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FLASHBACK
Ingresé al hospital haciendo de tripas-corazón porque esos espacios fríos y de olor a desinfectante laceran mi psiquis de un modo que soy incapaz de describir.
Me fui directo al bar a tratar de recobrar fuerzas, tomé tres cafés negros y giré como desquiciado yendo y viniendo desde el bar al ascensor que me llevaría al piso del moribundo.
Conté hasta mil parado frente a la habitación de mi padre y cuando la puerta se abrió sin haber llamado, entendí que a mi cabeza no le quedaban excusas para no afrontar lo que se venía y entré.
Es increíble que yo haya creído que las cosas podían cambiar.
Tengo un nudo en la garganta y una lucha interna en la cabeza.
Más que nunca confirmo que mi madre y mi padre no parecen ser humanos y si lo son, tienen el corazón inactivo en algún rincón de su cuerpo que claramente, no es el pecho.
Cuando Jungkook sugirió que tal vez mi padre me llamaba para hacer las paces antes de morir, juro que pensé que eso, aunque lejano, podría llegar a ser real.
Pero no. Él no quiere tener un acercamiento de paz con su hijo mayor. Él nuevamente quiere imponerse y torcer mi brazo hasta que yo chille de dolor como más de una vez permitió que mi madre lo hiciera.
Doblegar el espíritu de su pequeño primogénito siempre fue sencillo para el poderoso Park, magnate de las industrias navales. Pero yo ya no soy pequeño, soy un hombre, con voluntad y carácter. Puedo seguir recibiendo palazos en el lomo, papá, pero no vas a volver a someterme a tus malditos antojos.
¿Realmente es así? ¿O caeré de nuevo?
Salí del hospital y le pedí a mis dos custodios que me habían acompañado desde Seúl que dejaran de escoltarme. Sería cuidadoso y no me dejaría ver en lugares públicos o muy concurridos. Saqué de mi maleta un buzo negro con capucha y dejé en ella el saco de vestir que llevaba puesto.
Les di el día libre.
Subí mi capucha y me coloqué un barbijo que no solo taparía mi rostro, también esperaba que absorbiera el mar de lágrimas en el que me había convertido.
Necesitaba de la soledad absoluta, de un silencio categórico, que me aturdiera y que me abrazara en secreto.
Caminé por más tiempo del que mi cuerpo necesitaba.
Hacía frío.
Recorrí sitios que alguna vez fueron importantes en mi adolescencia en un intento de conectarme con la tierra que me vio nacer, pero lo único que logré fue que llegaran a mí los recuerdos más desgarradores.
Vagué por horas, perdí la cuenta.
Regresé al hotel de noche, les avisé a los guardias que estaba a salvo y me sumergí en un baño de agua muy caliente para recobrar un poco de calor en mis músculos después de estar todo el día bajo el helado día de invierno.
El sonido de mi estómago me recordó que no había probado bocado en todo el bendito día. Tampoco lo haría ahora aún sabiendo que podía solicitar lo que quisiera, al cuarto.
Me vestí como autómata con intenciones de salir nuevamente. Ni siquiera sabía a dónde pero quería huir. Y aunque había llorado todo el día y pareciera que había agotado mi caudal de lágrimas, un sollozo me atravesó el cuello y me derrumbé contra mi cama y mordí la almohada que se convirtió en perfecta mordaza para ese momento.
Pensé en mi amor. En cómo iba a afectarlo cualquier decisión que tomara. Necesitaba sus abrazos y sus besos. No lo había llamado en todo el maldito día, ni siquiera le había enviado un mísero texto.
Es que... No tenía cara para enfrentarlo y decirle que la mierda de padre que tengo se había referido a él como amante pervertido y me estaba exigiendo que lo dejara.
¡Que te abandone a ti mi amor, que eres lo más noble y hermoso que tengo!
Cómo te explico que quiere que me case con una mujer que no conozco. Que rompa tu corazón, Jungkook y el mío en el proceso...
¡Maldita mierda! ¡¿Qué debo hacer?!
Te necesito, Jungkook, a mi lado. Necesito tus ojos negros sobre los míos. No puedo más... tomé el teléfono sin importarme la hora, ni medir que mis palabras pudieran preocuparte...
FLASHBACK
Despedí a Jimin en el aeropuerto y en el acto regresé a casa.
Preparé lo mínimo e indispensable y salí disparado a la ruta. Directo a Busán.
Ni yo sé qué estoy haciendo.
Tal vez llegue allí y me coma un regaño de parte de él, pero no me importa. Igual, tú no sabrás que estoy allí, mi amor. Me quedaré bien escondidito y si da para que me presente, allí estaré. A tu lado, tomando tu mano.
Porque, ¿sabes qué, Jimin? Creo que no debiste ir solo a ese lugar hostil.
Entiendo y respeto que quisieras no exponerme, pero en el camino te expones tú, tú solo, al odio de esos malnacidos.
Llegué a Busán y me alojé en un hotel chiquito y discreto. He decidido no ir a visitar a nadie de mis conocidos y como familia no tengo, me quedaré dando vueltas a la espera de novedades. Pero ya ha pasado el mediodía y no he recibido ni un llamado de Jimin y eso me preocupa. Ni siquiera ha estado en línea en todo este maldito tiempo.
Jimin viajó con dos escoltas que lo están cuidando, porque, bueno, su fama ya es muy grande, y más en su ciudad natal, si alguien lo reconoce, la noticia irá directo a las redes y creo que él lo pasará realmente mal si no tiene la privacidad que requiere este momento.
Tengo los teléfonos de los guardias pero no quiero dar evidencia de que estoy aquí. Pensé que sería más fácil pero la verdad es que no.
Me he dado al menos tres duchas vigorosas para ver si calmo los nervios pero lo que el agua tranquiliza, yo lo altero con los sucesivos café que ingiero uno atrás del otro. Y como si la cafeína no fuera suficiente, me compré cigarrillos y estoy por la mitad del paquete. Tengo la garganta con arena, entre el cigarrillo que no fumaba desde hacía años y los litros de café...
Por todos los infiernos ¿Jimin, donde estás?
He perdido las esperanzas que él se comunique hoy. El día ha llegado a su fin. Son pasadas las 00:00 y no logro pegar un ojo.
Volví a mirar la hora y mi teléfono.
No sé si enojarme por su silencio o esperar sin exigencias a que me necesite...
Voy por ti mi amor...
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