xviii. la verdadera misión


GUERRA CIVIL,
capitulo dieciocho: la verdadera misión!



          CHARLOTTE DEBIÓ HABERLO PENSADO MEJOR AL MOMENTO DE ATACAR A LA PRESIDENTE BELIKOVA. Al menos un poco, pero parte de su razonamiento se fue por la ventana al momento de ver cómo la mujer se había librado del agarre de su marido. Entonces, ella no tenía que debatir ningún punto más: Lottie estaba preparada para atacar a Svetlana a toda costa. Y Ada Wong había sido ridículamente específica en que la gobernadora de la república sería un gran dolor en el trasero. La pelirroja maldijo en voz baja en cuanto aceptó que sus soldados abriesen fuego contra ellos, siendo implacables en su ataque. Ambos corrieron a un costado para poder cubrirse y no convertirse en sacos de carne agujereados, las balas rebotando contra un artefacto metálico donde mantenían cobertura — ambos con las cabezas bajas para no alertar ningún movimiento brusco.

          —¡Sí que eres buena para hacer tratados internacionales!—exclamó Leon por encima del fuego—. ¡Adam estaría fascinado!

          —¡Muy gracioso, rubio teñido!—bramó la pelirroja súbitamente de mal humor—. ¡Tú eres bueno tomando rehenes!

          —¡Soy el mejor!

          Charlotte negó con la cabeza, definitivamente malhumorada, hasta que se detuvo a escuchar atentamente que los soldados hacían un alto al fuego cuando una de las alarmas se oyó a lo lejos: claramente anunciando la llegada de algo que ellos desconocían completamente. Lottie decidió alzar la mirada, Leon claramente agarrando su hombro para poder tirar de ella hacia abajo y reglándole una mirada fulminante que decía "peligro" por todos lados, pero ella decidió simplemente rodar los ojos para volver a asomarse. La presidente ya había tomado su partida, sin dejar algún tipo de rastro, la gran colmena cubierta de soldados que se dirigían a una de las grandes puertas que estaba a su lado derecho. Kennedy, luego de volver a insistir otra vez en que su mujer se cubriese, desistió y también se asomó para poder mirar.

          La pelirroja se concentró en escuchar parte de sus comunicaciones.

          —¡Las criaturas atravesaron la entrada de carga!¡Van hacia allá!

          El grito que surgió después le heló la sangre.

          —Creo que esto va de malo a peor—murmuró Harmon en voz baja.

          El elevador de carga, los cuales Lottie y Leon podían ver distribuidos en el gran pabellón, emitió una luz roja que indicaba la alerta de aproximación. Lottie podía ver la identificación "B5" en la puerta, junto con los soldados que se acercaban rápidamente para formarse y alzar sus armas en el proceso. Lottie soltó un carraspeo, escuchando como la alarma sonora penetraba sus oídos y los de Kennedy de manera ruidosa. Lentamente, la puerta empezó a abrirse hacia arriba, los soldados agachándose para mirar. La pelirroja tuvo que entrecerrar su mirada para poder mirar lo que había ahí dentro, temiendo lo peor.

          —Creo que va de peor a casi catastrófico—añadió Leon a su lado.

          —¿De verdad?

          Cuando los dos se giraron, observaron a un licker salir como bestia escurridiza por la puerta, derribándola casi al instante. Detuvieron el fuego, uno de ellos acercándose, pero ni Lottie o Leon debían adivinar qué era lo que iba a suceder — el hecho se contaba por si solo, quitándole un respingo a la pelirroja.

          —Corre—dijo Lottie.

          Kennedy la miró—Sí, señora.

          —¡ABRAN FUEGO!

