Capitulo 2. Una llegada inesperada
Ya era de mañana y me encontraba a las afueras de un pueblo llamado Arcadia, la brisa era suave por estar en primavera y los árboles florecían con fácilidad, de un momento a otro la brisa cambia de ser calidad a helada y comencé a sentir dos presencia detrás de mi así que me voltee y me tope con las miradas de Bellroc y de Skrael.
-Perfecto- dije serio -Justo a quienes quería ver-
Bellroc como era de esperarse me veía muy enojado -Mas te vale que tu llamada sea importante humano- me dijo con desprecio -Oh las consecuencias van ha ser graves- añadió este con su vos masculina.
Coloque una sonrisa al escuchar su comentario su arrogancia y paciencia no han cambiado con el pasar de los años -Vaya vaya, a pesar de que allá pasando tanto tiempo sigues teniendo tu mal genio- dije en forma de burla
Skrael me miró enojado por mi comentario y me apunto con su báculo de forma amenazante -Ya déjate de juegos mago insignificante, ahora dinos por qué nos haz llamando- una cosa era segura en todo esto la orden Arcana nunca tuvo como fortaleza la paciencia, siempre han sido impulsivos así que aparte con cuidado el báculo de Skrael el cual lo tenía delante de mi.
-Bien- me acerque a ellos -Si tanto desean saber- hice una pausa dramática -Me complace anunciarles que me he encargado de los sucesores de Merlin-
-Tu mataste al muchacho- exclamó Bellroc muy sorprendido
-¿Que muchacho?- respondí extrañado pero aún con la voz sería
-El mocoso hechicero aprendiz de Merlin- dijo cortante Skrael.
los ví indiferente, acaso el no sabía que las presas débiles se dejan de último, tal vez ese mocoso sea el sucesor de Merlin pero no tiene el talento ni la experiencia de un maestro hechicero, acabar con el será muy fácil para mí -Se nota que ustedes no piensan a la hora de actuar- dije sin más
-Como te atreves- dijo Bellroc mientras golpeaba su báculo contra el suelo molesto.
-Me atrevo a eso y a mucho más- dije desafiando lo -Se buscan a las presas difíciles al principio y luego a las más débiles-
-¿De que estás hablando?, Explícate- me exigió Skrael
-Yo me estoy refiriendo al Hijo de Merlin y a su nieta, son los sucesores más directos que hay- dije seguro de lo que decía.
-¿Los mataste?- Bellroc me volvió a preguntar pero esta vez más intrigado
-No todo se resuelve con la muerte Bellroc, existen cosas peores- exprese para luego darles la espalda -En estos momentos ambos deben de estar heridos de gravedad cuando el hechicero se entere de esto se distraerá con esta situación y ustedes podrán obtener a Nari, pero para que todo funcione necesito que se alejen del mocoso-
-El tiene a Nari, nuestra pieza faltante para abrir los sellos y traer el equilibrio como puedes pedir eso- me reclamo Skrael
-Lo se- dije sin quitarle la mirada al horizonte -Se que el tiene la pieza que falta pero necesitamos dar un golpe sorpresa, algo que el no se espere y si se alejan por un tiempo el bajara la guardia y entonces y solo entonces ustedes podrán atacar y conseguir lo que desean- me volteo para verlos
-¿Que ganarías tu con todo esto?- me preguntó intrigado Bellroc
-Digamos que tengo cuentas pendientes con Merlin, el me negó algo que era mío por derecho, ahora yo se lo arrebataré de sus seres más queridos- exclamé con seguridad -Tenemos un plan señores- ellos se miraron y asintieron con la cabeza. Perfecto dije para mí mismo mi plan apenas acaba de comenzar.
