Hanahaki [FarganPlay]
Habian buenas épocas en Karmaland, digamos que la suerte le sonreía a muchos, habían conseguido pareja algunos gracias a salvar a unas doncellas, aunque bueno, no todos buscaban el amor de ellas, otros... Querían a otros héroes.
Rubius era un ejemplo, quien de hecho terminó convenciendo a Vegetta de que saliera con él, que suertudos eran algunos.
Otros, no tenian suerte con sus doncellas, algo triste, pero Auron era un ejemplo, digamos que aquella que le tocó, Mónica, era algo muy jodida.
‐Eres un imbécil.- Era lo que mayormente salía de la boca de la doncella.
-Tú eres la imbécil.-Respondía sin importarle que era mujer.
-¿Y así esperas conseguir pareja? Joder. Por eso te vas a quedar solo y podrido, cerdo.-
Las charlas con Mónica era unan una mierda y ya no sabia ni por qué, no hizo nada malo, simplemente se conocieron y ella ya le odiaba, pero al menos no estaba solo en ese calvario.
Aunque no lo pareciera, de hecho, varios no se llevaron bien con sus chicas o no tenian interés en ellas, como Lolito, Mangel, Rubius, Vegetta, Alex y Fargan, por supuesto también Auron.
¿Luzu? Bueno, el...
De hecho, esa era la "gran buena noticia" que rondaba por Karmaland, la gran boda de Luzu y Lana.
Todos estaban invitados y el club de los "anti-doncellas" simplemente tuvieron que alegrarse por él, si habia encontrado el amor en Lana, entonces estaba bien, ¿No? Sería feliz, tendria una familia...
Solo quedaba esperar el gran dia.
Y quizás sería un gran dia, pero no para todos, no.
-Lo siento, Auron.- Lolito tocó el hombro del psicólogo.
Cuando recibió esas palabras del de ojos verdes tras que Luzu diera la noticia, a escondidas de los demás, apartados, simplemente no pudo evitar sentirse fatal, enfermo, por alguna razón.
Si, estaba algo molesto con esa idea y no le gustaba, pero... ¿Sentirse hasta con ganas de vomitar? Bueno, tampoco iba a ser tan guarro.
Lolito era uno de sus amigos cercanos, seguro lo sabia, sabia lo que pasaba por su mente, sabia lo mucho que seguro dolía para el psicólogo, pero no se podía hacer nada para sanar el corazón, solo el tiempo se encargaría.
O bueno, quizás un médico.
Sí, eso sucedería.
Auron habia ido al baño en su solitario hogar, otra vez ese jodido malestar cuando pensaba en ello, terminó vomitando, que asco, pero ojalá fuese eso lo único, pero no, solo hubo pétalos de rosa y sangre.
¿Qué mierda acababa de pasar?
Era psicólogo, no médico, pero eso no significaba que no habría intentado estudiar medicina por su cuenta algunas veces, los libros eran muchos y el conocimiento aún más, vomitar rosas era raro, por mucho.
Y, una enfermedad tan rara como esa podría encontrarla fácil, en su consultorio habia agregado librerias lleno de libros que llegaron a sus manos en algun momento para adquirir nuevos valiosos conocimientos. Pronto fue cuando entre todos, agarró el libro más antiguo con un titulo algo interesante: "Los antiguos males".
Pudo leer sobre epidemias que sucedieron hace muchos siglos y otras enfermedades que sonaban tan raras y desconocidas, pero pronto pasando entre paginas pudo ver esa descripción, ese nombre... Hanahaki Disease.
Al leer, lo recordó, recordó cuando era joven y leyó ese libro, esa página, al principio sonaba tan tonto, pero cuando lo leias al final si era grave, muchas veces pensaba "Ojalá no ser de esa minoría de 1 de cada 5 que tiene Hanahaki, que miedo".
¿Así de mala era su suerte? Parecia que el mundo estaba en su contra, no podía ser peor.
Hanahaki disease, la enfermedad que por guardarse tus sentimientos, estos te terminan consumiendo.
Que apropiado para alguien como el quien siempre pensó en una muerte bastante interesante, quizás morir peleando contra un kanguro no sonaba nada mal en sus planes, ¿Pero Hanahaki? Bueno, al menos era raro, ¿No lo hacia especial? Vaya cosas.
Si el malestar iba a seguir, lo mejor era no salir de casa, despues de todo nadie le buscaría.
Quizás solo espere tranquilamente la boda de Luzu.
O su propia muerte.
Sin embargo, casi tras tres dias escondiendose y evitando todo contacto con los demás, en la mañana del cuarto dia llegó alguien a tocar su puerta.
La verdad esos dias fueron fatales en solitario, el dolor era insoportable y no entendía como una estúpida flor podia causarle todo ese daño, todo por sentir, todo por enamorarse como un imbécil.
