64. Amistad es amigo
Abril.
Taehyung miró a Yoongi con angustia, no obstante, tuvo que suavizar su expresión, cuando los ojos cafés dieron con los suyos.
—Gracias por la cena —soltó, dejando los palillos sobre su plato vacío—. Iré a mi habitación —informó, pero Taehyung se apresuró a hablar.
—¿Seguro?, Podemos ver unos capítulos de Shingeki No Kyojin —ofreció, pero el mayor le regaló una sonrisa triste.
—Gracias, Taehyung, pero no estoy de humor para soportar las tonterías de Eren Jaeger —sinceró y, en movimientos rápidos, se levantó de la mesa—. No te preocupes, estaré bien.
—Hyung...
—Te quiero, ¿Okay? —y con esa confesión detuvo todo intento por recibir más preguntas de Kim Taehyung.
—También te quiero —le contestó y el joven pálido volvió a sonreír, para luego ir directo a las escaleras y desaparecer de la planta baja.
Taehyung soltó un suspiro, si tan solo pudiera hacer algo por su mejor amigo; desgraciadamente, la solución no estaba en sus manos y no pensaba, por ningún motivo, alejarse de Jeon Jungkook. Lamentaba todo, pero, siendo sincero, si ni siquiera podía protegerse a sí mismo, ¿Cómo intentar proteger a Min Yoongi?
Además de ser un amigo tan malo, también era una de las causas de que Park Jimin estuviera enojado con el mundo. Le dolía ser un problema, pero le hería mucho más sentir el dolor del ajeno: un irremediable corazón roto, era mucho que cargar.
Se levantó de la mesa y recogió los platos sucios, llevándolos hasta el lavabo para hacer el aseo. Tenía papeleo para llenar, pero necesitaba desestresarse un poco antes de ir a encerrarse en su habitación, así que se planteó el objetivo de dejar la cocina impecable.
Y así lo hizo, sintiéndose orgulloso, una vez que se había secado las manos con la pequeña toallita de la cocina. Al menos no todo era un desastre en su existir.
No obstante, cuando iba a subir las escaleras para aceptar su destino entre los libros, el timbre de la casa, sonó.
—¡Yo voy! —exclamó hacia la habitación de Yoongi y recibió un "Ok" como respuesta.
Así que, girándose, llegó hasta la puerta, asomando uno de sus lindos ojos negros por el picaporte.
—Jungkook —murmuró y abrió la puerta de inmediato, encontrando a su novio del otro lado—... Amor...
—Bebé —susurró el atleta y sus brazos se enrollaron, desesperados, en el cuerpo de Kim Taehyung.
—¿Qué sucede? —inquirió, el más bajito, preocupándose.
—Nada —admitió Jungkook y sintió como los brazos de Taehyung, se unían detrás de su espalda—. Estaba preocupado y quería sentirte cerca.
—Koo, te dije que estoy bien.
—Ya lo sé, pero igual quería abrazarte.
—Kookie —murmuró, solo preocupándose más—... Ven, pasa —habló, separándose un poco y cerrando la puerta, solo para guiar a su novio hasta la sala y sentarse en el sofá, ofreciéndole, al joven que tomó sitio a su costado, sus delgados brazos.
Jungkook sonrió débilmente y aceptó acurrucarse entre ellos, apoyando su mejilla en el hombro de su novio, mientras hundía su nariz en la curva del cuello del mismo.
—Ah, TaeTae —soltó en un susurro y pasó sus brazos por detrás de la espalda del mayor—. Eres tan cálido, justo lo que necesitaba.
—¿Fue un día pesado?
—Jackson Hyung no me tiene piedad —explicó y Taehyung asintió, acariciando, con una mano, la longitud de la espalda de Jungkook y, con la otra, las pequeñas mechas lacias de su cabello negro—. Lo siento.
—No hay problema. Sabes que puedes venir a mí, siempre que lo necesites.
—Gracias, lindura, pero no me refiero a eso —confesó y de inmediato se alejó un poco del chico, para poder ver sus oscuros ojos—... Lo que dijo Jimin Hyung....
