Accidental Death [RubiusPlay]
Rubius y Auron llevan un tiempo siendo pareja, sí, y la verdad es que viven juntos, ¿La razón? Bueno, aquel par de héroes no les molesta esa idea de vivir juntos.
A veces se quedaban en la casa tridente de Auron, o iban a la de Rubius, donde pasaban más tiempo porque este deseaba trabajar con sus impresoras.
Como toda pareja, solian tener sus cosas buenas y malas, entre ellas, bueno, Auron se quejaba mucho de la casa del oso.
Que si los colores son feos, que si sus maquinas hacen mucho ruido, que si algunos de sus aparatos domésticos son muy viejos, que si la cama se ve muy chiquita, lo que sea era molesto para el de ojos cafés.
Aun así, Rubius solo asentia y diría que lo repararia más no era así, seguro solo era su preciado Auron jodiendole, porque lo conocia y siempre terminaba riendose tras tomarle el pelo.
-Haremos una salida.- Dijo Rubius.
-¿Una salida?-Preguntó Auron.
Lastimosamente no era una salida de pareja, de hecho, sería una con sus amigos de la hermandad oscura, solo sería un día entero, salen en la mañana y vuelven en la noche, simple y sencillo, todo estaria bien.
No es que Auron sepa quienes son de allí, pero Rubius le confesó que formaba parte de ello, una muestra de confianza.
-¿Será mucho tiempo?-Preguntó Auron, odiaba que su bobo se fuese.
-Obvio no, solo es un dia, ya te dije, tas bobo o qué?-
Ambos rieron ante esa pequeña broma del oso, bien, un día no sonaba tan malo, al menos le avisaba, aquel día sería mañana, podrían esperar sin problemas y Auron no planeaba interponerse en sus cosas.
-Si es así, pasa tiempo conmigo.-
-Lo que quieras.-Respondió Rubén, sonriendo y besandolo.
Mayormente los besos los iniciaba Rubius, eso porque él es quien debia agacharse para darle un beso al de menor tamaño. Y es que era putamente alto, Auron siempre se quejaba de eso, no era justo, en absoluto.
-Haré que me extrañes mucho~ - Dijo Auron al separarse y abrazarlo por el cuello, evitando que se vaya.
-Oh, vaya, alguien tiene celos~-
-¿Celoso, yo?-
-Así es... Pero no te preocupes, hay suficiente Rubius para todos.-
-Eres un imbécil.-
-Ya, quizás tenga 2 de IQ pero a tí te gusta.-
-Lástimosamente.-
Ambos volvieron a reir y se besaron
Rubius lo levantó en sus brazos y lo llevó a la cama, donde pasaron el rato, entre besos y toques bastante estimulantes.
Sí, daban ganas de no salir, pero es que era una salida de la hermandad y la verdad tampoco es como si estuviese apurado de que llegara mañana.
Eran las 5 de la tarde cuando tu dia de cariñitos pasó pronto, solo se acurrucaron viendo la televisión luego, en cama.
-No te vayas.- Dijo Auron, abrazandolo por la espalda.
Esto porque el oso se habia sentado con intenciones de levantarse.
-Voy a preparar algo.-Dijo Rubius. -Es que, joder, que hambre hace.-
-Mejor te preparo algo yo, ¿Va? Ya que te vas mañana.-Propuso Auron.
-Está bien, vaya que estás generoso, debería salir más seguido.-
-Gillipollas.- Dijo para luego levantarse e ir a la cocina.
Ambos tomaron asiento en el comedor y disfrutaron de la cena, era unos macarrones con queso, ambos comían felizmente. Quizás ninguno de los dos era de cocinar mucho, pero tenian unas grandes habilidades, por lo que al final se turnaban.
-La verdad espero que termines pronto.-Dijo Auron.
