Extra 1 - El inicio del final

7 años después.

Una sonrisa llena de paz se mantenía en los labios de Kim Taehyung, mientras observaba la lápida de su madre y el precioso ramo de orquídeas que ese año le estaba llevando.

Se encontraba sentado sobre el césped: las palmas de sus manos lo sentían directamente y eso, por alguna razón, realmente era gratificante, casi como un abrazo maternal. 

Experimentar esa calma también era maravilloso. Después de tantos años, ese día ya no le hacía más daño y ahora solo lo recordaba con mucho respeto, honrando a la persona fantástica que su progenitora fue.

—Todos están bien —continuó contándole, después de un rato de silencio—. Hace un mes visitamos a Chulmoo y jugamos el día entero. Haru y Hayoon no lo dejaron en paz. Como lo vemos pocas veces al año, son muy intensos cada vez que lo tienen de frente. Siempre dicen cosas como: "Abuelo, llévame contigo la próxima vez" o "Amo los dulces extranjeros, ¿comprarás dulces para mí en tu siguiente viaje?"... Mi padre siempre se ríe cuando los regaño. Son los hermanos más hiperactivos del mundo, se parecen tanto a su padre que todos se sorprenden cuando se enteran de que son adoptados.

Taehyung se permitió un momento para levantar la vista y mirar al cielo, disfrutando de la sensación del verano anunciándose. Las nubes, después de una larga mañana gris, comenzaban a disiparse y el tiempo se estaba poniendo cálido, aunque el Sol no calentara del todo.

». Discutí con Jungkook otra vez —anunció también, enseriándose un poco, pero sin dejar de estar relajado—. Me hizo enojar tanto, que tuvo que dormir con los niños ese día. Es que es tan infantil, mamá. Jungkook es un niño, te lo juro y me hace querer...

—¿Otra vez hablando mal de mí frente a mi querida suegra, Taetae? —y ante aquel timbre de voz, el corazón de Taehyung se aceleró ferozmente: no por haber sido pillado, más bien porque, a pesar de los años y de la convivencia en la relación, el pecho enloquecido del castaño jamás había dejado de palpitar así por el ajeno—. Si ella supiera mi versión de la historia, estoy seguro de que estaría de mi lado.

—¿Por qué? —preguntó, viendo a su esposo sentarse detrás suyo para luego ser abrazado por la cintura, entretanto un dulce beso le era proporcionado en la mejilla—. Es mi mamá, no la tuya.

—¿Y no es Jeon Heeyon quien siempre está de tu parte, lindura? —la cuestión quedó en el aire y Jungkook sonrió satisfecho al ver que Taehyung no encontró palabras para refutar.

—Mamá, Jungkook quiere replicar nuestra luna de miel y dejar a mis hijos aquí —acusó, cual pequeño a punto de tener una rabieta.

—Una semana. Solo una semana, señora Kim. Ayúdeme a convencerlo.

—Jungkook...

—Amor, por favor... Antes de que vuelvas a enojarte, necesito que entiendas mi punto. Hemos trabajado y vivido como locos los últimos años. Entre tu clínica de rehabilitación física, los atletas que he estado entrenando y nuestros bebés, casi no hemos tenido tiempo para estar así de cerquita —explicó y su abrazo se hizo más fuerte alrededor de Taehyung, quien solo lo juzgó con la mirada, a pesar de no poder verlo bien por la posición.

—Dormimos juntos por si no lo recuerdas.

—No me basta —aseguró el menor.

—¿Y no podemos hacer un viaje en familia?, los cuatro juntos es divertido.

—Es divertido, tengo que aceptarlo. No obstante, ya hemos hecho muchos de esos y seguiremos planeándolos por el resto de nuestras vidas, Taetae... Lo que yo quiero es tiempo a solas con mi precioso bebito... Ya sabes, disfrutar nuestro matrimonio y descansar de todo.

—Nuestros niños no nos estorban.

—No es lo que quise decir, lo sabes.

Entonces, Taehyung soltó un suspiro—. Me aterra dejarlos. Nunca nos hemos separado, son muy pequeños todavía.

