Capítulo 9

—Meliodas—

—¿¡Qué pasó!? —grito casi exaltado al ver que el doctor salía con la cara pálida y revisaba unas cuantas hojas con una mueca. Incluso la palidez se le transmitió al lobo que empezó a temblar de pies a cabeza y sus ojos verdes se cristalizaban llenos de preocupación —Por favor...por favor dime que no...—

—Tranquilo, tanto ella como el feto están bien —un suspiro de alivio salió de los labios masculinos y se sentó en unas sillas cubriendo su cara con sus manos. Necesitaba verla, abrazarla, llorar sobre su pecho y luego pedirle perdón de miles de maneras e idiomas. Sin poder evitarlo, varias lágrimas cayeron de sus ojos verdes y empezó a sollozar llenando de pena al doctor frente a él—Solo fue por el susto, lo bueno fue que llegamos rápido al hospital para estabilizarla o podría haber tenido un aborto espontáneo—

—Gracias a las diosas—

—Deberías guardar tus plegarias para mañana —Mierda, sabía que iba a sacar el tema pero no tenía el humor como para hablar de eso. Necesitaba verla, llorar con ella, decirle cuanto lo lamentaba y entonces si, arrepentirse de lo que había hecho por evitar que su mujer muriera. Aunque ahora la había puesto aún más en peligro por su estupidez e imprudencia—¿Eres imbecil meliodas? —

—Iré a verla —

—Espera—lo detuvo tomándolo del brazo fulminandolo en el acto—¿No crees que solo aumentas más su miedo?—Fingió no escuchar eso tomando la perilla de la puerta y haciéndola girar con un rechinido—Dale el beneficio de la duda. Si sabe que morirás, ella no va a soportarlo y tendrá miedo cuando vayan por ella—

—No...—jadeo—No voy a morir—

—No te engañes solo—

—Voy a pelear por ella—gruño—Ella es mía, ese hijo es mio. No voy a dejar que sus vidas se pierdan por mi culpa—Se soltó del agarre del médico con brusquedad y le dedico una mirada fúnebre como las de miles de oscuridades—No voy a dejar que me venzan tan fácil —el doctor suspiro levemente y desvío la mirada, muchacho fuerte pero estúpido, con musculo pero sin cerebro.

Solo negó por la mala suerte del blondo y guardo sus instrumentos del trabajo alejándose de la puerta.

—Aunque no lo hayas pedido, te aconsejo que ataques nos patas. No seas inútil y trate a de morder su lomo—meliodas abrió sus ojos con sorpresa y le dedico una mirada de incredulidad a el doctor—King tiene una mordida fuerte, como la de un sabueso negro, pero no tiene fuerza en las patas por eso es lento. Su atacas sus patas se le dificultará acercarse a ti y te dará tiempo de atacarlo hasta matarlo—

—Yo no quiero matar a ti—

—Si no lo haces él te matara a ti—y sin decir más solo se dio media vuelta y empezó a caminar hacia otra sala más, al parecer necesitaban su ayuda para algo y no quería pensar en el asunto del reto. No era su vida la que corría riesgo, pero extrañamente, ese chico le hacía recordar a su actitud hace muchos años cuando el padre del alfa lo mordió por accidente y acabó enredado en eso al igual que meliodas.

Por su parte el de ojos esmeralda decidió no esperar más, le dio una empujón a la puerta, dejó que su cuerpo entrará y luego la cerró de un portado yendo hasta el dulce olor a flores que dejaba dilatada sus fosas nasales. Ahí estaba, soltó casi un suspiro de alivio al verla y sonrió como bobo con las lágrimas volviendo a caer de sus mejillas. Elizabeth no tardo en mirarlo por el ruido de la puerta que la alertó y dejó de cubrir su vientre con protección al verlo, solo era él, ahí estaba de nuevo, con sus dos mechones moviéndose por la brisa y sus ojos verdes brillantes del alivio

—Mel—

—¡Ellie! —sabía que iba a hacer eso, cuando sintió su pequeño cuerpo ir hacia ella y luego recargar su cabeza en sus piernas llorando no pudo evitar soltar unas lágrimas más—¡Perdón! ¡Es culpa mía! ¡Nunca debiste enredar te en esto! ¡Debí haberte dejado cuando supe la verdad! —sollozo apretando las sábanas bajo ella sintiendo algo de alivio cuando sus manos empezaron a acariciar sus cabellos rubios—Aún hay tiempo nena. Vete a la ciudad, vete lejos de aquí y busca asilo en algún lugar. Le puedo decir a mi madre toda la verdad y ella te sacara de aquí...—

