Leventue
—¡Thomas, levántate!
Abro los ojos de un sobresalto, la luz de la mañana es tan cegadora que tengo que volver a cerrarlos por la intensidad. Escucho pasitos que se alejan de mí y no me molesto en mirar. Seguro Newt se ha levantado y quiere que sigamos caminando por su mundo, pero no tengo ganas, sólo quiero abrazarlo por toda la eternidad.
No he vuelto al refugio, le rogué a Newt que me dejara quedarme un rato más antes de volver con Minho. No me ha costado convencerlo, aunque seguía un poco serio cuando llegamos al Área. Entiendo que esté preocupado por Minho, yo también lo estoy, pero me resultará muy difícil alejarme de él cuando sé que no es parte de mi imaginación.
Vuelvo a oír cómo se azota la puerta del cuarto y esta vez sí me enderezo del catre. Newt me mira desde la puerta, con una sonrisa divertida y sus brazos cruzados sobre el pecho.
—Ya ha amanecido. Minho ya te encontró y te ha llevado a su choza.
Trago saliva. No querrá que vuelva allá para despertar, ¿verdad?
—He mandado a una de mis luciérnagas para lo convenza dejarte dormir un rato más y salga a desayunar. Cosa que, por cierto, tú también deberías hacer —Continúa mirándome divertido—. Anda, levanta que ese cuerpo no se alimenta malditamente solo.
Me obliga a levantarme y decide por cuenta propia peinar mi cabello rebelde antes de dejarme un casto beso en los labios. Estoy contento y tan relajado que he dormido como un bebé; las pesadillas han dejado de atormentarme y ahora solo sueño con luciérnagas, cantos de ave y unos cálidos brazos envolviéndome como si fuera alguien tan preciado. Supongo que lo soy para Newt, supongo que siempre lo he sido como él lo ha sido para mí. Sólo que yo tardé mucho más tiempo en darme cuenta.
Después me arrastra fuera de la habitación para llevarme al comedor, tengo que agarrarme de ese deforme barandal para evitar caerme porque Newt va demasiado rápido y por más que quiera seguirle el ritmo, él es más alto que yo, por lo que sus piernas son más largas que las mías. Casi me tropiezo con el último escalón, de hecho.
—Bien —Me dice Newt con una enorme sonrisa en sus labios una vez que bajamos—. Todos querían verte, así que han decidido preparar el desayuno antes de que tú y yo salgamos. Tenemos un par de horas antes de que despiertes, así que hay que darnos prisa, ¿de acuerdo?
Esta vez no me molesto en preguntarle porque sé que no me va a responder, después de todo voy a descubrir quiénes han decidido preparar el desayuno porque estoy aquí. Sin embargo me ruge el estómago en cuanto llegamos al comedor; huele a carne frita y pan tostado. Se me hace el agua en la boca cuando veo los platos en la mesa. Shuck, ya tiene tanto desde que no me da tanto apetito.
—¡Hasta que despiertas, Thomas! —Oigo una voz a mi espalda antes de que un par de bracitos llenos me rodeen las caderas—. Quise despertarte pero parecía que estabas desmayado..., shank.
Se me corta la respiración en cuanto escucho su risita infantil. No puedo creerlo. Por eso en cuanto me volteo, mis ojos se llenan de lágrimas al ver sus rulos rebeldes cubriendo su cara rosada. Me agacho a su altura y veo una sonrisa iluminar su tierno rostro. Es él. No puedo verlo bien por las lágrimas, pero sé que es mi primer amigo del Área. Es Chuck.
Lo abrazo, y le repito con un sin número de veces lo mucho que siento no haber cumplido mi promesa. El no haberlo protegido de Gally y no haberlo llevado con sus padres. Lo apreté tanto contra mis brazos para no dejarlo ir conforme le sollozaba desesperadamente que me perdonara. La culpabilidad de tenerlo frente a mí sonriéndome era demasiada. ¿Es que acaso no me odia?
—¿Por qué habría de hacerlo? —Fue su simple respuesta—. Hay cosas que no podías controlar y no por eso tienes que culparte. Además, tú siempre trataste de cuidarme, desde muy pequeño.
Lo abrazo con fuerza de nuevo por un momento. Ese niño es tan bueno y puro que no merecía sufrir de la forma de lo que lo hizo. Espero que ahora esté plenamente feliz y pueda disfrutar de lo que no pudo en su momento. Le apreté su mejilla regordeta y sacudí cariñosamente sus rulos al apartarme. Lo oí protestar, pero de inmediato rió.
—Anda, Chuckie, dile a Tommy que encontramos a tus padres.
Chuck asintió emocionado con una sonrisa resplandeciendo en su cara. Más lágrimas salieron de mis ojos al escuchar esa noticia, pero me limpié de inmediato.
—¡Son geniales, Thomas! Salgo con mamá y papá a pasear a un campo flotante todas las mañanas mientras Newt va al otro lado del cielo con las gotas del sol. Oh, eso no tenía que decirlo. Perdón.
Newt se frotó el puente de la nariz y suspiró. Cuando me miró, pude ver cómo trataba de esconder una mueca de fastidio.
