viii. no mas huidas
DOLOR SIN FIN,
capitulo ocho: no mas huidas!
UN RESPINGO FUE LO QUE SOLTÓ CHARLOTTE CUANDO DESPERTÓ, sintiendo nauseas de manera repentina por moverse tan rápido, tan deprisa en tomar el control de su cuerpo. Ella parpadeó un par de veces, buscando acostumbrarse a su gran desdicha que parecía ser la cárcel donde ella se quedaría hasta pudrirse y desaparecer por completo de la faz de la tierra. La mujer de cabellos pelirrojos-rubios, luego de lo que parecía ser una eternidad, decidió intentar demostrar su habilidad motriz y moverse para tener más terreno en la situación. Sus manos estaban atadas con grilletes que parecían ser muy gruesos por cómo pesaban. Sus pies también estaban atados por los mismos, así que su rango de movilidad era casi nulo. Lottie soltó un gruñido, intentando ver a través de la oscuridad que se originaba después del haz de luz que generaba la única lámpara fría encendida en contraste a varios tubos que tenían luz verde que no alumbraban lo suficiente.
(Charlotte también sabía que ella estaba muy jodida.)
¿En dónde diablos estaba?
Lo más importante: ¿dónde estaba Dalton?
—Finalmente despierta, veo.
Eso fue suficiente para hacerla tensarse en su lugar, sus orbes azules buscando desesperadamente un lugar para esconderse en la oscuridad, sintiéndose más indefensa que antes. Unos pasos acercándose hicieron eco que resonó en el lugar, acercándose más y más hacia ella, pero la muchacha no podía verlo llegar por ningún lado. Finalmente, sentir una mano tomando su mandíbula y dirigiéndola hacia una mirada de orbes verdes que parecían más penetrantes que antes. La mirada que fue alguna vez seductora de Dalton Bauer, se había vuelto algo más...oscuro que eso. Era desconocido, como si ella no pudiese reconocerse a si misma y reconocerlo a él a través de esos ojos — retorcido, corrompido, podrido, esas serían palabras que se acercaban demasiado al concepto.
Y ella lo tenía tan, pero tan cerca.
Dios, el hombre no tenía conocimiento alguno de espacio personal.
(Él había violado eso, de todos modos.)
—Ya me tienes de vuelta, Dalton—escupió Charlotte con desprecio—. ¿Qué mierda quieres de mi?
—Creo que ya te lo dejé claro en mi discurso antes de que dispararas una maldita arma en mi oreja—sentenció el británico con molestia—. Pero, lo pasaré por alto. Solo quiero que sepas que mataste a uno de mis hombres, por esa razón tuvimos que dormirte—chasqueó su lengua—. Lo íbamos a hacer de todos modos, teniendo en cuenta tu poca voluntad de entregarte sin pelear. Patético.
—Púdrete.
Dalton rodó los ojos—Sí, sí, ya lo escuché antes.
—Entonces deja de hacer tanta charla y ponte a hacer lo que ibas a hacer.
Dalton se irguió, la luz generando sombras muy duras en su figura, en sus facciones y eso le quitó un escalofrío a la pelirroja-rubia. La dinámica, el balance de poder que había en ambos caía de manera muy dispareja, provocando que la propia balanza se desbordase hacia un lado y cayese la sangre que tanto se había acumulado allí por las heridas provocadas con el pasar de los meses. Charlotte decidió odiarlo, decidió odiarse a sí misma por ello. Dalton estaba preparado para arruinarle la vida una vez más, mil veces peor que la vez anterior y ella sabía perfectamente que él no se detendría allí. Esas sombras duras estaban saliendo a la luz, generando que aquel tiempo en el que permanecieron separados lo hiciese más sombrío que nunca — volviendo este juego como una violencia sin fin. Charlotte no sabía qué era lo que él quería hacer con ella, en realidad, nunca tuvo esa certeza.
Pero él la rompía.
Muy, muy lentamente.
(Pura agonía.)
Bauer dio un paso atrás—Últimamente he estado ocupado, Charlotte, a pesar de que no lo creas.
—¿Vendiendo armas bio-orgánicas?—inquirió la pelirroja-rubia con ironía—. No me sorprende. Veo que eres bien conocido en el negocio del bioterrorismo.
—Albert Wesker fue una gran ayuda luego de mi...muerte junto con la de Krauser—sentenció el castaño cruzándose de brazos—. Que en paz descanse, el pobre. Escuché que una ex agente de Wesker le arrancó la garganta. Lamentable.
