XVI Un hogar humilde


----- Viernes 22 de Enero de 1937-----

Pasaban las seis de la tarde y el inspector Carter estaba saliendo de su día de trabajo. Demasiado molesto, pues las cosas no pintaban bien. 

Los resultados de Campbell habían sido anunciados a la prensa como un caso de abuso sexual por parte posiblemente del asesino que ella seguía la pista, por falta de evidencia para vincular a otras personas. Dado que no sabían quién era el asesino sencillamente el caso se quedaría suspendido hasta que Campbell encontrara al culpable. Solo los rumores de que Elizabeth Gray y Logan Hunt habían sido los culpables quedaron en eso, rumores. Jamás fue a más, por falta de evidencia.

También estaba con los ánimos hasta el suelo, había descubierto que la mujer con quien quería compartir su vida, era una desgraciada. Que simplemente se sentó a ver como violaban a su compañera por sus celos enfermos. Y por último quería castrar a Logan.

Jack no se quedaría con los brazos cruzados, pero la vida le había enseñado que era mejor dar la cachetada con guante blanco o en el momento más oportuno.

Andaba en su coche dirigiéndose a la casa de Clark, que era donde tenían en atención a la inspectora. Cuando sus ojos se cruzan con ese detalle que jamás puede faltar si vas a ver a alguien enfermo o delicado. Estaciono el coche y bajo haciendo una elección de un ramo de flores, pensaba llevarle uno como el primero que le obsequio. Pero en segundos recordó que ese mismo diseño le había dado a la señorita Gray solo en escala mayor, así que decidió renovar ese diseño.

En verdad no había pasado mucho desde este detalle del inspector, posiblemente treinta minutos y el hombre ya estaba afuera de la casa  de Clark esperando a poder tocar la puerta para ver a su compañera. Dio ligeros golpes y para su sorpresa se encontró a quien menos quería que lo recibiera.

— ¿Qué haces en mi casa muchacho?— Pregunto Clark aun mezquino con él y evidentemente molesto.

—Vengo a ver a mi compañera, Clark. — Respondió mostrándole dos ramos flores y un cuaderno con una pluma.

— ¡Lárgate Carter!  — Pidió serio y sin querer entrar en más conflictos añadió. — Ella te espero por horas desde anoche y no llegaste. —Reprocho melancólico. — Sigo molesto contigo... por tu imprudencia, Mía esta en esa situación tan....deplorable. 

Sus ojos se llenaron de agua y se quitó esos lentes para tallarlos y ocultar ese dolor. 

— Por favor... no fastidies...Y aléjate de Mía.

Estaba por cerrar la puerta en su rostro y sintió una ligera fuerza. Al poner su mirada en el piso observo como el zapato de Carter detenían esa puerta pidiendo la palabra. A pesar de estar molesto con él la mirada del inspector no le transmitía malicia. Mucho menos desconfianza.

—Tienes derecho a estar molesto...aunque en verdad no recuerdo que yo le pidiera algo así. 

 Expreso sinceramente y Clark abrió nuevamente la puerta por completo cruzándose de brazos esperando más de él.

— Pero... si no he aparecido, es porque estaba investigando, quién le hizo esto a Mía...— Suspiro mostrando cansancio y melancolía.— Jamás me desaparecería y dejaría a Campbell a su suerte...menos ahora que más necesita de alguien...Es lo que un hombre hace. Por más que duela...no te apartas por que sea difícil.

— ¿Enserio?— Interesado se acercó un poco a Carter. — y ¿Qué descubriste?

—Elizabeth Gray y Logan Hunt. — En su tono de voz sonaba recelo y rabia.

— ¡¿Cómo?! ¿Estás seguro de eso?— Si antes Clark no tragaba a Logan, después de eso muchísimo menos. — ¡Esos hijos de puta!... Y no me importa si te molestas por hablarle así a tu prometida. — Nuevamente le vio molesto.— Es una...

—Una zorra...cualquiera. Un ser despreciable que merece ser exhibida públicamente por lo que le hizo a Mía.— Completando la frase mientras de su bolsillo sacaba ese anillo de compromiso.— Ya la he dejado...y no hay vuelta atrás...

—En verdad... lamento que no fuera quien tú creías. 

Le dio una palmada al inspector, notando su evidente dolor al descubrir la verdadera personalidad de Gray. El mismo Clark lo dejo entrar en su casa, que se veía bastante humilde su morada a decir verdad. 

— ¡Anda pásate!— Al dejarlo pasar cerró la puerta y le comunico a su esposa. — Prepara otro plato más Iveth. ¡Tenemos visitas!

