Noche y Día del Cazador


Muy buenas vísperas navide... ¡Digo! De Noche de Brujas. ¿Cómo lo están pasando? ¿Pidiendo dulces por ahí y por allá mientras están disfrazados haciendo una que otra payasada?

Yo por mi parte (Aparte de que voy a hacer justamente eso el 31 de Octubre al disfrazarme de nuevo del Guasón a pesar de la controversia generada por la segunda película del Joker) me presento para traer una historia de Halloween que es una tradición de mi parte.

Aunque no será un Piloto como mis anteriores fics de horror como "CAZADORA DE MONSTRUOS" & "TERROR ESPACIAL" que cualquiera puede continuar si lo desean, esta será una historia auto-conclusiva en la que me baso en una vieja serie que me gustaba cuando era un chico, pero qué por desgracia, actualmente casi nadie conoce.

¿A cuál me refiero? Pues si son noventeros como yo o de inicios de los 2000 tal vez descubran de qué hablo, pero si no, entonces deléitense con este cuento que tal vez les ponga los pelos de punta, aunque aclaro, algunas partes serán contadas directamente por mí.

¿Por qué? Pues vean y sabrán a qué me estoy refiriendo (Sonrío de modo tenebroso)

-Pregúntale a cualquier adulto y te dirá que las cosas eran muy diferentes en sus tiempos. Entonces un niño era muy afortunado si tenía uno o dos juguetes, pero ahora tienen tantos que no le alcanzaría toda la vida para jugar con todos ellos.

Decía Luis Carlos Alarcón rompiendo la Cuarta Pared mientras caminaba por las calles de Royal Woods teniendo las manos en los bolsillos hasta pararse ante la vitrina de una juguetería para ver los diversos muñecos, figuras y diferentes artículos para el entretenimiento de los infantes.

-Sí, lo sé. Es una gran época para estar vivo y más aún si se es un niño y tienes unos padres que te lo dan todo en bandeja de plata para que no chilles o te dan un celular para que te entretengas y no les causes dolores de cabeza, ¿No?- río con ironía -el problema es que a veces cuanto más tenemos, más queremos.

-Como cierto chico llamado Chandler que lo quería todo, y como su familia era propietaria de la fábrica de juguetes "El Cazador" casi lo había logrado.

-Pero como dice el dicho: El que lo tiene todo, no aprecia nada.

Siguió caminando y ahora se detuvo ante una mansión que tenía en el patio delantero un gran adorno dorado en forma de una C atravesada por una flecha, decorada para una fiesta a la que llegaban limusinas una tras otra y de las cuáles bajaban en su mayoría jóvenes, que claramente eran del tipo "niño mimado" por cómo les ordenaban a sus choferes que llevasen los grandes y ostentosos regalos al patio trasero y los dejasen en una gran mesa.

-Era su cumpleaños número 16, y aunque Chandler no lo sabía, su vida iba a volverse muy interesante.

De alguna manera pudo colarse en la fiesta y acercarse hacia el mencionado cumpleañero que está en un elegante trono sobre una tarima, casi pareciendo un rey, teniendo una expresión déspota creyéndose un verdadero soberano que ve a sus invitados como meros plebeyos inferiores a él.

-¡El que sigue!- ordenó que le pasaran uno de los presentes.

Su viejo mayordomo sacó de un empaque lo que parecía ser un reproductor de música de última tecnología al que le dio una rápida limpiada con un fino pañuelo para acercárselo con el mayor de los respetos mientras los otros jóvenes soltaban exclamaciones de asombro e ilusión.

Chandler no compartía ese entusiasmo y cerró el ojo derecho al enarcar la ceja izquierda al analizar el obsequio.

-Oh, ¡Un Exbumineitor 3000! ¡Que alegría!- fingió estar emocionado -tarjeta- extendió una mano para que el mayordomo le diese la elaborada carta con el nombre del remitente.

-Es de Duncan...- susurró con fastidio y miró al mencionado que sonreía nervioso jugueteando con sus dedos deseando que el regalo de su parte haya sido de su agrado.

-Cielos, muchas gracias... ¡Yo quería el Exbumineitor 4000!- acabó con sus ilusiones al denigrar su obsequio con una desmedida ingratitud.

-A la basura- sin importarle lo mal que le hizo sentirse, señaló a su izquierda con el pulgar.

Siendo una orden para que el mayordomo tirase el aparato a un gran contenedor en dónde se hizo pedazos al tocar fondo por lo pesado que es.

Eso solo fue el inicio, porque de uno en uno, el castaño mandaba a la basura todo regalo que no considere digno de su persona sin ningún tipo de consideración y menos que varios de sus invitados se ilusionasen por tales presentes que difícilmente sus padres les puedan costear.

-¡A la basura también!- el último regalo que despreció se trataba de una consola portátil.

-Tantos niños en el mundo que desean tener aunque sea alguno de esos regalos... y ese malcriado infeliz los tira a la basura. Ni yo de chico llegaba a ser tan caprichoso o ingrato- Alarcón negó con la cabeza y le dio una mordida a su rebanada de pastel.

-¡¿Qué nadie puede darme algo que realmente valga la pena o eso es mucho pedir?!- reclamó Chandler furioso de que no le dieran algo de su "categoría" haciendo llorar a un niño.

-¡Siguiente!- siguió ordenándole a su pobre sirviente.

Quién al tomar otro obsequio dentro de una roja caja, extrañamente sonrió ligeramente y con mucho más cuidado que el que usó con los demás se lo acercó.

Chandler enarcó incrédulo una ceja al ver de qué se trataba.

Un antiguo juguete de madera tallado a mano que representaba a un arquero parecido a Robín Hood, el ladrón que le robaba a los ricos para dárselo a los pobres.

-Oh, cielos... ¡Justo lo que necesitaba! Un viejo muñeco polvoriento. ¡¿Esto es una especie de broma enfermiza?!- miró con ira a los demás chicos haciendo que retrocediesen asustados.

-¡A la basura!- repitió la misma frase que ha estado diciendo hasta ahora.

Esta vez el mayordomo se mostró reacio ante su orden, de hecho, se veía de lo más triste e inconforme y abrió la boca para decirle algo.

-Dije: ¡A la basura! ¿O quieres terminar ahí también?

Su amenaza le hizo morderse la lengua y obedeció sin decir nada para volver a dirigirse hacia el contenedor repleto de regalos desechados, pero en vez de soltar el juguete sin más, se agachó para dejarlo con el mayor de los cuidados sobre una caja de juegos de mesa.

-¿Quién me mandó esa porquería?- extendió la mano para que le diese la tarjeta de presentación y leerla -feliz cumpleaños, Chandler, y buena caza. Ahora te toca a ti... ¿Qué significa eso?- se rascó la cabeza no entendiendo nada.

-Ni siquiera tuvo el valor para firmarla- hizo bola la carta al cerrar el puño -¡A ver, díganme! ¡¿Quién fue el graciosillo?!

Volvió a dedicarle una mirada fulminante a sus invitados que se vieron entre sí no sabiendo que decir para calmarlo, lo que solo aumentó aún más su descontento.

-Así que ninguno quiere hablar, ¿Eh?- al bajarse de la tarima en dónde está su trono, apartó de un empujón a los jóvenes más cercanos.

-De acuerdo, está bien, ¡Como ustedes quieran!- fue hasta la mesa de los bocadillos también apartando a una chica que comía un emparedado y a un chico que bebía una gaseosa.

-Todos están... ¿Cómo decirlo? ¡DESPEDIDOS!- les quitó esos aperitivos -parece que la broma les salió mal, ¿Eh?

Comenzó a comer con una clara falta de modales y sin una pizca de arrepentimiento por el pésimo comportamiento que ha mostrado hasta el momento.

(...)

Esa misma noche y en la comodidad de su gran cuarto con lujos que también serían el sueño de otros jóvenes, Chandler está postrado bocabajo en el suelo ante una enorme televisión de plasma teniendo en manos un mando de PS5 al estar jugando un juego de disparos en primera persona muy violento y gráfico mientras tenía una expresión de amargura y desagrado.

Que se potenció cuando alguien tocó dos veces la puerta.

-Chandler, ¿Puedo pasar?- se arrimó un hombre mayor que compartía sus rasgos faciales.

-Hola, papá- saludó muy desganado y sin siquiera tomarse la molestia de verlo.

-Feliz cumpleaños, hijo- tomó una silla para sentarse a su lado y palmearle la cabeza.

-Querrás decir: ¡Infeliz cumpleaños!- presionó con molestia lo botones del mando.

-Siento haberme perdido tu fiesta, hijo. Pero ya sabías que estaba ocupado con el lanzamiento del nuevo juguete- fue su excusa creyendo que así le calmaría un poco los ánimos.

