xxvii. la no tan verdadera ada wong


DESASTRE GLOBAL,
capitulo veintisiete: la no tan verdadera ada wong!



          EFECTIVAMENTE, el encuentro con Jake y Sherry fue corto. Más cuando el monstruo fue derrotado por una gran torre que hizo explotar todo el baldío de contenedores en el que estaban. Aquella arma bio-orgánica había demostrado ser un gran dolor en el trasero para el equipo, siendo este un monstruo que tenía como objetivo capturar a Jake para llevarlo a algún lugar que ellos desconocían. Sherry mencionó que aquel monstruo venía de Edonia y fue responsable de que ellos desaparecieran en las montañas europeas, pero Lottie no recordaba ver algún reporte de la Alianza al respecto de aquella BOW. Sin embargo, ella debía admitir que el monstruo venía bien preparado.

          Muy a pesar de las circunstancias, ahuyentarlo para luego buscar una salida terminó por separar a Sherry y Jake de ellos.

          (Lo cual hacía las cosas más peligrosas para ellos.)

          Al menos Eider estaba de su lado, pudiendo ser protegida por tres agentes. Las llamas consumían la torreta que derribaron, pudiendo iluminar un poco el camino. A través de ello, pudieron vislumbrar a la pareja de jóvenes que intentaron buscar una forma de llegar hacia ellos; siendo una tarea imposible de hacer.

          —¡Sherry!—llamó Leon con un poco de pánico en su voz.

          —¡Leon!¡Estamos bien!—exclamó la rubia al otro lado—. ¡Vamos al edificio Kwun Lung cerca de Koocheng!¡Ahí me reuniré con Simmons!

          Lottie alzó su voz—¡Sherry, no te atrevas a ir sol...!

          La explosión gracias a la combustión del fuego la hizo detenerse, apartándola un poco más del fuego. Kennedy se puso a su lado, observando al fuego. Helena, quien estaba en silencio, se acercó a ellos para corroborar que estuvieran bien al otro lado — el silencio que había allí era preocupante.

          —¿Estarán bien?—preguntó la castaña.

          —Espero que ese tal Jake sea tan bueno como se cree—declaró el rubio mirándola de reojo.

          —Jake está enamorado de Sherry, solo que ella no se da cuenta y él no quiere admitirlo—añadió Eider a sus espaldas encogiéndose de hombros—. Él es tierno.

          —Y demasiado mayor para ti—bramó Kennedy mirándola por el rabillo del ojo antes de girarse—. ¿Estás lastimada?¿Te duele algo?

           La cara inexpresiva de Eider siempre sorprendió a Charlotte, mostrando un reflejo de su propio estoicismo frente a situaciones absurdas—¿Cómo puedes decir eso luego de que fuiste un colchón humano para amortiguar nuestra caída?

          El rubio rodó los ojos—Si tengo que romperme la espalda para poder proteger a mis hijas, créeme, lo volvería a hacer.

          —De acuerdo, enfoquémonos en la misión—ordenó Charlotte poniendo sus manos firmes—. Hunnigan, responde.

          La mujer operativo del FOS logró brindarles la información que necesitaban, además de corroborar que el rastreador de Eider estuviese en perfecto funcionamiento. Así que, decidieron tomar un camino que los llevó hacia un mercado que daba a un par de rascacielos en llamas. La noche era oscura, pero parte del fuego que había en la ciudad se encargaba de iluminar el cielo. El equipo de cuatro prosiguió hasta la entrada del mercado, topándose con un hombre que estaba siendo arrastrado por un monstruo. Corrieron para detenerlo, muy a pesar de que ya era tarde.

          Eider se preguntaba qué era lo que estaba pasando en aquella ciudad.

          —¡Por aquí!—exclamó Helena.

          Llegaron a un pasillo donde un cuerpo que se movía a través de espasmos dejaba un charco gigante de sangre. Eider hizo una mueca de asco ante el olor, queriendo no tener nauseas luego.

          —¿Qué es eso?—preguntó la rubia tapándose la nariz.

          —Problemas, cariño—añadió Harmon ladeando su cabeza hacia ella—. Problemas.

           —Y eso no nos reconforta en nada—añadió Leon pasando a su lado.