— ¡Con gusto cariño!— Respondió la amable mujer que estaba en la cocina preparando una comida un tanto humilde a comparación de lo que le ofrecían normalmente en la casa de los Gray. Pero esto no le quitaba la buena pinta y el excelente olor que desprendía. — Tú debes de ser el compañero de Mía. 

Viendo al inspector de arriba abajo como si diera el visto bueno. Ella se acercó a estrujar las mejillas de Carter quien no esperaba una acción tan maternal. 

— Clark me ha hablado mucho de ustedes.... Al principio no me agradaba la inspectora...

— ¡Por favor Iveth!... No empieces. — Pidió Clark un tanto apenado.

—En verdad pensé que esa niña era una roba maridos. Una araña trepadora.

Meneando las lentejas que preparaba con un carisma bastante único en ella. 

—Clark me decía que se parecía a Viviane y yo nunca le creí.—Nuevamente se movió para comenzar a picar algunas verduras y prosiguió.— Hasta que la trajo aquí el día de ayer fue cuando la mire... y para mi sorpresa.— Tiro un suspiro de melancolía.— Es como si viera a mi amada niña.

— ¡Por favor! Mujer, no le des explicaciones a este hombre. Él no te las ha pedido. —  Intentando detener a su parlanchina mujer.

—No, no, para nada me disgusta que ella se exprese. — Se quitó el sombrero ante la señora como señal de respeto. — Supuse que Clark tendría esposa, porque de ser así no seguiría vivo, así que permítame.— Le extendió la mano dándole el ramo de flores a la señora la cual se impresiono de los modales del joven.—Espero no se alérgica a ninguna de ellas, de lo contrario su esposo me va a matar.

Clark veía como Carter dudaba de las propias habilidades de supervivencia de él dándole a entender que si su esposa no estuviese con el sería un inútil bueno para nada.

— ¿Con que no seguiría vivo?— 

Carter le hacia una ligera burla a Clark. 

— Lo has de decir por qué de seguro tardaste años en aprender a limpiarte las burbujas de mocos que salían de tu nariz...mocoso maleducado.

Carter con eso estaba sellando una amistad con Clark el cual había aceptado. Aunque claro...tendrían su tono de fastidio el uno del otro.

— ¡Pero si son hermosas!— Esas flores estaban muy bonitas y para ella eran bastante caras. — No debiste muchacho. — Rápidamente las coloco en un florero y las lleno de agua. — La cena aun tardara ¡Puedes esperar en la sala!

—Viene a ver a Mía, mujer. — Viendo como su esposa seguía preparando la cena. — Pásate maldito mocoso malcriado. — Le agarro del hombro y apunto con el dedo. — Sube las escaleras, la segunda puerta al final del pasillo.

— ¡Con su permiso!

Nuevamente Carter se quitó el sombrero en señal de respeto a estos dos y procedió a subir las escaleras. La casa era humilde, pero no le faltaba nada, tenía todo lo necesario para ser habitada.

Una vez se encontró con la segunda puerta tal como le menciono Clark, el inspector trago saliva y procedió a abrir la puerta lentamente. Decidió no tocar esperando respuesta ya que su compañera  de todos modos en ese momento estaba muda.

— ¿Se puede?— Asomándose y vio a la mestiza de espaldas sin siquiera hacer un esfuerzo por verle. — Justo a quien quería encontrar. — Uso su habitual coqueta voz. —Que honor estar en su presencia inspectora.

Mía Campbell seguía sin siquiera verle y estaba en silencio. Carter dio otro intento y rompió el silencio incomodo que sentía en el ambiente.

—emmm. —Se aflojo un poco el cuello e su camisera y prosiguió. — Te he traído un pequeño detalle. — Mostro las flores, resonando su garganta. —Para que le den un poco de más alegría a este cuarto.

Nuevamente seguía sin siquiera ver que ella se moviera, dándole a entender que seguía sumida en el dolor y la depresión.

—El señor King... dijo que te pagara los días que te tome mejorarte, he logrado convencerle de ello. 

Por tercera vez intento animar a la chica y solo lograba escuchar como ella emitía ligeros sonidos de queja como si estuviese hablando con un mudo de nacimiento. No había ido a obtener un no por respuesta así que siguió hablando.

— Tambien...eh pagado tu mes de renta, y alimentado al señor Bigotes.

Se fue acercando a ella intentando tocar su cabello. Al final dio un suspiro de melancolía y prosiguió.

