Capítulo 7: Lesión

Alaska

Luego de que los chicos salieran del condominio, subieron al auto nuevamente, aunque Gohan tenía un leve problema.

Cuando noté que Ashton lo estaba afirmando para caminar, supuse que algo había sucedido.

—Esa estúpida piedra —comentó Gohan al sentarse en el asiento.

—¿Qué te pasó? —pregunté preocupada—. ¿Estás bien?

—Me torcí el pie al caer al otro lado... todo por culpa de una piedra, a la cual no puedo odiar porque sigue siendo parte de nuestro ecosistema —dijo, mascullando en la última parte.

—Vamos a casa, ahí te revisaremos —dijo Ashton poniendo en marcha el auto.

Durante el trayecto a casa, los chicos me contaron lo poco que había podido decir el primo de Gohan y entendía por qué no podía ir más allá. Yo no quería que su carrera terminara como lo estaba haciendo la mía, pues en mi trabajo con él, me había percatado de que tenía mucho talento como director.

Cuando Ashton entró el auto a la cochera, los tres nos bajamos, Gohan aun cojeando.

Ashton corrió a ayudarlo y lo tomó como princesa, algo que yo sabía que Gohan disfrutaba y a mí me causaba ternura.

Mientras Ashton llevaba a Gohan a la sala, yo fui al refrigerador para sacar del congelador una bolsa de verduras congeladas.

Luego de tomar las verduras, saqué de un cajón de la cocina, en donde guardábamos remedios, un analgésico y también serví agua en un vaso.

Cuando fui a la sala con las cosas, dejé el vaso en la mesa junto con la pastilla y me senté en el suelo frente a Gohan, quien me miró extrañado.

—¿Para qué son las verduras?

—Son para ti —dije quitándole la zapatilla.

—No me gustan las verduras congeladas —se quejó.

—No las vas a comer —expliqué sacando su calcetín—. Lo pondré en tu tobillo, está inflamado.

—Ya que estás en esto, ¿por qué no mejor me quitas toda la ropa? —dijo él.

Yo reí, aunque imaginaba que no bromeaba del todo. A él no le hubiera molestado que le quitara toda la ropa.

Al momento que puse las verduras en el tobillo de Gohan, él me quitó el pie.

—Está frío —se quejó.

—Claro que sí —dije con obviedad—. Son verduras congeladas.

Intenté volver a poner las verduras contra su pie, pero él comenzó a correrse en el sofá, eso hasta que Ashton se sentó encima de él.

—Quieto —le dijo Ashton.

—¿De qué lado estás?

—Del qué es mejor para ti —respondió Ash.

Yo aproveché para lograr mi cometido y aunque Gohan intentó correr su pie, yo lo tomé con mi mano y evité que se moviera.

Gohan se rindió, pero Ashton se mantuvo en la misma posición para asegurarse de que no se intentara correr una vez más.

—Por mientras toma el analgésico —le dije.

Ashton le acercó a Gohan la pastilla y el agua, y aunque Gohan intentó negarse, se la metió a la boca a la fuerza.

—Deja de ser tan necio —le pidió Ash.

—Estoy bien, ustedes exageran.

—No exageramos, simplemente te amamos más de lo que tú pareces amarte a ti mismo.

Gohan rodó los ojos y se quedó en silencio.

—Quizás sea algo más grave que una torcedura —comenté—. Tal vez deberíamos llevarte al médico.

Gohan comenzó a quejarse. Ir al médico era una de las cosas que Gohan más odiaba en su vida, después del helado de menta con chispas de chocolate y cocinar... lo odiaba incluso más que a las verduras congeladas.

—Yo llamaré a alguien —dijo Ashton.

Ambos lo miramos algo dudosos.

—¿A un doctor? —pregunté yo.

—Sí... un doctor —dijo algo inseguro.

Gohan y yo no dijimos nada más, solo dejamos que Ashton se ocupara.

[...]

Cuando la madre de Ashton apareció en la sala con un botiquín, sentí ganas de inventar una exquisita excusa para huir.

Aunque la señora Johnson no era tan aterradora como el señor Johnson, como toda la familia de Ashton, su presencia volvía el ambiente tenso.

Por alguna razón que yo no sabía, en el último tiempo Ashton parecía estar más involucrado con su familia y aunque me parecía bueno que ellos dejaran de rechazarlo porque lo veían como una oveja descarriada, a mí no me emocionaba convivir con ellos y a Gohan menos.

Mientras Ashton era la oveja descarriada de la familia Johnson, Gohan era la oveja perversa que lo había descarriado con drogas, malas ideas y actos homosexuales.

Gohan, a diferencia de mí, no tenía nada de pudor o filtro, por lo que no dudo en pararse del sillón e intentar huir de la señora Johnson.

—Tranquilo, solo vengo a ayudarte —le dijo la señora Johnson—. Así que siéntate.

Gohan se encogió en sí mismo y se terminó por sentar de nuevo en el sofá. La madre de Ash se sentó en la punta del sillón y tomó el pie de Gohan para comenzar a revisarlo.

Gohan estaba tieso como una tabla. Incluso parecía estar aguantando la respiración.

—Relájate —le ordenó.

Gohan botó el aire contenido y se intentó relajar, aunque lo entendía, el tono autoritario de la señora Johnson era temible.

—Es un esguince leve.

—¿Y usted cómo sabe? ¿No es cirujana cardiovascular? —preguntó Gohan, volviendo a ser el sin filtro de siempre.

