¡Voy a cumplir tu promesa! La voluntad de Amie.

[AMIE]

Ace, Sabo y Luffy tenían grandes habilidades, tal vez este último no sabía pelear muy bien pero su fruta gomu gomu era bastante efectiva. Y bueno, después estoy yo, una mocosa de seis años inservible, no tengo habilidades ni consumí una fruta del diablo y este secreto que tengo no me ayuda cuando quiero. Al verlos entrenar me sentía bastante viva, se que no era yo pero me gustaría estar con ellos, no solo verlos pelear. Me sentía una inútil. Y heme aquí, detrás de una roca porque a los hermanos se les apareció una criatura peligrosa y claro, la inútil sin estorbar. Me aburrí y comencé a caminar, toqué mis orejas y se sentían bastante bien sin algo que las cubriera, era un día muy tranquilo, agarré una rama y comencé a agitarla como si fuera mi varita mágica. Recuerdo que mi madre me iba a llevar a un lugar mágico.. ahora que lo pienso es algo tonto. No existe la magia. Crucé el río y vi varios árboles de abedul. Más adelante había una casa de madera hermosa.

Caminé hacia allá y pude ver a través de la ventana, era una casa muy elegante, las mesas, la pared y algunos utensilios y decoración eran de porcelana, parecía una casa de muñecas que solía tener, no tardé en notar la chimenea de ladrillos color carmesí, esta casa me llenaba de recuerdos y nostalgia. Escucho el estruendo de un árbol al caerse detrás de mi, volteo de manera curiosa y camino hacia el sonido, había un señor de cabellera blanca, pero no se veía nada viejo, tenía un cuerpo fornido, hombros anchos y brazos gruesos. Tuve la oportunidad de verlo manejar el hacha, era bastante increíble, elegante y sutil. Escucho que otro árbol se cae pero ¡ni siquiera vi cuando lo cortó! Se dió cuenta de mi presencia.

—¿Mm? ¿Qué hace por aquí una señorita tan bella?—Me dice mientras del mango de su hacha la usa de soporte para su brazo.

—Y-yo... —me quedo sin palabras pues en serio me daba mucha curiosidad esa habilidad. —Oiga ¿cómo hizo eso? Fue tan... wow. —dije embobada.

—¿Porqué quieres saber? ¿Una niña tan pequeña no debería estar con su familia a estas horas? Ya casi anochece. —me respondió sonriendo.

—Solo me dio mucha curiosidad, es increíble esa manera de usar el hacha, siempre creí que era un instrumento de pelea tosco y brutal. —dije algo sonrojada y él lanzó una carcajada.

—Bueno, cuando estes segura de que quieres saber como lo hice puedes volver aquí, por ahora estoy ocupado...—me sonrió y de nuevo sostuvo su hacha. Asentí y lentamente me alejé, no podía dejar de pensar en cómo se veía, yo quería hacer eso, me sentía tan inspirada, era algo asombroso. Me di cuenta que para este tiempo los chicos ya deberían de haber terminado de luchar así que volví corriendo.

—¿¡Y qué tal si se la comio un oso!? —Escuché decir a Sabo, me detuve un momento para escuchar con claridad.

--¿¡Y si se la robaron!? ¡Eso tendría más sentido, si hubiera sido un oso la hubiéramos escuchado gritar! —Está vez escuché a Ace, me reí un poco.

—¡Amie!—gritó Luffy mientras lloraba y corria por todos lados, me sentí bastante feliz pues se preocupaban por mi, aunque me sentí algo mal por eso mismo, debí haberles avisado que me iba.

—¡Aquí estoy chicos no fui robada ni comida! —dije alzando una mano para llamar su atención.

—¡Amie! —corrieron hacía mí, por un segundo pensé que me abrazarían pero ellos no eran así y menos con las mujeres. En realidad creo que hasta son tímidos.

—¡Amie no nos asustes así! ¿A dónde fuiste? —me preguntó Sabo.

—Lo siento, yo-

—¡Da igual! ¡No lo vuelvas a hacer! No sabes luchar ¿¡cómo se supone que sobrevivirías sin nosotros!? Eres una molestia.—me dijo Ace, me quedé con la boca abierta y apreté mis puños. Eso si me dolió, tenía razón, ellos me tomaban como un estorbo. Mi corazón palpitaba muy fuerte y me enojé.

—¡Pues si me tomas como un maldito estorbo, entonces me voy! ¡Gracias! —dije y salí corriendo hacia el pueblo, Sabo y Luffy gritaron mi nombre pero no hice caso, solo alcancé a decir un—¡No me sigan! —Me fui directo al pueblo, estaba muy sentida, el cielo ya se encontraba en un estado naranja y rosa, todos tenían su mirada en mi, pero se sentía diferente. No sentí que fueran miradas de asco, me dió igual y caminé hacia el bar de Makino, al entrar la noté en una esquina hablando con un Den Den Mushi.

