Epílogo
Suspiro con una media sonrisa sin dejar de acariciar su vientre. Se sentía contenta de poder sentir aquellos movimientos y patadas dentro de ella, aveces algo molestos o extraños, pero la alegría que le causaba era más grande que los sentimientos malos. Miraba al cielo con suma tranquilidad mientras dejaba que una lágrima se escapara por su mejilla blanca.
Su casa antes de un color gris opaco, ahora tenía un poco más de color, la habitación vacía que era ocupada para acumular cosas ahora tenía un bello color amarillo pastel como decoración y empezaba a ser llenada por tapices de animales bebes. Una cuna blanca, pequeños colgantes de lobos persiguiendo a un ciervo, ropa azul, verde, blanca y amarilla. Gorros, pantalones y juguetes. Anciana poder ver por primera vez la cara de su bebé aunque aún se estuviera desarrollando dentro de ella. Según por lo que le habían dicho, él feto se iba desarrollando de forma increíble y excepcional comparado a otros casos y por algo que sobresalía sabía que era un varón.
El lugar que creyó que sería su ruina ahora era una hogar, la familia que tanto había deseado se le estaba cumpliendo e incluso sus hermanas estaban contenta por ella. Sorpresivamente, su sonrisa se convirtió en una mueca y sollozo algo fuerte llamando la atención de la persona adentro. Todo era muy bello, si, su sacrificio había válido la pena, pero toda esa felicidad se veía opacada cuando no encontraba esos ojos verdes mirándola con amor. Lo extrañaba demasiado, su corazón lloraba a menudo al ver todo eso vacío sin la compañía del hombre que amaba y permitía que su sentir se volviera agrio.
—Elizabeth—
—¡E-Elaine! —se limpio rápidamente las lágrimas y sorbio por la nariz dedicándole una sonrisa a la pequeña rubia que salió a su encuentro—¿Qué pasa? —
—No tienes que fingir conmigo, se que te duele—su sonrisa fingida volvió a caer hasta ser una mueca y oculto su mirada en sus cabellos albinos. Había cortado su fleco viéndose más adulta, había cambiado un poco su forma de vestir e incluso había empezado un pequeño jardín en el que pasaba la mayoría de su tiempo—King, despertó hace poco, aún hay esperanza—
—Se que hay esperanza—sonrió—Pero no puedo seguir esperando a algo que no se cuando pasará —y no se equivocaba. Después de aquella pelea, sus nuevos seguidores habían enco traído al blondo desmayado por la falta de sangre y lo habían llevado al hospital. Habían dicho que un lobo lo había atacado aunque no explicaron el porqué estaba desnudo. Según los reportes, había logrando que sus huesos del brazo y piernas se cursarán pronto. Aunque su mandíbula estaba rota eso costó algo más tiempo. Tenía las marcas de las garras del castaño en su ojo y según el médico parte de la tribu, era lógico que no volvería a ver de ese lado
Lo que no le permitía abrir los ojos era la sangre perdida. El antiguo alfa había sufrido de lo mismo, se recuperó pero despertó hace apenas dos meses atrás encontrándose con su hermana, la mujer de la que estaba enamorado y su amigo de cabellos albinos. Por ser la mujer del nuevo alfa, elizabeth le permitió quedarse dentro de la manada pero no lo había perdonado aún. Sabía lo que ocurrió gracias a Ban que le explicó con lujo de detalles lo que había ocurrido aquel día
La sangre, las mordidas, los golpes y rasguños, el animal interior que se desató mientras se golpeaban y mataban lentamente, cuando estuvo a nada de perder y una chica distrajo lo suficiente a king como para que meliodas tomará la delantera y casi acabará con él. Lo que no se esperaba fue que su prometido mostrara clemencia por el lobo caído y haya terminado la pelea sin muertes
