vi. el impostor juega a su carta
DOLOR SIN FIN,
capitulo seis: el impostor juega a su carta!
CHARLOTTE HARMON SOLTÓ UN GRUÑIDO CUANDO NORA SERA LE QUITÓ LA SEGUNDA BALA DE CUATRO, las cuales estaban enterradas en su abdomen que aún sangraba, la pelirroja-rubia tuvo que mantenerse recostada en la mesa donde estaban todas las armas — las cuales Leon decidió quitar del camino cuando necesitaron recostar a la muchacha de veintinueve años. El resto del equipo estaba completamente en excelente forma desde que ella los vio por última vez, así que Charlotte decidió concentrarse en sanar los huecos que estaban hechos en su cuerpo. Nora empezó a quitar con cuidado la tercera bala, al tiempo que Marion le limpiaba la sangre del abdomen. La mirada azul de Lottie se concentró en el rostro de Leon, quien se encontraba de pie, apoyado contra la pared con una mirada escéptica y malhumorada; estaba claro que él continuaba enfadado con ella y sus actitudes, pero tarde o temprano él tendría que aceptar dicho comportamiento (y eso lo ponía más malhumorado).
Y, posiblemente, más enamorado de ella.
Leon apretó sus labios antes de cerrar los ojos por un momento.
(Él debía calmarse.)
Jason permanecía en la misma posición, sus ojos abiertos se encontraban sin vida y su cuerpo inmóvil. Un charco de sangre emanaba de él, aún fresco, de un color rojo oscuro que pintaba el suelo de azulejos como un lienzo sin fin. Samuel tuvo el corazón de buscar una manta, lo suficientemente larga para poder cubrir el cuerpo. Un hoyo en su pecho delataba el duelo a tiros donde Leon Scott Kennedy había sido el primero en agarrar el arma y disparar de manera limpia. Sam y Kiya lo taparon, ambos vistiendo guantes para evitar dejar huellas en la escena del crimen: ya que era más que seguro de que las autoridades chinas vendrían a inspeccionar el revuelto que habían dejado los americanos. Nora chasqueó su lengua al soltar la pinza, moviendo su mano en círculos para evitar que esta se acalambre y volvió a su tarea.
—Madre mía, tía—se quejó ella entrecerrando la mirada al ver la herida con la bala—. ¿Quién coño te crees que eres?¿Terminator?
—Me veía más como Sarah Connor, pero si tú lo dices...—bromeó la pelirroja-rubia y sintió que Leon la fulminaba con la mirada—. Dile al idiota de mi compañero que deje de mirarme así, Nora.
Kennedy continuó mirando a la pelirroja-rubia—Dile a la idiota de mi compañera que deje de actuar de manera imprudente.
—Pues, cabe agregar, que vosotros dos parecéis críos de prescolar—señaló la mujer de cabellos negros antes de rodar los ojos y puso una mano en el abdomen de Lottie—. Tú, quédate quieta o te daré un balazo más para agregar a la colección.
—Lo que me parece extraño aquí es cómo no nos habíamos visto venir antes que Jason y Shenmei tenían algo que ver en esto—dijo Marion sentado en el sillón, mirando al resto—. Las señales tendrían que haber sido obvias o nosotros éramos muy ciegos para darnos cuenta.
—Jason parecía bastante sospechoso, pero eso se trataba sobre la poca información que nos había dado en el submarino—respondió Kiya cruzándose de brazos—. No confiaba lo suficiente en nosotros.
—Cuando deshabilitaron la segunda cápsula de escape—añadió Nilssen enderezándose—. Esa era una buena razón para sospechar más de ellos. Además de que asesinaron a toda una tripulación a sangre fría con una BOW—el muchacho de piel morena se estremeció—. Dios, qué miedo.
—Me gustaría imaginarme que al menos ustedes lograron sacarle algo de información—declaró Nora alternando su mirada entre Leon y Charlotte, al tiempo que ella dejaba la tercera bala a un costado.
