Capítulo 6
—Hmmm despacio—cosa que decía y cosa que cumplía, además, claro, de que no le molestaba lo que le estaba haciendo. Parecía un gato...perro más bien, pero era adorablemente sexy. Su rudeza era algo a lo que podría acostumbrarse si era así de placentero, esas garras que la rasguñaban cada vez se volvían más adictivas. Sus besos, mierda, podía estar ser media noche, medio día, podía ser el infierno y a ella no le iba a importar en lo absoluto—Mel, despacio—hizo su cuello a un lado dándole más acceso a su nivea piel.
—Silencio—gruño al mismo tiempo que apretaba su seno y lamia su cuello
—Meliodas, por favor...—jadeo en bajo, no le molestaba pero resultaba algo doloroso si lo hacía con tanta fuerza. Beso su frente haciendo hacia atrás sus cabellos, metió la mano por debajo de su camisa empezando a acariciar sus omóplatos y su espalda—Un poco más despacio—
—Shhh no hagas que...—
—Daddy—dejó de hacer sus atenciones al escuchar su pequeño susurro. Elizabeth seguía con los ojos cerrados, las piernas abiertas y sus boca dejando salir pequeños jadeos. Pero eso no quitaba que lo que acababa de decir era algo extrañamente excitante. Nunca le había dicho así, y si lo hacía para convencerlo de que fuera más lento, estaba logrando todo lo contrario. Cuando finalmente la diosa abrió los ojos, la sonrisa en sus labios fue tan iluminadora que el lobo se dejó caer sobre ella suavemente, sin lastimarla, y se quedó admirando esas esferas azules—Por favor, más lento —
—Ellie...—gruño en bajo, no podía evitar sentirse débil ante ella de esa forma, solo con su falda, con su camisa en el suelo y su soten a medio quitar. Con esa linda boca que podría besar pero que si lo hacía, dejaría que sus gemidos y apodos dejaran de salir—Dilo de nuevo—una nueva sonrisa tímida cruzó los labios de la platina da y la ternura que le causó a la bestia, relajo sus instintos animales hasta convertirlo en solo un cachorro amoroso
—Daddy...—un gemido leve abandono los labios del varón, apretó las sábanas bajo ellos cerrando sus ojos y empezó a inhalar fuerte para buscar autocontrol. Era inútil con las caricias de la daba sobre su piel desnuda y sus intentos de quitarle la camisa. ¿Quién dijo que era necesario estar desnudos para tener algo de pasión? Pues quien lo haya dicho esta equivocado. Es suficiente con tocar los puntos débiles del otro como para poder hacer algo y si mal no recordaba habían dejado algo pendiente. Con un brillo burlesco y sus ojos aún admirando la adorable expresión de la dama, el más bajo empezó a arrastrarse, llegó hasta su falda, la levantó en cuestión de segundos y luego retiro sus bragas con lentitud, intercalando miradas entre lo rojo de la cara contraria y la fruta prohibida que se extendía ante él. Una sublime caricia en su muslo derecho fue suficiente para verla jadear y cerrar las piernas
—No hagas eso nena, solo harás que me excite más —
—M-Meliodas—ante eso el rubio hizo un puchero y se cruzó de brazos algo infantil
—¿Dónde quedó ese lindo apodo? —se quejo. Eso fue suficiente para que la albina comprendiera a lo que se refería, sonrió con un poco más de confianza, abrió sus piernas aún con algo de vergüenza y permitió que el lobo empezará con atenciones que la hicieron llegar al cielo en cuestión de poco tiempo
—Daddy hmmm—
—Así esta mejor princesa—no sabía de donde se le había ocurrió aquel apodo, pero sabía que le encantaba que lo dijera y que lo ponía duro de solo escucharlo. Deseaba hacerle muchas cosas, comer de ella, ponerla en cuatro, cargarla, que ella misma lo montara, dejarla con sus pechos pegados a la pared y no dejar de introducirse en ella, en un baño lujurioso que nutria su cuerpo y su animal interior. Sabía ahora que debía de controlar su fuerza, pero era imposible con tal diosa entre sus brazos. Sus dedos se hundían en ese lago rosado adorando el sonido acuoso que este provocaba. Su lengua chupaba su flor, succionaba su perla de placer y se deleitaba admirando como cada vez estaba más y más mojada