Era admirable, no imaginaba que eso fuera a ocurrir, de hecho, no había dormido nada la noche anterior a la pelea y tampoco cuando le dijeron que estaba en el hospital recuperándose. Había sido un alivio saber que estaba vivo pero se preocupo cuando lo vio postrado en la cama tan dañado
—¿Te gustaría ir a verlo ya? —
—Estaba esperando a melissa—admitió en bajo siendo escuchada por la rubia—Dijo que quería acompañarme a ver a mel—
—Es normal —
—Si—Susurro, ya no sabía a qué santo rezarle para que le devolvieran a su amado, había llorado, rogado en iglesias, rogado a las diosas de los hombres lobo, pedido a los médicos y nada sucedía, ni un milagro de ninguna de las tres partes. Ni la ciencia ni las creencias le habían devuelto a su amado. Pesé a que era algo que no esperaba, elaine ni estaba molesta con meliodas por casi matar a su hermano, comprendía la razón de ambos para lanzarse a la batalla de esa forma tan estúpida. Río un poco, acarició su vientre abultado con esa misma sonrisa y luego miró a la rubia que había posado su vista en su estómago—¿Qué sucede? Me miras como si fuera la primera embarazada que ves—
—No es eso, solo me pregunto que será —admitió haciendo reír a la albina a la que ayudó a ponerse de pie con cuidado y empezaban a caminar por la calle—Por lo general en la manda las mujeres dan a luz a sus cachorros transformadas y ya después toman la forma humana—
—A mi eso ya no me importa—
—¿Hu? —
—Humano o hombre lobo, voy a amar a este niño con toda mi alma—
—Eso lo se—dijo la pequeña mujer siguiéndole de cerca y cuidándola un poco de los cruces de camino—Aunque sólo espero no le des un susto a los médicos—
—No comprendo—
—Que tal si el niño nace como lobo y los médicos se asustan—Pensar en eso la puso tan pálida que elaine se arrepintió rápidamente de sus palabras, la apresuró mientras el semáforo seguía en rojo y luego la miró preocupada y arrepentida—¡E-Era una broma! No pasará eso—
—Pero...pero...—
—Eso me pasa por abrir la boca—formó un mueca y siguió ayudando a la albina a calmarse y caminar hacia el hospital. La madre de meliodas las alcanzaría ahí, solo quería pasar un tiempo con su amado a solas antes de estar con toda su familia
*
Suspiro con alivio al verlo plácidamente dormido y con su corazón latiendo con normalidad, seguía bien, seguía respirando por su cuenta y no necesitaba un aparato para hacerlo. Cualquiera que lo viera en realidad pensaría que sólo estaba descansando, lástima que era algo mucho peor que eso. Su amiga la siguió de cerca solo por si algo sucedía y apenas estuvo al lado de su amado, le dio un cálido abrazo y beso su frente
—Hola cariño—saludo como siempre, acariciando sus cabellos de sol con la mano y desviandose un poco hacia su mejilla—Ya deseaba verte, el niño a estado algo inquieto, si tan solo pudieras sentirlo, no deja de moverse—rió levemente desviando sus caricias hasta su mano inerte y entrelaza sus dedos con cariño. Soltó un suspiro, ignorando la mirada impresionada de elaine que trataba de llamar su atención hacia algo en la cama—Tú madre vendrá en un rato, dijo que quería traer a zeldris pero él está estudiando—levantó su mano fría guiando la hasta su abultado vientre y la dejó ahí justo donde el inquieto pequeño en su interior se movía—¿Ves? Se pone así a estas horas, aveces es porque...—
—¡Raaaaaaaagh!—
—¡Ellie cuidado! —
—¡Kyaaaaaa! —antes de saberlo, sintió como unos dientes le pasaban rosando el brazo, elaine la jalaba lejos y luego se aseguraba de que estuviera por completo sana. El sonido del ritmo cardíaco de su prometido había aumentado drásticamente, escuchaba una respiración agitada y pesada mientras temblaba aún algo shockeada sin saber que había pasado y cuando volteo su mirada azulada, ahí estaba