—Jungkook —regañó, tratando de detener.
—No, déjame explicarlo —pidió y Taehyung no tuvo más que asentir ante su expresión de ruego—. Siento mucho lo que dijo Jimin —expresó—, tú no tenías la culpa de nada y él se desquitó contigo; no estuvo bien, no tenía por qué herirte ni insultarte. Tú menos que nadie le debes nada, solo eres mi preciosa y más grande joya, él no tiene derecho...
—Amor —detuvo Taehyung—... Entiendo, no te preocupes, estoy bien. No quiero escuchar una disculpa más.
—Pero, cosita...
—Sí, fue duro que terminara desquitándose conmigo. Me sorprendí, no lo voy a negar; pero hay que aceptar que era de esperarse, le quité lo único que tenía seguro: tu presencia en su vida.
—Tae...
—Jungkook, amor... ¿Cuándo vas a dejar de actuar como si no te afectara? —le cuestionó y los ojos del menor le inspeccionaron sin entender—. Te duele aquí —indicó, señalando, con su dedo índice, el corazón de Jeon Jungkook—. Te duele mucho —recalcó—. Sé que estás preocupado por mí y por lo mal que puedo llegar a sentirme por esto, pero no debes dejar de lado lo que pasa contigo. Una vez me dijiste que ser valiente no se trata de ignorar el problema; por ende, puedes dejar de hacerte el fuerte por solo un momento y analizar lo que está sucediendo. No está mal flaquear de vez en cuando.
Un silencio profundo llenó el sitio, y Taehyung sintió su corazón doler cuando los ojos de Jungkook, por fin, se cristalizaron.
—¿No lo está? —logró preguntar y Taehyung se apresuró a acariciar una de las bonitas mejillas blanquecinas.
—No, mi amor —aseguró—... Antes, te hace bien.
—Me asusta —confesó en un susurro, que advertía el gran nudo en su garganta.
—Lo sé, Koo —aceptó y logró interceptar una lágrima que bajó por el pómulo de su novio, limpiándola con suavidad—, pero no tengas miedo, yo te voy a cuidar —informó y, con todo el cariño del mundo, se acercó a dejar un beso tibio, justo en el lugar donde había limpiado la lágrima—. No tienes porqué esconder lo que sientes, eres libre de expresarte como lo desees. Yo voy a escucharte y apoyarte siempre, puedes ser tú mismo. No está mal llorar, no está mal sentirse vulnerable —explicó—... y si te llegaras a derrumbar, para eso están mis brazos; yo te levantaré y haré todo lo posible para que estés bien —aseguró—. Pero primero necesito que me expliques lo que sientes, que dejes salir todo lo que cargas, así como yo lo he hecho cientos de veces contigo. Sabes que puedes confiar en mí y que jamás te daré la espalda. No estás solo, soy tuyo.
—Bebé —murmuró Jungkook, soltando el llanto en medio de un sollozo y volviendo a acurrucarse en su chico.
—Dime, amor.
—Yo... me siento muy mal —admitió—. Sé que Jimin tiene muchos problemas, pero, significativamente, soy uno de los más grandes. Sin saberlo, lo dejé solo y ahora mismo no sé cómo resolverlo.
—Puedes empezar por ir a disculparte —aconsejó Taehyung—. Jimin es tu mejor amigo, lo conoces perfectamente y sabes cómo suele reaccionar... Ponte en su lugar, ¿Qué necesita hacer Jeon Jungkook para solucionar las cosas con Park Jimin?
—Pero, Taehyung... se comportó muy mal y te ofendió.
—Sí, Kookie, pero lo hizo por recelo: su mejor amigo ya no lo frecuenta más y, cuando tiene tiempo, lo invierte en su novio —manifestó, acariciando el cuello de Jungkook y sintiendo su cuerpo temblar ante las lágrimas—. Está pasando por un momento complicado y no tiene a nadie que lo ayude o lo escuche siquiera.
—Tienes razón —aceptó el más joven y tomó una respiración profunda, para dejar de llorar—... Debo disculparme.
