Ahh 2

Un sonrojo azulado se apodero del rostro del menor, haciéndolo ver tan lindo e indefenso. Adoraba tanto su pareja, le encantaba verlo de esa forma. Con las mejillas sonrojadas y un rostro que mostraba algo de confusión y vergüenza. Que bien que aprovecho el momento, como llegaban tarde las calles se encontraban más despejadas y podía demostrar pequeños gestos de amor. Si tan solo pudiera cuando estas estaban llenas. Le gustaba fantasear con la idea, ir agarrados de la mano, dándose algunos besos de vez en cuando. El destino no importaría, pues compartía un hermoso momento con la persona que más amaba en el multiverso. Sería demasiado lindo como para que fuera verdad, sin miedo de ser juzgados, solo una pareja más demostrando lo mucho que se quieren. Daría todo con tal de poder hacerlo realidad, hasta estaba dispuesto a renunciar a los gatos por su amado. Aquellos animales eran su pequeña obsesión, y de cierta forma, tenían varias similitudes con su novio. Ambos eran tan dignos como cualquiera, una apariencia adorable a más no poder y un carácter interiorizado de divas. ¿Como no amarlo? Si su pequeño hermano era perfecto, y no solo por aquel parecido que encontraba. Kaffee tenía su propia forma de ser y actuar, desagradable para algunos, pero lo que le enamoro a él.
¿Como negarse ante tal propuesta? Que su hermano le pida mimos o besos le mataba de amor. Estaban en plena calle y mostrar su afecto era difícil, todavía podían pillarlos y terminar mal. Pero una oportunidad así, no se repetiría en otra ocasión. Asintió con gusto, antes de abrazar y llenar de besos a su amada pareja. No siempre tenían la oportunidad de disfrutar de una sesión de besos, por lo que aprovechar era muy importante. Su paso se detuvo, quería darse su tiempo en hacer cada beso especial para el menor, sobretodo los que iban dirigidos a la boca de este. Dejando un poco de aquel chocolate en los suyos propios, una sensación tan dulce como ninguna. En un momento, dejó las carteras de ambos en el suelo, todavía no le haba dado la suya a Kaffee, pues prefería esperar a que terminará su tostada. Demasiadas eran las ganas de demostrar su amor, podía parecer que ni tiempo de respirar le daba. La emoción que sentía no la controlaba muy bien, ¿que se le podía hacer? Amaba con todo su corazón a su novio.
-¿Quieres más? Porque yo sí. -todavía ni le dio tiempo de responder cuando acerco su rostro al del contrario, lamiendo el poco chocolate que ahí había. La mayoría se fue quitando con los múltiples besos dados, dejando pocas marcas en las mejillas del menor.

Que gran satisfacción se llevó, ni un pequeño respiro se le permitió de esa sesión de mimos en la cual solo podía recibir gustoso cada muestra de afecto, como felino gruñón, entregando pequeños besos una que otra vez cuando se le daba la gran oportunidad, uniendo sus bocas en pequeño besitos. Y choquesitos suaves, tan tiernos, como pequeños malvaviscos, si, a eso sabían los besos de su amado, a malvaviscos con café, en un invierno fuerte y azotador, su amado era la calma dentro de la tormenta que aveces era su cabeza, amaba que le quiera tan cuál era sin desear cambiarle, de alguna forma, le hacía querer aprender a quererse a si mismo también.
Era un bello sentir, ese de ser amado y correspondido. ¿Podría saber algo mejor? Mejor que si actual relación y esos bellos momentos que tenían, que le hacían querer llorar, se sentía tan fantasioso que aveces tenía despertar de ese hermoso sueño, chocando con la horrible realidad, su relación jamás podrá ser buen vista y mucho menos aceptada. Por el momento es feliz con tan solo poder vivir momentos lindos a escondidas. En sus pequeños lugares secretos y horas especiales, dónde solo importaban ellos dos y el amor que se tenían. No podía esperar a llegar a la escuela y escabullirse junto a su hermano hacia su lugar de tranquilidad, bajo el mismo árbol en el cual se declararon, podría ser una tontería pero se declararon ambos el mismo día, al mismo tiempo, habían quedado en hacerlo en un lugar privado y él propuso detrás de la escuela en ese precioso jardín. Fue un día bastante curioso aquel en el que por poco cree arruinar su hermandad con Mocca, por fin se habían empezado a llevar bien y una cosa llevo a la otra haciendo que se enamoraran mutuamente, recordaba ese día con mucho cariño e una gran ilusión, fue un día realmente especial. Ah, se sentía tan cariñoso en ese momento. Tan deseoso de esos pequeños besos, que no le importaba que su rostro quedará con restos de esa pasta de chocolate, si su amado era causador de ese desastre, lo apreciaría tanto como el resto de sus muestras de afecto. Le amaba demasiado, cada parte de él le parecía lo más hermoso, desde cuándo se comportaba algo cínico y buscaba pleitos porque si, lo hayaba adorable, hasta cuándo era tímido o se apenaba cuando su falda se subida y mostraba demás, no mentiría, gozaba esos momentos en los que podía ver más haya de lo que la ropa ocultaba, quizá con algo de morbo y deseo pero en su mayoría admiración, su hermano mayor era demasiado hermoso, hasta su forma de vestir era admirable, resaltaba todas las hermosas curvas que poseia, dándole un aspecto algo andrógino pero atractivo, aveces le daban celos que otros estuvieran mirando así novio, y con el descaro de chiflarle y decir obscenidades sobre él, los golpearía, si su amado se lo permitiría, ya tuvieron problemas con eso una vez, quizás más de una, unos idiotas se atrevieron a acusarle en la escuela de que les había golpeado demasiado fuerte y, se defendió diciendo la verdad; que estaban acosando a su querido hermano mayor y que él, como pobre y débil menor, solo decidió protegerlo de esos abusivos, se libro de muchos castigos por su adorable apariencia, disfrutaba eso, usar lo que tenía para proteger a su amado, aunque esté no le permitía hacer mucho daño a otros. Ni un suspiro se escapo de su boca, cuando ya se hayaba sonriendo bobamente por su amado.
-Obvio que quiero más, siempre me haces querer más. -haciendo provecho de la cercanía le beso, en los "labios", algo más duradero. Igual de suave y cariñoso que los anteriores, incluso diría que algo más apasionado por su parte, solo era un roce superficial, jamás se podría atrever a más estando tan cerca de su casa, el temor de ser descubiertos era constante, en la escuela como en casa, solo confiaba en una persona para hablar sobre su hermoso amorío.

