la final de torneo femenino
Tras el anuncio de la victoria de Anne, Lincoln no pudo quedarse quieto. La preocupación por Stella lo invadió y, sin pensarlo dos veces, salió corriendo de la sala médica, seguido de cerca por sus amigos Zach, Rusty, Liam y Clyde. Todos estaban igual de preocupados, sus pasos apresurados resonando en los pasillos mientras se dirigían a la arena donde Stella había caído.
Lincoln (con determinación): “¡Tenemos que ver cómo está! No puede haber terminado así…”
Los cinco chicos llegaron a la arena, donde Stella estaba siendo atendida por el personal médico. A pesar de que sus heridas eran visibles, Stella intentaba mantenerse firme, negándose a mostrarse completamente derrotada. Sin embargo, su cuerpo temblaba de agotamiento, y Lincoln podía ver el dolor en sus ojos.
Zach (preocupado): “¿Creen que estará bien? ¡Fue un golpe muy fuerte!”
Rusty (intentando calmarse): “Stella es fuerte, pero eso… eso fue brutal.”
Liam (serio): “Parece que no se rindió hasta el último segundo. ¡Esa es nuestra amiga!”
Clyde, siempre el más ansioso del grupo, ajustaba sus gafas mientras observaba a Stella con preocupación, sus manos temblando ligeramente.
Clyde (nervioso): “¿Y si no se recupera pronto? ¡Esto es demasiado!”
Lincoln avanzó hacia ella, sus amigos siguiéndolo de cerca. Cuando llegó junto a Stella, se inclinó, mirándola con una mezcla de preocupación y admiración. A pesar de todo, ella había dado lo mejor de sí misma, y eso era algo que Lincoln respetaba profundamente.
Lincoln (suavemente): “Stella... ¿cómo te sientes? Estamos aquí, todos nosotros. No tienes que preocuparte, lo diste todo.”
Stella levantó la mirada lentamente, una pequeña sonrisa cansada apareció en su rostro.
Stella (con voz débil): “Estoy bien… solo un poco magullada. No se preocupen por mí.”
A pesar de sus palabras, Lincoln podía ver que el esfuerzo la había dejado muy debilitada. Rusty y Zach intercambiaron miradas preocupadas mientras Liam se agachaba junto a ella, dándole palmaditas en la espalda.
Liam: “Eres increíble, Stella. Ninguno de nosotros podría haber aguantado tanto.”
Stella (con un débil intento de risa): “Gracias, chicos. Creo que… necesitaré un buen descanso después de esto.”
Lincoln se inclinó un poco más cerca, susurrando para que solo ella pudiera escucharlo.
Lincoln (con una sonrisa sincera): “Estamos orgullosos de ti, Stella. Descansa, te recuperas pronto.”
A pesar de la tristeza que Stella sentía por haber perdido, sabía en el fondo que esto no era el final. Su cuerpo dolía, pero más que el dolor físico, era el golpe emocional lo que la hacía sentir vulnerable en ese momento. Aun así, mientras miraba a sus amigos rodeándola, sonriéndole con ese apoyo incondicional, una chispa de esperanza empezó a encenderse en su corazón.
Stella (pensando): "Perder duele… pero esto no termina aquí. Tengo más por lo que luchar, más por lo que entrenar…"
Miró a Lincoln, quien le ofrecía una sonrisa sincera, y luego a los demás chicos, que hacían lo posible por animarla.
Stella (con una sonrisa débil): “Sé que no gané esta vez… pero esto solo es una pelea. No es el final. Volveré más fuerte, chicos.”
Lincoln (con una mirada de admiración): “Eso es lo que quería escuchar. Sabes que siempre estarás con nosotros, sin importar qué pase.”
Zach y Rusty se miraron, sonriendo, mientras Clyde asintió con entusiasmo.
Zach: “Sabíamos que pensarías así. ¡Esa es nuestra Stella!”
Rusty: “Ya verás, la próxima vez, no habrá quien te detenga.”
Clyde (con determinación): “Exacto, y nosotros estaremos aquí para apoyarte, ¡como siempre!”
El ambiente, aunque aún cargado de preocupación, se alivió con el optimismo renovado de Stella. Ella sabía que perder no significaba el fin de su camino, sino una oportunidad de crecer, de mejorar y de volver aún más fuerte. Y con sus amigos a su lado, estaba segura de que nada podría detenerla.
Después de un rato, Stella se encontraba en la enfermería, descansando tras la intensa batalla. Las luces blancas del lugar apenas le permitían relajarse, pero lo que realmente captaba su atención eran las otras chicas que también estaban allí, recuperándose de sus propias peleas.
Stella (pensando mientras observa): "No soy la única que ha dado todo en este torneo... Todas nos hemos esforzado."
Miró alrededor y pudo ver a Mabel, quien parecía haber estado en una batalla igual de agotadora. A su lado, Karai permanecía con una expresión seria, aunque era evidente que también estaba sintiendo los efectos de su enfrentamiento. Taylor estaba recostada, aparentemente dormida, pero el vendaje en su brazo revelaba lo dura que había sido su pelea.
Jordan (chica) también estaba allí, con algunos rasguños visibles, pero parecía más frustrada que herida. Molly leía un libro, como si el dolor físico no fuera suficiente para distraerla de su pasión por la lectura. Finalmente, Sid estaba hablando animadamente con una enfermera, aunque sus ojos cansados indicaban que necesitaba descansar.
Stella (susurrando para sí misma): "Todas estamos aquí, en el mismo lugar… pero no es el final para ninguna de nosotras."
A pesar del ambiente tranquilo de la enfermería, había una sensación de camaradería. Todas las chicas habían sido rivales en algún momento, pero ahora compartían una experiencia común: el dolor y el deseo de superarse.
Stella (pensando): "Si hemos llegado hasta aquí, entonces todas somos fuertes. Y cuando llegue el momento, sé que cada una de nosotras se levantará más poderosa que antes."
La enfermería, aunque silenciosa, estaba llena de luchadoras que, como Stella, sabían que perder una batalla no significaba perder la guerra.
