49. Nuestra noche oscura - Parte III

Enero.

La mano de Jeon Jungkook jugaba sutilmente con los delgados dedos de Kim Taehyung, mientras su mente grababa cada detalle que formaba parte del castaño, mismo que estaba sentado a su costado, recargando su cabeza en su hombro, admirando el escenario que el menor había preparado para él.

Para ese instante, el postre estaba por terminarse y ya habían llenado sus copas por tercera ocasión. No iban a negarlo, todo sabía mejor si estaban juntos, adentrados en su mundo, disfrutando de su cercanía y sus sentimientos mutuos.

Por un momento, Jungkook dejó de jugar con la mano de Taehyung para ir a beber un trago de la copa que tenía a su lado. Sin embargo, cuando volvió su vista hacía Taehyung, sintió que una flecha le atravesó el pecho haciéndolo caer enamorado, pues el tierno joven mantenía una expresión adorable mientras no dejaba de observar con asombro todo a su alrededor.

—¿Te gusta? —le preguntó de pronto y la piel del mayor se erizó al escuchar, nuevamente, la voz de Jeon Jungkook.

—Me fascina —contestó un par de segundos después, sonriendo con toda la ilusión del mundo en los orbes.

—Me alegra —admitió y se acercó hasta dejar un suave beso en la mejilla de Taehyung.

Entonces, la sonrisa del mayor cambió a una más tímida, sintiendo sus mejillas colorearse. No obstante, aun cuando la pena lo embriagaba, soltó la mano de Jungkook y se giró hasta pasar sus piernas por encima de las del pelinegro, enredando sus brazos en el cuello del menor y llevando sus labios hasta rozarlos con la mejilla que le quedaba de frente.

—Gracias —susurró en el oído de su novio y Jungkook pensó que fallecería—. Me maravilla cada detalle.

—Eres lo mejor que me ha pasado —respondió el menor y enredó sus manos en la cintura de su chico, para después unir sus frentes, cerrando sus ojos placenteramente, disfrutando de lo especial que era tenerse así. No obstante, una idea tonta apareció en su mente y sonrió travieso antes de expresarla—. Baila conmigo —y aquello perturbó la tranquilidad del joven castaño.

—¿Bailar? —preguntó Taehyung, alejándose del rostro de Jungkook

—Sí, bailemos —dijo y admiró como la pena tiñó las mejillas del mayor.

—No sé hacerlo —contestó y bajó un poco la mirada, a veces, los ojos de Jungkook lo ponían nervioso.

—Yo tampoco, pero quiero bailar contigo.

—Agh, Jungkook...

—Quiero hacerlo, de verdad —soltó, decidiendo que era momento de iniciar a rogar.

—Eres el novio más cursi que he tenido —fue lo que dijo y una risita salió de los labios de Jungkook.

—Soy el único novio que has tenido, tonto.

—Buen punto —acordó y plantó sus labios en los otros delgados—. Si hago el ridículo, ¿Te burlarás de mí?

—Nunca, bebé.

—Entonces, bailemos —asintió al final y Jungkook le besó las mejillas soltando grititos de alegría; la risa de Taehyung inundó el sitio entero y Jeon Jungkook clavó sus labios en los otros, silenciando la linda risa de su amante.

Entonces, hizo que Taehyung lo dejara libre y se levantó para tomar su móvil y buscar una canción adecuada. Segundos después, 'Make it to me' de Sam Smith, comenzó a dibujar colores entre las lucecillas jubilosas, y una sonrisa gigantesca arribó en Taehyung, cuando la mano de Jungkook apareció frente a sus ojos.

—Joven Kim, ¿Me permitiría esta pieza? —un resoplido contento, salió de los labios de Taehyung y tembló al aceptar el agarre de Jeon, quien lo hizo levantar y, con ternura, enredó sus brazos en su cintura. El mayor, sintiéndose avergonzado, no tuvo más que subir sus brazos hasta acomodarlos en los hombros del pelinegro y, solo entonces, Jeon Jungkook comenzó a balancearse, haciendo que Kim Taehyung le siguiera el paso con sincronía.

Saber bailar o no, carecía de importancia; después de todo, eran el uno para el otro.

Y el pensamiento anterior, hizo que Taehyung abrazara con más ímpetu al menor, escondiendo su rostro en la curva de su cuello, sintiendo el corazón de Jungkook a cada latido del suyo.

—Kookie —le llamó, quizá un minuto después de haber disfrutado la melodía en simultaneidad—, no te vayas nunca de mí, por favor.

—Jamás. Te lo juro —enseguida, Taehyung volvió a sonreír y se encargó de marcar sus labios sobre los de Jungkook, presionando en un movimiento suave que a ambos hizo estremecer.

Se alejaron un poco y sus expresiones maravilladas acribillaron el aura a su alrededor.

