quien soy yo ,está es mi historia

Mizuki continuaba entrenando con su arco, cada movimiento preciso y controlado, pero su mente comenzaba a divagar, sumergiéndose en recuerdos que preferiría olvidar. Mientras tensaba la cuerda y soltaba una flecha tras otra, una oleada de pensamientos la invadió, llevándola de regreso a su niñez, a esos días que moldearon quién era hoy.

Mizuki (pensando): ¿Por qué soy así? ¿Por qué me mantengo tan distante, tan cerrada?

Su mente la llevó a los tiempos en que era una niña pequeña, una versión de sí misma que apenas podía reconocer ahora. Era tierna, tímida, con una sonrisa dulce que ofrecía a cualquiera que la mirara. Siempre había sido sensible, llena de sueños y deseos de encajar, de ser aceptada y querida por quienes la rodeaban.

Mizuki (pensando, con un suspiro leve): Recuerdo cómo solía ser... cómo quería ver lo mejor en todos. Pero eso fue antes de que las cosas cambiaran.

Los chicos de su escuela fueron los primeros en mostrarle la dura realidad. Comenzaron con pequeños comentarios, risas contenidas que rápidamente se convirtieron en burlas abiertas. Al principio, Mizuki no entendía qué estaba mal, qué había hecho para merecer esa crueldad.

Mizuki (pensando, mientras su mirada se endurece): Ellos... me hicieron sentir insignificante. Cada palabra, cada risa, era como una daga que se clavaba más profundo.

Las humillaciones no tardaron en llegar. Había momentos en los que los chicos se burlaban de su timidez, de su sensibilidad, llamándola débil y frágil. Incluso pequeños actos de bondad de su parte eran motivo de burla, como si su amabilidad fuera una razón para menospreciarla.

Mizuki (pensando, apretando los labios): Nunca olvidaré cómo se rieron cuando lloré frente a todos. Cómo destruyeron mis cosas, cómo me hicieron sentir que no valía nada.

Un incidente en particular se destacó en su memoria, una broma cruel que la dejó devastada. Los chicos habían arruinado un proyecto en el que había trabajado durante semanas, y cuando intentó recoger los pedazos, solo encontraron más razones para reírse de ella.

Mizuki (pensando, con una punzada de dolor): Ese día, algo dentro de mí se rompió. Me di cuenta de que no podía seguir siendo la misma.

Fue entonces cuando Mizuki decidió que no podía permitir que los demás la vieran vulnerable. Comenzó a construir muros a su alrededor, bloqueando cualquier intento de acercamiento. Se volvió distante, fría, aparentando una seguridad que en realidad no sentía.

Mizuki (pensando, con determinación): Pensé que si nadie podía ver mis verdaderos sentimientos, no podrían lastimarme de nuevo.

A partir de ese momento, se enfocó en ser fuerte, en demostrar que no necesitaba a nadie. Se volvió orgullosa de lo que hacía, porque sabía que era lo único que podía controlar. Pero, aunque era buena en ocultar sus emociones, la verdad era que la herida seguía ahí, profunda y dolorosa.

Mizuki (pensando, mirando al horizonte): Guardé mis sentimientos, los escondí de todos. Excepto de mis padres. Ellos son los únicos en quienes puedo confiar.

Sus padres siempre habían sido su refugio, los únicos que nunca la habían juzgado ni lastimado. Pero fuera de ese pequeño círculo, Mizuki se cerró completamente. No confiaba en nadie más, y estaba segura de que nunca lo haría.

Mizuki (pensando, con una mezcla de tristeza y convicción): Ya no confío en nadie. Y no lo haré nunca más. Es la única manera de protegerme.

Mientras lanzaba otra flecha, Mizuki sintió una punzada de melancolía. Sabía que esta forma de vivir la mantenía segura, pero también la mantenía sola. A pesar de ello, no estaba dispuesta a bajar la guardia. Las cicatrices del pasado eran un recordatorio constante de lo que sucedía cuando confiabas demasiado.

Mizuki (pensando, con una mirada decidida): No puedo permitir que me lastimen de nuevo. Es mejor así. Mejor mantener la distancia.

Mizuki continuaba tensando su arco, apuntando con precisión, pero su mente no podía evitar regresar a uno de los momentos más oscuros de su pasado, un recuerdo que aún le provocaba un profundo coraje y furia. Mientras soltaba la cuerda y la flecha volaba hacia el blanco, su mente la arrastraba de vuelta a aquel día, el día en que su confianza fue rota de la manera más cruel.

