei sabía de su relación incestuosa, con tantos años de amistad. Tarde o temprano debía decírselo, además de que sabía que no le juzgaría, pues el menor estaba loco por alguien de último grado, siendo él de apenas de segundo. Cada uno con sus extraños amoríos.

-¡Tú! Deja ya que te busque pareja ¡por fa! Solo mirate, podrías tener a quien quisieras. ¿Es que no quieres sentir esas mariposas en el estómago? ¿Pasar lindos momentos con tu amado? ¿Dar tu primer beso? -estaba cansado de que el contrario siempre rechazar a los pretendientes que conseguía para él ¡quería que se enamorar de una vez! Al principio solo era una vaga idea, pero luego fue cobrando más fuerza. Necesitaba que alguno de sus amigos se enamorará, no quería esperar años hasta verlos felices con su media naranja. Merecían tener los típicos romances adolescentes, tan dulces como amargos. Pero nada, Sora no mostraba interés romántico, Issei estaba demasiado obsesionado con aquel esqueleto; pese a que podía tener una linda relación con alguien de su clase. Ya le hecho el ojo a uno de los compañeros del menor, podía ser un buen candidato para ganarse su corazón, pero a este tan solo le importaba su mayor. Agh, que cansado, y empezamos a hablar de Mocca uff. Ni caso le hacia al amor, ya le gustaría a el tener esa capacidad de enamorarse. Pero sus emociones estaban limitadas a las más básicas, tristeza, alegría y enfado. A duras penas lograba entender las demás, por eso su siguiente emoción a estudiar era el miedo. Pero lo dejo a medias cuando Blush consiguió pareja, toda su atención se centro en aquel esqueleto y a tal extraño sentimiento.

-Eso suena a algo que tú quieres sentir. -reclamó con gracia al mayor. El pobre no tenía la capacidad de enamorarse y lo podía llegar a entender, pero el problema es que su corazón ya le pertenecía a alguien. Y ni siquiera podía decírselo, con lo cotilla que era, tarde o temprano acabaría sonsacándoselo. Tenía miedo de como pudiera ser su reacción, así que no daría ni una pista, la más mínima llegaría a poner en peligro su amistad.

-Y por eso podrías ayudarme. ¡Solo una cita! ¡Por fa! -que volviera a rechazar su oferta sería una desgracia. Ya la tenía planeada y todo, hacerle eso a alguien seria un feo muy grande. Aunque bueno, su plan de cita, era más un encuentro casual en la hora del almuerzo. Sora estaba dispuesta a ayudarlo con aquello, pero más por ver al candidato que le había metido a la fuerza. La menor tenía un gusto más crítico que el suyo propio, para ella, nadie era digno de su amigo. Mocca era un trozo de pan, por lo que su futura pareja debía ser igual, o al menos, estar alcancé de él. Lo que significaba, que nadie podría ni siquiera acercarsele.

-Deberías para de meterme en citas a traición y centrarte en otras cosas. Como por ejemplo, el dibujo. ¿No quería ser un artista? Pues adelante. -por más que se lo pidiera, se negaría rotundamente. Le daba algo de pena, pues solo quería verlo feliz con alguien, pero Iris debía aprender a que no, es no. Así se pondría centrar en más cosas, como lo que ya dijo. Su carrera artística se encontraba estancada. Pero bueno, la práctica hace al maestro, así que. A practicar.

-No es tan fácil Mocca. Crear es más difícil de lo que podría parecer. -inflo sus "mejillas" en un gesto de molestia. Siempre subestimandolo, ya le gustaría verlo a él delante de un papel pensando en que dibujar. El arte llevaba su tiempo, y la inspiración de un artista nunca viene cuando uno quiere. Llega en el momento menos oportuno.

-¿En serio? -con una sonrisa burlona en su rostro comenzó a mover lentamente sus manos. No era por fardar, pero ya le enseñaría lo que era realmente crear. Una tenue luz azul comenzaba a notarse, a la vez que un hilo de magia en las manos de este. Haciendo variar su groso y densidad, sin dejar de presumir un poco, comenzó a mover sus manos con cuidado. Ese especie de hilo se hacía más corto y grueso, juntandose con el resto de sus cuerpo, formando una especie de bola irregular. Aquella esfera fue aprisionado entre sus manos, apretando con suavidad pero también con firmeza. Una lista, la soltó sin más, haciendo que bajará lentamente la figura de un felino caminando.
-Ah sido fácil. -

No sólo el mayor se quedó asombrado, también un ajeno a la conversación. Que seguía viendo al menor, pese a las advertencias y pequeños golpes que recibió hasta hace sólo un momento.

