Capítulo 21
Córcega, Francia
Isla de Cavallo
Hotel & Spa Des Pecheurs
La pareja continuaba caminando por la orilla del mar con los pies descalzos y tomados de la mano, mientras conversaban y se reían, y fue aquel momento en donde Luka le confesó algo que no habría esperado escuchar Fiorella.
—Posiblemente esto te parezca apresurado y difícil de creer pero necesito decírtelo, y creo que lo supe desde que te volví a ver en Buenos Aires.
—Luka, me estás asustando y me pones nerviosa. ¿Qué es? —frenó la caminata para mirarlo de frente aunque no podía distinguir bien sus facciones.
—No es nada para preocuparse, tranquila —sonrió y acarició su mejilla—, yo también me estoy poniendo nervioso y esto jamás se lo dije a alguien —dijo y se armó de valor dando un suspiro—, estoy enamorado de ti —declaró—. Desde la noche de tu exposición.
Fiorella ante la confesión quedó sorprendida y con una enorme sonrisa, se le colgó del cuello y le dio un beso de lleno en su boca, emitiendo un gritito de alegría también. Ante la sorpresa de él, y que no esperaba esa efusividad, trastabilló y ambos cayeron al agua abrazados. Reían por la forma en cómo terminaron empapados, y él la ayudó a levantarse, así fueron casi corriendo por la pasarela hasta llegar al bungalow. Entre risas, abrazos y besos apasionados, entraron cerrando la puerta.
—No te he confesado esto, para que tengamos relaciones —replicó él sujetándola de las mejillas para que lo mirara.
—Lo sé bien eso, Luka. Yo también estoy enamorada de ti, creo que lo mío fue desde siempre a pesar de todas las cosas que pasaron entre nosotros —admitió estando ella contra una pared mientras lo abrazaba por el cuello y él por la cintura.
—He querido decírtelo hace bastante tiempo, incluso te he dicho que me gustabas, pero nunca que estaba enamorado de ti.
—Fue muy hermosa tu declaración. Te adoro, Luka. Te amo.
De nuevo lo besó y él correspondió al ósculo.
—Eso es lo que siento por ti, Fiorella. Eres una joven increíble y me siento feliz cuando estoy contigo. Me haces un mejor hombre.
—Has cambiado por tu propia cuenta y me alegro mucho —expresó sin dejar de mirarlo a los ojos—. Creo que me daré otra vez una ducha, tengo los pies y parte de la ropa con arena.
—De acuerdo.
Ni siquiera cuando se separaron para dejar que ella fuera al baño, dejaron de mirarse con fijeza. Y de algo la argentina estaba segura, aquella noche iría a suceder algo entre los dos. Quizá no terminar haciéndolo pero posiblemente dormir desnudos. Y eso era algo que anhelaba que ocurriera.
Mientras ella se desvestía en el sanitario, él se quedó sentado en el sillón de un cuerpo mirando nuevamente el mar. Estaba más que tentado a unirse con ella en la ducha, pero si lo hacía pensaría que se estaba aprovechando de la situación y de la confesión que le había dado, a pesar de haberle dicho lo contrario.
Cinco minutos posteriores, estaba entrando al baño ya desnudo, porque su ropa la había dejado en el dormitorio. Luka la encontró enjuagándose el cabello de espaldas a él, y fue la oportunidad para aprovechar en abrazarla por la cintura y acariciar con lentitud su cuerpo, y ascender hacia sus pechos.
Gimió con sutileza cuando sintió las manos del hombre sobre su piel. El hombre besó su cuello y giró su cabeza para devorar su boca. La sujetó de la nuca e intensificó el beso, Fiore aceptó que la lengua de él entrara en el interior de su boca, sin dejar de besarse, y de acariciarse, solo se preocupaban por sentir.
La argentina tenía enredado su brazo alrededor del cuello masculino mientras apretaba el cabello de él. Apenas se separaron un poco, se miraron a los ojos con fijeza.
—Se suponía que te dejaría duchar tranquila.
—Lo sé. —Asintió con la cabeza.
—Pero la tentación me ganó.
—Lo sé también y no quiero que te sientas mal por esto que quieres hacer, lo quiero yo también, Luka. La idea de unas vacaciones juntos me gustaba mucho y eso implicaba también tener relaciones, porque de una manera o de otra, sabía bien que iría a pasar algo así entre los dos —admitió la joven, y volvió a besarlo.
—¿Siempre lo intuiste?
—Claro.
—¿Y no tenías miedo?
—Miedo tendría si sé que eres un bruto o mal hombre, pero debo decirte que sí tengo miedo, estoy nerviosa, pero no me importa. Es algo normal que me sienta así, y me gusta, porque quiero esto, no me siento para nada obligada.
—Fiorella... me dejas sin palabras —confesó observándola con atención.
—Pues entonces, no hablemos más —sonrió y se sonrojó también.
El hombre cerró el grifo automático de la ducha, y salió para ayudarla a la joven a salir también, él la secó y ella a él, y cuando terminaron la levantó en sus brazos para ir al cuarto, las cortinas del dosel tenían cubierta la cama, aunque la tela era transparente de color blanco. Cayeron en el medio del colchón sin dejar de besarse.