          Muchos lickers salieron en dirección a los soldados, los cuales gritaron de puro horror ante el inminente ataque, cayendo uno a uno frente a la amenaza que era más rápida que ellos mismos. El matrimonio Kennedy se movió rápidamente por los pasillos formados por contenedores de metal, escuchando atentamente los gritos de agonía y los tiros que salían de los cañones de las armas ajenas. Lottie miró hacia un costado, topándose con un licker despellejando la cara de un soldado con sus grandes garras y la sangre se esparció debajo del cuerpo como si fuese agua. Ellos retrocedieron un poco más, sin tener intenciones de ser vistos, hasta que ella se chocó contra Leon y abrió la boca para reprocharle.

          (Agradeció eternamente el no hacer nada.)

          Kennedy miró fijamente hacia una de las plataformas, la cual estaba conectada a una pasarela colgante donde podía ver a un humano siendo custodiado por dos lickers más. Lottie parpadeó al sentir un pequeño pinchazo agudo en su cabeza, sus orbes azules empezando a mostrar rojo en sus irises y sus escleróticas, atrayendo la atención de Kennedy.

          —¿Estás bien?—preguntó este preocupado.

          —No voy a convertirme en nada, Leon—bramó la pelirroja—. Pero la Plaga que tiene él encima está empezando a tomar fuerza.

          —Lo hace para poder controlar a esas cosas—concluyó el castaño—. Tenemos que detenerlo.

          —Me gusta esa idea—dijo ella sonriendo de oreja a oreja.

          Ambos se ayudaron mutuamente para poder alcanzar a subir a uno de los contenedores, Lottie alzando su arma para tenerla lista en el caso de que tuviese que disparar. El comandante de la guerrilla miraba con violencia como cada una de sus bestias se encargaba de matar a cualquiera que esté en el camino, sus ojos tan rojos y oscuros ante su mirada penetrante. Harmon apuntó y disparó contra la baranda a modo de distracción y al mismo tiempo de advertencia. Sasha ladeó su mirada hacia el matrimonio, sus orbes aclarándose para mostrar verdaderamente que él estaba demostrando control sobre la situación y sobre el virus, observando finalmente que los norteamericanos realmente habían sobrevivido al bombardeo.

          —Realmente la usó—bramó Leon.

          —¡Detente, Sasha!—exclamó Lottie al eslavo—. ¡No tienes por qué hacer esto!

          —Claro que lo tengo—declaró el hombre parpadeando para volver a tener aquellos ojos rojizos, los lickers a su lado aullaron—. Mátenlos.

          Lottie soltó un jadeó, abriendo fuego cuando el primer licker saltó hacia ella, derribándolo al instante, mientras que Leon salió disparado a un lado cuando el otro se le abalanzó encima. Harmon gritó su nombre, parte de sus cuerdas vocales llegando a una nota que parecía desesperada y horrorizada al mismo tiempo. Otro licker que salió de su escondite se abalanzó sobre ella, tumbándola de espaldas en el contenedor y la pelirroja soltó un gruñido ante el peso que tenía encima. La bestia que tenía enfrente aulló con todas sus fuerzas, queriendo devorársela como lo hizo con los soldados que estaban tirados muchos metros atrás. Ella mantuvo un fuerte agarre con el licker, lanzándole una mirada fija que lo hizo detenerse.

          Sus ojos volvieron a teñirse de rojo y finalmente el licker se alejó un poco de ella.

          Cuidadosamente, la pelirroja se puso de pie.

          (Le parecía increíble cómo era posible controlar a esa cosa.)

          —¡Necesito un poco de ayuda aquí!—bramó Leon abajo.

          Ella dirigió su mirada hacia el licker que estaba atacando a Leon, volviéndola otra vez al que había alejado. En un movimiento rápido de ojos, Lottie ordenó silenciosamente a la bestia que atacase al enemigo que tenían frente a ellos y el licker no tardó en abalanzarse sobre su compañero — liberando a Leon de su prisión. El castaño apuntó en dirección a las dos BOWs, sin poder disparar debido a que se atacaban entre ellas, ya no iban dirigidas a él. Kennedy se giró para mirar a su mujer, quien seguía de pie en aquel contenedor, su mirada igual de tensa y penetrante como la de Sasha. Él debía sacarla de ese lugar, temiendo que la pelirroja fuese consumida por ello.