          El grupo siguió por un pasillo, en el cual algunas puertas estaban bloqueadas. Hasta que llegaron a una puerta que estaba sellada por una cerradura gigante. Lottie intentó forzarla, sin tener éxito luego del primer intento y Helena fue quien examinó el mapa que estaba a un costado, dividiendo el mercado en tres colores diferentes. La zona roja, donde se encontraba la carnicería y matadero de cerdos, tenía su acceso a unos metros; mientras que la zona azul, que pertenecía a una pescadería, estaba del lado izquierdo y un poco alejada de dónde ellos estaban. La zona verde, justo en su posición, también tenía sus propios pasadizos. Lottie sabía que las tres llaves estaban esparcidas por ahí y que la tarea no sería fácil.

          —A menos que alguno de ustedes sepa forzar cerraduras...—dijo Helena.

          Leon alzó una ceja—¿Qué?¿Eso no te lo enseñaron en la CIA?

          —Muy gracioso—replicó la castaña levantando su dedo medio.

          —Tardaríamos mucho tiempo—añadió Harmon negando con la cabeza—. Las llaves están ahí fuera y son tres secciones diferentes. Nos dividiremos para cubrir más terreno y encontrarlas—la pelirroja miró hacia Helena—. Tú y yo iremos a la zona azul, Eider y Leon se ocuparán de la roja.

           —¿Y si mejor voy contigo?—insistió Eider.

          (Harmon sabía que esto pasaría, sin embargo, a ella le dio igual. Aquella parecía ser la manera perfecta para poder trabajar en la relación que tenían Eider y su marido en ese instante, en el concepto de la "confianza".)

          Lottie le fulminó con la mirada—Dije "Eider y Leon se ocuparán de la zona roja".

          —Pero...

          Kennedy intentó amortiguar la herida con sarcasmo—¿Acaso soy tan mala compañía?

          —Ni empieces...—refunfuñó la rubia molesta.

          —Ya que Sherry te enseñó cómo usar un arma, ahora estar con tu padre te enseñará a no solo confiar en tu arma—sentenció la pelirroja colocando ambas manos en sus caderas—. Sino a confiar en tu compañero, que ¡oh!, es tu padre.

          El semblante de la rubia fue claro, una mezcla de "sé lo que estás queriendo hacer" y un "te odio por esto". Charlotte sabía que de alguna u otra manera ellos tendrían que llegar a un termino medio para mejorar su convivencia y su relación, a pesar de las circunstancias que ocurrían en ese preciso instante. La rubia suspiró con clara derrota y terminó por ceder, asintiendo con su cabeza antes de lanzarle una mirada asesina a su progenitor. Lottie y Helena observaron cómo los dos rubios se alejaban, Leon mirando hacia su mujer como si estuviera entrando en pánico, pero ella logró darle ánimos con una sonrisa y un guiño de su ojo.

          —Problemas paternales, ¿eh?—preguntó Helena cuando estaban finalmente solas.

          —No es eso...—negó la pelirroja antes de dirigir su mirada a ella—. Son problemas de confianza. Leon no confía en la autonomía de Eider y Eider...mi hija se siente atosigada y se encarga de cuestionar las acciones de su padre.

          Harper asintió—Rebeldía y confianza. He escuchado que esa etapa siempre es dura.

          —Adam creía lo mismo.

          Las dos mujeres recorrieron su zona, destrabando las puertas bloqueadas, encontrándose con una quietud absoluta. A lo lejos, escucharon un par de disparos, suponiendo que había infectados en el mercado. Lottie confió lo suficiente en su marido para mantener a Eider a salvo. Ayudó a Helena para subir a un techo, recibiendo su mano como apoyo para unirse a ella arriba. Un hombre, el cual parecía ser un cadáver en descomposición, tenía una llave en su bolsillo y Helena logró recobrarla con rapidez.

          —Eso fue pan comido—bramó la castaña.

          Repentinamente, un pedazo de pescado cayó al suelo y empezó a moverse. Revelando una pieza viscosa que se unió con otra, la cual poco a poco se convirtió en un cuerpo que emitía sonidos agudos. Sonidos inhumanos, de los que provocan que la piel se erice al primer momento. Lottie hizo una mueca de asco, mientras que la propia Helena soltaba una maldición.

