xvi. ángeles y pecadores


GUERRA CIVIL,
capitulo dieciséis: ángeles y pecadores!



          VOLVER A ENTRAR EN LA IGLESIA NO FUE TAN COMPLICADO, pero no tampoco fue sencillo, más teniendo una horda de infectados tocando las puertas para entrar y tener su festín. Saltaron hacia una escalera, la cual los llevó una puerta que daba a un pequeño ático viejo, del cual Lottie no estaba tan tranquila de caminar luego de ver ratas muertas y parte de la madera del suelo seca y rota. Leon fue el guía de su compañera ante la oscuridad de la noche, hasta toparse con una puerta que los bajaba hacia uno de los pasillos. La luz de la noche se filtraba por las ventanas, algunas rotas, otras en perfecto estado; los colores se tornaron fríos, mezclándose un poco por los cálidos que estaban puestos en las ventanas. El matrimonio Kennedy caminó lentamente por el lugar, manteniendo sus armas en alto ante cualquier amenaza que se atreviese a cruzarse en su camino, los pasos de ambos bien medidos, casi sigilosos — como si fuesen asesinos acechando a su presa.

          Charlotte agradeció que Krauser les haya enseñado eso.

          —Esto está muy silencioso, ¿no crees?—le dijo Leon en un murmullo.

          —Demasiado silencioso—respondió ella con el mismo tono—. ¿Acaso han logrado entrar?

          —Dudo que sean lo suficientemente estúpidos como para permitirle la entrada al diablo en persona.

          —Alguno de ellos se habrá asustado—murmuró la pelirroja ladeando la cabeza—. Vamos a buscar a JD.

          Leon asintió en silencio, marcando el camino otra vez con sus pasos, avanzando hacia un pasillo que los conectó con el ala central de la iglesia. La iluminación que había por dentro era un desastre, pero suficiente para poder moverse sin alertar su presencia a alguien más. Lottie se detuvo al escuchar un par de disparos en la nave central de la iglesia, lanzándole una mirada a su marido por el rabillo del ojo. Los dos agentes se movieron rápidamente al escuchar más tiros, al bajar a un camino cercano a las escaleras principales, la pelirroja observó una cantidad peligrosa de cuerpos esparcidos por la iglesia. Sangre espesa y viseras manchaban el suelo perteneciente a los santos, o al menos a quienes se encargaban de ser santos en aquella iglesia antes de que estallase la guerra. Escucharon a alguien toser, sus miradas azules fijándose en la figura de JD, este estaba sentado cerca del altar; pistola en mano, casi intacto, entre todo el caos.

          —¡JD!—llamó Leon y este levantó la mirada—. ¿Estás bien?

          —Sí—respondió el muchacho eslavo en un carraspeo—. Solo...solo bajé la guardia un momento.

          —Espero que no lo hayan infectado—dijo Lottie dándole una última mirada a Leon antes de tomar las escaleras principales.

          El altar y parte de la nave central estaban iluminados con sombras duras provenientes de la luna penetrando las ventanas, las velas encendidas que había en los candelabros le dieron un aspecto más peligroso y gélido cuando Lottie caminó junto a Leon hacia donde estaba el guerrillero. No pisaron ningún cuerpo, moviéndose al mismo tiempo para no perturbar a los muertos en terreno santo. A pesar de que, en ese momento, desde que el gatillo fue apretado, esta era tierra de nadie. Hasta los santos lloraban por tal pérdida, por tal pecado perpetrado en un lugar tan puro como lo era esa iglesia, convirtiéndolo en un lugar perteneciente al infierno. JD recargó su pistola, la que asumió Lottie que le pertenecía a Leon, sabiendo muy bien que el gobierno de Estados Unidos no lo enviaría sin equipamiento.

          —Kha... oni dali nam dostatochno (Huh...nos dieron bastante)—espetó el muchacho en ruso.

          —i chto ty eto govorish' (Y que lo digas)—bramó Lottie caminando hacia él—. Chto, chert voz'mi, zdes' proizoshlo? (¿Qué diablos pasó aquí?).

          —da, eto dlinnaya istoriya (Eh, es una larga historia).

          —Me gustaría saber cómo es que hablas ruso—añadió Leon lanzándole una mirada fulminante a su mujer.

          Harmon rodó los ojos—Estuve dos años muerta, Leon, creo que es suficiente tiempo como para aprender a comunicarme en otros idiomas si lo necesito. Además, no hablas tan mal el ruso.