Mizuki (pensando, con una expresión de creciente enojo): Travis... cómo pudiste.

Travis había sido, en todos los aspectos, el chico perfecto. Carismático, amable, y con una sonrisa que parecía capaz de iluminar cualquier habitación. Durante mucho tiempo, Mizuki había creído en él, en su aparente bondad y sinceridad. Había sido la primera persona, fuera de su familia, a la que Mizuki había decidido abrirle su corazón.

Mizuki (pensando, con una mezcla de tristeza y rabia): Te confié algo que no había compartido con nadie. Pensé que tú eras diferente.

Ella recordó los momentos que pasaron juntos, cada conversación, cada risa compartida. Todo parecía tan genuino, tan real, que Mizuki comenzó a creer que tal vez, solo tal vez, había encontrado a alguien en quien podía confiar. Había pasado meses trabajando en un regalo especial para él, algo que reflejara cuánto significaba para ella.

Mizuki (pensando, con una amarga sonrisa): Puse mi corazón en ese regalo, cada detalle, cada pequeña cosa, hecha con cuidado y amor.

El día en que le dio el regalo, Mizuki estaba nerviosa pero emocionada. Creía que Travis sentiría lo mismo que ella, que compartiría la misma sinceridad en sus sentimientos. Pero lo que sucedió después fue un golpe devastador.

Mizuki (pensando, con los ojos llenos de furia): Nunca olvidaré cómo te burlaste. Cómo lo rompiste frente a todos.

Travis, en lugar de aceptar su regalo con gratitud, lo había despreciado públicamente. Se rió de ella, desmanteló el regalo con palabras crueles y gestos despectivos, mientras sus amigos se unían en la burla. Mizuki sintió cómo cada risa, cada comentario hiriente, le atravesaba como cuchillas.

Mizuki (pensando, con los puños apretados): Me humillaste. Me hiciste sentir insignificante, como si todo lo que había hecho, todo lo que había sentido, no valiera nada.

Ese acto no solo rompió el regalo, sino que también destrozó la confianza que Mizuki había comenzado a construir. Desde ese día, decidió que no permitiría que nadie, especialmente otro chico, se acercara lo suficiente para lastimarla de nuevo.

Mizuki (pensando, con una firme determinación): Fue ahí cuando aprendí. No podía confiar en nadie más. No podía permitir que alguien volviera a hacerme sentir así.

El recuerdo de Travis y su traición llenó a Mizuki de una furia contenida, una que usó como combustible para seguir adelante, para fortalecer su resolución de mantener a todos a distancia. No podía permitirse volver a ser vulnerable, no después de lo que había pasado.

Mizuki (pensando, con un tono sombrío): Nunca más. Nunca más dejaré que alguien juegue con mis sentimientos. No confío en los chicos. No confío en nadie.

Mizuki lanzó otra flecha, con una fuerza que reflejaba su rabia interna. Cada tiro era una liberación, una manera de canalizar ese enojo que aún la perseguía. Sabía que ese recuerdo la había cambiado, la había vuelto más fuerte en ciertos aspectos, pero también más distante y fría.

Mizuki (pensando, con un suspiro profundo): No importa cuánto tiempo pase, esa herida sigue ahí. Pero ahora soy más fuerte. No dejaré que nadie vuelva a herirme.

A pesar de la furia que sentía al recordar a Travis, también sabía que había aprendido una lección dura pero crucial. Y mientras se preparaba para lanzar otra flecha, Mizuki reafirmó su determinación de seguir adelante, de ser invulnerable a la crueldad de los demás.

Mizuki, en su entrenamiento, ya no pensaba en nada más. Solo en ella misma, en el esfuerzo por superarse y en demostrarle a sus padres lo capaz que era. Sabía que su madre, Riza, esperaba mucho de ella, y aunque no le gustaba admitirlo, el peso de esas expectativas la impulsaba. Estaba decidida a ser la hija que su madre siempre quiso, alguien fuerte, capaz de enfrentarse a cualquier reto y de brillar por su propio mérito. El arco en sus manos era un reflejo de esa determinación. Cada tiro que lanzaba era una forma de demostrar que su lucha interna valía la pena.

Mientras la flecha surcaba el aire, sus pensamientos volvían a sus padres. Si les demuestro que soy fuerte, que no necesito su protección, ellos estarán orgullosos de mí... pensó Mizuki, con una mirada intensa. Aunque sus sentimientos de inseguridad seguían ocultos, su resolución nunca había sido más firme. No podía dejar que las vulnerabilidades del pasado la detuvieran. Necesitaba estar a la altura de las circunstancias y su único objetivo ahora era fortalecer su cuerpo y su mente. No quería fallarles.