Sentía que aquel beso de verdad derritio su alma, o más bien, lo que la protegía de daños externos. Le parecía asombroso como su hermano lo conseguía con tanta facilidad, una mirada, unas lindas palabras, lo que sea que hiciera conseguía el mismo resultado. Estaba tan enamorado por el pequeño chico de huesos oscuros, que apenas lograba sacárselo de su cabeza. Unas frías gotas comenzaban a caer encima de sus costillas, haciéndolo estremece levemente ante estas. Si es que cuando decía aquello, no era un forma de hablar bonita. Su realidad era literal, lo que le hacía recordar con ternura en su confesión y los días previos a esta. Luego de un desastroso inicio como hermanos, por fin consiguieron llevarse bien. Como unos que de verdad se apoyaban y querían, el único problema a eso, era el tipo de amor que se tenían. Traba de convencerse a sí mismo que solo era por la cercanía, que pronto se iría. Pero no llegó a irse a ese sentimiento, una cálida sonrisa del menor fue lo que se lo confirmó. Estaba completamente enamora de su hermano, pues nunca se había derretido aquel hielo, y mira que lo intentó. No porque no le molestase, era más bien curiosidad. Hicieron todo tipo de pruebas con sus amigos y nada, seguía intacta como si nunca la hubieran intentado dañar, pero era pensar en su querido hermano y se deshacía como un helado bajo el ardiente sol de verano. El día de la ansiada confesión, fue la primera vez que su alma estaba totalmente expuesta, sin nada que la protegiese más allá de sus costillas. Un lindo recuerdo que atesorara el resto de sus días ¿y como no? Pues fue el inicio de la relación que lo traía enamorado todo el día y toda la noche. Como la colegiala que aparentaba ser, ese dulce y tierno primer amor. El cual al terminase duele más que estar muerto, por eso jamás terminaría tal bella relación. Muchos problemas de buscarían si seguían así, lo mejor era terminar ese amorío incestuoso. La sociedad los jugaría sin piedad, sin importarles su corta edad u otras virtudes que puedan destacar. Pues así era la gente, juzgando a aquellos que les parecía extraños o raros. Pero tal gustó no dejaría que se lo llevaran, aún si tenían a su padre en contra. Ambos eran felices teniéndose al lado, tenían un puro amor, más allá de cualquier extraño morbo que pueda causar salir con un familiar. Se amaban de verdad, y eso era lo importante. Aún en público intentaban demostrárselo, de forma más disimulada, claro. Como las veces que Kaffee debía defenderlo por la elección de vestuario, a ojos de los demás podría pasar como un hermano defendiendo a otro. Nada extraño por suerte, pero igual llego a causar ciertos problemas. Intentaba calmar varias veces a su pareja por cosas como esas, conocía las consecuencias que esto podría tener. No muy buenas para los "acosadores". Por su parte, no necesitaba que lo defiendan, pero la ternura que le causaba aquello no se comparaba con el placer de golpear a esos sinvergüenza. Le hacía sentir como una damisela en apuros, y no lo negaría, tenía su encanto sentirse así. Kaffee por su puesto sería su caballero de brillante armadura, al menos hasta que decida cambiar de papel y quedarse con el de la egocéntrica reina. Una muy linda y tierna si podría agregar. Aunque ese papel le pegaba bastante, con lo diva que era su amado no rechazaría algo como eso, sentirse la reina, seguro que le gustaba. Pues no perdería ocasión de hacerle sentirse así, haría todo lo que estuviese en sus manos.
El beso fue tan tierno, que no le hubiera gustado separarse. Lamentablemente su camiseta mojada comenzaba a quejarse, pegándose a sus costillas de forma incomoda. La fina chaqueta no tardaría mucho en unirse a esta si no hacía algo. Le dio un par de besos más en las mejillas, limpiando con la manga de su uniforme las manchas de chocolate que estas tenían.
-En el descanso seguimos. Ahora vamos a llegar tarde. -le dedico una tierna sonrisa a su pareja, antes de darse su último beso. No quería parar, pero si no iban ya tendrían un castigo, la falta de llegar tarde seguro que ya la tenían, pero estaban a tiempo de librarse de un buen castigo.

