Capítulo 5

—No quiero—

—Por favor Mel, él podría saber algo de utilidad — rogó sin dejar de empujar con gracia el pesado cuerpo masculino, era pequeño pero por alguna extraña razón ahora era más pesado que antes. Siguió dando empujones intentando aguantar la risa por la bella expresión molesta que hacía, seguía aferrado a su cuerpo desnudo, metía su cabeza entre sus pechos y aveces movía de un lado a otro para adentrarse más, mantenía un ceño fruncido y un puchero infantil en sus bellos labios. Le había estado insistiendo los pasados 20 minutos que fueran con el castaño que había conocido el día anterior. Recordaba que tenía un libro e hombres lobo, ficticio obviamente, pero él podría decirles algo de utilidad. Como revocarlo, erradicarlo o que vuelva a ser el mismo—Debemos buscar respuestas —

—No quiero que lo veas —bufo en respuesta. Ese castaño...simplemente no le gustaba para nada, tenía un olor extraño que podía reconocer, uno que sólo él podía olfatear y por esa misma razón era que no quería que se acercara a su novia. Además, claro, de que estaba celoso—No me inspira confianza—

—No seas celoso, solo preguntaremos un par de cosas y ya—

—Si lo hago... —sus ojos resplandecieron con un brillo burlón y sonrió apretando la cintura desnuda de la chica —¿Me darías un premio? —era una petición infantil, un brillo verde que le hacía suspirar y decir al instante que si. Pero pese a eso, elizabeth sólo hizo una mueca y repasó con la yema de sus dedos las facciones masculinas, sabía que no era nada inocente lo que quería en realidad. Suspiro levemente viendo que no tenía otra salida, sonrió con esa misma expresión pícara y beso su frente acariciando sus cabellos.

—Si es que no te muestras posesivo o celoso, si—el blondo hizo una mueca—Si veo cualquier inicio de tus celos exagerados, no hay premio—

—Bien—bufo—Lo haré —

—Pero antes—lo detuvo cuando se colocaba su bóxer y había tomado su pantalón—Necesito que me lleves a mi casa—

—Pero tu ropa está en el suelo—

—Pero tu destrozaste mi sostén—el mencionado se puso ligeramente rojo, volteo su mirada hacia la prenda de ropa que ya no era lo que había sido varios minutos antes. Gruño un poco y recogió la ropa de su amada para entregársela en las manos exceptuando lo roto—Necesitamos ir a mi casa, o me voy así y...—

—¡No!—grito de inmediato —Iremos a tus casa —una sonrisa de victoria iluminó la cara de la blanquecina chica y empezó a cambiarse con algo de torpeza, sus piernas no estaban tan fuertes que digamos así que debía de hacerlo con cuidado para no caer. Apenas se encontró vestida tomó el brazo a su pareja y empezaron a bajar

Suerte que la señora madre de meliodas había salido apenas empezó a escuchar ruidos extraños. Hubiera sido incómodo verla a la cara después de lo salvaje que se habían comportado y de la marca de dientes en su cuello. Tendría que tapar eso

*

—Sigue sin convencerme—

—Hazlo por el premio que recibirás y las respuestas ¿si? —rodó los ojos un poco recibiendo caricias en sus cabellos. La biblioteca del pueblo había sido visitada por esa pareja casi siempre, iban a leer historias de amor o algunas sobre temas de interés público, aveces solo iban hacia la última hilera y empezaba a besarse y acariciarse mutuamente. Lástima que ahora no harían solo eso

Las miradas no tardaron en clavarse en ellos al ver el modo protector en el que el blondo la abrazaba de la cintura y ella no dejaba de acariciar su cuello y cabellos. Eso no era normal, al menos no en ellos, siempre eran sus manos las que iban juntas y se tocaban, casi nunca la tocaba de esa forma tan...obsesionada, su mirada verde fulminado a cada chico o chica que miraba a su novia pero disimulando ante ella. No era tan salvaje ni animal, pero eso no cambiaba la cara de pocos amigos que el ahora chico musculoso mostraba. Además de que tras la pequeña pelea que habían tenido un día anterior todos querían saber que había pasado, debieron de arreglarse como para seguir juntos

