62. Sensaciones soñadas

Advertencia: 🔞

Este capítulo contiene lenguaje explícito y escenas subidas de tono.
Se recomienda leer a discreción.

Abril.

La sonrisa de Kim Taehyung se amplió cuando la mano de Jungkook se entrelazó con la suya. Suspiró enamorado y apretó el agarre con cariño, pensando en que no había nada más lindo que estar entre los brazos de su novio.

Sin saber, Jeon Jungkook devolvió su sonrisa y dejó un besito en la cabellera castaña que reposaba bajo su mentón, pues Taehyung estaba recargado en su pecho, comiendo un tazón de palomitas, y viendo aquella película que eligió en cuanto estuvo en la habitación del atleta.

Era una noche silenciosa y ya era de madrugada, sin embargo, ambos jóvenes aún tenían la suficiente energía para seguir deambulando por ahí y darse unos cuantos mimos, mientras disfrutaban de aquel maratón de Marvel.

El Doctor Strange estaba muy preocupado, la Bruja Escarlata era un gran problema. No obstante, a Taehyung no le pareció muy importante, al menos no había golpes mágicos de por medio, así que aprovechó para preguntar aquello que a él le angustiaba.

—Amorcito —nombró meloso y Jungkook sonrió más.

—¿Mmh? —inquirió de inmediato, bajando su mirada hasta los ricitos del chico recargado en su pecho.

—¿Aún duele? —preguntó, refiriéndose al esguince que, por la tarde, Jungkook sufrió en el tobillo; pero lo que recibió como respuesta fue una risita enamorada, misma que lo hizo levantar su mirada hasta encontrar los ojos mieles—. ¿Qué es gracioso?

—Tae, bebé... Desde un principio te dije que todo estaba bien. Sé cómo es: me ha sucedido muchas veces —justificó—; pero, respondiendo a tu pregunta: ya no duele. Mañana estaré como nuevo.

—Agh, Jungkookie —se quejó el mayor—... ¿Estás diciendo que no era necesario que me quedara a dormir para cuidarte? —preguntó, cruzándose de brazos y ofendiéndose al instante.

—No, claro que no... Digo que no debes preocuparte demasiado. Fue muy lindo que insistieras en quedarte, amé que lo hicieras: muero por dormir abrazando a mi osito. Además, hace días comentaste que tuviste pesadillas. Hoy podré velar por tu sueño.

—Hey, no vine aquí para que tú terminaras cuidándome —soltó, sosteniendo su mirada negra sobre la miel—; estás lastimado, y yo, como tu fisioterapeuta personal, debo estar al tanto de cualquier molestia que llegues a presentar —entonces, Jungkook volvió a reír embobado—. ¿Qué?

—Adoro que seas así, amor —dijo, antes de aproximarse a Taehyung y darle un par de besos tronados en los labios.

El castaño sonrió en grande e hizo las palomitas a un lado, volteandose entre los brazos de Jungkook, para alcanzar su boca en una posición más cómoda. En seguida, la gravedad obligó al atleta a recostarse entre las almohadas, mientras Taehyung repartía ósculos cortos en sus belfos delgados.

Se miraron un momento y sonrieron enamorados, nada era más bello que tenerse así. Estaban tan sincronizados, que hasta el universo se sentía orgulloso de su perfecta alineación.

Jungkook llevó su mano hasta tomar la barbilla de Taehyung y la acarició suavemente, luego, con una sonrisa, acercó los bonitos labios a los suyos, comenzando a besarlo tan despacio, que parecía que el tiempo se detenía con cada roce que deleitaba a sus belfos.

Aquella grande habitación, solo era iluminada por la luz de la luna que alcanzaba a colarse por el balcón, y por la película que seguía sonando de fondo; tal parecía que la Bruja Escarlata y el Doctor Strange estaban en pleno enfrentamiento, pero no importaba, nada importaba más que ellos dos y sus tiernas caricias.

Taehyung empezaba a perderse en ese placer bendito que solo le regalaba Jungkook. Aunque no sostenían un beso profundo, sus labios se despegaron unos pocos centímetros por falta de oxígeno, pero volvieron a unirse sin rechistar.

Segundos después, la desesperación llegó para ambos y obligó al pelinegro a deslizar, un poco más rápido, sus belfos sobre los de Taehyung. Por ende, el último sonrió entre el beso, dejándose llevar por el dueño de los movimientos: su bien coordinado, Jeon Jungkook.

Una pequeña lamida en sus comisuras rosadas, le indicó preciso, que era momento de abrir su boca para darle paso a una guerra interminable que habría entre sus lenguas. Por eso, se sintió dichoso: entender a la perfección lo que su novio pretendía, ya se estaba volviendo uno de sus mejores talentos. Amaba los momentos así, cuando no había nada que los preocupara y se podían besar con total tranquilidad, sin estar pensando en cosas ajenas a su propio amor.

Todo era miel sobre hojuelas.

Todo eran ellos dos.

Las manos de Jungkook se perdieron en el cabello del fisioterapeuta; le encantaba acariciarlo, era tan brillante y suave, como todo en él. No paraba de sorprenderse, el castaño era el hombre más hermoso del universo entero y nadie podía decir lo contrario. Se sentía un completo afortunado, quizá, y como ya lo había dicho antes, besar a Taehyung era la cosa más significativa que podía hacer en su vida. No habría nada más especial, nunca.

Por fin, Jeon Jungkook, estaba siendo feliz.