          —¡Lottie!—la llamó él.

          Harmon parpadeó—Estoy bien. ¿Dónde diablos está Sasha?

          Ambos subieron otro contenedor más, topándose con el horrífico escenario donde varios soldados luchaban por su vida para poder sobrevivir a la masacre de Sasha. Leon buscó algún rastro del comandante, mientras que Lottie no dudó en abrir fuego para abatir a dos lickers que estaban moviéndose rápidamente hacia ellos. La pelirroja jadeó al escuchar que Leon disparaba hacia otro lado, sus ojos azules topándose con la figura de Sasha escapando por los mismos contenedores.

          —¡Vamos!

          Al tomar carrera, el duo de agentes norteamericanos se movió a la velocidad de un rayo, saltando entre los espacios de los contenedores dispuestos a dar con el comandante. Como dos lobos buscando a su presa, teniéndola en la mira y sin ánimos de perderla; moviendo sus piernas como si fuese en piloto automático. Sus respiraciones no estaban agitadas, sus movimientos eran medidos con tal precisión hasta el punto de no fallar y llegar hasta el hombre que había provocado todo ese caos. Lottie fue la primera en saltar hacia el suelo para hacer un rol hacia adelante, disparando hacia Sasha para poder herirlo sin intenciones de abatirlo. Leon disparó a dos lickers que estaban detrás, matándolos de manera instantánea y siguiendo de cerca a su mujer, recargando su arma en el proceso.

          Hasta que, repentinamente, los lickers ya no los seguían.

          —¿Pero qué...?—preguntó la pelirroja.

          Leon la empujó a un lado—Lottie.

          Ambos corrieron en dirección hacia donde iban los lickers, observando que iban en manada a arremeterse contra la presidente Belikova, quien estaba en otra habitación aislada del pabellón. Lottie vio que el comandante corría en dirección hacia donde estaba la mujer, disparando repetidas veces con su arma contra un vidrio que nunca se rompió. Leon le indicó a Harmon que tomase el flanco derecho mientras que él tomaba el izquierdo, sus armas posicionadas hacia adelante, sin saber a quién verdaderamente apuntarle. Sasha, al ver que su ataque fue fútil, golpeó el vidrio violentamente hacia ella.

          Svetlana mostró condescendencia en su tono—¿Qué ganará con matarme?¿Ha pensado en esto?¿Quién liderará el país cuando ustedes consigan la independencia?—alzó una ceja, poco impresionada—. ¿Tú?

          —¡No tengo intenciones de recibir consejos de una pretendiente al trono!—bramó Sasha.

          —Por si te interesa...todos los mayores, excepto el atamán, están ahora de mi lado—replicó la mujer de cabellos rubios—. Todos dijeron que con gusto renegarían de la independencia cuando les prometí compartir con ellos las ganancias del petróleo.

          —Eso...no es posible.

          —Sí, eso pensaba yo. Pero no me equivoco, ¿o sí?

          —¡Cállate!—exclamó el comandante de la guerrilla antes de soltar un quejido de dolor, arrodillándose al tomar su pecho.

          —Mientras hemos perdido tiempo aquí, han ocurrido cosas en el mundo—bramó la mujer fastidiada, antes de darle una mirada a los dos agentes—. No tenemos tiempo para pelear entre nosotros, en este país tan diminuto.

          Allí fue cuando se dieron cuenta de las verdaderas intenciones.

          Svetlana Belikova era el apicultor, manteniendo en secreto aquellas BOWs debajo de su palacio, listas para atacar.

          Esa mujer podría llegar a provocar una guerra.