Y pensar que una semana antes era tan flacucho que algunos huesos se le veían a través de la piel y usaba sudaderas holgadas

—King—todos bajaron sus cabezas al mismo tiempo que el castaño alzaba la suya. Abrió sus ojos de miel de par en par sorprendido de ver a las personas frente a él y se estremeció ante la sonrisa "amigable" que meliodas le mostraba—¿Podemos hablar? ¿No te interrumpimos? —

—¿Quién les dijo que estaba aquí? —

—Tú libro—tanto los ojos verdes como cafés se desviaron a el texto—Solo se encuentra en la biblioteca, lo he visto cuando hemos estado aquí —

—Oh...—

—Solo me gustaría hacerte unas preguntas, me interesan los libros de hombres lobo y me gustaría saber mas de ellos—esa dulce sonrisa, sus manos moviéndose nerviosas, la curiosidad en el de menor estatura. El pequeño castaño quería enrojecer y salir de ahí de inmediato. Bueno, ¿por qué no mejor hacerlo ahora?

—L-Lo siento y-yo soy nuevo en el tema y no puedo...—

—Por favor—esta vez fue meliodas el que habló. Se soltó del agarre de la chica, se acercó hasta el de cabellos cafés y luego frunció su ceño ligeramente molesto—Necesito respuestas—

—No puedo darte respuestas—

—Tú más que nadie sabe lo que sucedió esa noche—susurro para que nadie los escuchara y un viento frío recorrerá la espalda de king, mierda, no tenía escapatoria y en verdad prefería enfrentar la verdad que enfrentarse a un lobo novato. Por lo regular eran los más difíciles de controlar pues no lo reconocían como su alfa aún

—Escucha todo fue...yo...tu estabas...—sus ojos se cristalizaron como las pulcra aguas de un oasis y suspiro rendido—Lo lamento, perdí el control —

—¿Qué? —

—Fue mi culpa, Ban y yo estábamos en plena casera cuando escuchamos sonidos desde la calle. Vimos a una persona solitaria que tenía un olor delicioso, ambos perdimos el control—la respiración de el mas bajó se empezó a agitar mientras la ira empezaba a subir por su cuerpo. Él había sido, él le había hecho eso, él lo había convertido en una bestia horripilante. Ese sentimiento envenenado era tan fuerte que incluso la misma manzana de blanca nieves se podría celosa—De verdad lo siento yo...—

—Fuiste tu—

—Mel tranquilo—

—Tú eres el culpable, tú me convertiste en esta...esta...¡Esta bestia! —

—¡Silencio! —

—¡No! ¡Todo es tu maldita culpa! ¡Maldito bastado...!—no tuvo tiempo ni de reaccionar, incluso llegando a alertar a los que estaban en la biblioteca, un fuerte rugido se escucho por el lugar, para muchos solo fue un lobo en las afueras que se había enojado, pero para meliodas fue un verdadero terror. Cayó de rodillas, sus ojos verdes se llenaron de lágrimas y bajó la cabeza mientras soltaba pequeños chillidos como el de un perrito lastimado. Era increíble, se había calmado en un segundo y ahora le daba un respeto de miedo que a elizabeth le fascinó y asustó al mismo tiempo

El pequeño castaño sólo se quedó con la mirada serenamente fría y se dio media vuelta intentando no temblar y caer igual que el de cabellos dorados.