El director observaba atentamente la lista de participantes que quedaban en pie. Después de tantas batallas intensas, solo tres luchadoras permanecían en la competencia: Anne, Azula y Violeta. Las gradas estaban llenas de espectadores emocionados, y el ambiente en la arena se sentía más tenso que nunca.
Director (en voz alta, mientras se dirige a los asistentes): “¡Damas y caballeros, hemos llegado al momento decisivo del torneo! Solo quedan tres participantes que se enfrentarán en una batalla final. ¡Anne, Azula y Violeta se verán las caras para decidir quién es la campeona!”
Los aplausos resonaron por todo el estadio, pero había un aire de anticipación. No era común ver una batalla entre tres, lo que hacía que este enfrentamiento fuera aún más emocionante y peligroso.
Anne (cruzando los brazos, mirando a sus oponentes): "Esto será rápido, solo tengo que derrotar a dos. No será difícil."
Azula (con una sonrisa maliciosa): "Me aseguraré de que ninguna de ustedes dos salga ilesa. Este torneo es mío."
Violeta (manteniéndose calmada, pero lista para cualquier movimiento): "No subestimen lo que puedo hacer."
Mientras las tres chicas se preparaban para entrar en la arena, la tensión entre ellas crecía. El público no sabía qué esperar; cada una de las finalistas había demostrado ser increíblemente fuerte, con habilidades únicas que las hacían temibles rivales.
Director (levantando el brazo): “¡Que comience la batalla final! ¡Una batalla de tres para decidir a la ganadora!”
La arena vibraba con la emoción del público, y las tres luchadoras se posicionaron en diferentes puntos del campo, listas para desatar todo su poder.
La tensión en la arena era palpable. Las tres finalistas, Anne, Azula y Violeta, se mantenían firmes, evaluando cuidadosamente a sus rivales. Nadie sabía qué esperar, pero todos sabían que esta batalla no sería como las anteriores.
El director bajó su brazo, dando la señal para comenzar. Y en un instante, la arena explotó en acción.
Anne fue la primera en moverse, liberando una fracción de su poder. Con una velocidad impresionante, se lanzó directamente hacia Azula, quien respondió de inmediato con una ráfaga de fuego azul que iluminó toda la arena. El impacto de los poderes sacudió el lugar, creando una onda expansiva que hizo que algunos de los espectadores retrocedieran en sus asientos.
Violeta, quien había estado esperando su momento, aprovechó el caos para desaparecer de la vista de todos. Utilizando su habilidad de invisibilidad, comenzó a moverse estratégicamente alrededor de sus oponentes, buscando el momento perfecto para atacar.
Lincoln, Dipper, Mabel, y los demás observaban con la boca abierta desde la sala médica.
Lincoln (sorprendido): "¡No puedo creer lo rápido que se están moviendo! Apenas puedo seguir el ritmo."
Mabel (aún con signos de agotamiento, pero impresionada): "Anne está mostrando solo una parte de lo que puede hacer... y Azula... ¡Es como si estuviera disfrutando esto!"
Mientras tanto, en la arena, Azula soltó una carcajada mientras esquivaba otro ataque de Anne, lanzando relámpagos hacia ella. La mezcla de fuego azul y rayos era una visión impresionante que dejaba al público boquiabierto.
Azula (con arrogancia): "¿Eso es todo lo que tienes, Anne? ¡Pensé que serías más fuerte!"
De repente, un potente golpe impactó a Azula por el costado. Violeta, habiendo aprovechado su invisibilidad, había encontrado su oportunidad. El golpe fue lo suficientemente fuerte como para hacer que Azula se tambaleara, pero no lo suficiente como para derribarla.
El público estaba en shock. La velocidad, la potencia y la ferocidad con la que las tres luchadoras atacaban y se defendían dejaba a todos sin aliento. Nadie sabía quién tomaría ventaja, ya que parecía que ninguna de ellas estaba dispuesta a ceder terreno.
Lincoln (murmurando, preocupado): "Esto... esto es más grande de lo que pensé. Ninguna está retrocediendo."
Las gradas estaban en silencio, completamente enfocadas en cada movimiento que hacían las luchadoras. La batalla había comenzado con una intensidad inesperada, y todos sabían que lo mejor estaba por venir.
La batalla se intensificaba en la arena, con Anne, Azula y Violeta intercambiando poderosos ataques que dejaban a todos los espectadores en asombro. La energía en el aire era palpable, mientras los movimientos rápidos y las técnicas impresionantes de las luchadoras mantenían a la multitud al borde de sus asientos.
Desde las gradas, los héroes y heroínas de renombre observaban la pelea con atención, compartiendo sus opiniones sobre las talentosas competidoras.
Iron Man (con sus gafas de visor activadas): “Es impresionante ver cómo cada una de ellas maneja sus habilidades. Anne tiene una estrategia muy sólida, pero Azula… esa chica tiene una ferocidad que no se ve a menudo.”
Capitán América (asintiendo mientras observa): “Lo que más me impresiona es la determinación de todas. No se están conteniendo, y eso habla mucho de su carácter. Saben que están luchando por algo más que solo un título.”
Más Increíble (cruzando los brazos): “Pero no podemos subestimar a Violeta. Su habilidad para volverse invisible es una ventaja táctica clave. Puede aparecer y desaparecer en un instante, lo que puede cambiar el curso de la pelea en un abrir y cerrar de ojos.”
Elastigirl (con una sonrisa en el rostro): “Exactamente. La adaptabilidad es fundamental en estas situaciones. Si Violeta usa su poder correctamente, podría ser la clave para salir victoriosa.”
Avispa (entusiasmada mientras ve cómo Anne lanza un ataque): “Y no olvidemos a Anne. Su voluntad y valentía son inspiradoras. Está mostrando que no tiene miedo de enfrentarse a oponentes fuertes. A veces, la determinación puede superar la fuerza bruta.”
Iron Man (con una risa burlona): “Bueno, parece que estamos ante un verdadero espectáculo. A veces, se trata de más que solo poderes; es cómo usas esos poderes lo que realmente importa.”