—Ahhh —era un toque sublime del cielo, incluso sentía como si un demonio y un ángel estuvieran apunto de unirse, algo prohibido que sabía demasiado bien. ¿Quién se negaría o pensaría en el pudor con ella ahí? —Así, se siente bien—jadeo escondiendo su rostro entre la almohada y a presionadola con sus dedos. Quizá era porque iba lento, porque la estaba tocando con dulzura o tal vez porque nunca nadie le había hecho esa clase de atenciones—Hmmm—ambos lo estaban disfrutando. Su mano libre subió hasta su sostén a medio quitar, lo bajó un poco liberando su seno derecho y aún sin detener sus acciones lo apretó, está vez un poco más lento, pellizcando su erecto pezon. La suavidad, su lechosa piel, el sabor de su fruta prohibida. Todo lo tenía en un punto donde no sabía si era animal o humano—Ngh—gimió, su lengua presionaba más impetuosa, sus succión es eran más fuertes, metía y sacaba sus dedos dando masajes a sus labios rosados con algo de fuerza. Era demasiado y la presión en su vientre se avecinaba haciendo brillar los ojos masculinos —¡Ahhhh! —
—Si, sigue así preciosa—murmuró besando su intimidad con vehemencia provocándole un escalofrío a elizabeth. Su piel empezaba a llenarse de sudor, él mismo rompió su camisa dejando el trapo inútil sobre el suelo y parte de su cuerpo—Mierda, eres deliciosa—
—Ahhhh meliodas—
—¡Joder! —gruño de forma fuerte casi gritando, empezó a quitar su cinturón de inmediato, se deshizo de su pantalón, libero su dura ereccion y tras buscar el consentimiento de la dama en sus ojos, se introdujo en ella con fuerza—Agh—no pudo evitar gemir, su interior lo recibió como si lo hubiera extrañado de solo un día de haberse acostado de esa forma, empezó a apretarlo de tal forma que hizo una mueca y alzó los ojos en una expresión de puro placer y la joven solo se estremeció y hundió su cara en la almohada en un grito ahogado
No pasó mucho cuando empezó a mover sus caderas chocando con las contrarias, saliendo casi de ella solo para introducirse con más fuerza. Disfrutaba de el sonido acuoso que ambos causaban y el dulce olor de la lujuria emanando de ella, era tan deliciosa, sus expresiones, su sonrojo, sus gemidos. No podía describir lo mucho que la adoraba...y lo mal que se sentía cuando le hacía daño
—Ahhhh meliodas más—
—Sigue gimiendo mi nombre, ¡no pares! —le dio una embestida fuerte, tocando su punto más dulce y llenando su miembro de el brilloso fluido de su novia, la sensación fue tan fuerte que elizabeth aferro su manos a el cuello masculino y luego lo mordió con fuerza ahogando un gemido, casi grito
—¡Meliodas! —
—¡Raaaaaaaaagh! —soltó un fuerte gruñido que la asustó por un milisegundo, esa mordida la había disfrutado demasiado. La tomó fuerte de las caderas, salió de ella dejándola con un vacío y en un súbito movimiento la coloco boca abajo, con sus cremosos pechos presionados en el colchón y su trasero gloriosamente levantado. Rápidamente volvió a hundirse en ella y siguió con sus movimientos disfrutando de escucharla. Se sentía mejor en esa posición, podía llegar más hondo en ella, podía sentir sus piernas temblar con cada embestidas y sus pequeños lloriqueo por las sensaciones tan fuertes. Sabía que lo estaba gozando y el como apretaba sus almohadas se lo demostraba —¡Elizabeth! ¡Elizabeth! —
—¡Aaaahhh! ¡Meliodas! ¡Daddy! —ese apodo lo volvía loco. Sus embestidas aumentaron de velocidad con eso y pego el pecho a su suave espalda llenando de besos el área de los hombros. Aprovechando la situación, desabrocho su sostén blanco y lo arrastró por sus brazos para tener libre toda su área trasera—¡Agh! ¡Si así! ¡Ahhhhh! —
—¡Joder nena! —grito sin poder contenerse, llevo sus manos hasta sus hombros, la alzó de tal forma que ella quedara sentada sobre su palpitante asta y se sentó en la cama mientras la ayudaba a subir y bajar. Elizabeth no se negó, se sentía bien y los labios de su amado llenado su espalda solo la hacían querer saltar sin ama fuerte. Alzaba y bajaba sus caderas, el cansancio se apoderaba de su cuerpo al igual que el sudor y su cabellos estaba tan revuelto que tendría que bañarse para volver a ponerlo en orden—Ahhhh así linda, sigue saltando sobre mi—
—¡Ahhhhh! ¡Ahhh! —
—Ahhh...duele un poco nena—gimió en bajo. Poco le importo lo que le dijo, ese dolor era tan gratificante que no tenía que voltear para adivinar su expresión de placer —Hmmm—alzaba sus caderas al mismo tiempo que ella las bajaba para poder seguir, no podía estar quieto. Sus manos subieron hasta masajear sus pechos, apretar su círculo rosado y besar su mejilla—Ellie...ellie—sentía que podría llegar a desmayarse con sólo eso. En verdad quería darle como nunca pero su lo hacía no era broma que podía llegar a romperla. Dejo de pensar en eso cuando sintió una gran presión y su miembro palpitar con fuerza dentro de ella —¡Ahhhh! ¡Elizabeth para yo voy a...voy a...!—
—Hazlo, solo dámelo todo...¡Ahhhh meliodas! —