Por otro lado, en Estados Unidos, en la casa de los Loud, Lincoln había estado entrenando también, aunque no con la misma dedicación que Mizuki. Estaba ansioso, nervioso, porque su vida estaba a punto de cambiar. Había sido aceptado en una academia creada por Shill, algo que parecía salido de un sueño. Un lugar donde se entrenaban individuos con habilidades especiales como él. Sin embargo, el nerviosismo lo carcomía. La noticia era tan grande que no sabía cómo decírselo a sus padres.

Lincoln (pensando mientras se daba pequeños ánimos a sí mismo): Ok, Lincoln, tienes que hacerlo. Tienes que decírselo. Ellos se van a emocionar por ti...

Pero, ¿cómo se lo diría? ¿Qué pasaría si no lo aceptaban? La duda lo asaltaba. Había tenido tiempo para procesar su aceptación, pero contarle a su familia sobre algo tan importante era otro nivel de desafío. Mientras caminaba hacia la cocina para buscar algo de consuelo en su madre, pensó que quizás una conversación tranquila podría ayudar a aligerar su nerviosismo.

Lincoln (pensando, tratando de calmarse): Vamos, no es el fin del mundo. Si pueden apoyarte en todo lo demás, también lo harán en esto...

Después de una intensa sesión de entrenamiento en el gimnasio de Lynn Jr., Lincoln salió con una toalla alrededor de su cuello, secándose el sudor de la frente. Sentía el cuerpo cansado, pero el constante murmullo de Anti-Venom en su mente no le dejaba concentrarse en otra cosa.

Anti-Venom (en la mente de Lincoln): ¡Vamos, Lincoln! Estoy hambriento. Necesitamos comer algo ahora mismo.

Lincoln suspiró, reconociendo que el simbionte tenía razón. Se dirigió a la cocina, buscando algo rápido para calmar su hambre y la de Anti-Venom. Abrió el refrigerador y empezó a sacar algunos bocadillos cuando escuchó la voz de su madre, Rita, desde el otro lado de la habitación.

Rita (con una sonrisa): "Lincoln, tu padre y yo tenemos una sorpresa para ti."

Lincoln se giró con curiosidad, sosteniendo un par de sándwiches en la mano.

Lincoln: "¿Una sorpresa? ¿Qué es?"

Lynn Sr. apareció al lado de Rita, ambos con expresiones emocionadas. Se notaba que habían estado esperando este momento.

Lynn Sr. (sonriendo ampliamente): "Hemos recibido una noticia increíble. Fuiste aceptado en una academia especial para jóvenes héroes. ¡Es una oportunidad única!"

Lincoln parpadeó, sorprendido por la revelación, pero antes de que pudiera decir algo, Rita continuó.

Rita (con orgullo): "Es una academia creada para entrenar a la próxima generación de héroes. Y fuiste elegido, Lincoln. Creen en tu potencial."

Lincoln sintió una mezcla de alivio y satisfacción. Sabía sobre la academia y había estado pensando en cómo decírselo a sus padres, pero ahora no tendría que dar explicaciones. Se sintió agradecido por ello.

Lincoln (pensando): Bueno, al menos no tuve que explicarlo todo yo mismo. Esto lo hace mucho más fácil.

Esbozó una sonrisa mientras asentía, dejando los sándwiches sobre la mesa.

Lincoln: "¡Vaya! Eso es... increíble. Gracias por apoyarme. Haré todo lo posible para no decepcionarlos."

Rita y Lynn Sr. se acercaron para abrazarlo, llenos de orgullo.

Rita: "Sabemos que lo harás, Lincoln. Estamos muy orgullosos de ti."

Lynn Sr.: "Y estaremos aquí para apoyarte en cada paso del camino."

Lincoln no pudo evitar sonreír al ver la alegría en los rostros de sus padres. Mientras asimilaba la noticia, Lynn Sr. se adelantó con una sonrisa aún más amplia.

Lynn Sr. (con entusiasmo): "Esto merece una celebración. ¡Te voy a preparar una gran comida, hijo! Algo digno de un héroe en ascenso. Ah, y tus hermanas ya saben de la noticia. Todas están muy orgullosas de ti."

Lincoln arqueó una ceja, un poco sorprendido, pero también aliviado. Sabía que sus hermanas podían ser intensas, pero el saber que lo apoyaban le daba un sentimiento cálido.

