Capítulo 5

Habían llegado de su viaje a Japón hacía ya tres días, y Bin podía sentir a Dongmin un poco distante desde aquella plática en la piscina, lo que empezaba a molestarle un poco. Más que nada porque no tenía pensando disculparse solo por su manera de pensar y sus opiniones, que no terminaba de entender qué tenían de polémicas. Era simplemente la manera en la que había sido criado y tenía sentido para él.

En ese momento se encontraba junto a Minhyuk comprando un café antes de ir a la universidad.

—Entonces, ¿aún no hay avances con Dongmin?—le preguntó el más joven.

—No pasamos de los besos, ya te lo dije. Y para ser sinceros ya me estoy hartando de que solo me caliente y nunca concrete nada—dijo sin pensar.

—Ah, con que te calienta. Vaya, eso no me lo esperaba—comentó Minhyuk tratando de picarlo.

Fue ahí entonces cuando cayó en cuenta de lo que había dicho.

—¡No me refería a eso!—exclamó viendo su orgullo de macho en peligro (aunque ese lo perdió desde el primer momento en que se besuqueó a Dongmin).

—¿A qué te referías entonces?—. Siguió presionando más a Bin.

—Me refiero a que, como todo ser humano, tengo terminaciones nerviosas que él toca y luego nunca quiere terminar lo que empieza. A eso me refiero—explicó con algunas trabas, algo nervioso a los ojos de Minhyuk.

—Lo que digas, hermano—decidió decir entre risas, acelerando su paso hacia el auto y dejando a un Bin ruborizado de la pena.

Le dieron ganas de seguir despotricando contra Minhyuk, pero sintió como su teléfono vibraba en el bolsillo trasero de sus jeans.

Era un mensaje de Dongmin.

Dongmin

¿A qué hora terminan tus clases

A las 1 p.m.
¿Por qué?

Dongmin

Bien.
Es que quiero que vayamos a un lugar durante la tarde

¿A dónde?

Dongmin

Lo sabrás cuando llegues😉
Mandaré a alguien por ti, espéralo en la entrada de la universidad a esa hora

Está bien, supongo 🙂

Dongmin no le volvió a responder, y Bin se sintió intrigado por lo que Dongmin estuviera tramando. De la nada pasó de estar distante con él, a invitarlo a quién sabe dónde. Y algo que pudo haber aprendido durante aquel tiempo sobre el mayor, es que Dongmin era totalmente impredecible. Cuando creía que podía predecir sus pasos, movimientos, decisiones...Siempre lograba demostrarle cuán impredecible era, siempre tomándolo por sorpresa.

Con aquello en mente, prosiguió con sus planes de aquella mañana.

(...)

Eran las 1:15 p.m y ya se encontraba en medio de la ciudad junto al chofer que Dongmin había mandado por él. El tráfico era una locura a esas horas, el sol más picante que en cualquier otro punto del día, y el claxon de los autos aturdiendo a cada civil. Lo único que Bin odiaba de la ciudad era eso, el maldito tráfico y más en hora pico.

Así que estaba un poco malhumorado debido a ello. Trató de distraerse poniendo a todo volumen sus AirPods, así escuchando Ballon in love de Sunmi retumbando en sus oídos. Y aquello funcionó por un rato, hasta que empezó a notar que el chofer se alejaba de la ciudad, adentrándose a zonas más rurales algo lejanas. Aquello le pareció muy extraño pero quiso pensar que tal vez el chofer los estaba conduciendo hacia alguna casa de campo.

Qué equivocado estaba.

—Señor, ¿hacia dónde vamos?—preguntó sin embargo, queriendo disipar sus dudas.

—El señorito Lee me dijo que era una sorpresa para usted, así que no le puedo decir, lo siento—respondió de manera educada el señor.

Bin resopló con algo de hastío.

—¿Falta mucho? Ya llevamos casi una hora de viaje.

—No, señor Moon. Estaremos en el lugar en quince minutos.