          —Creo que hablé muy pronto—añadió finalmente Harper.

          Lottie puso su arma en alto—Esa es una de las reglas si ves que algo es muy "fácil".

          Las dos mujeres abrieron fuego, donde las balas y la pólvora se encargaban de perforar el cuerpo del infectado. Sangre y parte de vísceras calientes salían de su interior, desparramándose como la mancha de un pecado que debía ser exorcizado. Sin embargo, al cuarto tiro, ambas se detuvieron a observar cómo el cuerpo del monstruo volvía a recomponerse de manera sumamente escalofriante. Lottie escuchó más tiros al aire, a lo lejos, en la otra sección donde se encontraban Leon y su hija.

          Ella no debía temer por ellos.

           (Ella debía temer por si misma.)

          —Esto no está funcionando—murmuró Helena a sus espaldas.

          —Dime algo que no sepa—dijo Lottie ladeando su cabeza un poco—. Vamos por la puerta que hay a tu izquierda, ¡ya!

          Harmon soltó una granada cegadora que le sacó un chillido al monstruo, dándole la oportunidad de escape perfecta. Las dos mujeres desbloquearon la puerta, trabándola a sus espaldas para poner una barrera entre ellas y el enemigo. La llave estaba en uno de los bolsillos del pantalón de Helena, asegurada, mientras que el siguiente objetivo era buscar la segunda llave. Lottie se llevó su dedo índice al oído, buscando a la persona que estaba en la otra sección.

          —¿Encontraron la llave?

          —Sí y casi nos llevamos un mal momento con ello—respondió Leon al otro lado—. Intentaremos encontrar la que falta. ¿Ustedes?

          —Nos cruzamos con algo sumamente asqueroso—declaró la castaña pasando por un costado—. Pero seguimos vivas.

          Un chillido molesto sonó al otro lado de la puerta.

          —Hasta que se diga lo contrario—señaló la pelirroja corriéndose un mechón a un costado—. ¿Cómo van las cosas con tu compañera?

          El silencio que se produjo al otro lado no la preocupó, pero tampoco la calmó—Está un poco reacia a hablarme, pero sabe seguir órdenes. Estamos bien.

          —De acuerdo, sigan estando alerta, esas cosas están por todos lados—concluyó Lottie asintiendo antes de cortar.

          Ambas mujeres corrieron hacia una salida que dio un pasillo a su derecha, avanzaron por la sección llena de pescados y Lottie casi termina por golpearse la cabeza con uno — Helena hizo un extremo intento de no reírse a carcajadas de su compañera. Lottie refunfuñó en voz baja, queriendo quitarse el olor de encima para darse cuenta de que una mano pegajosa estaba subiendo a través de su cuerpo. Se sacudió para quitársela de encima, sabiendo que Helena soltó un jadeo antes de disparar a espaldas de ella a otro infectado. Harmon consiguió quitarse la gran mano para lanzarla a un lado, su pistola apuntando directamente hacia ella y el gatillo siendo su mejor amigo para poder despedazarla. Rápidamente, la pelirroja tomó a Harper del brazo, tironeando de este para poder llevarla hacia la siguiente puerta.

          Volver al punto inicial probó ser más difícil de lo que ella pensaba.

          Al menos, cuando se encontró con Leon y Eider esperando en la puerta, se sintió más tranquila que antes.

          (Pero, muy a pesar de esa tranquilidad, faltaba una llave.)

          —¿Por qué se tardaron tanto?—inquirió Eider.

          —Nos perdimos—admitió Helena rodando los ojos.

          —Aún falta una llave—señaló la pelirroja.

          Leon y Eider sacaron dos llaves, una sonrisa socarrona adornaba sus rostros, terroríficamente iguales. Lottie, a pesar de no admitirlo en voz alta, estaba orgullosa de su plan.

          Harmon asintió—De acuerdo. ¿Harían los honores?