—Exacto, y debes hacerle saber que estás con él, que te importa mucho. Sé que es difícil dividir tu poco tiempo en tantas cosas, pero debes hacer un esfuerzo si quieres conservarlo en tu vida. Además, yo entenderé, no me molestaré si no vienes aquí.
—TaeTae, eres tan bonito —pronunció, limpiándose una lágrima—... Pero, ¿Y si Jimin no acepta mis disculpas?, tú viste cómo le habló a Yoongi Hyung, no quiero discutir con él otra vez.
—Oh, vamos, es Jimin... No es nada orgulloso, tú sabes cuánto le rogó a Yoongi Hyung antes de que decidiera darse su lugar. Todo lo que le sucede a mi Hyung, es porque se lo merece, él lo sabe, hizo mal.
—Yo también he hecho mal.
—Sí, pero has hecho más bien que mal... Los mejores amigos se entienden entre sí, saben comprender al otro y darle su espacio cuando es necesario. Jimin comprenderá cuando le expliques. Ambos se quieren mucho, lo resolverán.
—Ah, Taehyungie —musitó Jungkook alejándose, solo para alcanzar los labios de su novio y darle un piquito conmovido—... No sabes cuánto necesitaba escuchar esto, viniendo de mi novio maduro.
—Lo único que tengo de maduro, es la edad —confesó Taehyung y se rio de sí mismo.
—No es verdad —aseguró Jungkook, mirando la carita bonita con mucho amor—... Hubieras sido un psicólogo fantástico, justo como tu mamá —y la sonrisa cuadrada que le regaló Kim Taehyung, hizo sentir, a Jeon Jungkook, una hermosa sensación satisfactoria.
—Gracias por decir eso —soltó, con las mejillas abultadas—. Te quiero.
—Te quiero —aseguró Jungkook. La tristeza era mucha, pero el amor contrarrestaba los efectos.
—Ven —indicó, acostándose en el sofá y acomodando unos cojines debajo de su cabeza—. Acurrúcate aquí —le pidió a su novio, ofreciéndole sus brazos e invitándolo a que se acomodara sobre su pecho. Jungkook obedeció, subiéndose sobre el cuerpo de su novio y apoyando su mejilla en el pecho de este, mientras Taehyung lo abrazaba de inmediato y comenzaba a dejar pequeñas caricias en su espalda y cabello, al igual que besitos tiernos en su coronilla—. Aparte de Park Jimin, ¿Qué más te preocupa?
—¿Cómo sabes que hay algo más? —le preguntó, metiendo sus brazos por debajo de su cuerpo, para abrazarlo también.
—Quisiera decir que te conozco a la perfección, pero apenas lo estoy haciendo, así que, le daré el crédito a mi intuición de novio angustiado —y una risita desganada, salió de Jeon Jungkook.
—Esa intuición de novio angustiado, es realmente eficaz —y ante su humor, Taehyung solo pudo abrazarlo más fuerte.
—¿Quieres contarme?
—En la próxima competencia, se decidirá el competidor que asistirá a las Olimpiadas en Julio. Con Jackson Hyung y el staff, creíamos que lo teníamos ganado, pero ha aparecido alguien: un tal Park Seojoon y... ¿Recuerdas la carta invitación que era posible que me enviara el Comité Olímpico?
—La recuerdo.
—Bueno, pues se filtró información acerca de que la decisión fue cancelada por la aparición de este chico. Cuando fue a presentarse, dijo que era nuevo en el deporte, pero es increíblemente bueno, tanto, que aún no puedo creer lo bien que sabe moverse: o mintió sobre su reciente debut, o es una de esas personas que nacen bendecidas. Como quiera que sea, con una sola competencia logró obtener marcas fantásticas y consiguió patrocinadores por montón. Aún no nos hemos enfrentado, pero ya lo estuvimos analizando y es demasiado apto para ganar el juego. No es que sea egoísta: si gana, está bien, por algo pasan las cosas y su esfuerzo le ha de haber costado; pero yo también quiero ganar: deseo, con todo mi corazón, que vayamos a París en Julio.