Moon Bin no volvió a responder, en cambio, volvió a ensimismarse en la música para distraerse el resto del viaje, esta vez a ritmo de HwiD.

(...)

La cara de Moon Bin era todo un poema, y Dongmin estaba disfrutando de cada estrofa. Sabía de antemano que Bin iba a reaccionar de esa manera, no pudiendo controlar debidamente sus expresiones faciales y su lenguaje corporal. Pero a Dongmin no le podría importar menos, le iba a dar una dosis de cruda realidad al menor.

—Dongmin, ¿me puedes explicar qué carajos hacemos en este lugar?—preguntó tratando de disimular su enojo pero fallando en el intento.

Dongmin quiso reírse en su cara por lo imbecil que era pero en cambio se volteó hacia él con una sonrisa condescendiente.

—¿No lo sabes? Vinimos a adoptar a un niño, o una niña, no sé cuál preferirías tú.

La expresión de Bin pasó a ser una totalmente distinta en cuestión de un segundo, reflejando nerviosismo y temor.

—P-Pero...

La carcajada de Dongmin lo interrumpió, el mayor casi llorando de la risa.

—No puedo creer que te hayas creído eso, ¿eres tonto?—le comentó aún riéndose en su cara, haciendo que Bin se sonroje de la vergüenza y a la vez enfurezca.

El menor tuvo que contar en su mente hasta que empezara a sentirse más calmado, abriendo y cerrando su puño mientras respiraba profundo. Todo bajo la atenta mirada burlesca de Dongmin quien no sentía compasión o empatía por Bin en ese momento.

—¿Crees que es gracioso, Dongmin?—preguntó entre dientes al verlo tan sonriente.

—Sí. Bastante, de hecho, es que tenías que ver tu cara, Bin. Es que, ¿cómo se te ocurre que podría estar hablando en serio?

—Nunca sé qué esperar de ti, Dongmin. Tal vez por eso...—susurró lo último.

Dongmin se encogió de hombros, realmente no podía refutar eso porque él mismo sabía cuán impredecible era.

—Ahora sí dime qué hacemos aquí, por favor—. Casi suplicó el menor en medio de un suspiro cansino.

Dongmin decidió ya dejarse de bromas pesadas, adoptando una actitud más seria pero aún con una pequeña sonrisa en su rostro.

—Voluntariado, ¿no es emocionante?—le respondió con entusiasmo mientras abría sus brazos en señal de felicidad.

—¿Qué? ¿Estás bromeando?—soltó sin detenerse a pensar en sus palabras.

Dongmin inclinó levemente su cabeza hacia un lado, llevando sus manos a su cadera mientras se acercaba a Bin con un semblante serio.

—¿Por qué sería eso una broma? ¿A caso nunca lo has hecho?

—No, nunca, jamás—contestó tajante, totalmente salido de su papel y ya harto del mayor.

—Bien. Pues hoy será tu primera vez, a menos que quieras irte y olvidar cualquier tipo de relación conmigo—dijo con total seriedad, sin despegar un segundo sus ojos de los de Bin, poniéndolo entre la espada y la pared.

—¿Esto es tan importante para ti?—. Quiso saber.

Dongmin se alejó un poco, suavizando su expresión, pero solo un poco.

—Por supuesto, hago voluntariado desde hace años, ya sea en Estados Unidos o en Corea. Incluso convencí a mi padre de hacerlo, no fue fácil, pero luego de años lo logré.

—¿Lo haces para sentirte mejor contigo mismo? Oh, espera, es porque amas sentirte superior moralmente—dijo Bin sin detenerse a pensarlo dos veces, no midiendo el peso de sus palabras.

Dongmin no podía negar que aquello movió fibras sensibles en él, pero mantuvo la compostura de manera exitosa.

