23


La alarma de su celular sonó bajita y Jimin la desactivó en el acto. Él llevaba varios minutos despierto pero no hizo ningún intento de romper el abrazo de Jungkook en el que se sentía contenido y querido. Pero el teléfono de la habitación sonó tan fuerte que hizo que Jungkook despertara de un sobresalto.
Jimin atendió con mala voz.

—Hola…

—Buenos días señor Park. Tiene una llamada del señor Park JiHyun ¿se la transfiero?

—Sí, por favor. Y gracias.

Jungkook hacía gestos con su mano para saber qué pasaba.

—Es mi hermano… —susurró tapando el auricular del teléfono fijo.

—¿Hola?

—Hola, Jimin. Buenos días, soy JiHyun.

—Buen día, hermano.

—Perdón por llamarte tan temprano, seguro dormías.

—No, mi alarma sonó antes, estaba por levantarme.

—Ok, bueno, sé que quedamos en vernos al mediodía pero no puedo manejar mis ansiedades y el tiempo corre y papá presiona… En fin, estoy abajo. Si quieres podemos desayunar juntos.

—Bueno, en primer lugar, hermano, calma tus ansiedades porque con las mías tengo suficientes y no podría con ambas. Segundo, me importa muy poco la presión de papá —mintió— y tercero, me parece bien la idea de desayunar, muero de hambre.

—Perfecto, Jimin ¿Desayunamos en el hotel?

—Sí, por supuesto. Ah… JiHyun, iré acompañado.

—Me parece bien, porque también lo estoy.

Tomaron juntos una ducha y si bien Jimin había dejado en claro que no estaba de ánimo para tener intimidad, fue inevitable que su cuerpo no reaccionara a la cercanía de su chico. Hecho que no pasó desapercibido por Jeon y para ser fiel a lo que se habían propuesto, dejó de enjabonar la espalda de Jimin porque este reaccionaba con un jadeo ante cada caricia. Antes de que él se separara, Jimin envió sus dos brazos tras de sí, lo atrajo, pegó su cuerpo al cuerpo de jungkook y meció sus caderas con un vaivén sensual que lo dejó sin aliento.

—Amor, no hagas eso…

—Kook, si quieres puedo darte placer antes de irnos…

—Minnie, no.

—Yo-yo no me siento como para hacer otra cosa pero, déjame que te de el placer que mereces.

—Jimin, mírame… ¿Qué estás diciendo?

—Deja que pueda tratarte como te mereces.

—No, Jimin ¿Qué pasa?

—Me siento mal y desanimado pero quiero que te sientas bien. Jungkook, tengo miedo que dejes de desearme.

Jungkook terminó de quitarse de encima el jabón que le quedaba y salió de la ducha velozmente. Se envolvió con un toallón y se retiró al cuarto sin mediar ni una palabra más.
Se sentía mal y triste por las palabras de Jimin.

¿Jimin realmente pensaba que él dejaría de desearlo por no tener cercanía una noche?

¿Cuándo le dio esa impresión para que pensara aquello sobre él?

¿Tan mísero y egoísta era ante sus ojos?

Lo escuchó llorar en la ducha y fue a buscarlo. Cerró el agua, tomó su mano y lo envolvió con la bata de toalla del hotel y lo abrazó fuerte.

—Deja de llorar, Jimin.

—Perdón, mi amor, no quise decir eso…

—Ok, pero no le agregues más angustias  a tu alma, Jimin.

—Yo te amo...

—Minnie, ya lo sé. Yo te amo más, no puedo creer que tu sientas que si no--no tenemos sexo...

—No lo digas por favor, me equivoqué, perdóname por favor.

—Mirame Jimin, nunca, nunca dudes de mis sentimientos. Nunca. Te amo de maneras que ni siquiera puedo mencionar.

—Lo sé….

—Necesito que sientas que estás seguro a mi lado, qué puedes decirme cómo te sientes. Sin miedos, sin presiones. ¿Yo te he hecho sentir de otro modo?

—No, nunca.