Lincoln: "¿Incluso Lynn Jr.? Pensé que podría estar un poco... ¿celosa?"

Rita sonrió con ternura y asintió.

Rita: "Bueno, Lynn Jr. sí mostró un poco de celos al principio, pero aún así, te apoya completamente. Ella sabe lo importante que es esto para ti."

Lincoln dejó escapar un suspiro de alivio. Sabía que su relación con Lynn Jr. a veces podía ser competitiva, pero estaba agradecido de que al final, siempre lo apoyara.

Lynn Sr. (mientras se dirigía a la cocina): "Bueno, no más charla por ahora. ¡Voy a preparar una comida que no olvidarás!"

Lincoln se rió suavemente mientras veía a su padre irse, ya imaginando los deliciosos platillos que pronto llenarían la mesa. Se sentó mientras esperaba, y en su mente, Anti-Venom seguía siendo una presencia constante.

Anti-Venom (con impaciencia): ¡Esto es genial! Pero asegúrate de comer lo suficiente. No te olvides de que yo también tengo hambre.

Lincoln sonrió, entretenido por la insistencia del simbionte.

Lincoln (pensando): Sí, sí, no te preocupes. Comeremos bien hoy.

Poco después, Lynn Sr. regresó con un banquete que llenó la mesa. Lincoln se la pasó comiendo con entusiasmo, sintiendo cómo cada bocado lo llenaba de energía. Anti-Venom seguía murmurando en su mente, disfrutando también de la comida.

Mientras tanto, en otra parte, Tony Stark y Steven Strange estaban en una instalación de máxima seguridad, observando a Eddie Brock desde detrás de un vidrio reforzado. Eddie estaba recuperado, sentado tranquilamente en una celda especialmente diseñada para contenerlo.

Tony cruzó los brazos, mirando a Eddie con una mezcla de respeto y preocupación.

Tony (con tono serio): "Eddie intentó hacer lo correcto. Ayudó a los guardias a detener a Carnage. Pero ya sabes cómo es la ley, Steven. No siempre es justa."

Steven asintió, su mirada fija en Eddie.

Steven: "Sí, lo sé. Pero también sabemos que Eddie aún tiene un papel importante que jugar. La ley es la ley, pero debemos encontrar una forma de hacer que esto funcione a su favor. No podemos dejar que alguien que intentó ayudar quede atrapado en esto para siempre."

Tony suspiró, sabiendo que Steven tenía razón.

Tony: "Tendremos que trabajar en eso. Pero por ahora, lo mejor que podemos hacer es asegurarnos de que Eddie esté bien y que sepa que no lo hemos olvidado."

Ambos continuaron observando a Eddie, conscientes de que aunque la ley a veces podía ser implacable, siempre había una manera de hacer lo correcto, incluso si tomaba tiempo y esfuerzo.

En la penumbra de la celda, Eddie Brock cerró los ojos, permitiendo que Venom tomara el control de sus pensamientos. La conexión mental entre ambos era fuerte, una fusión de emociones y percepciones que les permitía comunicarse sin palabras.

Eddie (mentalmente): Venom, sé que sientes algo. ¿Qué está pasando?

Venom: Carnage sigue ahí, Eddie. Aunque no lo siento como una amenaza inmediata, su presencia nunca es algo que deba tomarse a la ligera.

Eddie: Sí, lo sé. Pero hay algo más, ¿verdad? Puedo sentir tu inquietud.

Venom: Sí, hay otro simbionte. No es Carnage, y tampoco es como nosotros. Es... diferente. Hay una calma en su presencia, algo que no es común en los nuestros.

Eddie: ¿Otro simbionte? ¿Quién es?

Venom: No estoy seguro. Es como si estuviera cerca, pero no lo suficiente para que pueda identificarlo del todo. Pero no es hostil, al menos por ahora.

La incertidumbre se apoderó de Eddie, pero también sintió un atisbo de alivio al escuchar que no había malicia en esa nueva presencia. Sin embargo, sabía que con los simbiontes, las cosas podían cambiar rápidamente.

Mientras tanto, en otra parte del mundo, Anti-Venom dentro de Lincoln Loud también estaba en alerta. A pesar de su naturaleza distinta, Anti-Venom podía sentir la esencia de Venom, una presencia que le resultaba familiar pero que no evocaba peligro en ese momento.

Anti-Venom: Lincoln, hay algo que debes saber. Puedo sentir a Venom.

Lincoln: ¿Venom? ¿El Venom de Nueva York?