Lo único que necesitaba para sentirse bien era a él, a su hermano mayor, a quien ya consideraba como duelo de sus sentimientos y alma, le causaba tantas cosas, desde rubores inesperados hasta la más grande euforia por sus gestos tan tiernos. Hasta sus besos tenían cierto gusto a café, le encantaba, era mezclar dos de sus cosas favoritas, besos y café. No lo negaría, su alma se derretia por ese chico, quizás no literalmente, pero si llegaba a latir tan rápido como si de un corazón se tratase, uno real y que reaccionaba ante los estímulos del amor. Aveces le hacía estar tan nervioso con sus mimos y otras era él quien le causaba nerviosismo y un hermoso rubor en sus mejillas. Recuerda con cariño su primer beso como pareja, fue unos días puedo de la confesión, quizás por la pena y la vergüenza que traía consigo no se atrevió a más el primer día, se arrepentía un poco de eso, pudo haber probado esos dulces besos desde los inicios de su relación pero se tomó si tiempo para asimilar lo todo; tenía novio, y este era su hermano mayor, un esqueleto obsecionado con los gatos, con belleza sin igual y una personalidad algo problemática como él, y a la vez tan deslumbrante, como el sol que derretia el hielo, se sentía tan cálido, como si estuviera siendo arropado durante una fría noche, no se sentía real, parecía un sueño perfecto antes que una realidad de azúcar, pero así era, su hermano estaba volviendo su realidad azúcar, dulces y muchos sabores más. Lamenta un poco la comparativa con comida pero era otra de las cosas que más disfrutaba, y eran la primera cosa que le hicieron sentir satisfacción al vivir con Error, que mal padre tuvo, debía de admitirlo, el único cariño que obtuvo de él fueron unos dulces de leche, pero ¿Por qué aún con esas le quería tanto? No estaba seguro y no seria el momento ideal para decifrar esa gran duda.
Ah, aveces se sentía como un niño tan pequeño cuando su hermano mayor le trataba con esa ternura y cariño, como si fuese a romperle, lo apreciaba, pero él no es débil, es Hellbraun, aunque su magias se límite por el gran esfuerzo que tiene que tener para mantener su alma en su lugar atada con hilos y generar nuevos hilos constantemente, es fuerte, puede soportar muchas cosas y cuidar de su mayor, le gustaba hacerlo, aún cuando no se le permitirá ser muy agresivo, como se mencionó antes, con esos acosadores que miraban con morbo a su querido novio cuando vestía esa falda y se le subía aunque se un poco más de la cuenta y se lograba ver más arriba de sus muslos, le molestaba que le vieran con deseo, eran solo un par de adolecentes pero es algo posesivo, y cuida a su amado aunque le vaya a costar recibir unos cuantos golpes, puede resistirlo. Sonrió tan cariñoso, casi podría llorar, ¿Por qué debía de ser tan hermoso ese sentir, que no quería dejar de tenerlo, de sentir más, incluso aunque sea en público? No le importaba ya lo que fueran a decir, mientras no sea en contra de su amado, y mientras su padre no piense en separarlos, cree que puede soportar los conflictos con otros que se pueden venir al demostrar su amor en público. No solo estaba el problema de ser ambos hermanos, tambié estaba el hecho de que ambos eran varones, aún habían idiotas que veían con mala cara la homosexualidad y parejas de esa índole que solo querían tener respeto y ser felices.
-Esta bien... -solto un bufido de mala gana, no quería separarse aún de su novio, quería más, mucho más, una sesión de besos más larga, unos mimos más, algo, antes de tener que irse a clases, llegar ahí era una especie de condena si es que no tuviera amigos en su mismo salón, idiotas agradables que al parecer tenían la misma manos que él de decir palabras malsonantes tantas veces en una sola frase corta. Ese pequeño último beso le dejo satisfecho.
-Pero después te voy a dar muchos veces. -era un avisó y casi una pequeña amenaza infantil y juguetona, como si aquello fuera algo realmente malo, uhh si, le iba a llenar el rostro de besos a su hermano mayor, tanto así, que le va a faltar tiempo para cumplir con su tierna maldad. Del suelo levantó ambos bolsos y le entrego el correspondiente a su hermano, mientras el suyo se lo acomodaba al hombro, listo para irse juntos la escuela, con su cabeza ya planeando tantas buenas ideas de lo que podrían hacer durante los descansos, quería devolverle todo el amor que le hacía sentir a su amado, hacerlo sentir especial y siendo lo más hermoso que podría existir, de alguna forma su amado le hacía pensar en la nieve, Aldo bastante lógico, y a la vez en el sol, curioso, ¿No? Teniendo hielo en el corazón su amado era más parecido a un felino y al brillante sol, tan cálido que le derretia, siendo la estrella en la que giraba su mundo, se sentía tan debil junto a él, como si siquiera pensar le ya le dejase perdido en el romance, ser cursi tampoco estaba tan mal como pensó. Le ofreció una mano para ir con estás entrelazadas lo que restaba de viaje hacia su secundaria.

Tan tierno con sólo unas palabras. Quería demasiado a su pequeño hermano y lo dicho por él fue todo un placer. Tener en el descanso una linda sesión de besos y mimos era todo lo que necesitaba. Aunque probablemente Kaffee haga la gran parte de estos, pues pudo percibir la adorable amenaza que le decía su pareja. Tomó con gusto la mano que se le ofrecía, mientras acomodada su cartera en el hombro. Quizás muy optimista, o que la felicidad le llenará hasta no dejarlo respirar, pero se sentía tan bien. No pasó ni hora completa desde que despertaron, pero el día no podía ir a mejor. El amor de su pareja era todo lo que necesitaba para que su mundo tomará se llenará de color y alegría.
Un paso un tanto apresurado fue con el que llegaron a su secundaria, la verja aún no había sido cerrada por lo que no estaban tan mal después de todo. Pasaron al interior del recinto y posteriormente al del edificio, cada uno fue a su respectiva taquilla. Tener que cambiarse los zapatos cada vez que llegarán podría ser muy molesto, en especial si llegabas tarde y tiempo era justo lo que te faltaba. Pero no era una opinión muy popular entre sus amigos, los que encontraban un gran encanto con su escuela por las similitudes que mostraba con una japonesa. Ese par de hermanos siempre metidos en sus mundos, pero aún así, como sus otros amigos no llegaban tarde, no veían el problema con eso.
-Nos vemos después Kaffee. -se despidió con una sonrisa y con el gesto simple de sus mano. Su salón era en el tercer piso y las escaleras no es que fueran cortas precisamente. Tomó impulso y comenzó a subir es pila de cansancio puro. Uff, ya estaba, se apresuró a entrar en su salón con cualquier excusa vaga en la cabeza.
-Lamento el retraso pro-.. ¿fesor? -grande fue su sorpresa al ver que no había nadie ahí, a parte de sus compañeros. Se dirigió a su respectivo sitio, acomodo sus cosas y se sentó. Le preguntaría a Iris si sabía lo que pasaba ahí. Puede que el maestro llegue tarde de nuevo y no se nada, o puede que tengan la primera hora del día libre. ¡Sería genial! Para que mentir.
-¡Hey Iris! ¿Sabes si algo le pasó al profe? -mostró cierta preocupación fingida, tener la primera hora libre era muy tentador.