Al abrir la puerta, estaba Fargan.
Fargan, su buen amigo Fargan.
-¡Eh, Fargan!- Saludó sonriente, debia fingir.
-¡Eh, Auron! Joder, que lio, todo para poder venir a verte, me preocupaste, cabrón.-
Fargan pasó sin esperar una señal, simplemente al ver la puerta abierta se hizo como si fuese su propio hogar, si, Fargan era otro de sus más unidos amigos, como Lolito.
Auron cerró la puerta detrás y le siguió.
-Tampoco tenia que venir, gillipollas.- Dijo Auron.
-Ya, pero no puedes desaparecer tres dias de nuestras vidas, ¿Entiendes? Sé que estas triste por Luzu, ven, que eso no te desanime, hombre.- Respondió Fargan, acercandose y abrazandolo.
No, allí todos estaban mal.
Luzu no importaba, hace mucho lo superó, lo superó gracias a Fargan. Aquel ser con alas que al inicio fue su amigo, habia sido bastante atento y cariñoso.
¡Joder! De hecho una vez se habian acostado, no hablaron de eso, pero habia algo, Auron lo sabía, de verdad lo sentía y quería creer en ese algo.
Pero... El dia que Luzu vino a dar la noticia frente a todos, pudo verlo. Fargan muy pegado a Alex, se miraron tras el anuncio con complicidad y emoción.
Quiso no hacer suposiciones, pero luego de que todos se separaran por sus lados, cuando Lolito le dio un tipo de pésame, los vio, besandose, tan enamorados, tan sinceros.
No habia lugar para él.
Pero allí estaba Fargan, abrazandolo para qur se le pase la tristeza por "la boda de Luzu", pero la verdad es que no, ya no importaba.
Solo dolía saber que lo suyo nunca fue real.
Oh, no. Allí venía de nuevo.
Empujó a Fargan a un lado y se fue corriendo a su baño, vomitando, de no ser porque el búho pudo presenciarlo, pensaria que se molestó por algo. Añ ver la escena no entendia que era eso, ¿Flores? Su amigo Auron no comia flores, ¿Qué mierda era eso? Solo reconocía la sangre.
Cuando Auron se lavó el rostro y la boca, volviendo a salir a verse de frente con Fargan, el búho solo se preocupó más, no entendia, pero le preocupaba, lo tomó de los hombros.
-¿Qué fue eso?...-Preguntó el búho.
-Es una enfermedad, es solo eso.-
-No conozco ninguna que sea así.-
Auron señaló a su cama, allí estaba el libro, lo estuvo investigando desde entonces. Fargan fue y lo leyó para luego volver con el psicólogo, aún más preocupado.
-Necesitas ayuda, Auron. ¡Por todos los dioses! Esto no es un juego.-
-¿Necesito ayuda? ¿Yo?...-
-Sí, esto... Dice que te puede matar. ¡Puedes decirle a Luzu! Quizás... Faltar a su boda, yo... Podria decirle y...-
-Estoy bien, puedo con esto. No es Luzu el problema.-
-¿Entonces?-
Deseaba tanto decirle, las flores estaban brotando junto con la sensación.
-No necesito ayuda, estoy bien.-
Luego de bastante insistir, Fargan se fue de mala gana, no el gustaba lo que sucedia con su amigo.
Auron volvió a la soledad, viendo su libro.
Sí, habian curas.
Ser correspondido o una operación, lo ssbia, seguro que en su hospital lo hacian si averiguaba, no perdería nada, solo... Las emociones.
"Eras tú, Fargan. Siempre fuistes tú.".
Esas eran las únicas palabras en una nota escrita por Auron antes de sucumbir a las flores.
No se supo de el por una semana, no fue a la boda, y cuando Lolito fue por él a consolarlo, solo se encontró a un Auron acostado en su cama con flores saliendo de dentro, era como ver un cadáver floreado.
Rosas, rosas brotaban de su cuerpo, una belleza si fuese un cuadro, pero fue una realidad.
Oh, Auron, ¿Por qué quedaste así?
La verdad era que, ¿Quién desearía perder sus sentimientos? ¿El amor? El amor para Auron fue un arma de doble filo, una estaca en su corazón, pero...
El amaba esa estaca.
Y por más que doliera, no se la deseaba quitar.
Murió sin poder decir nada...
E incluso su nota jamás llegó a Fargan, Alex la habia recogido del cuerpo.
Simplemente fue tachado por alguien que decidió morir por no tener a Luzu, este claro se sintió triste y destrozado por no haberlo notado y haber hecho algo.
La verdad la sabia Lolito.
Pero nadie jamás le creería, no cuando Alex era el del otro hecho.
Una gran ironía y dolor...
Porque, ni siquiera muerto, sus sentimientos llegaron al otro lado.
Fin.
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