-¡AJÁ! ¡TOMA ESTO, MONSTRUO HORRIBLE!- a él eso poco le importaba y solo se enfocaba en matar a cuanto enemigos se les ponía en frente.

-¿Te regalaron algo interesante?

-Este televisor de alta definición está bien, pero el resto era pura basura. El año entrante haré que todos traigan dinero.

-Ay, hijo, tenemos que hablar en serio. Ya tienes 16 años, así que es hora de pensar en tu futuro porque algún día deberás encargarte de la compañía de juguetes EL CAZADOR y...- su padre dejó de hablar porque su celular empezó a sonar.

-Discúlpame un momento. ¿Diga?- contestó con fastidio -no, no. Nuestras proyecciones europeas son sólidas, es en el Lejano Oriente dónde tenemos... sí, sí, lo sé, pero ya sabes cómo es el mercado allá y todas las trabas que ponen.

-Oye, papá, ¿Puedes hablar en la sala? Intento pasar al siguiente nivel- sin respeto alguno le exigió irse y dejarlo en paz para que no lo distrajese de sus propios "asuntos importantes"

-Gr... hablaremos mañana- disgustado por esa altanería, se retiró del cuarto.

-¡CÓMETE LA MOTOSIERRA, BESTIA ESTÚPIDA!- el joven seguía regocijándose con la carnicería que llevaba a cabo con su personaje.

(...)

-Es curioso como la basura de una persona, puede ser el tesoro de otra.

A la mañana siguiente, Luis estaba apoyando en un árbol frente a la mansión viendo como un camión de basura tomaba con sus sujetadoras el contenedor en dónde están los regalos que Chadler despreció incluyendo ese juguete de madera.

-Quizás es porque al universo le gusta el equilibrio o alguna locura así. Ya conocen la regla: Para cada acción, hay una reacción igual y opuesta- no despegó su vista del maloliente vehículo cuando se puso en marcha dirigiéndose al basurero de la ciudad.

Pero al pasar por un bache, se sacudió tan fuerte que ese muñeco salió disparado y cayó en un charco de agua ensuciándose.

-Eso significa que para cada Chandler McCann que hay en el mundo, hay un Clyde McBride.

-Wau... ¡Pero miren esto!

Dijo un joven afro de la misma edad de Chandler y con gafas redondas parándose ante el viejo juguete al que tomó con sumo cuidado viéndolo minuciosamente.

-¿Qué hace un hermoso muñeco como tú en un lugar como este? Jeje, lo siento, sé que fue una broma tonta.

Sacó un trapo para limpiarlo con esa misma delicadeza hasta dejarlo lo más pulcro posible y así admirar mejor cada uno de sus detalles.

-Mírate... ¡Tallado a mano! Ya no se hacen juguetes como tú hoy en día. El artesano que te creó debió ser muy bueno- totalmente opuesto al castaño, se maravilló por tal regalo dándole el verdadero valor que se merecía.

-¡OYE, MCBRIDE!- casi se le cayó por el susto que le generó este grito.

Que provino de un viejo desarreglado y con poca higiene parado en la entrada de un local.

-Deja de revolver en la basura y ven a trabajar. El descanso terminó y el retrete no se va a limpiar solo- le ordenó y al cerrar la puerta esta generó un aparatoso y nada agradable sonido.

-Ese es Flip, mi "adorable jefecito" todo un encanto, ¿No lo crees?- Clyde le habló al juguete como si de una persona se tratase y fue a cumplir con sus obligaciones.

-Como muchas personas, Clyde tenía que trabajar en cualquier cosa para sobrevivir.

Volvió a hablar Luis dentro del local ahora comiendo una bolsa de papas viendo como el moreno trapeaba el piso tarareando una canción alegre.

-Y a diferencia de cualquier persona, a él no le molestaba; lo que es digno de admirar viniendo de alguien que no tiene padres y que carece de varias de las cosas básicas de la vida que muchos dan por hecho que hay que tener.

-Hasta se llevaba más o menos bien con Flip a pesar del trato que le da.

Vio al vegete que sacó un billete de 5$ y se lo ofreció a Clyde, pero cuando este lo iba a tomar, lo dejó caer al mojado piso y le soltó un eructo en la cara ordenándole que siguiese trapeando.

Pero él no era el único en presenciar eso, sino también el juguete de madera que estaba en el estante como si de un espectador silencioso se tratase apreciando el tipo de persona que es.

-Otro largo día de trabajo llega a su fin...

Suspiró el joven afro cuando llegó la hora de cerrar y se dirigió a su hogar que estaba a unos pocos pasos de distancia de la parte trasera del local.

Que también muy opuesto a la mansión McCann, era una simple y pequeña casa rodante muy deteriorada careciendo de igual forma de las comodidades más básicas.

-Bienvenido al Castillo McBride. Toda una belleza, ¿No lo crees?- siguió hablándole al juguete al presentarle su pequeño rincón en el mundo.

-Ahora ponte cómodo y mira al maestro trabajar.

Lo puso en una silla en el patio y tomó unos guantes y máscara de soldador para usar un soplete con el que unía dos piezas de metal con las que creaba una escultura.

Cabe decir que alrededor de su vivienda hay todo tipo de estatuas y monumentos hechos de chatarra que él mismo creó con lo que tuviese a mano.

Para muchas personas solo serían grandes trozos de basura deformes que ocupan espacio y que solo saldrían de una mente trastornada, pero para el ojo de un amante del arte abstracto, eran bellas obras artísticas que reflejaban una gran creatividad y versatilidad al poder usar cosas que son consideradas basura para convertirlas en eso y mucho más.

Siendo una pena que nadie se tomase la molestia de analizarlas y darle el valor que se merece, excepto por el juguete de madera.

Que nuevamente actuaba como un espectador en silencio y que casi transmitía la fascinación que le daba ver a ese joven trabajar en lo que le apasiona.

(...)

-Sí, parecía ser el inicio de una amistad muy interesante y fuera de lo usual- Luis volvió a tomar la palabra estando otra vez frente a la mansión de Chandler.

Que ahora era adornada por una intensa neblina haciendo que ahora tuviese un aire muy tétrico totalmente opuesto al animado y colorido que tuvo durante la fiesta.

-Y de unas pesadillas aún más interesantes- sonrió de medio lado enarcando una ceja.

Debido a que mientras el cumpleañero dormía profundamente roncando en la comodidad de su cuarto, su padre se removía inquieto sudando a chorros.

-No... no... la compañía... ¡NOOOO!

Porque sea lo que sea con lo que soñaba, sentía que el alma se le quemaba y que todo lo que ha logrado en vida se derrumbaba ante sus ojos sin poder hacer nada para evitarlo.

¿Un presagio de lo que le ocurriría dentro de poco o una advertencia para que corrija un grave error a tiempo antes de cruzar un punto sin retorno?

Solo el tiempo lo dirá.

(...)

Al día siguiente, Chandler salía de una fina tienda en dónde compró cosas que consideraban de su categoría para compensar las "basuras" que le regalaron, y como todo ricachón malcriado, deja que su avejentado mayordomo sea el que cargue con todos los regalos sin importarle como temblaba por lo pesados que eran.

-La puerta, rápido- exigió que le abriese una de las puertas derechas de su limusina.

Tuvo que cargar todas las cajas usando únicamente el brazo derecho casi cayéndose para así abrirle con mucha dificultad la puerta.

-El asiento, James, el asiento- volvió a ordenar indignado por no hacer el trabajo completo.

Para que así sacase otro fino pañuelo con su mano izquierda y con dificultad se agachase para limpiar el asiento aun cuando este estaba pulcro y libre de cualquier tipo de suciedad.

-Bien, se dice que algunas cosas nunca cambian y creo que eso funciona también para algunas personas- Luis nuevamente estaba al pendiente de lo que ocurría con el antipático.

-Pero de vez en cuando, hay un cambio. Ya sea para bien, como para mal- otra vez sonrió de medio lado y ahora se hallaba ante el local de Flip.

En dónde Clyde limpiaba los estantes de comida haciendo muecas de asco porque algunos productos ya estaban vencidos y olían a podrido teniendo de nuevo la compañía del juguete.

-No es exactamente el camino rápido a la fama o a la fortuna, pero bueno, uno debe cumplir con su deber, ¿Verdad?- siguió hablándole como a una persona.

-¡CLYDE!- dio un brinco en su lugar y fue asustado por Flip cuando este usó una toalla como látigo para hacer un chasquido tras su nuca.