          Leon colocó las tres llaves en las cerraduras, todas estas abriéndose para permitirles el paso. Parte de una carnicería estaba al otro lado, con pedazos de carne podrida colgados. Eider intentaba no mirar hacia las cabezas de cerdo que había a un costado — su olor llegó a removerle el estómago. Súbitamente, la menor de los Kennedy tenía ganas de vomitar. Los adultos inspeccionaron el lugar, cuando ella pasaba junto a una trituradora que seguía en funcionamiento. Sintió un escalofrío recorrer su espalda, poniendo sus pelos de punta ante un mal presentimiento.

          Y ella estaba en lo correcto.

          Otro de esos infectados intentó abalanzarse sobre ella y la rubia forcejeó intentando utilizar toda la fuerza que tenía. Sus manos estaban ocupadas tratando de detener el empuje del monstruo, así que su arma no podía ser utilizada. Un grito agudo, el cual sirvió de ayuda para alertar a los adultos, fue suficiente para que acudieran a ella. La rubia sintió que alguien empujaba al monstruo, tironeaba de su brazo y la alejaba del peligro inminente. Jadeando, observó como su padre forcejeaba con el monstruo para meterlo dentro de la trituradora; despedazando el cuerpo en segundos. Lottie sostenía el cuerpo de su hija, acunándolo contra su pecho, mientras que la sangre goteaba hacia el suelo.

          Ahora sí que Eider quería vomitar.

          (Y Lottie no se sorprendió que lo hiciera.)




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          Cuando salieron del mercado, mucho después de detenerse a tomar un respiro y cerciorarse que Eider expulsase todo lo que llevaba en su estómago, continuaron por un par de calles que les había marcado Hunnigan. El constante ruido provocado por las sirenas resultó ser molesto para Harmon, para Leon solo significaba una sola cosa: el desastre colosal que había ocurrido en ese lugar. No lo culpaba en absoluto, sabiendo que esa era la única manera en la que todos podían estar alerta. Las calles eran oscuras, una mezcla del calor del fuego y la luz tenue que titilaba como una lamparita que estuviera a punto de quemarse. El frío parecía ser imperceptible, casi lejano a ellos.

          ¿Y el silencio?

          El silencio no era una buena promesa para ellos.

          —Ya casi están en la ruta indicada para llegar al edificio Kwun Lung—dijo Hunnigan por los comunicadores—. ¿Cómo está el resto del equipo?

          —Nos detuvimos un rato para recomponernos—respondió Leon antes de le lanzarle una mirada a su hija—. Eider no se sentía bien.

          Eider le sacó la lengua.

          —Sabes que ese lugar no es apto para una criatura como ella.

          —Las circunstancias han cambiado, Hunnigan—replicó Lottie luego de relamerse los labios—. Créeme cuando te digo que no me gusta verla aquí, pero es lo que tenemos.

          —Puedo emplear un plan para evacuarla, si eso es lo que quieres—añadió la morena al otro lado.

          Helena chasqueó su lengua—¿No crees que eso nos expondría a nosotros?

          —Diablos, tienes razón.

          —No perderemos más el tiempo—concluyó Harmon al mirar a su equipo—. Seguiremos la ruta dada, nos comunicaremos si algo sucede. Corto.

          En cuanto cortaron, siguieron por el camino hasta cruzar una puerta metálica doble, donde se toparon con un gran edificio acompañado por un logotipo muy similar al de Umbrella. Lottie le envió una mirada de advertencia a sus compañeros, Eider intentó entender qué era lo que se comunicaban entre ellos — fallando completamente en el intento. El grupo avanzó, hasta que el ruido de una puerta abriéndose les hizo levantar la mirada. Una mujer, de vestido azul y bufanda roja, con botas de tacón negras y una melena corta muy particular, estaba entrando al edificio. Era imposible no verla familiar.

          Incluso Eider podía captarlo.

          —¿Ada?—preguntó Leon con confusión.

          El rostro de la menor de los Kennedy se ensombreció.

          Muy por dentro, a pesar de las circunstancias, ella sabía que esa mujer no era la verdadera Ada Wong.

          (Y se alegró por el hecho de que su madrina le dio la advertencia.)

          —Sigámosla—dijo Helena a modo de resolución.

          —Esperen—dijo Eider alarmada—. ¿Están realmente seguros de que es ella?

          —¿Cómo no podríamos estar seguros?—inquirió su madre alzando una ceja—. La conocemos, sabemos cómo es ella.