-¡Lo quiero! Perdona Cery, pero lo quiero. ¿Has visto eso? Lo necesito para mi. -su comportamiento había vuelto a cambiar abruptamente. Pasando a ser, el tierno y fantaseoso esqueleto que varias veces se dejaba ver. Esa muestra de poder lo dejó totalmente asombrado, y aún más de la forma que lo utilizo. Expresandolo en una pequeña figura gatuna, en vez de ser usado para el mal. Ese chico si que tenía sorpresas escondidas, le daba igual si tenía que ser golpeado otra vez, o recibir las amenazas de Cery. Quería corromper a aquel adorable esqueleto. Cueste lo que cueste, se había convertido nuevamente en su prioridad numero uno.
-¡Déjame intentarlo una vez más Cery! ¡Por favor! -

-Ahg, no quiero saber más del tema. Que se encargue Caos. -así es, por más amenazas que le diera. Ryu seguía en su mundo haciendo caso omiso a lo dicho. Ya llegará un día en el que no pueda seguir ignorandolo, quizá cuando reciba una demanda por acoso o termine en el hospital por pesado.




Kaffee saco un par de cascos de su mochila, unos audífonos con orejas de gato algo simuladas, iba a perder se en el mundo de la música mientras hacia sus deberes, un par de cosas ese día le hicieron sentir de pésimo humor, no eran nada muy preocupantes es solo, que no le gustaba tener que ocultar su insestusa relación, que si puede que esté mal, pero no eran hermanos tan directos, y si tan solo él tuviera el apellido actual de la pareja de su padre, quizá podrían pasar como una pareja normal. Era algo en lo que estuvo pensando durante un tiempo, eso les daría la oportunidad de poder casarse, ¿No? Legalmente no son hermanos si llega a realizar esa acción, sería lo ideal. ¿Lo imaginan? Una casa, su amado y él, en una hermosa relación de ya casados, quizás con hijos, unas mascotas según el gusto de cada quien, sería un maravilla, hasta haría y cuidaría de un hermoso jardín con tal de recordar de alguna forma más física lo que fue su gran declaración, con el mismo tipo de árbol como gran centro, y algunas plantas varias y coloridas para decorar y una que otra que tenía la posibilidad de ser cosechada, como los tomates y papas, o quizás un árbol de cerezas prodia ser mejor opción, le encantan las cerezas.
Soltó un suspiro, empezó a sacar sus cuadernos y estuche de su bolso, acomodando todo sobre la mesa, se puso sus auriculares, lo conecto a su teléfono y puso alguna canción al azar, hum, no salió tan mal como pensó, una pegajosa melodía se escuchó, pegajosa a su parecer y algo triste si se escucha piensa en alguna historia ficticia.
"I'm headed straight for the floor
The alcohol served its tour
And it's headed straight for my skin. Leaving me daft and dim
I've got this shake in my legs
Shaking the thoughts from my head. But who put these waves in the door?
I crack and out I pour" Esa parte inicial era el gran puente a lo que deseaba oír, esa parte que era tanto relajante como nostálgica.
"I'm Mr. Loverman
And I miss my lover, man
I'm Mr. Loverman
Oh, and I miss my lover"
Se vio casi en la obligación de ir tarareando a lo bajo mientras revisaba sus cuadernos y apuntes, buscando algún deber pendiente, estaba seguro que podría tener quizá uno o dos, pero se topo con tres, bien, a aprovechar ese rato libre, antes de que llegue el maestro y haga la prueba que les tocaba.

Caminaba cansado, todo su cuerpo dolía, y solo podía llorar, sin sentir nada más que dolor, no sentía pena, no sentía alegría, o al menos no lograba identificar esas emociones, solo sabía que debía de buscar a su hermano, su persona, aquella que le hacía sentir seguro en los momentos de vulnerabilidad. Había salido de los baños de la escuela, donde momentos atrás había sido golpeado, si, ya era normal, al parecer el que llorara por reflejo al dolor y no por la humillación el hacia presa fácil, tampoco es que le importara pelear para defenderse, no tenía motivos para ellos, se sentía casi como un muerto en vida con ese agudo dolor en su pequeña estructura ósea, hasta su ecto-cuerpo se llegó a generar por la pequeña fatiga que sentir y como una respuesta defensiva para proteger sus huesos y alma. Iba subiendo las escaleras, cada paso se sentía tan mal. Podría caer al suelo en cualquier momento, y desmayarse, ah, dormir tampoco estaría tan mal en ese momento, simplemente cerrar sus ojos y dejarse caer, cayendo a quien sabe dónde, golpeándose que partes, podía suponer que una de ellas sería su cabeza. Solo había una cosa que si lograba identificar de sus emociones. _*Odio*_, odiaba a esos abusadores que tantos problemas le causaban, ni respirar tranquilo se le permita, ni siquiera podía recibir ayuda... Notaba como algunos monstruos le veían con lastima y otros con vacío interés, tal vez porque llevaban al acomodadas sus ropas, o por los golpes, pero no llamaba suficiente la atención como para recibir ayuda.
Logro llegar hasta la segunda planta. Arrastrando los pies fue hacia el salón de su hermano, sentía como su rostro se humedecia más y más con sus lágrimas. Ni siquiera Laseth pudo cuidarle, le intento defenderme igualmente acabaron ambos golpeados, quizá sus amigo no sufrió tanto, aquel no sentía dolor, debido a un problema de nacimiento sus receptores de dolor eran menos sensibles que los de la media, era casi como un superpoder.
-K-Kami... No pude defenderme como me lo pediste... -Sollozo, bajando la mirada, como cachorro ragañado que no sabía que cometió un error o si lo que sucedía estaba mal o no, solo añoraba una cosa, vengarse. Deseaba matar a los malditos infelices que hacían de sus años escolares solo dolor u lágrimas.

