Capítulo 40: En Cubierto

Gohan

Estaba tragando todos los muffins que Alie había llevado como si no tuviera fondo.

Me tarde dos horas haciéndome los distintos exámenes, los cuales debería enviarle después a la señora Johnson para asegurarse de que no tuviera ninguna anomalía.

En total, estuve casi quince horas sin comer nada y alguien como yo, que habitualmente consumía hierba, tenía un apetito bastante grande.

Mi estómago no había dejado de hacer ruidos exigiendo ser llenado, pero a Ashton no le había importado en lo absoluto, solo le importaban esos estúpidos exámenes.

Yo no estaba seguro de que no tenía nada grave, nadie enfermo de gravedad tenía la vida que yo llevaba y no se moría de la nada.

—¿Ya te desenojaste? —preguntó Ashton, mientras esperábamos a Alan fuera de la estación de policía.

—No —dije rotundamente—. Eres un timador, mentiroso y farsante.

—Ay, Gohan —se quejó—. Lo hago por tu bien, porque tú eres un completo desastre y yo tengo aun algo de conciencia.

—Metete tu conciencia por...

—¡Gohan! —me reprendió Alie—. No seas grosero.

—Tú no seas mojigata.

Alie se volteó a verme.

—Metete tus insultos por el culo.

Debía admitir que eso me había tomado por sorpresa. Nunca había escuchado a Alaska decir una palabra así, la grosería más grande que decía era "mierda".

—¿Con esa boca le rezas a Dios?

—Jamás le he rezado a Dios.

—Es por eso que estás teniendo tan mala suerte —dijo Ashton.

—¿Qué? —preguntó ella con una risa—. ¿Ustedes lo hacen? Si no son católicos.

—No se trata de eso —dije yo—. Se trata de creer en el hombre de túnica que se sienta en las nubes y juega con nosotros como si fuéramos muñecos.

—Si Dios existe, dudo que sea así.

—¿Qué no nos hizo a su imagen y semejanza? ¿Ah?

—En ese caso, tal vez se modernizó y usa jeans rotos y zapatillas de colores —comentó Ashton—. El punto es que a veces no hace mal pedirle favores.

—No puedo creerlo —aseguró Alie—. Además, ¿no que a Dios no le gustan los homosexuales? En ese caso ustedes no serían muy de su agrado.

—Primero, somos heterosexuales a los que les gusta experimentar, pero sólo entre nosotros —le aclaré una vez más en la vida—. Técnicamente yo soy hetero y Ashtonsexual.

—Y yo Gohansexual —siguió Ashton—. Y, segundo, Dios no discrimina, las personas sí porque se tuercen en el camino.

Alie se quedó pensando un momento.

—Tiene algo de sentido.

—¿Qué Dios use jeans? —pregunté.

—No, todo menos eso.

—Yo creo que Dios es género fluido —comentó Ashton de la nada.

—Quizás puede cambiar de forma y solo los hizo como una de sus imágenes.

—Quizás siempre está desnudo.

—Y tiene una mansión hecha de nubes.

—Ya dejen sus teorías sobre Dios a un lado —pidió Alaska—. Ahí viene Alan.

Yo me corrí a un lado de los asientos y Alan abrió la puerta del lado contrario para subir.

—Bien, vamos a su casa.

—Como el capitán ordene —bromeó Ashton.

[...]

Ya faltaban solo unas horas para que Sofía debiera tener su reunión con Mike Williams en su departamento donde solía citar a las chicas.

Marco, como abogado de Alie, había conseguido una orden de un juez para que pudiéramos entrar al departamento cuando estaba vacío y así instalar cámaras.

Ashton le había pedido perdón a la conserje por haberle mentido anteriormente, pero ella pareció no tener problemas, en especial cuando Ashton le mostró una de sus perfectas sonrisas.

Además, Alan había conseguido que el vecino de piso de Williams nos prestara su departamento para poder instalar las pantallas y ver las cámaras.

Sofía se había puesto un vestido ajustado, con algo de escote, pues un salvaje como Williams no dudaría en pensar que por mostrar más piel era una chica fácil y dispuesta a todo para un papel. También, Alan le había instalado un micrófono oculto.

