28
Durmieron abrazados en cucharita.
A cada rato, cuando la ansiedad que le llegaba al pecho despertaba a Jimin de un sobresalto, Jungkook lo envolvía en sus fuertes brazos hasta que se quedaba dormido nuevamente.
Llevan juntos más de un año en el que han dormido uno al lado del otro infinidad de veces, sin embargo, Jimin ha presentado en estos días algunos comportamientos muy extraños, que no solo se trataba de su dormir inquieto, sino que a veces se incorporaba en la cama para mantener un diálogo con alguien estando completamente dormido.
Pero hoy, fue distinto, Jungkook jamás se esperó despertarse con su dedo pulgar dentro de la boca de Jimin. El chico succionaba su dedo como si se tratara de la tetina del chupete*.
«¿Qué hace?» se preguntó, riendo.
Jimin le había comentado que él había tratado en terapia este mal hábito de chuparse el dedo cuando era un niño en edad de no hacerlo.
Su diente torcido se debe a esa conducta que mantuvo por años.
Y la mala práctica regresó siendo adolescente, con su psicóloga trabajó sobre esta conducta y con su ayuda, él pudo establecer perfectamente cuándo y por qué le invadía la necesidad de hacerlo. Simple y llanamente lo hacía para sentirse más seguro o más feliz. Era prácticamente un comportamiento de consuelo a sí mismo.
Jungkook nunca lo había visto hacerlo, esa madrugada, Jimin no chupaba su propio dedo, chupaba el de él, era demasiado tierno verlo tan dormidito y mamando.
Hasta que…
Ay mierda…
Todo era tierno hasta que fue inevitable sentir que la succión le estaba provocando sensaciones para nada tiernas. Evitó todo lo que pudo y se contrajo de mil formas para evitar sentir lo que sentía en su vientre cuando su chico succionaba dormido y sin intenciones de ningún tipo.
Intentó sacar su pulgar pero Jimin se quejó. Él se quedó inmovil hasta que sintió al niño diablo emitir una risita perversa y comenzar a chupar el resto de sus dedos.
Le acercó la cadera y la frotó a su ya despierta entrepierna.
—Jimin, maldición ¿estás despierto?
—Hace horas…
—Pero… mi pulgar, besabas mi pulgar y yo pensé que dormías. Y no quería despertarte.
—No besaba tu pulgar, Koo, lo chupaba.
—Ay Dios, Jimin, eres el diablo…
JK se subió encima y desmenuzó la boca de su nene en un beso hambriento y poco sutil.
Puso su mano sobre la boca del chico y le ordenó que chupara cada dedo. Quería ver su cara mientras los devoraba.
—¿Seguirás chupándome mientras duermo, nene?
—Siempre que quieras…
—Yo siempre quiero, Mimi….
JK deslizó sus manos hasta los glúteos de Jimin, le levantó las caderas y jugó con sus jugos. El ambiente olía a sexo, ese olor único que producen dos cuerpos en fricción.
Le mordió el cuello, extendió una de sus manos a los cabellos, lo atrajo hacia sí, tomó su mentón con la otra y le susurró mirándolo a los ojos:
—Baja despacio, quiero ver ahora cómo me devoras entero.
—Mi bebé es insaciable.
Jimin succionó las gotas de miel del furioso sexo de su hombre como si fuera un bocado del cielo.
Él no era hoy, el power bottom de siempre.
Hoy quería sentir que era dominado por todos los flancos, quería entregar su cuerpo, piel y carnes al hombre que ama con fiereza y lo dejó en claro cuando permitió que Jungkook se filtrara por todos sus poros y lo dejara sin respiro.
El combate se prolongó por mucho tiempo, el lubricante sabor a durazno se había desparramado por sus cuerpos y los deliciosos sonidos tras la fricción se habían convertido en sensuales mantras que multiplicaban las sensaciones, provocando que ambos en un brutal estallido, vaciaran sus simientes con aullidos de lobos en celo.
Esa noche, claramente, nadie durmió.
El alba se filtró por las ventanas y las alarmas de ambos les anunció que debían abandonar la cama y el abrazo compartido.
.
.
.
Luego de un baño reconfortante y de desayunar, Jimin regresó a su hotel, preparó su maleta e hizo un check out anticipado.