Mientras los héroes discutían, los espectadores en la arena continuaban animando, cada uno con su favorito en la contienda. La pelea seguía siendo igualada, con cada competidora demostrando habilidades asombrosas y una inquebrantable determinación. El resultado era incierto, pero la emoción y la adrenalina en el aire eran innegables.
La batalla entre Anne, Azula y Violeta se intensificaba en la arena, con cada competidora empujando sus límites. Desde las gradas, Mr. Increíble y Elastigirl observaban con gran atención, ambos llenos de emoción y nerviosismo al ver a su hija en la pelea.
Mr. Increíble (gritando desde las gradas): “¡Vamos, Violeta! ¡Tú puedes hacerlo! Recuerda todo el entrenamiento que has tenido. Mantente enfocada y usa tu ingenio!”
Elastigirl (animando con entusiasmo): “¡Exacto, cariño! Usa tus poderes, no tengas miedo de ser creativa. ¡Tienes esto! Eres más fuerte de lo que crees.”
Mientras tanto, Violeta esquivaba hábilmente un ataque de Azula, haciendo uso de su invisibilidad para desorientar a sus oponentes. Su confianza crecía, alimentada por el apoyo de sus padres.
Mr. Increíble (asintiendo con orgullo): “¡Eso es! ¡Perfecto! Aprovecha la confusión, Violeta. Es un momento clave, no lo dejes pasar.”
Elastigirl (con una mirada decidida): “Recuerda que no estás sola. Estamos contigo en cada paso del camino. Lucha con todo tu corazón.”
A medida que la batalla continuaba, Violeta se sentía fortalecida por las palabras de aliento de sus padres. Con cada movimiento, se centraba más en su objetivo, sabiendo que contaba con el amor y apoyo incondicional de su familia.
Azula y Anne, sintiendo la presión, aumentaron la intensidad de sus ataques, pero Violeta no se dejaba intimidar. Con determinación, sabía que debía aprovechar cada oportunidad que se presentara.
El ambiente en la arena estaba cargado de tensión y emoción, mientras la pelea seguía en curso. Los gritos de ánimo de Mr. Increíble y Elastigirl resonaban entre la multitud, convirtiéndose en un eco motivador que impulsaba a Violeta a dar lo mejor de sí misma en cada golpe y esquive.
La batalla alcanzó un punto culminante cuando Azula y Anne decidieron liberar todo su poder. La energía que emanaba de ambas competidoras era abrumadora y electrizante, y la atmósfera se volvió tensa, como si el aire mismo estuviera cargado de electricidad.
Azula (con una sonrisa desafiante): “¡Es hora de terminar esto! ¡Fuego azul, responde a mi llamado!”
Las llamas azules brotaron de sus manos, iluminando la arena con una intensidad cegadora, mientras se concentraba en canalizar toda su energía en un solo ataque devastador.
Anne (gritando con determinación): “¡Yo también tengo un as bajo la manga! ¡Libera mi poder!”
Un aura brillante rodeó a Anne, y el suelo tembló a su alrededor mientras ella liberaba una porción significativa de su verdadero potencial. Un poder imponente brotó de su ser, similar a una tormenta en el horizonte.
Violeta, observando la escena, sintió una oleada de preocupación al darse cuenta de que tanto Azula como Anne estaban en un nivel de poder completamente diferente. Aunque confiaba en sus habilidades, comprendía que estas dos competidoras eran fuerzas de la naturaleza.
Violeta (pensando para sí misma): “Esto es... increíble. Nunca he visto un poder como este. Tengo que ser cautelosa. Ellas están en otra liga.”
Mientras las energías de Azula y Anne chocaban en un espectáculo de fuego y luz, Violeta sabía que necesitaba encontrar una forma de contrarrestar su poder sin dejarse dominar por la ansiedad. Observaba atentamente, buscando una debilidad que pudiera aprovechar, pero el abrumador poder de sus oponentes la dejaba en desventaja.
El público, completamente asombrado, contenía el aliento al ver cómo se desarrollaba la batalla. La arena estaba llena de chispas y destellos, reflejando la magnitud de la lucha entre estas tres poderosas guerreras. Mientras Azula y Anne se preparaban para desatar su ataque final, Violeta sabía que debía actuar con astucia si quería tener alguna oportunidad de ganar.
La tensión en el aire era palpable mientras Azula y Anne se preparaban para desatar sus ataques finales. Sin embargo, Azula tenía un as bajo la manga. Con una sonrisa astuta, concentró su energía y lanzó un ataque sorpresa de relámpago hacia Anne.
Azula (gritando): “¡Toma esto!”
Un rayo de energía azul zigzagueó por el aire, dirigiéndose rápidamente hacia Anne, quien apenas tuvo tiempo de reaccionar. La electricidad brilló intensamente, iluminando el rostro de todos los presentes mientras atravesaba el aire.
Al mismo tiempo, Violeta se dio cuenta de la situación y decidió aprovechar su invisibilidad para atacar a Azula desde un ángulo inesperado. Sin embargo, cuando se preparaba para moverse, Azula la detectó con su aguda percepción.
Azula (con una mirada desafiante): “¿Creíste que podrías acercarte sin que me diera cuenta?”
Sin dudarlo, Azula giró hacia Violeta y lanzó un ataque de fuego en su dirección. Las llamas ardientes se dispararon, llenando el aire de calor y ruido, mientras Violeta apenas podía reaccionar a tiempo.
Violeta (gritando): “¡No!”
Se lanzó hacia un lado para esquivar las llamas, pero la fuerza del ataque de Azula la hizo tambalear. Mientras tanto, el relámpago impactó contra Anne, quien logró cubrirse con un escudo, pero el impacto la hizo retroceder, sintiendo el poder de Azula más que nunca.
Anne (sintiéndose tambaleante): “No puedo dejar que me derrote así...”
La arena vibraba con la intensidad de los ataques, y los espectadores estaban al borde de sus asientos, observando cómo la batalla se intensificaba. Violeta, recuperándose rápidamente de su caída, sabía que tenía que ser más astuta y encontrar una manera de unirse a la lucha sin que Azula la detectara nuevamente. Las tres competidoras estaban al límite, cada una lista para dar lo mejor de sí en esta batalla épica.