El joven castaño se separó de aquel beso, llevándose un ligero hilo de saliva que se estiró de unos labios a otros, rompiéndose por el distanciamiento. Jungkook salió de esos pensamientos solo para sumirse aún más, pues el mayor hundió su cabeza en su cuello y se dedicó a dejar besos húmedos por toda su blanca piel.

Joder, es que nunca antes había sentido aquel ardor ser tan delicioso; o al menos eso pensó cuando Taehyung empezó a succionar en pequeñas áreas estratégicas, que, en efecto, no calculó con anterioridad.

Por ello, apretó los labios, esperando que los gemidos que necesitaba sacar, se quedarán atorados en su garganta. Lo que menos quería: era que Taehyung se confundiera y pensara en él como un completo calenturiento. Pero seguir ocultando sus ruidos le fue imposible cuando, el mayor, llevó una de sus manos hasta su entrepierna y la metió levemente bajo su pijama, rozando, en un movimiento rápido, aquella erección que crecía bajo su bóxer oscuro.

Y el gemido que soltó fue tan audible, que se detuvieron al momento; Jungkook: arrepentido por no haber podido contenerse y, Taehyung: lleno de susto y pena por haber llegado tan lejos.

Se vieron a los ojos por unos instantes, tratando de acomodar sus pensamientos y comprender la situación; pero cuando recayeron en lo que había sucedido, Taehyung se separó del cuerpo de Jungkook y huyó hasta bajarse de la gigantesca cama, escondiéndose a un costado de la misma, abrazando sus rodillas con fuerza y hundiendo su rojizo rostro entre ellas.

—T... TaeTae... Bebé, ¿Estás... bien?

—Lo siento, lo siento, lo siento, lo siento —repitió, el mayor, incesantemente. Estaba tan avergonzado, que no cabía en su propia mentalidad.

—Tae —murmuró Jungkook. Pero, al ver el susto que había en su novio, prefirió acercarse para poder reconfortarlo.

—Siento haber hecho eso, no estuvo bien.

—Yo comprendo —le dijo, y su mano fue a acariciar uno de los brazos que escondían el bonito rostro—, no te pongas así, ni te escondas. Es normal bebé: somos novios, esas cosas pasan.

—Pero no deberían pasar —soltó de golpe y, entonces, Jungkook no supo qué contestar, solo alejó su mano lentamente, analizando lo que acababa de escuchar.

—Taehyung —musitó unos segundos después, y tuvo que tomar una enorme bocanada de aire para animarse a preguntar—, ¿Tú... no... deseas que yo... te toque? —el tono angustiado en que salió esa pregunta, hizo que Taehyung alzara el rostro de inmediato, sin importarle que seguía ardiendo de la pena.

—Jungkook, ¿Qué...?

—Es decir, tú... me hiciste viajar hasta la luna hace un momento... Si te soy sincero, me decepciona la reacción que estás teniendo... pero comprendo, es normal, no debes preocuparte.

—No... Jungkook... Es que yo.... Yo... No...

—Está bien Taehyung, no pasa nada —determinó y comenzó a alejarse, subiéndose a la cama para seguir viendo la película.

—Jungkook —murmuró, pero el joven no volteó—... Jungkook... yo... quiero que me hagas el amor —confesó y el menor se congeló en el acto—... quiero que me hagas el amor —repitió y Jungkook terminó girándose, absorto, hacia su chico—. Desde hace tiempo deseo poder hacer más que solo besarte. No me refiero a que eso no sea suficiente, pero, no sé... cada vez que te beso, siento que te necesito más. Necesito tenerte más cerca, más profundo, más conmigo. Quisiera poder...

—Bebé, yo siento lo mismo que tú —admitió, interrumpiéndolo. Se acercó nuevamente y se sentó en el piso, recargando su espalda al costado de la cama y tomándolo para hacerlo sentar, a horcajadas, sobre sus piernas—... No te lo había dicho porque me apenaba imaginar lo mal que me vería frente a ti. No quiero que creas cosas que no son: yo te quiero mucho, me gustas exageradamente y no quiero arruinarlo.

—Jamás lo arruinarías —terminó diciendo y tomó entre sus manos las mejillas de Jungkook—... Tú menos que nadie lo haría —afirmó y se preparó para seguir hablando—... Yo también te quiero y me gustas con una intensidad inmensa, por ello, necesito que quede claro: quiero intimar contigo. Me apenaba decírtelo, temía que pensaras diferente o que me dijeras que no; pero ahora que lo hemos aclarado, creo que podemos...

—No quiero que te molestes, pero considero que tenías razón cuando dijiste que no debería pasarnos.

—Oh —murmuró, y sus manos dejaron el rostro de su novio—... Estoy confundido.

—Es que... escucha Taehyung: tener relaciones sexuales, entre dos hombres, trae consecuencias consigo. Yo creo que es mejor que nos preparemos correctamente antes de intimar de esa manera —expresó, mirando los ojos negros, brillar en la oscuridad—. Lo que más quiero es que, llegado el momento, ambos estemos listos para vivir la experiencia y que todo nos salga bien.

—Comprendo.

—No te pongas triste, mi amor —pidió, tomando las manos que antes lo habían acariciado—. Lo anterior, no quiere decir que no puedo hacerte sentir bien en cualquier momento. Afortunadamente, la penetración es solo una parte del sexo, fuera de eso, podemos hacer más cosas de las que te imaginas, incluso ahora mismo.

—¡Jungkook! —exclamó Taehyung, enrojeciéndose más ante la sonrisa pícara que pintó Jungkook.