Decir que lograron sacar información era quedarse muy cortos de palabras, cuando en realidad Jason les había contado al menos la mitad de toda la gran encrucijada que tenían como objetivo lograr. En parte, Charlotte se sintió mal de haber sido muy poco convincente a la hora de "moverse" al lado de Jason, pero después de todo eso terminaría por darle como tiro por la culata. Leon tenía la culpa en parte por haber declinado la propuesta del ex soldado, sin embargo, él tenía razón en una cosa: él no ayudaba a terroristas. Y eso le hizo comprender a Charlotte que él no se detendría ahí. Después de todo, los agentes eran diferentes y tienen razonamientos diferentes. Lottie y Leon ya no estaban a tono como lo eran antes.
Ese contraste llegó a dolerle como una estaca en el pecho.
Muy, muy profundo.
Al menos, el rompecabezas estaba más completo.
Pero ambos agentes se dieron cuenta de que estaban en el medio de aquella tiniebla infinita y parecía una maldición quedarse parados en ella.
—Él quería buscar este centro de investigación para encontrar algo—respondió Lottie antes de soltar un quejido de dolor, donde Nora se disculpó para continuar trabajando en sacar la cuarta y última bala—. Información sobre una conspiración. Sobre algo que el gobierno de Estados Unidos estaba escondiendo y que terminaría por exponerlo. Contaban con encontrar esa evidencia con nuestra ayuda.
—Y juzgando por cómo estamos en este momento—dijo Kiya haciendo una mueca antes de mirar a Kennedy—. No terminó de la mejor manera.
—Shenmei escapó—añadió Leon desde su lugar—. No tenemos idea de a dónde diablos se fue.
Lottie alzó un poco la cabeza, sonriéndole con ironía—Ah, ah. Corrección: tú la dejaste escapar.
Kennedy se limitó a rodar los ojos.
A pesar de que él negaba aquella declaración, era inevitable no darle la razón a la pelirroja, ya que él prefirió ver si su amiga estaba bien y permitió que la sospechosa (ahora culpable) lograse escapar de un posible interrogatorio; sin siquiera saber hacia dónde se dirigiría próximamente. Lottie, en cierto modo, llegó a entender (a regañadientes) el método de actuación que tuvo su compañero: primero se trataba del bienestar de su compañera y luego se trataba de perseguir a la culpable para evitar que escape. Ella agradeció el gesto, pero teniendo en cuenta su estado y de lo que ella era capaz de hacer, decidió empujarlo a tomar el segundo camino y ser quien persiguiese a Shenmei. Sin embargo, la pelirroja-rubia sabía que tarde o temprano tendría que decirle a Leon sobre sus habilidades, las cuales empezaron a mostrarse cuando Nora retiró la cuarta bala.
Los huecos empezaron a cerrarse por sí solos.
Leon se acercó para mirar, sus orbes azules atentos.
Lottie podía curarse a sí misma.
—Impresionante, ¿no?—le dijo Nora al castaño.
—¿Cómo...?—balbuceó él confundido.
En ese instante, él entendió por qué ella le dijo que no se preocupara.
—En el interrogatorio—dijo Harmon mirándolo antes de bajarse la sudadera manchada—. No le mencioné nada a Graham sobre mis habilidades, sobre esto, sobre las consecuencias que la experimentación de Dalton me hizo. Debía encontrar un momento donde estuviésemos solos para decírtelo.
Leon se quedó en silencio.
Charlotte se sentó, mirándolo de manera casi penumbrosa, como si realmente le doliese haberle escondido eso.
Él no se merecía nada de eso.
Tal vez, lo mejor era dejarlo ir una vez que la misión terminase.
(Y ella tenía mucho miedo por ello.)
—Ahora tendremos que buscar a Shenmei, de alguna manera u otra—declaró entonces Charlotte mirando al resto—. Si ella sabe el resto del plan, tal vez podamos tener otra ventaja de la situación.
—¿Por dónde empezamos?—preguntó Marion.
—Irrumpir en un edificio para tomar la central y examinar cada cámara de Shanghai nos tomará no horas, sino días—añadió Anderson alternando su mirada entre sus compañeros—. Digamos que no tenemos el lujo de hacer eso, además de que no debemos ser descubiertos como agentes americanos y que la Alianza aún no tiene oficialmente una rama asiática oriental.
