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¡Oh! bella afrodita madre del amor

concédeme un poco de ese tu don,

para aquel capturar que robo mi corazon,

quedandome con el suyo y conquistando

su amor, para asì ir a morir en los brazos del éxtasis

a Citera sin pesar ni dolor.

Ruégote, oh, Cipria acude al llamado de mi corazón,

concédeme al Adonis que me perturba la razón,

Espero asì que el Dios Todopoderoso Jove pague

esta consideración como lo hizo con Aquiles, el Vencedor. 






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