Ashton, quien estaba de pie a tras de su madre, comenzó a hacer señas y caras de sufrimiento.

La señora Johnson miró a Gohan con seriedad.

—Primero se estudia medicina general, sé mucho más que operar corazones y vasos —explicó—. Así que deja de preguntar tonterías y vas a seguir las instrucciones que te voy a dar al pie de la letra... ah, y evita lanzarte del techo de una casa o cosas por el estilo, ¿entendido?

—Sí, señora...

[...]

Gohan estaba de pésimo humor y todo por tener que usar unas tobilleras y no poder hacer algunas cosas.

Ya que, yo no estaba con mucho trabajo (nada, en realidad) me estaba asegurando de que se cuidara tal como la señora Johnson había pedido.

En ese momento estaba calentado una lasaña congelada en el microondas en la cocina para comer con Gohan. Él no había ido a la universidad, pues debía guardar reposo por dos días al menos.

Ese día, Ashton volvía algo tarde, por lo que comería por su lado.

Mientras esperaba sentada frente a la isla de la cocina, Gohan apareció.

—Oye, vuelve al cuarto.

Por ese tiempo estaba acostado en la cama de Ashton conmigo y, aunque podía sonar raro, yo sabía que a mi novio no le molestaba por una simple razón. Debido a que yo sabía que Ashton y Gohan tenían una conexión especial y yo también había hecho algunas cosas con él que no eran de solo amigos, habíamos quedado en que las cosas que pasaran con Gohan no serían infidelidades. Los besos en los labios y las muestras de afecto con Gohan darían igual para ambos lados.

En cuanto a sexo, ni Ashton, ni yo habíamos hecho cosas con Gohan a solas y tampoco creía que fuera a pasar.

—Me aburro y tengo hambre... —dijo sentándose en el asiento de al lado.

—Ya va a estar —le informé—. Solo faltan unos minutos.

—A penas me pueda quitar esa asquerosa tobillera, haré algo divertido —aseguró.

—¿Qué acaso comer lasaña conmigo mientras vemos Bridgerton no es divertido?

Gohan vaciló.

—Más allá de que el conde y Dafne están buenos, no hay mucho que me fascine. Los romances de época no son lo mío —comentó.

—Por lo que sé, en los siguientes capítulos cogen cómo conejos —dije con una sonrisa divertida—. Eso te gusta, ¿no?

—Oye —se quejó ofendido—, ¿me tomas por un degenerado?

—Si no aprecias el romance, al menos tienes que apreciar la parte en la que tienen sexo.

Gohan no era una persona romántica, incluso dudaba que fuera capaz de amar con sinceridad a alguien más allá de Ashton. De todas las personas que había conocido en mi vida, solo a él no podía imaginármelo conviviendo en pareja el resto de su vida.

—Si Ashton fuera mujer, ¿te gustaría como novia? —pregunté de pronto.

Gohan me miró asqueado y negó.

—Lo amo más que a nadie en este mundo, pero tener una cita con él o estar en alguna situación romántica me causa náuseas —dijo con desagrado.

Si ni siquiera se imaginaba con Ashton de pareja, entonces no tenía certeza de que alguien más pudiera ocupar ese lugar. Dudaba que Gohan lograra una conexión verdadera con alguien más que Ash.

—¿Y conmigo? —pregunté en tono de broma.

Gohan hizo una mueca de asco.

—No es personal, sabes que te adoro, pero simplemente no me pongas ninguna pareja, ¿quieres?

Ahí estaba, ni el mismo Gohan se imaginaba conviviendo en pareja, pero la verdad, a mí me gustaba eso. Podía sonar egoísta nuevamente, pero me gustaba tenerlo con nosotros ahí. Los tres juntos funcionábamos a la perfección.

Apenas terminó el microondas, los dos subimos con la lasaña, platos y servicios y nos acostamos en la cama nuevamente para seguir con la serie.

[...]

Cuando Ashton entró al cuarto, se tiró en la cama a mi lado, dejándome entremedio de él y Gohan.

—¿Qué tal el día? —pregunté—. ¿Muy pesado?

—No —respondió—, fue lo mismo de todos los días.

—Y sin mí ahí, debió ser incluso más aburrido —dijo Gohan mientras se metía unas papas fritas de bolsa a la boca.

Ashton se inclinó hacia adelante para poder mirarlo y rodos los ojos con una sonrisa divertida.

—No te lo voy a negar solamente porque tienes razón —aceptó Ashton.

Luego de eso, Gohan comenzó a contarle a Ashton lo que habíamos hecho en el día y entonces, mi celular comenzó a sonar.

Me puse de pie sobre la cama para bajar de ella y tomar mi celular de la mesa de noche.

Era un numero desconocido, pero decidí contestar igual, nunca sabía el por qué me podían estar llamando.

—¿Aló?

¿Hablo con Alaska White?

—Sí, ¿quién habla?

Mi nombre es Brenda Jones, directora del departamento creativo de GT Publicidad, una agencia de publicidad de aquí de Los Ángeles —se presentó—. Queríamos ofrecerle ser parte de la nueva campaña de publicidad de un producto, ¿podríamos tener una reunión para conversar sobre nuestra oferta?

¿Grabar otro comercial? ¿Estaba así de desesperada?

—Claro, ¿cuándo sería?

En mi defensa, suponía que ese comercial no podía ser peor que el de Salsa Tomata y si mi carrera realmente de hundía para el resto de mi vida, entonces tendría que vivir de ser la cara de distintos productos por más ridículos que fueran.

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