Capítulo 12: Los White, Johnson y Bridge
Alaska
Esa podía ser una de las peores situaciones de mi vida.
Si ya de por sí, no me era agradable la presencia de los Johnson por separado, juntos era peor y con mi madre incluida, era mil veces peor.
Una de las cosas que más me complicaba de que ellos se conocieran, era que mi madre era una mujer poco intelectual, ama de casa, que hasta hacía unos meses ni siquiera tenía voz propia porque mi padre la controlaba. La madre de Ashton era de otro mundo, era una mujer brillante, con un carácter temible y una visión no machista del mundo. Por otro lado, estaba el señor Johnson, un hombre muy serio y duro que inspiraba temor... ¿qué tema de conversación podía haber entre ellos tres?
Me levanté del sillón de golpe y le di una sonrisa nerviosa a los señores Johnson.
—Ella es mi madre, Adela Hansen —la presenté—. Mamá, ellos son los señores Alan y Maya Johnson, los padres de Ashton.
Mi madre se levantó del sillón en que estaba y se acercó a saludarlos con un apretón de manos.
—Es un gusto conocerlos.
—Igualmente —dijo la señora Johnson.
—Siéntense —les dijo Ashton a sus padres.
Ambos se sentaron en el mismo sofá que Gohan, quien estaba más que silencioso.
Yo volví a sentarme con mi mamá y hermana en el otro sofá, el cual estaba perpendicular al otro.
Debido a que el sillón más grande tenía forma de L, Ashton se sentó en la parte más pequeña, quedando frente a mí.
—¿Y qué están haciendo aquí? —preguntó Ashton a sus padres—. Justo le había comentado Adela que ustedes estaban siempre muy ocupados como para venir.
—Bueno, ahora tuvimos un tiempo porque tu madre trabajará en un turno nocturno mañana —comentó el señor Johnson—. Y yo me tomaré el día libre mañana... así que aproveché de traerles unos documentos de la información que necesitaban sobre Mike Williams.
Miré a Ashton aterrada para que intentara evitar que su padre soltara información de más que pudiera preocupar a mi mamá.
—Gracias, p-papá —dijo nervioso.
El señor Johnson sacó de su portafolio una carpeta y entonces, mi hermana abrió la boca:
—¿Quién es Mike Williams?
—Ah, nadie... un tipo...
—¿No es un productor? —preguntó Laura—. Uno muy famoso.
—Así es —confirmó la señora Johnson—. ¿No les dijo Alaska que él la está saboteando?
Mi mamá y Laura me miraron con los ojos casi saliéndose de sus rostros.
—¿Qué? ¿Es por eso que no te han contratado para otra película?
Yo quedé petrificada. No quería responder que sí, pero tampoco podía negarlo ya, gracias a mi suegra.
—Alaska —reclamó mi madre—, ¿cuándo pretendías comentarnos eso? Algo tan importante.
Yo iba a intentar excusarme, pero entonces el timbre sonó.
—Yo voy —dijo Gohan, parándose de golpe.
—No, tranquilo —le dijo Laura—, yo puedo ir.
Gohan aceptó de mala gana y volvió a sentarse. Yo sabía que él quería huir de esa situación incómoda, pero mi hermana estaba más cerca de la puerta.
—Mamá, es solo que no quería preocuparte —expliqué—. Y el señor Johnson nos está ayudando. Lo tenemos bajo control.
—Disculpen mi imprudencia —se disculpó la señora Johnson—, no debí comentar sobre un asunto que no me incumbe.
Mi madre negó.
—No, muchas gracias. Alaska siempre ha sido muy poco comunicativa y jamás quiere contar las cosas malas de su vida —explicó.
La señora Johnson sonrió divertida.
—Todo lo contrario a Ashton, él nos ha traído siempre más malas noticias que buenas —comentó—, pero sigue siendo nuestro hijo.
Ashton la miró ofendido, pero ella le dio una caricia con una sonrisa enternecida.
—Algún día va a madurar y dejara de meterse en problemas —dijo tomando su mentón y sacudiéndolo.
—Al menos con la ley —agregó el señor Johnson.
En ese momento Laura apareció con dos personas atrás.
—Gohan, tus padres te buscan...
Gohan se paró de golpe y al ver al señor Bridge y a la señora Davies junto a mi hermana, se descompensó y cayó directamente al suelo.
—¡Ay, Dios! ¡Gohan! —exclamó la señora Davies acercándose.
Antes de que ella llegara junto a Gohan, la señora Johnson lo hizo primero.
—Ashton, ven aquí.
Ashton fue con ella, preocupado, y levantaron a Gohan para dejarlo en el sofá más grande.
—¿Recuerdas cómo hacerlo?
—Levantar los pies a la altura del pecho —respondió Ashton—. Lo sé.
Ashton hizo exactamente eso y luego de un momento, las pestañas de Gohan comenzaron a batirse.