-¡Oh dios, Chroma! ¿Fueron esos idiotas otra vez? Ven, vamos a mi salón, creo que tengo algunas cosas para limpiarte las heridas. -el mayor de aquel grupo de esqueletos de había apresurado a hablar, casi apartado de un empujón a Biscuits por ver a su hermano, para el grupo de amigos también era preocupante el estado del apodado como "osito". Biscuits creía que ese chico tan bajito y adorable podría causar un gran problema si es que no se le detenía a tiempo.

-¡yo tengo parches! Para los raspones y si ojito, mi hermano mayor suele caerse mucho. -ofrecia con amabilidad, se acercó al pobre niño malherido y tomadole de la mano le acompaño para entrar al salón, era concientes que la enfermería no sería de mucha ayuda en ese punto, mejor sanar ahora un poco y luego llevarle para heridas más graves. Era por experiencia, puede que ese secundario pareciera una maravilla japonesa, aunque tenía sus grandes defectos, como que la enfermería solo estaba abierta durante los receso por políticas estrictas y tontas. Pasaron por el salón y le guío a su pupitre, estaba más o menos en los primeros lugares al lado de un chico que parecía hecho de tinta, no lo conocía de mucho pero se veía como alguien agradable. Dejo al pequeño osito sentado en su silla, fue sacando algunas cositas bastante sencillas para heridas, unas toallitas desinfectantes y parches y curitas, no era mucho, pero podría ayudar con esos raspones y uhh... Limpiar eso, eso... No quería mencionar de que se trataba, solo diría que le saco un poco de sus casillas ver eso sobre el pobre cuerpo del adolecente menor, un líquido espeso y semi blanquecino que se mantenía en su ropita, dejando su pulcro uniforme hecho un desastre total.

-A-ack... Duele. -sentir como el alcohol de esos pañitos húmedos tocaba su hueso le causaba tanta dolor, ardía, demasiado, podría ser hasta peor que los propios golpes que recibió antes, o podría ser hasta más ameno, no lo sabía ni estaba tan seguro de ello, solo quería irse a su casa y darse un largo y relajante baño, dormir lo que restaba de año, como un oso en invernasion, ocultándose de todos los potenciales peligros que podrían haber fuera de su habitación. Esa era una de sus fantacias más agradables, otra de ellas, no sería agradable para sus allegados. Planeaba muchas cosas en su cabeza. Es de pocas palabras pero muchas ideas creativas como destructivas.

-¡Mierda! No puedo creer que esos malnacidos lo hicieron otra vez, ¿No les basto con la maldita golpiza? -Lanzaba maldiciones a diestra y siniestra con gran molestia e indignación, como su amigo se encargaba de ayudar a Chroma con sus heridas, decidió ir por su cuenta a buscar algún docente que ayudará, eso no podía seguir así, ya era el puto colmo, y seguramente más alumnos sufrían de cosas peores o similares, no había ni una pizca de preocupación de los maestros hacia los alumnos.

-Uh, creo que algo grave paso...

-Si, ¿Crees que venga algún maestro?

-seguramente Brush, seguramente.

Cómo buenas viejas chismosas que eran, el dúo inseparable del salón cuchicheaba entre ellos lo que veían en el asiento del al lado, pues estaban compartiendo asiendo, era algo incómodo pero les permitía jugar al bachillerato mientras esperaban que algo sucediera, oh y ademas jugar al gato, o más conocido como tres en raya. Tears alzaba su cabeza para ver qué sucedía e intentar oír algo. Olía a drama, del bueno.




No era por presumir, pero si con solo eso el mayor se había quedado asombrado, mejor no le enseñaría de lo que era capaz de hacer en realidad. Pocas veces dejaba ver a sus amigos de lo que era capaz, conocían sus habilidades y tal. Pero que las mostrará tan abiertamente era algo que muy rara vez ocurría. En educación física, se podía ver su fascinación por el deporte y ejercicio. No estaban mal, aunque preferiría sobre todo, los que se trataban de rivalidad. Aquellos requerían más esfuerzos, por lo que la diversión estaba asegurada. Como el baloncesto o las pocas veces que jugaron hokey, y ni si quiera de verdad, pues la secundaria no contaba con un campo de hielo. Como era lo normal, más bien fue sobre "césped", vamos lo que venía siendo el suelo del gimnasio.

