34 | Final


Con el habitual café con tostadas para Jungkook, un capuchino más galletitas rellenas para Jimin y un par de besos de por medio, el rubio abrió el diálogo mañanero con una pregunta que le rumiaba en la mente desde que había abierto los ojos esta mañana.

—Así que… ¿Quieres hacerme un hijo?

Jungkook inclinó la cabeza y sonrió pero no con su típica sonrisita de conejo, detrás de ese gesto, Jimin pudo percibir una silente actitud lujuriosa.

—Tu quieres diez…
Eso provocó una carcajada sonora en Jimin que Jungkook ahogo con un beso húmedo.

—Fuera de cualquier broma sexual, Jimin, sí quiero un hijo. Y me parece que es tiempo de que cumplas tu promesa con tu papá.

—No tenemos tiempo para pensar en eso, Koo, no tenemos tiempo ni para nosotros ¿cómo te imaginas que podríamos con un hijo…?

—Como lo hace cualquier pareja, Minnie. Tenemos la ventaja de decidir cuándo y cómo.

Jimin había abierto la galletita de chocolate y chupaba con devoción la crema blanca del centro. Jungkook observaba la montañita de galletas chupadas que él amontonaba al lado de su taza de capuchino y amó ver ese costado infantil que contrastaba de manera increíble con el costado feroz de la noche anterior.

—¿No estarás pensando en no cumplir con tu padre, verdad? —retomó el diálogo interrumpido por su mirada cariñosa al hombre-niño dueño de todos sus suspiros.

—No es eso, es que…

—¿Qué pasa, Jimin?

—Tengo miedo

—¿Miedo de que?

—De que dejes de quererme por obligarte a vivir una vida de “señores casados” y con obligaciones con un hijo que yo te obligué a aceptar.

—Jimin… no digas eso. ¿Ya te olvidaste de lo que acordamos en casa Noctiluca?

Jimin tenía sus ojitos con lágrimas y un bigote de crema blanca que Jungkook besó con ternura.

—Me parece, Jimin, que tú y yo nos debemos una charla más profunda para que te queden las cosas en claro, porque evidentemente sigues dudando de mí, de lo que siento por ti y de que aquella noche hicimos una promesa que al menos yo, deseo cumplir.

—¿Tú quieres un hijito?

—Sí, un bebé Jimin, con tu boquita y tus ojitos.

—¿Crees que podremos criarlo como se merece?

—Elijo creer que seremos unos padres adorables.

—Entonces hagámoslo, Jungkook.
Yo estuve investigando los países donde podríamos hacerlo, porque, ya sabes, Koo, aquí, es imposible.

—También hice averiguaciones. Estados Unidos es uno de los países en donde es legal. Podríamos casarnos allá, antes de iniciar el “Proyecto bebé Park”.

Jimin y sus ojitos de medialuna enamoraban cada día más a un Jungkook que no solo quería un hijo con él, quería diez... Río sin compartir ese pensamiento.

—¿Me estás proponiendo casamiento, kookie?

—Sí, algo así, pero no será un pedido formal hasta que compre anillos.

—Creo que me gusta todo y te amo aún más por ser tan generoso conmigo. Gracias, mi bebé.

—No me agradezcas lo que hago por amor. Porque además, proyectar una familia contigo es algo que deseo con mi alma.

La gira dio inicio pero antes, ellos ya habían definido y decidido que Brasil, sería el paraíso donde unirían sus corazones de manera legal. Jimin daría tres shows en Rio de Janeiro y ellos se tomarían dos días para descansar y casarse. Sí, así de loco como se lee.
Antes, registraron, autenticaron y tradujeron su documentación en el Consulado brasileño en Seúl y de manera remota tramitaron todos los otros pasos y requisitos para acceder al matrimonio igualitario con fecha y hora precisa.

La paradisíaca Ilha Grande les regaló un atardecer de ensueño cuando ellos descalzos y vestidos de lino color arena dieron el sí a la orilla del mar. No hubo más festejo que el de sus cuerpos en comunión en una bellísima cabaña que alquilaron por dos noches.
Y así fue que con papeles legales que acreditaban ser esposos y con sus únicas y especialísimas alianzas en sus manos izquierdas, Jungkook y Jimin, iniciaron su extraña luna de miel en plena gira.
Tres meses después, habiendo cumplido con el extenuante tour, regresaron a Seúl para emprender uno de los más importantes proyectos de su vida.
El "Proyecto bebé Park".
Nuevamente reunieron toda la información, requisitos, papelería y documentación y quince días después partieron a los Estados Unidos a cumplir no sólo con la promesa que Jimin le había hecho a su padre sino con el sueño de ambos de convertirse en padres y formar una familia.
La familia Park Jeon// Jeon Park, el orden de los factores no altera el producto.