          Fue el turno de Leon para rodar sus ojos.

          JD guardó el arma en su funda, poniéndose de pie rápidamente para llamar la atención de la pareja, su expresión completamente preocupada—¿Dónde está Buddy?

          —Cuando llegamos, él ya no estaba—respondió Leon ladeando sus ojos hacia el rubio—. Y el maletín con la Plaga estaba vacío.

          —Asumimos que él llegó primero y tomó las muestras, estaba más adelantado—dijo Lottie al tiempo que asentía—. La única conclusión que podemos sacar de esto es que tu comandante y amigo está infectado con la Plaga, JD. Lo lamento mucho.

          —¡Maldita sea!—exclamó derrotado el muchacho—. ¿Ahora qué hacemos?¡Debemos salvarlo!

          —Metiéndole una bala en la columna, posiblemente—murmuró Leon antes de girar su cabeza hacia Harmon—. A menos que Nora tenga otra réplica del laboratorio que ella y Luis tenían en España, porque ese está destruido.

          —No seas así, idiota.

          —Deberíamos evaluar las opciones, si es que el imbécil vuelve a aparecer—añadió el castaño cruzándose de brazos—. No ha estado cooperando conmigo desde que llegué. Pero lo que aquí importa es que van a purgar todo este lugar, debemos irnos ya.

          JD sonó desconcertado—¿Qué?

          —El ejército va a quemar toda el área y todo lo que hay en ella.

          —Es casi similar que envíen un misil, qué ironía—declaró Lottie haciendo una mueca—. Leon tiene razón aquí, JD. No tenemos tiempo.

          —Oh, mierda—bramó el rubio caminando hacia un lado, antes de empezar a toser, llevándose ambas manos a su abdomen.

          Lottie se mantuvo expectante a las reacciones que tenía el guerrillero, dando pasos deliberados hacia él para poder encontrarlo en la oscuridad. En un movimiento seguro, pero lento, este se quitó el chaleco antibalas para caminar hacia Leon y entregárselo en silencio. La pelirroja miró la expresión decisiva del rubio, observando un ligero cambio en su tono de piel y en sus ojos; algunas venas negras se encontraban empezando a surgir en parte de su cuello, pero Lottie decidió apretar sus labios antes de advertir algo que no sabía con certeza si ocurriría.

          —Solo necesito ir a hacer algo antes de escapar—señaló este antes de levantarles el puño a ambos.

          Lottie y Leon se miraron entre ellos, confundidos.

          —Solo choquen el puño, chicos, no es ciencia química—se quejó el rubio rodando sus ojos—. Es un choque de equipo.

          —¿Ahora somos un equipo?—inquirió Lottie con diversión.

          JD insistió—Así es como se hacen las relaciones internacionales, ¿no?

          —Buen punto.

          Ambos chocaron puños, logrando que el rubio soltase una carcajada antes de separarse de ellos. JD se dirigió hacia la puerta que estaba al costado, la cual se abrió abruptamente por un hombre un poco más alto que JD, cabello castaño más corto y orbes verdes. Lottie no debía deducir nada, ya que su propia conclusión la llevó frente al comandante de la guerrilla. JD se quedó de pie, mirándolo anonadado y la pelirroja se llevó la mano a la pistola que estaba en su pierna derecha. Leon, lentamente, se colocó el chaleco, acomodando el rifle que colgaba en su espalda.

          —Buddy...¡Genial! Todavía eres humano—bramó el rubio.

          Fue en cuestión de segundos que JD empezó a toser de manera más violenta, su amigo acercándose antes de percatarse de la presencia de los agentes norteamericanos. Lottie alzó su pistola, mientras que Leon permaneció quieto, contra la mirada furiosa de quien parecía ser Sasha.

          —¡Tú!—exclamó el comandante—. ¿Qué has hecho?

          JD alzó su mano, adolorido—¡No!¡Ellos no son nuestro enemigo! Es...¡Estoy bien!¡Vete!