—Estoy seguro de que con siete años pueden ser lo suficientemente felices, por pocos días, en la casa de su abuela... ¿Recuerdas cuando los adoptamos?, tenían dos, en aquel tiempo eran extremadamente pequeños. Hayoon, mi pobre princesa, se enfermaba siempre y no podíamos bajarle la temperatura. Terminábamos llorando y Haru se nos unía porque se asustaba —como si hubiera sido ayer, la piel se les erizó del terror. Habían pasado momentos muy angustiantes en ese entonces, era imposible olvidar la sensación—. Entiendo a lo que te refieres y entiendo lo que sientes, pero ambos ya están en la escuela y son niños independientes: Hayoon no quiso que los acompañáramos a la entrada del colegio el segundo día del ciclo y Haru juró que iba a protegerla. Podemos organizarnos y hacerlo cuando Chulmoo regrese de su viaje. Lo invitamos a quedarse en la mansión de mamá y contratamos a la niñera para que se haga cargo de lo que los abuelos no puedan... No los estamos abandonando, no lo veas así, les hablaremos a toda hora y nos aseguraremos de que estén bien.

—No sé, amor —Taehyung meditaba.

—No hay presión, podemos pensarlo con más calma. En lo personal, simplemente, me entusiasma la idea de, por un momento, dejar de ser Jungkook papá, Jungkook hijo, Jungkook amigo, Jungkook atleta, Jungkook entrenador, Jungkook adulto y convertirme solo en Jungkook esposo... solo en Jungkook de Taehyung.

—Eso es lo más dulce que has dicho en semanas, amor —con el corazón derritiéndose cual mermelada de fresa, el castaño le sonrió en pequeñito—. Mamá, con tu permiso, voy a besar a mi marido. Discúlpanos un segundo.

Y dicho eso, se giró un poco, consiguiendo que la sonrisa de Jungkook diera con la suya y unificara la perfección de su agradable y compasivo sentir en un beso lindo y tranquilo, que solo intensificó las mariposas en el estómago que ambos tenían revoloteando, siempre sin detenerse.

Pero antes de que el agraciado ósculo tomara una ruta más íntima entre las dos bocas, el sonido de un celular arruinó la preciosa belleza de la escena, haciendo que ambos se separaran a regañadientes y que Taehyung contestara sin prestar real atención, al estar más interesado en la mueca de desacuerdo que Jungkook dibujó al recargar su frente contra su cabellera.

—Sí, soy yo... ¿Qué Hayoon hizo qué? —Jungkook lo supo de inmediato: su corto momento de paz y armonía había culminado—. Iré enseguida, gracias por informar.

—¿Mi niña está bien? —preguntó, sintiendo la angustia emerger.

—Golpeó a un compañerito —incrédulo, se levantó de entre los brazos de su esposo, ayudándolo a ponerse de pie a la par— y Haru se encargó de tirarle el almuerzo en la cara.

—Señor, perdona a mis diablillos, porque yo no puedo —balbuceó al cielo y Taehyung le dio un golpe en el hombro, girándose hacia la lápida de su madre.

—Me voy, mamá —informó, acariciando el mármol grisáceo—. Volveré en cuanto pueda. Te amo mucho, no lo olvides.

—¡Adiós, señora! —Jungkook logró despedirse, a pesar de que Taehyung comenzó a guiarlo con rapidez, camino a la salida del cementerio, a través de las diferentes esculturas representativas—. ¿Me llevas contigo al instituto, bebé? — le preguntó, conteniendo un poco la respiración.

—Mmh, debo pensarlo.

—¿Pensarlo?, se trata de nuestros hijos.

—Exacto. En este momento ellos necesitan un regaño, no una felicitación y tú siempre haces la segunda cosa.

—Son solo niños, Taehyung.

—Niños que crecerán como tiranos si no aprenden a diferenciar lo que está bien de lo que no.

Abruptamente, Jungkook detuvo su andar, provocando que Taehyung lo hiciera también y que sus extremidades entrelazadas se estiraran por la distancia.

Prontamente, el mayor se volvió sobre sus talones, buscando una respuesta ante las acciones del pelinegro, pensando en que recibiría un comentario que desencadenaría una discusión. Sin embargo, solo se encontró con una preciosa sonrisa llena de orgullo, que dejaba ver los perlados y cuidados dientes de conejo que su atractivo esposo poseía.