La batalla continuaba con una intensidad descomunal, y desde las gradas, los espectadores observaban con asombro el intercambio de ataques. Anne, Azula, y Violeta parecían estar igualadas en fuerza, velocidad y determinación, lo que mantenía a todos al borde de sus asientos. Sin embargo, lo que nadie sabía era que en la mente de Azula, las cosas no eran tan parejas como parecían.
Azula (pensando): "No puedo permitirme seguir así por más tiempo... Las heridas de mis enfrentamientos anteriores con Karai y Mabel me están cobrando factura. Si no acabo con esto rápido, podría perder esta ventaja."
Aunque exteriormente Azula mantenía su compostura fría y calculada, el dolor de sus heridas comenzaba a afectarla. Cada movimiento, cada ataque, era un recordatorio de las batallas anteriores, y sabía que no podía sostenerse mucho más. Anne y Violeta seguían atacando con energía renovada, pero Azula tenía que terminar la pelea pronto si quería asegurarse la victoria.
Azula (determinada): "¡No dejaré que estas debilidades me detengan!"
Con una mirada feroz, comenzó a concentrar todo su poder restante, sintiendo cómo el fuego azul y los relámpagos se arremolinaban en su interior. Sabía que un ataque definitivo podría poner fin a esta batalla y asegurarse el triunfo antes de que su cuerpo le fallara.
Azula (susurrando para sí misma): "Es ahora
Mientras la batalla avanzaba, Anne y Violeta comenzaron a notar que Azula estaba concentrando una energía formidable. Un aura intensa se formó a su alrededor, y sus ojos brillaban con una determinación feroz. Ambas luchadoras intercambiaron miradas de alarma.
Violeta (frunciendo el ceño): “¡Ella está a punto de lanzar su ataque más poderoso!”
Anne: esto va a terminar mal
Pero antes de que Violeta pudiera generar su escudo protector, Azula liberó su poder en una explosión descomunal. Una bola de fuego ardiente, rodeada de relámpagos chisporroteantes, se formó en sus manos y se disparó con una velocidad aterradora hacia ellas.
Azula (gritando): “¡Siente el poder de mi fuego y relámpago!”
El aire se llenó de una energía electrificante y calidez abrasadora, y el impacto de su ataque resonó por toda la arena. La explosión iluminó el campo, y la fuerza del ataque empujó a Anne y Violeta hacia atrás, dejándolas sin tiempo para reaccionar.
Violeta (con esfuerzo): “¡No puedo...!”
El escudo que intentaba crear se desvaneció ante la poderosa explosión, y ambas luchadoras se encontraron en un caos de humo y llamas. Mientras las gradas estaban en silencio absoluto, con los espectadores asombrados ante la magnitud de la fuerza desatada por Azula.
Anne y Violeta cayeron al suelo, aturdidas, sintiendo el ardor de la explosión en sus cuerpos.
Azula (respirando con dificultad, pero con una sonrisa de satisfacción): “¿Creían que podrían detenerme?”
La batalla se había vuelto un espectáculo de poder y determinación, y Azula estaba decidida a demostrar que era la más fuerte de las tres.
A medida que el humo se dispersaba lentamente, la tensión en el aire se hacía palpable. Anne y Violeta yacían en el suelo, aturdidas y exhaustas, mientras Azula se erguía entre las llamas, su figura recibiendo la luz del sol que se filtraba a través de la neblina de polvo y cenizas.
Con una mirada desafiante y arrogante, Azula levantó una vez más las manos, preparando otro ataque devastador. La energía comenzaba a girar a su alrededor, un resplandor ardiente de fuego y relámpagos que se intensificaba con cada segundo.
Azula (gritando con furia): “¡No he terminado! ¡Este es mi torneo!”
El aire a su alrededor chisporroteó con energía mientras lanzaba una vez más la esfera de fuego y rayos. La bola se disparó hacia sus oponentes caídos, con un brillo que hacía temblar la arena. En ese momento, Azula no sentía compasión; solo el deseo de terminar la batalla de una vez por todas.
La explosión resonó una vez más, sacudiendo la arena y creando una onda de choque que dejó a todos los espectadores boquiabiertos. Cuando el polvo finalmente se asentó, la escena reveló a Azula, de pie, victoriosa en el centro del campo de batalla.
Azula (levantando los brazos, su voz llena de euforia): “¡Soy la ganadora!”
Su grito de victoria reverberó en toda la arena, dejando a los espectadores en un estado de asombro y admiración. Azula había demostrado su dominio absoluto en la pelea, dejando a Anne y Violeta fuera de combate. Con cada grito, se reafirmaba como la luchadora más poderosa del torneo, desafiando a cualquiera que se atreviera a cuestionar su fuerza.
Con su victoria resonando en la arena, Azula miró a su alrededor, su mirada fija en Zuko, quien había estado observando la batalla con una mezcla de orgullo y preocupación. Después de unos segundos, dirigió su atención a Lincoln, quien se encontraba en la esquina, impresionado por la demostración de poder de su amiga.
Azula (con una sonrisa arrogante): “¡Zuko! ¡Lincoln! Miren bien, porque aquí está la mujer más fuerte de este torneo.”
Su voz resonaba con confianza. Azula avanzó hacia ellos, con la adrenalina aún fluyendo por su cuerpo.
Azula: “¿No es increíble? Pensé que habría un rival digno, pero no hay comparación. ¡Ni siquiera Anne o Violeta pudieron hacerme frente!”
Zuko, aunque orgulloso, no podía evitar sentir una preocupación oculta por la actitud desafiante de su hermana.
Zuko: “Eso fue impresionante, Azula, pero no deberías subestimar a tus oponentes. Siempre hay alguien más fuerte por ahí.”
Azula (riendo despectivamente): “¿Alguien más fuerte? ¡Por favor! Si ellas no pudieron vencerme, ¿quién lo haría?”
Lincoln, todavía impresionado por la batalla, dio un paso hacia ella, sintiéndose intrigado.