Samuel sacó su PDA, tocando la pantalla con habilidad mientras que el resto del grupo continuaba debatiendo qué diablos hacer. El muchacho de piel morena continuó su labor de buscar el rastreador que les puso a los dos agentes (incluyéndolo a Leon), a través de comandos que solo él conocía y colocó el código para poder empezar la búsqueda. Una sola coincidencia apareció en el mapa de Shanghai, moviéndose de manera lenta, pero con coordenadas explicitas para poder hacerle un seguimiento. En ese momento, donde todos debatían un plan que, juzgando por cómo lo decían, cada plan parecía más estúpido que el anterior y el moreno intentó llamar la atención de los presentes.
—Huh, chicos...
—Podemos hacernos pasar por monjes y entrar por ahí—dijo Kiya convencida.
Marion hizo una mueca—Tú puedes ser todo, Ki, pero un monje...
—¿Y tú te crees que puedes hacer del Papa?—contraatacó la menor de los Sera—. Ni de coña.
—Chicos...
—Creo que llamaré a Hunnigan—mencionó Leon.
Charlotte lo fulminó con la mirada—¿Tan poca fe le tienes a mi equipo?
—Debemos ser eficientes con nuestros métodos.
—Lo somos.
—¡Shenmei está dirigiéndose hacia el oeste!—sentenció Sam al levantar su voz, atrayendo la atención del grupo y les mostró su PDA—. No está muy lejos de aquí.
—¿Cómo la encontraste?—le preguntó Leon.
—Implanté un rastreador en su bota cuando ingresamos con ella al submarino—añadió él encogiéndose de hombros—. Jason también tiene uno, pero utilizamos el de Lottie para encontrar el lugar. Además, también te implanté un rastreador.
El resto del equipo lo miró de manera inexpresiva.
(Sam estaba teniendo un percance en entender cuál era el problema.)
—¿Qué?
—Estuvimos diciendo estupideces en los últimos diez minutos—dijo Nora alzando su mano, señalando al grupo y su discusión—. ¿Por qué coño no has dicho eso antes?
Sam alzó una ceja—Creía que era demasiado obvio.
—No todos somos un cerebrito como tú, colega—le dijo Lottie sonriendo de lado.
—Je, me halaga.
—De acuerdo, buscaremos un vehículo para seguir de cerca a Shenmei—declaró la pelirroja-rubia al resto—. Como ustedes tienen el equipo, nos lo pondremos aquí y dejaremos todo esto como era antes de entrar. Mientras menos evidencias dejemos, será mejor para poder movernos hasta encontrar a Shenmei. Marion—miró en dirección al rubio—. Tú y Kiya busquen un auto, nosotros nos juntaremos en el estacionamiento en quince minutos. Sam, Nora, intenten de establecer contacto con la central, debemos advertirle esto al presidente. ¿Qué tanto equipo traemos?
—Nuestros trajes tácticos, armas de servicio, herramientas convencionales, granadas, dos explosivos C-4—mencionó Ross rascándose la barbilla—. Tomé un rifle para Kiya y dos rifles de asalto del equipamiento que tenía Jason en el submarino—miró en dirección al cadáver—. Sin ofender, compañero.
Charlotte ladeó su cabeza a un lado—¿Tenemos munición no letal? Intentamos arrestarla, no matarla.
—Somos soldados en contra del bioterrorismo, cariño—añadió Nora seriamente—. Usar armas con munición letal es casi nuestra vocación.
Lottie soltó un suspiro.
—Ya encontraremos la manera. ¡En marcha!
Nora y Sam se apresuraron a empezar a limpiar, mientras que Lottie tomaba el bolso que Marion le había dado; buscando el traje negro que Joy había entregado para todo su equipo. Ella fue rápida en desvestirse, justo como Kiya y Marion que tomaron la delantera para así buscar rápido el vehículo que utilizarían para perseguir a Shenmei. Leon tuvo que desviar la mirada cuando la pelirroja-rubia se quitó la ropa para quedarse en ropa interior, revelando algunas cicatrices que él no había llegado a ver antes, muy pocas estrías corrompían aquella piel pálida y se trataba de un lienzo pintado con tanto dolor que hasta él lo sintió. ¿Cuánto dolor tomó aquel cuerpo mientras él no estaba con ella?
¿Qué tanto hizo Dalton para romperla?
Harmon atrapó su mirada, cerrándose el traje táctico negro, el emblema de la BSAA en su hombro izquierdo.