—¿Makino-san?—se sobresaltó y me miró asustada, me estaba empezando a preocupar.

—¿A-Amie-chan? ¿Qué haces aquí? —me dijo algo extraña, su voz no era normal.

—Yo venía a ver a mi papá. —la miré, y después miré hacia el pasillo donde se hallaba mi padre, caminé rápido a la sala, escuché a Makino decir mi nombre pero la ignore y caminé mas rápido. La perilla se movió y salió un doctor, me miró sorprendido. Atrás de él, se hallaba mi papá, empujé al doctor y entré a la habitación.

—¡Papá!—sonreí pero por dentro estaba muy preocupada. Estaba peor que nunca, su piel estaba pálida, podía ver que sudaba mucho y su respiración era ruidosa, su barba estaba húmeda. No quería verlo así.

—Amie...—susurraba, y alzó la mano, la sujeté y acarició mi mejilla, sonreí pero tenía un gran dolor en mi pecho, se sentía muy pesado. —Has crecido y cambiado mucho. —me sonrió débilmente, y después se volteó para toser, se oía terrible. —Recuerdo que siempre traías unos hermosos vestidos, y no faltaba un día en que tu cabello estuviera peinado. —reímos los dos juntos. —Ahora paredes una pequeña aventurera... cómo en tus libros viejos ¿recuerdas? Oh dios, ¿cómo se llamaban esos libros? "La princesita que quería ser libre", tu mamá y yo te lo leíamos todas las noches, un capítulo por día, nos falta aún el ultimo libro. —le sonreí y sentí que mis lagrimas se asomaban, besé su mano.

—¿Recuerdas que una noche no podía dormir, ni aun cuando me leíste ese libro, así que mamá, tú y yo subimos al tejado del castillo a ver las estrellas y contar historias? —le mencioné, el rió un poco mientras asentía. —¿También recuerdas que íbamos los tres al jardín a jugar golf? Tú siempre ganabas y mamá enloquecía cuando no lograba llegar atinar al segundo tiro. Era muy gracioso. —dije riendo y por fin una lágrima llegó a asomarse y pasar por mi mejilla.

—Amie, tu mamá te quiso mucho... —dijo y lloró también, sorbí mi nariz mientras sollozaba. —Mi niña preciosa... Tal vez tú no lo recuerdes, pero... te contaré mi día favorito, era un miércoles por la noche, estaba lloviendo mucho, yo estaba muy nervioso y tu mamá se hallaba en otra sala, le iban a hacer una operación, todos en el reino estaban ansiosos, y entonces se escuchó un sonido, era un llanto, el llanto de un pequeño bebé, entré rápido a la habitación y tú mamá se hallaba contigo en brazos. Los enfermeros acabaron muy rápido de limpiarte, y allí estabas llorando mucho, pero tú mamá te miraba con ojos abiertos, le pregunté qué pensaba y me contestó: Mírala, mira su cara, mira sus manitas, mira sus ojos con claridad... Mi mamá no estuvo conmigo por una larga parte de mi vida, —la voz de mi papá se empezó a quebrar—Voy a cuidarla, no dejaré que llore porque le bajaré las estrellas, si un día tiene miedo a la oscuridad voy a ser su vela, si tiene preocupaciones, seré el viento que se lleve sus lamentos... yo estaré con ella hasta el momento que mi carrera terrenal termine, ella será mi mayor orgullo. —para este momento ya no paraba de llorar y mi papá tampoco. —Amie, tú eres lo más hermoso que a tu mamá y a mi nos pudo haber pasado, desde el momento en que te vimos ambos sabíamos que tú serías lalguien en este mundo, tal vez tú creas que ya no estás en casa pero tú eres lo que hacía del castillo mi casa, lamento que no podía estar ahí contigo pero escuché que estás siendo cuidada y amada... que no hayas desaparecido en aquel entonces significa que estás viviendo por alguna razón más allá de la que puedes comprender. No eres solo una persona al azar respirando por alguna tonta razón, eres un ser con vida, tú ya has superado una prueba bastante complicada, la vida te jugará malos tratos pero demuéstrale que tú eres más, que eres poderosa, que tú no te rindes... No importa tu apellido, el nombre que llevas debe ser lo que defina, demuestra al mundo que el nombre de "Amie" es el latido de todos en el reino cuyo destino ha sido saboteado, eres mucho más que solo una niña... Eres la respuesta a una pregunta que alguien hará. Amie, debes oír siempre a tu corazón, porque siempre, siempre estaré ahí por ti.

—Papá... —no podía hablar. Estaba demasiado sentimental, mi cara ya estaba empapada. Su mano se sintió sin fuerza y la dejó caer. —¿Papá? —lo moví un poco. —¿Papá? —pregunté, y lo moví un poco. —¿papi? Papá, papá—no respondía, grité por ayuda, el doctor entró y Makino me sacó a fuerza de la habitación. Las enfermeras que estaban ahí estaban moviéndose de un lado a otro.