— Mía escucha...lamento muchas cosas en este momento...no tengo palabras para remediar lo que paso. Ni mucho menos sé cómo quitarte todo ese dolor que te cargas. Lamento no haber podido quedarme en la noche. 

Acerco una silla para sentarse al lado de ella. Despues de una pausa prosiguió.

— Sé que posiblemente me esperaste y tarde mucho en regresar...Pero necesitaba respuestas de quien te había hecho eso.  No importa si no me lo dijiste, entiendo que tienes miedo.

Sin decir nada se tapó hasta los hombros. Estaba destrozada en todos los sentidos. Para ella la justicia comenzaba a ser algo de lo cual se habla solo en los cuentos o libros. Carter escucho un ligero sollozo, y comprendió que la chica seguía sin poder estabilizarse emocionalmente, que posiblemente aun seguía teniendo vergüenza, dolor y se sentía aun humillada.

— ¡Lo lamento enserio Mía!

Poniendo las flores en un jarrón vacío. 

—Enserio no recuerdo yo haberte mandado a ese lugar. Me gustaría recordarlo... Deberás. — sinceramente mientras el pasaba sus manos por el hombro de la chica sobre la sabana. — Estas en todo tu derecho de estar así de molesta conmigo. Solo quiero que sepas que haré lo que sea por recuperar nuestra amistad, y no descansare hasta poner a esos dos cabrones en la cárcel.

Comenzó a hacer ligeros cariños en su hombro frotándolo con delicadeza. 

— Si pudiera tomar tu lugar y tragarme ese dolor sin duda lo haría... Detesto el que estés sufriendo y no poder hacer nada...tengo impotencia de verte sufrir...y me duele.

Ella al escuchar esto, fue girando lentamente hacia él intentando secar las lágrimas y entablar contacto visual con él. Su mano temblaba y era débil. Pero esto capto la atención de Carter.

—Fue...el asesino. — Respondió a duras penas. Mintiendo pues aun tenia frescas las amenazas de aquellos dos. Su mente seguido era su peor aliada, pues le jugaba en su contra con las palabras de esos dos e imágenes que pasaban como si fueran fotografías.

—Ya sé quiénes están detrás de esto que te hicieron Mía. No necesitas defenderlos o negarlos. 

 Nuevamente veía como por sus mejillas bajaba esas lágrimas que le tenían los ojos hinchados y rojos de tanto llorar desde ayer. El de su abrigo saco un pañuelo y comenzó a limpiar tiernamente esas lágrimas que salían sin previo aviso. 

— No te voy a pedir que dejes de llorar. Estas en todo tu derecho de llorar cuanto quieras. —Veía cómo es que ya le habían puesto vendas sobre su cuello y lo más probable es que sobre su cintura también. —Pero admito que esas lágrimas, te hacen esconder tu esencia.

—Jack...— Él le puso su dedo índice en los labios y le entrego la libreta con un bolígrafo.

—Escribe. —Le regalo una media sonrisa, mientras ella veía como el hacia un enorme esfuerzo por no derramar una lagrima frente a ella. —Así no te lastimas.

Enserió, fue el sujeto que me seguía el otro día. El que me dejo colgada. —Escribió y le mostró a Jack.

—Mía ¡No sigas!

Delineo con su dedo índice desde sus mejillas hasta su mentón.

— Elizabeth me lo confeso todo. Su maldito perfume de perro saliendo del salon es inconfundible. 

Haciendo que la chica intentara escribir nuevamente desesperada, pero él le interrumpió. 

— Ella sabe que no me dijiste tú. Cometió muchos errores. — Le miro a los ojos. — Dijiste que confiabas en mí. —Ella asintió con la cabeza. — Pues créeme en esto... Lastimosamente King y los Gray están moviendo todo para cubrir sus fechorías. Pero te juro que los haré pagar de un modo u otro a su debido tiempo.

Solo sigue con tu vida, no te involucres por favor. — Escribió nuevamente en un pedazo de hoja, mientras a la hora de mostrarle a Carter, con el dedo índice le recalcaba lo escrito.

— Y claro que continúo con mi vida, inspectora. — Le seguía limpiando las lágrimas con su pañuelo cuando salían de manera sorpresiva.— Pero en mi vida... ya no está Elizabeth Gray. 

Ella al escuchar esto se sorprendió, y él quiso sacarle una sonrisa a su compañera.