-Te pago para que limpies este lugar, ¡No para que le hables al aire!- lo regañó, hasta que notó la figura de arquero sobre el mostrador -¿Qué es esa cosa?- la tomó viéndola despectivamente.

-Oye, cálmate- temió que la fuera a dañar -estás hablando de una bella obra de arte que no cualquiera tiene- con cuidado le pidió que se la devolviera.

-¿Qué? ¡¿Ahora estás haciendo muñecas, Picazo?!- le hizo mofa y se la arrojó para que la atrapase con ambas manos casi cayéndosele.

-Ojalá tuviera esa clase de habilidad- miró con admiración el juguete -¿Ves como el artista talló siguiendo la veta de la madera? Qué atención al detalle- paso el índice derecho por la superficie.

-Alguien realmente puso su corazón y su alma en este pequeño sujeto- suspiró con ilusión.

Solo un buen artista es capaz de admirar el trabajo de otro gran artista aun cuando sus estilos de arte sean totalmente diferentes e incompatibles.

Aunque para Flip eso era pura cháchara y bramó rodando los ojos.

-Sí no lava los estantes ni limpia el suelo, no me interesa- hizo un ademan con la mano y fue al mostrador -ay un millón de jóvenes dispuestos a trabajar en lo que sea para sobrevivir en este mugroso planeta y yo contrato al único que juega con muñecas.

Atendió a un cliente que compró unas cervezas y cuando se fue abriendo la puerta del local, esta volvió a generar un aparatoso sonido al cerrarse que le hizo esbozar una cara como la de alguien que escucha uñas raspar un pizarrón.

-¡CLYDE! ¡Creí haberte dicho que arreglases esa condenada puerta inservible! ¡Me está volviendo loco!- fue hasta la entrada para abrirla de un fuerte patada.

-Deberías verlo en un mal día, amiguito- suspirando, el morocho colocó la figura en uno de los estantes y fue a ver cómo podía arreglar ese problema.

(...)

Regresando con Chandler, este no pudo regresar a su mansión debido a que la limusina se averió y el pobre de James al levantar el capot para revisar el motor fue golpeado por una humareda.

-¿Qué pasa? No te pago para estacionarte, te pago para conducir- lo regañó abriendo la ventana de uno de las puertas traseras al asomarse.

Gimiendo, el mayordomo sacó un celular para llamar a una grúa o a un mecánico, pero resulta que no tenía señal y aparecía un mensaje de fuera de servicio.

-Baratijas... ¡Usa el mío! Cuesta el doble de lo que ganas en un mes- de mala gana le ofreció su propio teléfono portátil.

Pero a pesar de ser lo último en tecnología, tampoco tenía señal de servicio. Así que se lo quiso regresar con la misma cortesía que le ha demostrado hasta el momento.

-¿Qué crees que haces? ¡Límpialo, límpialo!- exigió que lo higienizara.

Y así lo hizo con el mismo trapo que antes usó para limpiarle el asiento.

-¿Y bien? ¡No te quedes ahí parado sin hacer nada! Ve a buscar ayuda y de paso me traes un capuchino doble con caramelo, ¡Ya, ya, ya!- hizo unos leves aplausos apurándolo.

-Si creen que Chandler estaba teniendo un mal día- Luis volvió a hablarle al espectador -esperen a ver cómo le estaba yendo a su padre en la oficina principal de la compañía.

-Porque el señor McCann estaba revisando las ventas de su nuevo producto: la Robotsfera.

En el escritorio de la mencionada oficina, había un objeto que a primera vista solo era una esfera de metal del tamaño de una pelota de beisbol.

Pero era mucho más que eso debido a que podía girar por sí misma al ser en verdad un pequeño robot con avanzada inteligencia artificial que emitía diferentes sonidos y luces que serían de lo más llamativos para cualquier niño; casi tanto como una linda mascota.

-Había invertido millones de dólares en este juguete, esperando ganar miles de millones- al estar en la oficina, dejó que la esfera girara varias veces a su alrededor riendo porque se comportaba como un cachorro que quiere jugar.

-Por desgracia, las cosas pues... no le están saliendo como planeaba.

Se cruzó de brazos negando nuevamente viendo al padre de Chandler que está en estado de Shock debido a que en una pantalla se mostró como las acciones de su compañía se desplomaron.

-Estamos... arruinados- el asombro no cabía en su cara -¡Esto no puede ser! Hicimos prueba de producto, ¡Fue un éxito entre niños y niñas de todas las edades! Hasta las mascotas amaban a la Robotsfera. Esto no tiene sentido...

Tomó asiento ante su escritorio llevándose una mano a la frente para asimilar la situación y el esférico también empezó a girar a su alrededor.

Vio en una pared el símbolo de la compañía, que era una gran C que es atravesada de forma horizontal por una flecha.

Frunció el ceño no dispuesto a darse por vencido por este grave tropezón. Si era la cabeza principal de esta compañía, debía encontrar la forma de arreglar tal predicamento y saber en qué falló.

Teniendo el presentimiento de saber por dónde empezar.

(...)

-¿Y bien? ¿Qué te parece? Simboliza la eterna lucha del bien contra el mal.

Clyde terminó de darle los últimos detalles a lo que estaba soldando, unos trozos de metal pulido que emulaban a un ángel peleando contra un demonio hecho de piezas oxidadas.

Siendo su único testigo la figura de madera, o eso creía, porque no supo en qué momento su jefe llegó al lugar viéndolo con fastidio y desaprobación.

-¿Flip? ¿Qué pasa? Aun me quedan cinco minutos de descanso.

Él no dijo nada y le dio un rápido vistazo a las diversas figuras metálicas que ha creado y tomo una que parecía un ave en pleno vuelo.

-¿Te gusta? A esa la llamo: ¡El resurgir del Fénix!- usó un no muy bien hecho tono dramático.

-¿En serio? Pues yo lo llamo: ¡Tope de puerta! Y acabo de descubrir para que sirve toda la basura que creas- se río burlonamente y sin esperar su permiso se llevó esa obra.

-Todo el mundo es un crítico...- ya decaído bajó la mirada para continuar con su trabajo.

(...)

-Tres horas, James, ¡Tres horas! Y para colmo me trajiste un capuchino de caramelo frío.

Reclamaba el odioso de Chandler cuando una grúa remolcadora dejó ante su mansión la limusina.

-Espera a que mi padre se entere, ¡Ya puedes comenzar a empacar!

A pasos pesados entró a su hogar dirigiéndose a su cuarto para relajarse luego del "día tan terrible" que ha tenido hasta el momento y distraer la mente de los problemas de la vida.

Sorprendiéndose al ver que en vez de estar arreglado como se lo ordenó a alguno de sus sirvientes, estaba totalmente desordenado debido a que sus prendas, adornos y demás pertenencias están tiradas por todas partes.

-¡¿QUIÉN FUE EL DESGRACIADO QUE SE ATREVIÓ A DEJAR MI CUARTO HECHO UNA MIER...?!

Tuvo que morderse la lengua cuando descubrió que su padre estaba esculcando en su closet tirando todo lo que se hallaba en su interior.

-¿Papá? ¡¿Qué estás haciendo?!- reclamó al ver como se agachó para ahora a revisar lo que había debajo de su cama.

-El regalo, ¿Dónde está el regalo de cumpleaños que te di?- lo tomó de los hombros para verlo con severidad.

-¿Eh? ¿De qué estás hablando? ¡¿Me mandaste un regalo sorpresa?!- su mente egoísta de niño malcriado creyó que le había dedicado un obsequio de lo más extravagante.

-¡Un muñeco de madera! El Cazador- elevó la voz para que no dijese más tonterías.

-¿Tú me regalaste esa porquería? ¡Cielos, papá! Yo también te quiero- de inmediato se ofendió y le dio la espalda cruzándose de brazos.

-¡¿EN DÓNDE ESTÁ?!

Ya furioso por tal altanería, lo agarró ahora de las solapas de su fino abrigo acercando su cara a la suya y lo viera directamente a los ojos diciéndole que hablaba totalmente en serio.

-Eh-eh no lo sé. Creo que lo a-arrojé con el resto de la basura- se encogió de hombros.

-¿Basura? ¡¿BASURA?!- lo soltó para llevarse las manos a las sienes no pudiendo creer lo que acaba de escuchar -¡El Cazador es el símbolo de nuestra familia! ¡DE NUESTRO PASADO!

-¡Ya, ya! No pasa nada, te compraré otro- no le dio la más mínima importancia a eso e hizo un ademan con la mano para ir a sentarse ante la gran TV.

-¡No hay ningún otro! ¿No te das cuenta?- lo regañó molesto por tal falta de respeto a algo que se supone debe ser una reliquia familiar.

-No, claro que no... solo te preocupas por ti mismo y en nadie más.