          Sasha soltó un quejido de dolor, haciendo que Lottie cerrase los ojos con fuerza al sentir la influencia de la Plaga sobre ella, resistiéndose. Leon se acercó a ella rápidamente, sacudiéndola por un segundo y así espabilarla, observando que un licker iba en camino hacia su amo, de no ser por un tubo que salió del suelo. Harmon jadeó, parpadeando dos veces antes de mirar hacia donde miraba su marido. Del tubo, el cual se partió en tres, salió un hombre gigante, de al menos unos cuatro metros de altura. Su traje era negro y su piel era más pálida que de costumbre. El collar que llevaba puesto mostraba una serie de números y su mirada se fijó en los tres humanos presentes.

          —Esto debe ser una puta broma—dijo Leon rodando los ojos.

          Lottie lo miró por el rabillo del ojo—¿Sigues pensando que esta fue una buena idea?

          —Debiste haberme pateado el trasero y seguir las órdenes de Hunnigan—declaró el castaño devolviéndole la misma mirada—. Pero como no soy tú, no opinaré.

          —Ahora tenemos a un maldito Tyrant frente a nosotros-

          Otro tubo, un poco más lejos, también se levantó, mostrando al mismo monstruo que vieron antes. Harmon apretó sus labios en una fina línea, sin poder creer lo que veía con sus propios ojos: dos Tyrants que no tardarían nada en aplastarlos debajo de sus botas y finalmente matarlos.

          —Que sean dos—dijo ella en un murmullo.

          —Genial, la cosa se pone cada vez mejor—bramó Leon exasperado—. En el mal sentido.

          —Hay un elevador a mis once—añadió la pelirroja—. ¿Deberíamos huir?

          —Dalo por hecho, cariño—dijo Kennedy antes de tironear de su mano.




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          Llegar a la superficie fue una gigante odisea, en todos los sentidos posibles.

          Sasha parecía estar demasiado concentrado en que sus lickers despedazasen a los dos Tyrants, los cuales no tenían suficiente identificación, que habían aparecido en el gran laboratorio subterráneo del Palacio Presidencial. Lottie apretó los dientes al ver que uno de aquellas bestias terminó rompiéndole el cráneo a uno de los lickers; la sangre goteando a través de su herida y el cuerpo sin vida cayendo en seco al piso. El matrimonio Kennedy, mientras tanto, buscaba una manera de poder escapar por uno de los ascensores — claramente teniendo al otro Tyrant detrás. Leon apenas logró escapar del primer golpe, este rompiendo una columna de concreto a su paso. Lottie disparó en dirección a la cabeza, sin lograr hacerle mucho daño antes de seguir a su marido.

          —¡Dudo que un par de balas puedan matarlo!—bramó Leon delante de ella.

          —¡Tenía que intentarlo!

          —Fue detectada la liberación de un peligro biológico. Todo el personal deberá evacuar por los ascensores. La incineración de las instalaciones comenzará en breve.

          —¡Oh, vamos!—exclamó Lottie agitada.

          —¡Lottie!—llamó Leon atrayendo su atención—. ¡Mira!¡Podemos usar eso!

          Los orbes azules de Harmon se enfocaron en dos tanques de combustible que estaban parados junto a otra fila de contenedores. Ella asintió a Leon, preparándose para dispararle al primer Tyrant que se atravesase y cuando este, el cual los buscaba a ellos, pudo siquiera mirarlos — Leon sonrió de lado antes de apretar el gatillo. El fuego lo hizo caer a un lado, empujando al otro que tenía a Sasha en la mira, este cayendo ante la explosión. Desorientado, este se cubrió el rostro ante la iluminación que traía el fuego, siendo capaz de consumirlo todo y tosió de manera violenta otra vez. Leon empujó a Lottie para que fuese a ayudarlo, la pelirroja soltando un gruñido de resignación antes de acatar la silenciosa orden. Ella corrió a través del fuego, sintiendo su piel perlada en sudor, para tomar del brazo a Sasha y esquivar una mano gigante que iba derecho hacia ellos.

          —¡Corran!—exclamó Leon.

          —Sasha, davay (Sasha, vamos)—dijo la pelirroja tironeando de su brazo.