—Es que no debiste preparar la tina si no te ibas a duchar.

—¡Degenerado! —volvió a regañar, queriéndose esconder debajo de la cama y haciendo que Jungkook riera divertido.

—Ya, ya... Perdón, bebé. Es mejor que ya durmamos —dijo y alcanzó el control de la televisión, apagándola sin remordimiento.

—No —interrumpió Taehyung, impidiendo que Jungkook quisiera levantarse—... antes, si no estás cansado... ¿Podrías... tocarme un poco? —preguntó apenado, pero con extrema ternura y Jungkook no pudo evitar sonreír enamorado.

—Tus deseos son órdenes, mi vida.

Y tras decir eso, sus manos fueron directo a la playera de su chico: la levantó un poco y comenzó a acariciar su torso entero, mientras unía sus labios en un cálido beso necesitado.

Todo volvió a ser lento, emocionante y, de a poco, asfixiante.

Jungkook era consciente de que acariciaba con ligereza las curvas y líneas del cuerpo de su mayor y, por eso mismo, no entendió cómo terminó haciéndolo gemir pequeñito, al concentrar sus estímulos en los botones marrones del joven.

De pronto, y más rápido de lo propiciado, todo era una locura en la mente del castaño, una: que lo hacía arquear su espalda cada vez que tenía oportunidad. Aquellos sorprendentes dedos le masajeaban, le pellizcaban y, de vez en cuando, pretendían arrancarle. La sensación de ardor crecía y hormigueaba exagerada, tanto, que su piel ya estaba del color de sus labios, los cuales, llevaban un par de minutos jadeando contra los húmedos de Jungkook.

—Amor —nombró Jungkook deteniéndose acelerado, pues sintió, perfectamente, el bulto de Taehyung palpitando sobre el suyo—... ¿Puedo... puedo descender?

—¿Descender? —la confusión arropó al rostro del castaño, pero todo se aclaró cuando sintió que las manos de su novio se unieron en su espalda baja, justo sobre el elástico de su pijama—... Oh —musitó sorprendido y experimentó como, dentro de su pecho, una sensación erizante le robó el aliento. Pero se estremeció aún más cuando se topó con los ojos negros, notando que nunca antes había percibido esa excitación y esa lujuria emerger—... Pu... puedes hacerlo.

Entonces, ante la confirmación de su chico, Jungkook metió sus manos por debajo del cómodo pijama de Taehyung, acariciando su trasero por encima de la tela de su bóxer; el fisioterapeuta quiso arrancarse la cara por la vergüenza, pues su novio jamás lo había tocado ahí y menos con esa actitud posesiva. Sin embargo, solo pudo morderse el labio inferior y unir sus manos por detrás del cuello de Jungkook, sintiendo como lo masajeaba en círculos repetitivos.

Jadeó y buscó los belfos ajenos para comerlos en un beso salvaje, metiendo su lengua, todo lo posible, en la boca de Jungkook. La anterior acción, hizo que el último se atreviera a ir más allá y dejara de lado la tela del bóxer, tocando la piel del redondo y suave trasero de su chico castaño; Sin embargo, y casi al instante, sus manos interceptaron el miembro del mayor y, en un movimiento táctico, lo sacaron del pijama.

Taehyung se separó algo asustado y su mirada chocó con la de Jungkook. No obstante, solo un par de segundos bastaron para que comenzara a asentir convencido, dándole, a su novio, la autorización necesaria para que lo tocara como últimamente había deseado.

Tenía miedo, pero, sinceramente, era lo que más quería.

Enseguida, una mano de Jungkook se enredó en la flor del castaño y, un vaivén impresionante, empezó. Pero la mirada amielada se volvió tan pesada, que el mismísimo fisioterapeuta no la soportó, así que solo se abrazó al cuerpo trabajado, llevando su mentón hasta acomodarlo sobre el hombro de este, donde podía estar un poco más tranquilo y menos avergonzado.

Sentía que quería morirse, no solo por la pena de aceptar que adoraba lo que sucedía, sino, también, porque Jungkook movía su mano tan preciso, que sus gemidos se volvían inevitables; empero, eso también lo apenaba, así que apretó sus labios con fuerza, jadeando lo más controlado posible, para no parecer un cachorrito en pleno celo. Más no esperaba que Jungkook se detuviera y lo hiciera alejarse para mirarle el rostro.

—Amor... ¿Por qué te contienes? —fue lo que le preguntó y el cuerpo de Taehyung tembló ante la tensión acumulada.

—Yo...

—No quiero que te contengas.

—Es... es que me... me... apena —confesó y sus mejillas brillaron por la rojez.

Una sonrisa conmovida apareció en Jeon Jungkook—. Oh, lindura... No pasa nada, no tienes porqué sentir pena. No hay nadie cerca, la habitación de mamá está al otro lado de la casa.

—Pero... tú...

—¿Te da pena conmigo? —inquirió, sorprendiéndose.

—Sí —fue lo que dijo y desvió un poco su mirada; sin embargo, no pudo ir hacia abajo, pues, si lo hacía, se encontraría con la mano de Jungkook, sujetándolo dominante, y estaba seguro que no podría con eso.

—Mi amor, no. Yo... yo estaría muy feliz si me dejaras escucharte —entonces, los ojos oscuros volvieron a los de Jungkook, brillando incrédulos—. Hablo en serio. Quiero escucharte gemir, quiero que me dejes saber lo que te hago sentir.

—Jungkook...