La orden Arcana había decidido formal mente retirarse por un tiempo de la lucha, ya habían esperado más de un milenio para destruir los sellos, si esperaban un poco más no significaba mucho a la final tienen todo el tiempo del mundo por ser semi-dioses inmortales. Aunque en el otro extremo de Arcadia las cosas no iban bien a mitad de la noche un autobús se había volcado en medio de la carretera, así que los bomberos y médicos se trasladaban con rapidez por el pueblo llevando a los heridos hasta el hospital para que tuvieran atención de inmediato. En toda la noche la tensión en el hospital creció fácilmente, los médicos y camilleros, corrían de un lado a otro con heridos y personas quemadas por el accidente. Todos los involucrados habían salido con heridas graves, exepto una chica de catorce años que viajaba con su padre y la novia de este, ella solo había recibido algunos raspones y morados, los médicos al ver esto la llevaron a la sala de espera para atenderla luego ya que prioriza van a los heridos de mayor gravedad, así transcurrió la noche en un completo caos hasta que llegó la mañana y al ver que no se daban abasto con tantos heridos tuvieron que llamar a todos los médicos que no estaban de guardia.
-¿Ya le hablaron a la Dr Lake?, ¿Cuánto tarda en llegar?- exclamó un doctor que se encontraba de turno.
- Ya le avisamos dijo que viene en camino- le respondió una enfermera
Después de un momento una enfermera entro en una de las habitaciones para hablar con el Doctor de guardia - ¡Ya llegó la Dr Lake!-
El salió de la habitación y fue a recibir a la Doctora Lake, la cual apenas llegó se coloca la bata y cuando se encontró con la enfermera le pregunto -¿Que tenemos?-
-Hay muchos heridos Doctora, pero los más graves son una pareja que necesita ayuda con urgencia- explico la enfermera con preocupación.
-¿Están en cuidados intensivos?- pregunto sin dejar de caminar
-Si Doctora- dijo ella siguiéndole el paso por los pasillos
La Dr Lake no dudo en ir a cuidados intensivos acompañada de la enfermera, pero antes de llegar pudo visualizar a una chica de cabello castaño durmiendo en la sala de espera, en ese momento algo despertó en ella como un sentimiento de preocupación y nostalgia, por aquella joven que no conocía.
Desconocía las razones, pero al ver su rostro durmiendo sentía una gran fuerza en el pecho, como un presentimiento de que en algún punto de su vida había visto a esa chica pero no lo recordaba y no tenía tiempo para tonterías ni tontas suposiciones, ya que tenía cosas más importantes que hacer, así que se dirigió a cuidados intensivos.
Apenas llegó a la habitación abrió la puerta y se dispuso hacer su trabajo cuando pudo reconocer al hombre que se encontraba en la cama izquierda. Pudo haber pasado los años, y aún teniendo las vendas por casi todo el cuerpo y las máquinas a su alrededor, Bárbara supo reconocer al hombre que la había abandonado hace muchos años. Ella no podía creer lo que veían sus ojos pero tenía que salir del asombro para hacer lo que tenía que hacer, así que respiro profundo y se dispuso hacer su trabajo ya que la situación era grave, al poco rato entro el doctor de guardia para ver la situación y después de hacer los exámenes y su debido diagnóstico salieron de la habitación.
-Recomiendo hacer pruebas más a fondo para descartar posibles lesiones de cerebro para ambos- dijo el doctor a una enfermera
-De lo que si podemos estar seguros es de que ambos tienen lesiones de espalda, cuello y piernas- dijo preocupada la Doctora Lake a su colega una vez que la enfermera se retiró del lugar; pero al recordar quien era el hombre en la habitación su cara cambio a preocupación y tristeza a la vez.