Un segundo después, su cuerpo fue envuelto con excesiva adoración en un abrazo que llegó para confirmarle lo afortunado que era: por consiguiente, su corazón se relajó.

—Eres el mejor papá del mundo, Taetae —el halago fue acompañado con un pequeño besito en su coronilla—. Estoy muy orgulloso de ti, siempre haces lo mejor por nosotros.

Y una sonrisita armoniosa se dibujó en sus humectados labios; no obstante, prontamente, la expresión se convirtió en un puchero.

—Tonto, solo quieres sobornarme para poder conducir.

—Eso y muchos besos en nuestra habitación cuando oscurezca —admitió y las mejillas de Taehyung se enrojecieron, como siempre sucedía, desde el día en que confirmaron su complicidad.

—Bueno —balbuceó, sonriendo de lado—, lo segundo depende del castigo que le des a los niños —dijo en un tono pícaro y Jungkook solo soltó una risita, volviendo a ser guiado por el joven que le entregó las llaves de su camioneta, de la misma forma en que lo hizo con su corazón.

Treinta minutos después, se encontraban ingresando en el colegio de los gemelos y avanzando con premura hasta la dirección, donde los mismos aguardaban.

La asistente del administrativo les hizo pasar en cuanto los vio y la pena los invadió al instante en el que también vieron a la madre del niño afectado por sus hijos. Saludaron respetuosamente a todos, reverenciando lo suficiente como para disculparse con anticipo por los problemas que los hermanos Jeon-Kim seguro causaron.

—Hayoon, ¿puedes repetirnos la razón por la que has golpeado a tu compañero? —los orbes del director se veían exageradamente grandes y graciosos detrás de los anteojos redondos con excesivo aumento, pero eso no le quitaba ni una pizca de seriedad.

La mencionada era consciente de que estaba en más líos de los que imaginaba, no obstante, su sentir ofuscado se reflejó en su mirada, una vez que sus ojos dieron con los del infante que los acusó.

—Minho se burló de nuestra familia —afirmó y Haru la apoyó de inmediato, asintiendo impetuosamente.

—Minho, ¿Por qué te has burlado de la familia de Hayoon y Haru? —preguntó, ahora hacia el pelinegro que dibujó una mueca ofendida.

—No me burlé —aseguró—, solo les pregunté quién de sus dos papás es su mamá.

Y el comentario, en conjunto con la actitud prepotente del niño, hizo que Hayoon se levantara de golpe, dispuesta a volver a reñir a su compañero.

—¡Ya te dije que ninguno!, ¡Los dos son varones y los mejores papás del mundo!, ¡No necesitamos una mamá! —Taehyung, inmediatamente, se vio obligado a detener su arrebato, tomándola por los hombros y reteniéndola.

—¡Pero es que no entiendo de dónde salieron!

—¡Te expliqué que no nos trajo la cigüeña!, ¡Haru y yo estábamos en un castillo, esperando a nuestros papás!

—¡¿Acaso no entiendes razones?! —Haru prosiguió y el niño les sacó la lengua cuando su madre le tocó el hombro.

—Creo que el asunto es obvio para todos, ¿no es así? —el hombre de anteojos intervino con calma—. Deben hablar con sus hijos. Hayoon y Haru tienen que aprender a sobrellevar la situación sin agredir a sus compañeros, mientras que Minho debe entender que cada familia es diferente —aconsejó a los adultos con sabiduría—. Si se repite algo como lo de hoy, me veré en la necesidad de aplicar el castigo respectivo y correspondiente. Nadie está exento de nada. Todos hicieron mal, así que deben disculparse.

—Minho —la mujer llamó a su hijo, animándolo a ser educado por una vez en su vida, pero el niño solo giró su rostro con molestia al lado contrario de los gemelos. En su pequeña mente, él no había actuado mal.

Sin embargo, fue Hayoon quien, mirando al piso y sintiendo las manos de su papi Taehyung acariciar sus hombros, decidió balbucear.