Habían dos policías con nosotros aparte de Alan, los que estarían dispuestos a entrar al departamento tirando la puerta si era necesario.

Cuando quedaba una hora, Sofía bajó con Amy y salieron del edifico para que luego Sofía volviera y subiera como si nada, sin despertar sospechas.

Williams llegó media hora antes al lugar y se metió a la oficina con Lucía para instalar la cámara y poner el whisky sobre la mesita redonda que tenia a un lado del sofá.

Según Alaska, todo estaba como había estado cuando fue su supuesta audición.

Cuando fue la hora, Sofía subió y Lucía la recibió, llevándola a la oficina donde Williams estaba.

Mike se comportó muy amable, como todo un caballero.

Tranquila, no estés nerviosa —le dijo Williams a Sofía—. Lo harás muy bien.

Sofía estaba bastante nerviosa, pero suponía que Williams pensaba que era por el miedo a hacer una mala audición, no por algo más.

Sofía se puso frente a la cámara y comenzaron el diálogo, con el artefacto grabando.

Cuando terminó, Williams comenzó a alabarla y entonces, comenzó con sus propuestas extrañas:

¿Quieres un vaso de whisky para relajarte? —preguntó mientras se servía uno.

Está bien —accedió Sofía, como hablamos quedado.

Ella tomó el vaso que Williams le entregó y simplemente mojo sus labios con el líquido, pero no bebió realmente.

Williams se sentó en el sofá sacudiendo leventemente su vaso.

Creo que el papel te quedaría muy bien, pero tienes buena competencia.

¿En serio? ¿Y hay algo que podría hacer?

Ven, siéntate.

Sofía tragó nerviosa y se sentó junto a Williams con una distancia prudente, la cual el se encargó de romper, apegándose a la chica y pasando su brazo por alrededor de sus hombros.

Bueno, quizás podrías convencerme de ser la indicada con alguna cosa —sugirió.

¿Cuál cosa?

Quizás una cita para conocernos mejor.

Sofía soltó una risa para disimular su nerviosismo.

Pero podemos conocernos ahora...

¿En serio?

Sofía asintió.

Me gusta tú iniciativa —dijo con una sonrisa.

Los dos siguieron hablando y después de unos minutos, Williams preguntó:

¿Tienes novio? —Sofía negó—. Una mujer tan linda y sin novio...

Supongo...

En eso, Williams tomó el rostro de Sofía con delicadeza para que lo mirara y pegó sus labios a los de ella.

Sofía se separó de golpe y se levantó del asiento asustada.

Tranquila —le dijo Williams—. Es solo que ningún hombre se podría resistir a una mujer tan hermosa como tú.

Williams se puso de pie también para acercarse a Sofía, pero ella retrocedió.

Lo siento, pero no quiero nada de eso con usted y si lo vuelve a hacer, le diré a la policía.

Williams asintió con tranquilidad.

Entonces despídete de tu papel y de tu carrera como actriz —aseguró—. Nunca nadie te va a contratar y créeme que así será.

No le tengo miedo.

Entonces ve y cuéntale a todo el mundo —insistió—. Nadie le va a creer a una zorra que claramente está molesta porque yo, un hombre intachable, no le di el papel que quería.

—¡Me das asco!

Williams pareció perder el control y fue por Sofía para agarrarla del cabello y acercar su rostro al de él, lo que fue suficiente para que los policías fueran a su departamento.

Vas a arrepentirte de esto cuando nadie más te contrate y te mueras en la calle, sola y miserable.

Justo en ese instante, los policías tiraron la puerta principal y en segundos, tiraron la de la oficina.

Mike Williams, está arrestado por el delito extorsión —le dijo Alan—. Tiene derecho a guardar silencio, todo lo que diga podrá y será usado en una corte legal. Tiene derecho a un abogado defensor, si no tiene uno, el Estado le proveerá uno...

No tengo solo uno, tengo tres.

De pronto, me percate de que Alie estaba sollozando a mi lado.

—Ya pasó —le dijo Ashton, abrazándola.

—Todo va a estar bien —aseguré yo, sumándome al abrazo.

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