-Barbara ¿estás bien?- le pregunto su colega al ver su expresión
-Si- dijo ella acomodándose los lentes
-Bárbara, te conozco desde hace muchos años y disculpa que te diga esto de una forma cortante pero, ¿No reconoces al hombre que está en esa cama?- pregunto el preocupado
-Si lo reconozco- dijo algo nostálgica -Pero tengo que ser profesional en mi trabajo, Se muy bien que es el padre de mi hijo Jim y supongo que la mujer que está a su lado es la mujer por la cual me dejo-
- Pero de verdad te encuentras bien, supongo que debe ser incómodo para ti está situación- le pregunto el doctor preocupado
- Por supuesto que estoy bien- dijo encogiéndose de hombres -han pasado tantos años que ya no me afecta. Ahora lo que no consigo entender es ¿que hacen en Arcadia?-
-Tal vez esa chica te pueda dar respuesta- y terminando de decir esto señaló a la chica que se encontraba durmiendo en la sala de espera la misma que le había causado ese sentimiento de preocupación y nostalgia, con solo verla y nuevamente sintió una gran fuerza en el pecho.
-¿Quien es?- fue lo que pudo decir la Doctora Lake
- Su hija- dijo el doctor
-¡Su hija!- exclamó ella asombrada
- Si, así se identificó ella. Venía en el autobús con ellos, pero por suerte solo sufrió algunos raspones y el susto que se llevó por el accidente, es un verdadero milagro de que nada le pasará ya que el autobús se volteo- le contesto
-¿Alguien ya se aseguró de que no tuviera heridas internas?- pregunto ella con curiosidad.
-En realidad no. Cómo solo tenía algunos raspones y no se le vio nada grave se decidió que ella esperara ya que teníamos pacientes con heridas más graves y no nos dábamos abasto- le explicó
-De acuerdo, yo me encargo de eso y así aprovecho a preguntarle algunas cosas- dice sin más y comienza a dirigirse por los pasillos en dirección a la joven que aún estaba durmiendo.
Bárbara ya estaba acostumbrada, en hablar con los familiares de los pacientes pero esta vez iba a resultar algo incómodo ya que se trataba de la hija del hombre que la había abandonado, en otras palabras la hermana de Jim.
Dicen que las mudanzas son tristes y complicadas ya que debes dejar a todas aquellas personas que amas atrás para empezar una nueva vida llena de retos, sorpresas y desafíos, pero eso ya te deja de afectar cuando cambias varias veces de lugar. Desde que estoy muy joven he tenido que estar mudandome de ciudad e incluso de país por motivos de seguridad, tal vez muchos creería que estoy loca pero esa era mi vida, llegar a un lugar vivir por un tiempo y luego retirarme como si nunca hubiera estado allí, por eso evitaba tener amistades y redes sociales, no quería dejar rastro de mi ubicación.
Mi travesía empezó junto con mi madre, mi abuela paterna y Eduard los cuatro tuvimos que estar mudandonos varias veces para pasar desapercibidos pero después todo eso cambio, me tocó afrontar el destino junto a Eduard y como pudimos logramos hacerlo, hace un tiempo perdí contacto con el y actualmente vivo con mi padre y su novia, también le toco mudarse varias veces por su trabajo cosa que me favorecía en grande.
Justamente en esta primavera nos habíamos tenido que mudar porque lo habían transferido a un pueblo llamado Arcadia puedo decir que fue una gran ventaja ya que antes he estado aquí así que no será un lugar desconocido para mí.
Estábamos en el autobús camino al pueblo. Ya era de noche casi todos aquí están dormidos por ser muy avanzada la noche, yo sin embargo no podía conciliar el sueño por más que lo intentará, tenía un presentimiento que no me lo permitía.
Ese presentimiento que la mayoría tenemos el cual te advierte que hay peligro cerca o las cosas no van a salir bien así que a fin de cuentas me rendí, me coloque mis audífonos y comencé a escuchar música con un volumen moderado por si me llamaban o sucedía algo yo podría escuchar, después de un rato voltee un instante a ver a mi padre que se encontraba en el asiento izquierdo junto con su novia y ambos se encontraban totalmente dormidos, que suerte tienen algunos dije para mí misma. Pasaron otras horas más y sin aviso o señal el autobús freno de golpe despertando a los que estaban dormidos y desconcertando a los que seguíamos despiertos las luces se encendieron y se escucho un estruendo en la parte de abajo del autobús, cabe destacar que este era de dos pisos y nosotros nos encontramos en el segundo, los gritos se escuchaban desde la parte de abajo rápidamente la gente se levantó asustada y corrió a los asientos de atrás para esconderse, cosa que no serviría de nada ya que no hay escapatoria pero el instinto de supervivencia siempre nos pone hacer algo.