Tenía los ojos abiertos pero realmente furiosos, su boca estaba abierta mientras parecía ver a cual de ambas se comía primero, sus manos eran garras furiosas mientras intentaba quitarse lo que media a su corazón, pero cuando incluso elaine pareció que iba a atacar al recién despertado. El ambiente cambió repentinamente una vez más
El lobo se tallo los ojos, se miró entero de pies a cabeza, miró a ambas femeninas que no sabían cómo reaccionar y luego ladeo su cabeza de forma adorable y poco agresiva
—¿Ellie? —se quedó sin aliento al escuchar su voz. ¿Era prudente acercarse? No lo sabía, estuvo a nada de morder la de no ser porque la rubia la alejo repentinamente de la cama en lo que su rubio trataba de darse cuenta que ya no era un lobo. Miró el establecimiento confuso, se sostuvo su cabeza con una mueca como si tuviera un dolor de cabeza y luego se tapó su ojo derecho asustado, al instante su respiración se agitó y empezó a moverse inquieto en la camilla mirando a la joven albina—¿E-Elizabeth? ¿Qué pasó? Mi...mi ojo...yo...—
—¡Meliodas! —ya no le importaba si fingía no saber nada solo para atacarla, si es que había olvidado las cosas más importantes o su mente había retrocedido hasta el primer accidente, solo fue lento hacia él y lo abrazo fuerte empezando a llorar de alivio, esperanza era lo último que se perdía y el impacto de ese abrazo fue tan grande que el blondo suspiro un poco y se lo regresó algo fuerte—Al fin despertaste—
—Estas a salvo, lo logre, estas segura—acarició sus hebras plateadas con cariño suspirando entrecortado mientras balbuceaba sus agradecimientos por tenerla entre sus brazos e ignoraba la presencia de la rubia. Eso no le importaba, si estaba molesta o simplemente acompañaba a su albina, él quería inhalar su profundo olor a flores, acariciar su cuerpo blanco de nuevo y besar sus labios. Con este pensamiento se separó, la tomó del rostro limpiando sus lágrimas y estaba por darle un beso, cuando un sonido que venía de su estómago rompió ese bello momento. Los hizo bajar la mirada al mismo tiempo y soltó a la mujer con una sonrisa nerviosa—B-Bueno...—
—Estas hambriento—rió un poco tomando algo de espacio sin dejar de acariciar sus cabellos rubios
—Bueno yo creo que...—gruño forzando su vista, no se acostumbraba a no ver absolutamente nada del lado derecho pero del izquierdo ver a la hermosa mujer sonriendo le con cariño. Se recostó con cansancio, gimió un poco al sentir sus musculos tensos tras no moverse en un buen tiempo y luego desvío sus ojos hacia el abultado vientre que parecía saludarlo. Al instante, como un pequeño cachorro, levantó su mano y lo acarició como si fuera la cosa más increíble de todo el mundo, el sentimiento de protección por los suyos seguía aumentando en su corazón y un pequeña lágrima se resbaló por su ojos izquierdo—Creo que me perdí de mucho—
—Solo de un poco—sonrió presionando su mano débil sobre su estómago y guiando la hacía donde sentía que se movía—Se pone inquieto a estas horas—
—Es...Es increíble—jadeo, mordiendo su labio para no romper en llanto y la miró a los ojos—¿Qué es? —
—Un niño—
—Un niño—imitó con una sonrisa y voz baja perdiendo el rumbo de sus pensamiento y sin detener sus caricias. Reaccionó sólo cuando la puerta se abrió y su familia se dejó ver sin creer lo que miraban —Madre—sonrió levemente al ver a su progenitora que sus ojos se llenaron de lágrimas y fue hasta abrazarlo con rapidez. Le estaba eternamente agradecido a su mamá, no sólo por darle la vida, sino por haber cuidado de elizabeth ese tiempo en el que sostuvo ausente
*
Elizabeth negó con la cabeza mientras intentaba mantener la calma y el de cabellos albinos parecía a nada de soltarse a reír como loco. Habían pasado dos mese desde que había dado a luz, para su suerte, nació como un humano y no les dio un susto a los médicos. El hermoso bebé tenía unos cabellos revueltos pese a que los tenía muy cortos, chupaba su pequeña mano para tranquilizarse a su mismo y reía completamente ido por las cosquillas que sentía, era normal, digo, casi todos los días su padre convertido en un enorme lobo lo mantenía cerca de él y aveces le daba una que otra lamida en su cabeza causándole risas a el bebé