—¡Elizabeth! —uno, dos, sentones más y sin poder evitarlo, se dejó liberar dentro de ella de forma explosiva y líquida. Su banca esencia lleno el interior de la dama que aún no había dejado de mover sus caderas y dejó al hombre casi desmayado por el sentimiento tan grande. Pasaron pocos minutos cuando elizabeth llegó al clímax y soltó un gemido alto dejándose caer sobre su amado. Se quedaron en silencio unos minuto, uno dentro de él otro y acariciando se mutuamente con una sonrisa—Mi ellie...mi ellie—rompió el silencio con pequeños ronroneo hundiendo su nariz en su cabellos revuelto lamiendo su mejilla o besando su nariz
—Creo que debemos hacerlo menos seguido, si lo hacemos cada día...vas a romperme—
—Nishishi. No suena mal—
—¡Meliodas! —
—Esta bien, esta bien, intentaré controlarme—sonrió burlesco acariciando cada parte del cuerpo desnudo de la dama. Ese momento lo estaba nada mal pero aún así no se sentía tranquilo, aún podía sentir al animal rasguñando en su interior y un hambre que no se quitaba con ingerir comida humana, la idea le aterraba y le producía un asco que se evaporaba con el sonido de su estómago hambriento
*
—Entonces ya lo decidiste—
—Si, iré a hablar con él y asistiré a su cacería—añadió con poca emoción y suspiro recargando su cabeza en el hombro de la platinada—No quiero pero es mejor, así te pondré a ti a salvo y yo seré capaz de controlarme frente a ti —
—Me pone feliz que pienses así mel—el blondo no pudo evitar derretirse entre sus manos con el cariño que el hizo atrás de su oreja, abrazo su cintura y cerró sus ojos con una sonrisa. Esa clase de acciones lo tenían en la luna o incluso más allá, lo llevaban a otra realidad llena de magia y aventuras donde ya no tenía que desvelarse o casi no comer por terminar una carrera—Es un buen paso para ti cariño—
—Si, es lo mejor para nosotros y los que nos rodean—hizo una mueca, una que la albina pudo notar perfectamente y alzó una ceja deteniendo sus caricias
—¿Sucedió algo? —el blondo desvío su mirada hasta el suelo —Si quieres contarme hazlo, si no sabes que yo no te obli... —
—No sabes lo tentador que es, devorar a alguien—habló dejándola helada y con un nudo en la garganga—Ya ni siquiera puedo ver a mi hermano a la cara y no querer devorarlo hasta dejarlo en los huesos. Ya no puedo abrazar a mi padre sin querer clavarle los colmillos y matarlo, ya no puedo dejar que mi madre me toque porque siento que perderé el control...cada vez me siento menos capaz de estar cerca tuyo y no tener la voluntad para resistirme a tu olor—gruesas lágrimas se juntaron en sus ojos empezando a derramarse lentamente u siendo abrazado con fuerza por la joven albina—Necesito detener eso, debo de acostumbrarme a esto sin la necesidad de querer comerme a la gente que amo. Ellie, me siento fatal —
—Tranquilo mel, todo va a solucionarse —
—¿Cómo puedes estar tan segura? —una sonrisa dulce se instaló en los labios femeninos y el brillo en sus ojos zarcos fue suficiente para domar a la bestia hambrienta dentro de el hombre
—Porque eres tu, y tu siempre cumples tus metas—no pudo evitarlo y acercó sus caras para besar sus labios. Ella tenía razón, si tenía voluntad y en verdad quería mejorar su vida, entonces tendría que superar eso. Se deleitó con el dulce sabor de su boca, mordió su labio inferior, introdujo su lengua en su boca iniciando con algo un poco más subido de tono y se detuvo cuando sintió que algo en sus pantalones empezaba a despertar. Solo le dedico una mirada burlona y beso su mejilla para compensar haber roto ese beso—Te amo—
—Yo más linda—
—¡Oye tu! —rompiendo ese ambiente tan lindo lleno de calidez, un hombre alto de cabellos blancos se acercó hasta la pareja y le dedico una mirada fría a el blondo. Meliodas no tardo en gruñir ligeramente molesto devolviéndole esa misma mirada feroz a la persona frente a ellos—Es hora de irnos omega, el alfa te está esperando—no sabía que significaba eso y tampoco quería saberlo, pero cuando lo nombró e esa forma una ira se apoderó de su pequeño cuerpo y le dedico una mirada a su novia. Al parecer esa era la señal de que debía de irse
*
Ufff *cabecea* tengo sueño XD. Pero estoy viendo ¿quién es la máscara? y no me puedo ir sin ver los dos que se quitan la máscara U_U
En fin ¿que les pareció? ¿Les gustó? ¿Estuvo bueno el lemon?
Este capítulo fue corto porque es puro relleno. En el capítulo siguiente empezaremos con otros pequeño arco que, como supondrán, se trata de el auto control de meliodas
En fin. Espero les haya gustado, si es así háganme saberlo, disculpen faltas de ortografía y sin más que decir nos veremos luego
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