Empecé a sentir magia oscura, cosa que no me agrado mire a mi padre asustada y por su mirada pude notar que el también podía sentirlo rápidamente se levantó de su asiento junto con su novia y me tomo del brazo para que yo hiciera lo mismo, estaba asustado al igual que yo el corazón me palpitaba con rapidez creía que se saldría del pecho en eso me arrastro con los demás pasajeros que se encontraban en la parte de atrás, el sabía muy bien que no había escapatoria pero por lo menos pasaríamos inadvertidos junto al resto. Nuestro miedo crecía ya que habíamos reconocido la magia, nos había encontrado después de tanto tiempo buscándonos.
-Puedo sacarnos de aquí- le dije a mi padre en susurro para que solo el me escuchará
-Es peligro hacer eso- me dijo en un tono serio y bajo -Además Vanessa no conoce la magia-
-Eso que importa- le dije molesta -tarde o temprano tendrás que decirle, ahora tenemos...- una exposición en la parte de abajo hizo que me guardara mis palabras, las personas gritaban y los niños lloraban, por las escaleras subió un hombre su capa era oscura y le tapaba el rostro, su ropa era conformada por una túnica simple y desprendía una magia oscura. El corazón se me acelero más, era el, la persona de la cual había estado escapando toda mi vida.
Me desperté de golpe en la silla en dónde me había quedado dormida, mi respiración era acelerada y mis manos temblaban con tan solo recordar ese momento específico, mi miedo fue disminuyendo cuando me di cuenta que estaba en el hospital.
Todo lo que había sucedido la noche anterior invadió mi mente, había sido solo un sueño o más bien una pesadilla de lo que había pasado anoche, me encontraba a salvó en este momento no había nada que temer.
-¿Estas bien?- me preguntó una doctora que estaba al frente de mi algo nerviosa, al parecer cuando me desperté de golpe ella se había asustado con mi actitud -Lamento haberte asustado- me dijo dulcemente
-No descuide- dije mientras con mi mano me daba masajes en el cuello, me dolía por haber dormido toda la noche en una silla -No fue su culpa solo tuve una pesadilla- me estire un poco para espantar el sueño pero lo único que conseguí fue provocarme dolor, ya que aún tenía los raspones y los músculos me dolían de una forma horrible.
-Necesito que me acompañes- dijo la doctora al ver mi mueca por el dolor -Necesito curarte esas heridas y acerté un chequeo para ver si todo está en orden- añadió
Me levanté de la silla y acompañe a la doctora a una habitación del hospital, en el camino llegó a mi mente la imagen de mi padre herido por el accidente así que sin pensarlo dos veces le pregunté -¿Mi padre como está?- dije con un tono preocupada mientras ella me pedía que me acostara en una de las cama.
-Las enfermeras están atendiendo lo en este instante, al igual que están atendiendo a tu madre no te preocupes- me respondió evitando darme más información.
-Ella no es mi madre- alegue mientras me acostaba en la cama
-¿A no?- me respondió confundida
-No, ella es la novia de mi padre- dije sin más
-Entiendo- me dijo
-Me podría decir en qué condiciones está mi padre por favor- le dije pero ella no me respondió, mas bien me pidió silencio.