—¡No hacía falta que presumas así Mocca! —parecía que si inflaba más sus mejillas, estas podrían explotar. Pero se encontraba con el orgullo un tanto herido. Que poco comprensivo podría llegar a ser su amigo. A él le costaba horrores dibujar una cara medianamente decente, mientras el menor en un par de segundos había creado una hermosas figura de hielo. Le hacía sentir un tanto inútil, pues era el único de sus amigos que no destacaba en algo en particular. Mocca era el favorito en educación física, Issei en literatura, pues pese a su apariencia y carácter agresivo, el pequeño tenía un alma de poeta. Si no estaba leyendo sus mangas, siempre lo podías encontrar escribiendo pequeños sonetos sobre el amor y odio que habitaba en este mundo. Eran como sus dos temas principales. Por otra parte, Sora destacaba en los idiomas, tenía mayor facilidad, incluso que su hermano, con estos. Sabía manejar unos cuantos, pero el que controlaba con mayor fluidez era como el japonés. La pequeña otaku estaba esforzándose muchísimo en ser la mejor de su clase, algún día le gustaría viajará al país del anime, por lo que necesitaba dar lo mejor de sí. Al tener su escuela una temática japonesa, no era de sorprender que también fuera ese un idioma a estudiar. Obviamente había más, como el francés, alemán o inglés, pero aquel podía atraer bastante por no ser muy usual. Pero retomando el tema, ¡incluso Blush destacaba en algo! Lo suyo era la historia, no sabía bien cómo es que lo conseguía. Para él aprenderse la historia del multiverso era bastante aburrido y cansado. Por supuesto que habían cosas interesantes, pero la mayoría le aburría, prefería las partes de la guerra y no las épocas pacíficas y prósperas. Al menos lograba aprobar la asignatura, era una suerte que su amigo le necesitará para estudiar. Pues era una gran cantidad de páginas que leer y aprenderse, pero por culpa de su antifaz se le hacía muy difícil. Así que tomaron el habito de repasar juntos, pese a eso, no sabía cómo el contrario sacaba tan buena nota, mientras que el se conformaba con pasar. Se quedaría en que retenía mejor los conocimientos, pero al menos gracias a esas tardes juntos, lograron hacerse los mejores amigos. Tal y como Mocca e Issei, solo faltaría Sora por tener a su besto frendo. Pero con lo poco que socializa esta, tenían más fácil que el obsesionado de los felinos acepte tener pareja.

—Vale~. Pero deberías intentarlo más seguido Iris. O volveré a presumir delante de ti~. —canturreo alegremente, con unas pequeñas risas al final. Le hacía gracia la cara de su amigo, un gesto de admiración y frustración es lo que expresaba esta. Puede que fuera un poco cruel burlarse así de él, pero lo que hizo paren as era una figurita básica. No tenía comparación otras esculturas que realizó en algún momento, las guardaba con cariño en la parte superior de su estante. Le costó bastante realizarlas, además de estar hechas con magia "especial", no eran de las que hacia con hielo normal. Estaban formadas de uno que no se derretia, pero claro, se necesitaba el doble de magia para crearlas y eso cansaba. Tenían todo tipo de detalles y podía pasarse fácilmente horas añadiendo más o quitandolos. El problema es que acababa agotado de tanto esfuerzo, ya no le quedaba mucha magia para usar el resto del día. Tenía bastantes que le gustaban, pero de su repertorio las que más, eran dos que no guardaba él. Si no su hermano y actual pareja, fueron un pequeño regalo que le hizo al inicio de su relación. Una trataba de simular un peluche con su apariencia, sabía de las marionetas que el menor guardaba con cariño. Y como no veía una de Kaffee quiso hacerle una propia, pero claro, costurar  no era lo suyo. Por lo que la hizo de tal material, esperando no decepcionarlo, le puso mucho empeño y la cantidad máxima de detalles, todo para que se pareciera al menor y al mismo tiempo al estilo de como está n hechas las otras. La segunda era una figura más simple, al menos para él. Pues aparecía café sentado en un campo de flores, debajo de una de esas placas que traían los gatos de la suerte, también habían varios de estos felinos rondando cercar y encima de la placa. Que hasta tenía sus kanjis escritos, ahí debía admitir que pidió cierta ayuda. Quería ser lo más preciso posible, además de realista en cierta forma. Incluso lo hizo como si tuviera signos de antigüedad, ¿su inspiración para aquello? El leve ronroneo que a veces emitía su pareja cuando estaba tranquila, o al acariciar esa especie de flores encima de su craneo.

—Esta bien. —cruzó sus brazos en un signo de falsa molestia. Le parecía adorable la situación, era como hablar con un algodón de azúcar con forma. Una explicación extraña, pero así se sentía, el menor tenía algo que relajaba y le hacía sentir seguro. Por lo menos cuando ellos dos estaban solos, porque cuando se juntaba el grupito, una batalla de divas era lo que se venía. ¿Que podía decir al respecto? Pese a la apariencia del menor, una tranquila y respetuosa, lo que se escondía en su interior era una reina que deseaba despertar. Y claro, a veces entraba en conflicto con la que tenía el esqueleto de humo. Que a este, como reina no le ganaba nadie.

—Venga Cery, por fa. Déjame hacerlo, no seas malito. Te recompensare si me dejas, oww pero no pongas esa cara. Te salen arrugas si frunces el ceño, venga sonríe. Que te ves más lindo así, bueno, vaaale, también te ves lindo así. —le picaba una mejilla, mientras agarraba las manos ajenas con su mano libre. Lo abrazaria si pudiera, pero su amigo se sentaba delante de él y no al lado. Caos había rechazado esa responsabilidad de autorizar o no. Lo que hizo que volviera a recaer sobre el esqueleto de caramelo, pobrecito, que no libraba de él ni un momento. Aunque si aceptará, podría dejarlo en paz, pero como sabía que no lo haría podía molestarle de esa forma. Una más cariñosa, por haberlo hecho enfadar antes, pero claro, Cery se había cerrado en banda. No quería recibir su afecto, jo, con apachuchable que era. Bueno, igual no se librará de uno de sus abrazos, lo recibiera quiera o no.

