Esas tardes de verano que pasé en tu casa;

esas tardes de calor tropical y de aceras mojadas,

por botellas, globos, y pistolas de agua;

esas tardes de risas y de carcajadas;

esas tardes de fútbol, de gritos, silbatos;

esas tardes felices, que viví a tu lado...

las extraño, abuela. 

Y te extraño a ti,

y a tu acento marcado,

y a tus besos, reproches, 

consejos, abrazos.

Extraño todo el tiempo que pasamos juntas,

que no puede ser recuperado.

Porque a más de una décadas tú no estás entre nosotros;

tu espíritu a otro plano ya ha migrado.

Y aunque a veces por aquí te siento

en ciertos días soleados,

cuando la brisa corre

por estos campos helados,

tan lejanos a la tierra

que tú y yo habitábamos,

ya no es lo mismo que antes,

pues ciertos recuerdos amados

se han perdido entre las arenas

de mi inalcanzable pasado. 

No puedo alegre sonreírte,

y ver mi júbilo ser reflejado

en tu pequeño rostro dorado, 

por la edad, tan arrugado.

No te puedo abrazar de nuevo,

aunque sea por un rato;

no te puedo pedir disculpas,

ni confesar que te he extrañado,

más de lo que el sol extraña a la luna,

entre sus eclipses, tan raros. 

No puedo siquiera visitar tu tumba, 

dejarte flores en el cementerio 

y así espantar la penumbra

y ese luto tan serio, 

de tu profundo sepulcro 

con la luz de mi cariño, 

porque desde mis ocho años de edad

yo estoy condenada al exilio,

atascada entre países andinos,

y aunque te prometí un día volver

y sostenerte entre mis brazos una última vez,

rompí mi promesa, 

no te fui fiel,

pues allá no he regresado.

Y tú estás muerta.

Y ya todo ha cambiado.

-------

Nota de la autora: Este es probablemente el poema más vulnerable que ya he escrito, pues lo hice sobre mi madrina (a quien yo siempre consideré mi abuela del corazón), quien falleció cuando yo tenía 12 años. 

Yo me fui de Brasil cuando tenía 8 y le juré a ella que algún día regresaría para visitarla, pero por situaciones más allá de mi control nunca pude. Hoy tengo casi 25, y la culpa de no poder hacerlo hasta ahora me atormenta.