Charlotte no tenía que adivinar, sabiendo que tranquilamente se podría tratar de Ada Wong, quien trabajaba para Wesker en su momento.
¿Acaso Dalton sabía que ella fue quien la rescató de esa isla?
—Te pasará lo mismo a ti, maldito infeliz—masculló ella mirándolo con tanto odio acumulado en su ser—. Suéltame y lo arreglaremos como es justo.
—Ya tuviste la oportunidad, Harmon—añadió tranquilamente el británico con una inexpresión en su rostro—. Debo decir que fue un gran intento, pero fallaste miserablemente. No me hagas perder el tiempo.
—Entonces, me espera ser un maldito conejillo de indias—recalcó Harmon apretando sus labios—. Oh, espera, ¡ese eras tú al rendirte a ser un puñetero terrorista!
Su mejilla derecha ardió mucho cuando él le propinó una bofetada veloz y su mandíbula dolió de la forma en la que él le volvió a agarrar con un agarre que cargaba tal crueldad, la cual ni siquiera ella podía medirla con palabras y le resultó extremadamente nefasto ver a una persona que consideró cercana alguna vez...cayendo hacia el abismo oscuro y siendo engullido por este para salir como una persona completamente diferente. Era algo horrible y era una pesadilla que ella imploraba en silencio que terminase lo antes posible — ya sea matándolo, matándose a si misma o matando a los dos al mismo tiempo.
Era muy peligroso.
—No pienso dejar pasar por alto esta insolencia, esta tontería de tu parte, Charlotte—farfulló el castaño tan cerca de ella que ambos casi podían respirar el mismo aire—. A partir de este momento, te romperé tanto que ni siquiera recordarás quién eres y de dónde vienes para cuando termine contigo.
—¿No vas a matarme?
—No, no, no haré tal cosa a una florcita tan bella como tú—su agarre fue suave en ese momento y Charlotte no sabía si debía temblar del miedo o simplemente largarse a llorar por el tono que empezaba a tomar el británico hacia ella—. Te construiré de nuevo...ni siquiera podrás reconocerte, ni siquiera él podrá reconocerte. Ahí...—Dalton soltó una carcajada—. Ahí te ordenaré que lo mates, que lo tortures, haré que tú hagas el trabajo sucio y no podrás hacer nada que sea obedecer y llevar a cabo tu misión. Eres...serás la soldado perfecta.
Charlotte intentó ocultar el temor de su mirada.
Ella debía matarlo.
—Te mataré—murmuró ella.
—Ni siquiera pudiste hacerlo en China, princesa. Eso fue un acto de cobardía—sentenció el castaño soltando su mandíbula y miró como ella intentó alivianar el dolor—. Eres cobarde, Charlotte, eres débil. No pudiste proteger a las personas que amabas y no podrás protegerlas, ese es el peso de todo tu fracaso. Debe ser triste ser tú.
Tal vez, había razón en sus palabras.
(Pero ella definitivamente no le daría dicha razón.)
Sin embargo, estas mismas palabras se encargaban de hundirla en aquel abismo y ella era la única persona que intentaba de nadar en contra de la corriente — dispuesta a dirigirse a la superficie donde alguien más podría estar esperándola. Algo estaba intentando hundirla, como una cadena, tironeando de su pie para hundirla más en el fondo y ella no se atrevería a mirar hacia atrás para averiguar de quién se trataba: sabiendo que era el propio Dalton que buscaba hundirla junto a él. La pelirroja-rubia estuvo a punto de decir algo, pero el ruido de las balas chocando contra el metal y varios gritos que se escucharon fuera de donde ellos estaban fue suficiente para alertar a Bauer de que algo no andaba bien. Era como si se tratase de una masacre desencadenada fuera: gritos, más balas, el tintineo de su silbido y golpes estruendosos.
Dalton sacó su comunicador—¿Qué diablos está sucediendo allí afuera?
—¡Señor!¡Un escuadrón nos está atacando!
—¿Qué...?—la mirada de Dalton se veía perpleja.
—Tenemos once bajas, ¡es un escuadrón bien entrenado!¡Activemos a los sold-!