—Perdón por pegarte, Minho —dijo bajito—. Tú no tienes la culpa de pensar que todos somos iguales. Apenas estás creciendo y seguramente nunca habías visto a unos niños con solo dos papás.

De inmediato, los ojos de Taehyung fueron hasta los de Jungkook, quien le regresó la mirada con la misma sorpresa, causada por las palabras tan maduras que su pequeña había soltado.

—Sí —continuó el campeón del hogar—. No volveré a tirar tu almuerzo si prometes que no pelearás otra vez con mi hermana. Respetemos nuestras diferencias.

Jungkook sonrió de inmediato, a pesar de que era el momento menos adecuado del día para hacerlo: la mueca de Taehyung se lo decía. Pero es que no podía estar más orgulloso de su hijo. Había pedido una simple cosa: respeto. Eso que todos los seres humanos merecemos, simplemente, por existir. Y que Haru lo entendiera, lo hizo sentir muy satisfecho. Estaban educando bien a sus niños.

De todos modos, las miradas fueron hacía Minho, quien fue obligado a responder por el pequeño empujón de su madre, misma que estaba muy avergonzada.

—No lo haré otra vez, perdón —dijo, como quien no quiere la cosa y la madre palideció.

—Pueden retirarse —indicó el director, negando con la cabeza y todos hicieron una reverencia.

Jungkook tomó a su pequeño de donde aún estaba sentado y, junto con Taehyung y Hayoon, salieron de la oficina, rumbo al estacionamiento de la escuela.

Caminaron en silencio, cada uno perdido en sus pensamientos. Subieron al vehículo y el velocista lo encendió, asegurándose de que todos llevaran puesto el cinturón, mientras intentaba encontrar la mirada de Taehyung, tratando de adivinar si ambos estaban cavilando sobre la educación de sus hijos.

El castaño asintió, yendo a buscar su mano derecha para entrelazarlas y darle un apretón. Esa era una manía que había aprendido con el paso de los años, servía para confirmar o negar cosas frente a los niños y que estos no se enteraran de sus secretos.

Un apretón: sí. Dos apretones: no.

Pero a los cinco minutos de trayecto, bajo un semáforo en rojo, fue Hayoon quien se atrevió a terminar con la concentración de sus padres.

—No dicen nada, ¿están pensando en cómo nos castigarán?

Ambos la observaron con sorpresa: Taehyung girándose sobre su asiento y Jungkook por el espejo retrovisor.

¿En qué momento criaron a una adulta?, esa era la cuestión.

—Hayoon no tiene la culpa, Minho se burló de nosotros. Hasta dijo que necesitaba un pañuelo para limpiarse las lágrimas de risa —el gran Haru justificó, temiendo por su regalo navideño del año en curso. Su papi Taehyung siempre les recordaba ese detalle cuando actuaban mal y temía perder sus puntos favorables ya acumulados.

—No debieron atacar a Minho. No está bien golpear a los demás, ni tirar sus almuerzos.

—¡Papi Taetae!, ¡Fue por justicia, no por gusto!... Papá, dile — Hayoon le pidió a Jungkook, casi rogándole con la mirada por ayuda—. No es bueno lo que Minho dijo: tú eres bonito, pero no por eso eres mujer.

—¿Eso dijo el mocoso? —preguntó Jungkook, ofendiéndose a la brevedad y los dos pequeños asintieron, coordinados, desde el asiento trasero.

—Jungkook —Taehyung lo reprendió, dejándole saber que no quería que sus niños aprendieran esas palabras.

—¡Pero es que eres el hombre más hermoso que hay, Taehyung!, ¿Cómo se atrevió a insinuar tal cosa?

—Sí, sí... ¡Minho es un verdadero tonto!... Dile, papá.

—Hayoon, aunque Minho sea tonto, no debemos decir que lo es —su hermano le informó, aún temeroso. Comprendía perfectamente que a su papi Taehyung no le gustaba que fueran niños groseros.

—¿Está mal si soy honesta?