Suspiró decepcionado al ver como prendió la consola de videojuegos y retomar la partida del día anterior olvidando fácilmente la grave falta que hizo creyendo que no habrá consecuencias.

-He intentado contarte esta historia tantas veces, pero nunca me escuchas...

Se quitó las gafas para sobarse los ojos, dándose cuenta muy tarde la mala crianza que le ha dado al no haber logrado inculcarle, aunque sea, los más básicos valores morales para ser una persona de bien y más aún si en un futuro tendrá la responsabilidad que es una gran compañía de juguetes.

-Lástima, porque es una gran historia- Alarcón volvió a dirigirse al público -retrocedamos un poco en el Mar del Tiempo.

Agarró la pantalla e hizo que girase rápidamente en el sentido opuesto a las manecillas del reloj para que al detenerse diese vistazo a un taller de carpintería del Siglo XIX.

-El Cazador ha estado en la Familia McCann durante 150 años, creado por las habilidosas manos del tátara tatarabuelo de Chandler: Antonio.

Miró como un hombre con rasgos parecidos a los del malcriado y su padre tallaba a mano un trozo de madera con la pericia y detalle que Clyde reconoció dándole la forma deseada mientras chiflaba una alegre canción.

-Antonio McCann estaba muy orgulloso de su trabajo y amaba cada juguete que hacía, pero el Cazador era su pieza más querida.

El juguetero apenas puso en el exhibidor al recién terminado muñeco de madera, enseguida llamó la atención tanto de niños como de adultos que pasaban cerca de su taller.

-Era tan hermoso y tan perfecto en cada detalle, que el talento de Antonio se hizo conocido en todas partes, y más pronto que tarde, multitudes de clientes llenaron su pequeña tienda.

Se echó a un lado para darle permiso a una horda de niños revoltosos que entraron al sitio peleándose entre sí para quedarse con los juguetes de madera.

-Y muchos coleccionistas adultos querían comprar al Cazador llegando a ofrecer enormes sumas, pero él no quería separarse de su más grande y amada creación.

Con el pulgar señaló a un acaudalado hombre ofreciéndole grandes sumas de dinero, e incluso joyas hermosas, a Antonio que rechazaba cada una de esas ofertas.

-Hasta se decía que hablaba con él, como si estuviera vivo.

Ahora vio como Antonio al tallar más madera para crear nuevos juguetes charlaba con el Cazador contándole diferentes anécdotas mientras reía igual a como lo haría alguien con un amigo de toda la vida al que le confiaría sus más íntimos secretos.

-Algunas personas lo tachaban de loco.

Con la cabeza señaló a unas personas que desde la ventana de exhibición le hacían burla y mofa al carpintero, pero el antepasado de Chandler les hacía nulo caso y continuaba charlando con su obra maestra soltando más carcajadas.

-Y aun así, su negocio prosperó.

Ahora hizo que la pantalla girarse en torno a las manecillas del reloj avanzando un poco en el tiempo y mostrar a un ya anciano Antonio que usaba un bastón para ir a su juguetería, que ya no era pequeña y modesta, sino que había crecido volviéndose una gran fábrica cargando consigo la invaluable figura de madera.

-Poco antes de morir, le dio a su hijo un regalo muy especial junto con unas palabras de recomendación que deberán pasar de generación en generación.

Con pena vio al viejo carpintero postrado en una cama en su lecho de muerte teniendo la compañía de su heredero que, obviamente, lloraba por su pérdida.

-Toma, hijo. Es tuyo...- con manos temblorosas le entregó el juguete de madera -cuídalo bien... y él te cuidará bien a ti...

Fueron sus últimas palabras antes de cerrar los ojos para entregarse al descanso eterno, sonriendo al saber que su legado seguirá vivo por mucho tiempo más.

-El hijo de Antonio al crecer trajo al Cazador al Nuevo Mundo, y bajo su atenta supervisión, la fábrica de juguetes creció junto con la fortuna de la familia McCann.

Veía como unos trabajadores alzaban los cimientos de lo que sería la compañía EL CAZADOR en la ciudad de Royal Woods que justamente es supervisada por un entusiasmado hijo de Antonio que sostenía la figura tallada que desde esos tiempos ya era un espectador silencioso.

-El Cazador pasó de una generación a otra.

Con otro salto de tiempo ahora se mostró a un joven padre de Chandler cuando recibió la batuta también sujetando con orgullo el juguete parado ante la que sería la actual y modernizada compañía apreciando como un helicóptero colocaba en el techo una gran C atravesada con una flecha; el símbolo de toda una estirpe de jugueteros.

-... y si no lo cuidas, serás víctima de la peor de las maldiciones.

Finalizó el relato otra vez de pie ante la mansión que lentamente era rodeaba por esa intensa neblina, casi pareciendo que estaba en las manos de un monstruo creado por la oscuridad de la noche que cerraba sus filosas garras sobre ella.

-Aunque estoy pensando, que lo que realmente el viejo Antonio quiso decir era: cuídalo bien, o verás.

Señaló a Chandler y su padre que se hallaban ante el contenedor de basura que era examinado por el segundo con una linterna.

-¡Tenemos que encontrarlo ya!- traspiraba desesperado como nunca antes lo ha estado.

-Estará enterrado en algún lugar del basurero en este momento- a su hijo le seguía importando muy poco la gravedad de la situación.

-¡Y es ahí donde pronto viviremos si no encontramos al Cazador!- lo señaló acusadoramente.

-Estás exagerando, papá. Tranquilízate- cuando hizo otro ademan con la mano derecha, él se la sujetó con bastedad dedicándole una mirada con la que le decía que no tentara a su suerte.

Sin mediar más palabras lo jaló a rastras para meterlo de un empujón a su limusina y conducirla por sí mismo lo más rápido posible rumbo al basurero de Royal Woods.

-¡Debe estar aquí, en alguna parte!- lo siguió jalando mientras caminaban sobre una montaña de basura teniendo a sus espaldas una gran Luna Llena que iluminaba el para nada armonioso y pulcro paisaje.

-¡PERO QUE ASCO!- el irrespetuoso se llevó una mano a la boca apenas aguantándose las ganas de vomitar -¡¿Qué no tenemos a James y demás sirvientes para que hagan el trabajo sucio?!

-¡NO!- gritó tomándolo otra vez de las solapas -ahora aprenderás algo sobre la responsabilidad y que cada mala acción tiene sus consecuencias, ¡¿Comprendido?!

Lo soltó haciendo que cayera sentado sobre una bolsa de basura que desparramó su contenido y no dudo en meter las manos entre la porquería empezando a escarbar.

Sus mejillas otra vez se inflaron de color verde, pero sin más opciones sabiendo que no está en posición de discutirle a su progenitor, puso de su parte tomando con la punta de sus dedos una cáscara de plátano para tirarla a un lado.

Sin dudas será la noche más larga y asquerosa de su joven vida de caprichos.

(...)

-Dicen que todo parece más oscuro justo antes del amanecer.

A la mañana siguiente, Luis Carlos veía divertido como un completamente sucio Señor McCann seguía removiendo todo desperdicio que tenía en frente, manchado de tantos tipos de mugres, que significaba que revisó de arriba abajo el basurero de la ciudad sin detenerse ni una sola vez a descansar.

-No sé por cuánto más pueda resistir...- alegaba un también encochinado Chandler cuyo tono pálido era a su vez indicio de que tampoco ha repuesto fuerza y que vomitó más de una vez.

-Pero la vida finalmente estaba comenzando a ser más luminosa... para Clyde, por supuesto.

Enfocó su atención en el local de Flip, viendo al viejo malandro usar justamente como tope de puerta la figura de metal que le quitó al moreno para trancar la entrada para luego soltar un enorme bostezo mientras se rascaba el trasero echándose una flatulencia y cerca suyo estaba el joven afro que, como de costumbre, trapeaba el piso siendo otra vez observado por la figura.

Tan seguro de que este sería un día como cualquier otro, que no se dio cuenta de que una mujer acaudalada estacionó su lujoso mercedes afuera del establecimiento para echar gasolina.

-Espero que no pongan muchas molestias cuando llegue tarde a esa reunión.

Iba a hacer una llamada por su celular, pero su boca se abrió levemente por lo que vio:

La escultura de metal que servía para trancar la puerta.

-Oh cielos... ¡Pero que belleza!- juntó sus manos teniendo un brillo de fascinación en sus ojos.

Flip leía sin ganas el periódico teniendo sus sucios pies apoyados en el mostrador, cerca de dónde ofrecía sus nachos con queso, pero hizo una mueca de desagrado cuando su puerta se cerró haciendo ese estruendoso sonido.