—Ya. Desayunemos, que Winston no se puso temprano a la cocina para nada.
Cuando salió Winston con un plato lleno de panecillos, me vio y me sonrió ligeramente antes de dejar la comida en la mesa. Casi no hablamos mucho, fue más que un breve saludo casual como si yo hubiera regresado de un paseo. Me sentí mucho mejor cuando vi que la piel de su cara se veía como si nada, incluso ya casi no tenía acné. Newt me explicó que al morir uno puede adquirir la forma que desee y con las características que uno requiera; supongo que Winston ya se había encariñado con las imperfecciones que tenía en su vida.
Todos nos sentamos y unos minutos después llegó Alby cargando una cesta llena de fresas, al pasar por mi lado me palmeó amistosamente la espalda y yo le sonreí. Seguía pareciendo el gruñón de siempre, pero al menos su sentido del humor era más ligero cuando nos contó que Ronco casi lo derriba con tal de comer fresas. Todos en la mesa nos reímos.
—¿Y qué es de Minho? —Me preguntó Alby, tomando el último bocado de su desayuno—. ¿Está bien? ¿No se ha metido en problemas?
—Nos encargamos de un huerto junto a Gally y un par de chicos. Está bien, como todos, tratando de sobrellevar las pesadillas y recuperar la confianza de que estamos a salvo.
—Es un shank fuerte. Yo creo que podrá superarlo, pero va a necesitar tu ayuda. Lo que sea que tengas con Newt que, por favor, no quiero enterarme, podrá esperar. Pero ustedes todavía tienen una oportunidad y no deben desaprovecharla; si están vivos, entonces tengan una vida plena y vívanlo lo mejor posible. Newt, o nosotros, sabremos esperar a nuestro próximo encuentro.
Asentí, enrojeciendo en cuanto el chico rubio a mi lado tomó mi mano y entrelazó nuestros dedos en un fuerte apretón por debajo de la mesa. Newt ya me estaba mirando cuando volteé a verlo, sus ojos penetrando en lo más profundo de mi ser, haciéndome estremecer. Yo sólo podía sentir que mi corazón quería abrazar al suyo mientras me pierdo en la miel de sus labios.
Alby decía que Newt podía esperarme el tiempo necesario, pero el tacto de mi piel rozando la suya tiernamente, me decía lo contrario.
『✧』
Mis pantorrillas me arden y tengo que desplomarme sobre el césped húmedo porque ya no puedo mantenerme de pie. Miré incrédulo a Newt, en lo que este trataba de ocultar una risa tapándose su boca con una mano. ¿Qué le pasaba? Está bien que se nos haya hecho un poco tarde y que eso demore mi despertar al otro lado, pero va a terminar matándome de fatiga antes de que eso suceda.
—No me mires así, Tommy. No es mi maldita culpa de que hayas perdido habilidad. Tal vez debas aprovechar el mundo físico para recuperar condición.
—Lo haré con la condición de que me respondas todas mis preguntas. Y que me digas por qué estamos aquí.
Newt sonrió.
—Claro que sí, Tommy. Supongo que no tengo una maldita opción porque de igual modo pensaba hacerlo. Además —Alza su dedo índice para indicar que tiene la palabra—, tal vez no te has dado cuenta dónde estamos porque andas besando el suelo, ¿debería estar celoso?
Me levanto apoyando mis manos en el suelo e impulso mis piernas temblorosas para mantenerme de pie, al fin veo que estamos en el estanque que me trajo ayer, frente a la pirámide deforme que parecía llegar hasta el cielo con su punta afilada. Me acerco al estanque y veo que a pesar de que se ve el agua cristalina, no alcanzo a ver el fondo, si acaso una abertura brillante; como un cofre lleno de oro.
Miro a Newt, dispuesto a preguntarle qué es, pero él ya está bastante ocupado subiendo una escalinata de nubes blancas. Me alza una ceja al ver que estoy mirándolo como un garlopo que tiene plopus en el cerebro, así que reacciono y corro hacia él, el eslabón puede sostener mi peso. Abro mi boca sorprendido, lo que hace reír a Newt mientras seguimos subiendo.
Hay un momento en el que estamos tan arriba que no puedo ver el estanque, sólo suaves nubes que me hacen cosquillas en la nariz y pequeños cristales brillantes se impregnan en mi ropa. Aunque intento quitármelo, no puedo, es como si se hubieran incrustado en mi piel de una forma indolora.
—¿Qué es esto? —Me miro el dorso brillante de mi mano.
Newt me mira y veo que los brillos dorados en la cara de Newt solamente delinean sus párpados superiores y sus pómulos. Si antes no llegaba parecer un ángel -que sí lo hace-, ahora puedo decir que le faltan un par de alas doradas para decir que es toda una imagen celestial.
Sonríe. Y yo quiero correr a alcanzar la distancia de nuestros escalones para besarlo hasta desfallecer.
—Estamos en la Tierra que Vuela. O al menos hemos decidido llamarlo así en cuanto lo descubrimos. Es un mirador y los cristales simplemente son metafóricos, un recordatorio de que somos unas malditas almas brillantes y puras —Se ríe—. No me hagas caso, suelo hablar mucho con las luciérnagas y me dicen puras garlopas.