—¿Crees que el sexo para mí es lo mas importante en esta relacion?

—No, mi amor, perdón…

Jungkook secaba suave el rostro de su niño que aún no había logrado detener el llanto.

—Entonces deja de llorar, deja de pedir perdón y dame un abrazo que me “formateé” el espíritu, Jimin. Necesito cariño.

—Te amo, Jungkook, tanto que no tienes idea. Perdón.

—Shhh dije que basta de pedir perdón —Acarició su carita— Vamos a  vestirnos, tu hermano nos espera.

Casi listos para salir, Jungkook hizo que Jimin lo mirara a los ojos y le pidió que le dijera que lo amaba.

—Te amo.

—Dilo de nuevo.

—Te amo.

—Di mi nombre.

—Te amo, Jeon Jungkook.

—¿Confías en mí?

—Con mi alma.

Sonrió. Sonrisa de conejo.
Lo besó.
Salieron.

Los custodias ya estaban esperándolo afuera.

—Chicos, vayan a desayunar. Estoy con Jungkook, él me cuida.

—No, Señor Jimin. Tenemos órdenes.

—Está bien. Pero llamaremos más la atención si los tengo pegados a mi espalda. Hay gente aquí que no tiene la menor idea de quién soy y si me ven llegar con dos gigantes por detrás será muy llamativo. Y no quiero eso… quiero desayunar con mi hermano en paz.

—Nos mantendremos a distancia, Jimin. Quédate tranquilo.

El hermano de Jimin aguardaba en la entrada del salón y a su lado se hallaba una joven menuda y sonriente.

Reverencias de por medio por parte de los cuatro, JiHyun presentó a su novia.

—Ella es Yuna, mi prometida.

—Hola Yuna. —saludaron ambos.

Yuna miraba a Jimin con una sonrisa que nunca borró de sus labios. Era una mezcla de admiración y emoción al estar tan cerca de un ídolo tan famoso.

—JiHyun, él es Jeon Jungkook, mi pareja.

—Sé quién eres, hola Jungkook —Estrecharon sus manos ante el asombro de Kook y Jimin— Te sigo en todas las redes Jimin, sé mucho de ti. Eres productor de Jimin, ¿verdad, Jungkook?

—Sí.

—Intuía lo de la relación pero no estaba seguro. Hay rumores y ninguna confirmación, ya sabes, eres demasiado famoso, hermanito.

—Sí, hay cosas que se escapan de nuestras manos. Y a veces hay cosas que no quisiera que salieran a la luz. Pero no puedo con todo. Por suerte los rumores de la farándula a papá ni le importan y con suerte ni está enterado.

—¿Papá no está enterado? A papá, querido hermano, no se le escapa ni una mosca. Por supuesto que sabe todo de ti. Y cuando digo todo, es todo —hizo énfasis con su voz.

—No lo creo…

—Jimin, papá no te ha perdido el rastro nunca. No me sorprendería que tenga un departamento de inteligencia dedicado exclusivamente a seguirte.

—Me asustas.

Él, asusta. Da miedo. Nunca tuvo límites pero con la edad se potenciaron sus imposiciones y sus locuras. Por eso necesito que hablemos del maldito testamento y resolvamos esto cuanto antes, hermano.

—Dime todo lo que sepas…

—Para ser directo, Jimin y no dar tantas vueltas, te exige que contraigas matrimonio con Seoyul, la primogénita del magnate Shin, además es la hermana mayor de Yuna.

Ella hizo un sí con su cabeza. Jimin y Jungkook la miraron con ternura. Parecía un cachorrito asustado

—Eso ya lo sé, yo prácticamente lo mandé a la mierda con esa estupidez de matrimonio forzado. Pero me dijo que cuando hablara contigo cambiaría de opinión. ¿De qué se trata?

—Toma, lee tú mismo.

Les acercó su móvil donde estaba el documento digital.

JK y JM se concentraron en la lectura y los gestos iban desde la sorpresa al desagrado en partes iguales.

—No entiendo algunas cosas. Si yo decido no hacer caso a este delirio ¿Cómo afectaría a mamá o a ti?