Lincoln: “Bueno, Azula, si estás tan segura, tal vez encuentres a alguien que te sorprenda en el futuro. No todos los combates son tan predecibles.”
Azula (mirándolo con un aire altivo): “¿Un reto? No necesito desafíos, Lincoln. Este torneo fue solo un calentamiento para mí. La verdadera diversión sería enfrentarme a alguien que realmente me ponga a prueba.”
Con esas palabras, Azula se dio la vuelta, disfrutando del clamor de la multitud. Aunque Zuko y Lincoln compartían miradas de preocupación, no podían negar que su poder era abrumador. Pero había algo en su arrogancia que les hacía preguntarse si eso podría convertirse en su mayor debilidad en el futuro.
Con su victoria resonando en el aire, Azula avanzó por la arena, siendo aclamada por el público. Los gritos de admiración la envolvían como una poderosa marea, alimentando su ego y su orgullo. Sin embargo, a medida que se alejaba del escenario de la batalla, una sensación de debilidad comenzó a asediarla.
Los golpes que había recibido durante el torneo empezaron a hacer efecto, y cada paso que daba se sentía más pesado. Aunque mantenía la frente en alto, su cuerpo empezaba a traicionarla, y una punzada de dolor recorrió su costado.
Azula (pensando para sí misma): “No... no puedo mostrar debilidad. No ahora.”
Justo cuando estaba a punto de perder el equilibrio, se detuvo y se apoyó en una pared cercana, tratando de recuperar el aliento. Las heridas de sus combates anteriores, especialmente las que había recibido en su enfrentamiento contra Karai y Mabel, comenzaban a hacerse notar.
El aplauso del público se convertía en un eco lejano mientras Azula cerraba los ojos por un momento, intentando reunir la fuerza que le quedaba. Sabía que debía llegar a su lugar de descanso, donde podría tratar sus heridas y recuperarse de la intensa batalla.
Azula (susurrando para sí misma): “No puedo dejar que esto me detenga... Soy la ganadora. Nadie puede quitarme eso.”
Con un último esfuerzo, Azula se enderezó y comenzó a caminar de nuevo, aunque esta vez con pasos más cautelosos. El camino hacia su habitación se sentía interminable, pero el pensamiento de su victoria la mantenía en movimiento. A pesar de la fatiga, no podía permitir que nadie viera su vulnerabilidad; era un símbolo de fuerza, y así debía permanecer, al menos por ahora.
Un rato después, el torneo finalmente llegó a su fin. Los ganadores se reunieron en las gradas, listos para recibir su reconocimiento. Solo los que habían terminado en primer lugar permanecían allí: Dash, Lincoln, y Azula. Las ovaciones del público llenaban el aire, celebrando la tenacidad y habilidades de estos jóvenes competidores.
Dash, siempre confiado y alardeando de su velocidad, sonreía mientras el público coreaba su nombre. Lincoln, por su parte, lucía más reservado, asombrado de haber llegado hasta allí y sintiéndose orgulloso de su victoria. Sin embargo, su mirada de vez en cuando se desviaba hacia donde Stella y los demás heridos descansaban, su mente aún preocupada por sus amigos.
Azula, en cambio, mantenía su típica postura regia y altiva, pero en su interior, cada movimiento le costaba. Las heridas y golpes acumulados en sus batallas pasadas con Mabel, Karai y ahora con Anne y Violeta estaban comenzando a afectarla. Sentía que su cuerpo estaba al borde del colapso, pero su orgullo no le permitiría mostrar ninguna señal de debilidad. Los intensos dolores que recorrían su cuerpo eran algo que tendría que aguantar.
El maestro de ceremonias finalmente se acercó para anunciar los ganadores oficiales del torneo. Mientras los nombres de Dash, Lincoln y Azula resonaban entre la multitud, los vítores aumentaban en intensidad. Sin embargo, aunque Azula recibió los aplausos con la misma mirada implacable de siempre, sus manos temblaban ligeramente al cerrarse en puños, luchando por mantenerse en pie.
Azula (pensando): "Lo logré... Pero no puedo permitirme caer aquí. No ahora, no después de tanto..."
Lincoln la observó de reojo, notando el cansancio oculto tras su expresión. Sabía que Azula no pediría ayuda, pero podía ver que estaba al borde de su límite. Aun así, Azula siguió aguantando, ignorando el dolor que recorría su cuerpo. El torneo había terminado, y los ganadores estaban en las gradas, pero para Azula, la verdadera batalla era seguir de pie frente a todos, sin mostrar la debilidad que su cuerpo le exigía.
El público seguía celebrando, pero en el corazón de los competidores, cada uno sabía que el final del torneo era solo el comienzo de nuevos desafíos.
Tras el final del torneo, en una sección privada de las gradas, un grupo de héroes observaba con atención a los jóvenes competidores que habían brillado en las batallas. Iron Man, All Might, Mr. Increíble, Elastigirl, y otros héroes icónicos estaban reunidos, intercambiando opiniones sobre el futuro prometedor de estos jóvenes.
Iron Man, con su usual tono confiado, fue el primero en hablar mientras observaba a Dash, Lincoln, y Azula en las gradas.
Iron Man: "Bueno, parece que tenemos algunos futuros candidatos interesantes. Ese chico Dash tiene velocidad, aunque necesitará aprender a controlar su impulsividad. Tal vez una pasantía en Stark Industries le enseñe a usar su cabeza tanto como sus pies."
All Might, siempre positivo y lleno de energía, miró a Lincoln con interés.
All Might: "¡Joven Lincoln ha demostrado un gran coraje y determinación! Tiene el corazón de un verdadero héroe, incluso si no posee poderes tan impresionantes como los otros. Con el entrenamiento adecuado, podría ser una gran adición al equipo."
Mr. Increíble asintió mientras observaba a su hija Violeta, quien había dado una gran actuación durante el torneo, a pesar de su eliminación.
Mr. Increíble: "Vi mucho potencial en Violeta y en los otros competidores. Sabemos que algunos de ellos están listos para lo que venga, pero todos necesitan más experiencia en el campo. Esos tres en particular (Azula, Lincoln, Dash) están mostrando habilidades que podrían sorprendernos a todos en un futuro cercano."