          La rubia abrió la boca para objetar, nada salió de esta, decidiendo por cerrarse ante la confusión y la pura incertidumbre del momento.

          (Ella sabía que dar palabra a una orden ya no era lo mismo.)

          Siguió a los adultos escaleras arriba, su arma en alto justo como ellos la tenían y tragó saliva con dureza cuando abrieron la puerta para ingresar al complejo. El silencio parecía ser su mayor enemigo; el tenue ruido de las máquinas trajo poca calma a los adultos y aterrorizaba a Eider hasta el punto de querer gritar. Leon y Lottie avanzaron primero, cubriendo parte del flanco delantero; mientras que Eider y Helena del flanco trasero. No había signo alguno de Wong, cosa que realmente decepcionó al equipo. Al menos, hasta que su figura apareció caminando por uno de los pasillos del costado, una puerta se abrió y ellos corrieron a interceptar a la asiática.

          Su figura, con el mismo vestido y bufanda, se detuvo al abrir la puerta.

          —¡Ada!—llamó Lottie.

          Su rostro, a diferencia del de la mismísima Ada, formó una mueca condescendiente y casi sucia — como una copia barata de la propia Ada. Y Eider lo sabía desde el momento que sus ojos se conectaron a su figura.

          Ella definitivamente no era Ada Wong.

          Súbitamente, unos disparos se escucharon piso abajo, las balas rozaron contra la puerta donde Wong estaba de pie. La asiática, con practicada habilidad, sacó su pistola para disparar un gancho y escapar en la oportunidad de sus perpetradores — confundiendo al equipo ante sus acciones. La puerta se cerró, bloqueándoles el paso al intentar avanzar. Lottie intentó no sacar conclusiones precipitadas ante el ataque contra la mujer de cabellos cortos, conociendo más que bien la reputación de la mercenaria. ¿Pero quién sería capaz de matar a Ada Wong de esa manera?

          —¿Qué demonios está pasando aquí?—preguntó Helena mirando a sus compañeros.

          —No lo sé, pero necesitamos respuestas—declaró Leon mirándola—. Y las necesitamos ahora mismo.

          —Esa no es Ada Wong—dijo Eider, deteniendo el movimiento de sus compañeros.

          Su madre le lanzó una mirada fulminante—Tú no sabes eso.

          Unas escaleras que daban a otro piso por debajo los condujo hacia un pequeño laboratorio largo. Muchos tubos con cepas del virus vivían dentro, en estado de reposo. Eider temió que aquella mujer los activase para hacerles la tarea más difícil. Al final del pasillo, un ascensor de carga se abrió para permitirles el paso.

          Lottie lo señaló—¡Hay que llegar a ese ascensor!¡Rápido!

          —¡Ahí!

          Al empezar la carrera, el equipo se dio cuenta de que al otro lado también había personas, soldados en su defecto. La amenaza contra Ada, según ellos.

          —¿Escucharon eso?—preguntó Leon.

          —Serán los que han disparado a Ada—farfulló Helena negando con la cabeza—. Una cosa más de la que preocuparse.

          —¡Les estoy diciendo que ella no es Ada Wong!—exclamó Eider agitada.

          Sin embargo, al llegar a la mitad del transcurso de la habitación, la figura de Ada estaba de pie sobre una plataforma. Su mirada era inquisitiva, divertida, una sonrisa ladina bailaba en sus labios como una cosa macabra.

          —Me alegro de que hayan venido—dijo ella a través de los altavoces—. ¿Les gusta la decoración? Espero que puedan disfrutar de su estadía.

          Una pared láser se formó frente a ellos, barriendo todo el perímetro y ellos logran esquivarlo — Eider logró conseguirlo a duras penas. Siguió a los adultos hasta el final de la habitación, observando como ellos disparaban hacia unos tubos para desactivar la trampa y tener el paso libre. Sintió que su padre agarraba su brazo para tironearla y llevarla hacia el ascensor. Sin embargo, ellos no lograron llegar. Ante el silencio, Eider logró salirse del agarre de su padre, para luego empujarlo con toda la fuerza que tenía y le señaló con un dedo — súbitamente enfadada. Leon ya sabía que todo el esfuerzo dado había sido estropeado con una sola acción para sacarla del peligro.