—Hago esto porque me gusta hacerlo, no me hace sentir mejor conmigo mismo ni me hace superior moralmente, simplemente me gusta y ya. No tengo que tener una razón trascendental para hacerlo, solo me gusta y punto, además me da la oportunidad de aprender de la vida, de saber que mi realidad no es la única que existe. Y más allá de cuáles sean mis razones, lo importante es que puedo mejorar la calidad vida de estos niños, que simplemente lo merecen por ser niños, y nada más. Pero puedes pensar lo que te de la gana, Moon Bin, no me importa. Ahora, puedes simplemente callarte y hacer esto conmigo, abrir tu mente y tu corazón, o simplemente irte, no te voy a detener—dijo con toda la convicción de su corazón, sin titubear ni bajar la mirada un solo segundo.

El silencio entre ambos se acentuó, pues Moon Bin no sabía qué decir y estaba teniendo una lucha interna demasiado compleja de descifrar pero qué involucraban a su orgullo y sus principios de toda la vida. Y Dongmin esperaba por su decisión, sin embargo, al no ver ninguna respuesta pronta por parte del contrario, decidió darse la vuelta para entrar al orfanato, dándole una señal a su chofer para que devuelva a Bin a la ciudad. Sin embargo, este al verlo darse la vuelta, en un impulso tomó una decisión.

—¡Espera!—exclamó, provocando que Dongmin parase su caminar, al ver esto decidió continuar:—Yo...Lo siento, no pensé bien antes de hablar y solo dije tonterías. Yo...Lo haré, solo dime qué tengo que hacer.

Dongmin sonrió disimuladamente, para luego volver a adoptar un semblante neutro antes de voltearse hacia Bin.

—Acepto tus disculpas, y me sorprende que hayas cedido tan fácilmente. Con mis padres me tomó mucho más tiempo. En fin, tú solo sígueme—le dijo con una pequeña sonrisa, como si hace unos segundos atrás no lo hubiera tratado con frialdad.

Sin decir nada más, Dongmin volvió a retomar su caminata hacia el interior del gran edificio que albergaba a decenas de infantes, con la certeza de que Bin seguía sus pasos.

(...)

Los oídos de Bin solo podían captar las estruendosas carcajadas infantiles que inundaban el lugar, no sabiendo cómo sentirse al respecto. Todo lo que sabía es que estaba odiando la sensación pegajosa del sudor secándose en su piel, haciéndole sentir urgido por una ducha, porque incluso cuando se ejercitaba siempre se apresuraba a tomar una ducha antes de que el sudor secara en su cuerpo produciendo esa sensación pegajosa que empezaba a irritarle.

Estaba exhausto y ofuscado, maldiciendo el día en que decidió aceptar aquella maldita apuesta. Dongmin lo había hecho mover cosas de un lado a otro, reparar averías menores y, peor aún, cuidar niños revoltosos que poco se lo tomaban en serio.

No podía entender cómo el mayor, que había hecho mucho más que él debido a la experiencia, seguía con la misma energía con la cual lo encontró al llegar. Era impresionante la cantidad stamina que tenía.

En ese momento se encontraban en medio de un "descanso", tomando de botellas heladas para calmar la sed, sentado uno al lado del otro.

—Entonces, ¿esto es lo que siempre haces? Pensé que donándoles dinero sería suficiente—comentó Bin rompiendo el silencio entre ambos.

Dongmin rió bajito, pero sin voltear a verlo, solo viendo hacia el patio de juegos donde los niños jugaban y pasaban el rato.

—Entonces no sería voluntariado, Bin. Aunque claro, obviamente dono dinero para ayudar a mantener este lugar en condiciones decentes.

—¿Qué tanto haces en sí?

—Me pongo a disposición de las encargadas para cualquier tarea en que pueda ser de ayuda, como habrás notado, así como también ayudo al cuidado y la vigilancia de los nenes. Pero también trato de encontrarles una familia o personas que los apadrinen—respondió suavemente, dando pequeños sorbos a su botella.

—¿Cómo funciona eso de apadrinar?—preguntó con genuina curiosidad.

A Dongmin le agradó notarlo curioso y más abierto a aprender sobre todo lo que estaban haciendo, y lo que él hacía.