Anti-Venom: Sí, pero no hay maldad en su presencia ahora. Es... diferente, casi tranquilo para lo que es un simbionte.

Anti-Venom, curioso, comenzó a explorar los recuerdos de Lincoln, especialmente aquellos donde había visto noticias sobre la batalla entre Spider-Man y Venom en las calles de Nueva York. Lincoln recordó claramente las imágenes en la televisión, con Spider-Man enfrentando a Venom en una lucha feroz que había cautivado a todos.

Anti-Venom: Sí, es ese Venom. Pero esta vez, su presencia no es agresiva. Hay algo más en juego aquí.

Lincoln: ¿Algo más? ¿Qué crees que podría ser?

Anti-Venom: No lo sé todavía. Pero debemos estar atentos. Por ahora, parece que no hay peligro, pero con los simbiontes, nunca se sabe.

Lincoln, aún sumido en sus pensamientos, decidió hablar directamente con Anti-Venom. Quería entender más sobre los simbiontes, pero también sentía la necesidad de explicar su mundo y la forma en que él veía las cosas.

Lincoln: Oye, Anti-Venom, quiero preguntarte algo... ¿Por qué son así los simbiontes? Quiero decir, siempre se habla de que son peligrosos, destructivos, y que traen caos donde quiera que van. ¿Es solo su naturaleza o hay algo más detrás de eso?

Anti-Venom: ¿Así? ¿A qué te refieres con "así"?

Lincoln: Ya sabes, como Venom, Carnage... Siempre se habla de ellos como monstruos, como si no tuvieran otra opción más que ser violentos. Pero tú eres diferente. No siento esa misma maldad en ti.

Anti-Venom: Es complicado, Lincoln. Nuestra especie fue creada para sobrevivir, y en muchos casos, la supervivencia significa adaptarse al huésped. Algunos simbiontes se dejan llevar por los deseos más oscuros de sus anfitriones, amplificándolos. Otros, como yo, encontramos formas de coexistir, ayudando en lugar de destruir.

Lincoln: Entonces, ¿depende del huésped? ¿De cómo es la persona con la que se fusionan?

Anti-Venom: En parte, sí. Pero también está nuestra historia, nuestro mundo original. Venimos de un lugar donde la lucha por el control y la supervivencia es constante. Eso nos ha moldeado. Venom, por ejemplo, ha estado con huéspedes que lo han llevado por caminos oscuros. Pero no todos los simbiontes son iguales.

Lincoln: Eso tiene sentido. Supongo que es como aquí, en mi mundo. Hay personas buenas y malas, y algunas veces, las circunstancias hacen que actúen de cierta manera. Pero me alegra que tú seas diferente. Me has ayudado mucho, y no siento que me quieras usar para algo malo.

Anti-Venom: Porque veo en ti algo diferente, Lincoln. Tienes un corazón fuerte y un deseo de hacer el bien, incluso cuando las cosas son difíciles. Eso me ha influido también. Somos un equipo, y juntos podemos marcar la diferencia, a pesar de lo que otros puedan pensar de los simbiontes.

Lincoln: Gracias, Anti-Venom. Solo quería entender mejor. A veces, todo esto puede ser un poco abrumador.

Anti-Venom: Lo sé, pero no estás solo. Siempre estaremos en esto juntos.

Anti-Venom, queriendo aliviar la tensión después de la conversación seria, decidió soltar un chiste para relajar el ambiente.

Anti-Venom: Oye, Lincoln, ya que estamos hablando de cómo son los simbiontes, déjame preguntarte algo... ¿Alguna vez pensaste que yo podría querer comerme tus órganos?

Lincoln se quedó en silencio por un momento, procesando la pregunta. Luego, una sonrisa comenzó a formarse en su rostro, y finalmente, soltó una carcajada.

Lincoln: ¿Comerme mis órganos? No, pero ahora que lo mencionas, eso explicaría por qué siempre tienes hambre, ¿no?

Anti-Venom, satisfecho con la reacción de Lincoln, continuó.

Anti-Venom: Bueno, si lo hiciera, sería un poco contraproducente, ¿no? Quiero decir, si te como, ¿quién me va a dar esos deliciosos bocadillos que tanto disfruto?

Lincoln se rió aún más fuerte, sintiendo que el peso de la conversación anterior se desvanecía.

Lincoln: Sí, supongo que no sería un buen plan para ti. Además, dudo que mis órganos sepan tan bien como las papas fritas.