—El virus—le dijo ella al castaño y él alzó una ceja—. Cuando caí esa noche, esperé que el virus finalmente tomase control de mí, pero...ocurrió algo más. Es como si, parte de él estuviese acoplado en mi genoma, formando parte de mi código genético y mejorándolo—se enderezó para enfrentarlo, guardando su arma en la pistolera ubicada en su muslo—. Temí durante todo ese tiempo que estuve recluida que terminaría siendo una BOW. Pero no fue así. No hay riesgo de infección.
Leon nunca había sentido tanto alivio de ello.
—Entonces...no hay monstruo—concluyó él.
—No lo hay. Lamento no habértelo dicho antes.
Leon asintió, convencido con la respuesta.
Nora observó el intercambio, finalmente sonriendo al ver que ellos finalmente estaban dando aquellos pequeños pasos.
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La luna estaba en su punto más alto cuando Shenmei se detuvo frente a una puerta gigante. El equipo de agentes la había seguido por un tramo en vehículo, luego a pie hasta llegar a lo que era una gran mansión china. Las puertas se abrieron ante la presencia de la mujer asiática, quien entró de manera rápida a la estancia antes de que estas se cerrasen. El equipo salió de su escondite, moviéndose de manera rápida para evitar ser detectados por las cámaras y se colocaron contra una de las paredes que recubrían el perímetro de la propiedad. Samuel volvió a mirar su PDA, confirmando la verdadera ubicación de Shenmei. Lottie miró hacia el paredón, buscando algún lugar por donde subir y al ver que este era alto, no tardó en sacar su gancho.
—Esto será pan comido, muchachos—mencionó ella.
—Díselo a tu novio—se burló Marion antes de disparar su gancho—. Iré a limpiar el perímetro.
—Iremos todos, idiota—se quejó Kiya disparando el suyo—. Somos el equipo Alfa.
Sam se encogió de hombros—En realidad, ese es del capitán Redfield.
—Shh...que no te escuche la capitana—añadió Nora silenciándolo—. Que la vas a poner de mala ostia.
Lottie rodó los ojos con diversión y le entregó a Kennedy otro gancho, mirándole de manera intensa. Entre ellos, se encontraba la pregunta de "¿Sabes cómo usar un gancho?" y Leon lo tomó con decisión, dejando en claro que él tuvo que aprender de una muy mala manera. Harmon simplemente asintió antes de ascender con el suyo hacia la parte superior de la pared, siendo seguida por su equipo. Una gran mansión iluminada con una mezcla de luces cálidas y frías se abrió paso frente a ellos, con un estanque funcional, el cual tenía peces nadando en todas direcciones. Un camino daba a la gran entrada y ellos fueron rápidos en entrar, recorriendo los pasillos para buscar a alguien que pueda guiarlos a Shenmei.
Al escuchar pasos, ellos se escondieron.
Debían pensar rápido.
Kiya hizo señas a Lottie y Leon que estaban al costado de ella, escondidos detrás de una columna.
¿Qué hacemos?
Lottie le respondió.
Emboscada, es la mejor manera de seguir.
Leon negó rápidamente.
Los pasos se acercaban.
Marion rodó los ojos antes de salir de su escondite, apuntándole a la espalda del hombre que vino caminando. Este soltó un respingo, alzando sus manos levemente al escuchar como el rubio le quitaba el seguro del arma. El resto del equipo no tardó en salir hacia donde estaba el ex agente de la OTAN apuntando.
—¿Qué tal, colega?—dijo Ross con diversión—. Lamentamos esta...emboscada, pero estamos buscando a una persona que ingresó en la propiedad.
Leon miró al hombre—Una mujer, su nombre es Shenmei.
—No podrán hacerle daño.
—No venimos a hacerle daño—replicó Harmon con su arma en alto—. Solo a hablar. Vamos, muévete.
En cuestión de minutos, Leon fue el primero en patear la puerta y entrar junto al hombre que se negó a darles información sobre la asiática, siendo recibidos en la misma habitación por ella al llegar. El equipo entró y un hombre viejo alzó las manos cuando vio tantas armas dentro de la habitación, Charlotte y Leon miraron con absoluto enojo a la mujer de cabellos negros. Un lecho parecía estar detrás de los dos orientales, cubierta por una seda blanca que apenas se podía traslucir con las luces que iluminaban el entorno. Todos se preguntaron qué había allí.
