Puedes romper nuestros votos de fidelidad.

Puedes actuar con sagaz maldad.

Puedes distorsionar la verdad hasta que sea irreconocible.

Puedes herirme con tus ofensas y reclamos.

Pero nunca cambiarás el hecho 

de que un día me dijiste "te amo".

Puedes injuriarme ante todos tus amigos.

Puedes cargar todo el odio que quieras contigo.

Puedes resentirme hasta el fin de mis días.

Pero no puedes borrar el hecho de que un día fuiste mía.

Puedes quitar de mis manos nuestro futuro.

Puedes ignorarme en el presente. 

Pero te juro que el pasado seguirá fuerte,

inquebrantable, maravilloso, intocable.

Esto es lo único que no puedes destrozar,

ni arrebatarme, cariño;

el hecho de que un día, antes de aquel cruel estío,

estuviste entre mis brazos, y en mi pecho hiciste un nido.

El hecho de que un día, en una noche fría,

buscaste calor sobre mi piel.

El hecho de que probé el sabor de tu miel,

antes de que cualquier hombre lo hiciera.

Así que puedes odiarme cuanto quieras. 

Pero eres parte de mí, y yo de ti. 

Y no importa cuantas primaveras te niegues a hablarme,

ni cuantos otoños decidas ignorarme,

ni cuantos siglos pasen entre aquel ayer y el ahora,

la verdad llora por ser oída:

Yo fui tuya; tú fuiste mía.

Compartimos nuestro afecto, nuestro deseo, y nuestras vidas.

Puedes quitarme todo, menos eso.

El recuerdo de tus abrazos, de tus caricias, y de tus besos.