—Tus ojos me recuerdan al otoño —dijo el mayor, mientras se perdía en los hermosos luceros de Jeon Jungkook—, justo cuando los árboles están por perder sus últimas hojas, luciendo esperanzados por la primavera que pronto llegará. Por eso, tus ojos me llenan de esperanza e ilusiones —confesó y una risita penosa salió de sus belfos—. Es tonto, ¿No?

—No —se opuso el otro—, es precioso, tanto como tú —dijo y Taehyung sonrió más pequeñito—. En mi caso, todo lo que ves a tu alrededor es lo que yo percibo en tu mirada. Tus ojos son negros, justo como la noche, pero no sabes la galaxia entera que se refleja en ellos. Amo cuando estás feliz porque brillan con intensidad, deslumbrando a cualquiera que los ve... Adoro admirarlos; me hacen pensar en que: entre más negra es la noche, más brillantes son las estrellas

—¿Leíste eso en internet?

—Tal vez —contestó y miró como el castaño se carcajeó—, pero, aun así, lo que trato de decir es que: por muy complicadas que se ponen las cosas, siempre existe una salida, una luz que nos guía y nos ayuda a seguir adelante sin importar qué. Por ello, podemos deducir que tus ojos también me llenan de esperanza y seguridad, me dicen que todo va a estar bien siempre, porque estarás conmigo.

—Oh, Kookie —murmuró Taehyung conmovido y no esperó un solo segundo para anclar sus labios con los del atleta, produciendo pequeños chasquidos húmedos al dar un par de deslices dulces, que llenaron a ambos de anhelos por montones—. Amor, eres todo un filósofo poeta —susurró luego—, ¿No te cansas de ser tan talentoso? —terminó preguntando y una risita abandonó los labios de Jungkook, primero por la pregunta; y, segundo: por el sobrenombre que ya le pertenecía.

—¿No te cansas de ser tan tierno y hermoso?

—¡Hablo en serio, Koo! —clamó el mayor.

—¡Yo también!

—¡Jungkook!

—Es verdad, pero siento haber interrumpido. Puedes proseguir, amor —dijo al final y Taehyung sintió su corazón calientito.

—Me refería a que, en realidad, eres muy talentoso en cualquier aspecto de la vida. Primero está tu personalidad, eres tan guapo y amable, que no termino de creer como es que existes: eres mucho para este mundo cruel.

—¡Qué cosas dices!

—De verdad; me sorprendo porque haces todo bastante bien: el atletismo, el dibujo, la pintura, la cocina, el baile, el diseño de interiores —soltó, refiriéndose a su alrededor y Jungkook se carcajeó—... ¡La conducción!, Esa manera de estacionarse de reversa es inhumana.

—No olvides que también beso rico.

—¡Sí! —exclamó, pero al razonar se sintió ofendido—... ¡Oye!

—Tú lo dijiste, soy bueno en eso de besar.

—¡Koo!

—Tae, bebé precioso, ¡Me encantas! —y al confesarlo dejó un beso en la punta de su nariz.

—Ash —murmuró Taehyung, tratando de lucir molesto, pero al final se contagió de la sonrisa de Jungkook—. De todos modos, mi punto era que jamás imaginé que la música fuera uno de tus fuertes. Cantas precioso, me dejaste el alma helada. No dejo de pensar en que pudiste haber sido lo que sea, incluso un ídolo; cuentas con extensas virtudes como nadie más... Ya confiésalo, también vuelas, ¿Verdad?

—¡Taehyung!

—¡Jungkook!, ¿Tienes idea de lo afortunado que me siento al pensar en que eres mi novio?... Imagina la cara de Seokjin Hyung cuando le cuente cómo te declaraste.

—Seokjin Hyung ya lo sabe.

—¿Qué? —cuestionó y sus asombrados ojos inspeccionaron a Jungkook—, ¿Cómo?

—Primero, dime: ¿Mi novio sigue molesto por mis errores cometidos en la semana?

—Mmh, ahora que lo mencionas —murmuró pensativo—... Tu novio continúa esperando una explicación al respecto.

—Ah, ¿El bebito no me ha perdonado?

—Es un crío rencoroso, al parecer —bromeó.

—Necesita disciplina.

—No hay quien deseé dársela.

—¿Qué tal si yo lo hago?

—Puedes intentarlo, pero no te garantizo éxito al respecto —y una sonrisa ladina apareció en los belfos del pelinegro.

—Soy un hombre de retos.

Entonces, tomó al chico entre sus brazos y lo dejó sobre las almohadas, subiéndose sobre él al instante y dejándole un beso que le robó el aliento sorpresivamente; Taehyung quiso jadear, pero el sonido se perdió entre la lengua que rogaba por caricias de la suya, así que no tuvo más que dejarse llevar y embarullar sus dedos entre las hebras de la nuca de su novio.