—Tuve un sueño horrible en el que mis padres y tus padres convivían —dijo con los ojos aún cerrados.
—Hermano... no te vayas a desmayar de nuevo —pidió Ashton—, pero está pasando.
Gohan abrió los ojos de golpe.
—¿Mi papá...?
Ashton miró al señor Bridge de reojo.
—Ahí está...
Gohan intentó pararse, pero la señora Johnson lo mantuvo pegado al sofá.
—Si te paras así, te vas a desmayar.
La señora Davies se acercó a Gohan y se acuclilló a su lado, acariciando su rostro.
—Bebé, ¿qué te pasó?
Gohan no dijo nada, pero por su rostro, sabía que eso no terminaría bien.
Pude ver que Laura me miraba apenada y yo no pude hacer más que encogerme de hombros. Ya había dejado que ellos entraran y ya no había forma de detener el desastre que se aproximaba.
Cuando Gohan se levantó del sofá con cuidado, miró a su padre lleno de furia y luego a su madre.
—Te dije mi dirección porque confiaba en ti, mamá —dijo al borde de las lágrimas—. ¡¿Por qué lo traes a él?! ¡Te dije que no quería volver a verlo!
Su madre pareció complicada.
—Gohan, bebé, tu papá sólo quiere hacer bien las cosas —intentó explicar—. Él quería...
—¡Si realmente quisiera hacer bien las cosas, empezaría por decirle a su mujer que yo soy su hijo! ¡Y de paso, le diría todas las veces que me puso una mano encima! —gritó sin importarle que los demás estuvieran ahí—. ¡También le diría por qué tú no puedes tener más hijos!
—Gohan, no le hables así a tu madre. Respétala —le dijo el señor Bridge.
Gohan lo miró con una expresión irónica.
—¡¿Quién mierda te crees tú para decirme que respete a mi mamá?!
Gohan se acercó amenazante a su padre, casi como si fuera a cobrarle cada golpe que le había dado en su infancia.
Ashton se puso entre ambos con algo de nerviosismo, mirando de frente a Gohan.
—Han, relájate —le pidió—. Respira...
—No quiero ser grosero contigo, pero no te metas —le pidió.
Ashton no dijo nada, pero tampoco se movió de entremedio, solo se volteó a ver a los padres de Gohan.
—No creo que sea buena idea que hablen ahora... quizás no será buena idea nunca —dijo con sinceridad.
La madre de Gohan no dijo nada, pero el señor Bridge se puso frente a Ashton y lo miró directamente a los ojos.
—Yo sé que tú eres muy cercano a mi hijo, pero él tiene razón, no es tu problema.
Gohan pareció furioso con eso.
—Puedes hablarle a mi mamá como tú quieras, ese es su problema, ¡pero a Ashton no le hablas así!
Gohan hizo a Ashton a un lado y le dio un puñetazo en la nariz a su padre, lo que lo hizo retroceder adolorido.
Laura se cubrió la boca con sorpresa y mi madre me agarró por los hombros aterrada.
La señora Davies retrocedió, lejos de su exmarido e hijo; y los señores Johnson se mantuvieron detrás del sofá más grande, pegados uno al otro.
Cuando se recuperó, el señor Bridge tomó a Gohan por su camisa con fuerza y lo miró amenazante, con su nariz goteando sangre.
—Que no se te olvide que sigo siendo tu papá —dijo entre dientes.
Gohan parecía bastante asustado y eso pareció ser suficiente para endurecer a Ashton, quien tomó el brazo del señor Bridge y luego le dio otro golpe en la cara, logrando que soltara a Gohan.
—¿Su padre? —preguntó Ashton con ironía—. Que descaro.
Cuando el señor Bridge se iba a defender físicamente de Ashton, el señor Johnson se interpuso rápidamente.
—Si le pones una mano encima a mi hijo o a Gohan, desearas no haber nacido —le advirtió.
El señor Bridge no dijo nada, sólo retrocedió y empujó a su exesposa de paso, quien estaba llena de lágrimas.
La señora Johnson fue hacia la señora Davies para contenerla y su esposo fue a corroborar que el padre de Gohan saliera de la casa.
Apenas la puerta se cerró, Gohan abrazó a Ashton con fuerza, quien le respondió de la misma manera.
—Ya pasó, ya pasó...
Yo me acerqué a los dos y los abracé también.
Gohan estaba soltando lágrimas sin control. Me dolía mucho verlo así y suponía que Ashton le dolía aún más.
Cuando el señor Johnson volvió a aparecer por la sala, se quedó hablando con su esposa, mi madre y la señora Davies, quien estaba casi tan inconsolable como su hijo.
Sinceramente, la situación había terminado aún peor de lo que había imaginado.
«Al menos no estaba mi padre». Eso hubiera sido más terrible que una bomba nuclear.
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