—Comienza a hablar—bramó Kennedy antes de patear al hombre retenido a un lado.
Cuando este quiso atacarlo, Lottie disparó al techo, haciendo que este se paralizara y finalmente retrocediese. Los tres miembros de la casa en silencio ante la presencia de los agentes.
—Cuando quieras—añadió la pelirroja-rubia.
Shenmei intercambió miradas con los dos, luego con el equipo, quienes parecían no tener intenciones de bajar sus armas.
Ella realmente dudaba que ellos fuesen asesinos.
Aún así, ella debía respuestas.
—El hombre acostado ahí es Jun See—dijo la asiática con seguridad—. Es mi hermano menor. El Gobierno de Estados Unidos lo convirtió en...esto.
Un ruido gutural salió de allí dentro.
Lottie no bajó su arma—¿Qué traman Jason y tú?
—Como él se los dijo a los dos—señaló la mujer enfadada—. Intentamos exponer una conspiración. Vine a buscar pruebas de que el Secretario de Defensa Wilson está detrás de ella. Durante la guerra de Penamstan...fui oficial técnica y escuché las transmisiones del equipo de Jason—se relamió los labios—. Informaron que la unidad estaba con vida y que tenían a un herido. Jun See. Cuando fui a corroborar que eso fuese cierto—sintió un fuerte nudo en su garganta—. Él estaba...infectado. Jun See estaba con un escuadrón especial en una misión ultrasecreta. Wilson, mayor general en ese momento, era el oficial a cargo—miró a los dos agentes—. Pero también trabajaba con una empresa farmacéutica para hacer armas bio-orgánicas para uso militar.
—Entonces Penamstan fue una prueba para dichas armas—concluyó Leon.
—Las armas bio-orgánicas son incontrolables, más para utilización militar—dijo Kiya bajando su arma—. ¿Fue Umbrella?
—Umbrella fue obligada a ser disuelta en el año 98' con Raccoon City—añadió Lottie cruzándose de brazos—. Pero algunos miembros quedaron activos, este hijo de puta debe ser uno de ellos. Jason podría haber reportado eso, teniendo en cuenta de cómo debe ser su expediente. ¿Lo hizo?
Shenmei negó—Jason decidió no informar al cuartel general sobre Jun See, pero se contactó con nuestro abuelo. Como él es líder de un conglomerado aquí, en Shanghai, usó sus contactos para sacar a Jun See de contrabando.
—La unidad de Jason volvió a la base—replicó Leon al lado de Lottie—. Wilson los recibió como héroes, con medallas y todo.
—Siempre que tomaran el inhibidor—asintió la asiática—. Seguirían vivos y no se convertirían.
Nora alzó una ceja—¿Quién creó ese inhibidor?
—Huh, Jason mencionó haber visto un científico junto a Wilson cuando les introdujeron el tratamiento con inhibidores—señaló ella intentando ser más clara con lo que recordaba—. Lo que a Jason le pareció raro fue que este científico fuese joven, tenía un distintivo acento inglés y que al estrecharle la mano le dijo: "Qué bueno que estemos en el mismo equipo". El científico murió en un accidente en 2002.
Lottie se tensó de manera indudable.
Dalton.
—Oh, no me jodas—se lamentó Marion.
—Juzgando por tu reacción, debemos estar hablando de la persona que te retuvo en Japón este último año—dijo la asiática—. No tenía idea de que él estuviese implicado. Pero es Wilson quien les daba el inhibidor y los utilizó para sus misiones encubiertas. Eran sus mascotas.
—Ya creo que me sé la historia—añadió la menor de los Sera—. Lo ascendieron a Secretario de Defensa y bla, bla, bla.
—Exactamente—declaró Shenmei—. Aunque ahora es un oficial de alto rango de los Estados Unidos, sigue desarrollando armas biológicas con una empresa farmacéutica. Y eso lo desconocemos, pero Wilson quiere ser rico y poderoso—se volteó a verlos—. Ese inhibidor es su llave para ese reino.
—Entonces Jason no fue quien ideó ese brote en la Casa Blanca y el submarino—señaló Samuel—. Fue el secretario Wilson. ¿Él quiere empezar la Tercera Guerra Mundial?