Esa actitud le daba ternura y a la vez le molestaba a la albina, necesitaba cambiarlo, darle de comer o bañarlo y meliodas se negaba a soltarlo. Ahora sabía que Ban no bromeaba al decirle que eran muy territoriales
—Suficiente mel, necesito darle de comer—el lobo la ignoro mientras restregaba su cabeza con suavidad en el pequeño bebé que levantó su mano para acariciar el pelaje y mirar a su madre que parecía a nada de explotar—No se ni para que te aviso—dio un paso adelante, tomó al bebé de las axilas para levantarlo y lo que recibió no fue nada más que un gruñido fuerte de molestia que asustó al bebé. Cuando las lágrimas de susto empezaron caer de los ojos bicolor de el pequeño, el enojo de elizabeth aumentó, tomó de su oreja al lobo que chillo y luego le obligó a quedarse en el suelo con el ceño fruncido—A mi no me gruñas señorito—lo soltó dejando al rendido padre chillando levemente y luego se alejo un poco para ir por una manta. Tenían invitados, no iba a dejarlos así que solo se iba a cubrir para poder amamantar a su hijo
Se cubrió lo suficiente como para que ni el albino que reía como loco ni el castaño que tenía abrazada a la humana la vieran, sacó uno de sus senos posando el pezon sobre la boquita del bebé y rápidamente este se lo llevó a la boca para recibir su comida. Ciertamente fue un alivio para ambos, ya que por fin tristan podía comer y elizabeth dejaría de sentir su espalda tan pesada. Meliodas sólo se oculto tras los sillones, volvió a la normalidad, se vistió rápidamente sólo para entrase a un lado de la albina que le dedico una mirada furiosa mientras arrullaba a el pequeño que estaba entretenido en su comida. Una mirada de arrepentimiento cruzó la del lobo alfa y leyó suspiro con pesar
—Ellie yo...—
—Silencio —este cerro la boca y agachó la cabeza como perro regañado. Ya se había acostumbrado a no ver del lado derecho, la cicatriz estaba un poco menos notoria que antes pero seguía tan presente. Incluso, cuando veía a king, ambos no podía evitar sentirse tensos al recordar su pelea, el castaño mira su ojo ciego mientras el blondo observa la marca de sus dientes en toda su pierna —Ni me hables meliodas—
—Cariño, nos vamos a casar en unos meses, sabes que no puedo controlarlo—
—Pues no me parece, me gruñiste—lo miro molesta y eso solo hizo que el blondo se alejara un poco dedicándole un gruñido a Ban que no dejaba de reír
—Lo siento—lo ignoro completamente. Aveces le gruñia en modo de juego, aveces incluso era ella quien le gruñia para molestarlo pero la forma molesta en la que parecía que iba a atacarla le molesto mucho, además, ella cargo con ese niño 9 meses y lo dio a luz, no iba a dejar que un estúpido instinto perruno le impidiera cargar a su hijo
—Quién lo diría, el temido alfa es domado por una mujer humana—
—Silencio ban—pero el de ojos rojos sólo aumentó sus carcajadas de locura mientras se limpiaba lágrimas falsas por lo molesta que se veía la albina y no dejaba de darle palmadas en el hombro a su mejor amigo—¡Dije silencio! — se levantó solo para demostrarle nuevamente cuál era su lugar y a quien le hablaba de esa forma, cuando, con cuidado pues tenía a su hijo entre su brazos, la albina lo tomó de la oreja y volvió a sentarlo. Meliodas hizo un puchero adorable cruzando se de brazos e hizo un sonido de indignación profunda
—Se está durmiendo no lo despiertes con peleas estúpidas—
