4


Cada año, Kim Namjoon, rapero, compositor y productor y referente máximo de la música en Corea, organiza la más importante fiesta de la industria musical y este año no sería la excepción. Y cada estrella de ese universo estuvo invitada.

[]

Eligió con sumo cuidado las prendas que luciría para la fiesta a la asistiría esta noche en representación de su productora. Le hubiera gustado ir con su campera de cuero, los cabellos al viento y sus tatuajes expuestos pero el código de vestimenta exigía un elegante sport.

Completamente desnudo y con su cuerpo aún tibio tras la vigorosa ducha caliente, llevó a cabo el ritual de perfumarse.
Tiene una adorable obsesión por los perfumes.
Atesora miles, de los más costosos a los más deliciosos, pero solo uno es su preferido, y es con el que se identifica.

La estela especiada que deja tras de sí, es tan característica en él que si Jungkook fuera un alfa, sus notas de salida serían mandarina roja y menta.

Roció sus muñecas, pecho, cuello, detrás de las orejas y la parte interna de los codos. Ni un poco más, ni un poco menos, la cantidad exacta para que la mezcla con su piel hiciera la magia y cualquier persona girara a ver quién se escondía tras ese elixir misterioso y sensual.

Amaba perfumarse, le encantaba ver cómo la lluvia que el frasco de lingote de oro lanzaba sobre su piel, se convertiría en frescura y seducción cautivadora.

(¿Descubrieron qué perfume usa?)

Vestido en impecable blanco y negro, Jungkook se observó una vez más y dio por aprobado el look que los espejos del vestidor le devolvían.

El chófer de la empresa pasó por él a la hora indicada. Decidió no conducir su auto para sentirse libre de beber una que otra copa sin culpas.

Llegó puntual. Característico en él.

No estaba de humor para fiestas, menos estas que son solamente para cumplir una formalidad, pero de igual manera le había prometido a su hermano que iría en representación de ambos ya que Yoongi se encontraba en Japón cerrando un trato.

Toda la industria Kpop se encontraba allí. Y todos se conocen entre sí.

Se dirigió directo a la barra pero en el camino se detuvo infinidad de veces a saludar a conocidos y no tanto.

La noche sería larga y pesada pero la principal razón por la que asistió no tenía que ver con la productora ni con crear relaciones en el evento, la única verdad verdadera, es que en el fondo de su ser, esperaba con ansias cruzarse con el pequeño endiablado, dueño de sus suspiros.
Él sabía que Jimin también iría y eso lo mantenía en una especie de ansiedad que le costaba discernir si quería verlo o no. Pero la duda quedó pulverizada cuando lo vio entrar al salón y su ingrato corazón le palpitó a diez mil por horas y confirmó para sus adentros:
"Sí, Jimin, quería verte"

Cada cabeza presente giró para mirarlo. Imposible no hacerlo.
Él se lo comió con los ojos y no pudo evitar imaginarlo bajo sus caderas gimiendo su nombre, el pensamiento intruso le provocó un problema entre sus piernas y un dilema en su mente que luchaba por no querer admitir que Jimin sería muy difícil de sacar de su sistema.
Con su primer whisky entre las manos, caminó hasta un rincón poco iluminado y regodeó su vista entre las contorneadas formas de Jimin vestido de riguroso blanco y negro, igual que él.

Su cabello rubio, casi blanco, lucía brillante, muy lacio y un poquito más largo de lo que recordaba. Llevaban varias semanas de no verse ni tener contacto alguno.
Podía imaginar cómo olía el cuello del chico sin siquiera tenerlo cerca. Su registro olfativo es impresionante. Con el recuerdo sensorial en mente caminó hasta la barra, depositó el vaso vacío y solicitó más.

—Otro whisky, por favor.

Las notas cítricas del perfume unisex que Jimin usaba le golpeó sus sentidos.

—Otro igual para mí, por favor.

Giró y allí estaba su objeto de deseo. Casi pegado a él y con una sonrisa que abarcaba toda su cara.

Por todos los demonios ¡Qué belleza!

Lo hubiera atraído hacia su cuerpo, le hubiera pasado la lengua por la comisura de su boca y sin dudarlo hubiera dejado que la criatura hiciera sangrar sus labios con su hermoso dientito torcido.

—Hola Jungkook.

—Hola...

Estaba aún demasiado resentido como para nombrarlo.

—Qué guapo te ves. Distinguí tu perfume delicioso desde muy lejos.

Kook sonrió tímido ante el halago.
La bartender sirvió los dos whisky sin quitar los ojos del recién llegado y este coqueteó con la chica cuando ella le acarició suavemente sus dedos al traspasar el vaso de mano en mano.
Jungkook aún no se acostumbraba al descaro de Jimin. Aunque el hecho hubiera sido muy inocente, nada en él parecía serlo.

—Supuse que te vería aquí, Kook, y debo confesar que me sentí muy ansioso porque a diferencia de ti, yo sí tengo ganas de verte.

—No hables por mí, Jimin. Que se hayan cortado nuestros encuentros, no significa que no tenga ganas de verte.

—¿Lo dices en serio?

—¿Por qué mentiría? Yo te dejé en claro que me gustas, pero lo que teníamos, esa especie de —Se detuvo para hacer comillas con los dedos— "sábanas sin compromiso", a mí no me satisfizo. Eso de amigos con derechos, para mí no va.

—No sabía que eras un tipo de relaciones formales.

—No lo sabes porque jamás te preocupaste en conocerme, Jimin.

—Sonó a reclamo.

—¿Reclamo?

—Sí, pero si lo pensamos bien, Jungkook, tú tampoco me conoces.

—Es verdad, pero me hubiera gustado saber más de ti.

—¿Para qué? Para ser "novios" —Imitó el gesto con los dedos que Jungkook había hecho minutos atrás.

Y Jungkook lejos de seguir con los sarcasmos, se sintió triste y miró por encima de Jimin deseando que él no hubiera dicho eso.

—Jungkook, no creo en las relaciones exclusivas. No creo en la fidelidad, no creo en el amor. No existe el amor.

JK negaba con la cabeza ante cada frase de Jimin.

—No me mires así, te lo dije desde el primer momento y tu aceptaste.

—Porque no sabía...

—¿Qué cosa no sabías?

Jungkook remojó sus labios en el whisky y acercó su boca al oído del chico.

—No sabía que iba a ser tan vulnerable a ti, Jimin.

Jimin gimió ante la cercanía de voz y de su boca tibia sobre su piel. Un escalofrío recorrió su columna vertebral y sus sentidos le juraron que esta noche, Jungkook podría hacer con él lo que quisiera.

—Salgamos de aquí, Koo.

—No. no iré contigo a ningún lado.

Jimin se alejó dos pasos y se quedó observándolo sin entender ese rechazo.
Se alejó dos pasos más.
Bebió su whisky todo de golpe.
Regresó a la barra para dejar el vaso vacío.
Pasó al lado de Jungkook, lo miró de arriba a abajo y sin que su voz saliera de su boca, Jungkook pudo leer como sus labios dibujaban un "No te entiendo".

Lo vio perderse en la multitud.

Esa sin dudas fue la prueba más difícil para Jungkook.

Negarse a estar con Jimin era toda una demostración de voluntad para él, aunque doliera como el infierno.














Bạn đang đọc truyện trên: AzTruyen.Top