—¿Qué? ¡No! —

—Ellie por favor —alzó la mirada para encararla —Acabo de poner en riesgo mi pellejo, puedo morir mañana y si lo hago irán tras de ti—El miedo volvió a su cuerpo, ahora lo entendía, la razón de ese dichoso reto y el miedo en los ojos de Ban al escucharlo, el porqué se le veía tan mal y porque le pedía escapar. Todo tenía tanto sentido que soltó un gélido de dolor al hacer un movimiento brusco y posó su mano izquierda sobre su muy pequeño vientre—Te sacara de aquí, lo sé, debes estar segura—

—Ellos pueden encontrarme, mi olor, yo...—

—Pará cuando el reto empiece tu estarás demasiado lejos como para que distingan tu olor—

—Aún no me dan el alta—

—Aunque no te dejen salir, te sacare de aquí —su mirada decidida, sus ojos brillantes por las lágrimas y su cuerpo temblando de miedo o frío. Elizabeth no pudo aguantar las gotas saladas y empezó a llorar mientras acariciaba el rostro de su hombre tal vez por última vez. El lobo disfruto esa caricia como si fuera la última, cerró sus ojos, dejó salir más lágrimas y pego más sus manos pálidas a su mejilla. No la quería dejar ir, no quería soltarla, pero ya había sido demasiado egoísta y el resultado la puso en peligro. Ahora debía de quitarse eso, esa dependencia a ella y escoger su seguridad por encima de la propia. Se limpio las lágrimas soltando la mano de la albina y luego beso sus nudillos con adoración—Te debo poner a salvo—

—No te puedo dejar—

—Debes de hacerlo—contrario a lo que se esperaba, meliodas solo le sonrió dulcemente, acercó su mano hacia ella para acariciar sus cabellos palta con cariño y luego le dedico la mirada más dulce y tranquilizadora que podía poner en crisis—Estaré bien—

—No es verdad, puedes morir —

—Al igual que tu y nuestro hijo —no podía discutir con eso de por medio—Ellie, te amo. Así que por favor, haz esto por mi y vete con mi madre. Ten a nuestro hijo, disfruta y cuéntale de mi si—

—Lo dices como si ya estuviera muerto—lloro aún más negándose a creer que ese podría ser uno de sus últimos momentos juntos. Las risas, las lágrimas, la tensión, los besos, los abrazos, sus gemidos. No quería renunciar a eso, no podía hacerlo, era lo que menos quería —Por favor no lo hagas—

—Volveré por ti, te juro que iré contigo cuando todo acabe—

—¿Y si...y si...?—

—Incluso muerto, incluso como un espíritu. Yo seguiré a tu lado y te cuidare a ti y a nuestro hijo—beso una vez más su mano, se acercó hasta besar su mejilla pálida y se detuvo a pocos centímetros de sus rosados labios, los acarició sacándole un suspiro, sonrió al ver su hermoso sonrojo y junto sus frentes en un acto cariñoso—¿Puedo?—

—Deja de hacer preguntas estúpidas y solo hazlo—lo atrajo de ma camisa para besarlo con un gemido cuando se tocaron, ella seguía débil y debía tratarla con delicadeza, aunque su lobo le rasguñaban pidiéndole ser brusco no podía hacerlo. Quería que sus últimos momentos antes de separarse fueran los más bellos que podría darle, de aquellos que te dejan suspirando y luego arrancan tu alma con dolor tras el frío de estar solo

*

La señora demon lloraba, no quería creer lo que veía, no podía creerlo. No sólo acababa de ver como su hijo traía cargada a su prometida y se enteraba de que iba a ser abuela, sino que también había visto cómo su propio bebé se transformaba en una bestia asesina y luego era tratado como un perrito por la débil albina. Veía como esa cosa estaba recostado restregando su rostro en el vientre de la femenina mientras está repartía besos por su cabeza y hocico. Los ojos verdes brillantes, la mirada de compasión y miedo. Incluso en el cuerpo de un animal ella podía reconocer bien a su hijo, a aquel pequeño que dio a luz una noche de luna llena

—E-Es imposible...¿Qué le hiciste a mi hijo bestia del demonio? —

—Señora, es una larga historia que prometo contarle cuando estemos en camino—se limpió la nariz la joven albina sin dejar de acariciar el pelaje del lobo. Aquel animal no dejaba de restregarse contra ella y soltar pequeños alaridos que no sabía si era sollozos o gemidos—Por favor, tranquila—