Frozono: lo de violeta es obvio es tu hija
Elastigirl miraba a Azula con cierta preocupación, reconociendo el poder destructivo que había desplegado durante las batallas.
Elastigirl: "Azula... es peligrosa. No solo por su poder, sino por la intensidad con la que lo usa. Pero si alguien logra canalizar esa energía en la dirección correcta, podría ser una de las más grandes aliadas... o una de las mayores amenazas."
Iron Man: "Si trabajamos con ella, quizás podamos evitar que se convierta en lo segundo. Aunque será un desafío."
Capitán América, quien había estado escuchando en silencio, finalmente intervino.
Capitán América: "Lo que estos jóvenes necesitan es orientación, y es nuestra responsabilidad asegurarnos de que no se pierdan en el camino. Ya sea que tengan poderes o no, lo que importa es que tienen el espíritu de lucha. Lincoln ha demostrado ser más que solo fuerza física; ha mostrado liderazgo, y eso es algo que no se enseña fácilmente."
Iron Man: "Entonces, ¿crees que algunos de ellos estarán listos para unirse a nuestras filas en un futuro?"
Capitán América: "Con el entrenamiento adecuado, sí. Pero debemos guiarlos, darles la oportunidad de aprender y, sobre todo, ayudarlos a entender qué significa ser un héroe."
Los héroes intercambiaron miradas de acuerdo. Sabían que el futuro de la nueva generación estaba lleno de potencial, pero también de desafíos. Las puertas del heroísmo estaban abiertas, pero dependería de los jóvenes elegir el camino correcto. Mientras el grupo se dispersaba, cada uno de los héroes reflexionaba sobre los jóvenes que, algún día, podrían unirse a sus filas y ser los protectores del mundo.
Después del agotador torneo, Lincoln se encontraba entre los ganadores, habiendo empatado en primer lugar con Dash. A pesar de la intensidad de la competición, cuando regresó a las gradas, fue recibido por su familia que lo esperaba ansiosamente.
Lynn Sr. y Rita fueron los primeros en acercarse. Con lágrimas de orgullo en sus ojos, lo abrazaron con fuerza.
Lynn Sr.: "¡Lo hiciste, hijo! ¡Estamos tan orgullosos de ti!"
Rita: "Siempre supimos que tenías algo especial, Lincoln. ¡No solo por haber llegado hasta aquí, sino por cómo lo hiciste!"
Sus hermanas también se sumaron al abrazo, creando un ambiente cálido y lleno de emoción. Lori, Leni, Luna, Luan, Lynn, y las más pequeñas como Lola, Lana, Lisa, y Lily lo rodearon, dándole palabras de aliento y orgullo. Cada una, a su manera, expresaba lo impresionadas que estaban por su hermano.
Poco después, llegaron Luz, Amity, Emira, Stella, y Libby, todas emocionadas y con sonrisas en sus rostros. Sin dudarlo, se lanzaron hacia Lincoln, abrazándolo una tras otra.
Luz: "¡Sabía que ganarías, Lincoln! ¡Eres increíble!"
Amity, con una pequeña sonrisa, asintió y le dio un abrazo suave. Emira, siempre confiada, le dio una palmadita en la espalda.
Emira: "No esperaba menos de ti, Lincoln."
Stella, aunque aún dolida por su propia derrota, estaba feliz por su amigo. Libby, que siempre había sido más reservada, le sonrió dulcemente mientras también se acercaba para felicitarlo.
Libby: "Hiciste un gran trabajo, Lincoln. ¡Lo lograste!"
Rodeado de sus seres queridos y amigos, Lincoln se sintió abrumado por el cariño y las felicitaciones. A pesar de todo lo que había pasado en el torneo, el verdadero premio para él era tener a todos allí, celebrando su logro. Era un recordatorio de que, sin importar los desafíos, siempre tendría a su familia y amigos apoyándolo.
Mientras Lincoln celebraba su empate en el primer lugar con Dash y recibía los abrazos de su familia y amigos, en otro rincón del torneo, la atmósfera era completamente opuesta para Mabel y Dipper. Ambos estaban en la sala de descanso, todavía recuperándose de sus batallas, cuando sus padres, Ford y Melisa, entraron.
En lugar de mostrarles apoyo o preocupación, sus rostros reflejaban una clara decepción.
Ford, con una expresión severa, fue el primero en hablar:
Ford: "¿Esto es lo que tenemos después de todo ese entrenamiento? Ni uno de ustedes pudo ganar."
Melisa, normalmente más comprensiva, también mostró su descontento mientras miraba a sus hijos.
Melisa: "Esperábamos más de ustedes, especialmente de ti, Mabel. Siempre fuiste la que destacaba, pero parece que... esta vez simplemente no fue suficiente."
Las palabras golpearon duro a ambos, pero especialmente a Mabel, quien aún sentía el peso de su derrota ante Azula. Sus ojos comenzaron a llenarse de lágrimas, esperando un poco de consuelo, pero todo lo que recibía eran reproches.
Dipper, tratando de defender a su hermana y a sí mismo, intentó explicar.
Dipper: "¡Hicimos lo mejor que pudimos! Este torneo fue increíblemente difícil. No se trata solo de ganar, también aprendimos mucho..."
Ford no estaba convencido.
Ford: "Lo que importa es el resultado, Dipper. En la vida, las victorias son lo que cuenta. Deberían haber estado mejor preparados."
Mabel, incapaz de contenerse más, dejó escapar un sollozo mientras las lágrimas caían por su rostro.
Mabel: "Lo siento... realmente lo siento..."
Sus padres, sin decir una palabra más, se dieron la vuelta y se retiraron de la habitación, dejándolos solos. La sensación de fracaso que Mabel sentía se profundizó aún más. Aquellas palabras dolieron mucho más que cualquier golpe físico recibido en el torneo.
