VIII
El segundo día fue maravilloso. Pasamos por Puerto Pañuelo y esperamos al barco que nos llevaría por las aguas del Lago Nahuel Huapi, con destino a la Isla Victoria y el Bosque de Arrayanes.
En lo personal, uno de los mejores momentos de mi vida, ya que amo los bosques frondosos, de aire puro y una paz indescriptible. Jamás lo voy a olvidar.
Y de nuevo llegó la noche a la ciudad, esta vez fuimos a Cerebro. Tampoco tengo tantos recuerdos de ese lugar, pero eso sucede por el paso del tiempo.
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