En cuanto se cortó la comunicación, los disparos cesaron y Charlotte realmente se preguntaba si era verdaderamente ella la que tenía miedo o era Dalton. Parecía ser una situación muy peligrosa, más sin saber qué era lo que estaba al otro lado, hasta que una gran puerta se abrió revelando varias siluetas que llevaban láser rojo en sus armas. Charlotte soltó un respingo al ver que, a través de la poca luz que había, se trataba de su escuadrón — preparados para cargarse a quien sea, de la forma más brutal existente. El equipo avanzó siendo liderados por el propio Leon Scott Kennedy y Shenmei, quienes tenían sus armas en mano inspeccionando el lugar antes de toparse con Harmon. Ella sonrió de manera muy abierta, al menos hasta que sintió el filo de un cuchillo contra su garganta, dispuesto a realizar un corte limpio en segundos. Leon fue el primero en apuntar hacia Bauer, quien soltó una carcajada tan amarga que provocó un escalofrío en la pelirroja-rubia y observó como el muchacho de cabellos cortos apretaba su agarre en el arma.
—Vaya, vaya, con que la caballería ya llegó—se burló Dalton admirando como el equipo mantenía sus láseres sobre él—. ¿Mi equipo les dio la bienvenida al lugar?
—¿Esos idiotas?—le recriminó Kiya antes de bufar—. Nah, esos idiotas no saben cómo recargar balas.
Leon dio un paso adelante—Apártate de ella.
Estaba claro que él iba directamente al punto.
—Me parece una gran hipocresía que luego de todo el tiempo en el que ella estuvo prisionera, bajo mi garra, tú nunca viniste a salvarla y ahora...simplemente te apareces—señaló Bauer con cinismo, contando una verdad que les dolió a los dos en ese instante, pero Leon mantuvo una postura firme ante el científico.
—Cometí ese error una vez, no lo haré dos veces, Bauer—masculló el castaño de cabellos cortos con enfado en su voz—. No volveré a repetirlo. ¡Apártate de ella!
—¿O qué?
Charlotte apretó los ojos, sintiendo que el mayor conflicto estaba desencadenándose allí, en ese preciso momento y ella no sabía si las cosas terminarían bien allí.
—Dudo que el gobierno me quiera muerto, Kennedy—declaró Bauer con completa astucia—. No sin antes estar frente a un tribunal por mis crímenes. Querrán reclutarme para poder ayudarlos a vencer esta guerra interminable, tal vez a Wilson lo querrán muerto. Pero yo...yo no moriré hoy.
Nora Sera disparó a su lado, el hueco de la bala justo al lado de la cabeza de Bauer—El agente le ha pedido que se aparte de la señorita, capullo. Último aviso.
Dalton sonrió con diversión.
En un movimiento rápido, él cortó la garganta de Charlotte y ella sentía que se ahogaba con su propia miseria. El ruido de las balas se escuchó a lo lejos mientras que alguien la movía y colocaba algo en su cuello degollado. Lottie luchó con fuerza el intentar no ahogarse, de no morir, de no sucumbir a esa oscuridad — llegando a temer llegar al otro lado otra vez, sin saber si volvería. Su herida empezó a curarse lentamente, al tiempo que Samuel y Leon la liberaban de su prisión y Shenmei mantenía un fuerte agarre en el cuello para estabilizarla. Había gritos de por medio, hasta que ella recobró movimiento, recobró parte del control de su cuerpo al desplomarse en el suelo. Lottie parpadeo, intentando de respirar de manera coordinada y acostumbró su vista a la figura masculina que intentaba hacerla volver en sí misma.
—¿Está bien?—preguntó Shenmei en un murmullo—. Apliqué toda la presión que pude.
—Su herida está terminando de cerrarse—anunció Leon mirándola—. Ve a buscar a Jason, no tenemos mucho tiempo.
Shenmei asintió antes de irse corriendo hacia la puerta.
—Ugh, mierda...—se quejó Charlotte con voz completamente ronca—. Mataré a ese imbécil.
En cuanto ella estuvo a punto de levantarse, Leon la de tuvo, ambos mirándose de manera muy fija y Charlotte estaba tan, pero tan confundida, que ya no podía reconocer la expresión de Leon Kennedy en ese momento — o tal vez aquella mirada que él le daba era algo nuevo que ella empezó a percibir allí. El castaño de cabellos cortos la estrechó contra él con fuerza, envolviéndola en un abrazo tan cálido que a ella le dieron ganas de llorar por el simple hecho de haber extrañado tanto ese contacto físico que tenían ambos. Lottie no quería soltarlo, ella nunca lo soltaría.
—Estoy bien, estoy bien...—murmuró ella intentando de que su voz no se quebrase—. Estoy bien, lo prometo.
Lo que menos se esperó fue que él la besase con tanta intensidad.