Ambos se rieron juntos, el momento de humor ayudó a fortalecer su vínculo. Anti-Venom estaba feliz de haber logrado relajar a Lincoln, y Lincoln se sentía más conectado con su compañero simbionte, apreciando su intento de calmar las cosas con un poco de humor.

En las instalaciones de SHIELD, un jet aterrizaba suavemente en la pista privada. Su llegada no era casual; era un vuelo esperado con gran anticipación. La rampa del jet se desplegó, y de su interior descendieron dos figuras: Riza y su hija, Mizuki. Ambas caminaban con elegancia, emanando una presencia fuerte pero serena.

Maria Hill ya esperaba en la pista, con una expresión seria pero respetuosa. Cuando Riza descendió completamente, Maria avanzó unos pasos para recibirlas.

Maria Hill: Riza, es un placer verte de nuevo. Siempre es un honor trabajar contigo. —Su voz era firme, pero había un tono de genuina admiración en sus palabras. Maria Hill sabía que Riza era una persona en quien podía confiar, algo que no podía decir de muchos, ni siquiera de la mayoría de los Vengadores o de otros héroes con los que había trabajado.

Riza sonrió levemente y asintió, agradeciendo el respeto que Maria le mostraba.

Riza: Maria, el honor es mutuo. Sabes que siempre estamos dispuestas a colaborar contigo.

Mizuki, que había descendido detrás de su madre, se acercó a Maria Hill y la saludó con respeto.

Mizuki: Señora Hill, es un placer conocerla. —Su tono era educado y formal, reflejando los valores que su madre le había inculcado.

Maria Hill observó a Mizuki por un momento, evaluándola con su mirada aguda, y luego esbozó una ligera sonrisa.

Maria Hill: Mizuki, bienvenida. Estoy segura de que tu madre te ha preparado bien para lo que se viene.

Maria Hill condujo a Riza y Mizuki a través de las amplias y modernas instalaciones de SHIELD, sus pasos resonando en los pasillos impecables. Cada rincón del lugar emanaba tecnología avanzada y seguridad, algo que impresionaba incluso a los más acostumbrados a la vida bajo presión.

Finalmente, llegaron a una puerta metálica que se abrió automáticamente, revelando una habitación espaciosa, luminosa y bien equipada.

Maria Hill se detuvo y giró hacia Mizuki.

Maria Hill: Esta será tu habitación durante tu tiempo aquí. Está diseñada para que puedas sentirte cómoda y concentrarte en tus estudios y entrenamiento. También, más adelante, te mostraré dónde se llevarán a cabo tus clases y te presentaré a tus compañeros.

Riza asintió, agradecida por la disposición de Maria. Mizuki, por su parte, dio un paso adelante, observando detenidamente cada detalle de la habitación. Era funcional, con tonos neutros, muebles minimalistas y una gran ventana que dejaba entrar la luz natural. En su mente, comenzó a imaginar cómo podría darle un toque personal al espacio para hacerlo más suyo.

Mizuki pensó para sí misma: Está bien... es agradable, pero puedo darle mi toque para que sea más acogedora. Quizás algunos detalles que reflejen lo que soy... algo que me recuerde a casa.

Aunque el entorno era nuevo y un tanto frío, Mizuki sabía que con el tiempo, este lugar también podría convertirse en una especie de hogar temporal, siempre y cuando ella lo hiciera suyo.

Maria Hill, aún manteniendo su compostura profesional, mostró un destello de molestia en su rostro mientras miraba a Riza.

Riza, notando el cambio en la expresión de Maria, frunció levemente el ceño y le preguntó con curiosidad y preocupación:
Riza: ¿Hay algo que te molesta, Maria? ¿Puedo ayudarte con algo?

Maria Hill suspiró ligeramente, tratando de mantener su tono calmado, aunque no pudo evitar que una pizca de frustración se filtrara en sus palabras.
Maria Hill: No es nada grave... es solo que hay una situación que me incomoda. Resulta que un adolescente, un chico puberto, se ha unido a un simbionte, y Nick Fury decidió que sería buena idea traerlo a estas instalaciones.

Riza arqueó una ceja, interesada.
Riza: ¿Un simbionte? Eso es... inusual. ¿Por qué te molesta tanto?

Maria cruzó los brazos, inclinándose ligeramente hacia Riza para continuar con voz baja, pero lo suficientemente alta como para que Mizuki, que se encontraba cerca, pudiera escuchar sin querer.
Maria Hill: No es solo el hecho de que esté unido a un simbionte, lo cual ya es problemático. Es el hecho de que Fury confía en él, lo que me desagrada aún más. No me siento cómoda con esa clase de riesgos aquí, especialmente cuando estamos formando a jóvenes héroes.