-¡Oiga, señora! ¡¿Qué rayos le pasa?!- reclamó a esa tipa que sostenía con ambas manos la figura.

-Es maravilloso, ¡Tengo que tenerlo! ¿Cuánto pide por él?

-Si quiere un tope de puerta, ¡Búsquese otro que ese ya tiene dueño!

-No es ningún tope de puerta- contradijo Clyde, ya muy molesto de que denigre así su trabajo.

-Claro que no lo es, ¡Esto es una extraordinaria obra de arte!- la mujer seguía viendo maravillada los trozos de metal soldado que sujetaba.

-¡¿De veras lo cree?!- el enojo del pelinegro se mitigó por tal halago.

-¡JAJAJAJA! ¡Tiene que estar bromeando!- pero para Flip, esas eran puras tonterías.

-Jordán Rosato nunca bromea sobre el arte- ella se sintió ofendida y extendió una tarjeta de identificación en la que dice ser toda una autoridad en ese campo.

-¿Sí? Pues yo no sé mucho sobre el arte, pero distingo un buen tope de puerta cuando lo veo- con tosquedad le quitó la metálica obra y fue a dejarla en la puerta.

-¿Me permite, señorita?- opuesto a él, Clyde tomó con la prudencia su tarjeta -¿Galería de Arte Rosato? ¿Usted es la propietaria?- los ojos casi rompen sus gafas por cómo se le abrieron.

-Tengo cierta facilidad para descubrir nuevos talentos- afirmó con tono presuntuoso.

-¡Lo sé, lo sé! Usted tiene la galería de arte más grande de la ciudad- él sentía estar en presencia de una divinidad y estaba que se moría de la emoción.

-Y supongo que no sabes quién creó esa hermosa obra de parte, ¿O sí, jovencito?

-¡Clyde McBride! A sus servicios- estrujó su mano derecha al presentarse -especialista en trapear, barrer, lavar y convertir cualquier trozo de metal en el más bello tipo de arte moderno.

Flip ya no entendía que era lo que ocurría y se rascó la sien derecha.

-¿Esto es uno de esos programas de "la cámara escondida"? ¿Dónde está la cámara?- miró en todas direcciones, hasta por debajo de sus mostradores.

Ninguno se dio cuenta de que el juguete de madera estuvo al pendiente de todo lo que ocurría, y asombrosamente, la sonrisa que el viejo Antonio le había tallado en su cara parece que se hizo más grande por la felicidad que le daba ver como la vida de Clyde parecía cambiar para bien.

(...)

-Ay... ay... no puedo creer que esté así de inmundo por un estúpido muñeco de madera...

De vuelta en el basurero, Chandler se pasaba las manos por su chaleco intentando limpiarse la mugre solo ensuciándose todavía más.

-Es inútil...- a sus espaldas pasó su padre que sollozaba al haberse dado por vencido.

-¡Es lo que te estuve diciendo toda la noche!- siguió teniendo el descaro de reclamarle.

-Estamos perdidos... ¡PERDIDOS!- siguió caminando ahora tapándose la cara con ambas manos.

Ya sea por el grave estado de Shock emocional o por querer darle un buen escarmiento, no esperó a que se subiera a su limusina cuando la encendió para largarse del basurero.

-¡OYE! ¡¿QUÉ ESTÁS HACIENDO?! ¡¿QUÉ HAY DE MÍ?!- corrió tras él para alcanzarlo, pero solo se tragó el polvo que las llantas levantaron y que le hicieron toser.

-Si no fuese mi padre, ¡YA LO HUBIESE DESPEDIDO!

No teniendo de otra, y luego de apartar a unas moscas que volaban alrededor de su cabeza, inició con el largo recorrido a su mansión humillado como nunca antes lo ha estado.

-Si tan solo ese pendejo supiera lo que le espera- Alarcón volvía a estar al pendiente y reía por verlo así de humillado.

Caminando siendo seguido por unas moscas que trataba de apartar, Chandler maldecía en su mente la figura del Cazador. ¿Cómo era posible que un simple juguete antiguo le trajera tantos problemas?

Detuvo su andar y sus pensamientos cuando su estómago comenzó a rugir y se llevó las manos ahí recordando que no ha desayunado.

-Que hambre tengo... ¿En dónde diablos está James para que traiga un...?

Un auto al pasar a su lado hizo que el agua de un charco le salpicase ensuciándolo más de lo que ya estaba.

-¡PERO QUÉ ASCO! ¡FÍJATE POR DÓNDE VAS, IMBÉCIL!- le gritó al chofer agitando el puño.

El abdomen le volvió gruñir y miró en todas direcciones buscando un lugar en dónde comer.

Siendo un restaurante fino lo que llamó su atención y se relamiese los labios cuando a través de una ventana vio a los comensales disfrutar de sus alimentos.

-Espero que tengan algo que me quite esta hambre- volvió a apartar las moscas que giraban alrededor de su cabeza y se dirigió a ese sitio.

-Deme una mesa, ¡Rápido!- exigió al recibidor como si de un sirviente se tratase.

Quién lo vio enarcando una ceja dedicándole la misma expresión déspota que tantas veces él le ha dado a otras personas.

-¿Y puedo preguntarle al joven si tiene dinero para pagar nuestros suculentos alimentos?- creyó que se trataba de un simple malviviente de la calle.

-¿Qué si tengo dinero? ¡¿QUÉ NO SABE QUIÉN SOY YO?!- fue un gravísimo insulto -¡Yo soy Chandler McCann, heredero de la fortuna McCann y de la compañía de juguetes EL CAZADOR! Así que deme una mesa ya ¡O HARÉ QUE LO DESPIDAN!

-¿Puede demostrarlo?- no se dejó intimidar y le exigió una identificación.

-¡CLARO QUE PUEDO! Ahora mismo haré que me pida perdón de rodillas para que aprenda a nunca volver a dudar de...

Metió la mano al bolsillo para tomar su billetera y mostrarle su carnet de identidad, pero se llevó la desagradable sorpresa de no encontrarla debido a que la noche anterior cuando su papá le obligó a ir al basurero no le dio tiempo de llevarla consigo.

-Eh... ¿Me presta un teléfono para hacer una llamada?- sonrió con nerviosismo.

-¡LARGO DE AQUÍ, VAGO MISERABLE!

El recibidor no iba a tolerar más tonterías y lo saco del sitio al darle una literal patada en el trasero.

-Maldito desgraciado... ya verás lo que te espera cuando mi padre se entere- hizo muecas de dolor sobándose la retaguardia y se dispuso a seguir su camino.

-¿Pero qué estoy haciendo? ¡¿Por qué estoy caminando como un pobre vago?! Solo debo ordenarle a un taxi que me lleve a mi mansión y problema resuelto.

Se paró en una esquina y extendió una mano dando por hecho de que un taxi se detendría, pero ya sea por su actual apariencia sucia o por un motivo ajeno a su persona, ninguno se detenía y pasaba de largo.

-¡¿Qué diablos le pasa a estos imbéciles?! ¡¿NO SABEN RECONOCER A UN CLIENTE DE ALTO VALOR CUANDO LO TIENEN EN FRENTE?!

Luego de quejarse, fue salpicado de agua sucia por otro vehículo.

-¿Por qué esta pesadilla me está pasando...?- de nuevo se sacudió la suciedad.

Vio a unas personas en una parada de autobús. Su ego del tamaño de una montaña le impidió ir a juntarse así con "la chusma" y rebajarse a su nivel, pero en su actual situación en dónde está muy hambriento y no tiene ni en dónde caer muerto, no había espacio para ser quisquilloso y mucho menos exigente.

Resopló y se juntó con esa gente que no disimuló la mueca de asco que les daba su desagradable olor y algunos incluso se alejaron corriendo para ir a vomitar por ahí.

Cosa que no solo lo molestaba más de lo que ya estaba, sino que se sintiese rechazado y experimentase una pizca de lo que le ha generado a aquellos que ha tratado como leprosos.

Una vez el autobús llegó, las personas que seguían con él se apresuraron para abordarlo dejándolo a lo último y que se sintiese de nuevo ofendido por ser relegado así.

-¡Oye, chico! ¿No piensas pagar el pasaje?- le reclamó el chofer cuando tomó asiento.

-¿Pagar el pasaje? Eh... ¿No le puedo dejar un "pagaré"?- sonrió apenado como en el restaurante.

-¡FUERA DE MI AUTOBÚS!- ganándose otro puntapié en la retaguardia cayendo sentado al pavimento.

-Infeliz... tengo tu placa, ¡YA VERÁS LO QUE TE PASARÁ CUANDO LLEGUE A MI MANSIÓN!- también lo amenazó agitando el puño derecho y sobándose atrás con la mano izquierda.

