Capítulo I: El principio

(Narrado por Adna (13 años), en 1era persona)

Como todos los días, amaneció.
Claro, si no amaneciera sería preocupante.
Mi madre seguía en la cama.
Me preparé un desayuno rápido, con galletitas y todo, me lavé los dientes, me vestí y el resto del tiempo lo pasé haciendo el vago como siempre hago o suelo hacer.

Poco después decidí hacer algo útil y le di un beso a mi madre. Tras ello me cargué mi mochila (que pesaba más que un muerto) y fui a mi instituto.
Joder que ganas tenía de tirarme por un precipicio. Todo por no ir a ese infierno de edificio.

Anduve por las calles con pesadumbre, pereza, 0 ganas de vivir y tranquilidad, aunque llegaba tarde.

Conseguí que me dejaran entrar con mi maravillosa habilidad de seducción (0 autoestima xD) y fui a clase. Me excusé por mi retraso y me preparé para una clase de lengua, con Claudia, mi profesora.

Pasaron menos de una hora, que fue como una eternidad hasta que sonó el timbre del recreo.

Allí me encontré con mi amiga Daniela, mi primo Ander, y con un montón de gente que no consideraba amigos, pero que se pasaban todo el recreo conmigo.

Volví a clases. De nuevo interminable horas, la mayor parte dando cabezadas, mis párpados pesaban. Recuerdo que un día recogí una hora antes porque pensaba que ya se había acabado la clase, pero lo puse todo en sus sitio porque mis compañeros me recordaron que aún teníamos una clase de matemáticas.

Finalmente pude salir de allí.
SI, POR FIN, LIBERTAAAAAAD.

***

Me fui a "dormir". Por "dormir" me refiero a estar en la cama, sin hacer nada útil, escribiendo historias de wattpad o leyéndolas, viendo videos random que no me sirven para nada, memes en su mayoría, disfrutando Hetalia...

Ay dios... que a gusto se estaba...

Hasta que.
Hasta que mi madre me "despertó".

-¡¡¡ADNA!!! ¡¡¡ADNA JODER VÍSTETE!!!

-Mamá, son las 2 de la mañana.

-ADNA, HAZME CASO, VÍSTETE RÁPIDO Y AGARRA TODO LO QUE SEA NECESARIO PARA UNA SUPERVIVENCIA O ALGO.

-Chingada madre.

Me levanté y apresuradamente me vestí.

Unos pantalones de algodón negros que me quedaban muy amplios. Quedaban bien y eran cómodos.
Una camiseta color naranja-amarilla de manga larga y por encima una chaqueta negra con capucha, cremallera y varios bolsillos, algo de lo que el pantalón carecía.

Unas botas blacas, aunque bastante sucias, de tela dura y suela flexible, con muchas imperfecciones, perfectas para trepar, mi calzado favorito y el que llevaba siempre a todas partes.
Una mochila negra y azul verdosa, la cual había pintado con un rotulador para tela, tenía un llavero de un personaje de mi serie favorita, un chibi vestido como los antiguos romanos y un rulo que sobresalía de su pelo castaño claro. Lo que más me gustaba de él eran sus ojos color ámbar.

En la mochila metí mi preciado cuaderno de dibujos, mi arsenal, (o debería decir, más bien mi estuche, con todas mis pinturas, rotuladores, lápices y bolis) un puñal para recoger setas, que era enorme, una navaja suiza y una navaja normal, que, por alguna razón mi madre me había regalado, un cargador y mi teléfono. También fui a la cocina y de allí agarré todos los cuchillos de cocina que había.

-ADNA, DATE PRISA, JODER.- Escuché decir a madre.

-Voy, voy.

Fui a su encuentro. Estaba en una especie de trastero que teníamos en nuestro humilde piso, donde había unas ventanas que daban a la calle (eran las únicas de todo el hogar).
Miré por la ventana.

