reemplazo

Thomas despertó calientito y descansado, el par de brazos ajenos a su alrededor no hacían más que relajarlo y sumirlo en una sensación de tranquilidad que extrañaba, suspiró sobre el pecho en el que estaba y apretó entre sus piernas la pierna ajena del hombre debajo de él.

Un murmuro lo sacó de su adormecido estado, haciéndolo cometer un grave error: se enderezó y eso solo trajo rozamientos en lugares que no debían, mucho menos si la semierección matutina es del hombre al que le pidió el divorcio.

Se quedó estático y con miedo de haber despertado al castaño, este lo miraba intensamente desde su lugar con ojos brillantes y tristes; sintió la mano de Dylan recorrer su brazo con suavidad, casi sin tocar la piel, y acunó su mejilla izquierda al llegar a su rostro.

—No voy a firmar los papeles. En las buenas y en las malas, ¿lo recuerdas? —Thomas lo escuchó murmurar fuerte y claro.

—Dylan...

—No, Thomas, yo te amo. En las buenas y en las malas, ¿recuerdas?

Vio los preciosos ojos mieles brillar con tristeza y observarlo con intensidad, Thomas se sintió la basura más grande del mundo; él no se merecía a Dylan, el castaño merecía a alguien mucho mejor que él, alguien que no fuera tan débil y se arrastrara por la mínima muestra de afecto que un extraño le ofrecía.

Quitó la mano de Dylan de su rostro.

🦖

Había dejado de llorar hace un par de minutos, el saber que su esposo aún estaba ahí lo reconfortaba. Sin embargo, supo que pronto no sería así cuando vio a Thomas salir del baño totalmente arreglado y perfumado.

El dolor y las ganas de llorar se atoraron en su garganta en forma de nudo, impidiendo su habla. Probablemente Thomas iría con su amante.

—¿Vas a salir, amor? -Thomas escuchó su voz rota y solo tuvo ganas de abrazarlo y quedarse a llorar con él, por lo que evitó mirarlo a toda costa, sabía que no lograría irse si lo observaba romperse ahí mismo.

—Tengo que ir a casa de un amigo. Tu vuelo sale por la noche, yo vendré un par de horas antes para quedarme con Elliot. Espero encontrar los papeles listos a mi regreso.

A Dylan se le partió el corazón en pedacitos, pero supo que era tarde para actuar cuando Thomas ya no estaba en la habitación.

🦖

—Hola precioso, creí que no vendrías.

Will lo besó y Thomas se aferró a él con toda la intención de olvidar el recuerdo de Dylan inundado en tristeza.

—Vaya, alguien me ha extrañado... -murmuró el más alto con una sonrisa pícara.

—Vamos a la habitación...

Entre besos y a trompicones llegaron a su destino. Thomas lo tiró a la cama y Will simplemente disfrutó de las infinitas caricias del rubio sobre él hasta desnudarlo por completo.

🦖

—W-Will...

Thomas jaló su cabello con fuerza, juntando sus labios con los del rubio menor. El beso fue desordenado y demandante, Thomas era todo lengua y suspiros, Will se sintió derretir.

—Vaya Tom, hoy estás-

—No hables tanto y muévete más rápido.

Sonrió con sorna debajo de él, Will le correspondió y aceleró el ritmo de sus embestidas, observó con satisfacción los gestos de placer de Thomas, tomándolo de las caderas y apretando con fuerza.

Thomas gritó cuando lo sintió golpear sin piedad en su próstata, gimiendo incoherencias con los ojos cerrados, él hizo lo mismo por un momento, deleitándose con los preciosos sonidos a su alrededor. Joder.

—Ah, joder, bebé, estás apretándome tanto... Mierda, Tom...

—¡Ah! ¡Sí, Dyl! ¡M-Más fuerte...!

Will dejó de moverse y Thomas abrió los ojos.

—¿Por qué paras?

Recogió su ropa del piso, vistiéndose.

—¿Will?

Se abotonó la camisa frente al espejo y respondió, —Dijiste su nombre.

El reflejo de Thomas en la cama era todo lo que ahora podía ver: mejillas rojas y labios brillantes, su pecho desnudo aún tenía marcas hechas por él hace unos instantes, su bonito rostro sonrojado con expresión arrepentida.

—Yo no- Will... yo... Yo le pedí el divorcio. Lo juro. Solo quiero estar contigo yo-

—Sé que no me amas, al menos, no como a él.

Tan bonito y... ajeno.

—No, cariño, yo te quiero, Will, por favor...

Con un suspiro, volteó a encarar a su dulce tormento.

—Dejemos de mentirnos, Thomas.

—No, cariño, no es lo que crees...

Una risa amarga brotó de sus labios, quería ocultar su dolor a como dé lugar. -¿Crees que soy ciego o algo parecido? Te he visto muchas veces llorar a escondidas luego de estar conmigo. Pero no lo entiendo, porque tú siempre has sido quien empezaba todo, nunca te obligué a nada, Thomas. ¿No me quieres? Está bien, lo acepto, ¿pero qué ganabas jugando conmigo?

—No es como crees Will...

Ahora tenía a Thomas frente a él, tomando sus manos con delicadeza. Ojos marrones inundados en lágrimas.

—Sé que lo mejor es dejarte ir. -tomó el rostro contrario entre sus palmas, borrando las lágrimas con su pulgar, grabando las facciones que probablemente no volvería a tener así de cerca después de hoy. -Te amo, Thomas.

—Will... -un sollozo y juntaron sus frentes, los brazos de Thomas ahora en sus hombros.

—Y sé que no sientes lo mismo. Lo amas a él y te quieres convencer de lo contrario, pero no puedes. Después de todo, es el amor de tu vida... Me lo dijiste muchas veces sin necesidad de palabras.

Ambos lloraban a lágrima viva, aún sin soltarse.

—Perdóname.

🦖

Se vistió en silencio, la expresión rota de Will rondando su mente.

—Enviaré tus cosas por correo, no te preocupes.

—Will, yo...

—No hay nada más que decir, Tom. Sé feliz.

La puerta abierta y Will al lado de ella, sosteniéndola para él. Una sonrisa triste adornando su rostro, Thomas lo besó por última vez. Will lo envolvió entre sus brazos con fuerza.

—Adiós.

—Adiós, amor. —respondió Will, pero no hubo quien lo escuchara, Thomas ya se había ido.

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