Y ella se perdió allí otra vez.
Le devolvió el beso con la misma intensidad, era perfecto, después de tantos años.
Al separarse, aquel momento culminaba con el solo toque de sus frentes, estando en los brazos del otro y él simplemente la miró.
—No más huidas. Por favor...—suplicó él.
Charlotte simplemente asintió.
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Se toparon con Shenmei en lo que parecía ser un gran laboratorio lleno de tubos color verde, donde miles de cuerpos estaban dentro — almacenados dentro de líquido que los mantenía en forma y bien cuidados. Charlotte no dudó en soltar un respingo al ver tantos, miles de cuerpos encerrados allí. Debieron haber experimentado con mucha gente alrededor del mundo, y Harmon se preguntó desde hace cuánto estaba este laboratorio en funcionamiento. Las luces blancas se encargaban de iluminar bien el ambiente, donde miles de caminos terminaban entrelazándose en el centro donde se encontraban las grandes probetas. Leon y Charlotte no debían ni siquiera adivinar si aquellos cuerpos eran armas bio-orgánicas, se delataba con tan solo mirarlos. Shenmei buscaba a Jason con la mirada, sin encontrarlo entre tanta maquinaria frente a ella, haciéndola sentir frustrada.
—Esto es enorme...—murmuró ella.
—Tenemos que cerrar esto—sentenció la pelirroja-rubia, ganándose una mirada de sorpresa de la asiática—. Si quieres evitar un rebrote, es la mejor opción que tienes a mano.
Shenmei miró a Leon—¿Dónde está Dalton?
—Se dio a la fuga—respondió él antes de apretar su mandíbula—. El equipo de Charlotte le está dando caza mientras hablamos.
—Eso solamente nos deja a Jason y a Wilson, entonces...
Charlotte caminó hacia la baranda, topándose con dos figuras: un hombre de aspecto viejo y algo bajito contra un hombre musculoso y alto que él. Ella atrajo la atención de Leon y Shenmei súbitamente, para que ellos vieran el intercambio antes de salir corriendo a detener lo que sea que el ex soldado de los Mad Dogs tenía en mente. Leon le entregó un arma a Charlotte, quien la aceptó como la única cosa que necesitaba en ese momento para matar pájaros de un tiro. El trío de agentes corrió tan rápido como pudo, escuchando un grito desgarrador a la distancia que hizo acelerar su paso.
—Arma biológica fuera de control. Secuencia de esterilización activada. Cierre de muro divisor. Todo el personal debe evacuar las instalaciones.
—Eso no es bueno.
—¡Lo que nos faltaba!—exclamó Charlotte.
Varias alarmas empezaron a sonar a la vez, haciendo que la situación fuese más tensa que nunca y unas compuertas se abrieron liberando líquido que parecía ser una especie de ácido — el cual se empezó concentrando desde las partes inferiores, dispuesto a subir en dirección superior donde estaban ellos en ese momento. Las grandes probetas verdes empezaron a ser lanzadas hacia dicho ácido, siendo neutralizadas. Al llegar al punto de encuentro donde estaba Jason, observaron que este había mutado en un gran monstruo, permitiendo que Wilson saliese cojeando hacia un lado y este estaba de espaldas a ellos. Su mutación lo hizo ver casi irreconocible al hombre que Harmon conoció muchas horas antes en la Casa Blanca; cuando se giró lentamente hacia ellos, Leon y ella pudieron reconocer que Jason aún seguía teniendo control sobre su cuerpo —pero estaba cegado por algo.
Venganza.
Miedo.
—Voy a acabar con esto—dictó Jason en su forma mutada—. Voy a subir y dejar que me vean. ¡Que me vea el mundo!—su mirada se hizo feroz—. Y luego, esta cámara de tortura, todo va a arder.
—¡No!—imploró Shenmei buscando hacerlo entrar en razón—. Tengo el chip de mi hermano. Ahí están las pruebas que necesitamos. Solo tenemos que publicarlo...¡como lo planeamos!¡No tienes que hacer esto!
—Eso no ayudará en nada—replicó el hombre—. No cambiará lo que hizo este país o lo que está haciendo ahora. ¡Lo sabes!—soltó un gruñido—. Les mostraré el miedo.
El hombre mutado dio un gran salto a las pasarelas metálicas superiores y eso fue suficiente para dejar en claro que él no se detendría hasta lograr su cometido. Dios, parecía que la única cosa que podría detenerlo tenía la forma de una bala y los dos agentes estaban dispuestos a tomar el trabajo de disparar dicha bala. El equipo se movió hasta escuchar el grito de alguien a un lado, enfocando su mirada en una muchacha de cabellos castaños rojizos que vestía su auténtica chaqueta de cuero roja.