-¿No te acuerdas que dijo que hoy faltaría? Vaya memoria la tuya Mocca. -rió por lo bajo, no muy disimuladamente pues quería que notará la pequeña burla en su tono.

-Pues si, por que no lo recuerdo. -rió también, como le traicionaba su cabeza. Siguió con la tranquila platica, pues como buenos adolescentes, en vez de aprovechar el tiempo para repasar o algo similar, preferirían estar charlando. Aunque se sentía un poco incómodo, tenía la sensación de que alguien lo estaba observando, pero decidió no darle importancia.

Ese idiota, como siempre conseguía librarse de las faltas o llamadas de atención que eso traía. O tenía mucha suerte, o el favoritismo de sus profesores lo disimulaban bien. Al menos, podía deleitarse con la vista de su cuerpo, pese a ser hombre tenía buenas curvas y ¿como lo sabía? Simplemente, educación física, que agota lo suficiente como para que algunos ecto-cuerpos de sus compañeros aparezcan.

-¿Otra vez andando de acosador? Si es que no aprendes. -le. advirtió una vez más. Era un incordio que siempre molestara a ese esqueleto. Por la pesadez de su amigo él también acabó viéndose metido en ese lío. Simplemente por estar con él en el peor momento de todos, pero ya se vengó. Intentó comérselo varias veces, era un disfrute ver al mayor corriendo por no recibir más mordiscos. Quizá algún día vuelva a intentarlo.

-¿Acaso quieres que su hermanito vuelva a pegarte una paliza? -está vez habló la diva del grupo y uno de los más sensatos. Sabía de cómo su conducta afecto también a Caos, era gracioso, la verdad. Pero también cansaba, si no era él, era algunos de los otros los que salía perjudicado. Por favor, ¡no podía manchar su imagen! Y menos por culpa de los problemas de otro.

-Ahg, no me lo recuerdes. Jodido Hellbraun. -refunfuñaba por lo bajo. Por culpa del menor no pudo acercarse todo lo que quería. Le quito su oportunidad de oro acusandolo de acosador. ¿Que le importaba a ese enano? Fluffy estaba libre y para pasar un buen rato con él no necesitaban tener una relación seria.
-Pero ya conseguiré cogermelo. Disfrutará más que la perra de Cery todas las noches. -

Ese comentario no le cayo muy bien, ¿como podía seguir siendo amigo de alguien así? Puede que por su actitud cambiante. No parecía tener ninguna enfermedad que lo justificase, aunque muy parecida era. Alguna veces era prácticamente un trozo de pan adorable, cuidando y velando por la seguridad de sus amigos. Mientras que otras, simplemente era el idiota de siempre, un repugnante desvergonzado. -Imbécil. -

-Y estúpido ¿es que quieres tener dos peleas en vez de una? Tienes suerte de que Noire no esté en nuestra clase, si no ya podrías irte despidiendo de tu patética vida. -agregaba Comet. Su amigo había cogido la mala costumbre de llamar así al esqueleto de caramelo. Por su suerte no era tan tonto como para hacerlo delante de su pareja, pero algún se enterar esta y no acabaría bien la cosa.

-Solo era una broma, no estoy insinuando nada, ni yo ni la marca de su cuello. -rió burlescamente, mientras veía como Cery tapada avergonzado aquella marca. No hacía más que confirmar sus sospechas. Esos dos otra vez se vieron a escondidas, disfrutando de los derechos de ser pareja. Tenía algo de envidia, no lo negaría, él igual quería aquello. Puede que no una pareja, no se veía capaz de tener una relación seria con alguien, pero si quería disfrutar de las mismas cosas que se hacen con una. Y no se refería a los sentimientos o lindos y cursis momentos, el prefería la acción.
-Seguro que piensas en cierto esqueleto entintado mientras lo hacéis. -agregó descaradamente, no venía a cuanto pero con tal de molestar al menor. Su otra amistad era un tema algo complicado para él, no sólo porque se notará que le gustaba, sino también por la cantidad de problemas que le trajo con su actual pareja.

-Ryu, ¡callate de una puta vez! Te advertí una y mil veces que no vuelvas a sacar el tema de Brush. No tiene nada que ver, y menos conque seas un fracasado en el amor. Yo al menos tengo a alguien ¿y tú que? Eres solo un idiota que va acosando por ahí a un pobre compañero, que no te hizo nada, ni te dio insinuaciones de algo más. ¿En serio crees que tienes alguna posibilidad con Fluffy? ¡Ja! Es más fácil que te golpeé y escupa hasta que acabes llorando de nuevo. No está a tu alcance así que deja ya de molestarlo y meterlo en tus mierdas. -ese último comentario realmente le dolió. Ryu conocía bien los constantes problemas que tenía con Noire, las peleas, discusiones y golpes. Era uno de los amigos que más le tenía confianza y aprecio, pero que saque así de golpe el tema ¡y solo para molestarlo! No, aquello le costará caro, lo lamentaba por la parte buena y de bondad que guardaba en su interior, pero la idiota hacia tanto daño que no podía perdonarselo.
-¿Entiendes o tengo que volver a repetirlo? Espero que no seas tan inútil como para que tome cartas en el asunto. -esta vez no sería por el hermano, sería por su culpa que lo sancionarán. Sentirse acosado no es algo lindo o romántico. Ya ni es muestra interés, es de obsesión. No le gustaría que aquel chico terminará saliendo con alguien tan repugnante, con tal de que lo dejara en paz. ¿De verdad era preocupación? ¿O solo el rencor que hablaba al tener su relación esos mismos inicios? Sabía la respuesta, pero se negaba a creerla. Por lo menos esperaba que Brush no haya escuchado la conversación, no como algunos de sus compañeros que se sentaban cerca. Por suerte, él se sentaba en las últimas filas y Brush en las primeras.