Tras un año en el país extranjero, y después de una esperanzadora espera de cuarenta semana, entre gritos, dolor y llantos, nació Park Jeongguk, el primogénito que le otorgará al padre de Jimin, su legado de sangre y a Jungkook y a Jimin la felicidad para siempre.

Regresaron a Corea y sentaron base en casa Noctiluca. Ambos se tomaron los próximos cinco años sabáticos para poder estar muy cerca de su hijito y darle el amor y los cuidados que ellos sabían, eran capaces de brindar.
Acondicionaron toda la vivienda en función de la nueva familia y Jimin cedió ante su obsesión blanca para decorar la habitación del bebé con colores bonitos.
Estaban felices y locos de amor por su hijito que si bien llevaba genes Park por haber sido Jimin el donante que fecundó el embrión, ellos habían sido muy exigentes a la hora de elegir a una madre sustituta sana, sin antecedente de enfermedades hereditarias, pero que además tuviera la mayoría de las características físicas de Jungkook. Ya saben, coreana, de ojos grandes, sonrisa de conejo, piel suave y bella. Eso no les aseguraba nada, pero Jeongguk, se parecía a ambos y eso llenaba de orgullo a los jóvenes papás.
Tras días agotadores de horarios, pañales y biberones, ambos cayeron dormidos sin llegar a desvestirse. Pero a mitad de la noche, Jimin se desveló con las luces intermitentes que llegaban desde la playa.
Caminó al ventanal y le sonrió a las noctilucas que habían llegado a saludar al heredero.

Un segundo después Jimin estaba despertando a Jungkook a los besos.

—Despierta, mi bebé.
JK respondió a los besos pero en cuanto tomó conciencia que no sabía dónde se encontraba, reaccionó asustado.

—Jimin, ¿Qué hora es? ¿Qué pasó?… me dormí.

Tremendo déjà vu.

—Amor, despierta, ven a ver.

Lo tomó de la mano y lo llevó descalzo y despeinado hasta la ventana vidriada.

Jungkook y su sonrisa se conejo que lo enamoraba observaban la luces sin emitir sonido. Una lágrima le surcó el rostro.

—Las noctilucas, Jimin, hagamos que Jeongguk las conozca.

—Sí.

Buscaron a Jeongguk, lo abrigaron bien y tomados de la mano, bajaron a la playa con su bebé que Jungkook cargaba en el fular, un portabebé ergonómico que Jimin anudó al pecho del orgulloso padre.

Hundieron sus pies en la arena mojada y dejaron que las chispas de mar le iluminaran las huellas.
Mojaron sus manos y humedecieron los piececitos del bebé.

—Estas, Jeongguk, son las noctilucas, diles hola, porque han venido por ti. Ellas son las luciérnagas de tu papi Jimin. Ellas son muy importantes en su vida y ahora también en la mía. Y lo serán en la tuya. Porque este, amado hijito, será tu lugar especial. Casa Noctiluca es nuestro refugio que ahora es tuyo.

Jimin lloraba en silencio y acariciaba con su pulgar la mano que llevaba unida a su amado. Esas palabras nunca habían sido más ciertas y tan fuertes.

—¡Dios mio, Jimin, qué belleza es esto! No creo que haya nadie más feliz sobre la Tierra que yo en este momento.

—Sí, yo, Jungkook. Yo soy ese ser más feliz.

Se besaron a la luz de una enorme luna azul que palidecía a la fosforescencia de las luciérnagas.
Con los pies brillantes de chispas, regresaron a su hogar, a su refugio. A su lugar en el mundo, a casa Noctiluca.

Fin


Llegamos al fin, finalmente. Siempre me da una especie de tristecita cuando una historia se cierra.
Espero que les haya gustado esta historia, simple y sin mucho drama que escribí con mucho cariño por mi amado JiKookMin.

Gracias por leer, gracias por las estrellitas, gracias por dejarme saber con sus comentarios que les gusta, y eso, es un estímulo muy enorme para mí.

Besos y hasta lueguito.

Caracola/ Lola

Jueves 06 de julio de 2023.

No te vayas aún...
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