           Lottie apretó sus ojos, sintiendo una jaqueca en su cabeza que era similar a una aguja pinchando su brazo, haciéndolo un dolor agudo que se multiplicó antes de parpadear y mirar detenidamente a JD. Sus ojos azules, o al menos parte de estos, empezaron a teñirse de rojo y ella negó lentamente para espabilarse. JD volvió a toser, sintiéndose más debilitado, mientras que la pelirroja lo miraba intensamente — sintiendo como la plaga se acoplaba a su columna y se apropiaba de cada neurona, cada parte de él. Le dio pena por un momento, sabiendo que el efecto de una plaga ya madura era casi tan rápido como la muerte. Este gruñó antes de correr en dirección a su comandante, pero Leon le disparó dos veces en las piernas, deteniéndolo. JD intentó levantarse rápidamente antes de detenerse en sus rodillas — le lanzó una mirada perdida hacia la pelirroja y los otros dos hombres la miraron.

          —¿Pero qué...?—balbuceó Leon sorprendido.

          —Tú también estás infectada—murmuró Sasha.

          —Estaba infectada—corrigió la pelirroja enviándole una mirada llena de enojo, dando un par de pasos hacia él—. Esto es simplemente una secuela del virus, luego de estar meses a merced de un científico egoísta.

          Leon se acercó con ella apuntándole a JD—Tenemos que eliminarlo, no creo que quieras verlo como un monstruo.

          —¡Espera!—imploró el eslavo con su arma.

          Lottie lo miró con simpatía, alzando su mano para colocarla en el arma de Kennedy, pidiéndole en silencio que la bajase mientras su mirada iba hacia el guerrillero infectado que estaba tirado en el suelo. JD alzó su cabeza, mirando con pura agonía al comandante de la guerrilla.

          —Sabes, en realidad no me importaba la independencia—dijo este—. Solo quería que fuese como los viejos tiempos, antes de que toda esta mierda viniese a nosotros. Y...

           Harmon apretó sus labios en una mueca, de pura pena, ante lo que veían sus ojos en ese instante. JD volvió a cerrar sus ojos con fuerza, sacando lágrimas de sangre que solo lo hicieron ver más pálido de lo que ya era, venas negras se notaban más pronunciadas alrededor de su cara y cabeza. Leon jadeó, alzando su arma otra vez, observando como el eslavo se quejaba y se contraía hasta el punto de soltar un chillido, su cabeza explotando para dejar ver tentáculos moviéndose violentamente ante la herida. El suelo era manchado otra vez más por la sangre de alguien que no quería estar en una guerra, pero fue forzado a ella.

          —Estábamos ansiosos por mostrarte Estados Unidos—espetó el castaño al lado de Lottie antes de disparar.

          La pelirroja cerró sus ojos al escuchar caer el cuerpo sin vida de JD al suelo.

          El silencio que vino después de ello, fue sumamente doloroso.

          Sasha se apoyó contra una de las columnas, sin poder creer lo que acababa de ocurrir. Lottie envió una mirada a Leon, señalando con su cabeza a la pistola y este la guardó en su funda, ladeando su cabeza hacia el comandante abatido.

          —Créeme, hemos visto esto todas las veces necesarias—espetó el norteamericano—. No es nada agradable, pero alguien debe tomar la decisión.

          Poco después, Lottie cubrió el cadáver con una sábana blanca, la cual empezó a mostrar manchones de sangre por las heridas que aún sangraban y se reunió con los dos hombres. Sasha se encontraba sentado en uno de los bancos, completamente en silencio y desconsolado, Leon no estaba tan alejado de él. A lo lejos empezó a escucharse una pequeña sirena, anunciando lo inevitable. La pelirroja se enderezó, mirando seriamente al guerrillero, el cual tenía un poco de sangre manchando su chaqueta.

          Sangre de su amigo.

          —Lamento lo que le ocurrió a tu amigo, Sasha—dijo finalmente ella—. No obstante, esta es una consecuencia evitable.

          El comandante negó con la cabeza—¿Y tú como diablos sabes eso?

          —Cuando lidias con una BOW y me refiero a muchas—declaró Leon a su lado—. No hay una diferencia entre amigos y enemigos, ese límite se borra. Te lo quita todo, absolutamente todo. La causa por la que luchas, tu respeto hacia los demás...por eso estamos aquí.

          —Tenemos que evitar que esto, lo que le pasó a tu amigo, vuelva a ocurrir—concluyó la pelirroja—. Dame la Plaga, es la única manera.

          Una explosión se escuchó fuera.

          —En lo que a mi me concierne...no hay ninguna diferencia entre esto y usar BOWs—dijo Sasha poniéndose de pie, mirándolos a ambos—. Si quieren evitar que esto vuelva a ocurrir, suelten sus armas.

          Leon y Lottie no movieron ni un dedo ante el pedido.

