21| Dos Corazones


Dejó el teléfono y chat con su novio para abrir la puerta. Casi dos y treinta de la madrugada, ¿Quién podría ser?

El teléfono rebotó vigorosamente a los pies de Jimin tras abrir la puerta del cuarto.
La hermosa sonrisa de conejito y sus ojos chispeantes estaban tras ella.

—¿Qué esperas para darme un abrazo?

—kook, mi amor…

Jimin no podía articular palabra, con sus dos manitas cubriendo los ojos, se acercó al pecho de su novio y rompió en un sollozo frágil que llevó a Jungkook a abrazarlo con fuerza para tratar de calmar ese llanto que iba progresivamente en aumento.

Besaba su boca llena de lágrimas.

—Shhh, shhh —Intentaba calmarlo— mi amor, no llores. Estoy aquí. No estás solo.

—Viniste, estás loco…

—Claro, por ti.

Jimin reaccionó a eso con un beso sentido y profundo.

—Gracias, mi bebé.

—No me agradezcas lo que hago por amor. Fue un error que vinieras solo, pero lo acepté porque fue tu deseo —Su mano tatuada secaba las lagrimas de su amor —Pero necesitaba estar cerca aunque no lo supieras. Llegué hace horas, busqué hotel y estuve tan pendiente de un llamado tuyo, como no tienen idea.

—¿Cómo que llegaste hace horas?

—Sí —Sonrió con picardía— en cuanto abordaste el avión yo tomé el auto y me vine a Busán, tras de ti. Estaba tranquila la ruta, en cuatro horas ya estaba aquí.

—Amor, pero… ¿Por qué no me lo dijiste? ¿Has estado solito todo este tiempo, dando vueltas por allí?

—Sí, no iba a presentarme hasta que tú me lo pidieras. Yo necesitaba estar cerca pero no quería invadir tus espacios.

El llanto regresó. Los besos también.

—Kook, mi amor ¿Cómo es que he sobrevivido toda mi vida, lejos de ti?

—Ahora estamos juntos, nene. Eres mío y soy tuyo.

—Estoy tan triste, kook, me arde aquí —Tocó su pecho y Jungkook se unió a la caricia superponiendo su mano a la de su chico.

—¿Qué pasó? ¿Quieres contarme?

—Lo que me temía. Siempre supe que mi padre era un ser desalmado y que yo le importaba menos que nada, pero juro que llegué aquí con un atisbo de esperanza y que su llamado fuera tal como tú pensabas, que al borde de la muerte él buscaría hacer las paces conmigo.

—No fue así…

—No, obviamente que no. Yo lo sabía pero soñar no cuesta. Y soñé… Pero él se encargó de demostrarme, una vez más, que yo soy simplemente una carta sin valor alguno en su baraja de naipes.

—¿Qué te dijo, Jimin, que mierda es lo que quería? Me muero por saber.

—Quiere que en veinticuatro horas contraiga matrimonio con la hija de su socio.

—¿Veinticuatro? Quedan menos de doce...

—Quiere que abandone mi carrera y la relación amorosa que tenga en este momento.

—¿Tu padre sabe de nosotros?

—Por supuesto que no. Él dijo algo como, que dejara todas mis relaciones pervertidas y promiscuas.

Cada frase era un hipido, acompañado de desconsuelo.

—Jimin, me muero, no puedo creer, es peor de lo que pensé.

—Te lo dije. Es un monstruo.

—¿Y a cambio de qué todos esos pedidos?

—Ojalá fueran pedidos, son órdenes, mi padre no pide, no sugiere, él demanda, ordena.

—Sí, sí, claro ¿Pero te lo ordena a cambio de qué? Digo, porque bien podrías negarte, mandarlo a la mierda y listo…

—Por supuesto que por detrás está la amenaza. Si no lo hago, dejará en la calle a mi madre y a mi hermano. Mi madre me importa menos que nada, mi hermano es adulto y puede arreglárselas solo, pero aunque no pudiera, yo tengo suficiente para mantenerlo de por vida.