Nada en su vida había sido igual, ninguna situación le había acelerado el pecho a tales niveles de afección; no hasta la llegada de Jeon Jungkook.

Valía la pena, todo valía la pena si se trataba de ellos.

Segundos más tarde, se alejaron por falta de oxígeno y sus respiraciones entrecortadas se mezclaron, mientras sus orbes se perdían en los ajenos, demostrando que no había nada más importante en el mundo.

—Quédate conmigo siempre —pidió el pelinegro, admirando como su alma gemela sonreía levemente.

—Siempre.

Entonces, Jungkook dejó otro besito sobre los labios palpitantes y mojados de Taehyung, para después dejarse caer con ligereza sobre su cuerpo, apoyando su cabeza sobre el pecho de su mayor y sonriendo al sentir los brazos de Taehyung rodear su complexión con cariño.

—Que estuvieras preocupado por mí, ha sido mi entera culpa. Lo siento mucho —dijo y pasó sus manos por debajo del cuerpo de Taehyung, enrollando su cintura con esmero.

—No te disculpes, estabas ocupado. Entiendo que las próximas competencias serán...

—No estuve entrenando —soltó y las pequeñas caricias que Taehyung dejaba en su cabello, se detuvieron.

—Pero Jimin dijo que...

—Jimin Hyung tenía que decirte eso, puesto que me estaba ayudando a planear esta noche; todos ayudaron, en realidad. Fue una semana intensa y estábamos muy nerviosos, queríamos que las cosas sucedieran al pie de la letra, pero que estuvieras triste por mi ausencia, fue un asunto que se salió de nuestras manos —aclaró—. Fue mi culpa, debí haber sido más fuerte, pero, cuando hay algo que me emociona, lo único que quiero es contártelo, así que Jimin Hyung retiró mi celular y se lo llevó consigo, pues estaba seguro de que arruinaría la sorpresa —confesó—. Cuando Yoongi Hyung me contó lo mal que la estabas pasando, quería ir a buscarte y decirte que todo estaba bien, que no te preocuparas; pero no me fue posible por diversas situaciones y los chicos dijeron que era mejor seguir con el plan; aprender a tocar el ukelele, fue una tarea que nos llevó más de lo que puedes imaginar y...

—Jungkook —le detuvo el castaño—... ya no importa... Esto es lo más hermoso que alguien ha hecho por mí, no tengo cómo pagar por cada detalle; gracias por haberte esforzado, por haberme regalado la noche más bonita de mi vida. Jamás lo olvidaré.

—Te quiero, Tae.

—Te quiero, Koo.

[...]

—Y dile a Park Jimin que te regrese el móvil a la brevedad, o me encargaré de que no le sea sencillo ver a Min Yoongi nuevamente —sentenció Kim Taehyung, justo cuando Jungkook se estacionó frente a su casa.

—¿No puedo ser amable con él? —preguntó el menor, queriendo soltar la carcajada de su vida ante el papel de novio posesivo, que bromeó Taehyung con usar frecuentemente.

—¿Ser amable? —preguntó el castaño enarcando una ceja.

—Sí. Es que me apena hablarle de esa manera, cuando él se tomó la molestia de hacerme llegar el mensaje que envió mi bebé.

—¿Tienes un bebé, y me lo dices ahora?

—¡Taehyung, tú eres el bebé!

—Lo sé, pero más te vale, Jeon Jungkook —terminó por decir, al cruzarse de brazos y sonreír con burla.

Enseguida, los ojos de Jungkook se entrecerraron.

—Vas a hacer que me moleste.

—Amor, no —soltó Taehyung angustiado y se deshizo de su cinturón de seguridad, sólo para aferrarse al costado del cuerpo de su novio—. Lo siento, no seguiré más... ¿Qué mensaje te llevó Min Jimin? —preguntó y ambos chicos soltaron una risita por el nuevo apodo impuesto al rubio cachetón.

—Min Jimin dijo que mi novio me extrañaba mucho. Por alguna razón, eso me llenó de ilusiones —confesó y una sonrisa maravillada apareció en ambos rostros.

—Min Jimin es un buen chico, Park Yoongi debería valorarlo.

—Pienso lo mismo —dijo Jungkook y se giró un poco hasta besar la cabellera castaña—... Entonces, puedo ser amable con él, ¿Verdad?

—Solo un poco —contestó, después de pensarlo unos segundos—, no quiero que se acostumbre.

Luego de reír y conversar un poco más, Jeon Jungkook no permitió que Kim Taehyung se bajara de la camioneta, si no era él mismo quien le abría la puerta. Así que, en ese momento, Taehyung estallaba en risitas, mientras veía como Jungkook se bajaba del vehículo y caminaba hasta su puerta.

—Príncipe Kim —nombró y Taehyung se tapó la boca para no reír, cuando tomó la mano que le extendió el caballero pelinegro desde la acera.