—Por favor, no te niegues. Solo déjate llevar —pero Taehyung lo siguió observando dudoso, y Jungkook tuvo que levantarse un poco, para acercarse hasta el oído del mayor—... Anda, precioso —le susurró y Taehyung volvió a estremecerse—... Kookie quiere escuchar cómo se está sintiendo TaeTae —trató de ser gracioso, pero luego pensó en que no era una situación divertida—... Sé que no hace falta que lo diga, pero quiero recordarte que eres y siempre serás lo más hermoso que mis ojos han visto; no tengas miedo, nada de ti me decepcionará, mucho menos escucharte acezar ante nuestro amor —y su lengua traviesa lamió el lóbulo que tenía cerca, para luego apretarlo entre sus dientes con suavidad y succionar levemente de él.

Y aquello encendió todo dentro de Kim Taehyung.

Jungkook tenía razón, eran una pareja, ¿Cómo llegarían más allá si ni siquiera se atrevía a jadear en su presencia?

—Lo siento~ —dijo, gimiendo ante la succión armoniosa que Jungkook le dejaba en la oreja—. Lo haré, lo prometo —aceptó y el atleta se alejó hasta poder verlo, regalándole una sonrisa.

Taehyung le sonrió igual y fue entonces que Jungkook le dio un pequeño beso en la mejilla para después robarle uno de los labios.

Iban a quedarse ahí, disfrutando, estáticos, el sabor a palomitas que aún tenían en la boca, no obstante, el castaño gimió inadvertido cuando la mano del pelinegro hizo un movimiento arrebatado, mismo que lo obligó a separarse para soltar el placer que llenó a su pecho entero.

—Jungkookie~ —chilló, sin atreverse a pedir más, pero el nombrado entendió perfectamente, así que se dedicó, con delicadeza, a reactivar el vaivén que antes ejercía en el miembro de Taehyung.

Más pronto de lo esperado, la habitación se llenó de gemidos que salían, con locura, de la boca hinchada del mayor.

Jungkook debía aceptarlo, le encantaba escuchar balbucear cositas a su novio. Y todas esas maldiciones que de pronto se le salían, lo incitaban a desear darle más, a querer hacerlo disfrutar de su fino toque y de las ganas inmensas que tenía por regalarle las mejores noches de su vida. Sin embargo, cuando Taehyung mencionó su nombre al gemir, todo cambió y quiso morirse de la emoción.

—Jungkook~ —soltó, cerrando los ojos ante los espasmos que comenzaba a sentir. Sus manos se aferraron con ímpetu al cuello de su chico y tembló, sintiendo como el menor se quedaba helado en su posición: Es que ver como Taehyung empezaba a retorcerse, necesitado de su persona, era la cosa más preciosa que jamás se imaginó presenciar—... Kookie~ —y aquel chillido lo hizo reaccionar—... Koo, Koo, Koo~ —y aunque pensó que aquellos llamados podían ser angustiantes, sonrió al notar que Taehyung empezaba a venirse en su mano, la cual había bombeado exageradamente rápido, logrando deleitar al castaño que se moría del placer sobre sus piernas—... Kookie~ —gimió por último, abrazándose nuevamente del chico, mientras sentía que se liberaba en un solo jadeo.

La falta de aliento era evidente pero no podía creer que estaba sudando mares, en definitiva, le iba a encantar intimar con el joven.

Sonrió satisfecho, pero recayó en lo que acababa de suceder y se avergonzó completamente al pensar en la ropa, ahora manchada, de su Golden Maknae; así que no le quedó más que alejarse un poco para ver el rostro del atleta y disculparse con toda la pena del mundo.

—TaeTae...

—Kookie, lo... lo siento —le interrumpió, apenado, antes de permitir que Jungkook dijera cualquier otra cosa planeada.

—¿Lo sientes? —inquirió el menor y Taehyung asintió, observando al chico con angustia—... ¿Por qué, mi amor?

—Manché tu pijama —dijo y el color en sus mejillas ruborizadas: aumentó—. No fue mi intención, no creí que algo así pasaría. Prometo que la lavaré en cuanto am...

—Hey, hey, hey —logró detener su parloteo y, con su mano limpia, fue a acariciar uno de los cachetitos del mayor—... Hermoso bebé, no te preocupes. Aquí, lo verdaderamente importante, es que te sientas satisfecho.

—Oh, Jungkook —nombró conmovido y sus manos también acariciaron las mejillas del pelinegro—... Me encantó, amor; fue delicioso. Muchas gracias —y ante el beso casto que Taehyung le dejó, Jungkook sonrió enamorado: al fin había hecho gemir de placer a su chico.

—Te quiero, bebé —confesó y le regresó el beso a Taehyung, para luego levantarse con él encima y dejarlo, con cuidado, sentado al borde de la cama.

En seguida, se incorporó y después de regalar otra sonrisa, se dio la vuelta y comenzó a caminar a la salida de la habitación, desconcertando, por completo, a Kim Taehyung.

—¿Jungkook?, ¿A dónde vas?

—¡Ah! —soltó el mayor, deteniéndose en seco—, es que debo ir a... atender un asunto —terminó murmurando y quiso darse contra la pared al no tener la imaginación suficiente para crear una buena excusa.

—¿Un... asunto? —eso fue lo que preguntó, sin caer en cuenta. Sin embargo, cuando escuchó la confirmación de un Jungkook sufriendo, la información le llegó de golpe, haciéndolo levantarse de un salto y acercarse hasta su novio, solo para mirar hacia abajo y confirmar aquello que se había imaginado y el mentado asunto a tratar—... Jungkook... Tú...