—Las luciérnagas son lindas. ¿Eres al único que hacen caso?
—No sé. Nadie se ha acercado a ellas porque temen que los regresen al otro lado del cielo —Lo veo encogerse de hombros—. Me pregunto qué tendrán en sus mierteras cabezas para pensar eso, las gotas de sol sólo regresan a quienes deben estar al otro lado.
Newt abre una puerta de cristal y me asombro cuando me encuentro mariposas plateadas revoloteando por doquier, además, hay miles de flores color plata en el suelo esponjoso y blanco. La mano del rubio me toma de la muñeca y me conduce a un extremo del jardín, que bien puede asemejarse a un precipicio. Newt se sienta en la orilla, así que yo hago lo mismo, aunque un poco temeroso.
—Las luciérnagas... ¿son gotas de Sol?
—Claro, Tommy. Incluso una te condujo al otro lado cuando tu consciente entró en un colapso y caíste al vacío. Las gotas de Sol son nuestras amigas, así que piensa en mí cuando veas una, porque por eso la he mandado.
Cuando se refirió a esa gota de Sol, supe que quería decir cuando Solecito me sacó de la oscuridad de mi mente. Me llevó al otro lado. Seguro que sus luciérnagas merodeaban por ahí para observar lo que pasaba.
—¿Algo más? —Me dijo al verme callado.
—Tú mencionaste a tu hermana. Lizzy, se llama, creo. Dijiste que estaba en el grupo B. Si no está aquí contigo, ¿puedo asumir que conozco a tu hermana?
—Creo que se han hecho amigos cercanos —asintió sonriendo—. ¿Te suena el nombre de Sonya?
Abrí la boca, sin saber qué decir. Estaba pasmado. Ahora tenía sentido cuando Sonya me miraba de una manera especial cuando hablaba del hermano que recordó en cuanto le quitaron el neutralizador. Además, ambos eran de piel pálida y si bien, Sonya tenía cabello rojizo y Newt lo tenía completamente dorado, ambos brillaban como el Sol. Ya decía yo que la sonrisa de ella se me hacía similar. Ahora tengo ganas de llorar.
Newt me acerca a su cuerpo y me abraza, siento un cálido sentimiento cuando sus dedos peinan suavemente mi cabello castaño. Cierro los ojos y suspiro. Ojalá pudiera quedarme con él, pasármela en este sublime campo y demostrarle que las nubes no son ni un octavo de lo suave que son sus labios. Lo besaría tanto que el único color que destacaría en tanto blanco y azul sería el rojo de sus mejillas.
—Ya tienes que irte, Tommy.
—Lo sé.
—¿Podrías prometerme algo?
Asiento, apretando su delgado cuerpo entre mis brazos. No quiero que se esfume de repente.
—Vas a decirle a Minho lo que pasó, ¿de acuerdo? No quiero que se guarden secretos entre ustedes.
Suspiré. De tan sólo pensar en cómo reaccionaría nuestro amigo remordía mi corazón. Lo más probable es que termine odiándome, y lo entendería, pues yo también me la he pasado castigándome y sentido odio hacia mí desde hace mucho. Newt tiene razón, Minho tiene derecho a saber que yo asesiné a nuestro mejor amigo aunque me odie; no podía permitirme ser más egoísta.
—Lo haré.
—No debes temer nada, Tommy. Guardarnos las cosas nos enferma el alma. Todo estará bien.
Las manos de Newt acunan mi rostro y cuando abro los ojos me encuentro con su bello rostro a centímetros de mí. Entreabro los labios para tomar aire, pero él me lo roba, cuando inunda mi boca con ternura y amor. Lo aprieto más hacia mí, mientras siento que me desvanezco sobre su cuerpo.
『✧』
El Sol da directamente en mi cara cuando abro los ojos, en cuanto miro al catre que está al otro lado de la habitación, me encuentro con Minho comiendo algo de pescado. Escupe una espina cuando me ve que ya estoy despierto.
—Ya era hora, shank. Pensé que tendría que darte un beso de amor verdadero o algo por el estilo.
—Ya quisieras besarme.
—Sí claro —Se carcajea—. ¿Tienes hambre? Apuesto que sí, ya es más de mediodía y no has comido nada desde ayer. Aunque no me extraña; lo que sí lo hace es que hayas dormido demasiado. Algo me dijo que no te despertara, sea con lo que estuvieras soñando, te veías feliz. Me alegro por ti, shank.
—Gracias, lo necesitaba.
Minho arrastra una silla hasta mi catre para sentarse a mi lado y me comparte un poco de su pescado. Tengo la intención de decirle que no, pero la idea de comer junto a él me parece lo más viable sabiendo que tengo que confesarle algo. Sin embargo, no será ahora; aprovecharé de mi amigo lo más posible antes de que me odie con todo su corazón.
Cuánto quisiera que Newt tuviera razón. Pero esta vez no tiene la pinta de serlo.
***
Leventue: Tierra que vuela.
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