          —Bien, así serán las cosas—prosiguió el comandante—. Esa es mi respuesta y esta es la suya.

          Otra explosión más cercana se escuchó a un lado. Repentinamente, el lugar empezó a temblar y el techo empezó a romperse. Leon tomó la mano de Lottie, tironeando de ella para poder correr hacia un lugar seguro, así pudiendo escapar de la iglesia. Sasha se quedó de pie en el altar, observando como ellos escapaban, dejando a los cuerpos de los inocentes sangrar en un lugar que antes pertenecía a santos y ángeles.




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8 horas después.

          Fue cuando empezó a salir el sol que Lottie despertó, sus músculos dolían como si un camión le hubiese pasado por encima y sus ojos se encontraban pesados. La pelirroja soltó un suspiro de cansancio, intentando alzar sus brazos para estirarse, justo como lo hacía Munchkin en su casa cuando se acercaba a las ventanas llenas de sol — ya sea en invierno u verano. No obstante, algo le impedía levantar los brazos, o mejor dicho alguien. Lottie miró en dirección a Leon, quien dormía plácidamente a su lado, rodeándola con ambos brazos, su cabeza descansando contra el hombro de la pelirroja y parte de su cabello castaño cubriendo su rostro parcialmente. Ella parpadeó, mirando la habitación donde se habían quedado, parte de los escombros dejaban que el frío entrase como lo hacía el sol y la claridad de la mañana.

          El olor a humo fue también lo que la despertó.

          Horas atrás, Lottie podría haber jurado que estaba luchando para preservar su vida.

          Ada Wong estaba en lo cierto, el gobierno de la República Eslava iba a purgar todo el lugar para poder deshacerse de los infectados, para poder deshacerse de la resistencia. ¿La iglesia en la que ellos se escondían? Destruida hasta el punto de dejar polvo, los cadáveres siendo sepultados por piedra y miseria, dejando que la sangre sea solamente el rastro de la masacre que había perpetrado la oposición. Y con ello, el cadáver de JD, quien ya había muerto mucho antes de que todo se destruyera como un castillo de naipes. Los infectados salían de todos los rincones, entre el fuego y los escombros, algunos ya estaban tirados en el suelo. Escaparon a duras penas, corriendo por las calles para poder salvarse de las detonaciones que ocurrían a sus anchas, hasta que finalmente llegaron a un edificio seguro y fuera de peligro.

          Leon empezó a disparar cuando observó a varios infectados siguiéndolos.

          Lottie lanzó una mirada de advertencia en dirección a los infectados, dispuesta a volver a intentar utilizar sus nuevas habilidades contra la cepa de la Plaga que estaba dentro de aquellos infectados. Eventualmente, estos se detuvieron, sabiendo que allí había una cepa dominante del virus y que no dudaría en atacar si ellos se acercaban más de la cuenta. Los infectados se dispersaron, alejándose de ellos, mientras que Leon bajaba su arma y le lanzaba una mirada inquisitiva a su mujer.

          —¿Vas a decirme qué diablos fue eso?

          Lottie parpadeó, manteniendo su rifle de asalto en la mano, ladeando su mirada hacia Leon—Es...complicado. Supe que podía hacer esto hace unas diez horas, creo que es una respuesta que generó el virus, aún no supe ponerle nombre.

          —Hunnigan sabe de esto, ¿verdad?

          Harmon negó—En lo que me concierne, solo lo sabemos tú y yo, además de Sasha. Nadie más lo sabe.

          —Bien, es mejor así—espetó el castaño, mirándola a través de la luz que daba la luna hacia ellos y el fuego que estaba de fondo—. Busquemos un lugar para cubrirnos y descansar.

          —¿Qué hay de Sasha?

          —No podemos buscarlo si tenemos millones de escombros impidiéndonos el camino—sentenció Kennedy manteniendo un firme agarre en su arma—. Es muy probable que la oposición haya enviado algún equipo de limpieza para ver si está todo destruido. Mejor escondernos a que Hunnigan tenga que venir para llevarse dos bolsas de cadáveres.

          —De acuerdo, tú muestra el camino—respondió Lottie encogiéndose de hombros.