-Tonto. -dijeron al mismo tiempo Comet y Caos, mientras le daban a su amigo un buen golpe en la cabeza. Ya había hecho enfadar otra vez a Cery, les costaba creer como es que ellos dos todavía eran cercanos. Mejor compañía para el menor era Nox, que se encontraba en la otra clase. Pero cada uno con sus relaciones tóxicas, ya sabrán ellos que hacer.

¡Aprovecho a comerse toda su tostada! Puede que ya no tenga tanta Nutella como antes pero obtuvo algo más dulce que eso, ¿Hace falta mencionarlo? Cree que si, dulces y tiernos besos con sabor a chocolate, fue algo hermoso, quería pasar cada segundo con si hermano, si no fuera porque iban en distintas aulas, el único límite para no mostrarse afecto sería que otros podrían verles, y aún con esas podía fingir cierta inocencia con sus muestras de afecto, y disimular algunas, como palabras o pequeños papelitos, sería toda una fantasía poder estar en el mismo salon que su hermano, lamentablemente no era así, y tenía que sufrir esperando a que diera el receso para ir a verle, sabiendo que tenía compañeros en su curso que le veían con más que amistad. Ya se encargó de uno de esos idiotas antes, y debe decir que lo hizo bien, lo volvería a hacer si la situación lo fuera a ameritar. No supo en que momento llegaron a la secundaria, entraron por el portón y cambiaron sus zapatos, como diariamente hacía, ese estilo japonés que manejaba la institución era bastante curioso y algo agradable si sabías del tema, por algunos de sus amigos se enteraba de eso, no era tan fanático de las caricaturas japonesas. Soltó un suspiro rendido, ya llegó el momento que menos le gustaba, detestaba las despedidas, aunque fueran un "hasta luego", no es que tenga malas experiencias con eso, es solo que no le gustaba para nada, al igual que estar en lugares demasiado amplios, le daba cierto pánico dos último, una fobia bastante curiosa.
-Hasta luego, Mocca. -su despedida fue corta, moviendo sus manos como un gesto simple, desearía algo más que eso pero la situación no lo permitía, habían ya algunos alumnos pasando por ahí y ocultar algo era complicado al tener testigos. Se dió una pequeña media vuelta, para ir camino a su aula, para la fortuna de su flojera e increíblemente mala condición física, solo estaba en el segundo piso, más o menos bajo el salón de Mocca, podía calcular simplemente suponiendo.

-¡Kaaaaffeeeeee! ¡Mi amorrr, guapo, precioso hombre dueño de mi alma! -se escuchó un chillido un tanto agudo detrás de la espalda del pobre mencionado, quien ya podía sentir el miedo corriendo por su pequeño cuerpo, Kaffee intento acelerar el paso, estaba asustado, joder, quería que ese día fuera tranquilo pero al parecer no sería así.

-¡No, no, apártate puta! ¡No quiero abra- a! Me muero... -Dramartico como solo una reina del drama podría, Kaffee se dejó caer al suelo al ser abrazado por la espalda, librandose así de ese afecto tan molesto en su opinión. Fingiendo morir por esa muestra algo excesiva de afecto, algo realmente horrible el si opinión, solo aceptaba los mimos de Mocca, no los de Biscuits aunque sea aveces también disfrutaba, solo cuando sus flores de hilos eran acariciadas con cuidado. Se quedó quieto en el suelo, viendo como sus ajeno le tomaba en brazos con cierta difícultad y costumbre, al estilo nupcial o princesa, aunque era más conocido por ser el estilo en el que el novio cargaba a la novia al salir del altar e ir a un motel a pasar la luna de miel, se podría decir que ya era rutina, una hermosa que constaba de mimir por parte del chico de azúcar e insultos por la suya.
Sin más palabras fueron hacia su salón, durante las escaleras de debió de aferrar bien a su amigo para no caer. Fue peor cuando esté salto durante el último tramo de escalones.
-¡Hijo de perra, no hagas eso! Casi me da un infarto -regaño con molestia, frunciendo su celo y regalandole un pequeño golpe en el pecho a su compañero.

-¡Pff! Jaja, Debiste de ver tu cara, ay, como gatito asustado. -compararle no era difícil, aunque su menor fuera alérgico a los felinos era bastante parecido a estos irónicamente, era malhumorada, tenía unos aires de diva realmente altos y un ego aún más grande, además, ¡Ronroneaban! Era un secreto pero cuando su amigo se hayaba muy relajado y tranquilo parecía ronronear al respirar tan tranquilo y dejado a su suerte, se preguntaba si la pareja de este sabía de aquello o si debía de comentarle para que goce de esa tierna imagen al igual que lo hacía él.