          —No hagas eso de nuevo, ¿entendido?—refunfuñó la rubia.

          —Era eso o dejarte atrás.

          —No soy una muñeca de trapo para que vayas...—se detuvo para intentar calmarse—. Arrastrándome por ahí. Un día de estos te patearé el trasero.

          —¿Acaso esa es una amenaza?—preguntó el rubio alzando una ceja, con expresión divertida.

          Eider ya estaba fastidiada—¡ARGH!

          —Ya es suficiente—bramó la pelirroja, deteniendo la discusión—. Los dos.

          Eider y Leon se sumieron al silencio, ambos mirando hacia la pelirroja. La menor de los Kennedy bajó la mirada, tratando de no dejarse llevar por su súbito enojo y se relamió los labios. Helena decidió adelantarse por las escaleras, subiendo dos pisos hacia arriba, topándose con otra puerta que marcaba "02". Los llamó por comunicadores para que subieran, esperándolos contra la cerradura de la puerta. Se sorprendió al ver a Eider en completo silencio, su mirada malhumorada y sombría siendo la única cosa presente que difería de todo lo que ocurría en la habitación.

          —Puede que esta puerta nos lleve hacia Ada—dijo la castaña luego del largo silencio.

          —Entremos—ordenó Lottie.

          En cuanto abrieron la puerta, volvieron a ver un laboratorio casi similar al que había pisos abajo, con probetas más grandes que albergaban cuerpos. El entorno resultó ser un poco oscuro, iluminado por luces blancas y azules, pero eran tenues. Lottie sintió frío, mucho frío, a pesar de que afuera estuviese el calor del verano. Su pistola estaba en alto, concentrada ante cualquier movimiento. La pregunta estaba en la punta de su lengua, como algo muy evidente:

          —¿Qué es este sitio?

          —Ni idea—replicó Leon a sus espaldas—. Pero sé que esto no me da confianza.

          Eider se acercó a la puerta al final del pasillo, intentando abrirla, para darse cuenta de que estaba completamente bloqueada.

          —Cerrada—anunció la rubia.

          Leon rodó los ojos—Dime algo que no sepa.

         (Lottie ya empezaba a lamentar la pelea que iba a surgir de esto.)

          —Activando cerraduras. Prueba de prototipos, en curso.

          —Uh oh—murmuró la muchacha rubia.

          —¡Allí!—gritó alguien al otro lado, luego siguieron un par de tiros al aire.

          —Tenemos compañía—dijo Helena.

          Súbitamente, la mujer asiática, desde una habitación aislada, tocó un botón que activó varias luces de la habitación. Lottie soltó un jadeo, observando cómo unas máquinas salían de su escondite para moverse libremente en la sala. Una casi explota al lado de Eider, provocando que ella saltase a un lado para alejarse del peligro. La lluvia de balas fue casi inevitable, los pequeños robots parecían multiplicarse.

          —¡No dejen que se acerquen!—bramó Leon.

          —¡Llevan cargas explosivas!¡¿En qué demonios estaba pensando?!—exclamó Helena saltando otro robot—. ¡Tenemos que abrir la cerradura!

          Lottie se puso contra una de las paredes, intentando de comunicarse con Hunnigan—¡Tenemos un problema aquí!

          —Tranquila—dijo Hunnigan al otro lado—. Dime qué es lo que sucede.

          —¡Es fácil decirlo estando en un escritorio!—exclamó Leon disparando.

          —De acuerdo, ya puedo imaginarme lo que está pasando—añadió la morena antes de pausarse brevemente—. Juzgando por su posición, estamos lidiando con una cerradura y no de las que puedes abrir fácilmente. Denme un segundo.

          —Claro—señaló Lottie rodando a un lado antes de disparar—. ¡Tómate el tiempo que gustes!

           Ante el caos, Helena miró en dirección a una terminal, corrió hacia ella para quitar una placa y observó un panel con botones y cables. Se giró para mirar a sus compañeros—¡Aquí hay una terminal!

          —Chicos, estoy tratando de abrir la cerradura, pero la seguridad es muy fuerte. Intentaré entrar, pero necesito que alguno ingrese manualmente.