—Son personas que se encargan de la educación de algún niño o alguna niña, también se encargan de su alimentación, vestimenta, medicación, en fin, ese tipo de cosas, pero sin adoptarles—le explicó de la manera más llana y simple posible.

Bin asintió, captando a la perfección lo que Dongmin le explicaba.

—¿Tú apadrinas, Dongmin?

—Sí. Apadrino a tres niños de esta institución, y siempre trato de estar al tanto sobre ellos, pero solo los apadrino hasta que son adoptados. Pero no es tan fácil conseguirles una buena familia, soy muy cuidadoso con ello porque no quiero que caigan en manos equivocadas—le respondió, con un tono agrio en sus últimas palabras, como si recordara algo desagradable.

—¿Manos equivocadas? ¿No son las buenas personas las que adoptan?

—Ese pensamiento es muy utópico de tu parte, y ojalá tuvieras razón. Pero no siempre es así, muchos adoptan a los niños con muy malas intenciones detrás. Por ejemplo, uno de los niños a los que apadrino fue devuelto aquí cuando servicios sociales notó que sus padres adoptivos estaban abusando físicamente de él.

La voz de Dongmin se tornó algo grave, porque en ella reflejaba la amargura y la impotencia que sintió cuando se enteró de todo aquello. Dongmin realmente se preocupaba, de manera genuina y pura, por el bienestar de cada uno de los niños y adolescentes que albergaba el lugar. Y no podía entender cómo había gente tan mala y sin escrúpulos capaz de atentar de alguna manera en contra del bienestar de un menor, o de una persona inocente en sí.

Bin, por su lado, se quedó callado analizando lo que Dongmin le había dicho, no pudiendo dimensionarlo o imaginarlo a claridad. Para él aquello era inaudito, porque él fue un niño amado y mimado en demasía, nunca nadie le tocó un pelo o fue negligente hacia él. Sus padres eran personas sumamente ocupadas, aquello era verdad, pero siempre se preocupaban por su bienestar. Siempre estaban pendientes a lo que hacía, si tenía lo que necesitaba, siempre pendiente a sus calificaciones, y no eran tacaños a la hora de agradarlo. No fueron los mejores padres con él, pero tampoco los más malvados.

—Y dime, Bin. ¿Qué te ha parecido todo hasta ahora? ¿Fue tan malo como creíste?

Bin sopesó su respuesta un momento, organizando sus ideas y sus palabras en su cabeza.

—No fue tan malo. Digo, estoy exhausto pero sí, no fue malo—susurró mordiendo su labio inferior, sintiéndose algo nervioso ante la mirada inquisitiva de Dongmin.

—Bueno, me conformo con esa respuesta. Y de todo corazón espero que pienses en esta experiencia a menudo y puedas sacar alguna enseñanza de ella—le dijo poniendo su mano sobre la Moon Bin, dándole un ligero apretón.

El mayor no le permitió responder, pues se puso de pie para ir hacia el patio de juegos, con ganas de seguir pasando un buen rato con los niños, quienes ya lo conocían bien y querían muchísimo. Bin se quedó en su lugar, observando cómo el rostro de Dongmin se iluminaba al estar con los niños, como los cuidaba y jugaba con ellos con todo el disfrute del mundo, correteando y riendo a carcajadas. Y se sintió extraño, como una sensación extraña de calidez en su pecho a la cual no le pudo dar nombre pero que no le incomodaba para nada.

También empezó a darle vueltas y vueltas a todas las conversaciones y a los acontecimientos recientes que involucraban al mayor, sintiendo por primera vez aquella espina de curiosidad donde se planteó un montón de cosas que antes nunca se había detenido a analizar.

Bin no se estaba dando cuenta, pero Dongmin estaba dejando una importante huella en su alma.

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Buenas!!! Nos vemos unas vez más por acá 🫶🏽

Espero que les esté gustando la historia, por favor déjenme saber sus puntos de vista y sus opiniones, me ayudarían muchísimo

Bueno, espero vernos pronto con otra actualización y muchas gracias por leer, lo aprecio mucho 😚

Tengan lindo díaaaaa

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