—Para, no te voy a dar permiso. Eres un idiota, para ya. ¡Como me llames lindo una vez más! —se quedo quieto sin hacer nada. Pues era un tanto agradable recibir esa pequeña molestia en su mejilla izquierda, además que las manos del mayor eran cálidas. Lo que no le hacía fácil dejarlas. Esos cambios del mayor, le ayudaban a librarse de muchos regaños de su parte. Era increíble lo que conseguía con tan poco, unas bonitas palabras y gestos cariñosos. Era tan débil ante el amor, y no dejar pasar otra estupidez de su amigo le hacia sentir mal, siempre con esa actitud adorable y de niño bueno cuando le convenía. Lo peor es que de verdad era así, cuando se ponía en ese plan no había malicia en sus ojos o palabras, se expresaba de forma pura. Aquello le complicaba su tarea de seguir enfadado y no perdonarlo. Jodido Ryu, como le convencía con tan poco.

—Lindo. —sonrió tiernamente, aunque no se viera bien con la mascarilla que traía puesta. No era por nada en especial, solo se sentía más seguro usándola, además que cubría las cicatrices de su boca y cara. Aquello sí que no le gustaba, le avergonzaba tanto como le hacía sentir orgulloso, todo dependía de su estado de ánimo. Algunas veces queriendo ser tragado por la tierra, al tener que quitársela a la hora de comer, pero con cierto orgullo que le hacia querer llevarse todas las miradas. Dos lados tan opuestos que se contradecian con tan solo existir.

Soltó un pesado suspiro en signo de derrota.
—¿Que voy hacer contigo? —no lo dejaría seguir acosando como un pervertido, pero si podría perdonarlo una es más. Total que más daba, solo era otra estupidez perdonada. Pese a que quisiera, no podía enfadarse mucho tiempo con su amigo, demasiadas cosas vividas que le hacían sentirse realmente culpable. Y bueno, no era tan malo, normalmente era amable con él y lo protegía, a su manera, si veía que Noire se sobrepasaba mucho. Lo que también le causaba varias peleas con este, ¿que iba hacer? Así era su novio, tan solo podía curarle las heridas si llegaban a sangrar, para que no se le infectasen.

No le gustaba matemáticas, era una clase tan aburrida, además que no entendía nada de lo que escribía la profesora en el pizarrón. Ojalá tener una excusa para saltarse la clase, así quizá pueda ver lo que hace su amado Nox. Si es que ese chico lo traía loco, era simplemente tan hermoso y divino. Pero sabía que no podía obtener su corazón tan fácilmente, Yugen también quería cortejar a su alma gemela ¡pero no lo permitiría! O al menos no sin luchar, su amado merecía ser feliz, a su lado, claro esta.

—Kumo, ¿podrías ir a buscar a tus compañeros? Ya deberían haber vuelto del baño, se han ido hace un buen rato. Traerlos enseguida a la clase. Si no los encuentras tendrán un buen castigo. —se dio vuelta, para seguir escribiendo los problemas que los alumnos deberían resolver.

—¡Claro profesora! —se levanto rápidamente de su asiento y salió del aula. Genial, tenía una excusa para espiar a su querido esqueleto. Lo haría antes de buscar a los fugitivos, con lo que han tardado ahí, era más que seguro que pretendían saltarse la clase. ¡Ja! Como si la profesora no fuera a darse cuenta. La clase del B estaba de camino al baño, por lo que no se vería muy raro que fuera en esa dirección. Listo, tan solo una puerta lo separaba de su destino. La recorrió lentamente y con cuidado de no ser descubierto. Se asomo un poco dentro del aula, no había nadie ¡claro! ¡Nox tenía educación física a primera hora! ¿Como se le había olvidado? Con las ganas que tenía de verlo, jo, que injusto. En el descanso tendrá que intentarlo, pero estaba el problema de Yugen. Que fastidio. Pues nada, a ir a revisar si en el baño había alguien. Solo iría y echaría un vistazo rápido, no esperaba que nadie se quedara ahí. Pero por su suerte, no era así. Ahí estaban los de su clase, hablando y riendo tranquilamente.

—¡Chicos! Estáis tardando mucho y la profesora se está impacientando. Debeis volver ya. —contó cuantas personas habían ahí, faltaba una. Ese era Chroma ¿cierto? No estaba seguro si ese era su nombre, no prestaba la atención suficiente a sus compañeros como recordar el de cada uno. Bueno, daba igual. Quizá él sí quería saltarse la aburrida clase de matemáticas.

—Agh, déjanos en paz. Vuelve a la clase y dile que no estábamos. —chistó molesto.

—¿Seguro? Porque dijo que os pondría un buen castigo. —no le agradaba esos tipos, si les pasara algo malo no se preocuparía. Pero tenía que cumplir el encargo que le dejo la maestra, si ellos se iban a quedar ahí, esta bien. Él diría la verdad, no iba a meterse en problemas por su culpa.