—¿Claire?—murmuraron Leon y Charlotte al mismo tiempo.
¿Qué diablos hacía Claire Redfield allí?
Harmon miró a Leon y a Shenmei—Ustedes detengan a Jason, yo iré por Claire. Me encontraré con ustedes después.
—Pero...
—Leon, ve a detener a Jason. Te alcanzaremos luego.
Kennedy apretó su mandíbula antes de asentir, los dos agentes avanzaron a las escaleras más cercanas, dejando a la pelirroja-rubia sola. Charlotte miró en dirección a la pasarela que conducía directamente hacia la menor de los Redfield y decidió salir corriendo en su dirección, observando como la muchacha luchaba para evitar ser quemada con ácido. Respirando de manera agitada, Charlotte saltó hacia uno de los paneles, aterrizando con ambas manos en los mismos — sin siquiera importarle qué tipo de botones tocaba. Claire soltó una maldición en voz alta al mismo tiempo que retrocedía de manera desordenada hacia la pelirroja-rubia.
—¿Qué diablos estás haciendo aquí, Redfield?—la reprendió Charlotte.
—¡Larga historia y poco tiempo!—bramó ella antes de mirarle con una sonrisa—. Es bueno verte en una pieza.
—Siempre estuve en una pieza—se burló Harmon desenfundando un cuchillo para romper las ataduras de las manos de Claire—. Ten.
—Lo tengo—dijo Claire tomando el cuchillo para cortar las ataduras de sus pies—. Ya casi...
Tres tiros se escucharon al aire.
—Mierda...
Charlotte tomó a Claire de sus brazos para jalarla de un tirón y ambas estaban pisando los paneles. El ácido terminó por derretir la silla en donde Claire estaba sentada, provocando que ambas hiciesen una mueca de asco. Un par de escombros cayeron al ácido, las dos mujeres caminaron lentamente por sus lugares intentando de evitar caer al ácido.
Claire miró a Charlotte—¿Dónde está Leon?
—Haciendo algo estúpido, espero.
Una pasarela cayó al ácido, las dos muchachas se taparon para no tener contacto alguno con el ácido y la mirada azul de Charlotte se fijó en la figura de Kennedy, quien estaba levantándose de manera pesada del suelo luego de lo que parecía ser un aterrizaje forzoso. Harmon no tenía que adivinar que su mejor amigo estaba haciendo algo estúpido — ambas gritaron su nombre, buscando llegar a la siguiente pasarela que conectaba el centro con los costados. Varias chispas cayeron sobre ellas, al mismo tiempo que Leon tomó carrera para saltar hacia la pasarela de metal y se acercó rápidamente hacia ellas.
—¿Haciendo algo estúpido, Kennedy?—se burló la pelirroja-rubia.
—¡No tan estúpido como lo que están haciendo ustedes ahora!
Lottie miró hacia atrás, donde el ácido estaba a punto de tocar sus talones, entonces tomó a Claire de la chaqueta y utilizó parte de su fuerza adquirida para lanzarla hacia Leon, sin perderse el pequeño grito de la castaña soltó al salir disparada y Kennedy fue quien la atrapó, cayendo de espaldas al piso de metal. Charlotte dio un salto hacia la plataforma justo a tiempo de que el ácido la alcanzase y cayó a un lado de ellos, intentando de recobrar el aliento. Al girar su mirada, se encontró con la menor de los Redfield encima de Leon y él mirándolas a ambas chicas.
Esa era una posición algo comprometedora.
Claire fue clara en defenderse—Yo no debería estar encima de él, deberías estar tú.
—No iba a hacer ningún comentario al respecto—se excusó Charlotte.
—¿Están bien?—les preguntó Leon.
—Sí, gracias.
Al ponerse de pie, Leon dirigió su mirada hacia arriba y eso llegó a preocupar a la pelirroja-rubia.
—¿Qué fue lo que pasó?—preguntó ella.
—Mis balas no sirven contra él, necesitamos otras armas—respondió él mirándola—. Jason intentó matarnos en la primera oportunidad, debo suponer que está intentando hacerse paso hasta la superficie.
—Tenemos que detenerlo—acotó Claire.