-Se que estás preocupada, pero necesito que no hables durante el chequeo- me dijo con voz dulce. Como era de esperarse hice caso aunque a regañadientes, deseaba saber cómo estaba mi padre y la doctora no me quería decir nada. Creo que piensa que soy una niña que no sabrá manejar las situación odio tener catorce años en este momento, si tuviera una edad más avanzada me estaría diciendo lo que necesito en este momento.
Mi relación con mi padre no es muy cercana a pesar de que vivo con el, pero aún así me preocupaba su estado ya que habíamos tenido que pelear para salir vivos de allí.
Después que el chequeo termino pasa a curarme todos los raspones que tenía en los brazos, la pelea que tuvimos fue difícil, pero tengo el presentimiento que mi padre fue el más afectado de los dos. La Doctora me pidió que esperara un momento mientras iba a otro lugar. Saque un momento mi teléfono el cual tenía la pantalla rota por el accidente, para ver la hora de milagro aún funciona, cuando me fije en la pantalla eran las siete de la mañana eso explica porque tengo hambre, siempre he sido de las personas que desayunan temprano y contando de que no cene algo completo anoche el estómago me lo estaba cobrando, aunque con estos nervios no creo poder comer nada.
Como la doctora aún no había llegado me puse a analizar todo lo que había pasado anoche, el nos había encontrado pero aún no me explicaba como, mientras más me concentraba en mis propios pensamientos, comenzaba a sentir el miedo, el dolor y la angustia de todos en el hospital, un escalofríos me recorrió la espalda y un sentimiento de culpa vino a mi sin yo poder evitarlo. Todo era mi culpa si yo no hubiese ido en ese autobús nada de esto estuviera pasando todos están aquí gracias a mi y yo no pude hacer nada para proteger a los pasajeros inocentes de mi pasado.
Sé que fui la única ilesa del accidente ya que todos los que íban en el autobús salieron muy lastimados, en especial mi padre creo que fue el de más gravedad, tuvo que pelear junto a mi para evitar que nos llevaran a ambos, y aunque tuve que pelear, no había salido tan lastimada como el. Sabía muy bien porque no había salido herida, cuando era pequeña mi madre me había regalado una protección la cual era casi indestructible ya que fue creada con magia Arcana antigua. Me quite un momento mi broche de cabello el cual tenía varias flores, cuyos pétalos estaban hechos de cristal y cuando la luz le pegaba formaba el mismo efecto que un prisma.
Nunca me despegaba de el, era una de mis poseciones más preciadas. Me le quede mirando por un rato ya que era la causa de que no me pasará nada mi madre me lo había regalado cuando cumplí nueve años, aún recuerdo ese día.
Flack Black
Estaba jugando en el jardín cerca de las flores era el día de aniversario de mi nacimiento, como se le decía en esa época, cuando mi mamá me llamo para que entrara a la casa. Yo por supuesto obedecí y corrí feliz a su encuentro con las manos en mi espalda ya que le tenía una sorpresa.
-Que tienes allí pequeña- me dijo mi madre con dulsura al ver mis manos detrás de mi.
-Estas son para ti- le dije con una sonrisa sacando un pequeño ramo de Petunias rosadas detrás de mi espalda.
-Hay cariño son preciosas- me dijo mi madre y me abrazo con alegría, luego fue a dejar las flores en agua y me sentó en una silla para hablar conmigo.
-Quiero darte algo que te ayudará en esta nueva etapa que comienzas cariño- dijo ella mientras me entregaba un pequeño paquete, yo lo abrí con cuidado y pude ver un pequeño broche para el cabello con varias flores hechas de cristales -Mientras lo lleves puesto- siguió ella mientras lo tomaba y me lo colocaba en el cabello -Nunca te pasará nada, lleva un hechizo de protección así que debes prometerme que no lo perderás- hizo una pausa para acariciarme la mejilla con cariño -esta es mi forma de mantenerte a salvo mi niña, aunque yo no esté presente- me dijo con una sonrisa.