-Ja, ja, que gracioso, estúpido...-a murmullos molestia lanzaba maldiciones hacia su mayor, mientras era cargado hasta su salon como la digna reina que es, y como tal, ¡Merece más respeto! Y por pura suerte no golpeó a su amigo más fuerte, en venganza. Pasaron por el pasillo, se podía ver cómo algunos alumnos se paseaban por fuera de sus aulas, y frente a la que les correspondía, ya podía identificar a su grupo de amistades, eran idiotas todos, no lo decía por nada, literalmente durante las horas libres de clases que tenía aveces, eran los primeros en hacer un desastre, menos Dizzy, él era el tranquilo y amable del grupo, al compañero que todos quisieran cuidar por su inocencia y gran corazón, era una pequeña estrella de brillante dorado. Oh, y recordaba la vez que se pusieron a cantar canciones de Aqua durante esos ratos libres, había llevado un parlante con Bluetooth, más bien, Kamile lo llevo, y pusieron música para gozar el rato, Barbie girl fue si primera elección, para que mentir, se sintió bien divo recibiendo porras de sus amigos aniamndole a cantar más aún cuando su voz no sea la mejor para ese tipo de actividades, desafinaba muy seguido, por esas pequeñas interferencias y glitches. Con un leve gesto le pidió a su contrario que le bajara, cosa que hizo bastante cuidadoso, termino por caminar el último tramo hasta su salon, pasando de largo de sus amistades, quería ir, sentarse en su lugar, tomarse su cajita de jugo de manzana y terminar sus deberes, puede que sea desastrozo, que deje la tarea para el último momento, pero siempre la entrega, además, no quería por de las estupideces románticas que ese grupo se traía, noto a el par de rusos ruborizandos, una obvia señal de lo que se traían entre manos. Y no le antojaba ser parte de eso, después de todo para ellos solo era el soltero virgen que siempre está de mal humor.

-Alguien está de muy mal humor hoy, creo que deberíamos ir a ver cómo está. -se ofrecía a ir, se preocupaba demasiado por sus amigos y sus estados de animo, ¿Y si su amigo de baja estatura tenía algún problema ese día, y necesitaba apoyo? Debían de ir y dárselo, no se imaginaba como sería sobrellevar algo triste o malo por si solo.
Con un simple "no" con la cabeza el mayor del grupo le indico que hacer, si, quizás sería mejor a Kaffee solo por el momento, después podrían hablar y aclararse esa duda que crecía en su pecho.
-E-en fin, él me invitó a salir así que hoy tenemos una cita. -retomando el tema anterior, ¡Tenía una cita! Y con su interés amoroso, no podía ser más feliz, es que, no se lo explicaba como tuvo tanta suerte para ello, y además, aquel esqueleto le pidió su número de teléfono, estaban en contacto. Dios, sentía que quería llorar y chillar de la emoción.

-Eres demasiado exagerado Dizz...





La conversación con sus amigo fluyo bastante bien, ambos hablaban de temas triviales y las típicas cosas de adolescentes. Pero de lo que más, los chismes. Al contrario le encantaba aquello, siempre se enteraba de los más recientes y jugosos. Con razón su sueño era ser periodista y no otra cosa. Bueno, le gustaría ser pintor, pero las nulas cualidades que tenía para el arte era lo que se lo impedía en su mayoría. Debería intentar tomar algunas clases de dibujo, puede que le ayuden bastante a mejorar. O puede que descarte ese sueño por completo. Siguiendo con el tema, de que estaban hablando. ¿Quien era el mejor partido de la clase? Si, cosas muy normales para unos adolescentes hormonales. Bueno, así era Iris, solo esperaba que no le volviera sacar aquel tema.

-Kingu esta bien. Tiene un toque misterioso que atrae ¿no te parece? Quizá puedas salir con él ¿y Yugen? Podría podría protegerte de tus acosadores, tiene un aire a guardián. ¿Pero sabes quien es el mejor de todos? -intentaría liar otra vez a Mocca con esa pregunta. Quería que el pequeño tuviera de una vez una pareja, que ya le tocaba. Además que tenía unos buenos pretendientes para él. No tenía que preocuparse por eso, jamás le engancharia a alguien al que no le de el visto bueno.

-Venga, ¿quien? -otra vez de lo mismo, siempre intentando buscarle pareja. Si tan solo le pudiera decir que tenía una, con eso pararía, pero claro no era tan fácil. Sólo Issei sabía de su relación incestuosa, con tantos años de amistad. Tarde o temprano debía decírselo, además de que sabía que no le juzgaría, pues el menor estaba loco por alguien de último grado, siendo él de apenas de segundo. Cada uno con sus extraños amoríos.

-¡Tú! Deja ya que te busque pareja ¡por fa! Solo mirate, podrías tener a quien quisieras. ¿Es que no quieres sentir esas mariposas en el estómago? ¿Pasar lindos momentos con tu amado? ¿Dar tu primer beso? -estaba cansado de que el contrario siempre rechazar a los pretendientes que conseguía para él ¡quería que se enamorar de una vez! Al principio solo era una vaga idea, pero luego fue cobrando más fuerza. Necesitaba que alguno de sus amigos se enamorará, no quería esperar años hasta verlos felices con su media naranja. Merecían tener los típicos romances adolescentes, tan dulces como amargos. Pero nada, Sora no mostraba interés romántico, Issei estaba demasiado obsesionado con aquel esqueleto; pese a que podía tener una linda relación con alguien de su clase. Ya le hecho el ojo a uno de los compañeros del menor, podía ser un buen candidato para ganarse su corazón, pero a este tan solo le importaba su mayor. Agh, que cansado, y empezamos a hablar de Mocca uff. Ni caso le hacia al amor, ya le gustaría a el tener esa capacidad de enamorarse. Pero sus emociones estaban limitadas a las más básicas, tristeza, alegría y enfado. A duras penas lograba entender las demás, por eso su siguiente emoción a estudiar era el miedo. Pero lo dejo a medias cuando Blush consiguió pareja, toda su atención se centro en aquel esqueleto y a tal extraño sentimiento.

-Eso suena a algo que tú quieres sentir. -reclamó con gracia al mayor. El pobre no tenía la capacidad de enamorarse y lo podía llegar a entender, pero el problema es que su corazón ya le pertenecía a alguien. Y ni siquiera podía decírselo, con lo cotilla que era, tarde o temprano acabaría sonsacándoselo. Tenía miedo de como pudiera ser su reacción, así que no daría ni una pista, la más mínima llegaría a poner en peligro su amistad.