Gruñendo resignado, tuvo que tomar la decisión de regresar a su hogar volviendo a refunfuñar, siendo tanta su molestia, que no se puso a reflexionar como las personas menos afortunadas que él deben saber arreglárselas para sobrevivir el día a día sin tener ropa limpia, desayunar y menos dinero para el transporte para ir a dónde desee.

-Y eso que esto es solo la punta del iceberg- Luis volvió a presenciar todo eso, comiendo en el mismo restaurante del que lo echaron, y cortó su bistec para comérselo.

(...)

Luego de caminar lo que nunca antes ha caminado, Chandler estaba llegando a su mansión y se detuvo al apoyar las manos en las rodillas para recuperar el aliento.

Notando lo raro que era qué a pesar de ser de día, todavía persistía esa intensa neblina que le impedía ver bien el camino hacia su lujosa e inmerecida residencia, pero negó con la cabeza restándole importancia y siguió avanzando.

-Primero una larga ducha caliente, luego un baño de burbujas, un refrescante Té helado y... ¡AUCH!

Se tropezó con unas largas raíces que le hicieron caer de cara al suelo.

-¿Qué diablos...? Ese inútil del jardinero. Que alguien me recuerde despedirlo también.

Cuando se incorporó, perdió el aliento cuando al ver la que se supone debe ser su bella mansión, ahora estaba completamente deteriorada, como si llevase años abandonada y a punto de sucumbir por su propio peso siendo rodeaba no solo por la neblina, sino también por una intensa maleza.

-¿Pero qué carajos...?- al pararse, de inmediato se abrazó a sí mismo al ser golpeado por una fría brisa que le hizo estremecerse de la cabeza a los pies.

De repente, algo que se movía a gran velocidad le rozó la oreja derecha arrancándole un diminuto trozo haciendo que soltase un grito y diese un brinco en su lugar.

Se volteó por instinto mirando en todas direcciones traspirando y retrocediendo unos pasos, hasta ver que en un árbol se incrustó aquello que casi dio contra su cabeza.

Una flecha igual a la que usarían los arqueros de tiempos medievales.

-¿De dónde salió esta co...?

Cuando la iba a tomar, otra flecha dio justamente contra ella partiéndola por la mitad haciendo que retrocediese de la impresión y volviera a gritar.

Al girarse ahora sí pudo apreciar entre la bruma a una figura que se movía con gran habilidad corriendo de árbol en árbol usando a estos como una cobertura para reducir la distancia que los separaba arrimándose ligeramente para verlo.

Inicialmente no sabía de quién podría tratarse, pero cuando estuvo lo suficientemente cerca, sus ojos se abrieron de par en par al ver que se trataba de alguien que usaba prendas que también serían usadas por un arquero de tiempos antiguos.

Qué al tenerlo a tiro, le apuntó con un arco y otra flecha manteniendo cerrado el ojo derecho.

Apenas pudo reaccionar para agacharse y evitar que ese proyectil diese contra su frente, e ignorando el cansancio, comenzó a correr por su vida gritando sintiendo como otra flecha ahora le rozó el hombro izquierdo.

-¡ESTO NO PUEDE ESTAR PASÁNDOME! ¡DEBE SER UNA PESADILLA!

Empezó a llorar del terror y desesperación y apenas pudo reaccionar a tiempo para dar un brinco sobre un tronco caído tropezándose y seguir corriendo en la penumbra hasta que su cuerpo le pidió descanso al estar llegando a sus límites obligándole a esconderse atrás de un árbol.

Los potentes latidos de su corazón, el estremecimiento de su cuerpo y agitada respiración no le hubiesen permitido escuchar bien lo que sucediese a su alrededor en cualquier otro lugar, pero con el sepulcral silencio de la niebla, hasta el sonido de un alfiler podría apreciarse.

Dudoso, se asomó ligeramente al oír los pasos de esa persona acercándose viendo como a diferencia suya logró saltar con agilidad ese tronco no habiéndole perdido el rastro aterrándose de nuevo al apreciar mejor su apariencia, porque es como si esa figura hubiese aumentado a la estatura de un humano dejando de ser madera tallada.

Enseguida se retrajo y apoyó la espalda contra la corteza de su escondite llevándose ambas manos a la boca cuando apreció como el Cazador empezó a mirar pausadamente para localizarlo, teniendo lista otra flecha contra la cuerda del arco para acabar con su vida.

Pero cuando escuchó como sus pasos se alejaban pudo permitirse suspirar aliviado.

-Oh Dios... no sé cómo está ocurriendo toda esta locura, pero le diré a papá que de ahora en adelante me asigne a los mejores guardaespaldas para que siempre me estén cu...

Dejó de hablar al sentir como algo se frotaba contra sus tobillos y al mirarse los pies fue invadido de nuevo por el máximo terror debido a que las raíces del árbol en el que se escudó surgieron del suelo comportándose como serpientes que lentamente se enroscaban en sus piernas.

Volvió a gritar con todas sus fuerzas cuando todo su cuerpo fue apresado por esas raíces que apresaron por completo su cuerpo solo dejando libre su cabeza para que sintiese como todo su ser era estrujado por completo, como el aire se escapaba de sus pulmones ya no pudiendo articular palabra alguna y como sus huesos se estaban triturando lentamente.

-"¡ESTOY ALUCINANDO, ESTOY ALUCINANDO!"- lo único que podía hacer aparte de estremecerse era gritar en su mente no siendo capaz de ni siquiera intentar liberarse.

-¡MUCHACHO TONTO! ¡ERES LA VERGÜENZA DE LA FAMILIA!

Una voz de ultratumba resonó en la tundra y las raíces que lo apresaron lo elevaron en el aire poniéndolo de cabeza a medida que el árbol que usó como cobertura se desquebrajaba.

El tronco, las raíces, las ramas y las hojas generaban el sonido de madera rompiéndose cuando en conjunto tomaron una grotesca forma humanoide de al menos diez metros estatura.

-¡Cuida bien al Cazador y el cuidará bien de ti! ¡ESAS FUERON MIS ÚLTIMAS PALABRAS Y NO LAS RESPETASTE!

Hablaba con el mismo tono europeo del viejo Antonio, pero distorsionado de forma monstruosa, y acercó al joven a su horrible cara compuesta por raíces entrelazadas que poseen incandescentes ojos rojos como llamas causando que la sangre que se le había acumulado en la cabeza se bajase teniendo un pálido rostro en su rostro.

-¡ENCUÉNTRALO Y TRÁELO DE NUEVO CONMIGO!- amenazó con darle un golpe con su puño derecho que tenía grandes astillas que parecían puñales.

-¡O SUFRIRÁS EL PEOR DE LOS DESTINOS!

Lo alejó de sí ahora pareciendo que sostiene un pequeño animal que fue cazado y no tuviese forma de huir de la mira del Cazador que ya había llegado hasta su posición y no se demoró en volver a apuntarle con el arco y flecha.

-No... no por favor...- pudo articular difícilmente unas cuantas palabras y sus lágrimas ya no escurrían por sus mejillas, sino por su frente por estar todavía colgado de cabeza.

Y en sus ojos se reflejó la punta de esa flecha cuando fue disparada acercándosele a toda velocidad para incrustarse contra su frente.

-¡NOOOO!- gritó con todas sus fuerzas agitando las manos incorporándose.

No se hallaba en el jardín delantero de su mansión ni en medio de una neblina, sino tendido en un estacionamiento aún manchado con las diferentes suciedades que se ganó cuando estuvo en el basurero con su padre.

-Santo Dios... debo encontrar rápido ese maldito muñeco de madera, pero, ¡¿Dónde estará?!

Comenzó a golpearse los costados de la cabeza por no saber por dónde empezar, porque esa figura podría ahora mismo estar reducida a cenizas o hallarse en cualquier lugar de la ciudad y no le alcanzaría toda la vida y sus recursos de millonario para encontrarla.

O eso creía, porque resultó ser que se hallaba muy cerca del establecimiento de Flip y cuando se levantó pudo ver a Clyde charlando con Jordán y como la figura del Cazador estaba postrada sobre la misma silla del día anterior otra vez actuando como un silencioso espectador.

No había espacio para delicadezas o idioteces de niño mimado, ¡Era hora de actuar!

-Clyde, sin dudas tú tienes un Don. Se nota que le pones el alma a tus creaciones- la mujer admiraba las diferentes esculturas de metal que él ha creado.

Llenándolo de una satisfacción y alegría que jamás ha sentido porque nadie ha considerado que las obras que crea con trozos de metal desechable es arte digno de glorificación.