—Mel, arriba—objeto, pero por más que lo intentaba lo podía levantarlo. Seguía chillando como pequeño cachorro y su cuerpo entero temblaba, parecía un niño chiquito asustado por alguna historia de terror o un perrito que fue abandonado recientemente y no sabía a dónde ir. Cuando finalmente consiguió ponerlo de pie, él se aferro fuerte a su chica, la abrazo y luego le gruño molesto a él castaño que seguía de espaldas. Le había dicho que no mostrará ningún carácter celoso, pero no podía culpar lo cuando tenía enfrente a la persona que le había hecho tal atrocidad—¿Qué sucedió? —

—Te recomendaría no volver a tratarme así, no te gustaría sentir lo que le pasa a aquellos que tratan mal a el alfa—el blondo gruñó una vez más y bajó la mirada hasta el suelo —Prometo explicarte todo, ayudarte y hacer que esto se vuelva normal—se dio la vuelta para encararlo e intento sostenerlo la mirada inútilmente—Eres bienvenido a la manada, pero hay reglas meliodas—

—No me interesa formar parte de su estúpida manada. Solo volver a la normalidad—

—Lo siento, una vez el cambio está hecho, no hay forma de volver atrás—un jadeo de terror y un sollozo salió de los labios masculinos, su labio inferior temblaba fuertemente, sus ojos luchaban por no derramar lágrimas y sus manos estaban presionando fuertemente la cintura de la chica, al ver esto, king sólo frunció su ceño y se cruzó de brazos—Y también te recomiendo controlar tu fuerza, un poco más y romperas a tu novia a la mitad—al escuchar esto relajo su tenso agarre pero no cambio su expresión destrozada. Era un poema que no quería ser leído pero necesitaba de atención, un grito desesperado en las tinieblas que no podía ser escuchado y la oscuridad que no podía ser alcanzada por la luz—Además, mis chicos y chicas no tratan bien a los lobos solitarios, son comida y presa fácil—

—Además de bestias, caníbales—

—Tranquilo demon—lo enfrentó logrando inculcarle miedo a el de rubios cabellos—Hace mucho no sucede, todos encuentran un hogar y una familia en nosotros. Si quieres puedes venir pero te advierto que será difícil vivir sin una manada—

—Mel—el de ojos verdes miró la dulce voz de la salvadora—Deberías hacerlo—

—Ellie, yo no podría dejarte e irme con...ellos—añadió con desprecio —No pertenezco ahí —

—Ahora si—

—No puedo, ¿quién te cuidara si me voy? ¿Cómo sabré si estas en peligro? ¿Cómo podré diferenciar entre ti y una presa? Sacar este lado animal es peligroso, es mejor mantenerlo...—

—Meliodas —lo tomó de las mejillas e hizo lo que su lobo menos se imagino, le sonrió dulcemente y lo beso. No dudo en disfrutar de ese contacto dulce que podría salvarlo de la histeria o quizá de la locura. Se separaron después de unos segundos y lo miró intensamente a los ojos con toda seguridad, ese carácter de diosa cada vez hacia que cayera más en un abismo del cual no podría salir, un abismo iluminado en el que sólo existía ella —Debes ir, no me dejaras sola se que puedes encontrarme aunque estemos lejos. Además, soy una chica fuerte y puedo cuidarme sola—una sonrisa perteneciente a el meliodas que era antes de una locura hizo palpitar su corazón desbocado

—Eso lo sé—

—Esto es lo mejor para ti, ahora perteneces a ellos pero eso no quiere decir que nos vamos a separar. Esto nos va a ayudar a ambos para seguir adelante—

—Ella tiene razón—se atrevió a interrumpir el alfa de la manada y le sonrió a el nuevo compañero que por accidente estaba ahí—Si estas interesado, iremos de cacería en unos días, te estaremos esperando por si quieres unirte y empezar a controlarte—

—¿Y como sabré que día será? —una sonrisa enigmática atravesó la cara de king, recogió sus libros de fantasía que estaban más guiados a la realidad para ellos, se coloco la mochila y antes de salir le dedico una última mirada al más tranquilo y confundido rubio

—Créeme, sabrás con exactitud que día será —y luego sin decir más se fue de ahí dejando un vacío frío y terrorífico. Por suerte nadie los había escuchado y nadie había sido tan chismoso como para querer hacerlo, pues de ser así estaban seguros que estarían más que traumados. Aún algo confuso y con la seguridad de que estaba con alguien de confianza, meliodas soltó lágrimas espesas junto a pequeños sollozos, fue abrazado de inmediato por la albina y empezaron a acariciarse entre ellos para calmar los sentimientos encontrados

