Al llegar a su habitación se derrumbó. No era tan fuerte como creía.

Dylan no dormía en su cama desde hace mucho, por lo que Thomas usaba de pijama un polo viejo del castaño y unos pantalones de él también, le quedaban algo flojos, pero estos lo confortaban un poco cuando extrañaba a Dylan más de lo normal.

Y seamos sinceros, eso le pasaba a diario. Cuando empezó con Will, intentó usar el pijama a cuadros que le regaló su madre, pero simplemente no pudo. Y así había sido hasta ayer, porque acababa de tomar una decisión; el primer paso ya estaba hecho, el segundo era empezar a superar a Dylan, lo que implicaba dejar de usar su ropa.

Algo contradictorio con sus acciones, ya que casi automáticamente después de desnudarse, agarró la ropa de Dylan entre sus manos y la observó un largo rato. Si quería engañarse diciendo que ya no amaba a Dylan y tenía que dejarlo ir, lo mejor era empezar por lo más básico. Usaría su pijama por primera vez. Guardó la ropa de Dylan en su lugar y se dirigió al baño, donde se lavó la cara y cepilló los dientes. Ahora solo tenía que acostarse en el lado izquierdo de la cama y no moverse al derecho. Él solía rodar al derecho porque era el lado de Dylan, pero eso tenía que cambiar. Logró conciliar el sueño sin moverse, después de sollozar media hora en silencio.

Dylan entró a la habitación y vio a su esposo dormido. Hizo una mueca de tristeza cuando lo vio del lado izquierdo de la cama con el horrible pijama a cuadros. Él sabía que Thomas usaba su ropa para dormir; cuando solía llegar por la mañana y no podían recogerlo del aeropuerto, lo veía haciendo el desayuno con su vieja camiseta de The Smiths y un chándal cuyo elástico se desgastó debido al lavado. Dejaba un suave beso en su mejilla y cuando subía a la habitación, el único lado desordenado de la cama era el suyo.

Se derretía de amor las pocas veces que llegaba de madrugada y Thomas seguía dormido, abrazando su almohada y vistiendo su ropa; le gustaba observarlo un rato para luego ir y abrazarlo por detrás, pero de alguna manera, cuando despertaba un par de horas después, Thomas estaba totalmente sobre él, abrazándolo como si no quisiese dejarlo ir y a Dylan le daba pena despertarlo para tener que dejarlo de nuevo. Pensar que nunca más iba a disfrutar de esos pocos momentos con su esposo le partía el alma, así que eso hizo con los papeles: no los firmó y los rompió por la mitad.

Luego se dio cuenta que esa era la primera noche en mucho tiempo que dormiría con su esposo.

Le dio un beso en la mejilla como acostumbraba a hacer y lo abrazó por detrás luego de cambiarse, durmiendo casi al instante, al lado de una de las personas que más ama en el mundo.

Había tomado una decisión, y no iba dejar ir a Thomas por nada del mundo.