          —Helena, ve—ordenó Lottie poniéndose de pie.

          La castaña se metió en la tarea de ayudar a Hunnigan, mientras que el resto mantenía a raya a los robots que interferían. Eider saltó a un costado, chocándose contra una caja al esquivar a otro que se había acercado más de la cuenta. La rubia soltó un gruñido y disparó dos veces con su pistola, ésta quedándose sin balas. Leon rodó a un lado, lanzándole un cartucho de doce balas que ella logró atajar torpemente, la rubia murmurando entre dientes "qué estúpida".

          —Detectada violación de seguridad en sala dos.

          Finalmente, habían empezado el ciclo de desbloqueo de las puertas. Leon pateó a un lado a otro robot, mientras que Lottie salió disparada a un costado gracias a otro más que no llegó a ver. La pelirroja parpadeó desde su lugar en el piso, sintiendo una corriente eléctrica recorriéndole todo el cuerpo. Sus oídos pitaron ante el ruido, ella intentó concentrarse en hacer mover cada extremidad de su cuerpo, lográndolo a duras penas. Alguien gritó su nombre, a lo lejos, mientras Harmon buscaba ponerse de pie.

          Estaba muy aturdida.

          El altavoz volvió a anunciar la violación de seguridad.

          Hunnigan hablaba, intentando de calmar a Helena.

          Eider fue quien la ayudó a ponerse de pie.

          —Desactivando cerraduras de sala dos.

           —¡BINGO!—exclamó Helena.

          Las cerraduras se abrieron y ellos corrieron hacia la salida, siguiendo por un pasillo que los llevó a una pasarela. Delante de ellos, muy adelante, casi ganándoles, había un grupo de soldados que también corrían en la misma dirección que Wong.

          —¡Ríndete, Wong!¡Se acabó!

          Una risita resonó por aquel pasillo—Oh, ¿esta vil mujer soldado me va a disparar?

          —¡Si ella no lo hace, tenlo por seguro que lo haré yo!

           Wong soltó una bomba de humo—Bueno, esto sí que ha sido divertido. ¡Ciao!

           En cuanto ella disparó su gancho, salió volando hacia un lado, pero lograron ver hacia donde se dirigía y allí era el momento perfecto para poder acorralarla.

          —¡No la pierdan de vista!

          —¡Vamos!

          Leon la siguió con la mirada—¡Ada!

          —A su amiga le gusta hacerse la difícil—dijo Helena fastidiada—. ¿Siempre ha sido así?

          —¡Y que lo digas!—exclamó Lottie corriendo.

          Finalmente tuvieron una imagen visual del equipo que estaba persiguiendo a la mujer de bufanda roja, los agentes corrieron más rápido hacia el destino para poder intervenir.

          —¡Piers, allí está!—exclamó el capitán corriendo hacia otra pasarela para encasillarla—. ¡Córtale el paso!

          —¡La tengo!

          Lottie saltó con todas sus fuerzas, llegando a la siguiente pasarela para toparse con una mujer de cabellos rubios intentando acortar su distancia hacia el objetivo. Con la absoluta decisión del mundo, Harmon se abalanzó sobre ella y las dos cayeron un piso más abajo. El choque de su cuerpo contra el concreto le sacó un gemido de dolor. Rápidamente, ella alzó su arma y disparó, sin poder herir a la otra mujer que logró ponerse de pie. Lottie sacó su cuchillo para atacarla, pero la rubia era rápida y logró enganchar sus piernas sobre ella y la lanzó a un lado. Encima de ellos, Leon estaba peleando con alguien, cosa que no sorprendió a la pelirroja.

          Eso fue suficiente para distraer al enemigo.

          Lanzó otro golpe que desestabilizó a la rubia e iba directo hacia su cuello esta vez.

          El ardor de las balas que sintió en su hombro y su chaleco la hicieron caer en seco al suelo. Su respiración se entrecortó ante el dolor y buscó algo para poder anclarse a la tierra, a algo real. Ella se detuvo completamente, a lo lejos, podía escuchar que alguien la llamaba.

          —¡Mamá!

          —¡Lottie!

