Capítulo 1: El Productor

Alaska

Me desperté a las tres de la mañana por unos ruidos que provenían del patio.

Ashton estaba abrazándome por la espalda aún dormido. A diferencia de mí, él no solía despertarse fácil.

Los sonidos eran voces, las cuales provenían claramente del patio y eso me preocupo un poco. ¿Y si alguien se había metido a la casa?

Me separé un poco de Ashton y comencé a remecerlo.

—Ash, despierta.

Ashton comenzó a quejarse, hasta que abrió los ojos con mucho desagrado.

—¿Qué hora es?

—Las tres con diez.

—¿Qué? —preguntó con sorpresa y el ceño algo fruncido—. ¿Por qué me despiertas...?

—¿Oyes?

—¿Qué cosa?

Le tapé la boca con un dedo para que dejara de hablar, así jamás oiría algo.

Ambos nos quedamos acostados mirándonos frente a frente, intentando oír los ruidos de afuera. Eran varias voces, no tenía certeza de cuántas, pero al menos había dos personas manteniendo una conversación.

—¿Serán los vecinos? —preguntó Ashton.

—No, es aquí —aseguré—. ¿Llamamos a la policía?

—¿Qué? No, claro que no... no quiero tener que ver con la policía.

Yo lo miré con algo de preocupación.

—La cantidad de hierba que tienen es legal, ¿no?

Ashton tragó saliva y me dio una sonrisa nerviosa.

—Bueno, cualquiera pensaría que la cantidad para dos e incluso tres personas es un tanto exagerada..., pero Gohan y yo somos bastante resistentes, así que...

—¿O sea que no es legal? —terminé por concluir.

—No —confesó—, pero tampoco es una clase de cultivo de traficantes, sería microtráfico...

—Como sea, no me importa ahora —lo interrumpí—. ¿Qué pasa si están intentado robarnos?

Me enderecé en la cama con preocupación y comencé a buscar a Twinkle por todas partes.

—¡Secuestraron a Twinkle! —exclamé en voz baja, pues el ventanal del balcón estaba abierto y no quería delatar que estaba despierta.

—Oye, tranquila —Ashton se levantó y comenzó a ponerse sus pantalones—. Twinkle es un gato independiente, debe estar con Gohan o en algún cuarto, no tiene que estar pegado a ti siempre.

—¿A dónde vas? —le pregunté al ver que iba a salir.

—A ver qué sucede.

No alcancé a detenerlo cuando ya estaba afuera.

Me paré de la cama y me amarré mi bata para seguir a Ash hacia abajo.

Me encontré con él en la cocina, de donde sacó un cuchillo muy grande, tanto, que yo me asusté.

—No, no vas a ir con eso.

—¿Y si ellos me apuñalan?

—Pues ellos apuñalaran a quien quieran, pero tú no vas a apuñalar a nadie.

Le arrebaté el cuchillo y le entregué una sartén, la cual él miró con algo de desprecio.

—Si yo te pude hacer sangrar la nariz con una, tú con tus músculos puedes hacer más —argumenté.

Ashton resopló y comenzó a caminar con cautela hacia uno de los ventanales que daban hacia el patio trasero.

Yo iba pegada a su espalda, mientras oía las voces más fuertes y también oí movimiento de agua, el que suponía que venía de la piscina.

Ashton giró su cabeza para mirarme algo extrañado y cuando volvió a girarla, tomó aire y abrió el ventanal de golpe para salir con la sartén alzada.

—¡Salgan de aquí malditos...! —cerró la boca cuando vio que Gohan y las dos chicas con las que estaba lo miraron horrorizado—. Hola...

Ashton escondió la sartén detrás de él y yo quité la mirada del jacuzzi, donde los tres estaban desnudos.

—¿Podrían bajar un poco la voz? —pidió Ashton avergonzado.

—Claro, hermano —le dijo Gohan extrañado.

—Gracias. Adiós.

Ashton se dio media vuelta y me tomó del brazo para meterme a la casa nuevamente y cerrar el ventanal.

—Al menos no los amenazaste con el cuchillo —dije yo.

—Oh, sí, que alentador —dijo con ironía, volviendo a la cocina para dejar el artefacto en su lugar—. ¿Ahora puedo dormir?

Yo asentí avergonzada, pero, en parte, Gohan también tenía la culpa por no avisar que esa noche tendría invitadas.

[...]

—Eres asqueroso —oí decir a Ashton—. En mi propio jacuzzi.

—Nuestro, hermano, nuestro.

—Cómo sea, ¿no puedes limitar tus aventuras sexuales a tu cuarto?

—¿Y la oficina...?

—No me digas que... agh, Gohan.

—No es mi culpa que ya no puedas unirte, tú elegiste a Alie, ahora conformarte con ella.

—No es ese el problema, el problema es que dejes tus fluidos y el de personas ajenas por los lugares comunitarios de la casa —argumentó Ashton—. ¿Te gustaría que Alie y yo hiciéramos eso?

—Me da igual.

—Pues que tú seas un cerdo es cosa tuya, pero yo no lo soy... no tanto.

En ese momento ambos aparecieron en la cocina, mientras yo hacía mi desayuno.

—El otro día vi un condón en el suelo de tu baño —dijo Gohan.

—Exacto, mi baño, así que... momento, ¿qué hacías en mi baño?

—Me daba una ducha.

—Tú tienes baño.

—Sí, pero lo estaba ocupando mi amiga...

Ashton rodó los ojos y fue al refrigerador para sacar algo de comer, igual que Gohan.

—Bueno, al menos llama al que limpia la piscina para que limpie el jacuzzi —le dijo Ashton a Gohan—. Entonces olvidaré el tema.

—Hecho... ah y te debo unos lubricantes.

Ashton miró a Gohan agotado.