—Y yo también. No le haríamos faltar nada.

Jimin acarició el rostro de su hombre ante esa última frase.

—Eres tan único, mi amor hermoso…

—¿Entonces? ¿Cual es la trampa para obligarte a cumplir?

—Aún no lo sé. Me dijo que hable con mi hermano, me dió a entender que después de eso, iría sin chistar a firmar el contrato que me habilita a heredar su imperio, dinero y bienes. Todo.

—¿Ya hablaste con tu hermano?

—Mañana nos reuniremos. Ahí saldré de dudas. Pero, la verdad es que tengo mucho miedo. Temo que tenga un as poderoso que me haga doblegar, Kook…

Se le entrecerraron los ojitos y reprimió un bostezo.

—Debes estar agotado, Minnie. Vamos a la cama. ¿Quieres tomar un baño calentito antes?

—Tomé uno al llegar.

Buscó entre las cosas de Jimin, el pijama blanco que él mismo había guardado en su maleta y comenzó a desvestirlo y colocarle la ropa de dormir con tanta ternura que a Jimin se le estremeció el alma.

—Gracias Jungkook. ¿Te dije alguna vez que te amo?

—Nunca —Sonrió mientras quitaba las medias negras y le colocaba las blancas.

—Te amo. Todo en mí, te ama, Kook. Todo mi ser se estremece ante ti. Te amo tanto que siento que tendría que tener otro corazón para repartir el desborde.

—Jajaja, yo te amo más, dos corazones. Ahora —le dio una palmadita en la cola— a la cama.

Jungkook solo se quitó lo que traía puesto y se metió a su lado. Lo abrazó fuerte.

—Kook, ¿podemos solo darnos mimos? no hagamos nada…

—¿No hacer nada, es…?

—Necesito amor sin “rock and roll”

—Jaaaaaaaa. No haremos nada, nene. Tú solo descansa. yo te haré mimos hasta que te duermas. 

—Perdón.

—No pidas perdón por eso, por favor. Me hace sentir raro. Este momento juntos es más poderoso que cualquier otro, incluyendo el sexual.

—Gracias por venir, gracias por estar aquí conmigo.

En cucharita y acariciando su cabello, Jungkook podía sentir la intranquilidad de su chico que a pesar del agotamiento, no podía conciliar el sueño.

—¿Conoces a la hija del socio?

—¿Qué? sí ¿Por qué?

—Bueno, si vamos a "casarnos" con una chica, al menos que sea linda.

—Jaja ¿Vamos? ¿Qué dices? —le golpeó el muslo que rodeaba su pierna.

—Jimin, si te casas con ella no significa que dejemos de amarnos. Hasta dónde puedo entender, esto sería un matrimonio por conveniencia, sin compromisos ni lazos afectivos.

—Kook, ¿qué dices?

—Amor, nosotros nunca vamos a poder casarnos. En nuestro país no existe el matrimonio igualitario. Nuestra cultura aún siente rechazo por las parejas homosexuales… Así que, de verdad no siento que nos perjudique si te casas con ella. Nuestro amor seguiría intacto.

—Tal como lo planteas suena factible, me caso, él se muere, yo heredo, le dejo todo a mi hermano y a la miserable Ha-Neul —Ahí estaba de nuevo el desprecio de Jimin por su madre y que Jungkook no comprendía el porqué— pero tengo una lucha interna. No quiero someterme a lo que mi padre me imponga. Basta ya de eso.

—Es verdad, además necesitas hablar con tu hermano.

—Sí.
—Olvidemos lo de casarnos con la chica.   Quiero tratar de ser amplio, pero me moriría de celos.

—Y yo de tristeza.

—Descansemos mi niño rubio. Mañana pensaremos mejor.
Besó su melenita dorada y Jimin suspiró hondo

—¿Crees que algún día podrás contarme sobre tu madre, Jimin?

—Sí, mi amor. Te contaré todo.














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