Capítulo 22: Sueños de Pubertad

Gohan

¿Me arrepentía de haberle dicho a Beverly que Alaska estaba de cumpleaños ese día? Más o menos, pues ella y su hermana eran bastante insoportables, pero ese día en particular estaban más tranquilas.

No era que yo hablara seguido con Beverly, pero dos días atrás me había preguntado sobre el asunto de Mike Williams y habíamos hablado un buen rato, dentro del que salió el asunto del pronto cumpleaños de Alie.

Sabía que Ashton me reprendería después por comentarle cosas a Beverly que no eran de su incumbencia, pero tal vez me lo merecía por hablador.

Luego de la cena, Ana, Alie y Laura decidieron hacer un desafinado, pero divertido, karaoke en la sala y yo aproveché de ir a mi cuarto para fumar un poco de hierba.

Debido que imaginaba que la mamá de Alie lo estaba acostumbrada a que fumaran marihuana encima de ella, prefería hacerlo encerrado en mi cuarto para no molestar a nadie.

Había tenido una semana agotadora por culpa de la universidad y el trabajo, por lo que necesitaba algo de hierba para relajar mis músculos y mente.

Estaba sentado en mi cama con las piernas cruzadas fumando un cigarrillo de marihuana cuando la puerta de mi habitación se abrió.

Al principio pensé que era Ashton, aprovechando la situación para reprenderme, pero entonces me topé con Beverly.

—¿Qué haces aquí? —le pregunté asustado, escondiendo el cigarrillo detrás de mí.

—Ay, no seas idiota —dijo Beverly cerrando la puerta detrás de sí—. Te he visto fumar desde que tienes quince y te he visto en otras situaciones peores, ya nada me sorprende de ti.

—Que tierna... —dije irónico—. Ahora, ¿qué quieres?

Beverly se cruzó se brazos y paseó su mirada por todo mi cuarto con algo de molestia para luego de unos segundos sentarse en el borde de mi cama, frente a mí.

—¿Tú crees que Ashton vayan en serio con Alaska? Quiero decir, mi hermano nunca había tenido algo serio con una mujer y me cuesta creer que vaya a sentar cabeza a sus veintidós años —explicó.

—Sí, va en serio con ella —dije firmemente—. Y que tú y tus hermanos sean ancianos y no hayan sentado cabeza, no quiere decir que Ashton sea igual.

Beverly soltó una risa burlesca.

—Nosotros nunca fuimos promiscuos —argumentó—. Ashton disfrutaba mucho de su vida de loca de soltero.

—Desde los catorce hasta los veintiuno, Ashton vivió la vida loca, metiéndose con cada chica que se le puso enfrente y llamó mínimamente su atención —expliqué yo—. Disfrutó bastante, no le queda mucho más que probar y eso lo puede hacer junto a Alie sin problemas.

—Ay, sí claro —dijo Beverly con sarcasmo.

—Oye, puede ser que toda tu familia tenga una piedra en vez de un corazón, pero Ash es la excepción —le aclaré—. Él es muy sensible y tierno, siempre fue más blando que ustedes... por algo tus papás no lo saben tratar.

Yo sabía que Beverly no se había dado el tiempo de conocer a Ashton lo suficiente y, por eso, no tenía idea la clase de persona que era.

En parte, Beverly le tenía algo de resentimiento a Ashton por robarle su lugar como la hermana menor y consentida, pues, cuando era pequeño, Ashton había sido muy consentido.

Durante trece años, Beverly había recelado a Ashton y cuando él comenzó a ser rechazado por sus padres, se sintió mucho mejor y siguió sin interesarse por entablar una buena relación con su hermano.

De hecho, Beverly se había encargado de destruir su relación con Ashton entrometiéndose en nuestros asuntos sólo para ir con el chisme a los señores Johnson. Beverly nos había delatado de un montón de cosas y nos había puesto en problemas solo por su propia diversión. Era una desgraciada.

—Está bien —aceptó—. Es verdad que Ashton es blando y todos los demás somos...

—Duros e insensibles —susurré.

—No me ofende —confesó—. Si fuera blanda, no podría tratar a personas con problemas mentales.

A veces pensaba que Beverly estaba demasiado demente para ser psiquiatra.

—Bueno, creo que deberías volver a bajar, Anette no debe estar muy cómoda.

—No deberías fumar tanta hierba con los problemas de presión que tienes —comentó, ignorando lo que le dije—. Y mentalmente no te va a ayudar con tus problemas, solo te va a deprimir más.

—¿Y cómo sabes que no es medicinal?

Beverly rio.

—No tienes ningún dolor que aliviar y tampoco algún problema de estrés post traumático o ansiedad —explicó.

—¿Me estás analizando? —cuestioné ofendido.

—Te llevó analizando desde que te conozco, casi diez años atrás —aseguró—. Además, leí tu historial médico y yo jamás te recetaría marihuana medicinal.

Con lo metódicos que eran los Johnson, no me sorprendía que todos hubiera leído mi historial médico y mi portuario... en realidad, estaba seguro de que lo habían hecho.

—¿Por qué no?

—Una persona con traumas como los tuyos es un candidato a desarrollar depresión y hay estudios que proponen que la hierba da mayor paso a desarrollarla también —respondió.

En cuanto a mi pasado familiar, yo sabía que Ashton se lo había comentado al señor Johnson y él seguramente se lo había comentado a su esposa y ella a sus hijos. Eso era lo malo de que los seis siguieran viviendo juntos.

—Pues si la desarrollo, más te vale darme unas sesiones gratis —bromeé.