Mizuki, que había estado observando discretamente la conversación, sintió que cada palabra de Maria se clavaba en su mente. No podía evitar formarse una imagen negativa de este chico desconocido. Pensó en cómo Maria, alguien en quien su madre confiaba, estaba claramente preocupada por él. Si Maria tenía dudas, entonces debía haber algo realmente preocupante sobre este chico.

Mizuki reflexionó en silencio, sus pensamientos acelerados.
Mmm... un simbionte... suena peligroso. Si Maria está tan molesta, debe haber una buena razón. No puedo permitir que alguien así nos ponga en riesgo, menos cuando estoy aquí para demostrar mi valía.

Aunque Mizuki no había visto al chico, ya comenzaba a tener una mala impresión de él, influenciada por las palabras de Maria Hill. Decidió que mantendría los ojos bien abiertos y sería precavida en caso de encontrarse con él.

En la base de los Vengadores, mientras todos se encontraban reunidos en la sala de estrategia, Avispa comenzó a dar vueltas a una cuestión que había estado rondando en su cabeza desde que se enteró de que Lincoln tenía un simbionte.

Avispa (frunciendo el ceño): Oigan, ¿no les parece raro que no nos hayamos dado cuenta antes de que Lincoln tenía un simbionte?

El equipo de los Vengadores se quedó pensativo por un momento, y luego Bruce Banner, ya en su forma humana, levantó la vista con una expresión de comprensión. Se acomodó en su silla, como si estuviera reflexionando sobre algo que había estado en su mente.

Bruce Banner (pensativo): La verdad es que... no me sorprendió tanto. Cuando vi lo que le pasaba a Lincoln, pensaba que lo que estaba sucediendo con él era una de esas transformaciones de héroes jóvenes, algo común. Sabemos que muchos de estos chicos tienen habilidades que no se parecen a nada de este mundo, transformaciones extrañas que no entendemos por completo, pero que no son necesariamente peligrosas.

Avispa (mirando a Bruce, confundida): ¿Transformaciones?

Bruce Banner (asintiendo lentamente): Sí. A veces los jóvenes héroes desarrollan habilidades que no son naturales para los humanos. Algunos, por ejemplo, pueden transformarse en criaturas o tomar una forma que parece... ajena. Muchos de ellos tienen poderes que no se parecen a los de un héroe tradicional. Pero, cuando vi a Lincoln con su "transformación", no lo pensé dos veces. Parecía más una de esas habilidades que hemos visto en otros chicos, poderes que no siguen las reglas de la biología humana. Así que, por eso no nos llamó la atención de inmediato.

Avispa (todavía pensativa): Eso tiene sentido, pero... ¿un simbionte? ¿Cómo no nos dimos cuenta de algo tan grande como eso?

Bruce Banner (con una sonrisa triste): Porque las criaturas como Venom no son algo común. De hecho, Venom es un caso tan especial y único que es fácil pasarlo por alto. No lo vimos como una amenaza, y para nosotros, parecía que todo estaba dentro de lo que podríamos esperar de alguien que está aprendiendo a manejar sus poderes.

Avispa (pensando en lo que Bruce había dicho): Sí, pero es que todo esto se complica cuando sabemos que hay simbiontes como Carnage, que son mucho más peligrosos.

Bruce Banner (suspirando): Lo sé, pero hasta ahora Venom ha sido más un caso aislado. No es un monstruo como Carnage, y en el caso de Lincoln, no parecía que su vínculo con el simbionte fuera algo tan destructivo. Pero esa es la cuestión: los simbiontes no son algo que entendemos completamente, y con las habilidades de transformación que tienen los jóvenes héroes, es difícil distinguir lo normal de lo que podría ser peligroso.

Avispa (desconcertada): Entonces, ¿todo esto tiene que ver con lo que los chicos jóvenes pueden hacer con sus poderes?

Bruce Banner (asintiendo): Así es. Lo que parecía una simple transformación o cambio de forma en Lincoln podría haber sido solo otra forma de desarrollar sus habilidades. Si lo hubiéramos visto desde esa perspectiva, tal vez habríamos notado algo raro, pero en su momento, no pensamos que fuera algo fuera de lo común.

Avispa (reflexionando en voz alta): Es difícil, ¿verdad? Los chicos que tienen poderes tan inusuales, que no se parecen a nada que hayamos visto antes, a veces se nos escapan. Y ahora esto con Lincoln...