—No solo nos dejaría fuera de la herencia, y aquí va la parte que creo que es con la que quiere extorsionarte.

El profundo suspiro de JiHyun tras lo dicho daba cuenta que lo que se venía no sería nada agradable.

—Si tú no aceptas este trato, yo no podré casarme con Yuna. Nuestra unión sería imposible.

Jimin gesticuló con clara disconformidad.

—Espera, no digas nada aún —Se anticipó el hermano— solo escuchame. Papá hace unos diez años atrás, me hizo hacer un análisis de ADN, necesitaba corroborar lo que yo creo que supo desde que nací, que no soy su hijo. Y así fue. El estudio dio negativo para su paternidad. “Papá” no es mi padre…

Jimin pensó que se le saldría la mandíbula de lugar escuchando esas declaraciones imposibles de creer.

—Si tú no firmas el documento, él revelará mi verdad y ese será el fin para nosotros —Señaló a su novia y a él— Yuna pertenece a una familia de ascendencia y descendencia pura. Su padre jamás permitirá que se case con un bastardo.

—No te llames así, no eres un bastardo. Además hermano, ustedes son adultos, ¿Por qué están tan pendientes de lo que haga y deshaga ese clan?

Ese es un mandato que las dos familias llevaban tatuado a fuego desde sus orígenes, así fue que ante esa pregunta, ni su hermano ni Yuna, supieron qué responder.

—Jungkook ayer me comentó algo —retomó Jimin— que podría ser una salida airosa de esto.

—Dime.

—Puedo casarme con tu hermana y en cuanto papá parta hacia el más allá, me divorcio de Seoyul y listo. Todos felices.

JiHyun hizo un no con la cabeza en anticipación a lo que su boca estaba a punto de revelar.

—No leíste la letra chica, Jimin. El matrimonio implica más de cinco años de convivencia y tantos embarazos como sean necesarios hasta que nazca el varón que asegure la descendencia y la continuidad del apellido de papá.

Jungkook que se había mantenido distante y en silencio hasta ese momento, emitió un sonido que Jimin jamás había sentido. En un impulsivo acto, se puso de pie y arrastró hasta hacer caer la silla donde segundos atrás estaba sentado.

—Pero… ¡No lo puedo creer! ¿Tu padre cree que estamos en el medioevo? esto es absolutamente inaceptable y ridículo. No pueden someter a una persona a este delirio. Jimin, di algo…

—Calmate JK. Siéntate por favor. Dejame procesar este desvarío.

JiHyun miraba a ambos con ojos desesperados, él sabía perfectamente que detrás de la decisión de Jimin se encontraba su felicidad o su desgracia.

—Jimin, hermano, tú bien sabes que te amo, pero mi felicidad está en juego.

—La mía también, JiHyun, y tomaré la decisión en base a eso.

Levantó su teléfono y marcó. Jungkook pudo ver el nombre a quien él estaba llamando.

—Hola, Jimin.
—¿HaNeul?

Jimin observó la pantalla para corroborar si realmente estaba llamando a su padre. Y sí, era su número.

—Pásame con papá.

Escucho la tos de su padre antes de que tomara el teléfono y ladrara, bien a su estilo.

—Jimin, maldición, al fin llamas. Te estás quedando sin tiempo…

Jimin blanqueó sus ojos suplicando a quién sabe qué allá en los cielos que le diera paciencia.

—No papá, yo tengo todo el tiempo del mundo, el que se queda sin tiempo eres tú. Así que te sugiero que te contactes con el de abajo para pedirle un poco más de tiempo antes de que te arrastre al infierno al que te irás.

—Hijo…

—Olvídate de que tome mi decisión en veinticuatro horas. Cuando esté listo, iré a comunicártelo. Trata de sobrevivir hasta entonces.

Cortó la llamada y se tocó el pecho.
Miró a su novio que lo observaba desde poca distancia y sin pronunciar palabra, le dijo en silencio…

—Me duele aquí.









Bạn đang đọc truyện trên: AzTruyen.Top