—Sí —asintió el menor, dejando salir una risita nerviosa que Taehyung pudo haber amado retratar.

—No es necesario que te vayas, amor... Yo... puedo ayudarte.

—No, no, no, Tae. Mi única intención era hacerte sentir bien, no quiero incomodarte ni mucho menos. Puedo arreglarlo rápidamente.

—Jungkook, por favor... Quiero hacerte sentir bien —rogó—. Dame la oportunidad de ser lo que tú eres para mí.

—Tae...

—Koo, por favor —susurró rogando y llevando sus manos hasta el cuello de Jungkook, abrazándolo con dulzura—... Por favor —repitió, y sus finos labios dejaron un tibio beso en la punta de la nariz del atleta—... Por fis.

Si existía algo a lo que Jungkook no podía negarse, era a Kim Taehyung actuando como un pequeño niño mimoso, lleno de ternura—. Está bien, TaeTae —eso fue lo que dijo, y el mencionado sonrió en grande para unir, de inmediato, sus labios con los del menor.

Volvieron a besarse con detenimiento, saboreándose dulcemente, manteniendo sus anhelos y esperanzas en el otro, denotando que querían tenerse, que se necesitaban con locura y que esa era la única verdad.

Taehyung no supo en qué momento, los brazos de Jungkook rodearon su cintura con aquella fuerza extraña, misma que obligó a que sus entrepiernas se frotaran. Un fuerte choque de electricidad, despegó en sus sentidos y se separó del joven deportista solo para soltar un leve jadeo.

Jungkook lo miró nervioso, sentía que su amigo comenzaba a doler y no iba a soportar por mucho, pero Taehyung entendió al instante aquella mueca, así que regresó a besarlo para borrar el ceño fruncido, mientras permitió que sus manos fueran directo al pants de su novio, donde imitó la manera en que había sido tocado y, luego de escuchar pequeños jadeos ahogados en su boca, se atrevió a tocar la erección.

El pelinegro, por su parte, sintió como la temperatura aumentó a un nivel no aconsejable, pues los dedos de Taehyung se enredaron, decididos, en su semilla, y se vio obligado a meter su lengua, todo lo posible, en su niño, para regresarle un beso increíblemente profundo, que fungiera como agradecimiento ante aquel apretón que le estaba regalando.

—Bebé —murmuró Jungkook, separándose—... No lo resisto —confesó—... ¿Podrías comenzar a...?

—Sí... sí, claro —contestó, pero al sacar el miembro de aquel pijama, su cara se enrojeció por completo: jamás había pensado en los centímetros que podían existir dentro del bóxer de su novio.

—¿Pasa... algo? —preguntó Jungkook.

Juraba que, si estuviera en otra situación, hubiera reído felizmente ante la carita que acababa de poner su bebé. Adoraría, con toda su alma, poder fotografiar su asombrada expresión; sin embargo, no era momento para ello y su entrepierna seguía doliendo, así que solo se dedicó a guardar aquella mueca sorprendida en su mente, para recordarla cada vez que le fuera necesario.

—No... es solo que... yo...

—¿Te ayudo? —preguntó y entonces los ojos negros dejaron de ver su erección para concentrarse en sus orbes.

—S... sí, por favor —contestó, aún sin estar completamente consciente.

—Bien —respondió y, abrazando la cintura de Taehyung, hizo que volvieran al sitio donde el mayor había sido complacido.

Jungkook se sentó sobre la alfombra y, al rodear la mano de Taehyung, comenzó a mover en direcciones certeras, sintiendo que el simple tacto, del castaño, lo satisfacía.

Taehyung, por su parte, no pudo evitar perderse en las expresiones libidinosas que, de pronto, se dibujaban en el rostro atractivo de su novio. Jamás imaginó que vería eso y mucho menos que Jungkook fuera tan expresivo al momento de recibir aquel tipo de estímulo. No obstante, le encantaba, no podía decir que no; ver a Jungkook disfrutar de aquella manera, era lo más excitante que había visto en su vida.

Y por estar tan concentrado mirando a Jungkook satisfacerse, no se dio cuenta en qué momento su mano había quedado sola y, ahora, él era quién estaba causando los sonoros jadeos que comenzaba a soltar el Golden Maknae.

—Taehyungie~ —gimió en cuanto tuvo oportunidad y la piel de Taehyung se erizó por montones, sintiéndose totalmente bendecido por estar siendo partícipe de aquel momento, regalándole, a su novio, unas buenas caricias que lo hacían suspirar, tan audible y satisfecho, como había quedado él.

—¿Lo estoy haciendo bien? —se animó a preguntar, viendo como Jungkook empuñaba sus manos, mismas que se habían aferrado a su propio pantalón.

—Eres... eres fantástico, amor —confesó cuando pudo y jadeó receloso, sintiendo como Taehyung aumentaba la velocidad a un punto en que jamás se imaginó ser tocado—. TaeTae~ —soltó y Taehyung sonrió para luego ir a pegar sus labios en el cuello de Jungkook, succionando justo en su manzana de Adán—. Tae~... —y con esa simple acción, hizo llegar al estremecido menor.

Sonrió feliz y se separó del cuello de Jungkook para darle un beso en la mejilla. Sus intenciones radicaban en la ansiedad que sentía por ver los ojitos de Bambi recuperando el aliento, pero el atleta fue más rápido y atrapó sus labios, riguroso, permitiéndose morder el inferior del fisioterapeuta y cambiándole los planes en su totalidad.