Beverly soltó una risa y negó.

—Olvídalo, que las pague mi hermano.

Hubo un silencio que pensé que lograría que por fin Beverly se marchara, pero entonces Beverly posó su vista en mi cigarrillo y dijo:

—¿Puedo probar?

Yo reí pensando que era una broma, pero me detuve cuando noté que hablaba en serio.

—¿Qué?

—Durante años no he entendido la gracia que le ven tú y Ashton... es hora de descubrirlo —dijo, arrebatándome mi cigarrillo y dándole una calada.

Eso me dejó boquiabierto.

Jamás había imaginado presenciar a Beverly haciendo algo que sus padres condenarían.

Luego de dar unas caladas, Beverly miró el cigarrillo como si fuera algo insípido.

—No le veo la gracia —comentó.

—Espera un poco, no es instantáneo —dije con obviedad—. Tan lista como para sacar un título de psiquiatra, pero tan tonta como para no saber cómo fumar marihuana.

Beverly rodó los ojos con una sonrisa divertida y me entregó el cigarrillo para que yo pudiera terminarlo.

[...]

La Beverly drogada era mil veces más divertida que la normal... Corrección: la Beverly drogada era divertida o tal vez yo estaba muy drogado y me parecía así.

Había pasado una hora desde que Beverly había subido y Ashton solo me había enviado un mensaje preguntando donde estábamos. Yo le había respondido que estábamos en mi cuarto hablando unas cosas y eso pareció dejarlo tranquilo.

A pesar de mi mala relación con Beverly, no era raro que yo hablara con ella, pues desde adolescente había disfrutado sacándola de quicio y ella disfrutaba molestarme casi con las mismas ganas.

A diferencia de otras ocasiones, esa vez no estábamos molestándonos, ni atacándonos, esa vez estábamos riendo y contando cosas de nuestras vidas que jamás habríamos contado estando completamente conscientes.

Estábamos tan cómodos, que nos hablamos sentado pegados el uno al otro, apoyándonos en el respaldo de mi cama.

—¿Te puedo decir algo? —preguntó Beverly con una risa divertida al final.

—Claro.

Pude notar que Beverly se sonrojó levemente, a la vez que sonreía avergonzada.

—Eres el amigo más atractivo de mi hermano —soltó—. Siempre he pensado eso.

Yo la miré con sorpresa y luego solté una carcajada.

—Tú eres la hermana más buena de Ashton —aseguré—. Anette no está mal, pero muy flacucha y alta para mi gusto.

La verdad era que yo sabía que Beverly era muy hermosa y atractiva, igual que todos los Johnson.

Ashton era atractivo de pies a cabeza, Marco tenía una sonrisa encantadora, Pierce un rostro de muñeco y Anette un cuerpo de modelo; pero Beverly no se quedaba atrás.

Beverly tenía unos ojos cafés muy grandes, unos labios gruesos y esponjosos, un cabello castaño claro muy brillante, y un cuerpo de una contextura más gruesa que la hacía tener unas buenas curvas.

Si Beverly no hubiera sido la amargada, arribista y quisquillosa hermana mayor de mi mejor amigo, me la hubiera cogido años atrás sin pensarlo.

—Me estás molestando, ¿verdad?

—Claro que no —aseguré—. No quieres saber que pensaba a los catorce mirando tu foto de perfil de Facebook.

Beverly me dio una mirada de asco y me dio un empujón juguetón.

—Eres un cerdo, Han.

—Tú una aburrida.

Seguimos fumando en silencio un tiempo más, hasta que Bev rompió el silencio:

—Si no fueras mejor amigo de Ashton y yo tuviera unos años menos, ¿tendrías sexo conmigo?

Yo solté una risa.

—Primero, tu edad me importa una mierda, yo ya soy mayor de edad, así que no es nada terrible —expliqué—. Segundo, para Ashton y yo ese código de amigos no existe. Si yo tuviera una hermana sexy, él se hubiera metido con ella sin duda.

—¿No aplican ese código? —preguntó con sorpresa.

—No, jamás hablamos de eso y estoy seguro de que a él no le importa.

Bueno, no estaba del todo seguro, pero si quería tener sexo con Beverly, debería torcer un poco ciertos detalles. La parte de que jamás habíamos aplicado ese código era cierta.

Ya que, Ashton y yo nos acostábamos con las mismas chicas, no nos importaba compartir alguna exnovia..., pero jamás habíamos hablado de las hermanas por una simple razón: yo no tenía hermanas y las suyas jamás se hubiera fijado en un tipo de tan baja clase como yo.

Claramente, no habíamos contado que algún día Beverly y yo, dos personas indudablemente atractivas, estuviéramos en un cuarto drogados con una buena cantidad de marihuana.

Beverly se giró en la cama para verme y me dio una sonrisa con un tono travieso.

—Entonces, ¿estas insinuando que tendrías sexo conmigo?

Yo le respondí la sonrisa.

—Lo voy a hacer.

Me acerqué a Beverly y la tomé por la nuca para besarla con pasión.

Beverly me agarró con fuerza también y entrelazó sus piernas con las mías.

Podría decir que cumpliría uno de mis asquerosos sueños de la pubertad: tocar los bonitos pechos de Bev.

¡Holis!

Gohan tiene malas ideas, tras malas ideas, pero por eso lo amo sjsjsj

¿Creen que Ashton se entere de esto? ¿Y como creen que reaccione? SKDKDKS

Espero que les haya gustado el capítulo. ¡Besitos!

Bạn đang đọc truyện trên: AzTruyen.Top