—N-No...mi niño...mi niño no—

—Yo reaccione así la primera vez—le contó permitiendo que meliodas alzará sus orejas con atención y le provocaba ternura a la joven—Se lo que siente, el miedo, la confusión. Pero ni tenemos tiempo para la historia completa —

—Pero...pero...—

—Por favor escuche y no hable hasta que haya terminado—sonrió intentando tranquilizar. Ala mujer que ya no sabía ni de donde sostenerse—La manada...el grupo de personas como meliodas quieren matarnos—la señora contuvo un jadeo y sus manos empezaron a temblar—Se que es complicado, pero el pecado que cometimos fue sin querer. Meliodas ha arriesgado su vida para darnos tiempo a mi y a nuestro hijo, así que, por favor, ayúdenos a salir de aquí —rogó con un tono de voz desesperado mientras el lobo empezaba a arrastrar sus patas hacia la rubia.

Melissa no tardo en retroceder con miedo mientras gritaba levemente siendo mirada por el animal, maldita sea, ¡maldita sea!. Sus ojos se llenaron de lágrimas sin saber cómo reaccionar hasta que cayó al suelo por chocar con una silla. Se miró aturdida, la espalda le dolía al igual que la cabeza, un nudo se formó en su estómago mientras subían las ganas de vomitar y cuando miró horrorizada como el perro gigante ya estaba frente a ella. Tuvo que soltar una exclamacion de sorpresa cuando el lobo se acostó y recargo su cabeza en sus piernas temblorosas. Así que en verdad era su hijo, ese pequeño inseguro de los rayos y que lloraba en las noches. Aquel lleno de energía que llegaba lleno de lodo o con un raspón en la rodilla. Sus lágrimas no dejaron de caer mientras empezaba a acariciar su cabeza con su mano temblando y miraba como la albina casi estaba por romper en llanto una vez más

—Quiero saberlo todo—

—Primero, debemos irnos de aquí. Ya—

*

Ya estaba vestido, con su madre sin soltarlo en un abrazo que deseaba fuera eterno y su mano acariciando la de la peli plateada. Aún no iban a irse pero ya se estaban despidiendo. Debían esperar a que su camión saliera y para eso aún faltaba rato, debieron comprar un pasaje rápido, hicieron una maleta con pocas cosas que cualquiera que la viera los juzgaría de desorganizados, la realidad era que era un escape rápido y poco funamemtado

—Ya mamá, todo estará bien—

—Pero...pero...—sollozo la bella mujer sin saber que decir.

—Cuida mucho a elizabeth por mi, madre—sonrió estruja do a su progenitora contra él disfrutando la calidez de lo que un abrazo fraternal podía darte. No sabía cuánto tiempo iba a estar con la albina, había dejado un mensaje a su esposo y a su otro hijo de que la llevaría a la ciudad para medir su vestido de boda, pero en realidad no era así. Quizá nunca volvieran a su pacifico pueblo pues era una sentencia para su nuera y nieto. Finalmente soltó a su hijo, llenándolo de besos su cara blanca soltando un par de lágrimas y se levanto de su asiento para revisar en cuanto tiempo salía su camión. Apenas estuvieron solos, el blondo rodeo con sus brazos a la joven albina lleno de besos sus mejillas y acarició con su mano izquierda su pequeño vientre. Ese deseo de protegerlo, aún no había nacido, ni siquiera estaba bien desarrollado y aún así ya lo amaba tanto que estaba arriesgando su pelaje por él y elizabeth. Ni siquiera sabía si iba a ser niña o niño, pero fuera lo que fuera iba a amarlo mucho —Será poco tiempo, si no regreso mamá sabrá a dónde llevarte. Tengo un primo en castelion que podría alojarlas un tiempo, además, mamá tiene familia en bernia y yo...—

—No importan los lugares—presionó un poco la mano masculina sobre su estómago y lo miró fijamente a los ojos—Cualquier lugar se sentirá vacío si no regresas —un suspiro de piro dolor abandono los labios masculinos. Debía controlarse, no dejarse llevar por su instinto y simplemente mantener bajo control sus emociones, si no lo lograba, tal vez iba a asustar a toda esa gente por ver como una persona se convertía en animal—Ven con nosotros, puedes hacerlo—