*

—E-Espera no es prudente—

—Silencio—gruñó en voz baja tomando a la joven de los muslos y alzandola hasta sentarla en la cama. Aprio sus piernas con tal suavidad que parecía que estaba moviendo las mismas nubes y besaba su boca como los animales pedían aparearse con rudeza y fiereza—Solo dejate llevar—

—Pero, tu hermano—

—A zel no le importará. Somos adultos y tenemos...necesidades—sonrió de forma pervertida y volvió a lanzarse a los labios de la bella que había logrado domar a la bestia—Además no niegues lo que te gusta, puedo sentir lo caliente que te estás poniendo—instintivamente la joven cerró las piernas intentando que no se viera lo mojado en sus pataletas, pero fue completamente inútil, él volvió a abrirlas de inmediato y la desafío con la mirada. No iba a dejarla negar algo que quería y que sabía les daría a ambos lo que sus pieles ardientes pedían—Tranquila preciosa, no me niegues el paso—

—P-Pero zeldris...—

—¿Lengua o dedos? —

—¿Qué?...—

—Quizá sentirte sea algo bueno, pero beber de ti también suena interesante—las mejillas de la albina se pusieron extremadamente rojas por su palidez extrema—¿Qué dices hermosa? —

—Yo...yo...—¿por qué negar algo que en verdad quería? ¿Por qué seguir poniendo esa carita tierna cuando sabía que a él le encantaba verla decidida? Solo atrajo sus mejillas para besarlo y se separó para abrirle la camisa de botones de un jalón, logrando que uno o dos salieran disparados al suelo—Solo hazlo, por favor —

—Nishishi, lo sabia—

—Ahhh—fue instantáneo, sus dedos bajaron hacia la dulce flor que sólo a él le permitía tocar y dirigió sus labios rosados hacia el cuello de la patinada. Adoraba esos sonidos lindos. Una de sus manos acariciaba su vértice dulce, el otro apretaba su seno derecho y su boca pasaba a lo largo de su cuello y hombros. Rico, era lo único que podía describir, el olor de su piel era una droga que podría consumir y nunca morir, o tal vez si—Hmmm cuidado, hazlo lento—

—¿Asi? —gimió cerca de su oído sincronizando sus movimientos dejando de ser brusco. Buscaba el placer de la dama, no sólo el suyo y eso podía notarse, su mano apretaba dulcemente y mordía su cuello dejándole marcas, su izquierda había presionado su pulgar sobre la dulce perla de placer de elizabeth y sus labios no dejaban de darle lo que necesitaba

Un verdadero mar en el que podría hundirse y no arrepentirse de ahogarse ahí adentro

—Si así—jadeo en voz baja. Era justo lo que quería, no al animal que planeaba devorarla sino al hombre que buscaba hacerla sentir bien, la sensación se incrementaba cada que bajaba y besaba su piel sobre la ropa. Pasaba los labios por sus senos cubiertos, besando el pezon que alcanza a resaltarse y haciéndola jadear. Bajaba la boca hasta impregnar los labios sobre su muslo interno y morderla suave solo para darle espasmos. Sabía lo que quería hacer pero el pudor ya era algo que no cabía en su mente en esos momentos

Su dulce natural se acercaba más hacia su cara, sus jadeos suaves era suficientes como para calentar su piel y el olor de la excitacion de la chica era único. Solo ella podía causarle eso, era raro, pero tenía una conexión que aunque quisiera no podía romper

Acercó su aliento cálido hacia sus pataletas, hundió la nariz en el vértice de su intimidad completamente deleitado, dejó que un grave gruñido saliera de sus labios y para cuando dio la primera lamida, la reacción fue instantánea