          —Vy ostavlyayete svoyego partnera pozadi (Estás dejando a tu compañero atrás)—bramó el comandante adolorido.

          —Moy muzh mozhet pozabotit'sya o sebe i samostoyatel'no (Mi marido puede cuidarse solo y por su cuenta)—respondió ella continuando con su paso—. my uydem otsyuda (Nosotros saldremos de aquí).

          Lottie giró por otro pasillo, topándose con el mismo ascensor de antes y ambos corrieron en dirección a este. Leon les siguió el paso, de cerca, girándose al ver al Tyrant que estaba poniéndose de pie para poder correr hacia ellos. Lottie soltó un gruñido al ver que estaban cerca, pero tan lejos al mismo tiempo, cuando las puertas del ascensor se cerraron frente a ellos. Leon corrió hacia los botones, presionándolos de manera casi urgente, mientras que Lottie y Sasha apuntaron con sus armas hacia el Tyrant que se acercaba de manera imponente hacia ellos. El castaño finalmente desistió, uniéndose a sus compañeros mientras que ellos esperaban el momento exacto para disparar.

          —¿Qué ocurrió con el ascensor?—bramó la pelirroja.

          —No puedo abrirlo—respondió Leon exasperado.

          Ella le regaló una sonrisa socarrona—¿Ya te oxidaste, Kennedy?

          —Si puedes abrirlo con tus poderes, eres libre de hacerlo—masculló su marido rodando los ojos.

          —No me gustaría poner a prueba algo que todavía no controlo.

          Luego, el ascensor entró en funcionamiento, haciendo un ruido sumamente escandaloso. Lottie ladeó su mirada hacia atrás, observando la luz roja en funcionamiento.

          —¿Por qué está haciendo eso?—bramó Kennedy mirando a Harmon de reojo.

          —¿Me viste cara de ingeniera mecánica?

          —Ustedes son realmente un desastre—bramó Sasha rodando sus ojos.

          Las puertas del ascensor, a sus espaldas, se abrieron y Sasha fue el primero en meterse, mientras que Leon cubría a Charlotte antes de cruzar el umbral para empezar a disparar hacia el Tyrant que se acercaba corriendo a zancadas bien medidas. La puerta volvió a cerrarse, ambos agentes disparaban para mantener a raya al Tyrant, hasta que otro licker más se abalanzó sobre el gigante para dejar que esta se cerrase. Comenzaron a subir rápidamente y Lottie finalmente podía respirar con normalidad, soltando un suspiro antes de quitarle un cartucho a su arma para cambiárselo por otro. Leon hizo lo mismo, soltando el cargador y reemplazándolo por el siguiente en su chaleco gris. Luego de eso, sacó una pequeña petaca de su bolsillo y la abrió para darle un sorbo.

          —Leon...—dijo Lottie con tono reprobatorio.

          Kennedy le tendió la botella—Solo bebe.

          La pelirroja lo miró por un momento, antes de tomar la pequeña botella y darle un largo trago. El líquido se encargó de hacer chillar su garganta, raspándola mientras que el alcohol entraba directo a su organismo. Eventualmente, ella cerró la botella para dársela a Leon, su mirada recayendo en la figura de Sasha, quien intentaba recomponerse por todo lo que había ocurrido antes.

          —¿Estás bien?—le preguntó ella.

          —¿Por qué me están ayudando?—bramó el comandante recomponiéndose.

          —Aw, no te me pongas sentimental—declaró Leon rodando sus ojos—. No estamos haciendo esto por ti—asintió al mirar hacia adelante—. No queda nadie más para decirle al mundo qué pasó en realidad, solo es por eso.

          La puerta del ascensor se abrió abruptamente al subir un par de metros de altura, el Tyrant queriendo entrar a toda fuerza. Leon y Lottie abrieron fuego instantáneamente, mientras que Sasha se recluía contra uno de las esquinas al ver a la gran bestia queriendo destruir todo trazo de testigo de aquel lugar. Su mirada clara se fijó hacia arriba, observando que había una trampilla abierta, siendo esta la única manera de escapar.