— Con lo dañada que esta de la cabeza. Si la creo capas en la noche de bodas de mandarme a tatuar mis partes nobles con su nombre. —Ella intentaba no reírse por la incomodidad que le provocaba, pero simplemente no podía dejar pasar eso desapercibido. —Sin mencionar que es como si indirectamente me acostara con Logan. —Al decir esto un escalofrío le paso al inspector. — Tendré pesadillas imaginándome a ese bruto con lencería de mujer.

Siempre eres un idiota. Mostró el cuaderno a su compañero, con el mensaje. Con unos ligeros ánimos más encendidos que hace un momento. — Logan en corset en tu cama...eso jamás se borrara de mi memoria Inspector Carter.

—Menos mal soy ¡Tu idiota!— Ella negaba con el dedo índice. — Pues sí, porque tus nomas me dices idiota. Así que lo veas por donde lo veas, soy tu idiota.

Su plática se vio interrumpida cuando llego la esposa de Clark con la comida para los dos.

—Supuse que no querrías dejar a la inspectora sola así que les he traído la comida a los dos. — Decía viendo a la chica despierta y con un poco de más ánimos. — Es bueno verde despierta Mía. —Viendo al inspector. — ¡A ver si tú la haces comer! Desde la mañana no ha querido probar bocado.

La inspectora hizo  señas con sus manos agarrándose el cuello y con gestos de dolor.

—Sé que te duele el pasar, al abrir la boca, y posiblemente al pasar cosas calientes. — Decía entendiendo lo que ella quería comunicar. — Pero...señorita, necesita comer. Entre mejor comas más rápido te recuperaras...Sin mencionar que es una ofensa para esta hermosa dama que paso todo el día en la cocina.

—El inspector tiene razón. — Respondió poniendo la charola en la mesita que tenía al lado. — Quien viene a mi casa, no se va sin antes probar mis comidas y con la salud al cien.

Mía miro a la señora, y después miro a Jack Carter con ojos por favor ayúdame.

—A mí no me mires inspectora ¡Ella es la jefa!— Dijo dándole el lugar a la señora Barnes. —Incluso me atrevo a decir que controla a Clark. — Nuevamente menciono agarrando el plato de sopa que ya tenía ganas de comer desde que el aroma se impregno en su nariz

La inspectora un tanto divertida de ello tomo el plato de esas lentejas e intento comerlo para no ser grosera con la señora de Barnes.

-----Algún lugar de Norwich-----

Andrew Cook tenía esa necesidad de quererse vengar de Elizabeth Gray, deseaba con todas sus fuerzas tener sus manos sobre su cuello y cerrar esas vías respiratorias hasta que sus ojos se emblanquecieran. Pero matarla así, sería darle una muerte compasiva. Tenía grandes planes para ella dentro de esa mente retorcida.

—La sociedad necesita saber, que no soy un violador asqueroso...Maldita Gray.  

Comenzaba a desollar un ciervo que había logrado matar hace no muchas horas para calmar sus desesperadas ansias de volver a atacar.

— Usted misma les va a decir a todos la porquería que ha hecho y como ha manchado mi nombre. Aunque eso implique desfigurarle el rostro o sacarle los ojos con mis propios pulgares hasta que exploten. — Pensaba mientras estiraba ese pellejo para separarlo de la carne manchándose por completo de sangre.

—o ¿Quién sabe? Si usted me dio la fama de un violador, démosle eso a la prensa ¿No?— El sujeto le daba tantas vueltas al asunto, que tenía fácil más de diez modos de querer darle un escarmiento a Elizabeth Gray.

— Espero prolongar tu vida lo más que pueda para que no te quedes sin ningún escarmiento. Al final veremos si tienes tu boleto para el cielo o el infierno.

Andrew una vez terminado de desollar a ese venado, lo abrió para poder sacar todas las vísceras. Y sentir el calor de los intestinos de ese animal. Le traen cierto grado de tranquilidad de menos llevar sus macabros deseos con animales.

Este sujeto podía ser comparado a muchas cosas, quizás a un animal como un lobo, un oso, una araña, un cocodrilo, un sinfín de depredadores. Pero la realidad de las cosas era que, estos animales eran dóciles comparado a él. Si bien se alimentaban de carne para vivir, ellos normalmente se limitan a atacar cuando tiene hambre.

Andrew atacaba para sentirse poderoso, para purgar a Norwich de esas mujeres rebeldes que no querían seguir siendo sometidas a ser tratadas como menos. 

Si quieren mi opinión, este sujeto era lo más parecido a un demonio personificado.