Mi mamá.
mi casa.
mis amigos.
Karra.

Miré hacia la habitación y todo a mi alrededor parecía moverse en cámara lentamente mi respiración era lenta y entonces el dolor llegó, el trauma a perderlo todo, salí corriendo, corrí hasta cansarme, vi a los chicos en el camino pero los pasé por alto, las voces llegaban a mi cabeza, gritaban.

—¡Ya cállense! —grité encajándome mis uñas en la cabeza, caí de cara cuando me tropecé con una cuerda, me le quedé viendo y mi respiración era rápida... no hacía falta más que esa cuerda y un árbol grande.

[LUFFY]

—¡No debe estar muy lejos! —dijo Ace, iré a buscarla por aquí. Sabo hizo lo mismo y fue hacía otro lado gritando su nombre. No supe que hacer, caminé hacia dentro del bosque gritando su nombre.

Para cuando me di cuenta ya estaba muy lejos y pensé que me había perdido, el viento sopló muy fuerte y me arrebató mi sombrero.

—¡Oh no!—no tardé mucho en agarrarlo, miré hacia el cielo y parecía que estaba a punto de llover, que extraño. Logró ver un camino y había huellas... Amie. Amie debió pasar por aquí. Sin pensarlo dos veces seguí su pista, hasta que se detuvo, a lo lejos se hallaba ella encima de un árbol grande, y tenía una soga a su cuello. Estaba hasta pegada al tronco del árbol. Esto... ¡esto es malo!

[AMIE]

El aire soplaba fuerte, y yo seguía llorando, no tenía porque soportar esto, yo no sé si podré salir de esto...No quiero vivir en un mundo tan cruel, la gente es así, hombres buenos se van y los malos se quedan a joder a otros. ¿Debería ser esto así? Doy unos pasos para al fin terminar con esto. Un paso, dos pasos...

—¡Oye, Amie! ¿¡Qué diablos haces!?—esa voz... ¿Luffy? Volteé a verlo, ¿Qué hacia él aquí? ¿Cómo es que...?

—¿¡Qué crees que hago!?—jalo mi cuerda para mostrársela. —¡Nadie me necesita, lo único que hago bien es estar de estorbo! ¿¡Qué clase de persona así merece seguir siendo un estorbo para los demás!?—lloré mientras le gritaba. —Ya no siento... no siento que algo vaya a salirme bien... —le dije sollozando. —mis piernas temblaban, Luffy consiguió escalar hasta el árbol. —Mis sueños se hicieron trizas en el momento en que supe que no era importante. —logré susurrar, pues tenía un nudo en la garganta. Luffy se me quedó viendo. —Se supone, que iba a liderar, se supone que iba a casarme, se supone que todo sería fácil...

—Yo lo haré. —dijo Luffy, levanté la mirada. —Yo me casaré contigo. —me dijo con seriedad. —¡te había dicho que serás mi reina! Amie, ¿que haría si tú no estuvieras conmigo? —dijo con un tono suave. —Eres mi mejor amiga. —me dijo, mi corazón se partió, mi corazón latió muy fuerte y empecé a respirar fuerte, lo abracé con todas mis fuerzas.

=𝓣𝓲𝓮𝓶𝓹𝓸 𝓭𝓮𝓼𝓹𝓾𝓮𝓼=

Habían pasado bastantes meses después de ese terrible día. Amie se sentía más cercana a Luffy, ella no sabía si en realidad Luffy sabía con exactitud lo que le había dicho a ella, pero se sentía muy agradecida de que él la hubiera encontrado. Luffy la trajo de vuelta con los chicos que se hallaban con Dadan. Estaban bastante preocupados, ese día los cuatro chicos si se abrazaron como Amie había esperado. Desde ese momento, ella supo con claridad que los chicos la amaban, un tipo de amor muy fuerte, un amor incondicional como ella lo hacía con ellos, eran hermanos después de todo. Después de trabajar muy duro para superar lo de su padre, Amie buscó a aquel hombre del bosque, buscaba un entrenamiento para hacerse más fuerte y sentirse útil. A los once años Amie entraría a un crucero donde la llevarían a una isla donde Amie buscaría estudiar y prepararse para un futuro tal vez lejano. Dadan y los demás bandidos de montaña se despidieron y no olvidemos a Luffy y Ace.

—Cuando te vuelva a ver, serás mi nakama. —fueron las últimas palabras que Luffy le dijo a Amie. Esta se despidió con un fuerte abrazo y les agradeció por cuidar de ella por todo este tiempo.

El último recuerdo que tiene era el de esa isla alejándose en el horizonte, la isla que le enseñó que la vida puede ser dura, la vida no es fácil... pero sin dudas, no hay una razón para demostrarle que uno no puede con ello. Uno es fuerte, uno si puede con los retos. Uno es igual de fuerte que Ace o Luffy. Uno es más fuerte de lo que cree.

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