—Creo que no eh sido lo suficiente claro. —se acerco de forma intimidante hasta llegar enfrente del menor, agarrandole bruscamente de la chaqueta para evitar que se escapara de alguna forma.
—Vas a ir a clase, y le dirás a esa perra que no estábamos en el baño. ¿Entiendes princesita? —agarró la corona del menor y a este, lo tiro al suelo bruscamente. Riéndose descaradamente en su cara con la parejita de sus amigos.

El golpe fue lo de menos, no le llegó a doler tanto pese a haber caído de cara. Por eso no había problema, pero, la razón por la que aquello acabaría mal, era muy simple. El abusón había hecho que cayera encima de uno de sus "tentáculos". Siendo el elegido, uno de los dos que almacenaba los diferentes tipos de energías negativas. Tales como tristeza, miedo, odio, rencor...furia. Se levanto del frío suelo con la cabeza agachada, acercándose al causante de su repentino cambio de comportamiento. Quería recuperar su corona, alguien como ese tipo no debería ni siquiera tocarla con sus sucias manos. Solo así, podría volver a clase, por lo que retendria esos oscuros sentimientos que consumían lentamente su alma. Una vez lo suficientemente cerca, extendió su mano.
—Dame mi corona. —un golpe en esta y risas burlonas fue lo que recibió. Esta bien, pero no le entregaron lo que le pertenecía. Lo volvió a repetir una vez más, les estaba dando otra oportunidad, pese a lo fácil que sería recuperarla por si mismo. No sería el mejor momento para buscarse problemas. Pero nada, más risas fue lo que le dieron. En verdad, se estaba esforzando por mantener la calma, pero esos tipos. ¡Quería su puta corona de vuela! Si no accedían por las buenas, no había más remedio que hacerlo por las malas. Esa escoria no aprendía a no ser que sea la violencia su maestra. Estaban en una escuela pública, ahí se iba a estudiar, y como se querían saltar las clases. Él los ayudaría a que no se queden atrás. El humo que traía en su espalda se sólidifico rápidamente. Tomando la forma de unos tentáculos en posición de ataque, tan parecido a los su padre. Pero tan inútiles a la vez, aquellos estaban compuestos en su mayoría de sentimientos, no de corrupción. Por lo que no hacían ningún daño físico, solo emocional. Pero ese no era su problema, si que mataban luego de eso, seguro que hacían un favor al mundo. Nadie quiere a basura como esa malgastando oxígeno. Retrocedió un paso, para tomar impulso. Necesitaba aquello para atinar un buen golpe, justo en la boca del estómago. Para los que no lo saben, es muy peligroso recibir un golpe ahí, pudiendo causar desde hemorragias internas hasta la propia muerte. Claro, esto Kumo lo sabía perfectamente, siempre tenía entrenamiento con su padre después de las clases. Viendo la mejor forma de atacar y defenderse de la gente. Nightmare siempre le decía que tenía que ser útil de alguna forma, y la mejor era causar caos y destrucción cuando sea mayor. Podría hasta parecer un buen padre, pero sólo lo veía dos horas cada día. Tomaba sus clases con él y volvía a casa con Dream, quien verdaderamente le cuidaba.







—Bien, ya casi está listo. —Anuncio con una sonrisa cálida, viendo como levemente el pequeño asiendo, con las mejillas rojas por tanto llorar. Con su carita lastimada. Era una imagen devastadora de alguien tan inofensivo, ¿Que habría sucedido esta vez para que acabará así? No deseaba imaginarselo, tan solo se limitaba a atender al menor. Una vez las heridas más pequeñas fueron atendidas, paso a las de mayor tamaño, y las que podía atender con el poco material que cargaba para emergencias, no de esa índole, más bien accidentes que su hermano mayor solía tener al ser un deportista algo apasionado y que de forma común se solía lastimar. De paso, fue limpiando el misterioso líquido que estaba sobre el uniforme de su menor. Daba lastima ver a alguien a quien conocías de esa forma, llevaba un tiempo siendo amigo de Kamile y al ver a su hermano menor no pudo evitar sentir una gran ternura por el joven, tan pequeño y a la vez extraño, lo decía por su curiosa condición, una que era el vivo reflejo de lo que unos malos y poco expresivos padres podrían causar, aislando a su pequeño del exterior y evitando que conociera sus propias emociones. Al ser amigo cercano de la familia de ellos, entendía lo ilógico que fueron los padres al cuidar de esa forma al menor de sus hijos y siendo más permisivos con el mayor, no eran lógicos, eran extraños, y bueno, quién era el para criticar, si sus padres ni siquiera fueron pareja, solo fue la aventura de un hombre mayor con un joven adolecente que cumplia recién los 18 años, algo un tanto turbio en su opinión.
—¿Lo ves? No dolió tanto, creo que ahora podrías ir a tu salon, luego Kami y yo iremos a buscarte para ir a la enfermería, ¿Te parece bien, Chroma? —vio a su menor asentir, parecía algo perdido, atrapado por unos momentos en sus pensamientos, para las pocas palabras que intercambio con él, podía atinar que no podría ser bueno lo que pensaba, su contrario era algo destructiva por malas influencias.