          —¡Chicos, la trampilla!

          En cuanto observaron que el monstruo no entraría, corrieron hacia la esquina para impulsarse mutuamente a alcanzar la trampilla. Las escaleras que tomaron en el otro ascensor estaban a un lado, Lottie siendo la primera en subir por ordenes de Leon. El segundo Tyrant entró por la puerta, queriendo hacer lo mismo que su compañero. Kennedy se apresuró en empezar a subir también, mientras que Sasha estaba paralizado en su lugar. Poco a poco, el peso de ambos monstruos terminaría por derribar el ascensor.

          —¡Vamos!—exclamó Lottie.

          Varias chispas se esparcieron por el ascensor ante la fuerza y Leon le tendió una mano al hombre que volvió a toser.

          —¡Date prisa, Sasha!

          Este saltó cuando el ascensor finalmente cedió, tomando la mano de Leon para luego sostenerse de la escalera, debajo de ellos no había ningún suelo estable: solo un gran agujero negro. ¿Y los Tyrants? Lottie realmente estaba aliviada de haberlos perdido allí abajo. El trío continuó por las escaleras, llegando hasta una puerta que los condujo dentro del Palacio Presidencial y allí pudieron continuar con su camino, topándose con más cuerpos tirados en el suelo. Harmon se encargó de liderar cubriendo parte de su flanco, mientras que Leon se encargaba de cubrir la retaguardia. Los pasillos del palacio estaban completamente en silencio, siendo estos la única calma que Charlotte podía percibir antes de la inminente tormenta que se avecinaba con las verdaderas intenciones de Svetlana Belikova.

          —¿A dónde vamos?—bramó Sasha detrás de ella.

          —Primero tenemos que salir de aquí y llamar refuerzos—declaró Lottie manteniendo sus pasos bien medidos—. ¿Después? No tengo ni la más puñetera idea.

          —Hunnigan debería haber encontrado algo—dijo Leon más atrás, su mirada azul enfocándose en la pelirroja—. ¿No llamó?

          —Sigo sin noticias.

          —Svetlana debió cortar las comunicaciones—añadió Sasha.

          Lottie apretó los dientes—Eso podemos agradecérselo a nuestra madrina favorita.

          El sol los iluminó al momento de salir al exterior, Lottie tuvo que taparse los ojos por un segundo, parpadeando así para acomodar sus pupilas ante la luz. Sasha volvió a toser, tocándose el pecho ante la pura agonía que se esparcía por su pecho lentamente, su vida empezando a ser tomada por el parásito. La pelirroja soltó un jadeo al escuchar un grito lejano, alzando su mirada hacia la izquierda, topándose con uno de los Tyrants sosteniendo el cuerpo de un guerrillero y este intentaba zafarse con todas sus fuerzas.

          —Pomogi mne! (¡Ayúdenme!)—bramó el hombre desesperado.

          —Creo que definitivamente no están muertos—dijo Leon—. O lanzaron a un tercer Tyrant.

          —Ya quiero que este día se termine, por el amor de Dios—murmuró la pelirroja cansada.

          —El día terminará—declaró Sasha—. Cuando estemos muertos.

          Lottie tuvo que apartar su vista al ver que el Tyrant se encargaba de partirle la cabeza al guerrillero con la fuerza de su mano, la sangre cayendo al suelo en borbotones. A su lado, en la otra mano, un licker se encontraba sin vida; parte de su cabeza aplastada por aquella mano. Sasha volvió a soltar otro gruñido más, haciendo que los dos agentes norteamericanos estuviesen alertas ante la posible transformación del comandante. Lottie tomó a Sasha de los hombros, mirando algún lugar donde pudiesen esconderse sin llamar la atención y Leon le indicó con la mirada una columna donde ambos podrían esconderse. Silenciosamente, el trío se movió hacia el lugar manteniendo un fuerte contacto visual con el Tyrant que buscaba a su siguiente presa. Sasha terminó colocándose contra la pared, mientras que el matrimonio miraba el terreno y la gran infinidad de posibilidades.