Taehyung jadeó nuevamente, pero pegó un gritito cuando la mano de Jungkook fue hasta su miembro y, sobre su pijama, lo toqueteó, comprobando que, en definitiva, estaba más que puesto. Así que, tomando el cuerpo del que casi acababa de sufrir un infarto, se levantó del sitio para acomodarlo sobre la cama y subírsele encima, dedicándose, fervientemente, a comerle la boca en la medida de lo posible.

Ser velocista, nunca había sido de tanta ayuda; o al menos eso pensó cuando logró que Taehyung se pusiera a jadear en cuanto sintió sus labios en su cuello: un rápido efecto en el único joven que necesitaba hacer vibrar.

Taehyung, desde su perspectiva, no podía parar de pensar en que esa noche se esperaba de todo, menos que ese cuerpo estuviera sobre él y que aquellas manos le estuvieran tocando así, recorriendo su espalda con adoración, haciéndolo temblar en el acto y erizandole la piel por montones.

Sus manos pasaron de las mejillas de Jungkook hasta su abdomen. Con nervios, levantó un poquito su playera y, en un movimiento decidido, metió sus manos por debajo de la tela, comenzando a tocar los cuadritos perfectamente definidos en el área. Se sentía como estar en las nubes, disfrutando de un atardecer caluroso y con aroma a nuez: lo que siempre había querido.

No obstante, estar concentrado en la textura de la piel que ya brillaba por el sudor, le hizo perder un poco los estribos y lo distrajo de controlar sus gemidos en cada pequeña succión que dejaba el menor en sus marcadas clavículas.

—Koo —murmuró perdido, cuando, una de las manos perfectas de Jungkook, atravesó la línea de lo real y se metió por debajo de su pijama y bóxer, con el único propósito de apretarle una pompi, increíblemente oportuna. Gimió agradecido, sintiendo las yemas del joven que le besaba en el cuello.

—To... tócame también —le susurró al separarse, dejándole una extensa lamida que subió hasta su oído y que lo hizo estremecer de amor.

Las manos de Taehyung fueron indecisas hasta su espalda, era difícil concentrarse cuando Jungkook lo hacía un desastre entre las sábanas, pero consiguió llegar a su elástico y, cuando menos lo acordó, ya estaba aferrado a la piel de su menor.

El atleta se alegró y fue directo a besar los labios hinchados de su bebé, pero un movimiento no muy bien calculado, hizo que los dos pegaran un respingo y se separaran al gemir en alto. Sus erecciones habían hecho fricción y Taehyung no pudo con el hecho de que el miembro de su pareja nunca fue guardado y comenzaba a endurecerse sobre el suyo.

Su alma entera se encendió y deseos irremediables, por volver a hacer llegar a su chico, aparecieron. Así que, como pudo, obligó a Jungkook a quedar abajo y se subió sobre su cuerpo. Le alzó la camisa decidido y Jungkook soltó una risita, amaba cuando Taehyung se llenaba de seguridad y se atrevía a hacer cosas que, en su sano juicio, se apenaría por experimentar. Sin embargo, tuvo que cerrar sus ojos de golpe cuando el mayor se dejó ir sobre su torso, comenzando a dejar succiones en cada parte que era posible, lamiendo en pequeñas direcciones, repasando todas sus marcadas líneas y besando, húmedamente, cada espacio de su pecho; pero aquello no fue tan emocionante como lo que Jungkook sintió cuando la mano traviesa de Taehyung fue hasta su semilla, empezándola a masajear para despertarle completamente.

Abrió los ojos, ¿De verdad, Taehyung, se estaba atreviendo a hacer algo así?, y al encontrar los bonitos ricitos del chico que se le acababa de pegar a los pezones, no lo pudo creer. En definitiva, Taehyung era el amor de su vida.

Por eso, no pudo evitar comenzar a gemir en alto, y aquello, fue para Taehyung, la confirmación que necesitaba para comenzar a hacer su trabajo. Así que dejó lo que hacía y se irguió, sentándose sobre las piernas de Jungkook, para concentrarse solo en una cosa: hacer llegar a su pelinegro.

—¡Espera! —pero Jungkook lo detuvo, alarmándolo a la brevedad.

—¿Por... Por qué? —preguntó, asustándose al pensar en que, quizá, se había sobrepasado con la dirección que tomaron sus actos.

—Probemos otra cosa, amor —pero aquella respuesta le calmó de inmediato.

Entonces, había estado bien.

Dejó que Jungkook se levantara y esperó a que le diera instrucciones, pero, en vez de ello, el atleta le ofreció los brazos, indicándole que quería cargarlo. Por ende, Taehyung sonrió en grande y se dejó hacer por el hombre de su vida; pero terminó mirándolo dudoso, cuando fue puesto frente al balcón.

—¿Quieres que veamos la luna? —cuestionó, pues esta brillaba hermosamente y, conociendo, era entendible que Jungkook quisiera volver romántico el momento.

—También —recibió como respuesta y frunció el entrecejo ante el desconcierto.

No obstante, solo se confundió más cuando Jungkook lo abrazó desde atrás y, en un movimiento rápido, hizo que su espalda chocará contra su pecho, atrayendo su cintura con posesividad. Soltó un jadeo, sintiendo como el miembro del menor se restregó contra su trasero, pero un grito abandonó sus labios cuando Jungkook bajó su pijama junto con su bóxer, haciéndolo temblar y enrojecer al verse descubierto.