—Koo, no es que yo sea un especialista en corredores nacionales, pero estoy completamente seguro de que no hay nadie mejor que tú para asistir a las Olimpiadas: hasta el cosmos lo sabe. Por favor, no pienses tanto en este competidor, no podrás controlar lo que pase con él, mejor concéntrate en controlar lo que sucede contigo. Mantente seguro y convencido de que podrás hacerlo. Te has esforzado toda tu vida por esto, obtendrás la victoria.
—Es que no quiero decepcionarme, no soportaría si llego a perder.
—No veas las cosas así, uno atrae lo que piensa. Si estás convencido de algo, la vida te confirmará tu convicción —aseguró y Jungkook alzó su rostro hasta encontrar el de Taehyung, a la par que analizaba lo que acababa de escuchar—. De todas maneras, pase lo que pase, siempre serás el Golden Maknae, tendrás este cursi novio y una familia que te ama y está orgullosa de ti.
—Ay, TaeTae...
—No te preocupes demasiado, no vamos a descansar hasta que logres cumplir tu sueño, no importa el tiempo que nos tome. Aunque, en lo personal, estoy seguro de que ocurrirá ya mismo.
—Eres el mejor novio del mundo —admitió el pelinegro, perdido en los bonitos ojos negros.
—¿Verdad? —preguntó, sonriendo vanidoso y Jungkook rio, completamente embobado—. Todo estará bien, amor.
—Si estás conmigo: sí, siempre.
Y dicho lo anterior, sus labios se unieron en un beso tierno, juntando sus comisuras con la adorable sutileza que se tiene, al acariciar los pétalos de una rosa. Se separaron segundos más tarde, luego de haber efectuado unos cuantos deslices divinos; y se sonrieron con amor, para volver a acurrucarse, más tranquilos, en los brazos del otro.
[...]
Jeon Jungkook aparcó su camioneta en aquel campo recién enverdecido. Los árboles bailaban regocijantes con una brisa nostálgica y las flores, al costado de la arboleda, brillaban con un hermoso esplendor ajetreado. Sonrió, viendo como los colores naranjas del atardecer, iluminaban la figura delgada de su mejor amigo.
Tomó el oxígeno suficiente para enfrentar la situación y se acercó, llegando hasta la barandilla donde el chico rubio estaba recargado, observando más allá del lago, justo hacia donde descendía el sol.
—Los peces no son tontos, Park Jimin, jamás picarán tu anzuelo —bromeó, observando cómo el joven se giraba sobre sus talones, en un intento desesperado por confirmar al dueño de aquella voz.
—Jungkook —murmuró, sin poder creerlo y el mencionado le sonrió en grande, yendo a posicionarse a su lado, recargándose en la barandilla, desde donde pendía la caña de pesca de Jimin.
—¿Qué tal, Hyung? —cuestionó y Jimin no dejó de mirarlo asustado.
—¿Qué... qué haces aquí?, ¿Cómo me encontraste?
—Oh, vamos, eres mi mejor amigo —declaró el más joven—, ni, aunque te fueras a África, te perdería el rastro. Además, sé muy bien cuál es tu lugar seguro, yo te lo mostré.
—Jungkook —volvió a musitar, desconcertado—. ¿Por qué viniste?
—Necesitamos hablar —aclaró el pelinegro y los ojitos de Jimin huyeron hasta clavarse en el gran lago que tenía de frente.
—No tengo cara para hacerlo —informó y Jungkook sonrió enternecido, llevando su mano hasta posarla en el hombro del chico, demostrándole su apoyo.
—Está bien.
—No, no lo está —aceptó, sintiéndose la peor escoria del mundo—. Dije cosas horribles, te hice daño y ofendí a Taehyung... Yo estaba muy molesto: sí, pero el problema no era con ustedes.
—Lo entiendo y Taehyung también. Además, honestamente, me lo merecía —arguyó y, entonces, los orbes de Jimin, dieron con los suyos.
—¿Qué? —preguntó, incapaz de contener su propio aliento.