Sus palabras me sorprendieron pero estaba tan feliz por mi regalo que no le di importancia a eso -Lo prometo mami- le dije con una sonrisa y la abrace con fuerza -Gracias por este regalo me encanta-
Fin del Flack Black
Se me cristalizaron un poco los ojos al recordar eso, si tan solo me hubiera preocupado más en sus palabras ese día, hubiese descubierto la verdad a tiempo y no casi al final, me seque las lágrimas que no pude contener por el recuerdo y volví a mirarlo para luego colocarlo de nuevo en mi cabello, eso era lo único que me había quedado de ella, por eso tenía tanto miedo por el estado de mi padre, ya perdí a mi madre no quiero perderlo a el también, aunque sea un testarudo que nunca me escuche igual lo quiero mucho.
En eso la puerta de la habitación se abrió y dejo ver a la doctora.
-Bien, todo está en orden- me dijo con una sonrisa -Ha sido un verdadero milagro de que no salieras con heridas graves con un accidente de esa magnitud- exclamó sorprendida
-Si lo fue- dije yo con una sonrisa mientras me fijaba en que tenía una tabla para apoyar y unas hojas.
-Necesito llenar tu ficha de ingreso del hospital, pregunté y me dijeron que no te la habían hecho, ya que todo era un caos anoche- me dijo cuando noto mi mirada en la tabla.
-De acuerdo- dije yo
-¿Cual es tu nombre?- me preguntó mientras buscaba para escribir
-Helena Lake- Respondí confiada pero pude ver qué al escuchar eso su cara cambio un poco por una expresión la cual no pude identificar con exactitud.
Las preguntas siguieron, las cuales fueron: en dónde vives, tu edad, número telefónico, nombre de mis padres, si ya había sido ingresada anteriormente en otro hospital y cosas así.
Hasta que un rugido de mi estómago me delató, me estaba cobrando y no me estaba saliendo barato.
-Disculpeme- me apresure a decir por la vergüenza
-¿No haz desayunado aún?- me preguntó preocupada
-Bueno de hecho no- le respondí
-Acompañame a la cafetería, te servirá comer algo- me dijo con una sonrisa -Yo te invito- añadió
-Gracias por su intención Doctora- dije algo nerviosa -pero no tiene que hacerlo creo tener algunos ahorros en mi mochila, puedo comprar algunas galletas y un jugo con eso me bastaría- añadí apenada.
-Eso no es un desayuno apropiado, déjame invitarte algo- me insistió
-Pero no estaría correcto. Es su dinero no tiene que gastarlo de esa manera- le dije, no soy de las que piden ayuda con fácilidad y me daba mucha vergüenza aceptarle a la doctora que me comprará el desayuno, ese dinero le podía servir para algo más.
-Deseo hacerlo- me dijo -Soy madre y también me gustaría, que si mi hijo se encontrará en una situación como está, alguien también lo ayudará. No seas tímida y ven conmigo a la cafetería- me dijo.
A la final acepte, se sentía extraño recibir la ayuda de desconocidos ya que siempre me tuve que valer por mí misma o de las personas más a llegadas a mi y de mi entera confianza ya que el resto no me ayudaba sin buscar algo a cambio. Pero podía sentir las intenciones de la doctora con solo mirarla a los ojos y lo estaba haciendo con la intención más pura y desinteresada posible.
Me agrada mucho está Doctora pienso que deberían existir más personas como ella. De camino a la cafetería pude verla con más atención, era una mujer alta y delgada con cabello castaño anaranjado, ojos azules y lentes cuadrados. Su uniforme es de color verde azulado y una bata blanca de médico. En eso algo despertó en mi al mirarla con atención, un sentimiento de tristeza y nostalgia me invadió de inmediato.
Desconocía las razones, pero al ver su rostro alegre mientras caminaba por los pasillos, hizo que comenzara a sentir una gran fuerza en el pecho, como un presentimiento de que en algún punto de mi vida había visto a esta mujer pero no lo recordaba.
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