—¡¿Jung... Jungkook, qué...?!

—Shh —susurró al oído del mayor, tratando de calmar el corazón que, de seguro, se había acelerado—. No sucede nada, mi vida. Abre un poco las piernas, por favor.

—P... Pero... tú... dijiste que...

—No pasará nada —aseguró y besó, levemente, el bonito cuello que sudaba también—.... Confía en mí, te haré feliz.

Taehyung no tuvo más que acatar la orden de su novio y cerró los ojos con fuerza, avergonzándose por lo que estaba a punto de hacer. No obstante, abrió las piernas un poquito, tratando de no verse tan ofrecido, pero aquello fue suficiente para que el miembro de Jungkook tomara posición entre sus bordes, e hiciera fricción contra la piel sensible de su entrepierna.

—Koo~ —gimió, abriendo los ojos en grande y necesitando cerrar las piernas, pero Jungkook lo abrazó cariñoso, provocando su detención instantánea, pues una de sus manos fue a enredarse en su flor erecta y le acarició con delicadeza.

—Me encantas —le susurró al oído y, de un movimiento, le lamió el lóbulo de la oreja, haciéndolo querer correrse con solo sentir esa voz vibrante—... Me encantas, amor, mucho —y se derritió. No había forma de que no lo hiciera si tenía a ese hombre hermoso detrás, tomándolo con tanto cariño y diciéndole cosas lindas.

Era perfecto, era lo mejor del mundo.

—Me encantas más —le contestó en un impulso y giró su rostro hasta alcanzar una mejilla del pelinegro y plantarle un besito tierno—. Te quiero.

—Te quiero más, precioso.

Y establecido lo anterior, Jungkook empezó a moverse contra las piernas de Taehyung, a la par que iniciaba el vaivén, con su mano, en el falo que sostenía.

—Jungkook~ —fue lo único que logró articular, al sentir que su cuerpo entero se quedaba sin la energía suficiente para permanecer erguido.

Su espalda se arqueaba contra el pecho del chico, mientras este apoyaba su mentón en su hombro, todo para alcanzar a ver el vaivén que producía abajo y la manera en que lo estaba volviendo loco.

Los gemidos de Taehyung incrementaron de volumen. Escuchar los sonidos lascivos que causaban los genitales de Jungkook al chocar con su redondo trasero, le provocaba un tremendo remolino de emociones.

Quería chillar por la conmoción.

Sentir la mano de Jungkook bailar sobre su miembro, a la par de sus constantes movimientos entre sus piernas: era demasiado; mucho más si estaba rozando su intimidad con esa precisión maniática.

¿Cómo no iba a experimentar una sobreestimulación si Jungkook comenzaba a gemir grueso contra su oído?

Era descomunal, no podía manejarlo.

¡Pero qué sensación más placentera, caray!

Decir que aquello era lo mejor que le pudo haber pasado, sería poco.

Su corazón bombeaba sangre con una intensidad diferente, una que nunca antes le había embriagado.

Jeon Jungkook era lo mejor del universo, nació para estar a su lado y apareció para darle sentido a su existir.

Eso pensaba incesantemente, entretanto recibía centenares de estímulos por los movimientos del que lo abrazaba con toda la pasión del mundo. Caricias intensas que, en determinado momento, hicieron a Taehyung echar su cabeza hacia atrás, mientras llegaba a un segundo orgasmo, seguido por el amor de su vida.

Y se quedaron así: abrazados, tal vez por un minuto o un poco más, con sus orbes perdidos en la inmensa luna.

No obstante, Taehyung no pudo más y se dejó caer en el cuerpo de su novio, mismo que lo abrazó con más anhelo y lo llevó de nuevo a la cama, acomodándolo con cuidado, para al final darle un beso tierno en la frente.

—Eres hermoso, Kim Taehyung —mencionó, viendo, con todo el amor del mundo, las mejillas arreboladas y los ricitos pegados a la frente por el sudor—. Te quiero inmensamente —soltó también y sus labios presionaron, cariñosos, los que ya no tenían fuerza para regresar los besos—. Te prepararé la ducha —dijo por último y se alejó, dejando a Kim Taehyung con el corazón completamente enloquecido.

¿Sería muy exagerado si confesaba que, estar así con él, había sido la mejor experiencia de su vida?

Se guardó los comentarios y simplemente dejó que Jungkook lo cargara hasta dejarlo en el baño, donde se las tuvo que arreglar solo para ducharse bien, pues, en definitiva, el atleta debía guardar su distancia si pretendía seguir yendo lento con el tema.

Tiempo después, ambos se encontraron en la habitación.

Taehyung bajó la mirada, apenado ante lo recién sucedido, pero Jungkook fue directo a tomar sus mejillas y repartir muchos besos en ellas, haciéndolo reír por sus bonitos mimos.

—Te quiero —aseguró Taehyung y se abrazó al cuerpo del muchacho, mismo que le correspondió, con fuerza, al enredar su delineada cintura entre sus brazos.

—También te quiero, bebé.

Y dicho eso, se separaron, decididos a acomodarse al borde de la cama para secarse el cabello con una pomposa toalla blanca.

—¿Dónde aprendiste eso? —preguntó Taehyung después de mucho tiempo en silencio, terminando de secar el cabello negro de su novio.

—¿Aprender? —preguntó el menor, enrojeciéndose un poco al entender que Taehyung deseaba hablar del tema.

—Sí —aseguró y fue entonces que le pasó la toalla a Jungkook para que comenzara a secar su cabello castaño—. Si nunca te has acostado con nadie, ¿Cómo sabías que podíamos hacer esto? —inquirió al darle la espalda.