—Si te hubiera prestado atención, si no te hubiera dejado solo... jamás hubiera sucedido nada, ni hubieras tenido que soportar el estar en la misma mesa que Min Yoongi —explicó—. Es mi culpa, Hyung.
—No, Jungkook.
—Lo es —aseguró—. Te descuidé —y soltó la única verdad que permanecía rota entre ambos—. Me odio mucho —admitió y su mirada dio justo en sus manos, las cuales jugaban nerviosas, apoyadas en la barandilla—, no puedo vivir sabiendo el daño que te hecho, así que quiero resolverlo y ayudarte en todo lo posible. Ahora mismo, no quiero otra cosa que no sea tu perdón, pero entenderé si no estás dispuesto o si necesitas un tiempo. Sin embargo, recalcaré que te quiero con todo mi corazón y que me importas muchísimo —entonces, volvió su mirada hasta los ojos cafés de Jimin—. Perdón por poner otras cosas por encima de nuestra amistad. Nunca debí abandonarte, tú siempre estás para mí y yo solo he actuado como un tonto.
—Jungkookie —murmuró el más bajito y el pelinegro reparó en que los ojos pequeños del mismo, estaban repletos de lágrimas. Por otra parte, Jimin quería aclarar un montón de cosas, quería decirle a Jungkook que no era necesario, que le dolía e incomodaba hablar del tema. No obstante, se vio en la necesidad de actuar igual; si su amigo había dejado el orgullo de lado, aun cuando él era el ofendido, ya no había nada que le impidiera ser sincero también—... Siento haberme dejado llevar por los celos. Honestamente y desde hace un tiempo, estaba muy molesto por el tema. Me dolía que, siempre que intentaba hablarte, ya tenías planes con Taehyung; incluso, el pobre, estaba comenzando a caerme mal.
—¿Por qué no me dijiste nada?
—No es justificable —alegó—. Por fin habías encontrado el amor, ¿Qué clase de amigo sería si iba y te decía que no me gustaba que pasaras tiempo con él?, debía estar feliz por ti, debía apoyarte y dejarte ir. Así que lo preferí y permití que el tiempo se fuera con ello.
—Lamento haberte puesto las cosas tan complicadas, Hyung —sinceró Jungkook, desde el fondo de su corazón.
—Lamento dejar que las cosas fueran tan lejos y atentar contra Taehyung y tú.
—Está bien —soltó, restándole importancia a aquello que no lo había dejado dormir por tantas noches—. No puedo molestarme contigo, lo sabes.
—Deberías hacerlo, pero agradezco mucho que no puedas —dijo y, al reír, recibió un pequeño golpecito por parte de Jungkook.
—¿Estamos bien? —le preguntó el menor, y una sonrisa sincera le apareció en el rostro.
—Estamos bien —declaró.
—Me alegra —admitió Jungkook, evitando el ponerse a saltar emocionado—. ¿Cómo va la pesca? —inquirió, refiriéndose a la caña de pescar que el mayor sostenía.
—No he puesto verdadera atención —confesó Jimin y sus mejillas se enrojecieron levemente. Ambos sabían que era malo en la pesca, no obstante, no quería escuchar a Jungkook burlarse—, pero tengo dos peces ahora mismo —sin embargo, la risita del otro, salió.
—¿Puedo ayudar?, preparemos un platillo más tarde.
—Adelante —permitió Jimin y Jungkook le sonrió.
Por ende, preparó una de las cañas de pesca disponibles, que eran parte de las pertenencias del chico rubio. Rio un poco, no podía creer que Jimin, siendo tan malo en el deporte, invirtiera unos cuantos wones en un equipo de pesca casi profesional. Suponía que no le importaba mucho: no eran los peces, era el hecho de ocupar su tiempo en algo, mientras pretendía alejarse del mundo.
—Y, ahora... ¿Te gustaría contarme un poco sobre Eunwoo, tu novio? —preguntó, mostrando interés y acomodándose al costado del chico, junto con su nueva caña.
—Ah, sí —balbuceó pequeño—. Lo conocí cuando éramos niños, estudiamos en el mismo colegio —aclaró—. Siempre fue muy bueno conmigo, es tan caballeroso y educado que no termino de creer que puede existir alguien como él y que, por supuesto, se ha fijado en mí. Me gusta mucho su compañía.