—No es eso, Hayoonie. Está mal ofender e insultar a los demás —intervino su siempre salvador: Jeon Jungkook, asumiendo su gran rol—... No hagas a los demás lo que no quieres que te hagan —y aunque ya había comenzado a conducir, volteó hacia Taehyung, pidiendo aprobación sobre lo dicho y consiguiéndola certeramente—... Por eso, no hay que golpear, tirar almuerzos ni insultar a nadie. Si los demás son maleducados e ignorantes, ellos son los que se ven mal: no tenemos que rebajarnos a su nivel. También, y es importante recalcarlo, de ahora en adelante, en nuestra familia está prohibido decir palabras ofensivas de cualquier índole... Hay que ser ciudadanos correctos y tratar bien a todos.

—Ya se me antojó un elote —Haru, tan solo un segundo después de haber escuchado los consejos de su padre, se atrevió a pronunciar, haciendo que ambos adultos rodaran los ojos.

—Haru, estamos hablando seriamente —reprendió el mayor de todos.

—Pero papi, tengo hambre.

—¡Yo también!, ¡Quiero postre! —chilló la chiquilla.

—¡Jamás! —como respuesta, recibieron—. Aunque haya sido en defensa propia, ambos se metieron en problemas, así que están castigados. Ni de cerca se imaginen que los recompensaremos con elotes o pasteles.

—¡Carajo, el pastel de Yesung! —Jungkook exclamó y todos lo miraron, sorprendidos por su vocabulario.

—¡Papi!, ¡Papá acaba de romper su propia regla! —inmediatamente, Haru lo acusó con el castaño.

—Jungkook...

—Es que me olvidé del pastel, Jimin hyung va a matarme. Soy tan imbécil.

—¡Jungkook!

Pero una crisis de estrés y arrepentimiento se estaba ciñendo sobre su cuerpo y, a ese punto, era casi imposible poder detenerse.

—¡Con razón tenía mi agenda libre, es su fiesta de cumpleaños! —dijo, golpeando el volante por la frustración—. ¡Qué idiota soy!, ¡Estúpido, estúpido, estúpido!

—¡Jeon Jungkook, no puede ser!, ¡Cierra la boca o bájanos aquí!

—No, no, no, bebé —rogó y su mano pronto fue a buscar a la de Taehyung, sosteniéndola, esta vez, con desespero—. Lo siento, amor, no diré cosas malas otra vez... Pero, por favor, dime qué puedo hacer. No pedí el pastel con anticipación y la fiesta es a las cuatro.

—¿Por qué siempre los problemas son para mí?

—Porque eres nuestro papi favorito —Haru, con su excelente capacidad para quedar bien, se atrevió a justificar.

—Y el más bonito e inteligente —pero Hayoon no se quedó atrás.

—¡Hey!, ¿Qué están insinuando, que soy un perdedor feo? —Jungkook no cruzó sus brazos solo porque iba conduciendo.

—Perdedor feo, gira en la siguiente intersección —le ordenó Taehyung, sacando el móvil de su bolsillo—. Creo que aún podemos resolver el problema en el que nos metiste.

—Bebés, agárrense.

Y dicho eso, maniobró con el volante, mientras Haru y Hayoon se tapaban la boca ante la risita inadecuada que se les salía, por culpa de la forma en que su papi Taehyung había insultado a su papá Jungkook. Definitivamente, sería muy difícil dejar de decir palabras ofensivas en esa familia.

Adorable lector, es un gusto saludarte nuevamente en este cacho de mi corazón.

A casi tres años de la invención de esta historia y un año con tres meses desde su culminación, decidí que quería publicar un extra.

Sin embargo, las cosas se salieron de control y, mientras trataba de darle el final final final a nuestros personajes, la trama se extendió un poco y es por eso que esto es más como una mini secuela culminante (de cinco capítulos aproximadamente), porque encontré unos hilos que se quedaron sueltos e intenté tejer, con ellos, una bonita bufanda.

Y la verdad es que tenía muchas ganas de escribir el futuro de Noche Oscura, quería contarles como estaban yendo las cosas y presentarles a la familia que Jeon y Kim lograron construir.

¿Te han gustado Hayoon y Haru?, son re-astutos para su edad, ¿no?

Como quiera que sea, si sigues aquí, leyendo estas cursilerías, es un placer para mí informarte que te amo y que espero estés teniendo una gran vida.

Gracias por leer. Nos leemos pronto.

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