El abuelo de Shenmei miró a la pelirroja-rubia—Cuando saqué a Jun See de Penamstan, el virus lo había transformado tanto que no lo reconocí. Gasté mis ahorros de toda la vida para hallar la forma de curarlo de lo que lo está consumiendo. Le fallé.
Repentinamente, ellos miraron al cuerpo moribundo, el cual estaba más y más en descomposición, postrado en la cama con un monitor pitando a su lado. Shenmei se acercó a una biblioteca la cual se abrió rápidamente para revelar una caja fuerte, de la cual su abuelo colocó una contraseña para abrirla. La mirada azul de Harmon se fijó en la figura de la asiática, quien sacó un pequeño chip contenido en una caja acrílica pequeña.
—Busqué evidencia contra Wilson, porque quería vengarme—añadió Shenmei—. Jason quería salir del control de Wilson, así que lo ayudé. Después de investigar seis años, vimos que la prueba necesaria estaba frente a nuestras narices.
—Un chip—concluyó Nilssen poco impresionado.
—Todos los soldados prototipo de las armas biológicas tenían chips en sus cuerpos—dijo la pelinegra—. Esos chips registraban sus signos vitales y sus datos de combate. Todo sobre mi hermano está registrado ahí. Incluso quien lo creó y quien lo envió a la batalla. Él cree que toda la evidencia se quemó.
Leon miró el chip—Incluido tu hermano.
—Jason creía que, si hacíamos esto público, expondríamos a Wilson y acabaríamos con el desarrollo de las armas biológicas, con él.
Leon y Lottie se miraron entre ellos.
Las palabras de Jason aún seguían marcadas.
¿Recuerdas cuando te hablé sobre el "terror"? Comienza con el miedo. Cultívalo y mira cómo se propaga, luego...luego tienes el terror.
¿Qué pasaría si filtraban la información?
La credibilidad caería, como muchas otras cosas más.
Un estruendo sacudió la sala, luego otro. Repentinamente, todo empezaba a caer sobre ellos, escombros, fuego, destrucción. Hicieron lo posible para tratar de que el resto de los miembros de la casa pudiesen salvarse, pero Shenmei fue la última persona que lograron sacar de allí junto al equipo. Ella gritó ante la pérdida de sus seres queridos al ser arrastrada, viendo como el fuego de la casa terminaba por consumir todo a su paso. Charlotte observó la escena con perplejidad, sin creerse que todo podía joderse en un milisegundo. Se preguntó quien podría ser capaz de hacer esa vil atrocidad, pero al mirar el cielo, ya no había nada para poder señalar y derribar.
No había un culpable.
El fuego, luego de un largo rato, cesó. El cielo empezó a aclararse poco a poco y Lottie fue decidida hacia esa casa, donde toda persona que no haya logrado salir estaba enterrada en millones de escombros. El resto del equipo se le unió, en silencio, observando la destrucción alrededor. Leon sacó el chip de su bolsillo, mirándolo con escepticismo, como si lo que tuviese allí dentro fuese realmente peligroso — algo que provocaría caos en cadena, algo de lo que no se podría volver.
Shenmei fue la primera en romper el silencio—Dame el chip.
¿Acaso esa sería la solución?
Cultívalo y mira cómo se propaga, luego...luego tienes el terror.
—Si lo hacemos público, expondremos todo lo que Wilson ha estados haciendo—prosiguió ella.
—Te matarán—dijo Lottie mirándola por el rabillo del ojo—. Tendrás a cada agente de cada división estadounidense cazándote. Dudo que quieras terminar muerta.
—Debo hacerlo—insistió Shenmei—. Para que todo lo que le pasó a Jun See no vuelva a pasar.
Los dos agentes se quedaron en silencio, mientras el resto los miraba.
Shenmei dio otro paso hacia ellos—Sé que ustedes entienden. Raccoon City fue el comienzo. ¡No podemos permitir que lo de Penamstan quede enterrado!
¿Qué precio debían pagar ellos?
—Jason quiere justicia.
—No, a Jason no le importa una mierda la justicia—la interrumpió Kennedy con firmeza—. Quiere que el mundo sepa cómo es el verdadero terror. Como lo conocieron él y sus hombres. Quiere que sea una realidad para todos y una vez que pase eso, quiere quemarlo todo.