          Alguien se acercó para verla de cerca, el rostro familiar que llevaba Joy Williams era muy convincente para centrarla en ese momento y al mismo tiempo confundirla.

          —¿Estás demente, Harmon?

          —¿Joy...?—balbuceó Harmon confundida—. ¿Pero qué haces aquí?

          —Salvando al mundo del bioterrorismo, ¿qué te crees?—declaró ella antes de mirar que alguien estaba apuntándole en el pecho y levantó la mirada para ver que Helena Harper estaba apuntándole—. No creo que sea inteligente que me dispares.

          Helena apretó los dientes—Aléjate de Lottie.

          La pelirroja levantó una mano—Tranquila, Helena. Ellos son amigos.

          —¡Amigos que arrestarán a la perra que intentan cubrir!—exclamó Chris Redfield apuntando a Leon, completamente enfadado—. ¡Hemos perdido a todos nuestros hombres por su culpa!

          —¡Y nosotros hemos perdido a más de setenta mil personas, y al presidente por culpa del Consejero de Seguridad Nacional Simmons!

          Joy jadeó a su lado y Lottie podía entender su sorpresa.

          —Sí, a mí todavía me cuesta creerlo—murmuró Lottie quitándose la bala—. Ella es nuestra testigo clave.

          Eider, apuntando hacia la mujer asiática, bufó en voz alta—¡Que ella no es la verdadera Ada Wong!

          —Trabaja para Neo-Umbrella—insistió Redfield apuntando hacia Kennedy—. ¿Acaso saben lo que significa?

          —Sí, lo sé.

          Su rostro se mostró más sombrío que antes—¿Y aun así quieren protegerla?

           El silencio de Leon fue suficiente para revelar sus intenciones. Esperaron por un momento, a quien hacía el siguiente movimiento, pero pronto Ada sacó algo que estaba detrás de ella y Eider, con su arma en alto, disparó justo a tiempo en la mano para sacarle un chillido de dolor y una granada cegadora terminó desorientando a todos cuando la miraron, haciendo que todos se mareasen un poco y así permitiendo que la mujer escapase. Piers y Fiona fueron detrás de ella, por suerte. El matrimonio Kennedy pudo interceptar a ambos soldados a tiempo para detenerlos.

          —Por favor...—imploró Lottie antes de mirar a Chris—. Ella puede ayudarnos a hacer justicia con este desastre.

          —Ambos queremos lo mismo—añadió Leon asintiendo.

          Chris y Joy se miraron entre ellos, como si estuviesen hablando por telepatía, pero sin necesitar el intercambio necesario de palabras para poder confirmar una sola cosa: que confiaban en ellos.

          —De acuerdo—sentenció Redfield—. La Alianza se encargará de Ada, ustedes del consejero Simmons.

          —Lo bueno es que está herida—señaló Eider desde su lugar.

          —¡Y tú me darás esa pistola ahora mismo!—gritó Leon a modo de reprimenda, enfocando su mirada enfadada en la muchacha rubia—. ¡¿En qué diablos estabas pensando al hacer algo así?!

          —Considéralo mala puntería—añadió la menor de los Kennedy con mal humor.

          Kennedy no dejó lugar a debate, fulminándola con la mirada y alzó su mano—El arma, ahora.

          —Te odio.

          —Ya he escuchado eso antes, princesa. El arma, ya.

          Lottie soltó una carcajada entre dientes—De tal palo, tal astilla—miró hacia Joy—. Confiamos en ustedes. Sé que harán lo correcto.

          —Lamento lo del tiro—se disculpó Joy.

          —Me lo merecía—le sonrió la pelirroja—. Vete.

          Cuando los dejaron solos, volvieron a reunirse y Eider estiró su mano para entregar su arma, pero Lottie se la devolvió; lanzándole al mismo tiempo una mirada de advertencia a su marido.

          —Ni se te ocurra—añadió la pelirroja.

          Helena miró hacia atrás—¿Están seguros de que podemos confiar en ellos?

          —Llevan en esto tanto tiempo como nosotros—replicó el rubio antes de mirarla—. Confiamos en ellos.

          Helena asintió—De acuerdo.

          —Bien, ahora vamos por Simmons—concluyó la pelirroja antes de bajar las escaleras.




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