Llegar a los pisos superiores no fue tan dificultoso, considerando que en ese momento le empezaron a pisar los talones a Jason, quien subía por las pequeñas plataformas que había allí. Ellos corrieron hacia uno de los primeros ascensores que los subió hacia otro piso y un gabinete de control a su derecha estaba operando con electricidad. Un estruendo los sacó de su trance, guiando sus miradas hacia Jason que saltaba de un lado al otro, siendo capaz de subir de manera muy ágil por los peldaños metálicos que trazaban un camino hacia la superficie.
—Claire, ve a la sala de control—ordenó Kennedy—. ¡Mantenlo ocupado!
—¿Ustedes que diablos van a hacer?—inquirió la castaña rojiza.
—Nosotros iremos de frente—sentenció Charlotte.
Claire asintió antes de salir corriendo hacia la Sala de Control, los dos agentes volvieron al ascensor para ascender un poco más, deteniéndose dos pisos más arriba de dónde estaba Redfield. En ese momento, estaban más cerca del monstruo y buscaron desesperadamente algo que pudiese matarlo, hasta que se toparon con un almacén lleno de armas. La pelirroja-rubia fue la primera en correr, abriéndolo de manera sencilla para toparse con tres lanzacohetes y otras armas con balística letal; sin detenerse a corroborar qué más había, ella tomó un lanzacohetes para dárselo a Kennedy y luego tomó el segundo que había allí para trotar hacia la baranda y apuntar.
—Claire, vamos...—masculló Harmon.
En una de las plataformas donde estaba Jason empezó a descender, alejándolo más de su objetivo y Leon fue el primero en apuntar antes de disparar contra la estructura; Jason cayó a un lado para sostenerse mientras que la gran caja caía al ácido que había llegado hacia unos pocos pisos donde ellos estaban. Definitivamente no lo habían matado, así que Lottie fue la siguiente en intentar, pero Jason fue rápido en esquivarlo antes de llegar a una de las plataformas y utilizó su fuerza para lanzar una pasarela metálica hacia ellos. Leon estuvo a punto de caer, pero Harmon fue rápida en tomar su mano en un firme agarre para sostenerlo. Varios tiros se escucharon al aire y Charlotte miró en dirección a Claire, quien tenía un arma (suponiendo que esa sala de control tenía su propio almacén de armas) de largo rango.
—Inesperado, pero aceptable—dijo el castaño antes de soltar un gruñido—. Lottie, ayúdame a subir.
—Hecho, niño bonito.
Al juntar sus fuerzas, ella tiró de él y Leon logró ponerse de pie junto a ella. Repentinamente, un estruendo los hizo fijar su vista en la menor de los Redfield otra vez, quien corría con todas sus fuerzas para esquivar lo que Jason le lanzaba para poder matarla; hasta que Claire salió disparada a un lado debido a una pasarela que le lanzaron y provocó su desequilibrio. Leon fue rápido en volver al mismo lugar para agarrar un rifle, dispuesto a derribar a Jason quien volvía a retomar su subida hacia la superficie. Lottie decidió buscar algún punto alto para saltar, tomando impulso para dar el salto y dirigirse hacia la BOW. Leon gritó su nombre antes de volver a tomar el ascensor con el rifle, buscando seguirla de cerca. Harmon terminó acercándose a la superficie donde Jason había empezado a rasgar el metal para salir y ella aterrizó en la misma plataforma que él.
—¡OYE!—exclamó ella, atrayendo su atención—. ¡No irás a ningún lado!
Dos disparos surgieron en dirección a Jason, uno quitándole el brazo y él rugió antes de cargar contra la pelirroja-rubia — agarrándola del cuello con la otra mano. Lottie luchó contra el agarre, tomando los dedos y ejerciendo fuerza para liberarse.
—¿Por qué intentas detenerme?—bramó Jason enfadado—. ¿Obligación?¿Venganza?
—Para evitar que escorias...como tú...vean el mundo arder—masculló ella antes de apartar un dedo—. ¡DISPARA, LEON!
El castaño apuntó antes de disparar hacia el otro brazo y la misma bala dio contra una palanca que hizo desacoplar la plataforma que provocó que ambos cayesen en dirección al ácido. Lottie sacó su gancho para lanzarlo a una de las pasarelas intactas y quedó colgando, viendo como Jason caía directamente al ácido, perdiendo la vida en el proceso. Ella se permitió respirar con tranquilidad, sintiendo el olor y el calor que emanaba del líquido que mataba a toda cosa que estaba frente a suyo.
Finalmente, el enemigo había sido vencido.
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sin editar
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