Mientras la puerta se cerraba tras sus padres, Dipper se acercó a Mabel, tratando de ofrecerle algo de consuelo. Su hermana estaba sentada en el banco, con la cabeza entre las manos, sintiendo la presión de las expectativas y la decepción que la rodeaba.
Dipper se sentó a su lado, poniendo una mano en su espalda.
Dipper: "Mabel, no les hagas caso. Ellos no entienden lo que realmente importa aquí."
Mabel levantó la mirada, sus ojos aún húmedos de lágrimas.
Mabel: "Pero fallé... No logré ganar. Debería haberlo hecho mejor."
Dipper sacudió la cabeza, firme en su respuesta.
Dipper: "Lo que demostraste en este torneo es increíble. Luchaste contra competidoras fuertes, como Azula. Te enfrentaste a desafíos que muchas personas no podrían soportar. No se trata solo de ganar; se trata de la valentía que mostraste y todo lo que aprendiste. Eso es lo que realmente cuenta."
Mabel respiró hondo, sintiendo que las palabras de su hermano comenzaban a calmar sus emociones.
Mabel: "Pero no quiero decepcionarlos... Quiero que estén orgullosos de mí."
Dipper sonrió, tratando de levantar su ánimo.
Dipper: "Ellos no ven lo que vemos nosotros. Eres increíble, Mabel. Siempre has sido una luchadora, y eso no cambia solo porque no ganaste un torneo. Siempre estaré orgulloso de ti, sin importar el resultado."
Mabel se limpió las lágrimas con la mano y sonrió débilmente.
Mabel: "Gracias, Dipper. A veces, solo necesito recordarlo."
Dipper: "Siempre estaré aquí para recordártelo. Ahora, vamos a celebrar lo que lograste y a enfocarnos en lo que vendrá. ¡La próxima vez, estoy seguro de que brillarás aún más!"
Ambos se levantaron, listos para enfrentar el resto del día juntos, decididos a no dejar que la decepción de sus padres afectara su espíritu. La unión de los hermanos siempre sería más fuerte que cualquier desafío.
En un gimnasio vacío, Eric se encontraba entrenando solo, el eco de sus movimientos resonaba en el espacio. A medida que levantaba pesas, su mente divagaba, pensando en sus rivales y en cómo superarlos. La última vez no había sido suficiente, y estaba decidido a no repetir la misma historia.
Eric: "No habrá otro torneo, pero eso no significa que no pueda prepararme para la revancha. Necesito un plan que me lleve al siguiente nivel."
Bajó las pesas y comenzó a hacer estiramientos, mientras recordaba la intensa competencia que había tenido contra Lincoln, Dipper, y especialmente Dash.
Eric: "Dash es rápido y siempre está un paso adelante. Necesito igualar su velocidad y, si es posible, superarla. No puedo quedarme atrás."
Se dirigió a una de las máquinas de correr y comenzó a aumentar la velocidad.
Eric: "No solo velocidad, sino también resistencia. Si puedo mantenerme en pie más tiempo, podré esperar a que cometa un error."
Con cada paso, se imaginaba a sí mismo en una pelea, el sudor cayendo de su frente mientras imaginaba a Dash deslizándose a su alrededor.
Eric: "Y Lincoln... su fuerza es impresionante. Tengo que fortalecerme. Tal vez deba enfocarme más en ejercicios de fuerza. Un buen golpe puede cambiar todo."
Después de un intenso cardio, se detuvo para beber agua y anotó sus pensamientos en un cuaderno que llevaba.
Eric: "Debo equilibrar la fuerza y la velocidad. Tal vez necesite encontrar un compañero de entrenamiento que me empuje. Y no solo eso, también tengo que trabajar en mi estrategia."
Reflexionó sobre la manera en que Dipper había utilizado su inteligencia en el torneo.
Eric: "No solo se trata de poder. Es importante leer el campo de batalla y anticipar los movimientos del oponente. Tendré que estudiar sus estilos de pelea."
Mientras escribía, una idea cruzó por su mente.
Eric: "Podría pedirles a todos que se enfrenten a mí en prácticas. Si puedo aprender de sus movimientos y adaptarme, tendré una mejor oportunidad en nuestro próximo encuentro."
Con determinación renovada, se levantó y se dirigió hacia el área de entrenamiento.
Eric: "No puedo permitir que el tiempo pase sin prepararme. Quiero que la próxima vez que nos enfrentemos, no solo sea una pelea, sino una victoria."
Su rostro mostraba una mezcla de determinación y ansias de desafío. No había otro torneo, pero eso no significaba que no pudiera seguir adelante. Eric estaba decidido a demostrar que podía ser más que un rival. Quería ser un verdadero competidor.
Azula, con el sudor perlándole la frente y las heridas aún frescas del torneo, se encontraba en un pasillo del complejo donde se celebró la competencia. Sus pasos resonaban en el silencio, una mezcla de fatiga y satisfacción tras su victoria reciente. Sin embargo, a medida que avanzaba, el cansancio empezaba a pesar en sus piernas.
De repente, su hermano Zuko apareció tras ella, con una expresión de preocupación.
Zuko: "Azula, pareces cansada. ¿Quieres que te ayude a regresar a tu habitación? No deberías estar sola ahora."
Azula se detuvo, girando lentamente su cabeza hacia él. Sus ojos, aunque cansados, todavía mostraban esa chispa de determinación y orgullo que siempre la caracterizaba.
Azula: "No, Zuko. No necesito tu ayuda. Puedo hacerlo sola."
Zuko frunció el ceño, sin ocultar su preocupación.
Zuko: "Solo quiero asegurarme de que estés bien. Has pasado por mucho hoy. No tienes que demostrar que puedes hacerlo todo sola."
Azula: "Siempre he sido capaz de enfrentar mis propios desafíos. No necesito que nadie me cuide. Estoy bien."
Su voz era firme, pero Zuko podía ver una pequeña sombra de duda detrás de su confianza habitual. Sin embargo, conocía a su hermana. Era fuerte, pero a veces eso significaba que se negaba a aceptar cualquier tipo de ayuda.
Zuko: "Está bien, pero recuerda que siempre estaré aquí si necesitas algo. No tienes que cargar con todo este peso sola."
