Amutui quimei

El tacto cálido que rodeaba mi muñeca no dejaba de emocionarme. Habían momentos en los que no podía despegar mi mirada de Newt mientras él no dejaba de arrastrarme por ese prado lleno de flores y mariposas azules. Mi vista se concentró en el árbol hacia donde nos dirigíamos; era frondoso y sus hojas verde limón eran largas hileras que caían en cascada, creando grandes cortinas que cubrían al tronco. Era imponente, majestuoso y mágico.

—¿A dónde vamos, Newt?

Newt se giró a verme y me sonrió radiante, contento, como un niño que estuviera a punto de cometer una travesura. Ahí pude saborear algo que un principio me confundía cuando él estaba a mi lado, el arcoíris que aparecía después de una tormenta llena de pensamientos confusos. Por fin pude darle nombre a esos colores en mi cielo gris: Amor.

Amo a Newt. Lo amo como a nadie. Él significa mi mundo entero y el único motivo de mi existir.

—Shuck Tommy, sigues tan malditamente preguntón como siempre. Sólo aguarda un poco, ¿va? Te diré todo lo que tengas que saber.

Asentí a regañadientes, aunque mi pecho quería estallar por tantas preguntas. Una de ellas era cómo es que Newt seguía vivo después de haber atentado contra su vida con una pistola. Porque sí, a pesar de estar contento de tenerlo a mi lado después de meses sin verlo, una parte de mi cerebro cosquilleaba de curiosidad.

Al llegar frente a la cortina de hojas, Newt abrió un espacio entre ellas para permitirme pasar como todo un caballero, a lo que me puse rojo de vergüenza y musité un pequeño "Gracias".

Cuando mis ojos se acostumbraron a la casi nula luz que penetraba el denso follaje, no pude evitar fijarme que las raíces formaban una abertura que conducían a un túnel oscuro sin salida. A mi cabeza llegó vagamente un cuento sobre una chica que caía en un agujero y terminaba en un mundo muy extraño lleno de conejos, gatos sonrientes y reinas que cortaban cabezas.

Sacudí la cabeza y miré interrogante al rubio que estaba detrás de mí, a lo que él sólo se encogió de hombros con una ligera sonrisa.

—Tengo algo de hambre.

—Uhh--

—Vamos shank —Me interrumpió sonriendo aún más—, conozco un lugar que te gustará. Sígueme y no te alejes.

Sin replicar, dejé que Newt volviera a tomarme de la muñeca y que me jalara para ser absorbido por la oscuridad del túnel. Caminé como pude y con la otra mano intenté sostenerme de alguna raíz suelta para no perder el equilibrio, puesto que la superficie no era plana del todo y podía tropezar.

De repente, el hedor a tierra húmeda y moho comenzó a ser más diferente, a uno más dulce..., familiar; algo como abono, agujas de pino y un sutil olor a podrido.

El Área.

Al final del túnel, el fulgor de un cielo azulado sin nubes me deslumbró y tuve que entrecerrar mis ojos un poco para acostumbrarme a la luminiscencia. Ahí, una hectárea llena de césped y rodeada por altos muros de hiedra me dio por fin la bienvenida.

Por primera vez en tantos meses, me sentí en mi hogar. Mi verdadero hogar.

—Bienvenido al Área, Novato —Escuché que Newt susurraba en mi oído cariñosamente—. Bienvenido a casa, Tommy.

『✧』

Finalmente habíamos terminado de asaltar la cocina que pertenecía a Sartén para tomar un par de zanahorias y hacernos unos emparedados de jamón con queso amarillo. Después Newt me arrastró hacia el bosque, en donde nos sentamos al pie de un pino para poder disfrutar de nuestra comida mientras platicábamos.

—... Y subí al segundo piso de la finca después de haberme afrontado con Gally, lo único que sabía es que tenía una enorme necesidad de hablar contigo —Me encogí de hombros y encajé un mordisco en mi sándwich para ocultar mi vergüenza ante lo que acabo de confesarle a Newt.

Él se carcajeó, pero no me lo tomé a mal, preferí dejarme llevar por las placenteras sensaciones que llegaban a mi corazón por escuchar su armoniosa risa.

—Ahí te traumaste al ver a Ben mientras pasaba por la transformación.

Fingí un escalofrío y procuré no pensar en las verdosas venas del chico para no vomitar.

—Debí hacerle caso a Gally e irme de ahí.

—Es raro que lo digas, siendo el rebelde que siempre rompió las reglas —Me dijo con burla.

Puede que tenga razón, pero habré de admitir que a la única persona a la que verdaderamente escuchaba era a Newt. Él fue mi única excepción. Él rompió todos mis esquemas y barreras que yo mismo me imponía. Y lo decepcioné.

—A lo mejor Gally tenía razón para odiarme —murmuré jugando con unas migajas de pan.

Una mano callosa se posó en mi rodilla para darme un cariñoso apretón, desvié mi mirada hacia la cara de Newt y me sorprendí cuando él ya me escrutaba con sus bellos ojos marrón. Pude notar un atisbo de tristeza en su mirada que agrietó mi corazón.

—¿Algún día te vas a perdonar? No fue tu maldita culpa.

Negué con la cabeza. Una oleada de recuerdos se me atoraron en la garganta como una bola de púas, que clavaba sus dolorosos alfileres conforme más quisiera deshacer el nudo. Porque una pequeña e insignificante esfera de nieve podría desencadenar una destructiva avalancha que se dirigía directamente a mí.

—Me arrepiento hasta de haberte tocado un pelo. Nada de esto hubiera pasado si yo--

—Y nos hubiéramos quedado en el Área a esperar que esos malditos penitentes vinieran a asesinarnos con sus letales agujas. Sí, Tommy, nos hubieras abandonado mejor —intervino, su tono era duro y me obligó a que lo mirase a los ojos— Te dije que estaríamos juntos en esto, y eso no se refería solamente a las malditas victorias, sino también a los fracasos... A las pérdidas. ¿Sabes? Lo volvería a hacer, una y mil veces más, Tommy.

La carta. Esas palabras escritas en prosa me vienen a la mente y las espinas de la bola se clavan aún más, sacándome dolorosas lágrimas de mis ojos que se esfuerzan por no llorar.

Entonces Newt me abraza, sólo puedo sentir cómo su calor me funde con su cuerpo y su esencia a madera con tierra húmeda perfuman hasta lo más profundo de mi alma. Sus brazos alrededor de mis caderas y su cabeza apoyada en mi hombro es todo lo que deseo. Estoy en casa después de tanto tiempo a la deriva y no puedo sentirme más feliz.

—¿Cómo es que sigues creyendo en mí después de todo lo que ha pasado? —sollocé apoyando mi cabeza en la suya.

—Tommy —Su voz tranquila en mi oído me estremeció—, ¿cómo no iba a hacerlo si cada día me demostrabas que tenía que seguirte ciegamente? ¿Cómo no hacerlo si era gracias a ti por el que le veía sentido el vivir?

Cada palabra de Newt fue deshaciendo el doloroso nudo en mi garganta, su paciencia y ternura por fin liberaron del dolor que he cargado desde meses, sacando a la luz el diluvio que prontamente se comía mis entrañas como un potente ácido. Por primera vez, dejé de sentir tanta presión y solamente lloré, lloré y lloré en el hombre que tanto amo.

—Lo siento... Lo siento, Newt...

—Shhh... —me acalló— Cierra la boca y escucha: Te amo malditamente tanto, Tommy. Y nada de lo que digas o hagas me hará cambiar de opinión.

***

Amutui Quimei: belleza perdida

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