—Lo lamento mi cielo —admitió en voz baja mirando arrepentido a la albina y aun fulminante al hombre lobo albino que solo había aumentando más su risa. Grande fue su dicha cuando elizabeth de igual manera le dedico una mirada fulminante a Ban, quien se quedó callado y bien sentado en el sillón. No quería ni que risas destartaladas ni gruñidos de lobo despertarán a su pequeño
*
—¡Baaaaa! —exclama el pequeño completamente feliz mientras su padre lo alzaba en brazos y le hacia caritas extrañas para hacerlo reír. Lo llevaba por toda la casa como a un avión, acariciaba su pequeña nariz y llenaba de besos su carita pequeña. Sin embargo y pese a la felicidad que se respiraba, la albina seguía de brazos cruzados con su falda medio levantada sentada viéndolo todo
—Perdón ellie. Papi lamenta mucho el gruñido de hace rato—abrazo a el bebé que seguía riendo en sus brazos y le hacia una cara de súplica adorable
Aún así la albina rodó sus ojos y se cruzó de brazos mirando fijamente al lobo
—Pues mami lamenta que papi se haya salido de control, pero no acepta sus disculpas—
—Es que papi lo lamenta mucho—dejó al pequeño en el suelo acostado entre las mantas mientras este los miraba intercalada mente
—Papi no debería perder el tiempo pidiendo disculpas—abrió levemente sus piernas y dejó de cruzar sus brazos—Y desde ahora tendrá que hacer todo lo que mami dice si es que quiere su perdón—el blondo la miró de arriba a abajo sin comprender mucho sus palabras y retrocedió un poco alarmado al ver sus intensiones—Y lo que mami quiere en este momento, es que papi la consienta—hizo un pequeño puchero ignorando completamente el hecho de que estaba molesta—Por favor, me lo debes después de tantas cosas que me has hecho pasar —meliodas trago en seco dudoso y miró como su mujer empezaba a desatar el nudo de su corbata rosa con una mirada de hambre. Como una loba en celo. El sentimiento que causó eso fue el mismo tanto en sus pupilas como en sus pantalones. Se acercó un poco a ella pero sus piernas fallaron, cayó de rodillas cerca de la dama con la respiración realmente agitada, jadeando, sintiendo tanto calor en su piel que empezó a desabotonar su camisa. Empezaba a sentir el sentimiento de la excitacion y lo único que quería era desnuda a la chica frente a él y volver a unirse tras algo de tiempo—Pero antes, voy a dormir a tristan—y se levanto como si nada, tomando a su bebé que la miró atento sin dejar de chupar su pequeña mano y lo cargo para acostar lo en sus brazos rompiendo con ese momento tan candente
Meliodas no se pudo ni levantar, solo miró con sus ojos oscuros a elizabeth subía las escaleras intentando en vano que el pequeño se durmiera y se recostó en el sillón para guardar el control. Debía de superar y resistir, sería inhumano lanzarse encima de su prometida como animal aún con su hijo en brazos
Pasó un buen rato hasta que la antes mencionada bajó las escaleras en un andar lento y pesado, se le subió encima con una sonrisa que dejaba ver sus intensiones malvadas. Acarició su rostro jadeando cuando las manos masculinas apretaron sus muslos y se acercó para besar su frente
—No tienes idea de cuánto te extrañe —
—Y yo a ti—juntaron sus labios en un beso desesperado mientras su caderas y manos no estaban quietas. La despojo de la ropa prácticamente como el animal que era, arrancó su camisa sacándole un jadeo en medio del beso y admiro como sus blancas y sensibles colinas salían rebotando por la brusquedad con la que las libero. Se separaron, se miraron intensamente a lo ojos y dejaron que la pasión cubriera cada uno de los poros de su piel—Ahhh ellie—gimió cuando las manos de la albina lo habían despojado de su camisa y empezaba a acariciar su torso desnudo. Sus bellos labios succionaron el pezon masculino generandole escalofrío, una mano traviesa apretó el bulto de su pantalón sacándole un gruñido y sus manos fueron hasta su trasero para apretarlo a tal grado de clavarle sus garras levemente—Ahhh—