Se comenzó a quitar la ropa con la que se encargaba de desollar y desmembrar a sus presas, tomo un baño y se tallo los rastros de sangre en sus brazos y manos. Se comenzó a quitar el exceso de barba y a recordar su cabello por un corte más elegante. Sin bello facial se veía como alguien diferente y pudiendo intercambiar su dentadura por la perfecta sonrisa, es como si fuese alguien nuevo en el pueblo. Tomo un taje que no acostumbraba a usar, que tenía bien guardado y salió de su fría y tétrica morada, dejando todo con seguro.

De su granero saco un vehículo muy elegante. Y así sin más, se mezcló con la sociedad, simplemente para poder llegar a casa de su padre King. Sin levantar una mínima sospecha de que este hombre importante estuviese vinculado a personas de la sociedad media o baja. Después de todo, parte de su infancia el paso en la alta sociedad. Y esas viajas raíces jamás se olvidan. Por más que uno intente arrancarlas se quedan impregnadas o enterradas en lo más profundo de nuestro ser.

El jefe King al escuchar que tocaban la puerta, mando a su criada a revisar de quien se trataba a esas horas de la noche. La empleada sin más que decir se acercó abrió la puerta e interactuó.

—Buenas noches, caballero ¿En qué le puedo ayudar?— Abrió la puerta la criada de el señor King.

—Mensaje para el señor King. ¡Señorita! Solo coméntele que es de parte de Andrew.

—Un momento por favor.  

La criada cerró la puerta nuevamente y se acercó al señor King diciéndole lo quien estaba en la puerta. El jefe de inspectores una vez que escucho de quien se trataba ordeno que le dejasen pasar. En cuestión de minutos padre e hijo estaban reunidos en una habitación lejos de los empleados domésticos.

— ¿Qué haces aquí hijo?—  Sorprendido al verlo tan elegante con esa ropa tan fina. — ¿Y a qué se debe ese cambio de imagen?

—Siempre me dices que tengo que tener cuidado para que no nos vinculen, viejo. — Se procedió a sentar en un sillón que tenía su padre frente a él. — Creo que nadie sabrá que soy Arthur Cook, con este atuendo.

—Ni yo, sabría que eres tu muchacho. — Sintiéndose orgulloso de él. — ¿Has considerado en regresar a reincorporarte a la sociedad? Sabes que puedo ayudarte, cambiamos tu nombre y comienzas a usar el apellido King.

—¡Poco a poco, viejo!— Se cruzó de brazos y prosiguió.— Si dejo la vida de Arthur Cook, las personas...las pocas personas con las que convivo, podrían posiblemente sospechar, que en cuando me voy del lugar, llega alguien nuevo.— Dijo razonando, y a estas alturas sabía que lo que había ido a buscar estaría en se cuarto.

—No te acerques a la estación de investigadores Andrew. —Prendiendo su puro y levantándose del lugar. — Las cosas están calientes ¿Supiste el caso Campbell? 

El joven asintió con la cabeza. 

— Pues a pesar de intentar cubrir lo que en verdad paso, hay algunos periódicos que no están contentos... Tengo personas de la clase baja exigiéndome afuera y dudando de mí. Están divididos las opiniones públicas.

—Es normal...sobre todo si intentas venderles una mentira. —Dijo tranquilo. Su padre le miro un tanto sorprendido. — Logan me ha contado la verdad. Y a decir verdad, me preocupa que no pensaran en las consecuencias.

— ¿A qué te refieres? ¡Puedo con la prensa!—Respondió seguro de sus capacidades.

—Eso me queda claro, viejo. —Pauso resonando su garganta. — Campbell me tiene sin cuidado lo que le pasara. Si termino así posiblemente lo merecía. — Puso su mano en su mentón. — Lo que me preocupa es que, se metieran con alguien tan peligroso como dice la inspectora que es quien busca.

— ¡Hay muchos huecos! En lo que esa mujer piensa. —Le dio una calada a su puro y comenzó a explicar. — Primero que nada, no me ha sabido responder por que le faltan órganos y por qué los remplaza por algunos de animales. Segundo, no sabe por qué elige a sus víctimas. Tiene un mes aproximadamente con el caso y lo único que ha logrado, es que dejen libre a Cooper pronto. Con la nueva evidencia que alcanzo a recolectar, descartaron que el fuera quien mato a la chica Pearson.

— ¿Entonces? Tu ¿No crees que sea una persona? padre. — Pregunto intentando conseguir más información. — Porque, no lo sé, de menos lo que ella dice me pone a pensar.


https://youtu.be/pHCtu5UW9yg

Proximo capitulo titulado "Un sello peculiar" ¿Ideas?

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