Bruce Banner (con un tono serio): Eso es exactamente lo que nos pasa. A veces lo que parece ser una simple habilidad o un poder adolescente, como un cambio de forma, puede ocultar algo mucho más complejo. Y no fue hasta que vimos el vínculo con el simbionte que nos dimos cuenta de la magnitud de lo que estaba sucediendo.

la conversación sobre Lincoln y su simbionte seguía tomando giros inesperados. Avispa y Bruce continuaban reflexionando sobre cómo nadie había detectado la presencia del simbionte en Lincoln antes, cuando Clint Barton, conocido como Ojo de Halcón, intervino con una sonrisa irónica.

Clint (con tono burlón): Vaya, vaya, parece que todos se llevaron una gran sorpresa al enterarse de que Lincoln tenía un simbionte, ¿eh?

Avispa (levantando una ceja): Claro, pero solo hay tres simbiontes confirmados, ¿no? Venom, Carnage... y uno más que está en prisión, ¿o me estoy perdiendo de algo?

Clint (sonriendo ligeramente): Te equivocas, Avispa. Hay muchos más.

Bruce Banner (mirando a Clint con sorpresa): ¿Cómo que muchos más? ¿De qué estás hablando, Clint?

Clint (mientras se acomodaba en su silla, con un tono serio): Bueno, cuando trabajaba para SHIELD, estuve involucrado en varias misiones, algunas de las cuales nos llevaron a lugares bastante... interesantes. Una vez, durante una misión, fuimos a investigar un cráter de asteroide que había caído en una región remota. Al principio pensábamos que era solo una roca, pero al llegar ahí... encontramos algo mucho más extraño.

Avispa (intrigada): ¿Qué encontraron?

Clint (con una mirada algo sombría): Encontramos restos de simbiontes. No uno, ni dos... sino varios. Eran como... huevos o cápsulas, dispersos por todo el cráter. Algunos estaban rotos, otros intactos. Sabíamos que esos simbiontes eran peligrosos, pero para nuestra suerte, los encerramos rápidamente antes de que pudieran salir del cráter. Eran demasiado para enfrentarlos de inmediato.

Bruce Banner (con una expresión sorprendida): ¿Así que había más simbiontes allá afuera?

Clint (asintiendo con la cabeza): Sí, y para ser sinceros, algunos de esos simbiontes parecían mucho más... agresivos que Venom. Tenían un potencial destructivo impresionante. No me quiero imaginar lo que habría pasado si alguno de esos hubiera llegado a la Tierra. Por eso, nos aseguramos de sellarlos bien. Nadie en la base de SHIELD sabía de esto, solo un puñado de personas de confianza.

Avispa (completamente sorprendida): Esto... esto cambia todo. Nadie sabía que había más simbiontes allá afuera. Eso significa que Lincoln podría no ser el único con uno. Tal vez los demás simbiontes todavía están...

Clint (interrumpiendo): Exacto. Y esa es una de las razones por las que nadie se dio cuenta de que Lincoln tenía uno. Con todos los casos de jóvenes héroes con habilidades extrañas y poderes fuera de lo común, no nos parecía tan raro. Nadie lo asoció con los simbiontes, porque la mayoría pensaba que eran solo leyendas o casos aislados. Pero resulta que no lo eran.

Bruce Banner (pensativo): Eso cambia todo. Si esos simbiontes no fueron eliminados y aún están en algún lugar... no podemos subestimarlos. Necesitamos estar preparados para lo que pueda venir.

Avispa (asintiendo con gravedad): Esto es más complicado de lo que pensábamos. Pero al menos ahora entendemos por qué nadie notó que Lincoln estaba vinculado a un simbionte. Nadie lo pensó dos veces porque parecía... normal, en medio de todas las transformaciones que los jóvenes héroes están mostrando últimamente.

Clint (con tono grave): Y si esos simbiontes aún están por ahí, podríamos estar frente a algo mucho más grande de lo que imaginamos. Tenemos que estar atentos, y tal vez necesitamos un plan en caso de que más de ellos se liberen.

La sala quedó en silencio por un momento mientras todos procesaban la información. La revelación de Clint había dejado impresionados a todos, especialmente a Avispa y Bruce. Ahora sabían que la amenaza de los simbiontes no se limitaba a los tres conocidos, sino que había muchos más potencialmente en espera, y el futuro podría ser mucho más peligroso de lo que habían imaginado.

Fin del capítulo

Que les pareció

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