-Venga, va. No me digas que iras a arruinar la salida.-
-¿Se puede?-
-Ni se te ocurra.-
-Anda, vamos, quieres quedarte conmigo.-
-Quiero, pero sabes que es importante para mi.-
-Joder, bien, tu ganas.-
-Sabes que te amo, Auron, pero ya deja los celos, hacen daño.-
Ambos volvieron a reir, si, eran dos par de idiotas enamorados.
-Tengo una idea para que me perdones.-
-Quiero oirlo.-Dijo Auron, sonriente.
-Bueno, en la mañana prepararé el desayuno antes de irme, así tienes tu sorpresa. Y cuando vuelva, al día siguiente tendremos una increible cita.-
-Me gusta la idea.-
-Oh, ¿Enserio?-
-Sí, es tan buena que parece que no se te ocurrio, calvo.-
-¡Eh! Me ofendes.-
-Es broma, es broma.-
Sí, todo era maravilloso.
Y al llegar la noche, descansaron juntos, abrazandose, sintiendose el calor del otro, sin sentir la soledad.
Tal cual como lo prometió, en la mañana Rubius hizo el desayuno, ¿Quién dice que su querida estufa no funcionaba? Todas eran locuras de Auron.
Dejó sus pancakes en la mesa y se fue, claro, antes dejó una carta para entonces irse.
Una carta que decía:
"Volveré tan pronto como pueda, y la verdad es que esperaré hasta la noche solo para volverte a tener a mi lado."
Rubius podía ser romántico cuando se lo proponía como en ese momento, claro.
Pero, lástimosamente, esa carta nunca fue leída.
Rubius estuvo pendiente al móvil todo el dia, esperaba un mensaje de Auron diciendole gracias por el detalle, pero nada, que triste, y eso que se puso a pensar media hora que palabras escribir en la carta.
Finalmente, cuando la noche llegó y estaba de camino a casa, las luces ya estaban apagadas, vaya, esperaba que Auron no se durmiera y le preparara un regalo por su regreso.
Cuando entró todo estaba en silencio, bastante solitario y triste.
Pasó por la cocina y allí estaba el desayuno, sin ser tocado ni un poco.
Entonces allí supo que algo estaba mal.
Fue corriendo a la habitación y allí estaba, acostado aún, dormido.
-¿Auron?-
Le llamó una vez, acercandose, deseando que simplemente estuviese muy cansado.
-¿Auron?-
Volvió a llamarlo, esta vez más angustiado, tomandolo por los hombros y moviendolo levemente.
Esta frio al toque, y no encontraba su pulso.
-Raúl por todos los dioses, esto no es gracioso.-
Deseaba que fuese una broma, lo movía y no despertaba, no le gustaba nada de eso, se sentía alterado y desorientado.
Angustiado salió de casa y llamó a todos, se sentía perdido, ¿Qué debía hacer? No despertaba, no sangraba, ¿Qué pasó? ¿Qué hizo mal?
Auron, Auron, Auron, su Auron no despertaba.
Solo cayó al suelo y dió gritos, dejando caer lagrimas, sintiendo su corazón desgarrarse.
Esa no fue la peor parte.
La peor parte fue cuando todos fueron y fue llevado el cadáver a ser revisado y la escena igual.
Sabian que Rubius no lo mató, ni siquiera estuvo allí, todos tenían una excusa.
Entonces, lo averiguaron, Alex resolvió el misterio.
Y, con todo el pesar del mundo, lo declaró.
"Murió por muerte dulce."
La muerte dulce, aquella por un gas tan tóxico, un gas que sueltan ciertas máquinas que no funcionan bien.
Como su estufa con mala ventilación, aquella que ya no funcionaba y Auron se lo dijo una y otra vez.
Lo había matado.
Lo mató.
Era su culpa.
Si le hubiese hecho caso...
Si no le hubiese cocinado esa mañana...
Pero, era tarde, muy tarde.
Porque Auron ya no estaba.
Fin.
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