-Y por eso podrías ayudarme. ¡Solo una cita! ¡Por fa! -que volviera a rechazar su oferta sería una desgracia. Ya la tenía planeada y todo, hacerle eso a alguien seria un feo muy grande. Aunque bueno, su plan de cita, era más un encuentro casual en la hora del almuerzo. Sora estaba dispuesta a ayudarlo con aquello, pero más por ver al candida9que le había metido a la fuerza. La menor tenía un gusto más crítico que el suyo propio, para ella, nadie era digno de su amigo. Mocca era un trozo de pan, por lo que su futura pareja debía ser igual, o al menos, estar alcancé de él. Lo que significaba, que nadie podría ni siquiera acercarsele.

-Deberías para de meterme en citas a traición y centrarte en otras cosas. Como por ejemplo, el dibujo. ¿No quería ser un artista? Pues adelante. -por más que se lo pidiera, se negaría rotundamente. Le daba algo de pena, pues solo quería verlo feliz con alguien, pero Iris debía aprender a que no, es no. Así se pondría centrar en más cosas, como lo que ya dijo. Su carrera artística se encontraba estancada. Pero bueno, la práctica hace al maestro, así que. A practicar.

-No es tan fácil Mocca. Crear es más difícil de lo que podría parecer. -inflo sus "mejillas" en un gesto de molestia. Siempre subestimandolo, ya le gustaría verlo a él delante de un papel pensando en que dibujar. El arte llevaba su tiempo, y la inspiración de un artista nunca viene cuando uno quiere. Llega en el momento menos oportuno.

-¿En serio? -con una sonrisa burlona en su rostro comenzó a mover lentamente sus manos. No era por fardar, pero ya le enseñaría lo que era realmente crear. Una tenue luz azul comenzaba a notarse, a la vez que un hilo de magia en las manos de este. Haciendo variar su groso y densidad, sin dejar de presumir un poco, comenzó a mover sus manos con cuidado. Ese especie de hilo se hacía más corto y grueso, juntandose con el resto de sus cuerpo, formando una especie de bola irregular. Aquella esfera fue aprisionado entre sus manos, apretando con suavidad pero también con firmeza. Una lista, la soltó sin más, haciendo que bajará lentamente la figura de un felino caminando.
-Ah sido fácil. -

No sólo el mayor se quedó asombrado, también un ajeno a la conversación. Que seguía viendo al menor, pese a las advertencias y pequeños golpes que recibió hasta hace sólo un momento.

-¡Lo quiero! Perdona Cery, pero lo quiero. ¿Has visto eso? Lo necesito para mi. -su comportamiento había vuelto a cambiar abruptamente. Pasando a ser, el tierno y fantaseoso esqueleto que varias veces se dejaba ver. Esa muestra de poder lo dejó totalmente asombrado, y aún más de la forma que lo utilizo. Expresandolo en una pequeña figura gatuna, en vez de ser usado para el mal. Ese chico si que tenía sorpresas escondidas, le daba igual si tenía que ser golpeado otra vez, o recibir las amenazas de Cery. Quería corromper a aquel adorable esqueleto. Cueste lo que cueste, se había convertido nuevamente en su prioridad numero uno.
-¡Déjame intentarlo una vez más Cery! ¡Por favor! -

-Ahg, no quiero saber más del tema. Que se encargue Caos. -así es, por más amenazas que le diera. Ryu seguía en su mundo haciendo caso omiso a lo dicho. Ya llegará un día en el que o pueda seguir ignorandolo, quizá cuando reciba una demanda por acoso o termine en el hospital por pesado.












Kaffee saco un par de cascos de su mochila, unos audífonos con orejas de gato algo simuladas, iba a perder se en el mundo de la música mientras hacia sus deberes, un par de cosas ese día le hicieron sentir de pésimo humor, no eran nada muy preocupantes es solo, que no le gustaba tener que ocultar su insestusa relación, que si puede que esté mal, pero no eran hermanos tan directos, y si tan solo él tuviera el apellido actual de la pareja de su padre, quizá podrían pasar como una pareja normal. Era algo en lo que estuvo pensando durante un tiempo, eso les daría la oportunidad de poder casarse, ¿No? Legalmente no son hermanos si llega a realizar esa acción, sería lo ideal. ¿Lo imaginan? Una casa, su amado y él, en una hermosa relación de ya casados, quizás con hijos, unas mascotas según el gusto de cada quien, sería un maravilla, hasta haría y cuidaría de un hermoso jardín con tal de recordar de alguna forma más física lo que fue su gran declaración, con el mismo tipo de árbol como gran centro, y algunas plantas varias y coloridas para decorar y una que otra que tenía la posibilidad de ser cosechada, como los tomates y papas, o quizás un árbol de cerezas prodia ser mejor opción, le encantan las cerezas.
Soltó un suspiro, empezó a sacar sus cuadernos y estuche de su bolso, acomodando todo sobre la mesa, se puso sus auriculares, lo conecto a su teléfono y puso alguna canción al azar, hum, no salió tan mal como pensó, una pegajosa melodía se escuchó, pegajosa a su parecer y algo triste si se escucha piensa en alguna historia ficticia.
"I'm headed straight for the floor
The alcohol served its tour
And it's headed straight for my skin. Leaving me daft and dim
I've got this shake in my legs
Shaking the thoughts from my head. But who put these waves in the door?
I crack and out I pour" Esa parte inicial era el gran puente a lo que deseaba oír, esa parte que era tanto relajante como nostálgica.
"I'm Mr. Loverman
And I miss my lover, man
I'm Mr. Loverman
Oh, and I miss my lover"
Se vio casi en la obligación de ir tarareando a lo bajo mientras revisaba sus cuadernos y apuntes, buscando algún deber pendiente, estaba seguro que podría tener quizá uno o dos, pero se topo con tres, bien, a aprovechar ese rato libre, antes de que llegue el maestro y haga la prueba que les tocaba.

