Yo había creído olvidarlo o por lo menos haberme desecho de la mayoría de mis sentimientos por él, creí erróneamente esos dos meses en los que no lo vi ni una sola vez por estar lejos, que si volvía a encontrármelo las cosas habrían cambiado. 

Ya no me enrojecería, ya mi corazón no latiría con tanta prisa. 

Qué equivocada estaba. 

Justo hace dos meses cuando regresé a la ciudad tenía el presentimiento de que volvería a encontrarlo por los pasillos y atiné. 

La mañana de mi regreso te vi bajando aquellas escaleras e irremediablemente mis mejillas se encendieron, mi corazón se volvió loco de repente y... 

¿A quién engañar? 

Para nada había olvidado lo que sentía por ti. 

Así como tampoco había olvidado que tenías novia, Taehyung. 

— Hola —fue lo único que dijiste y seguiste de largo. 

Sí, tú siempre tan sepulcral, tú siempre tan en tu mundo que no le das oportunidad a nadie de adentrarse en él. 

En fin, esa mañana supe que debía concentrarme en mí y que debía dejarte ir de una vez por todas. Después de todo, aquellos momentos sin importancia que habían pasado entre nosotros habían quedado en el pasado y por lo menos para ti no habían significado nada. 

Tú no tenías ningún interés en mí y lo reafirmaba cuando te veía en cada rincón con ella, con tu novia, lógicamente. Tan niños, tan dulces... tan... melosos. 

Incluso mi mejor amigo llegó a decir que aquello entre ustedes lucía forzado pero yo no le creí. Tú ya tenías a alguien. 

Por eso me tomó por sorpresa cuando noté que habías agregado mi número a tu móvil, por eso la inquietud se avivó en mí cuando en nuestros siguientes dos encuentros de pasillo me abrazaste y sonreíste. 

¿Qué estaba pasando nuevamente? ¿Era yo la que se estaba creando ilusiones tontas otra vez?

Error. 

Esta vez no era mi cerebro jugándome una mala broma. Porque aquel mensaje... aquel mensaje no podía ser una broma, pero sí podía ser el inicio de algo en lo que no debía involucrarme. 

— Quiero verte mañana... muy temprano...