Atinó a asentir suave, viendo con su única cuenca descubierta a su ajeno, la otra se hayaba cerrada por el fuerte golpe que recibió, esa zona ya debería estarse pintando de un suave morado para ese punto, no fue un golpe suave, aún sentía el dolor, como si su orbe hubiera sido arrancada de su lugar, y jalada con fuerza fuera de su cuenca.
—Si, y gracias. —¿Estaba bien? Si lo decía Akim, confiaba, se levantó de la silla y con paso tranquilo y torpe fue hacia la salida. Sin despedidas ni nada más. Si no fuera por su gran debilidad ese problema suyo sería más fácil de solucionar, en fin, camino por ese largo pasillo, esperaba no encontrarse con esos bravucones otra vez, no soportaría más, su cuerpo estaba debil, su HP subió un poco gracias a las vendas pero nada, podría morir tan fácilmente ahí si caía desde esa planta, ¿Cómo se sentiría el choque contra el suelo desde es corta altura? Quizás podria subir unos cuantos pisos más hasta la azotea para experimentar con algo mucho más fuerte y tal vez eso pueda hacerle sentir algo, pena, felicidad, algo, ¿Feliz por morir, o triste por caer al vacío? Una de dos, no sabía si se podía estar triste y feliz a la vez, descubrirlo sería su misión, pero no para ahora, estaba más ocupado pensando en tonterías nada preocupantes. Cerro su cuenca por unos momentos, ya los pasillos se ibam vaciando, quería sentirse lejos de ese lugar, quizás en algún concierto de una banda que le gustará o en un campo de flores blancas y negras, sería realmente bello ver flores monocromáticas...
Abrió su cuenca, ya estaba llegando al final de ese largo pasillo, doblo en una esquina para ir bajando las escaleras, podrían ser una torturara, dió pasos temblorosos, sus piernas flaquearian en cualquier momento y caería al suelo, no podía esperar para que eso ocurriera ya. Dos, tres, cuatro cinco... Y seis, seis escalones que descendió sin caer, la espera para impactar contra el suelo era como un juego, un paso en falso y ya, caería rodando dejando su cuerpo herido ahí, sin hacer más que esperar nada. Es como jugar a la ruleta rusa, nunca se sabe cuándo te tocará la bala o si está impactará en tu creaneo en algún momento, caer al suelo es su bala, y cada turno es un paso que da intentando caer al suelo con cierta duda en su acto. Daba pasos flojos a propósito. Llegó al final. Sin heridas. Estaba a salvo, ¿Se suponía que debía de ser bueno? en su opinión no lo era, al menos si caía al suelo podría salvarse de una gran paliza a la salida de la escuela o de ir a los baños a recuperar su teléfono. Luego de la pelea tuvo que huir, perdiendo ese objeto. Soltó un suspiro. Tendría que ir al baño.
Una vez más con tranquilidad fue hacia estos, esperaba esos idiotas no estuvieran ahí otra vez para hacerle la vida una mierda.