          —¿Ahora qué diablos hacemos?—bramó el eslavo con dolor.

          —Necesitamos un maldito plan, Sasha, eso es lo que hacemos—dijo Leon de manera severa—. Lo único bueno aquí es que tenemos campo abierto y libertad absoluta para ponernos creativos. ¿Alguna idea, kukla (muñeca)?

          —Y tú decías que tu ruso es asqueroso—añadió la pelirroja rodando los ojos antes de mirar su entorno—. La idea de un campo abierto y amplio es beneficiosa, pero muy arriesgado con la cantidad de espacio y los lugares para esconderse. La pregunta aquí es cómo detenemos a esa cosa.

          —Con un maldito cohete—declaró Sasha poniéndose de pie.

          —Los camiones de carga que vimos al entrar, Leon—indicó Lottie señalando hacia el este—. Están llenos de cartuchos con balas y artillería pesada, podríamos usarlos.

          —Y tal vez encontrar un cohete, o algún tanque de gasolina para hacerlo explotar—asintió el castaño—. Es una buena idea.

          Ella ladeó su cabeza a un costado—Realmente dudo que pueda acercarme para plantarle un C-4 en la espalda, pero...

          —Esa no es una tan buena idea.

          —Bien, bien, de acuerdo, no lo haré—replicó Harmon lazando ambas manos.

          —Alguien tiene que distraerlo—dijo Sasha cubriéndose.

          La pelirroja miró a los dos hombres—Leon y tú vayan por la artillería, busquen algo explosivo. Yo me encargaré de atraer su atención.

          —¿Desde cuando tú das las ordenes?—dijeron ellos al mismo tiempo.

          —¿Quieren arreglarlo con piedra, papel o tijera?

          Sasha intentó no mostrarse horrorizado por la poca seriedad de la situación—No seas ridícula, mujer.

          —Si yo gano, iré a distraerlo—dijo Leon tocándole el brazo a Lottie—. Si tú ganas, vas y lo distraes.

          Lottie sonrió mostrando sus dientes—Hecho.

          —No puedo creerlo—suspiró Sasha abatido.

          Durante la primera ronda, Lottie fue quien ganó, sacándole una queja entre dientes a su marido. En la segunda, ella también ganó, para luego ser derribada en la tercera por Leon. Sasha se asomó a mirar el campo, observando que el Tyrant seguía merodeando por ahí para buscar a su próxima presa. Su mirada se volvió urgente al ver que los dos agentes continuaban jugando a su maldito juego. En la quinta ronda, ambos empatados, Lottie volvió a mover su mano con más urgencia mostrando un puño cuando Leon mostró dos dedos. Harmon soltó una carcajada en voz baja al ver que había ganado.

          —Diablos—farfulló el castaño.

          Lottie le regaló una mirada socarrona—Es lo justo, cariño.

          —Ustedes dos son los norteamericanos más raros que he conocido jamás—bramó Sasha a sus espaldas—. ¿Ya terminaron?

          —Definitivamente—dijo Lottie poniéndose de pie—. Deséenme suerte, idiotas.

          Al momento de que ella se alejase, Leon le tomó el brazo, deteniéndola antes de salir y su mirada parecía estar reflejando parte de su preocupación por el riesgoso intento de distraer al gran monstruo. Lottie, quien entendía esa mirada como si conociese su propia vida, se acercó para darle un beso casto en sus labios — a simple modo de disuadirlo y tranquilizarlo. Luego de un largo minuto, Sasha tuvo que apartar la mirada, completamente ruborizado, ellos se separaron.

          —Estaré bien. Confía en mi—declaró la pelirroja con convicción.

          —Intenta que no te maten.

          Ella le guiñó un ojo antes de salir corriendo a campo abierto.




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sin editar

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