—Hmm meliodas — su boca rosada bajaba cada vez más, pasó la lengua por su abdomen generandole espasmos de placer, dejó un chupeton cerca de sus pectorales y cuando beso su miembro por encima del pantalón fue cuando perdió la razón. La recostó con brusquedad, se llevó uno de sus pechos a la boca empezando a succionar con fuerza y la sorpresa que se llevó fue tan exquisita que ambos soltaron un gemido que resonó por toda la sala—¡Ahhhh! Cariño—hubo un detalle que no pensó por estar tan desesperado. Un líquido blanco salió de su montaña suave yendo a parar hacia la boca de su amante que la recibió gustoso y cerró sus ojos con deleite. Era extraño, pero tremendamente erotico y delicioso. Estaba bebiendo literalmente de ella, lamio su punta rosada, apretó un poco su montículo derecho y la miró tan intensamente que la húmedas en su intimidad aumentó sólo de eso. Los besos de su amante bajaron aún completamente idos por el placer besando su estimado, beso su vientre que aún estaba volviendo a la normalidad tras parir a su hijo, lamio un poco ese punto rosado. Se deshizo de la ropa restante y cuando los trozos de tela rota quedaron sobre el suelo fue que libero su largura, la miró intensamente a los ojos y la penetro—Ahhh—
—Tan estrecha como siempre—Gimió en bajo empezando a nodular sus caderas. Era imposible no comenzar con su vaivén cuando la sensación era tan exquisita, como lo apretaba, el sonido que sus labios producían con cada embestida, su expresión y sonrojo. Sin evitarlo hundió su su nariz en su hombro besando e inhalando su olor. Sus dedos acariciaban sus cabellos, su boca aveces pasaba para succionar levemente su pezon y disfrutar más de ella. Sus caderas se alzaban para ir ambos al mismo ritmo y cuando sus vientres empezaron a tener esa presión conocida.
Meliodas salió de ella, se sentó en el sofá, la tomó fuerte de las caderas, la puso de espaldas a él, le guió su entrada hasta su miembro y luego bajó sus caderas para volver a continuar
—Oh siii ¡meliodas! —exclamo con vehemencia ella sola moviendo sus caderas a un ritmo rápido sus pechos se movían levemente pues su amado los mantenía en sus manos, sus besos desendian por su espalda y cuello. La sensación de estar tan profundo en ella era tanta que sus gruñidos cada vez era más parecido a gritos
Por un momento la idea de despertar al bebé se le cruzó la mente a la albina, pero este pensamiento fue borrado cuando pasó sus manos por su espalda y le dio una mordida en el hombro
—¡Ahhh! —
—Por favor no dejes de saltar—rogó ronco lamiendo el lugar donde la había mordido y hundiendo sus dedos en sus curvas. No fue hasta que escucho pequeños sollozos por placer que la trajo más a su cuerpo, pego su espalda en u pecho, recargo su cabeza en su hombro, la tomó de un pierna y empezó a mover sus caderas de arriba a abajo con más brusquedad dándole algunas convulsiones a la mujer—Ngh elizabeth—
—Por favor no pares...¡Ahhhh!...voy a...—no era necesario que se lo diga, paso la lengua por las lágrimas que había derramado sacándole un gemido, besó sus mejillas con adoración acariciando su cuerpo con su mano sobrante y aun con sólo un ojo, podía ver lo bella que era la albina. El sentimiento fue tanto que sólo la hizo voltear la cabeza, la beso introduciendo su lengua e iniciando una danza que querían que durará años y la presión en sus intimidades junto al bombeo de su miembro se liberaron. Ella fue compensada con la semilla del más bajo que soltó un gemido largo que se ahogo en sus labios mientras ella soltó su líquido transparente raspando la espalda de su prometido con las uñas. Se quedaron quietos, con las respiraciones agitadas y sus labios sin despegarse. Saboreando sus mojones rosados y sintiendo que se hinchan un poco por la fuerza con la que succionaban