Caminaba cansado, todo su cuerpo dolía, y solo podía llorar, sin sentir nada más que dolor, no sentía pena, no sentía alegría, o al menos no lograba identificar esas emociones, solo sabía que debía de buscar a su hermano, su persona, aquella que le hacía sentir seguro en los momentos de vulnerabilidad. Había salido de los baños de la escuela, donde momentos atrás había sido golpeado, si, ya era normal, al parecer el que llorara por reflejo al dolor y no por la humillación el hacia presa fácil, tampoco es que le importara pelear para defenderse, no tenía motivos para ellos, se sentía casi como un muerto en vida con ese agudo dolor en su pequeña estructura ósea, hasta su ecto-cuerpo se llegó a generar por la pequeña fatiga que sentir y como una respuesta defensiva para proteger sus huesos y alma. Iba subiendo las escaleras, cada paso se sentía tan mal. Podría caer al suelo en cualquier momento, y desmayarse, ah, dormir tampoco estaría tan mal en ese momento, simplemente cerrar sus ojos y dejarse caer, cayendo a quien sabe dónde, golpeándose que partes, podía suponer que una de ellas sería su cabeza. Solo había una cosa que si lograba identificar de sus emociones. _*Odio*_, odiaba a esos abusadores que tantos problemas le causaban, ni respirar tranquilo se le permita, ni siquiera podía recibir ayuda... Notaba como algunos monstruos le veían con lastima y otros con vacío interés, tal vez porque llevaban al acomodadas sus ropas, o por los golpes, pero no llamaba suficiente la atención como para recibir ayuda.
Logro llegar hasta la segunda planta. Arrastrando los pies fue hacia el salón de su hermano, sentía como su rostro se humedecia más y más con sus lágrimas. Ni siquiera Laseth pudo cuidarle, le intento defenderme igualmente acabaron ambos golpeados, quizá sus amigo no sufrió tanto, aquel no sentía dolor, debido a un problema de nacimiento sus receptores de dolor eran menos sensibles que los de la media, era casi como un superpoder.
-K-Kami... No pude defenderme como me lo pediste... -Sollozo, bajando la mirada, como cachorro ragañado que no sabía que cometió un error o si lo que sucedía estaba mal o no, solo añoraba una cosa, vengarse. Deseaba matar a los malditos infelices que hacían de sus años escolares solo dolor u lágrimas.

-¡Oh dios, Chroma! ¿Fueron esos idiotas otra vez? Ven, vamos a mi salón, creo que tengo algunas cosas para limpiarte las heridas. -el mayor de aquel grupo de esqueletos de había apresurado a hablar, casi apartado de un empujón a Biscuits por ver a su hermano, para el grupo de amigos también era preocupante el estado del apodado como "osito". Biscuits creía que ese chico tan bajito y adorable podría causar un gran problema si es que no se le detenía a tiempo.

-¡yo tengo parches! Para los raspones y si ojito, mi hermano mayor suele caerse mucho. -ofrecia con amabilidad, se acercó al pobre niño malherido y tomadole de la mano le acompaño para entrar al salón, era concientes que la enfermería no sería de mucha ayuda en ese punto, mejor sanar ahora un poco y luego llevarle para heridas más graves. Era por experiencia, puede que ese secundario pareciera una maravilla japonesa, aunque tenía sus grandes defectos, como que la enfermería solo estaba abierta durante los receso por políticas estrictas y tontas. Pasaron por el salón y le guío a su pupitre, estaba más o menos en los primeros lugares al lado de un chico que parecía hecho de tinta, no lo conocía de mucho pero se veía como alguien agradable. Dejo al pequeño osito sentado en su silla, fue sacando algunas cositas bastante sencillas para heridas, unas toallitas desinfectantes y parches y curitas, no era mucho, pero podría ayudar con esos raspones y uhh... Limpiar eso, eso... No quería mencionar de que se trataba, solo diría que le saco un poco de sus casillas ver eso sobre el pobre cuerpo del adolecente menor, un líquido espeso y semi blanquecino que se mantenía en su ropita, dejando su pulcro uniforme hecho un desastre total.

-A-ack... Duele. -sentir como el alcohol de esos pañitos húmedos tocaba su hueso le causaba tanta dolor, ardía, demasiado, podría ser hasta peor que los propios golpes que recibió antes, o podría ser hasta más ameno, no lo sabía ni estaba tan seguro de ello, solo quería irse a su casa y darse un largo y relajante baño, dormir lo que restaba de año, como un oso en invernasion, ocultándose de todos los potenciales peligros que podrían haber fuera de su habitación. Esa era una de sus fantacias más agradables, otra de ellas, no sería agradable para sus allegados. Planeaba muchas cosas en su cabeza. Es de pocas palabras pero muchas ideas creativas como destructivas.

-¡Mierda! No puedo creer que esos malnacidos lo hicieron otra vez, ¿No les basto con la maldita golpiza? -Lanzaba maldiciones a diestra y siniestra con gran molestia e indignación, como su amigo se encargaba de ayudar a Chroma con sus heridas, decidió ir por su cuenta a buscar algún docente que ayudará, eso no podía seguir así, ya era el puto colmo, y seguramente más alumnos sufrían de cosas peores o similares, no había ni una pizca de preocupación de los maestros hacia los alumnos.

-Uh, creo que algo grave paso...

-Si, ¿Crees que venga algún maestro?

-seguramente Brush, seguramente.

Cómo buenas viejas chismosas que eran, el dúo inseparable del salón cuchicheaba entre ellos lo que veían en el asiento del al lado, pues estaban compartiendo asiendo, era algo incómodo pero les permitía jugar al bachillerato mientras esperaban que algo sucediera, oh y ademas jugar al gato, o más conocido como tres en raya. Tears alzaba su cabeza para ver qué sucedía e intentar oír algo. Olía a drama, del bueno.

Bạn đang đọc truyện trên: AzTruyen.Top

Tags: #ajio