—Si voy, nos perseguirán hasta matarnos, es más fácil que te encuentren su voy con ustedes—

—Meliodas no lo entiendes—tomo aire—Ya no puedo vivir sin ti—

—Ni yo—susurro soltando su pequeño vientre y llevándolo hasta su mejilla para acariciarla y atraer su rostro—Yo tampoco puedo vivir sin ti, pero dejarte a mi lado es lo más egoísta que podría ser—lo comprendía, lo peor es que lo comprendía y el saberlo solo aumentaba más su dolor en el pecho —Debes seguir sola, debes sacar hacia adelante a nuestro hijo. Si no regreso, yo se que serás una gran madre para ella o él—

—Necesitará a un padre—

—No exactamente, estoy seguro que contigo será más que feliz—

—No puedo sola —lloró

—Claro que puedes, eres una chica fuerte ¿acaso lo olvidaste? —rió divertido intentando subir un poco su ánimo pero se retracto al ver que eso lo aumentó su llanto. Odiaba cuando lloraba por su culpa, pero debían de superar eso —Por favor ya no llores—

—N-No puedo evitarlo—

—Mi ellie, incluso muerto soy tuyo —sonrió limpiando sus lágrimas y depositando un húmedo beso sobre la comisura de sus labios—Trata de ser cuidadosa, aún estas algo débil. No cargues cosas pesadas y trata de estar en reposo—

—S-Si—

—Ahora, por favor muéstrame una sonrisa. No se cuanto tiempo pasará hasta que pueda volver a verla Nishishi —su risa. Esa maldita risa que la había dejado hechizada desde que la escucho por primera vez, por un rubio delgado que s e cubría con sudaderas por el frío que hacía, por un bromista que la asustaba en cada rincón y luego le pedía disculpas en privado por el susto antes dado. No pudo evitar atraerlo por su nuca para impregnar sus labios contra los del lobo y dejarse llevar en una danza lenta y triste mientras dejaban salir dos últimas gotas de agua salada. Se separaron sólo para volver a unirse, uno, y luego otro, y otro más de poco o un poco más intensos. Pasando sus malos por sus cuerpos en abrazos cariñosos mientras permitían que el calor aumentara en sus mejillas y rogaban a las estrellas permanecer así para siempre

—Linda—la voz de la madre de su prometido los hizo salir de ese momento romántico mientras se separaban finalmente en un jadeo involuntario—Ya debemos irnos—

—Meliodas—

—Ve—declaró con una sonrisa, tomando la maleta de la chica entre sus manos para ayudarla—Debes irte, ya—

—Por favor, un poco, mas. Solo un poco más de tiempo—

—Es hora de partir —ignoro su petición entregándole la maleta a su madre solo para darle un abrazo rápido y mirar a ambas mujeres con una sonrisa —Cuídense y estén alerta—

—Meliodas—

—Ellie debes de irte ya—

—Te amo—el hombre contuvo el aire para que las lágrimas no volvieran a salir y forzó una sonrisa en sus labios—Gracias por permitirme, vivir esta aventura contigo —

—Te amo mucho más hermosa. Madre, cuídense mucho por favor—sonrió acariciando el cabello de su progenitora—Nos veremos pronto Nishishi—aunque no sabían si eso pasaría, decidieron creerle a una mentira disfrazada de verdad sin poder ver como una diosa se burlaba de ellos desde las alturas. Que suerte tan desafortunada, sus destinos estaban igual de rotos que sus hilos sobre ellos, ahora ella reía al ver hasta donde ellos habían llevado las malas decisiones que él ser humano cometía a diaria

Una vez la bella albina se encontró en el vehículo enorme, miró a la ventana, sollozo al ver cómo el blondo las despedía con la mano y les lanza unos besos mientras susurraba las dos palabras que habían condenado a ambos y se perdía en la lejanía. Con cada segundo estaba más lejos de él y para ella ya era toda una eternidad, pero debía de resistir, ahora su vida ya no sólo era suya, ambos tenían un sueño, el formar una bella familia y ella no iba renunciar a ese deseo tan fácil

*

Agarrense porque vengo con todo

¿Qué les pareció? ¿Les gustó? ¿Si? ¿No? ¿Cuál fue su parte favorita? Saben que me gusta leer sus opiniones sobre el capítulo

Disculpen faltas de ortografía las corregiré después.

El próximo capitulo se viene con todo y aunque aún no se escribir peleas espero me salga QwQ👉👈

Sin más que decir nos veremos después

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