-¿Lo dice en serio, Señorita Rosato?- creía que estaba metido en un sueño irreal.

-¡UFF! Me ofendes con esa pregunta. Siempre hablo en serio en lo que se refiera al arte- miró minuciosamente la escultura que representaba la lucha del Bien contra el Mal.

-¿Escuchaste eso, amigo?- tomó la figura de madera -¡Al fin alguien reconoce que tengo un Don!

-¡Presta para acá!- pero Chandler se la arrebató de las manos apartándolo de un empujón -¡Es mío!

-¿Qué? ¡NI HABLAR! ¡Yo lo encontré!- lo tomó y jaló para recuperarlo.

-¡Solo porque lo tiré a la basura! ¡ASÍ QUE QUÍTALE TUS INMUNDAS MANOS DE ENCIMA!

Se inicio un forcejeo que amenazaba con romper el viejo juguete, pobreza y experiencia de la vida que aprecia el arte contra lujos y comodidades dadas en Bandeja de Plata que solo piensa en su propio bienestar compitiendo por algo que definirá el futuro de quién se quede con él.

El moreno consiguió la ventaja y le arrebató la figura manteniéndola en lo alto con la mano derecha mientras que con la izquierda empujaba la cara del castaño para alejarlo y no la pudiera alcanzar por más que extendía hacia adelante los brazos.

-¡CLYDE! ¡¿QUÉ RAYOS ESTÁ PASANDO AQUÍ?!- quiso saber Flip al escuchar su riña.

Lo que bastó para distraer a Clyde lo suficiente para que Chandler lo tirase de un puñetazo al estómago y se lastimase una rodilla al caer en una de sus esculturas.

-¡LA TENGO POR FIN!- sonriendo victorioso emprendió la retirada con el juguete.

-¡REGRESA AQUÍ CON MI AMIGO!- cojeando por culpa de su rodilla herida fue tras él ignorando que Flip se rascó la cabeza no entendiendo nada de nada.

-Ah... los artistas tienen vidas tan dramáticas- suspiró ilusionada Jordán siguiendo admirando los trabajos del joven escultor.

Sin detenerse para recuperar el aliento, Chandler otra vez corría lo más rápido que podía guiándose únicamente por su sentido de orientación rumbo a dónde cree que está su hogar.

Pasando por el agujero de una vieja cerca de madera para adentrarse a un terreno algo rústico y abandonado en dónde había algunos viejos vehículos abandonados y diferentes tipos de basura.

Un sitio que lentamente fue apoderado por la neblina que antes rodeó su propiedad.

-Rayos... ¿De dónde salió esta niebla?- Clyde se detuvo luego de pasar por esa reja intentando localizarlo mientras cojeaba.

A medida que se adentraba en el sombrío y cada vez más oscuro paisaje, Chandler mermaba su paso por culpa del agotamiento pareciendo que en cualquier momento se desmayaría.

Volviendo a tropezarse con una raíz que le hizo caer de bruces y soltase la figura de madera que rodó por una pequeña pendiente.

-¿Cuándo despertaré de esta pesadilla...?- sobándose la cara se puso de pie -¿El muñeco? ¡¿Dónde está?!- tuvo que agacharse tentando el terreno.

Se tensó al oír algo cerca suyo y se llevó las manos al pecho al pararse de nuevo temiendo que de nuevo fuese ese arquero acechándolo, pero lo único que podía apreciar entre la penumbra de quién podría tratarse ahora.

Siendo el ruido de trozos de metal removiéndose lo que le hizo girarse lentamente temblando como lo hizo antes expulsando más lágrimas.

Abriendo lo más que pudo la boca al ver como una amorfa masa compuesta por la chatarra de la basura y vehículos abandonados de ese sitio se alzaba a por lo menos veinte metros de altura.

-¡NO ERES DIGNO DE LLEVAR EL APELLIDO MCCANN!

Esa abominación tomó forma humanoide hablando de nuevo con la voz de su tátara tatarabuelo que expulsó de su boca aceite y demás fluidos mecánicos teniendo como ojos unos faroles rojos desquebrajados.

-¡EL FUTURO DE NUESTRO LINAJE NO PUEDE ESTAR EN MANOS DE UN SER DESPRECIABLE COMO TÚ!- alzó la mano derecha, que tiene incorporada un viejo automóvil, para aplastarlo.

-¡DIOS SANTO!

Apenas tuvo tiempo para reaccionar y saltar a un lado evitando esa agresión que creó un violento temblor y que ese carro terminase por hacerse pedazos.

Impulsado otra vez por la adrenalina, corría tapándose la cabeza con ambas manos soltando más alaridos y lágrimas.

Que se potenciaron cuando a su alrededor se alzaron pilas de chatarra del tamaño de una persona que tomaron la apariencia del Cazador volviendo a apuntarle con arco y flecha.

Apenas podía evitar ser atravesado por esos proyectiles que lo volvían a rozar no solo rasgando sus elegantes y sucias prendas, sino que le dejaban heridas de pequeños cortes que sangraban creando una línea roja en el suelo en el camino que trazaba.

No pudiendo avanzar cuando chocó de frente contra un enorme trozo de metal que no pudo divisar a tiempo debido a la neblina que le hizo caer sentado.

Luego de sobarse la cara vio que ese objeto se trataba de una gran C atravesada por una flecha, el símbolo de su linaje, que está todo oxidado y con marcas de todo tipo de daño y desgaste.

-¡POR ESO DEBES SER DESTRUIDO!

Gritó el espíritu vengativo de su ancestro para que unas también oxidadas cadenas emergieran de la niebla y lo apresaran.

Pero no envolviendo por completo su cuerpo como lo hicieron esas raíces, sino sus piernas y brazos jalándoselos casi al punto de arrancárselos aumentando la potencia de sus gritos.

Y no tuviera forma de salvarse cuando ese montón de Cazadores creados de chatarra le apuntaron tensando sus arcos para acabar con su infortunio.

-¡NO, NO, NO! ¡AUXILIO! ¡QUE ALGUIEN ME AYUDE, POR FAVOR!

Imploraba ayuda retorciéndose en un inútil intento por liberarse, pero no había nadie cerca para socorrerlo y menos recibiría una segunda oportunidad para enmendar el grave error que cometió por el mal comportamiento y pésima actitud que ha desarrollado al creer que puede hacer lo que quiera sin ningún tipo de consecuencias.

¿O puede que sí? Porque Clyde no estaba muy lejos y pudo escuchar perfectamente sus gritos y aceleró el paso adentrándose con gran valor en la intensidad de la bruma.

También cayéndose al tropezar, pero en vez de ser con letales raíces o cadenas le dedicasen la peor de las muertes, se trataba justamente del juguete de madera.

-¡AMIGO!- enseguida lo tomó con todo cuidado -¿Estás bien? ¿Te hizo algo ese tonto?

Esa asombrosa muestra de afecto a un "objeto inanimado" equiparable a la que el viejo Antonio le tuvo cuando lo creó y trató como a un amigo, tuvo un inmediato efecto mágico porque la bruma desapareció por completo revelando que él se hallaba en el gran patio delantero de esa mansión.

-¿Ah? ¿Dónde estoy? ¿Cómo llegué aquí?- apegó la figura a su pecho mirando todo confundido.

-¡¿EH?!- Chandler no se hallaba lejos y se volvió a parar de dónde está tendido.

Un arbusto que estaba frente a la gran C dorada viendo como esta y su hogar estaban intactos al igual que su cuerpo que no tenía ninguna herida o tan siquiera un rasguño.

-Cielos Santos... ¿Qué locura es la que estoy viviendo...?- frotó su rostro con ambas manos estando manchado de sudor, sintiendo que realmente estaba perdiendo el juicio.

Deteniéndose al notar la presencia del moreno y del muñeco tallado que le ha hecho vivir tantos tormentos en tan poco tiempo.

-¡DAME ESO YA!- enseguida fue a tratar de quitárselo de nuevo.

-¡¿Otra vez tú?! ¡DÉJANNOS EN PAZ!- empezaron otro forcejeo.

Desde la comodidad de su cuarto, un todavía decaído Señor McCann revisaba los números y estadísticas de la compañía intentando encontrar alguna forma de salvarla y evitar terminar en la completa ruina mientras charlaba por el celular con uno de sus accionistas.

-¡¿Crees que no lo he hecho?! Ya revisé todas las facturas de inversión y todo está en orden. Lo único que podría hacer ahora es hacer una revaluación del producto y...

Paró la conversación cuando al pararse ante la ventana vio a su hijo pelear con Clyde para quedarse con la figura creada por su antepasado.