—¿Es mi impresión o desarmaste la cama antes de ir al baño? —preguntó entre risitas y sosteniéndolo de las mejillas.
—Es posible. —Rió también.
A medida que la situación avanzaba entre ellos, Luka estiró el brazo para buscar la protección que había dejado sobre la mesa de noche.
—Haz calculado todo, cretino —rió contra su boca.
—Me declaro culpable —continuó riéndose mientras la besaba.
Fiorella abrió sus piernas para invitarlo a unirse y con lentitud fue entrando en su interior. Gimieron ambos en la boca del otro y se besaron de nuevo mientras él tenía los brazos a los costados de la cabeza de ella para acariciarle el cabello. La muchacha acariciaba la tonificada espalda de su novio sintiéndose extasiada y nerviosa.
El italiano quería amarla durante toda la noche y procuró hacerlo realidad.
—Quiero amarte toda la noche.
—¿Y qué es lo que te impide no hacerlo? —cuestionó acariciando sus mejillas y poniendo sus mechones de pelo hacia atrás despejando su rostro.
—Tú, no quiero exigirte tanto por ser tu primera vez.
—Yo sé que no me harás daño, Luka, así que debes estar tranquilo.
Apretando la yema de los dedos contra la espalda masculino, le dio a entender a él que quería que continuara.
Una hora luego, quedaron rendidos y ella terminó por quedarse dormida sobre el cuerpo de Luka. El hombre sonrió con ternura al verla dormir, sabía que había terminado cansada y prefirió que durmiera antes que molestarla de nuevo.
Abrazados y él satisfecho, quedó dormido también.
A la mañana siguiente, Fiorella se estiró y sintió sus piernas como su entrepierna un poco adoloridas. Se sentó en la cama y vio a Luka dormir boca abajo con los brazos debajo de la almohada y desnudo por completo, ella levantó las cejas y abrió más los ojos cuando vio el trasero de él al aire. Hasta que se le cruzó por la mente una broma y rió tapándose la boca.
—¡Despiértese Cassiragghi! —gritó carcajeándose y dándole una palmada en una de sus nalgas.
El hombre abrió un ojo enfocando su visión y observándola con fijeza.
—Buenos días flojita —dijo y ella rió avergonzada.
—Lo siento, me quedé dormida. Estaba muy cansada —expresó apenada.
—Me di cuenta de eso.
—¿Estás molesto por eso? —cuestionó algo incómoda—, se suponía que no debí quedarme dormida.
—Es lo más lógico que te terminaras durmiendo luego de tu primera relación sexual. Es normal.
—¿Sí? No lo sabía.
—Pues ahora lo sabes, y no me molestó que te hayas quedado dormida, te veías muy tierna durmiendo —sonrió.
—Gracias —respondió acostándose de nuevo y tapándose hasta la nariz por la vergüenza que estaba sintiendo ahora a plena luz del día—. ¿Sabes? Me estoy sintiendo un poco incómoda, ahora que estamos desnudos, es de día, nos estamos viendo las caras —lo miró de reojo con los ojos entrecerrados por la risita nerviosa que estaba teniendo.
—Es normal también, Fiore. ¿Qué te pareció anoche? ¿He aprobado? —inquirió riéndose para que ella se relajara.
—Tienes un sobresaliente —afirmó y estalló en risas.
Él rió también.
—Gracias por haber sido paciente conmigo y cariñoso.
—No debes agradecerme... Fiorella, lo que anoche compartimos fue hermoso.
—Me alegro mucho que te haya parecido así —sonrió con sutileza y se puso de costado para acariciar su cabello.
—Anoche pensé en que hoy podríamos ir a dar un paseo en lancha, ¿qué te parece? Anclamos en algún lindo lugar y pasamos el día almorzando en altamar.
—Me gusta mucho la idea, pero para eso tendrías que rentar una lancha, ¿no?
—Sí, podría preguntar en la recepción y seguro me dirán.
—De acuerdo entonces.
Cuando la joven intentó ponerse más cómoda en la cama, terminó por quejarse y cerró los ojos por la molestia que sentía en la entrepierna.
—¿Te duele? —preguntó preocupado abriendo más los ojos.
—Solo me molesta, pero no siempre. Me dan unos pinchacitos, pero ya se me pasará.
—Lo siento, Florcita.
—No pasa nada, Luka, sé que es algo normal. Así que no tienes que decirme nada más —sonrió acariciándole la mejilla.
—¿Quieres que pida el desayuno para que lo traigan aquí?
—Me gustaría, mientras tanto creo que iré a tomar un baño de inmersión.
—Ve tranquila, necesitas relajarte —admitió y le dio un beso en los labios.
—Ni siquiera me cepillé los dientes —puso los ojos como platos.
—Yo tampoco —rió—, y no me importa.
Entre risitas, Florcita se tapó con la sábana dejando a Luka destapado por completo y este para que se ponga más roja de la vergüenza, le sonrió con picardía y se puso boca arriba.
Cohibida como estaba, sus ojos miraron todo su cuerpo desnudo con las cejas levantadas y los ojos más abiertos de lo normal, y luego se giró en sus talones para caminar hacia el baño.
—Bien que te gusta mirarme —la picó y ella lo ignoró pero se le escuchó una risita por lo bajo.
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