Azula, aunque sintió una punzada de aprecio por sus palabras, decidió ignorar su consejo. Se volvió y continuó su camino, alejándose de su hermano.
Azula: "No te preocupes por mí. Tengo mis propios asuntos que atender."
Mientras caminaba, sentía el cansancio acumulándose, pero su orgullo la mantenía en marcha. Necesitaba demostrar no solo a su hermano, sino a todos, que podía manejar las consecuencias de sus acciones, incluso si eso significaba hacerlo sola.
Zuko la observó irse, sintiéndose impotente y preocupado. Sabía que Azula era fuerte, pero también sabía que la fuerza no siempre era suficiente para enfrentar la soledad. Sin embargo, no podía forzarla a aceptar su ayuda. Lo único que podía hacer era estar ahí para ella, cuando decidiera dar ese paso.
En la acogedora cocina de los Parr, el aroma de la comida llenaba el aire, creando una atmósfera festiva. Bob, conocido como Mr. Increíble, estaba concentrado en la parrilla, volviendo a voltear las hamburguesas que había preparado con tanto esmero. Su sonrisa era amplia, reflejando la alegría de la victoria de su hijo Dash en el torneo, así como el esfuerzo que su hija Violeta había mostrado durante las batallas.
Helen, también conocida como Elastigirl, se movía ágilmente entre la cocina y la mesa del comedor, organizando los platos y asegurándose de que todo estuviera perfecto para la celebración.
Helen: "¡Bob, asegúrate de que no se quemen! No queremos que la cena se convierta en un desastre."
Bob: "¡Relájate, Helen! Sé lo que hago. Además, quiero que esta cena sea especial para los chicos. ¡Se lo merecen!"
Mientras Bob se ocupaba de la parrilla, Helen se detuvo un momento y observó a su esposo, sintiendo una oleada de gratitud por la familia que habían creado juntos. A pesar de los desafíos que enfrentaban como superhéroes y como padres, momentos como este hacían que todo valiera la pena.
Helen: "Creo que deberíamos hacer un brindis. A Dash por su victoria, y a Violeta por su valentía y esfuerzo."
Bob asintió, pensando en lo rápido que estaban creciendo sus hijos. Dash siempre había sido el más competitivo, y ver cómo se esforzaba le llenaba de orgullo. Por otro lado, Violeta había demostrado su valía y madurez en el torneo, algo que también merecía ser celebrado.
Cuando la cena estuvo lista, Bob y Helen llamaron a los chicos. Dash entró corriendo, con una gran sonrisa en su rostro, seguido por Violeta, que caminaba con una actitud más tranquila pero aún radiante tras el torneo.
Dash: "¡No puedo esperar a contarles a todos sobre mi pelea! ¡Fue increíble!"
Violeta: "También fue genial ver a los otros competidores. Estoy muy orgullosa de lo que hice, a pesar de no haber ganado."
Bob y Helen se miraron, sabiendo que sus hijos estaban creciendo, enfrentando desafíos y encontrando sus propias identidades como héroes.
Bob: "¡Bienvenidos a la cena! Vamos a celebrar. Dash, tú y Violeta son los verdaderos héroes de esta familia."
Helen levantó una copa y sonrió a sus hijos.
Helen: "Por la familia Parr y por el espíritu de superhéroes que llevamos dentro. ¡Que esto sea solo el comienzo de muchas más victorias!"
Mientras los cuatro levantaban sus copas, el ambiente se llenó de risas y la promesa de que, sin importar los desafíos que enfrentaran, siempre tendrían un lugar al que llamar hogar.
Mientras la celebración en la cocina de los Parr continuaba, el pequeño Jack-Jack, que aún no había aprendido a hablar, comenzó a hacer ruidos inquietos en su silla alta. Sus ojos brillaban con curiosidad y su pequeño puño se cerraba y se abría, señalando claramente que estaba hambriento.
Helen, viendo a su hijo menor, se acercó rápidamente a él, sonriendo con ternura.
Helen: "¿Qué te pasa, pequeño? ¿Tienes hambre?"
Jack-Jack respondió con un pequeño llanto y una expresión que dejaba claro que quería atención.
Helen se inclinó y le acarició la cabeza.
Helen: "Voy a prepararte algo de comer. Solo un momento, cariño."
Con un movimiento ágil, Helen se dirigió a la alacena y comenzó a buscar algunos alimentos que eran adecuados para su bebé. Mientras tanto, Bob, que había estado en medio de una historia sobre la victoria de Dash, notó que el pequeño estaba inquieto.
Bob: "¿Necesita un bocadillo nuestro pequeño héroe?"
Helen: "Sí, parece que Jack-Jack se siente un poco olvidado en medio de toda esta emoción. ¡Voy a prepararle un puré de manzana!"
Helen rápidamente encontró un frasco de puré de manzana y, mientras lo calentaba en el microondas, hizo un gesto a Dash y Violeta para que se acercaran.
Helen: "¿Pueden ayudarme a entretenerlo un momento? Tal vez una canción o algo divertido."
Dash, entusiasmado, se acercó a Jack-Jack y comenzó a hacerle caras graciosas, mientras Violeta, sonriendo, se unió con algunos movimientos de su poder de invisibilidad, haciendo que su mano desapareciera y reapareciera, lo que provocó risas del pequeño.
Cuando el puré de manzana estuvo listo, Helen lo sacó del microondas y lo probó rápidamente para asegurarse de que no estuviera demasiado caliente.
Helen: "¡Listo! Vamos a ver si te gusta esto, Jack-Jack."
Se sentó frente a él y le ofreció la cucharada de puré. Jack-Jack, con sus ojos brillantes, abrió la boca ansiosamente, y cuando probó la comida, su rostro se iluminó de felicidad.
Jack-Jack: "¡Mmm!"
Bob: "Parece que a Jack-Jack le encanta. ¡Una victoria más para la familia Parr!"
Con risas y amor en el aire, la familia continuó disfrutando de su cena, celebrando no solo los logros de los más grandes, sino también los momentos tiernos y dulces de su pequeño.
Fin del capítulo
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