—Eso es bueno. Tienes un aura diferente ahora que has dejado ir el tema de Min Yoongi —pero aquel comentario hizo que Jimin golpeara el aire con un triste suspiro—. ¿Dije algo malo? —cuestionó Jungkook, arrepintiéndose al instante, al sentir tan tenso a su amigo.
—No.
—¿Entonces? —preguntó—, ¿Qué fue ese suspiro?
—Ah, Jungkookie —terminó murmurando el más grande—... no quiero molestarte con eso.
—No me molesta —aseguró, tratando de brindar la confianza suficiente—, antes, me gustaría escuchar lo que sucede. Sabes que no te juzgaré —y Jimin se detuvo un momento, analizando lo que podía o no decir.
¿En serio valía la pena hablar de eso?
—Me duele el corazón —comenzó diciendo aquello—. Ahora mismo me siento tan confundido... siento que nado contra la corriente y que, en algún momento, perderé las fuerzas y me hundiré... pero es mi culpa, me metí en tanto lío que, ahora mismo, solo puedo sentir como me derrumbo lentamente.
—¿Qué ocurrió? —inquirió Jungkook, dejando la caña a un lado.
—Todo y nada —definió Jimin, y es que era la verdad—. Primero, me acosté con Min Yoongi —admitió y los ojos de Jungkook se abrieron admirados, pero al segundo relajó su expresión, no quería que Jimin se pusiera tímido al respecto—. Tuvimos relaciones y fue... tan hermoso— dijo, cerrando los ojos ante el recuerdo de las manos de Yoongi sobre su piel—, terminó confesándome lo mucho que me quería y yo adoré el hecho de que hacíamos el amor... pero, al siguiente día, me echó de su casa... argumentando que se había equivocado, que no había estado bien meterse con su "hermanito" —entonces, el pelinegro pudo sentir como el más pequeño, sujetaba con tensión su propia caña—. Me destruyó completamente y me juré a mí mismo que jamás volvería a dejar que algo similar me sucediera, principalmente, teniendo a Yoongi como protagonista... por eso, inicié mi relación con Eunwoo. Algunos meses atrás me estuvo coqueteando y aproveché para intentar olvidar a ese gato, pero...
—Pero no funcionó.
—Exacto —contestó Jimin, sintiendo que, otra vez, se le partía el corazón—. Eunwoo es un novio increíble, pero jamás lograré sentir por él, todo lo que siento por el estúpido de Min Yoongi. Me siento muy mal —admitió—, lo estoy engañando de una manera tan cruel, que no lo soporto. Él solo quiere lo mejor para mí y yo le pago queriendo a alguien más.
—Hyung, en el corazón no se manda —arguyó Jeon Jungkook—. Uno no puede decidir por quien siente cosas y por quien deja de sentir. Tú me lo dijiste una vez, no funciona así.
—Lo sé, Jungkook, lo sé... pero te juro que creí que yo podría. Yoongi me ha hecho tanto daño, que pensé que sería fácil odiarlo y sacarlo de mi vida, pero, él, de un día a otro decidió que me quería y que iba a luchar por mí. Descompuso todo —soltó al final—. ¿Por qué tiene que hacer las cosas tan difíciles?, ¿Por qué no piensa en mí y en lo emocionado que pone a mi corazón cuando me busca?, yo no puedo controlarlo.
—¿Y por qué no lo dejas fluir?
—No —contestó—, él habrá ganado.
—Tú también —dijo Jungkook y los ojos de Jimin lo examinaron—. Lo quieres y él a ti...
—Sí, pero me aterra que me deje de querer —argumentó, casi desesperándose. Hablar de ello, era difícil—. ¿Qué tal si cedo y el día antes de nuestra boda decide que no se puede casar con "su hermanito"?... ¿Qué haré entonces?
—Buen punto —terminó diciendo Jungkook—. Ah, Hyung, siento mucho que todo sea tan complicado.