Un golpe directo, el sonido de algo metálico chocando contra el suelo y las palabras mal sonantes de unos abusones. Era lo único que acompañaba esa escena solitaria de baño. Su corona, su máxima y única prioridad del momento, había caído al suelo. Más le valían a esos mal nacidos que no se haya hecho nada, ni siquiera un pequeño rasguño. Pues de lo contrario lo pagarían muy caro, sería su peor pesadilla, tanto que hubieran lamentando el día en que llegaron a convertirse en unos matones. Algo que lamentable también afectaría a la escuela, era una pena pero no se contendría por eso. Aquello sería un verdadero festival de sangre, a la cual sólo se podría acceder a través del terror y miedo. Dejó al mayor retorciendose de dolor, era increíble como todavía seguía de pie. Estaba seguro que el golpe fue lo suficientemente fuerte como tener que dejarlo tirado en el piso, ya se encargará de que ahí acabe esa escoria. Se dio la vuelta para recoger lo que le pertenecía, la revisó con sumo cuidado. Esta bien, esos idiotas se habían librado de la muerte, pero no del castigo que les pondría por coger cosas que no les pertenecían. Se encontraba agachado, cerca del suelo y a espaldas, un movimiento nada inteligente por su parte. Pues se exponía como una presa fácil, pero ¿sabéis eso del lobo con piel de cordero? Exacto, el nunca fue una presa fácil, más bien era el cazador, y sus compañeros eran las potenciales presas. Le gusta hacer tal comparación, se sentía poderoso cuando pensaba en eso. Y con esos abusones, ni siquiera había un rival, sabía perfectamente que ni entre los tres tenían si quiera una mínima oportunidad de ganarle. Pero al parecer ellos no pensaban los mismo, pues escuchó unos pasos que se acercaban a él rápidamente, seguramente esa pareja que seguía a líder de su pequeño. Sin autonomía propia, sólo obedeciendo al imbécil más grande ¿y porque? ¿Será por su brillante inteligencia? ¿O por su hábil labia de conversación? Que idiotas, teniéndole miedo a un musculitos, porque esa sería la única razón. No podía ver ninguna cualidad especial en aquel tipo, además de su buena condición física. La que no duraría mucho, ya que llegó a observar en los bolsillos de su pantalón como tenía una caja de cigarros. Seguro que para creerse mayores y "cools", oh si, ¡que genial estropear nuestra salud con tal de parecer mayores! Aquello no hacía nada más que aumentar su odio y ganas de golpearlos hasta que rueguen que pare. Los pasos cada vez estaban más cerca suya, dejaría de perder el tiempo con pensamientos inútiles y terminaría con eso de una vez. Al ser solo dos, lo tenía fácil para atravesarlos con sus "tentáculos" negativos. Era mejor llenarlos de negatividad que de euforia, pero si fueran más no tendría más remedio que hacerlo con los positivos también. Podría sonar mejor, pero no lo era, muchos sentimientos positivos también podían causar un gran daño emocional. Es como cuando estás riendo muy fuerte y por mucho tiempo, que te empieza a faltar el aire, pero no puedes parar de reír. Es algo parecido a aquello, pero bastante peor, lo único malo, es que causaba mucho ruido. Y no podía arriesgarse a que eso pasara. Ambos abusadores se quedaron a pocos metros de él cuando fueron atravesados por sus tentáculos. Como dijo antes, estos no hacían daños físicos, por lo que se encontraban perfectamente, sin heridas ni daños. Al menos por el momento, limpió un poco su corona antes de ponérsela nuevamente. Esta quedó un tanto de lado, ya que le gustaba que estuviera así, se le hacía más cómodo. Se levantó del suelo y se dirijo a paso lento al mayor de los cuatros. Ese patético malgasto de oxígeno y espacio, que estaba gritandoles a sus compañeros, pensando que así reaccionarían o algo. Pero nop~, era inútil, ahora mismo deberían encontrase en trance, experimentando cada emoción negativa que sintieron alguna vez pasada. Reabriendo viejas heridas que creían haber superado. Que divertido era eso ahh~ le gustaría quedarse a ver sus rostros, pero tenía asuntos pendientes con aquel "líder". Lo agarró del cuello, casi de una forma demandante de atención, quería que lo viera a los ojos cuando recibiera cada golpe suyo. Normalmente tenía la cuenca izquierda cerrada, pero podía hacer una excepción, solo para él.
—Recuerda que te lo pedí por las buenas. Esto es solo tú culpa. —uno de los "tentáculos" libres que le quedaban, lo atravesó rápidamente. Siendo este de emociones positivas, pero no importaba, solo era temporal, hasta que el mayor cayera al suelo, al verse superado. Tal y como planeo, este cayó al suelo con gran facilidad, pobre ingenuo, tenía una estúpida sonrisa formada. Ver su rostro cuando le quite tal felicidad y lo traiga de vuelta a su cruel y horrible realidad, va ser tan satisfactorio. Más que cualquier dulce caramelo, o noche pintada de oscuridad, donde sólo la luna brindaba una tenue luz. Se acomodo encima de aquel tipo, un golpe directo a la cara, mientras su otra mano agarraba con fuerza su cuello, asfixiandolo lenta y dolorosamente. Varios golpes le siguieron a este, con el estúpido abuso riendo de felicidad. Era el momento perfecto para arrebatarla, retiro de golpe su tentáculo. Los efectos de este no tardaron en desvanecerse, al igual que la sonrisa pintada en su rostro. Era como le había imaginado, incluso mejor. Esa dulce expresión de temor, como la guardaría con cariño~. Siguió con su pequeño trabajo, golpeando fuertemente a su compañero, mientras veía como luchaba por su vida. Arañandole el brazo, o lo que parecía intentar. Ya que este al estar rodeado de corrupción y esa masa viscosa no le permitía sentirlo. Disfrutaba tanto aquello que no quería que terminase, pero lamentablemente no fue así. Puedo escuchar unos pasos acercándose al baño, oh mierda, ¿quizá la maestra? No sería bueno que lo vieran así, golpeando sin motivo aparente a sus compañeros de clase. Ahg, está vez no se libraría del castigo tan fácilmente. Estuvo atento a ver quien ers el que pasaba por la puerta levemente entre-abierta. Que alivio se llevó al ver que tan sólo era el otro esqueleto que debía avisar. Dejó de apretar el cuello ajeno y libero al resto del grupito, que cayeron al suelo como si no tuvieran forma de sostenerse por sí mismos.
—Hey. —saludo al contrario, mientras se levantaba y acomodaba sus ropas. Que suerte tuvo el "líder", librandose de una horrible muerte por la llegada de uno de sus compañeros. Tan patético e indefenso ¡inútil!
—Chroma, la maestra dice que volvamos ya a clase. ¿Vamos o te quedarás con tus amigos? —su tono estaba más calmado y tranquilo que antes. Pues su enfado era única y exclusivamente a los abusones del baño, no tenía nada en contra con aquel esqueleto. Lo que no quitaba que tuviera suerte, logró enfocar sus sentimientos a las personas correctas, evitando que pasara cualquier desgracia a inocentes.

Bạn đang đọc truyện trên: AzTruyen.Top

Tags: #ajio