—¿Cuántos?

—Tres.

—¡¿Tres?!

—Oye, no iba a dejar que las chicas se lastimaran por culpa del agua, no soy así de egoísta —se defendió Gohan—. El sexo lo deben disfrutar todos.

—Yo no disfruto que gasten mis lubricantes —comentó Ashton.

—¿No te cansas de pensar en ti?

Antes de que Ashton pudieran responder, yo los interrumpí:

—¿Qué tal si desayunamos de una vez por todas? Tengo una audición hoy y necesito estar bien alimentada.

Ambos a sintieron y comenzaron a prepararse sus desayunos, mientras yo fui a sentarme al sillón de la sala.

Por más que viviéramos en una casa de lujo con muebles mucho más delicados, no habíamos olvidado la costumbre de comer en el sillón viendo televisión. A veces temía terminar como la familia de Matilda, pero si las neuronas de Gohan y Ashton seguían funcionando tan bien después tanta televisión, alcohol y hierba, pues suponía que no podían empeorar.

Cuando por fin los chicos llegaron a la sala, cada uno se sentó a un lado mío y pegaron sus miradas en la televisión.

—¿Qué tienes que hacer hoy? —me preguntó Ashton.

—Tengo una audición para una película de terror, otro papel secundario —contesté.

—¡Uh! —exclamó Gohan—. ¿Serás la rubia que muere primero por ser una cualquiera?

—No, eso es de las películas ochenteras —respondí—. Es una película de demonios y posesiones, ya sabes, lo que está de moda hoy.

—¿Y vas a morir?

—No lo sé, no tengo todo el guion, pero es probable.

—Genial...

Luego de terminar de desayunar, Ashton y Gohan tomaron sus mochilas y se subieron a la moto del primero para ir a la universidad. Ya tan solo les quedaba un semestre y un mes para terminar su carrera y tener un título.

Luego de que ellos se fueran, yo me preparé para mi audición.

Debido a que ya pronto comenzaría el invierno, me puse ropa un poco más abrigada y llevé un paraguas por si llegaba a llover, pues a diferencia del día anterior, el cielo estaba algo nublado.

Con el dinero de las regalías de la película en la que había participado me había podido comprar un auto y había sacado mi licencia de una vez por todas. El resto del dinero lo había guardado en un fondo de ahorros en caso de cualquier cosa.

Cuando me subí al auto pude notar como pequeñitas gotas comenzaban a mojar los vidrios. Había tomado la decisión correcta al llevar el paraguas.

Conduje hacia el lugar de la audición y, como solía pasar, me encontré en una sala llena de chicas iguales a mí o más bonitas.

Cuando fue mi turno de entrar a la sala donde estaba el director de casting, entregué la carpeta con mis fotografías y comencé a decir la parte del guion que habían pedido que aprendiéramos, mientras la cámara me grababa.

Cuando terminé, la grabación se detuvo y el director de casting me dio una sonrisa.

—Muchas gracias, Alaska, te llamaremos si eres seleccionada —me informó.

—Muchas gracias a ustedes por la oportunidad.

Me despedí del equipo y salí de la sala, donde me encontré con varias miradas curiosas de las otras chicas que estaban ahí.

Yo caminé entre los asientos algo nerviosa, hasta que llegué a la puerta de salida y mientras caminaba por un pasillo del edificio, revisando mi celular, choqué de frente con alguien desconocido.

Mi celular cayó al suelo y el hombre de traje no dudo en recogerlo.

—Lo siento mucho... —se disculpó.

—No, fue mi culpa —dije—. No estaba viendo por donde iba.

El hombre de, tal vez, unos treinta y cinco años, con el cabello algo rojizo; me dio una sonrisa y me entregó el celular. Detrás de él había una mujer con una Tablet y el lápiz de esta, la que suponía que debía ser su asistente personal.

—¿Eres actriz? —me preguntó luego de entregarme el celular.

—Ah, sí... aunque sólo he actuado en una película y con un papel secundario.

Prefería omitir la parte del comercial de salsa y el cortometraje extraño.

—Oh, yo soy productor —me informó—. Soy Mike Williams.

Yo abrí la boca con algo de sorpresa. Yo había oído de él y era muy probable que todos en la industria del entretenimiento hubieran oído de él, pues era un productor muy famoso y poderoso.

—U-un gusto conocerlo, yo soy Alaska White —le extendí mi mano y el recibió el saludo con una sonrisa.

—Creo que después de tirar tu celular, lo mínimo es que haga algo por ti...

—No es necesario —respondí avergonzada.

—Claro que sí, ¿no te gustaría actuar en mi nuevo proyecto?

Yo abrí los ojos con sorpresa. Nadie iba por ahí ofreciendo oportunidades como esa.

—¿Es broma?

—No, claro que no —dijo con una risita—. Podríamos tener una reunión el jueves y quizás puedas actuar una parte para mí, ¿crees poder aprender unos cuantos diálogos para ese día?

—C-claro, no tendría problema.

El señor Williams se volteó hacia su asistente.

—Ella es Lucía, dale tu correo y número para que podamos contactarnos, y ella te dará mi tarjeta —me dijo.

Yo asentí con una sonrisa y luego de darle mis datos a la mujer, me despedí de ambos y salí del edificio de una vez por todas.

Mientras conducía de vuelta a casa, comencé a pensar en lo afortunada que había sido desde que había llegado a Los Ángeles y no pude evitar sonreír llena de felicidad.

¡Holis!

Bueno, solo vengo a decirles que las actualizaciones serán día por medio (igual que antes) y que la historia tiene menos capítulos que la anterior, pero casi la misma cantidad de palabras. Al final, tienen una extensión parecida.

Espero que les haya gustado el comienzo y que tengan linfo día. ¡Besitos!

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