—Gracias, querido plebeyo.

—¡Tae!, no es justo —y la carcajada de Taehyung se extendió, aun cuando ya había bajado de la camioneta y cerrado la puerta detrás.

Entonces, se encontró con el puchero de Jeon Jungkook y no soportó la lejanía existente hasta sus labios, así que los unió al instante.

—¡Te quiero! —contestó al separarse y Jungkook lo abrazó con fuerza, volviendo a clavar sus labios, con ímpetu, en los ajenos.

Jamás había tenido un vicio, pero los labios de Kim Taehyung eran increíblemente adictivos.

—¡Kim Taehyung! —pero enseguida, su burbuja mágica, hizo 'Plop' en el viento.

Pegó un brinco asustado, separándose por completo de Jeon Jungkook. Su corazón se aceleró ante el temor. Eso no podía estar pasando.

—Papá —y ahí estaba Kim Chulmoo, con los ojos tan abiertos como nunca antes y una expresión repulsiva que le hizo conocer a Taehyung su realidad.

—¡¿Qué demonios estás haciendo?!

—Puedo... puedo explicarlo...

—¡¿Explicarlo?! —exclamó el hombre y las venas sobre su frente se alteraron sobremanera—, ¡¿Cómo rayos piensas explicar... eso?!

—Papá, es que... es que Jungkook y yo somos...

—¡¿Unos maricas?! —interrumpió y el corazón de Kim Taehyung se hizo pedazos.

—¿Qué? —murmuró y el nudo en su garganta apareció a la brevedad—, Papá...

—¿Por qué?, ¡¿Por qué, Taehyung?! —gritó de repente y el joven castaño bajó la mirada—. Durante toda mi vida solo me he esforzado por una cosa Taehyung, por una cosa; sacarte adelante fue algo que me costó todo: mi juventud, mi carrera, mi vida, ¿Y tú me pagas así?, ¿Convirtiéndote en... en esto?, ¿En un simple marica?

—Yo... yo...

—¡Si tu madre estuviera viva, estoy seguro de que volvería a morirse en este momento!

—¿Cómo puedes decir eso? —musitó el muchacho, apretando los puños al instante.

—No, ¡¿Cómo puedes tú hacerme esto?!

—No te estoy haciendo nada.

—¡Me estás destrozando la vida!, ¡¿Qué no lo ves?... ¡Esto, para la sociedad, es asqueroso!

—Papá...

—¡No me llames así! —soltó enloquecido y Taehyung retrocedió con el alma asustada—. ¡Es repugnante ser padre de un marica! —añadió—. ¡Así que, si te queda un poco de vergüenza en el cuerpo, no vuelvas a aparecerte por aquí!, ¡Eres una desgracia para la familia, por ello, desde hoy, ya no tienes una! —y dicho eso, caminó hasta la entrada de su casa, fugándose como el humo, al azotar la puerta principal con toda la fuerza del mundo.

Jeon Jungkook sintió que la vida se le iba, cuando los sollozos de Kim Taehyung comenzaron a ser audibles. Estaba pasmado, pero la angustia que le recorría el pecho era más grande que en ningún otro momento de su existir.

Quiso dar un paso al frente, quiso abrazar a Taehyung y decirle que todo estaba bien, que eso no había sido real; Sin embargo, aquel acto se volvió imposible, cuando centenares de artículos comenzaron a volar por los aires, todos desde la ventana de la habitación de Kim Taehyung.

Entonces, el joven castaño cayó sobre sus tobillos, escondiendo su rostro ya mojado entre sus manos. Estaba destrozado, estaba increíblemente herido; y los sollozos que dejaba salir entre su llanto, solo quebraban aún más su corazón.

Jungkook apretó los puños haciendo a sus nudillos enrojecer. Su interior estaba lleno de impotencia. Quería gritarle a Chulmoo que se detuviera, que lo único asqueroso en ese sitio era su actitud mediocre y de mente cerrada, que apuñaló lo único bueno que había tenido en su vida, y que se pudriría en su desgracia por las acciones que estaba efectuando. No obstante, era consciente de que nada de lo que hiciera o dijera, ayudaría a que el amor de su vida dejara de llorar de esa manera tan cruel.

Si tan solo no hubiera besado a Taehyung, si tan solo lo hubiera dejado bajar sin tratar de hacer su noche un hilo romántico de situaciones, nada de eso estaría sucediendo.

Todo era su culpa, todo era su maldita culpa.

—Amor —murmuró preocupado y se inclinó frente al joven, buscando el hermoso rostro que solo él poseía—... Bebito, yo...

—No —soltó, Taehyung, al instante—... No digas... nada —logró articular y sus brazos dejaron de tapar su rostro, para enredarse en el cuello de Jeon Jungkook.

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