—Esa es una pregunta vergonzosa, Taehyung.

—Ash, tu bajaste mi pijama y también fue vergonzoso. Así que ya confiésalo y estaremos a mano —indicó y entonces sonrió pícaro—. Fue viendo porno, ¿Verdad?

—Bebé...

—Invítame la próxima vez, por favor —rogó.

—¿Qué?, ¿Qué pasa con tu mente sucia?

—Tranquilo, Jungkook. No pasa nada, es algo que las parejas hacen —explicó calmado, pero el mencionado no cabía en el tema de conversación—. No está mal tener algún estímulo previo.

—Deja de decir tonterías, no haremos eso.

—¿Por qué no? —preguntó girándose y haciendo un puchero que Jungkook besó al instante, para luego seguir concentrado y terminar sus movimientos con la toalla.

—Porque yo debo ser suficiente —contestó y tomó al chico, llevándolo hasta las almohadas, apagando las lámparas y acomodándose a su lado para luego, cubrir a ambos con las sábanas—... de lo contrario, sería muy triste no poder poner caliente a mi novio.

—Oh, Jungkook —murmuró Taehyung, apegándose, completito, al cuerpo de su novio, tomando sus mejillas blanquecinas para plantarle un beso casto—. Eres más que suficiente, amor.

—¿En serio? —cuestionó el menor, admirando la inmensa belleza de Kim Taehyung.

—Sí —aseguró y sonrió en grande—. No necesito nada, más que a ti y a tu sonrisa. Me haces tan feliz. Gracias por regalarme esta noche, nunca la olvidaré. Me encantó y, sinceramente, quiero repetirla —terminó confesando y Jungkook se derritió.

—Oh, amor. Eres tan tierno, incluso cuando estás caliente.

—¡Jungkook! —se quejó, avergonzado.

—Lo haremos, amor, siempre que lo desees.

—Perfecto —murmuró, antes de volver a pegar sus labios.

—No fue viendo porno —confesó y Taehyung se alejó para verlo.

—¿No? —cuestionó sorprendido—, ¿Entonces?

—Fue leyendo un manga BL.

—¿Hablas en serio? —y el asombro fue más que real.

—Sip, pero fue hace muchos años.

—Quiero leerlo —soltó de repente.

—¿Qué?, no, ¿Por qué?

—Solo quiero leerlo —arguyó convencido y Jungkook negó repetidas veces, alarmándose.

—No, Taehyung.

—Jungkook, déjame leerlo, por favor.

—Santo cielo —soltó, dramático—, ¿Por qué me tocó un novio tan curioso?

—Kookie —rogó el castaño, poniendo una expresión de un niño que quiere llevar a su madre al pasillo donde vio un buen juguete.

—Agh, buscaré el enlace y te lo enviaré.

—¡Urra!

—Luego de que tengamos nuestra primera vez.

—¿Qué? —soltó ofendido—, No, no es justo, ¿Por qué hasta entonces?

—Por tu bienestar mental.

—Ash, como si no supiera que me va a doler un montón.

—¡Taehyung! —exclamó Jungkook y Taehyung volvió a sonreír molestón—, Mejor ya duérmete.

—No, Jungkook, ¿Cómo crees que lo haré ahora que he conocido al extraordinario amiguito que mi novio tiene entre las piernas?. Debo decir que no estoy para nada decepcionado. Al principio me sorprendí, pero, ahora, pensar en su agradable y delicioso tamaño, me pone bastante.

—Deja de decir esas cosas, ¡Me excitarás!

—¿Y qué crees que es lo que quiero?

—Taehyung, eres un niño sucio que necesita descansar, por lo cual te ignoraré en este momento —predijo y se giró en su lugar, dándole la espalda al mayor.

—¡No, Jungkook! —exigió.

—Lo siento, ya estoy dormido.

—Jungkook, amor, no me ignores —pidió, esta vez aferrándose al brazo de Jungkook que podía tomar para voltearlo.

—Ah, qué buen sueño estoy teniendo.

—¡Kookie!, Amorcito. No hagas eso, voy a llorar —amenazó y Jungkook sonrió.

—¿Anne Hathaway?, ¿Eres tú?

—Agh, ¿En serio?, ¿Tu celebrity crush?... No vuelvo a dormir contigo —soltó, deteniendo todo intento humano por hacer que Jungkook se volteara hacia él. Por ende, también le dio la espalda—... Desagradable ser humano andante.

Entonces, Jungkook se volteó y, después de pasar su mano por encima del cuerpo de Taehyung, dejó un par de besitos en su mejilla y otros en su cuello, para después darle un beso tibio en la parte de la espalda descubierta ante sus ojos.

—Te quiero mucho, mi amor —le recordó y Taehyung sonrió—. Duerme bien.

—Sueña bonito, Koo.

—Soñare contigo, Tae. 

Lamento si hay algo raro, soy primeriza con estas cosas.

Aunque no sea creíble, por más de un año me cuestioné si debía escribir este cap o profundizar en esta parte de la relación de Koo y Tae. Al principio, deduje que, si lo hacía, lo incluiría como "extra" en el libro finalizado, pero, ahora mismo, pienso que las historias se gozan mejor sobre la marcha.

Ojalá que les haya gustado y lamento mucho la espera. 

Gracias por tanto cariño.

PD: Cada estrellita en naranja, es motivación para la autora y la incita a escribir más rápido, xD.

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