—Estoy muy frustrado, Jungkook, pero ya me cansé de huir —confesó—, cada vez que me detiene termino amenazándolo, cuando la única realidad es que no soy capaz de hacerle daño. Lo quiero, no puedo ser cruel con él: debo, pero no puedo. Me está costando muchísimo.
—Yoongi Hyung —inició diciendo—... nos confesó, a Taehyung y a mí, que te ama —soltó y los ojos de Jimin se hundieron sorprendidos en los del ajeno—. Sé que no es justificable, sé que te ha hecho mucho daño y que lo menos que se merece es tenerte. Sé que te aterra que sea tan desequilibrado y no tenga un objetivo fijo. Sé que es el peor hombre del mundo, pero, también, sé que es el hombre que tú amas —dijo, y su mano fue a tomar una de Park Jimin—. Estoy completamente de acuerdo con tu postura, con tu lucha y con el hecho de que te estés dando tu lugar en su relación, pero no me gusta todo lo que sufres y lo que te privas, aun sabiendo que el sentimiento es recíproco —se detuvo y Jimin lo miró dolido—. Quizá debes pensarlo un poco mejor, Hyung, no está mal ser vulnerable, no está mal flaquear de vez en cuando. Si dejas que la corriente te lleve hasta sus brazos, nadie te juzgará, es tu vida. Aquí, lo único importante es que tú estés consciente, satisfecho y feliz con la decisión que tomes.
—¿Y... si me hace daño otra vez? —preguntó, temiendo de la realidad—... ¿Y si me vuelve a romper?
—Yo mismo lo desapareceré de la faz de la tierra y me aseguraré de sanar tus heridas.
—¿De verdad? —cuestionó, esta vez, con ilusión.
—No hay nada que no haría por ti, Park Jimin.
—Aiñ, ¡Jungkook! —clamó, arrojándose a los brazos de su amigo. Eso necesitaba, dejarse consentir por el chico que lo quería real y verdaderamente.
—Eso sí, hagas lo que hagas, ni se te ocurra salir con él, sin que antes, ambos, hayan ido a un buen psicólogo. No están bien y, por ende, su relación nunca sería algo sano.
—Agh —balbuceó, desde la curva del cuello del más alto—. ¿Crees que Yoongi va a querer ir a terapia?
—Dile que no saldrás con él si no es emocionalmente estable, que esa sea tu condición. Verás que correrá a buscar ayuda como un pequeño gato desesperado.
—Jodido Maknae, no gobiernas el mundo porque no quieres —rio y Jungkook lo hizo también. Se sentía genial que todo estuviera bien entre ambos—... Pero, Jungkook... Si todo eso llega a suceder, ¿Qué pasará con Eunwoo?
—Tú mismo dijiste lo mal que te hacía sentir la situación —recordó el pelinegro—, ¿No es mejor que seas sincero y te disculpes?, Si le explicas directamente y sin rodeos, él tiene que entender.
—¿Tú crees?
—Somos adultos, Hyung —pronunció, agradeciendo que su novio fuera tan sabio y le diera tan buenos consejos—. No es bonito estar con alguien que no te quiere. Eunwoo debe saberlo, esas cosas se notan por montones. Y si aún cuando lo aclares, insiste en que lo intenten, debes alejarte al instante, no es sano, solo demuestra obsesión y eso da miedo.
—Ahora que tienes novio, Jungkookie, sabes comprenderme mejor.
—¿Verdad? —inquirió vanidoso, justo como su novio lo había hecho noches antes—, Mi novio es muy lindo, pero mi mejor amigo no se queda atrás —aclaró—, estoy rodeado de hombres guapos y autosuficientes.
—Caray, ¡Con razón conquistaste a Taehyung!, demasiada labia para una boquita tan pequeña —y las carcajadas no faltaron.
—Hyung, buscar tu felicidad es esencial, sé que lo sabes, pero me gustaría recordarte, que es posible ganar y ser feliz al mismo tiempo. De todos modos, pase lo que pase, estaré apoyándote siempre, ¿Okay?
—Gracias, pequeño.
—Gracias a ti, Hyung.
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