          Al llegar a un edificio a través de unas escaleras de piedra, el matrimonio inspeccionó la habitación, buscando alguna amenaza o enemigo que intentase arruinarles la noche, pero todo lo que encontraron fue una habitación con pocos escombros y una cama deshecha con mucho polvo. Bastó sacudirla un poco para poder sentarse en ella libremente. Leon se encargó de asegurar las puertas y poner una barricada para protegerlos a ambos de invasores poco deseados. Lottie observó parte de la ciudad en llamas, en silencio, con su rifle de asalto en las manos. El fuego se encargaba de consumir todo, hasta el más mínimo detalle, lo convertía todo en carbón negro, en cenizas. La pelirroja se preguntó si llegaría el punto en el que el mundo viviría de esa manera si todo empeoraba.

          —Intenta dormir—señaló Leon a espaldas de ella—. Tomaré la primera guardia.

          —Ya sabes que me cuesta dormir sola—declaró Harmon mirándolo a través de la oscuridad—. No me mires así.

          Una sonrisa ladina apareció en los labios de su marido, casi condescendiente y Lottie le tiró una piedra que él esquivó con facilidad. Harmon negó lentamente con la cabeza, divertida ante la tragedia que acababan de presenciar y se relamió los labios para mirar a su marido otra vez.

          —Si me lo pides así...—bromeó el castaño—. No voy a negarte nada, cariño.

          —No sé como caí por ti—añadió la pelirroja pasando a su lado—. Debí estar drogada o algo.

          —Caíste por mí, varias veces—le dijo Leon siguiéndola con la mirada—. Una de ellas te mató, en todos los sentidos. Fue un gran dolor en el trasero, pero eso también me hizo caer por ti, como un idiota.

          Harmon se recostó en la cama, enfocando sus orbes azules en la figura de Kennedy, antes de palmear el resto de la cama en una invitación silenciosa. Leon simplemente rodó los ojos, caminando en dirección al lecho y se recostó junto a ella, manteniendo su pistola a una distancia considerablemente cerca — escuchando un largo suspiro de su mujer. Se acomodó lo suficiente para poder conciliar el sueño y terminó durmiéndose en cuestión de minutos, ambos sucumbiendo al cansancio. Y Lottie no podía pedir más que unas horas para poder dejar que sus músculos permaneciesen en una sola posición.

          (O estar tranquila por unas horas.)

          Finalmente, cuando ella decidió desenredarse de los brazos protectores del castaño, se levantó para moverse despacio hacia el gran agujero que había dejado la explosión. Silenciosamente, a pesar de sus mejores intentos, sacó su PDA del bolsillo para encenderlo y ver que tipo de consecuencias se encontraría dentro. Ver al menos unas 74 llamadas perdidas de Hunnigan no fue algo que la sorprendiera, pero no se esperaba que fuesen tantas. Comprendió entonces el nivel de preocupación que llevaba la operativo del FOS, justo como una madre lo haría.

          —Sí, definitivamente estamos en problemas—murmuró la pelirroja.

          —Bienvenida al barco—gruñó Leon desde la cama, sentándose de manera pesada—. ¿Hunnigan?

          —Son al menos unas 74 llamadas perdidas—respondió Lottie girándose para poder mirarlo—. ¿Te desperté?

          —Estoy mal acostumbrado a dormir solo, además tengo sueño ligero.

          —La llamaré para reportar que estamos bien.

          —Va a matarnos con un maldito misil satelital, Lottie.

          —Eso es algo que realmente lamento por nosotros—murmuró Harmon antes de tocar el contacto—. Solo espero que el gobierno eslavo no haya quitado comunicaciones.

          Fue en cuestión de segundos que Ingrid Hunnigan apareció en la pantalla, siempre vistiendo de manera elegante, a pesar de que parte de su cabello estaba desarreglado y su rostro parecía no haber tenido un momento de tranquilidad desde la última vez que Lottie habló con ella.

          —Esto tiene una explicación...

          —Sí, definitivamente la escucharé en una audiencia con el presidente de los Estados Unidos una vez que traigan sus traseros de vuelta a Norteamérica—respondió la mujer morena de manera tajante, a modo de reprimenda—. Creí que había sido clara, Charlotte. La misión era buscar al idiota de tu marido y volver en un helicóptero que preparé especialmente para su extracción y debo enterarme que ustedes no solo cortaron comunicaciones, sino que volvieron a rebelarse en contra de ordenes dadas, se interpusieron en una guerra y ahora están...¡en una casa llena de escombros!

          Lottie miró a Leon—Yo te dije que estaba enojada.

          —Dime algo que no sepa—espetó Leon acercándose a la pantalla—. Hola, cariño. ¿Me extrañaste?

