error 6


Decirte que no repetí mil veces nuestro encuentro en mi mente, una y otra vez durante el resto del día sería mentirte descaradamente.

Si antes pensaba en ti con bastante frecuencia luego de aquel primer encuentro tan íntimo, no puedo explicarte lo mucho que cruzabas mis pensamiento, las veces que recordaba el primer contacto de nuestros labios, la forma en la que me miraste, las tonterías que dijimos y reímos, la intimidad que se instaló entre los dos pese a ser la primera vez que nos veíamos lejos de la atención de los demás. 

Ese día nuestro encuentro terminó antes de lo que hubiese querido pero aunque no llegamos a culminar lo que tú, delicada y pasionalmente comenzaste puedo decir que tus besos y caricias fueron suficientes para desbordarme. Al menos para mí. 

Sí, te pensé tantas veces esa noche y no podía dejar de anticipar nuestro próximo encuentro.

¿Estaba deseosa de besarte de nuevo? Era obvio, si digo lo contrario por favor, que el cielo me castigue. 

Y tan pronto como lo deseé, pronto se hizo realidad cuando al día siguiente acordamos otra hora en el mismo lugar. 

— Hola... — dije entrando a nuestro lugar secreto. 

Otra vez esa sonrisa en tu rostro, esa mirada pícara, esa malicia en tu mirada. 

Estabas de nuevo sentado a un borde de la cama y esta vez quise ser yo quien tomara la iniciativa, quise ser yo quien se sentara sobre tus muslos e iniciara el beso que había deseado toda la noche. 

Corrección: Los besos. 

Me gustas tanto, ¿cómo te lo digo? 

El tiempo corría y hoy no teníamos suficiente para hacer todo lo que quisiéramos, por eso lo único que alcanzaste a arrancar de mi cuerpo fueron las prendas superiores -además de unos cuántos suspiros de mis labios.

No sé, no te lo he dicho pero me gusta cuando con tus caricias y besos arrancas de mi garganta unos cuántos suspiros al sentirme deseada por ti. Incluso si lo que quisiera es sentirme aunque fuera un poco amada...

¿Amor? Eso no existe entre nosotros dos. 

— Hoy no puedo quedarme tanto tiempo —te dije con suavidad. 

Te detuviste abruptamente y te recostaste lentamente en la cama para luego cerrar los ojos. 

¿Te habías molestado? 

Incluso dejaste de responder a mis labios. 

— Hey... —llamé temblorosa. 

Seguías con los ojos cerrados.

¿Pensabas en tu novia? ¿Por qué no seguías devorando mis labios con lentitud? 

Decidí ignorar la duda que me carcomía y continué siendo yo quien depositara besos sobre tu piel, sobre tus hombros, sobre tu cuello. 

— Hey, si quieres... si quieres me voy para que puedas descansar. 

Opté por pensar que tenías mucho que maquinar y mucho qué hacer y por eso actuabas así; aunque la verdad quería que me dijeras que me quedara. 

Pero no, no me lo pediste. 

— Entonces ve — respondiste con aquella actitud indiferente. 

Y dolió. 

¿No podías pedirme que me quedara contigo un poco más?

Bạn đang đọc truyện trên: AzTruyen.Top