Lo que le obligó a salir corriendo de su habitación y bajar sin ningún tipo de cuidado las elegantes escaleras hacia el primer piso ante la vista desconcertante de James y de sus demás empleados no dando explicación alguna por querer recuperar enseguida lo que seguramente podrá salvarlo y a su compañía familiar de la perdición total.

-¡YA TE DIJE QUE ESTO ES MÍO, INMUNDA RATA DE ALCANTARILLA!- esta vez el odioso castaño ganó la riña y sostuvo triunfal la figura cuando logró tirar de otro puñetazo al joven de gafas.

-¡EL CAZADOR! ¡LO CONSEGUSTE, HIJO!- sonrió con una alegría que no le cabía en la cara.

Su grito causó el mismo efecto que el de Flip distrayendo a Chandler lo suficiente para que Clyde le arrebatase la figura y también lo tirase de un golpe.

-¡Tú no mereces esta invaluable obra de arte!- lo volvió apegar a su cuerpo.

La primera reacción del Seño McCann fue fruncir el ceño furioso y estuvo a punto de llamar a su personal de seguridad para que echaran al morocho por querer apoderarse de esa reliquia familiar que es el pilar principal de su compañía.

Pero como aún tenía encendido su celular, la voz del otro lado de la línea le hizo llevárselo al oído.

-"¡Howard, no vas a creerlo! ¡TODO FUE UN MALENTENDIDO! La Robotsfera es en verdad el juguete más vendido de la compañía, ¡Tendremos el doble de las ganancias que predijimos!"

-¿Cómo dices? ¡¿ES EN SERIO?!- esa noticia volvió a llegarlo de desmedida felicidad.

No entendía como era posible eso, pero al volver a ver a Clyde que cuidaba tan protectoramente el juguete de madera, lo supo.

No sabe cómo explicarlo, y seguramente sus socios lo tacharían de loco si lo dijese en voz alta, pero ese joven afro que debe ganarse el pan de cada día con el sudor de su frente y que es un hábil artista en su elemento en combinación con la figura creada por el viejo Antonio es la clave que no solo evitará que termine viviendo en la calle, sino que asegurará un futuro prometedor para la compañía y su larga estirpe.

Y no volverá a cometer el error garrafal de dejar ese destino en las manos equivocadas.

(...)

-A partir de ese día, la compañía de juguetes "El Cazador" volvió a prosperar siendo más exitosa que nunca y la Robotsfera fue su producto más vendido- explicaba Luis Carlos cruzado de brazos y apoyado en una pared al lado de una juguetería.

En dónde había una maraña de clientes que se empujaban mutuamente haciendo una batalla campal para quedarse con el esférico juguete que se vendía como pan caliente y divertía a los niños afortunados cuyos padres lograron costeárselo como si en verdad fuese una linda mascota mientras corrían por las calles riendo supremamente felices (En contraste con los que no tenían el juguete y les deseaban Mal de Ojo)

-Se estarán preguntando: ¿Qué pasó con el pendejo de Chandler y el cuatro ojos de Clyde? Pues verán, resulta que...

Ahora se encontraba en la elegante sala principal de la Mansión McCann en dónde Howard colocaba ante un altar dedicado al viejo Antonio la figura del Cazador dentro de un elegante contenedor de cristal en dónde estará a salvo de cualquier peligro.

-No podría haber salvado la compañía sin ti, hijo- fue a darle un abrazo... a Clyde.

-De nada, fue un placer... papá- quién gustoso le permitió darle esa muestra de afecto.

-Así es, por más increíble que parezca, Howard adoptó a Clyde como hijo- el colombiano río enternecido por la escena -no solo como muestra de agradecimiento o retribución por haber salvado la compañía de su familia, sino porque en el fondo supo que ésta estará en buenas manos una vez que se retire y la lleve a nuevos horizontes; especialmente si tiene el patrocinio de una gigante en el mundo del arte como lo es Jordán Rosato.

Con la cabeza señaló el adorno principal del jardín delantero, ya no siendo una C atravesada por una flecha, sino por una figura que el moreno creó con trozos de metal dorado que representaba a un arquero tensando el arco apuntando hacia el camino correcto.

-¿Y Chandler? Aunque fue el principal causante de casi haber llevado la ruina la compañía, Howard no tuvo corazón para mandarlo a la porra y no lo reconociese como su hijo, por lo que, siguiendo los consejos de su nuevo hijo, decidió darle una lección al conseguirle un trabajo de medio tiempo para que aprenda a valorar la alegría de ganarse el pan de cada día.

Ahora se hallaba en el local de Flip comiendo una bolsa de papas fritas viendo como el castaño tenía puesto un delantal, guantes amarillos y un trapeador en mano limpiando el suelo.

-No puedo creer que me halla rebajado a esto...- nunca se había sentido tan humillado.

-¡Oye, niño mimado!- Flip le llamó la atención al darle un latigazo en el trasero con una toalla sacándole un pequeño grito.

-El retrete se volvió a tapar, ¡Ya sabes qué hacer!- le arrojó una bomba destapa caños.

Sin más opción fue a hacer lo pedido poniéndose tan verde como lo estuvo cuando buscaba la figura del Cazador en el basurero al ver el trabajo que le esperaba en el WC.

-Por favor... ¡QUE ALGUIEN ME SAQUE DE ESTA PESADILLA!

-Y eso que no ha visto el desorden que dejaron esos vagos en la parte de atrás del local- regocijándose de su infortunio, Luis continuó comiendo de sus papas.

Historia completada el 19/10/2024.

Y así es como finaliza esta historia de horror (Hago bola la bolsa de papas y la tiro a un lado para que la recoja el pendejo de Chandler)

Bien diferente a lo que seguramente muchos esperaron y que se aleja bastante de mi típico estilo de escribir terror, ¿No?

Pues si recuerdan, en las botas de autor del inicio dije que para este fic me baso en una vieja serie que me gustaba mucho, ¿Adivinaron cuál era? ¿O no? Pues se trata nada más y nada menos que... (Música de tambores)

¡LOS MISTERIOS DE MOVILLE! (Nadie dice nada y pasa una planta rodante por ahí) como lo supuse, nadie sabe de qué estoy hablando... pues para resumir, se trata de una caricatura del 2002 en la que generalmente tres chicos debían lidiar con asuntos paranormales que afectasen su pueblo, o en episodios en los que me basé para este fic, el protagonista principal, Mo, actuaba como narrador que contaba lo que le sucedía a los personas episódicos.

Era una buena caricatura que daban en el ya extinto Fox Kids y nunca me perdía ni un episodio antes de ir a dormir, por desgracia, es una de esas joyas de la animación que pocos recuerdan y por eso hice este fic con los personajes de TLH para homenajearla.

Y también para probar otro estilo diferente de horror, porque si también recuerdan, los anteriores fics de ese género que hice: "CAZADORA DE MONSTRUOS" en donde Lori se encarga de cazar a todo tipo de seres sobrenaturales para vengar a su familia y "TERROR ESPACIAL" en el que en un futuro muy lejano, Lisa, su familia y demás personajes de la serie deben lidiar contra Xenomorfos (Los Aliens con cabeza de... ya saben qué) que han invadido su nave espacial.

Son Pilotos que cualquiera puede continuar a su gusto, pero ahí mi forma de terror era mostrar escenas de muerte súper brutales no aptas para estómagos débiles, así que me quise distanciar de eso y probar el que hice en este cuento.

Sí, ajá, lo sé. No es el relato más escalofriante o aterrador de leer, pero era eso, o repetir la misma fórmula que ya he gastado antes.

¿Y saben qué más? Al principio quise usar la temática de "Juguete encantado que mata a todos sin que nadie se dé cuenta" estilo Chucky o Anabel basándome en otra serie que me gustaba y que tal vez si muchos recuerden: "ESCALOFRÍOS" basándome en uno de los capítulos en dónde aparece Slappy y que Luan sea la protagonista.

Pero me puse a pensar y dije: ¿Un muñeco diabólico que mata a los que lo rodean por algún motivo? ¡NO! Eso también está muy gastado.

Y aunque en cierto sentido aquí también hubo un "juguete maldito" en realidad el causante de todo lo malo fue el mariquita de Chandler que se creía la gran cosa y el héroe fue el cuatro ojos de Clyde. Pensé en poner a Lincoln como el protagonista, pero no todo el tiempo debe ser él el centro de atención y debo usar al resto de personajes de TLH al menos una sola vez en el papel protagónico, ¿No?

Por lo que siendo todo por el día de hoy, me despido deseándoles lo mejor y que estos pocos meses que le quedan al año lo aprovechen en lo que necesiten, pero no puedo irme sin antes dedicarles un...

¡BUUUU! (Grito fantasmal XD)

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