—¡Él no lo haría!—protestó la asiática.
—Creo que lo que pasó aquí es suficiente prueba para decir lo contrario de él—declaró Marion mirando a la asiática—. A pesar de que él y tú quieran hacer justicia, ¿quién va a proteger a los otros?¿A los civiles?¿A las personas que realmente creen?
Kiya asintió—Eso ya es nuestro trabajo.
Shenmei miró a todos lados, afligida.
—Shenmei—dijo Lottie mirándola desde su lugar—. ¿Dónde está él?
—Si Jason logró vivir, debe estar en la base subterránea donde Wilson estuvo creando sus BOWs, en Estados Unidos—asintió ella.
—¿Dónde está Bauer?—insistió la pelirroja-rubia y Leon le miró de manera intensa.
—Debe estar con Wilson allí también.
Sam, levantando su vista de su PDA, miró al equipo—No, no lo está.
El resto del equipo lo miró con confusión, Nilssen miró hacia el cielo que se pintaba de colores violetas, naranjas y rosas, mezclado con el humo que estaba saliendo de los escombros.
—Él está en un Bell-Boeing Osprey, el cual está a tres kilómetros de aquí—replicó el moreno con preocupación—. Acabo de escuchar su voz en las transmisiones y tienen como objetivo buscar sobrevivientes de los escombros.
—Jason delató tu posición—dijo Shenmei perpleja.
Dalton Bauer estaba a punto de capturarla.
Y Leon Kennedy estaba casi seguro de que gastaría un cartucho de balas en su cabeza.
Nora negó lentamente—Joder...¿ahora qué coño hacemos?
—Tenemos que detener a Jason—discutió Leon.
Lottie miró a Samuel y a Nora, enviándoles una mirada que no prometía nada bueno para el desenlace de la situación. Si necesitaban detener a Jason, no podían enfrentarse a Dalton al mismo momento, si no se perdería el tiempo y tal vez conseguirían que la Tercer Guerra Mundial empezase o que la verdad filtrada crease un caos a nivel global. La única solución que se le ocurrió a la pelirroja-rubia era más que simple: dejar que el resto se encargue de Wilson y ella misma se encargaría de Bauer.
(Harmon asumió de entrada que Leon no estaría nada de acuerdo con ello.)
Sam empezó a negar—No, Lottie. Ni se te ocurra. No vas a hacerlo.
—Es la mejor idea y estrategia que tenemos a mano ahora—replicó ella—. El tiempo se nos acaba, hay que decidir.
—Tía, cálmate, es muy probable que él no te permita escapar esta vez—le dijo Nora con cautela.
Leon se mostró confundido—¿De qué diablos están hablando?
—¿Qué mas da?—ella se encogió de hombros—. Estoy muerta de todos modos y si eso llega a pasar, me lo llevaré conmigo, estoy segura.
El distintivo ruido de las hélices del helicóptero atrajo la atención del resto. Lottie miró a Leon, su mirada era una mezcla de desesperación, de preocupación y pura incertidumbre. Si esa iba a ser la última vez que lo vería con vida, ella tenía que tomar la oportunidad de una maldita vez por todas. Rápidamente, ella cerró la distancia que había entre ellos y lo tomó de su chaqueta de cuero para besarlo de manera intensa. Era dulce, desesperado, casto pero muy íntimo entre ellos. Leon se perdió en ello, en ella, en la intensidad que había en ambos y lo consumía lentamente.
Ambos estaban eufóricos.
Pero eso duró muy poco.
—Fue divertido mientras duró—dijo ella con súbita alegría.
Lottie empujó a Leon hacia Kiya y Marion, quienes lo retuvieron de manera inmediata. Ella asintió con un simple movimiento, dejando que los agentes de la Alianza se llevasen a Shenmei y Leon hacia un lugar seguro, hacia el siguiente objetivo de la misión mientras que ella se dirigía en dirección hacia donde estaba el helicóptero llegando. Kennedy forcejeó ante el agarre que tenían los agentes, dispuesto a liberarse para evitar que ella se entregase al enemigo. Charlotte empezó a trotar, alejándose del grupo y de los gritos de Leon pidiendo que lo dejasen ir, llamándola para que ella volviese.
Pero ella mantuvo su mirada al frente.
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sin editar
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