          —¡Ustedes dos son los agentes más inmaduros, estúpidos y obstinados que he conocido en mi vida!—añadió Hunnigan en un ataque de rabia—. Ahora mismo enviaré otro helicóptero para extraerlos y más les vale que estén ahí para cuando vuelva a llamar.

          —Eso no va a poder ser posible, Hunnigan—declaró Lottie haciendo una mueca.

          —No voy a tomar un "no" como respuesta aquí, Harmon.

          —Lo que Lottie quiere decir es que tenemos una oportunidad para poder indagar en lo que Scarecrow nos ha dicho—decidió intervenir Leon—. Las BOWs utilizadas en esta guerra están escalando a algo que no pueda ser posible de controlar, debemos intervenir y neutralizarlas. Necesitamos todo el apoyo posible para poder detenerlos.

          —Leon, no podemos intervenir—anunció Ingrid con dolor—. Incluso si quisiéramos, estaríamos violando muchos acuerdos y tratados internacionales. El presidente no ha sacado ningún decreto al respecto.

          —Entonces lo haremos por nuestra cuenta—concluyó Lottie—. Alguien le ha entregado la Plaga a los de la oposición al gobierno de Belikova. ¿Ha habido alguna investigación en ella?

          —No, por ahora, pero podría investigar...¡Ah, no!¡No voy a ser cómplice de esto!

          Leon esbozó una sonrisa—Ya te ofreciste. Gracias, Hunnigan.

          —Te hablaremos pronto—le dijo Lottie antes de guiñarle un ojo.

          —¡Pero...!

          Segundos después, la pelirroja cortó la llamada.

          —¿Crees que hará algo de eso?—preguntó Leon a Lottie.

          —Ella ya sabe nuestros motivos—replicó la pelirroja con seguridad—. Nosotros ya empezamos esta misión, así que la terminaremos. Tenemos que detener a Sasha o a cualquiera que esté detrás de esto.

          —La verdadera pregunta es dónde podrá estar él.

          Lottie se acercó al hueco que les dejaba ver el resto de la ciudad, la cual era más que gigante. La única cosa que resaltaba a lo lejos era el Palacio Presidencial, perteneciente a la gobernadora de turno: Svetlana Belikova. Harmon intentó recordar quien era ella, viendo de pocos a casi nada de detalles sobre la vida de la figura política que intentaba de mantener el país unido y no destruido. La pelirroja lanzó una mirada hacia el Palacio Presidencial, rebuscando en su equipamiento los binoculares que le dieron antes de saltar del avión. Enfocó estos en el lugar, siguiendo el rastro de las calles para poder toparse con varios camiones con letreros de abeja en sus fachadas.

          —El ataque—dijo Lottie en voz alta.

          —¿Qué?

          —Cuando entré a esa iglesia para salvarte el trasero, escuché a JD hablando con Sasha sobre sus siguientes movimientos—respondió la mujer de cabellos pelirrojos—. Él decía que se reuniría con los demás para poder llevar a cabo un ataque al Palacio Presidencial, donde está la líder de su oposición, Belikova. Mira—le tendió los binoculares al castaño—. Mira esos camiones.

          —Apicultor—sentenció Leon observando el curso de los camiones—. Pero si ya no tienen hombres, entonces qué...

          Al detenerse abruptamente, Lottie le envió una mirada inquisitiva, invitándolo a continuar y Leon Kennedy bajó el artefacto. Su rostro reflejaba realización, realización de algo que ella posiblemente no tenía conocimiento alguno — pero al ver que su marido le dirigió la mirada antes de devolverle sus binoculares, su rostro se veía resuelto.

          —Utilizará BOWs—concluyó Kennedy—. Por eso se ha infectado. Porque puede controlar a las BOWs justo como lo ha hecho su antecesor. No necesita hombres, necesita a bestias para poder entrar a la fuerza.

          —Está enojado—dijo Lottie mirando hacia el palacio—. Está enfadado porque esta guerra le quitó todo. Debemos detenerlo.

          —Sugiero que empecemos a movernos, buscaremos algún vehículo en el camino—añadió el castaño asintiendo—. Si no hay ninguno, haremos esos tres kilómetros a pie. Mantén tu PDA encendido, solo por emergencias.

          Lottie asintió, girando su cabeza al tiempo que escuchaba disparos al aire cuando sus orbes azules se enfocaron en el Palacio Presidencial, anunciando que el nuevo caos había empezado sin ellos.




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