—Ahhh—fue exquisito, la humedad aumentó de inmediato mientras el sentimiento s envolvía más palpable. Podía sentir su delicada flor rosada palpitando bajo su boca, deleitado y mojandose con cada mínimo roce, parecía una verdadera loba en celo de esa forma. La idea le calentó tanto, que el bulto en sus pantalones se volvió rígido y volvió a soltar un lengüetaso haciendo gemir a la dama plateada—Hmmm se siente muy bien—

—Tú eres la que me hace sentir bien—gruño y pego los labios para succionar por encima de sus interiores el botón de placer

—Ahhhh—

—Oye hermano, ¿no tienes...?—la cara de elizabeth se puso roja de vergüenza, meliodas gruño fuerte provocándole un excalofrio al chico de cabellos negros y cuando además vio la mirada fulminante que le lanzaba. Solo mordió su labio, se puso rojo como fresa y salió cerrando la puerta de portaso—¡Que maldito asco! —grito bajando las escaleras. El lugar se quedó en un silencio incómodo mientras la albina empezaba a bajar su falda y cerrar las piernas con vergüenza. Maldita sea, sabía que eso podía pasar, pero se estaba sintiendo tan bien que en verdad no quería que pasara

—Y-Yo...creo que ser a mejor que...—

—No, por favor—pidió levemente—Lo prometiste, dijiste que me darías un premio—

—Mel no creo que te hayas portado como había pedido —

—No me porte celoso, pero debes comprender que estaba enojado con ese bastardo—rogó una vez más, se aferro a su cintura y enterró la cara en sus pechos para usarlos como almohadas. Elizabeth suspiro, bueno, debía de admitir que si merecía aquel dulce premio, pero después de lo que había pasado ya no estaba muy cómoda. El blondo debió sentir o olfatear su incomodidad pues le mató la cabeza y clavo sus ojos en los sullos haciendo un puchero—Por favor ellie, lo necesito—

—Hoy ya no—su mirada oscura la dejo paralizada, pero contrario a lo que pensaba que podría llegar a hacer, solo asintió desviando sus ojos al suelo y se sentó a su lado en la cama—Te prometo que mañana será, pero ahora solo quiero olvidar que zeldris vio esto—rió nerviosa y con vergüenza

—Maldito mal nacido—

—Tampoco lo maldigas, él no sabía que pasaría —

—Es un idiota, yo debo de aguantarme cuando trae a su novia pero él no puede aguantar cuando yo traigo a la mia—se quejo en voz alta claramente molesto. Elizabeth solo negó algo divertida olvidando un poco el pudor de la incomoda situación antes vívida, se acomodo la boca y beso la mejilla del lobo que se sonrojo muy poco—¿Prometes que será mañana? —

—Lo prometo—

—¿Segura? —volvió a insistir dedicándole unas esmeraldas brillantes de cachorro

—Por completo—

—¿Por el meñique?—elizabeth rio por su infantil petición pero no podía negarlo con esa carita tan tierna, levantó su dedo pequeño y lo entrelaza con el de su pareja, al cual, podría jurar que vio como una esponjosa cola salía y empezaba a moverse emocionada

—Por el meñique—había firmado su condena una vez más pero no iba a negarse a algo que ella también necesitaba. Solo se estiró para poder besar sus dulces labios y sonrió cuando esté correspondió, muy en el fondo, implorando por salir de esa, su meliodas seguía vivo y haría cualquier cosa con tal de seguirlo conservando

*

Jaja se los corte XD. Descuiden que lo voy a continuar en el próximo capítulo :p

Pd: ¿les gustaría que elizabeth empiece a decirle "daddy" a meliodas para provocarlo más?

Pero aún así, ni la idea de cortarle la lengua a alguien ni la idea del oral han sido desechadas. Sucederán pero no en este capítulo ewe

Ahora se nos reveló que king es el alfa, esto quiere decir que el clan fairy se ha hecho cargo de ese secreto

¿Creen que meliodas acepte ir a la cacería para unirse a ellos, o lo va a rechazar y se pondrá en su contra?

En fin. Espero les haya gustado, disculpen faltas de ortografía y nos veremos después

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