Se separaron por la falta de aire y se contemplaron unos segundos que parecieron horas, las manos temblorosas de la mujer acariciar ok su barbilla y fueron subiendo para remarcar cada centímetro de su rostro con adoración. Esas caricias fueron disfrutadas por meliodas, que pareció ronronear un poco y la recostó en el sofá solo para salir de ella y acostarse en sus pechos
—Que mal padre eres—jadeo un poco, acariciando los cabellos rubios de su novio y dedicándole un leve y divertido ceño fruncido
—¿Qué? ¿Por qué? —se quejo adorablemente mirándola incrédulo, después d e prácticamente arriesgar su vida por ella y su hijo ahora resultaba que era mal padre—¿Qué hice? —
—Le robaste la comida a tu hijo—
—Oh...—escondio si mirada verde estaré sus senos e hizo una mueca. Eso había sido involuntario, había olvidado su sensibilidad y cuando chupo y presionó aquel dulce líquido ya estaba en su boca. Lo había disfrutando, si, ¿quería más?, la realidad es que si, pero no podía dejar a tristan sin comer claro estaba y ese pequeño era glotón—Si, eso, fue involuntario no se que me paso yo...—
—¿Qué haré si tiene hambre? —
—E-Este...—su rostro estaba cada vez más rojo, mierda, se había dejado llevar por completo y había cometido ese error. Pero tanto lobo como humano habían deseado con toda su alma cópula con la humana una vez más y cuando dieron rienda suelta a su deseo, se dieron cuenta de su error
—Descuida—beso si coronilla y pasó sus manos por su torso desnudo en una caricia algo más íntima—Eso no interesa, está demasiado dormido y si despierta aun tengo otro pecho para poder dormirlo—gruño un poco molesto, debido a que lo había hecho preocuparse y avergonzarse por lo que había pasado que solo hizo un puchero y se escondió más en sus pechos
*
Se despedía con la mano viendo como el enorme lobo caminaba con decisión hacia el frente mientras los demás le abrían el paso. Se coloco en la cima mirando hacia atrás a todos los que lo seguían, entre ellos, sus amigos, sonrió un poco y luego miró por última vez a su chica. No fue cuando empezó a retirarse cuando un segundo grito lo llamó en la lejanía y le hizo detenerse con esmero aumentando su emoción. ¿Cómo se enteraron los demás? La cola del líder se había empezado a mover de un lado a otro emocionada mientras veía al dueño de esa vocesilla salir de la casa con apuracion
—Espérame papi—exclamo el pequeño de cabellos albinos y ojos bicolor abrazando a su madre, salto para darle un beso en la mejilla y corrió hacia el claro del bosque empezando a quitarse su pequeña pijama de cerditos.
Como buen niño y sacándole una risa a su madre y ternura a la manada, dobló su pijama perfectamente la dejo sobre un tronco completamente arreglada y luego dejó que su cuerpo cambiará para convertirse en el de un pequeño y peludo cachorro blanco con ojos de diferente color. La tenía que causó en la albina fue tanta que no pudo evitar ir, alzar en brazos a el pequeño lobito y empezar a acariciar su pelaje mientras lo llenaba de besos maternales y este emocionado parecía aullar
Lo dejó sobre el suelo una vez más, camino algo torpe y lento intentando subir hasta donde su padre esperaba y una vez frente a frente, este empezó a restregarse en el pelaje de su progenitor al mismo tiempo que el blondo. En un acto cariño con el que daban inicio a la cacería y luego se soltaba a correr hasta perderse de la vista de la humana que se sentía contenta. El pequeño lobo corría lo más fuerte que podía y aunque se quedaba atrás por la rapidez de la manda no podía dejar de abrir su boca y sus ojos perrunos brillaban con la poca luz del sol
Era la primera cacería de tristan y estaba emocionado
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