Fuego. Destrucción. Caos. Sangre.
Me dieron arcadas, corrí al baño y vomité en el retrete.
Volví junto a madre.

-QUE CHINGOS ES ESO- Dije.

-Adna, los zombies son reales, luego te explico. Vamos a ir al supermercado, robar toda la comida que podamos y huir en el coche, ¿si?
Asentí.

Con mi puñal en mano y su cuchillo de cocina en la suya, salimos corriendo como si nos persiguiera el diablo.

Mierda. Un zombie me interceptó. Me quedé bloqueada durante un par se segundo y entonces, con los ojos cerrados, y, porqué no decirlo, cagadísima de miedo, me abalancé sobre él, clavándole mi puñal en toda la cara. Aún con los ojos cerrados saqué mi puñal de entre sus ojos, y lo volví a clavar, a sacar, y a clavar, y así hasta que ya no hubo un rostro que distinguir.

Tuve el valor suficiente para abrir los ojos. Vi lo había hecho y en ese momento deseé no haberlos abierto. Vomité allí mismo. La sangre se desparramaba por el lugar, cubría mis manos y parte de mi ropa. Un ojo se le había salido y el otro había explotado.

Mi madre se quedó quieta, mirando y esperándome.

—Tienes que acostumbrarte a la sangre.— Dijo antes de salir corriendo hacia el supermercado.

Volvi con ella y así reanudamos la marcha.

Al llegar robamos de todo lo que era en lata, o agua. Y yo aproveche para llevarme lacasitos, bebidas con exceso de azúcar que hacen que no puedas dormir y papas fritas.

Terminamos de saquear el súper como si fuéramos unos infames vándalos y nos acercamos al coche.

Mientras mi madre abría el coche un zombie se acercó a ella. Iba a avisar para que se diera la vuelta, pero no quise, por alguna razón.

Con su brazo atravesó el pecho de mi madre. Sonreí. No sabía porqué. Quería reír, me sentía ligera y feliz. Si, había matado a mi madre y yo me sentía algo triste, pero también sabía que ella nunca me había cuidado o Tratado bien.

Me abalancé contra ese monstruo y lo acuchillé hasta que me cansé.

Ya no tenía arcadas ni ganas de vomitar. Así de rápido me había acostumbrado a la sangre, la violencia, la matanza.

Me pasé casi toda mi vida diciendo que sería inmune a cualquier muerte, que era la más fuerte, que era mejor y que no tenía sentimientos para parecer fuerte pero...
No lo era. No soy fuerte. Soy débil, MUY débil. Necesito que alguien me proteja pero... ahora, estoy sola. Ahora, sé lo que es matar y es horrible, aunque sea a unos monstruos. Ahora, soy débil. Y siempre lo seré.

Mi madre había conseguido abrir la puerta del coche así que me monté en el asiento de conductor. No sabía conducir, pero sin riesgo no hay vida, además, sé cambiar de marchas y cual es el acelerador y el freno. Mover el volante no sería tan difícil. Verdad?

Vaya si que lo era.

Fui por la ciudad como una loca.

No había poste, valla o papelera que no sufriera una algún tipo de abolladura o deformación por parte de mi coche.

Decidí pasar por la gasolinera y rellené el depósito, además de unos 12 bidones más que ocupaban toda la parte de atrás del coche.

Ahora qué?

Si, sé que hacer. Buscaré a mis primos, amigos y familia restante.

Y entonces, me preparé para iniciar el viaje más largo, sangriento y horrible de mi vida (tanto para mí como para los pobres postes que iban a sufrir a causa de mi coche y yo)

~~~~~~~~~~~~~~~~~~~~~~~~~~~~~~~

Primer capítulo re-subido =ω= había empezado ya está historia, pero anulé la publicación, pero ahora estamos de vuelta osiosi

Me despido

Ciao~

Bạn đang đọc truyện trên: AzTruyen.Top