Se reunió con sus guardaespaldas y les pidió disculpas por hacerles la vida tan difícil y no cooperar con el trabajo de seguirlo a sol y a sombra. Sin embargo, aunque ellos le habían perdido el rastro desde hacía casi trece horas, él se había encargado de enviarles mensajes cada tanto, confirmandoles que se encontraba sano y a salvo al lado de Jungkook.
Ahora mismo requería de sus servicios y se puso a disposición para colaborar con ellos y ellos con él. Necesitaba que lo trasladaran a la costa pero antes debían ir por Jungkook quien estaba haciendo el check out en su hotel.
Pasaron por JK y los cuatro se dirigieron al lugar que Jimin les había indicado.
La zona no era lejana.
En muy poco tiempo estuvieron allí y Jimin les indicó el camino hasta llegar a la casa donde ellos dos se quedarían. Los hombres buscarían alojamiento en la parte turística de Ilgwang Beach.
La hermosa casa enclavada a orillas del mar, reflejaba los tonos esmeraldas de ese océano que Jimin amaba.
Este espacio, para él, era su lugar en el mundo. Este lugar lo había salvado de todas las maneras posibles que se puedan salvar a un ser humano.
—Esta casa, Jungkook, es la casa de mis abuelos. Ellos murieron y me la dejaron a mí. Pasaron por encima de mi padre que debía ser el heredero natural para dejarla a mi nombre. Evidentemente —reflexionó para sí mismo— ellos deben haber sabido de que mi hermano no era hijo de su hijo por eso, él también quedó afuera.
—¿Por qué estamos aquí, Jimin, tu padre agoniza y nosotros en la playa. ¿De qué se trata esto?
—Mañana regresaremos, Koo. Espero que mi padre aguante, pero si no es así… lo lamento, yo también tengo mi vida y mis necesidades.
—Te entiendo, pero, ¿No estaría bueno que hablaras con él nuevamente y dejarle en claro que irás mañana?
—Sí, siempre tienes razón. Ya mismo lo llamo.
Se alejó unos pasos y se comunicó con su progenitor.
Jungkook observaba el mar infinito desde las enormes ventanas vidriadas de la casa blanca, imaginó a Jimin en ella. El único vestigio que podía vislumbrar era el imponente blanco en toda ella y era allí donde hacía acto de presencia su chico y su obsesivo placer ligado a la ausencia de color.
Jimin cortó la llamada y se reunió con él para observar el mar. Lo abrazó por detrás y apoyó el mentón sobre el hombro de JK.
—Te prometí que te contaría lo que viví con mi madre. ¿Recuerdas?
—Sí, claro.
—Eso haré. Para eso te traje. Pero además estoy aquí para terminar de definir lo que ocurrirá con mi padre y su demanda. Yo sé exactamente lo que quiero hacer, pero te necesito a mi lado para que pueda tomar fuerza y lo lleve a cabo. Necesito contarte todo, mi amor.
Llevaron sus maletas a la enorme habitación superior que obviamente daba al mar.
Y Jimin lo llevó de la mano a la cocina donde preparó café.
—Hace frío, pero ¿querrías ir a la playa conmigo? Hay un pequeña pérgola y un camastro, podemos llevar mantas para abrigarnos.
—Por supuesto, mi sol.
Colocó el café en una enorme taza térmica con tapa y sacó del armario una manta que para total asombro de Jungkook, era de color arena.
—No es blanca…
Le sonrío con los ojitos.
—No. Esta manta tiene un valor muy especial para mí. En ella fui envuelto el día que mis abuelos salvaron mi vida.
Jungkook quiso emitir sonido pero él le pidió que esperaran hasta llegar al refugio, allí le contaría todos los detalles.
Colocó la taza, la manta y una caja grande de pañuelos de papel tissué, porque él sabía que sería una jornada de confesiones y llantos y se dirigieron hacia la orilla del mar.
El lugar estaba un poco descuidado por el frío y porque en esa época del año, no recibe mantenimiento de ningún tipo, sin embargo flotaba allí una energía que los invitaba a encender una fogata y quedarse a disfrutar del lugar y de las maravillosas vistas.
Jimin suspiró muy profundo antes de iniciar su relato.
____________________
*Chupete: es un pezón de goma o plástico que se le da a los bebés y niños pequeños para que chupen.
¿Cómo se llama en tu país?
Bạn đang đọc truyện trên: AzTruyen.Top